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Rafael Alberti

Canciones
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Con seis dibujos dei autor

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poesía Hiperión
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RAFAEL ALBERTI
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RAFAEL ALBERTI

CANCIONES
PARA ALTAIR
Con seis dibujos del autor

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Hiperión
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poesía Hiperión
Colección dirigida por Jesús Munárriz
Diseño gráfico: Equipo 109

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EIBL¡OTECA CENTRAL
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\3p/7/3
Primera edición: enero, 1989
@ Cryight RaÍael Alberti, 1989
Derechos de edición reservados:
EDICIONES HIPERIÓN, S.L.
Salustiano Olózaga, 14 28001 Madrid Tfno.: (91) 40t 02 34
ISBN: 84-7517-2ó3-6 Depósito legal: M-43924-1988
Técnicas Gráficas, S.L. Las Matas,5 Madrid
IMPRESO EN ESPAÑA PR,TNTED 1N SPA/N
-
Ninguflt paie ¡le esta publicarión, incluido d diseito d¿ la eubieta,
puene wrepnd*ida, alna.enodo o traltnitida en marcla alguna
ni pol ninglt mdio, ya sel eLá¡ttico, q tñico, .cánico, óptico, de gabación
o de fotocopia, sin pennita get io d¿l editot.
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Para algo llegaste, Altair, descendiste
de tu constelación en pleno día.
Nunca bajó una estrella
a emamarse del sol de los olivos,
ni la cal de los pueblos
pasó del blanco puro a ser más blanca
ni el viento de esa noche
a prolongar su canto más allá de la aurora.
Nunca se vio a una estrella a pie por los caminos,
ni pararse de pronto, detenerse,
señalando, prendiendo, iluminando
algo que no esperaba.
Para algo Altair descendió desgajándose
de su constelación aquella noche.
Cuando abre sus piernas Altair
en la mitad del cielo,
fulge en su centro la más bella noche
concentrada de estrellas
que palpitan lloviéndose en mis labios,
mientras aquí en la tierra,
una lejana, ardiente
pupila sola, anuncia la llegada
de una nueva; dichosa,
ciega constelación desconocida.

-12-
¡

Llega Altair, de pronto.


Toda su magnitud de estrella arde.
Desnudada de cielo resplandece,
No es una nebulosa en la noche, perdida.
Palpable es, estrella que se toca,
que atrae con su centro incandescente.
Alto fuego volcado se consume,
se hunde en su llama..Y Altair, se esfuma.

-13-
A veces Altair gime largo, tendida,
hincada por el viento oscr¡ro que Ia envuelve,
agitada en su simá
dulce de espumas lentas que Ia llevan
casi a morir sin voz, para salirse
otra vez de su hondo
mar secreto, sin límite, incesante...
Una estrella Altair, latente y poderosa.

-14-
Cómo es asible, musical, vibradora,
alta Altair, lejana de sonidos,
sabrosa a caracolas celestes, negras algas,
a salado§ suspiros, a rumores.
Se pueden escalar las luces que se yerguen
en sus dulces colinas, resbalando
por sus lentas caderás hacia el valle
con cadencia de río y aire en calma.
Asl es Altair, si se la pulsa.
En aquella alta noche, Altair alzó el vuelo,
esquivando tal vez (y sin tal vez) Ia tierra,
y a miles de millares de kilómetros,
en un oscuro hoyo,
triste, de la Vía Láctea,
halló una, aunque mlnima, desconocida estrella.
Aquel bello triángulo que Altair componía
en su constelación
lo deshizo colgándose de otra,
cuyo nombre, Altair, no lo conoce nadie.
Y así, pobre Altair,
desvaneció su brillo hasta borrarse
en los atlas del cielo.

-16-
Alta Altair, alta Altair,
despierta.
Por los cielos del cielo
hay tan sólo una estrella.
Alta Altair del cielo,
trl, tan sólo, esa estrella.

-17 -
Cuando voló Altair de su constelación
aquella noche,
una muy dulce oscura, sin oriente,
perdida golondrina,
se le anidó temblando entre las piernas,
y allí está acariciada, besada,
simulando dormir,
temerosa
de tener que volar hacia otros espacios,
pero insomne, Altair,
entre labios y manos la retiene.
Así es Altair cuando desciende, a veces, a la tierra.

-18_
9

No son tus labios labios, Altair, en la noche


los que siento en los míos,
sino aquellos ocultos, secretos, en penumbra,
que beso hasta morir entre sus finos rizos,
dulces y delicados...
cuando Altair se muere de no morir... entonces.

-19-
10

Se equivocó Altair aquella noche,


descendiendo veloz, y fue a caer de espaldas,
quedándose dormida
---o quién sabe, quizá fingiendo el sueño-.
Descubierta del sol,
un rayo penetrante la éncendió lentamente,
hasta llegar a ser,
siempre de espaldas,
más Altair que nunca.

_
-20
Cuando Altair en una noche oscura
quiso, o intentó tal vez,
abandonar la luz secreta, misteriosa
de su serrallo, entoDces
una lluvia de llanto conmovió a las estrellas
y hubo un grande lucero
que apagó su esplendor
y siguió mudo, solo, perdido ya en su órbita.

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Subes del mar, entras del mar ahora.
Mis labios sueñan ya con tus sabores.
Me beberé tus algas, los Iicores
de tu más escondida, ardiente flora.

Conmigo no podrá la lenta aurora,


pues me hallará prendido a tus alcores,
resbalando por dulces corredores
a ese abismo sin fin que me devora.

Ya estás del mar aquí, flor sacudida,


estrella revolcada, descendida
espuma seminal de mis desvelos.

Vuélcate, estírate, tiéndete, levanta,


éntrate toda entera en mi garganta,
y para siempre vuélame a tus cielos.

-29 -
[I'

En la penumbra espero tu lamento,


tus dulces largos ayes musicales,
las temblorosas ondas corporales,
hasta desvanecerse a fuego lento.

Cuando te vas, un estremecimiento


vuelve a mis labios tus ardientes sales,
el anhelar subir tus espirales
altas colinas donde quema el viento.

-30-
Buscaba tus colinas por el cielo,
alta Altair, mas no las encontraba,
tu insomne golondrina, que soñaba,
fuego en la noche, abierta a mi desvelo.

Oh, qué vertiginoso desconsuelo


no hallar ni estela de Io que buscaba,
las laderas, los valles, la encantada
mínima sombra ciega de mi anhelo.

¿Dónde estás, Altair, alta y perdida,


dulce tiniebla, luz desvanecida,
corona y resplandor de mis placeres?

¿Será verdad que alguna vez ardiste,


que me amaste, gozaste, que moriste,
que aún eres mi Altair, que no lo eres?

-31-
4

¡Oh, soñar con tus siempre apetecidas


altas colinas dulces y apretadas,
y con tus manos juntas resbaladas,
en el Monte de Venus escondidas!

-32 -
No hagas caso, Altair,
de las murmuradoras, ciegas constelaciones,
calumniosas estrellas solitarias,
los errantes cometas
o las indefinidas oscuras nebulosas.
Tri a todos los apagas, Altair, con tu brillo,
temblor irresistible, capaz de derramarse,
bañando los ansiosos labios del universo.

-33-
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Vuelve Altair, después de amargos cielos
que al fin la enneblinaron.
Vuelve, volvió la ardiente estrella desprendida,
revolcadá de amor, tan devorada
que aún está aquí,
esperando volar, y aún antes de su vuelo,
pensando, imaginando, su anhelante retorno.

-41-
Ebria de amor y música celeste
bajó Altair, aquella amante noche,
de su con§telación,
volviendo de la tierra
embriagada de amor, de música y de vino'

-42-
Te imaginé de niña, bogando en los espacios,
cándida y pura,
Altair todavla sin el alto esplendor
de más tarde en la noche callada de los cielos.
Luego bajaste, descubierta eslrella de mis ojos
perdidos,
cayendo sobre mí, fuego de amor,
moradora en mi sangre desde entonces.

-43-
Las hojas caen y Altair
de una colina a otra colina
sigue a su insomne golondrina
que sólo sueña en no dormir.
Y mientras va de llama en rama
tras de su nido perseguido
de un vendaval despavorido
las hojas caen en su cama.

-44-
Cuando Altair se esconde, se me pierde
y me llega su voz o acaso pienso
que puede ser su voz la que me llega,
entonces se me vuelve, sin verla, más tangible,
más deseada de prenderla toda,
beberla, convertirla
'
en estrella de agua que me inunda,
me envuelve, me deshace,
llevándome a la altura de su alta,
alta Altair perdida.

-45 -
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Ven. Ven. Así. Te beso. Te arranco. Te arrebato. Te


compruebo en lo oscuro, ardiente oscuridad, abierta,
negra, oculta derramada golondrina, o tan azul, de
negra, palpitante. Oh así, así, ansiados, blandos la-
bios undosos, piel de rosa o corales delicados, tan fi-
nos. Así, así, absorbidos, más y más, succionados. Así,
por todo el tiempo. Muy de allá, de lo hondo, dulces
ungüentos desprendidos, amados, bebidos con frene-
sí, amor hasta desesperados. Mi único, mi solo, solita-
rio alimento, mi húmedo, lloviznado en mi boca, res-
balado en mi ser. Amor. Mi amor. Ay, ay. Me dueles.
Me lastimas. Ráspame, límame, jadéame tú en mí,
comienza y recomienza, con dientes y garganta, mu-
riendo, agonizando, nuevamente volviendo, fallecien-
do otra vez, asi por siempre, para siempre, en lo oscu-
ro, quemante oscuridad, uncida noche, amor, sin mo-
rir y muriendo, amor, amor, amor, eternamente.

_46_
Frenética Altair, desesperada y bella,
prolongado temblor cuando desde la altura
anhelada y abierta desciende a los abismos,
creando allí los orígenes
perdidos del lamento,
de los ayes sin fin,
los en sombra suspiros,
los sin retornos ecos,
ese inicial idioma,
imposible, Altair,
de dejar de escuchar, lejos, a la distancia.

-47 -
A distancia te huelo,
Altair, te respiro,
potro celeste en órbitas los ojos,
fuego hacia tique abierta te me ofreces,
oscuro, extraño vaho que me enerva
y lo llevo a distancia para olerte, Altair,
y retornar de nuevo a respirarte.

-48-

I
9

Cuando Altair se fue ya entrada la


mañana'
las rosas rojas que con ella trajo'
encendidas de noches altas y amaneceres'
daban mudos indicios, aunque lentos'
tristes, de marchitarse '
Después de su llorosa, acongojada'
solitaria Partida,
dul.ce'
alguien Uan¿ tus flores en agua nueva V
ro¡as'
y aquí están encenüdas y otra vez rosas
abiertas, esPerando'

II¡TfiTECA CENTRAL
ú. I{. A, ll.

-49 -
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Pá:ginla

I
l. Para algo llegaste, Ahair, ilescendiste 1l
2. Cuando abre sus pierrtas Altoir t2
3. Llega Ahair, ile Pronto 13

4. A veces Altair gime largo, tendida t4


5. Cómo es asible, musical, t¡ibradora 15

6. En aquella aha noche, Altair alzó el vuelo t6


7. Alta Altair, alta Altair t7
8. Cuanilo voló Altair ilc su constelación l8
9. No son tus labios labios, Altair, en la noche l9
10. Se equi'vocó Altair aquella noche 20
ll. Cuando Altair en una noche oscura 2l

il
l. Subes del mar, entras del mar ahora 29
2. En tn penumbra esqero tu lamento 30
3. Buscaba tus colinas Por el cielo 3l
4. Oh, soñar con tus siempres apeteddas 32
5. No hagas caso, Altair 33
Página

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l. VuBlve Ahair, después de amargos cielos 4t
2. Ebria de amor y mtTsica celeste 42
3. Te im4iné dc niña, bogando m bs apacias 43
4, Las hoias cacn y Altai¡ 44
5. Cunnlo Altair se esconfu, se mc piaile 45
6. Ven. Ven. Asl, Te buo. Te ananco, Te arebato 46
7 Frmética Ntair, desespuada y bella
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8. A distancia te hudo 48
9. Cuanlo Altair se fue ya entrada la ffiañtna 49
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La primera edición de
Cancionzs para Ahair
de Rafael Alberti
se terminó de imprimir
en Madrid
en enero de 1989
por cuenta de
Ediciones
Hiperión.
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Ediciones Hiperión

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