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El Poder Del Orden

Ordena mis pasos con tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí. (Salmos 119:133 RV
1960)

Afirma mis pasos en tu palabra, y que ninguna iniquidad me domine. (Salmos 119:133 LBLA)

Empezaremos viendo en esta oportunidad que David tenía un fuerte deseo en cuanto a que
Dios le ordenara sus pasos, para que la iniquidad no se enseñoreara de él; eso nos habla de
que los caos generacionales, son vencidos también a través de establecer el orden en nuestra
vida. Nosotros somos siervos de Dios, trabajamos en el cuerpo de Cristo y de alguna manera,
estamos representando un orden estemos donde estemos, representamos el orden de Dios,
no solamente para recibir a las personas, sino, para poderlas dirigir, dependiendo el plan de
Dios en cada congregación. De manera que somos los indicados para comprender cómo el
orden vence los caos generacionales, de los cuales en algún momento hemos participado, pero
hemos salido delante de esa iniquidad.

Es interesante la forma en la que la Biblia enfatiza que se debe comprender cuál fue el
conflicto de la iniquidad, de tal manera que, en el antiguo testamento, encontramos que Dios
deja escrito que El visitaría la iniquidad de los padres hasta la tercera y cuarta generación; eso
nos deja ver que para Dios es muy importante que nosotros aprendamos a batallar en contra
de la iniquidad que nuestros padres genética y espiritualmente nos trasladaron.

La Biblia muestra en algunas versiones, que Dios castiga la iniquidad de los padres, sin
embargo, en otras versiones que se apegaron más al idioma original, lo tradujo como: visita;
porque Dios no está interesado en que nosotros paguemos por los pecados de nuestros
padres. La Biblia lo que afirma es que cada uno dará cuentas de sus pecados, pero lo que sí
podemos comprender es que la palabra que fue traducida como: visita; viene del idioma
hebreo como: pacad (H6485), esta palabra es el equivalente de la palabra: episcope, en el
nuevo testamento y esta palabra tiene el mismo significado tanto en el idioma griego como en
el idioma hebreo, Dios visita; para ver si nosotros, los descendientes de algunos padres,
estamos trabajando para minimizar y desarraigar la iniquidad de nuestros padres. Es decir,
Dios nos dará un tiempo de visitación a nuestra vida para ver si estamos trabajando aniquilar la
iniquidad que nuestro progenitores nos heredaron; todo esto porque Dios jamás bendecirá la
creación cuando está en desorden, porque el orden es una de las armas que Él nos entrega
para que la iniquidad no se enseñoree de nosotros como lo vimos en la cita inicial de este
estudio. No obstante, debemos saber que al referirse a la iniquidad, no es solamente de la que
nuestros padres nos haya heredado, sino que, de alguna manera, nosotros también podríamos
estar contribuyendo con esa iniquidad y con eso lo que se logra es potencializar, de manera
entonces que la Biblia muestra que el orden es una especie de llave o poder para que la
iniquidad no se enseñoree de nosotros.
Por eso es que como ya lo mencionamos, si nosotros representamos el orden de Dios, eso
significa que necesitamos comprender cuáles son las situaciones que debemos ordenar en
nuestra vida.

La ciencia se ha dedicado en un buen porcentaje, a ver en la vida que es lo que produce el


orden y para tener una referencia, veremos textualmente un artículo que refiere a lo que ellos
consideran o conocen como orden, así como también lo que la Biblia habla respecto al orden
porque Dios ama el orden y lo bendice. De tal manera que si nosotros representamos el orden
de Dios y aun tenemos áreas en nuestra vida que debemos ordenar, hoy es el momento de
hacerlo para poder agradar el corazón de nuestro Señor Jesucristo:

La gente organizada, vive más tiempo que aquella que es precipitada e impulsiva, según lo
reveló un reciente estudio dirigido por la Universidad de California; halló que las personas que
ordenan sus tareas, llegan a vivir cuatro años más de los que no lo hacen. No es únicamente
que tiene hábito más saludable y toma menos riesgos, sino que, también tienen trabajos y
matrimonios más estables e incluso podrían tener una predisposición biológica para la buena
salud. Señala Howard Fredman, profesor en la Universidad de California.

¿Cómo es posible que la ciencia haya descubierto que las personas ordenadas prolongan más
su vida? Esto nos lleva a recordar el pasaje de la Biblia cuando el profeta Isaías, llegó a casa del
rey Ezequías para reprenderlo diciendo que ordenara su casa o moriría. Esto nos lleva a pensar
que el desorden puede producir la antítesis de lo que produce el orden; el orden nos prolonga
días, pero el desorden llama la muerte. Cuando Ezequías es reprendido por el profeta, se pone
contra la pared y le recuerda a Dios todo lo que él había hecho en su reinado por Su casa y por
el sacerdocio que estaba caído; eso significa que Ezequías había entendido en algún momento
la importancia que tiene el orden, porque en su reinado, se corrompió el sacerdocio, no había
sacerdocio que administrara y ministrara lo que era de Dios, el templo entró en decadencia, se
cayeron las puertas; y este rey empezó a ordenar todo aquello; de tal manera que restauró el
templo, los cultos, el sacerdocio pero algo sucedió en su vida que comenzó a descuidar ese
orden de tal manera que llegó la consecuencia de vivir en desorden, lo cual lo confronta con la
muerte.

La Biblia muestra que cuando Ezequías se vuelve a la pared, era la pared que daba al otro lado
con el templo que él había restaurado y llorando arrepentido de su conducta desordenada, le
pide a Dios que le de otra oportunidad y en ese momento, el profeta de Dios recibe la palabra
y le dice que Jehová le concede quince años más de vida, en el entendido que ordenaría su
casa. Toda esta situación es muy interesante porque nos deja ver entonces que el desorden es
un punto o puerta de entrada, para que el caos generacional, del cual procedemos, vuelva a
enseñorearse sobre la vida del creyente.

De tal manera que si nosotros pensamos cual fue nuestro inicio; podemos notar que
difícilmente encontraremos casos en los que fueron un ejemplo de vida familiar; la mayoría
procedemos de familias que se vieron envueltas en caos por tanta situación que se pueden
dar, desde adulterio, vicios y pasando por ocultismo; eso nos dejaría ver que existía un caos
que nos perseguía generacionalmente hablando; pero Dios utilizaría una persona para cambiar
la historia de las familias; las cuales debemos comprender el significado de la palabra orden.
Es interesante que cuando Dios se refiere a que es el Dios de Abraham, de Isaac y Jacob, no
pasa a una cuarta generación, aunque sí existía un cuarto descendiente; pero no lo hace
porque la cuarta generación, tiene la oportunidad de cambiar la historia de la familia, para
bien; es por eso que nosotros hoy tenemos la oportunidad de cambiar nuestra familia porque
estamos en cuarta generación. Esto es algo que debemos comprenderlo por el espíritu, por la
fe, porque no es fácil de asimilar; porque ¿cómo es que una cuarta generación tiene la
oportunidad de cambiar la información de su familia?, la respuesta la podemos dar, diciendo
que nosotros somos esa cuarta generación en la que se presenta la oportunidad de cambiar la
descendencia que ha venido a través de la historia; y borrar el caos generacional estableciendo
el orden a partir de nosotros, y no seamos dominados por la iniquidad; porque la iniquidad,
viéndola desde otro punto de vista, tiene el mismo concepto de pecado, aunque la iniquidad
es una especie de culminación de algo que inicia como transgresión, después pecado hasta
llegar a iniquidad y la iniquidad representa la grave ofensa que cometemos contra Dios, en su
mayor porcentaje. Pero la iniquidad realmente es una predisposición para pecar, es por eso
que debemos removerla de nuestra vida; eso significa que la iniquidad es la motivación del
pecado, el vehículo del pecado, y si eso está corriendo por nuestro ser, significa que hay
predisposición para pecar porque no se ha trabajado en contra de la iniquidad que se trae de
nuestros ancestros.

Podemos decir que nosotros no traemos una predisposición natural para pecar, sin embargo,
si la iniquidad está presente, está presenta la motivación de la naturaleza que provocará que
cualquiera caiga en pecado y como consecuencia entrar en un proceso de desorden que nos
privará de toda bendición y nos puede llevar a un caos muy fuerte. Es por eso que la
responsabilidad de los ministros de Dios, no es solamente hablar de la salvación a través de
nuestro Señor Jesucristo, aunque es el tema principal, no es la única responsabilidad; porque
la responsabilidad de todo ministro es poder ayudar al pueblo de Dios a batallar contra las
cosas que están impidiendo que se alcance la madurez espiritual y a la vez, comprender que es
necesario trabajar en contra de la iniquidad que traemos de nuestros ancestros; con el
propósito de que cuando venga la supervisión de Dios, nos encuentre que la hemos hecho
menguar, si no la hemos podido remover, cuando menos, haberla separado de nuestra vida un
poco y que estamos en ese proceso. Es por eso que Dios tiene visitaciones sobre nuestra vida.
Cuando Jesús vino a la tierra, visitó Jerusalén hablándoles del tiempo de Su visitación que no
habían comprendido, porque el tiempo de la visitación es para ver si el pueblo está trabajando
ordenando su vida a manera que la iniquidad que permanecía en nuestras generaciones
previas, no domine nuestra vida; considerando que el orden es desear o amar la naturaleza de
Dios porque El es un Dios de orden y si estamos trabajando en el orden de nuestra vida,
significa que nos estamos asemejando a Él.

Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y
el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. (Génesis 1:2 LBLA)

Notemos que Dios no actuó en el momento en que la tierra estaba en caos. Para que Dios
bendijera la tierra, primero trabajó en contra de ese caos, producto de la rebelión de Luzbel.
Dios puso a que Adán administrara el orden que le había entregado después que había visto
que todo estaba en el debido orden. Después le dice al hombre que fructificara, que se
multiplicara, que sojuzgara y que ejerciera dominio; eso nos enseña que en el sentido
espiritual, cuando hay desorden, no hay fructificación. La fructificación es obtener de adentro
de nuestra vida, el fruto de nuestro potencial, sacar de adentro en lo que somos fuertes y fluir
en la especialidad que es el fruto que Dios ha puesto en nuestra vida el día que nos creó;
porque Dios no envía a Sus hijos a la tierra sin don, si lo hiciera así no lo equiparía con fruto.
Pero Dios nos envía con dones para que al llegar a la tierra seamos especialistas en cumplir la
función que como miembros del cuerpo místico de Cristo que representamos, podamos
desarrollarnos. Porque así como en el cuerpo natural existen ojos, oído, boca, manos, pies,
corazón; de igual forma existen esos miembros en el cuerpo místico de Cristo; pero muchos no
lo han notado, porque eso sucede solamente cuando todo está en orden.

¿Por qué es que los dones que el Apóstol Pablo habla en las cartas a los corintios, los reguló y
estableció un orden? Él estableció un orden desde el principio porque ciertamente tenían
abundancia de dones, pero lamentablemente, se perdían los turnos y entonces él los ordena
porque para que fluyan adecuadamente, tiene que existir un orden, pero más que un orden
local, el vaso que Dios utiliza, debe tener un orden en su vida. La palabra orden está
íntimamente ligada a la palabra autoridad porque el orden nos reviste de autoridad, porque un
autorizado, es uno que ha sido ordenado porque recibió una ordenanza para representar un
orden.

Si aun estamos pendientes de recibir algunas cosas que hemos pedido a Dios, debe ser porque
quizá estamos con algunas situaciones que deben ser ordenadas en nuestra vida, pero después
de establecer el orden que Dios desea ver en nuestra vidas, El enviará Sus bendiciones y
veremos los cielos abiertos porque es un principio espiritual que nos da dominio sobre la
iniquidad, en lugar de que ella nos domine, porque la iniquidad siempre llevará al ser humano
al desorden.

LA INIQUIDAD ES UNA ENTIDAD NEGATIVA

La iniquidad buscar crear un ambiente, para llevar a cualquiera a que permanezca en desorden
y que se enseñoree sobre los que se dejen influenciar en ese ambiente. Es importante para la
iniquidad, que la persona viva en un desorden porque esa es su atmosfera. El hecho que Dios
haya establecido jerarquías en la Iglesia, es para poderle cerrar puertas a la iniquidad; o sea, el
hecho de reconocer una cobertura, nos permite cerrarle las puertas para que no nos domine ni
se enseñoree ni provoque ambientes de caos y tinieblas en nuestra vida. La palabra tinieblas
no significa solamente obscuridad; sino también ignorancia, entonces podemos decir que
Satanás es el príncipe de la ignorancia, lo cual es más profundo de lo que no podemos
imaginar, porque si logra cautivar la mente de una persona; no recibirá con entendimiento la
palabra que la puede liberar de la iniquidad.

El problema con todo esto es que según podemos ver en la Biblia, todos los que cometieron
iniquidad, fueron desechados por Dios porque quizá El les dio un tiempo para que se
arrepintieran pero al no querer arrepentirse, los desechó; y lo mismo puede suceder en este
tiempo también; porque ese lapso de tiempo que Dios da para arrepentirse, solo Dios lo sabe.
Con algunos puede ser que Dios les estorbe su pecado en el mismo instante que lo hacen, y
ese es el patrón que Dios utilizará en nuestra vida, en tal caso, debemos darle gracias; aunque
El no opera de la misma forma con todos, con algunos pueden pasar días, semanas, meses
hasta años; pero el problema es que 24 horas de iniquidad, son suficientes para provocar caos
en nuestra vida, cuanto más una semana; con una semana de iniquidad estaríamos volviendo a
Génesis 1:2 donde reinaba el caos; pero en la medida que nosotros vayamos ordenando
nuestra vida, se hará más espacio para que Dios los llene con Sus bendiciones.

El caos bloquea los espacios porque pretende ocupar todo espacio libre, y cuando Dios ve esa
situación, se detiene a bendecirnos. En lo natural, muchas veces no queremos deshacernos de
muchas cosas antiguas; lo mismo sucede en lo espiritual; Dios no puede bendecirnos si no
encuentra lugar para hacerlo porque está llena de desorden producto de la iniquidad.

¿QUÉ ES EL ORDEN?

El poder del orden debe ser para nosotros, una prioridad en nuestra vida. El orden no lo
pueden sustituir la motivación ni la inspiración ni el entusiasmo, cuando en el nuevo
testamento la iglesia todos querían participar, habar en lenguas, profetizar y hacer lo que
querían Dios trajo un orden a través del Apóstol Pablo; nosotros siendo siervos de Dios, somos
llamados a representar el orden en la Iglesia y a donde vayamos, porque no podemos ser una
cosa en la Iglesia y otra afuera. El pueblo de Israel, estuvo 40 años, en el desierto a causa del
desorden que había en su corazón, no encontraron el camino para entrar a la promesa de
Dios; hasta que Dios exterminó a toda una generación de gente desordenada y empezó una
nueva en Josué, quien empezó a conquistar la tierra; dicho en otras palabras, nadie que esté
en desorden, poseerá ninguna de las promesas de Dios porque El no bendice el desorden.

Y todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán, si obedeces al SEÑOR tu Dios...


(Deuteronomio 28:2 LBLA)

Si nosotros estamos trabajando en el orden de Dios, seremos benditos, si estamos


rompiendo con toda mala herencia, Dios nos bendecirá.

A partir de nosotros, puede empezar una nueva generación, para que iniciando en nuestros
hijos, todo cambie, si tan solo ordenamos nuestra vida, si en verdad nos proponemos en
romper con todo aquello que nos era contrario y empezamos hoy ordenando nuestra vida. Si
nosotros no pudimos alcanzar muchas bendiciones de Dios que quizá tuvimos en nuestro
corazón en el servicio a Dios; en nuestros hijos se proyectará porque nosotros podemos
marcar un cambio generacional.

El orden va íntimamente ligado con tres cosas:

1.- Un principio.

2.- Un lugar.

3.- Personas.

El orden al cual Dios nos llama, tienen que ver con la ley universal del orden. Los tres puntos
que mencionamos, tienen que estar alineados para que nosotros estemos en el orden de Dios,
de otra manera, estamos en desorden.

En determinado momento podemos estar en el lugar apropiado, pero no con las personas
apropiadas; esto es desorden, porque para poder caminar en orden debemos estar no
solamente en el lugar apropiado, sino, con las personas apropiadas también. Personas
correctas, pero lugar equivocado, también es desorden. Es por eso que para estar en el orden
de Dios debemos tener el principio, el lugar y las personas, estas tres cosas tienen que estar
concatenadas, de otra forma, estaremos manifestando desorden.

Cuando decidamos ordenar nuestra vida, tendremos que romper amistades con personas que
no están en orden; aunque eso pueda parecer que los estamos desechando, tendremos que
tomar una decisión en nuestra vida si queremos agradar a Dios.

¿CÓMO EMPEZAR CON EL PODER DEL ORDEN PARA VENCER EL CAOS?

1.- Ordenar nuestro ambiente. Debemos ordenar nuestras actividades en nuestro hogar.

2.- Ordenar nuestra economía. Esto significa un orden de prioridades, o sea que debemos
poner a Dios en primer lugar en nuestra economía; es a Dios al que primero debemos dar
nuestros diezmos y Dios nos verá como los primeros para recibir la bendición.

3.- Ordenar nuestras relaciones. Esto significa que debemos valorar a las personas con las que
vamos aprender; para esto debemos aprender a callar y dejar que otros hablen porque cuando
somos nosotros los que hablamos y no dejamos que hablen de los que podemos aprender
mucho, ese día dejamos de aprender.

Cuando sentamos un orden en esa área de nuestra vida, ganamos muchas bendiciones porque
en algún momento nuestro entendimiento se amplía por la misericordia de Dios; si hubiera
algún velo que nos haya impedido avanzar, en ese momento, cuando aprendemos a ordenar el
escuchar sabiamente, a partir de ese momento, nuestra visión espiritual alcanza mayor
amplitud. Si alguien es profeta, debe buscar otro profeta que verdaderamente sea de Dios,
para sentarnos a escucharlo y que esa unción pueda ser transmitida o desatada en nuestra
vida. Vemos que Elías, de algún modo podemos decir que tenía una escuela de profetas; pero
todo era porque tenían personas que anhelaban el don de Dios que se movía en él; pero
también vemos otro punto, el cual es que los que buscaban a Elías, sabían valorar sus
semejantes. Necesitamos valor a las personas con las que tenemos alguna relación de amistad
y también aprender a desechar las amistades que no nos convienen, aunque eso no significa
que los odiemos; pero tampoco significa que hagamos alianzas con los que no nos convienen;
solamente podemos saber llevar a esas personas y mantenerlas en oraciones para que en
algún momento se encausen en el buen camino.

4.- Ordenar nuestra fe. Este es otro punto que debemos cuidar; debemos ordenar nuestra fe y
para eso, también debemos cuidarnos de aquellos que nos puedan sembrar duda y
desconfianza, aun de una persona que podemos considerar valiosa en nuestra vida, porque si
llegan a murmurar en contra de nuestras autoridades, pueden dañar nuestra alma y hacernos
a la forma en la que ellos piensan. Por eso debemos cuidarnos en no hacer alianzas con ellos;
en caso contrario, podemos buscar la compañía de aquellos que son sujetos a las autoridades,
buscar de aquellos que el mismo espíritu nos confirme que podemos obtener una bendición o
aprender de las cosas buenas que ellos tienen delante de Dios.

5.- Ordenar nuestras palabras. Debemos cuidar de lo que pronunciamos para que no nos
atemos con nuestras propias palabras; que nuestro si sea si, y nuestro no sea no porque la
palabra en algún momento se materializa; si no, entonces cómo es que la Biblia nos enseña a
que digamos: diga el débil fuerte soy... lo que Dios nos está diciendo es que activemos una
palabra de bendición sobre nuestra vida.

6.- Ordenar nuestras ideas. Esta última característica, viene a complementar las cinco
anteriores que antes de pronunciar una palabra, nuestro corazón la piensa, nuestro corazón
tiene la idea de lo que dirá y si no las hemos ordenado; igualmente estaremos teniendo una
panorámica que se puede prestar a la potestad de la iniquidad.

Notemos que toda la guerra espiritual que podemos tener en contra de la iniquidad, es por
medio del orden que detallamos, sin mayor problema, podemos alcanzar la victoria en nuestra
vida. Cuando nosotros trabajamos en el orden, los demás nos respetarán y contribuirán con lo
que nosotros les indiquemos; pero debemos dar el primer paso nosotros para que podamos
fluir en el orden del ambiente que no habrá quien se oponga a nuestras instrucciones, pero
porque habremos empezado a caminar en el orden de Dios y es El, quien nos respalda con Su
palabra en nuestra boca. Ciertamente no hemos culminado el proceso en el cual estamos
fluyendo; debemos ceñir los lomos de nuestro entendimiento y continuar avanzando en el
orden para que cuando Dios nos visite, se deleite en nuestra vida haciendo del versículo
siguiente, una oración en nuestra vida:

Ordena mis pasos con tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí. (Salmos 119:133 RV
1960)

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