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Introducción
El mar fue desde siempre vínculo para el comercio y la comunicación entre los
pueblos. A través del mar se pudo ampliar el conocimiento de la geografía del planeta,
se desplegaron militarmente las grandes potencias, y se generó una incipiente
explotación pesquera, que daría paso más tarde al aprovechamiento de otros recursos
económicos.
Aquellos usos fueron los que a inicios de la sociedad moderna impulsaron a los
Estados a establecer normas consuetudinarias para determinar las diferentes
atribuciones sobre los espacios marítimos. Mediante un esquema sencillo, y durante
mucho tiempo, el mar se dividió en dos espacios: uno adyacente a la costa donde el
Estado ribereño ejercía soberanía, esto es el mar territorial, y otro de naturaleza
común, llamado alta mar, donde regía el principio de libertad.
Conceptos previos
Este relieve del suelo oceánico, ha permitido definir las siguientes regiones
(EcuRed, 2013):
continentes no mueren abruptamente en la orilla del mar, ellos continúan debajo de las
aguas marinas, configurando un declive suave que guarda semejanza con la estructura
terrestre a la cual pertenece.
Región abisal, es una región que se encuentra entre los 1.000 metros y los
5.000 metros de profundidad. Es un relieve poco protuberante, conformado por zonas
planas y uniformes que constituyen el 40% del suelo marino. Llamada también zona
pelágica, se caracteriza porque en ella prevalecen los depósitos de origen orgánico.
Gráfica N° 1 Dorsales oceánicas, a lo
largo de más de 60.000 km se
encuentran levantamientos del
fondo oceánico, caracterizados por
su gran actividad sísmica dado que
se encuentran en la zona donde se
forman las placas litósferas, zonas
de expansión del suelo oceánico.
Fuente: https://www.ecured.cu/index.php?curid=199402
Ruiz Tinoco (2002) establece que los espacios marinos y submarinos se dividen
en siete categorías, determinadas por el grado de dominio estatal que sobre ellos se
ejerce el Estado o la comunidad internacional. Tener claridad sobre ellas permitirá una
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mejor comprensión del Régimen Jurídico Marítimo y el papel que cada una de esas
instancias juegan dentro del Derecho del Mar. Entonces, bajo las figuras de
jurisdicción o soberanía, en las primeras categorías existe un dominio del Estado sobre
los espacios marinos, mientras que bajo el régimen de Alta Mar y Fondos Marítimos
esas figuras jurídicas desaparecen, dando lugar al concepto de patrimonio o bien
común de la humanidad, como acontece con las dos últimas categorías antes
mencionadas.
Plataforma Continental,
Fuente: Ruiz Tinoco (2002) corresponde al suelo y subsuelo
marino dentro de una distancia de
200 millas medidas desde la costa, allí el Estado tiene plenas garantías para explotar,
de manera exclusiva, los recursos allí existentes.
Alta mar, es la zona que está fuera de la jurisdicción de los Estados. Allí existe
libertad para pescar, realizar investigaciones científicas y demás actividades propias
del entorno, pero con fines pacíficos.
Antecedentes
Para esta época no existían normas escritas y menos aún codificadas, pero
tanto en tiempos pacíficos como en momentos bélicos, las actuaciones de los pueblos
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En Roma, por ejemplo, el Derecho del Mar tiene su origen en el propio Jus
Gentium, o derecho de gentes, que regía las interacciones entre los romanos y no
romanos, con base en los principios de la justicia natural, que no dependía del estado
de ambas partes sino en la del ciudadano romano. Fue este derecho el que dio la
pauta para que en el propio imperio surgiera un derecho marítimo primitivo,
fundamentado en la Costumbre. La concepción de que las costas, el mar, el aire y el
agua eran para uso todos los habitantes, estaba plasmada en los “Códigos de Digesto
e Instituta”, y son marcando el camino para que los Derechos del Mar sean reconocidos
en el Imperio Romano. (Ruiz Tinoco, 2002)
En este documento pontificio se les hacía donación 1 a los monarcas católicos de las
tierras e islas descubiertas navegando hacia el occidente -hacia las Indias-, siempre y cuando
no pertenecieran a otro príncipe cristiano, con los mismos derechos y privilegios con que
contaban los reyes portugueses en las suyas. En esta bula no se hace referencia a ninguna
línea divisoria. (Bejarano Almada, 2016, pág. 237)
1 Pérez Amador (2011) señala que “la donación que hace el Papa es la donación de un derecho ad rem, no in re,
es decir, les concede el señorío sobre unas tierras y sus habitantes de los que todavía no son señores efectivos,
ya que señores efectivos eran los jefes indígenas que había en tales tierras. Lo que hace el papa es conceder a los
Reyes Católicos el señorío radical para poder llegar a tener el señorío efectivo sobre tales tierras y gentes. Les
concede el título de señorío, que les capacita para llegar a ser señores de hecho. Lo que hace el papa es aprobar
o confirmar no un sostenimiento efectivo que los Reyes Católicos ya tuviesen de aquellas tierras y gentes, sino la
decisión que tenían de someterlos, según declaran ellos mismos. Ese señorío radical excluye al resto de reyes
cristianos, como está claro; sin determinar: 1) si tal señorío radical ¿excluía los señoríos efectivos de los indígenas
y, por tanto, los sustituía, o más bien, se sobreponía a ellos como señorío imperial y no anulaba, el de los reyes
cristianos? No lo aclara la bula y 2) ¿cómo iban a conseguir los Reyes Católicos el sometimiento o señorío efectivo?
Tampoco lo aclara la bula” (Pérez Amador Adam, 2011, pág. 68 citado en Bejarano Almada (2016) )
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El Papa también asignó por esta Bula a Castilla el monopolio del comercio con
las nuevas tierras, “prohibiendo a todos los cristianos navegar a ellas sin licencia de
los Reyes Católicos, bajo pena de excomunión. En contrapartida, les impuso a los
reyes la obligación de enviar misioneros para convertir a las poblaciones descubiertas
a "la fe católica"” (Davenport, 1917, págs. 56-57. Citado en Bejarano Almada (2016))
Así que unas de las consecuencias del crecimiento y la expansión del comercio,
fue el hallazgo de nuevas tierras y el afianzamiento de la comunidad internacional. Se
requerían normas que garantizaran el comercio y la seguridad de las naciones. Es así
como las ideas que surgen al respecto en el Reino Unido de Inglaterra e Irlanda del
Norte, atraen al Almirante norteamericano Alfred T. Mahan, para expresar que el
dominio mundial se logra si se controlan los mares y los puntos costeros vitales.
Sin embargo, la extensión del mar territorial que le correspondía a cada estado,
no estaba definida y ella dependía de su capacidad de defensa, que en algunos casos
tenía una extensión de 3 millas, dado que este era el alcance desde la costa, de un
disparo de artillería. Esta pobre concepción del mar territorial prevaleció hasta la
culminación de la Segunda Guerra Mundial, favoreciendo a las grandes potencias que
por razones de orden económicas y militar no les convenía que EE. UU ampliara sus
dominios más allá de las 3 millas, menoscabando el progreso y la seguridad de los
países sin poderío para defender sus derechos. (Ruiz Tinoco, 2002)
El gobierno de los Estados Unidos considera los recursos naturales del subsuelo y el
lecho marino de la Plataforma Continental bajo la Alta Mar, pero contigua a la costa de los
Estados Unidos como perteneciente a los E.E.U.U: y sujetos a su jurisdicción y control. (López
Z., 1982)
Atendiendo a las Naciones Unidas (2010) se inicia así una etapa en el derecho
del mar que llega hasta mediados de 1970, periodo en que cabe destacar las
Convenciones de Ginebra de 1958, la Conferencia aprobó cuatro diferentes
convenciones, que después del 31 de octubre de 1958 quedaron a disposición para la
adhesión de los Miembros de las NN. UU, así como organismos especializados que
fueron invitados junto con otros Estados por la Asamblea General a ser partes:
con intención de que la comunidad internacional tratara en conjunto todos los problemas
que se presentaban en esta materia, en la cual se entremezclaron distintos factores
económicos, estratégicos y tecnológicos, para darles una solución global. y concluye con el
texto de la actual Ley del Mar que acoge algunos conceptos de las cuatro Convenciones de
Ginebra de 1958. (Armada República de Argentina. , 2008)
Pero no se trata solamente de que las Naciones Unidas hayan organizado tres
importantes conferencias sobre derecho del mar. La primera tuvo lugar en 1.958, la
segunda tuvo lugar en 1.960 y la tercera, que duró nueve años, empezó en 1.973 y
acabó en 1.982.
Las Naciones Unidas a través de sus tres conferencias sobre el derecho del mar
regulan el régimen general de los espacios marítimos, esto es, determinan la relación
entre los espacios marinos respecto a la soberanía de los Estados y con relación al
Derecho Internacional, así como los derechos y deberes de los estados frente a tales
espacios.
En consecuencia y dado que para los juristas “Derecho del mar” hace referencia
a la constitución y régimen de los espacios marinos atendiendo al Derecho
internacional Público, diferenciándolo del Derecho marítimo, el Derecho mercantil
marítimo, el Derecho de la navegación u otras cuestiones relativas al mar, atendiendo
solo a la disposición y el régimen de los espacios marinos en relación con los Estados
y con la soberanía de los Estados.
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"el lecho del mar y el subsuelo de las zonas submarinas adyacentes a las costas, pero
situados fuera del mar territorial, hasta la profundidad de 200 metros o más allá de este límite
hasta donde la profundidad de las aguas adyacentes permita la explotación de los recursos
naturales de dicha zona" (Artículo 1)
Esta definición, según López Z (1982, pag.128) relaciona dos plataformas, una
real y otra legal. La real se inicia en la costa y va hasta la profundidad de los 200
metros, es decir, hasta donde ocurra un declive brusco hacia los fondos del océano.
La legal va "hasta donde la profundidad de las aguas suprayacentes permita la
explotación de los recursos naturales de dichas zonas", esto es, que no le establece
límite a la plataforma continental.
Siguiendo a Estepa, Lacleta y Almazán (2007, pág. 10) dado que la segunda
convención había fracasado, la urgencia de resolver el problema que representa la
conservación de las especies vivas del mar, sumado a la necesidad de limitar
definitivamente la eventual extensión de la autoridad, la soberanía y la jurisdicción de
los Estados sobre los fondos marinos, originó en América del Sur y en África varias
reuniones, y conferencias regionales, pues allí se aspiraba a un mar territorial y a una
zona pesquera de 200 millas. Pretensiones que obviamente eran rechazadas por las
grandes ponencias.
a. Determinó de una vez por todas, la anchura del mar territorial, dejándola
en 12 millas.
El nuevo estatuto del mar está compuesto por 15 capítulos que abarcan 320
artículos. Además, contiene 8 anexos.
b. El mar territorial
c. La zona contigua
d. La plataforma continental
g. La alta mar
La única limitación es que las líneas rectas sólo admiten ser trazadas en los
sitios en que el vínculo entre las aguas encerradas por la línea de base y la costa,
entre las aguas y las tierras, sea tan ceñida que las aguas son o pueden ser
consideradas aguas interiores.
Mar Territorial
Alfredo Vásquez Carrizosa, citado por Ruiz Tinoco (2002, pág. 280), plantea la
siguiente definición "Entiéndase por mar territorial la zona marítima próxima a las
costas en la cual el Estado ejerce soberanía, con todas las facultades, atribuciones y
derechos que esta noción con lleva".
“Esta soberanía se extiende al espacio aéreo sobre el mar, así como al lecho y
al subsuelo de ese mar. La soberanía del mar territorial se ejerce con arreglo a esta
Convención y a otras normas del Derecho Internacional”. (art, 2 numeral 2)
Estas 12 millas de anchura del mar territorial se marcan a partir de una línea de
base, que puede ser la “línea de base geográfica” que es la línea de la marea baja en
la costa, señalada en la cartografía oficial del Estado ribereño, o también una “línea de
base recta” que une puntos adecuados de la costa atendiendo a las restricciones
señaladas en la norma. (Ruiz Tinoco, 2002)
La zona contigua
Sin embargo, estados hay que persisten en afirmar que la plataforma continental
se justifica por ser la continuidad de su territorio, esto es, una extensión de éste bajo
el mar e interpretan que, bajo los criterios de la
Grafica N° 4 plataforma continental
Convención de Ginebra, el área submarina hace
parte del territorio del Estado.
distancia reducida de la costa, para el Estado ribereño hasta una distancia de 200
millas desde las líneas de base. (pág. 33)
De otra parte, el límite máximo al que puede llegar la plataforma continental, sin
importar las características del suelo marino. Para esta cuestión, la Convención prevé
otras dos reglas que también puede utilizar a su conveniencia el Estado ribereño,
incluso combinándolas entre sí. Hay dos límites máximos, pues, posibles para la
extensión del margen continental hacia el alta mar, (Artículo 76. 5 y 76.6 de la
Convención de 1982)
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un área situada más allá del mar territorial y adyacente a éste, sujeta al régimen
jurídico específico establecido en esta parte, de acuerdo con el cual los derechos y la
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jurisdicción del Estado ribereño y los derechos y libertades de los demás Estados se
rigen por las disposiciones pertinentes de esta Convención.
independientes como Indonesia, Fidji y otros Estados apoyaban la causa filipina. Así
que, ahora las islas y sus aliados sí pudieron presentar unas propuestas.
La alta mar
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La Parte VII denominada Alta Mar expresa que estas disposiciones se aplican
a todas las partes del mar no incluidas en la zona económica exclusiva, en el mar
territorial o en las aguas interiores de un Estado, ni en las aguas archipelágicas de un
Estado archipelágico. Este artículo no implica limitación alguna de las libertades de
que gozan todos los Estados en la zona económica exclusiva de conformidad con el
artículo 58. (Convención de Montego Bay, art. 86,)
El alta mar junto al mar territorial son dos espacios fundamentales en el Derecho
del Mar. Las normas aplicadas en la alta mar eran de derecho consuetudinario y la
libertad de la alta mar solo fue codificada en la Primera Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar en 1.958, quedando regulada, dentro de lo posible,
la situación jurídica del alta mar. (Estepa M, Lacleta M, & Almazán G, 2007, pág. 47)
a. El primer principio es que el alta mar es libre para todos los Estados, sean
ribereños o sin litoral. Es una libertad con ciertas reglas jurídicas aplicables al alta mar,
pues ningún Estado puede pretender soberanía territorial, en ninguna parte del alta
mar. La Convención de Montego Bay, que dedica al alto mar su Parte VII, establece,
de manera diáfana, que ninguna parte de la alta mar puede ser apropiada bajo la
soberanía de ningún Estado. Esto es, que en alta mar rigen las libertades de la alta
mar, nombradas taxativamente el artículo 87 de la Convención. Esas libertades son
(pág. 48):
Como se expresó en otro apartado de este trabajo, (ver página 13) el artículo
correspondiente de la Convención aprobado en 1.958 decía que la plataforma
continental abarca hasta los 200 metros de profundidad, o hasta donde los avances
tecnológicos posibiliten la exploración y la explotación de los recursos de los fondos
marinos. Pero no se pensó en la velocidad de los adelantos técnicos y parecía que
200 metros era un buen baremo.
Pero en 1.970 se sancionó una Resolución donde se expresaba que los fondos
marinos, ubicados fuera de la jurisdicción nacional de los Estados, serian guardados
con fines del uso pacífico y como patrimonio común de la humanidad. Esta declaración
sirvió de base a las preparatorias de la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre
el Derecho del Mar, a través de la Comisión de Fondos Marinos. Para buscar el
beneficio de toda la humanidad, se propusieron dos mecanismos, el primero era la
creación de un organismo internacional que tendría una asamblea, un consejo y una
empresa que técnicamente realizaría las funciones de exploración y explotación de los
recursos y su comercialización institucional. El segundo sería un sistema liberal, que
se limitaría a otorgar las concesiones de exploración y explotación en favor de los
Estados o de las empresas de los países que técnica y económicamente pudieran
afrontar el problema. (Estepa M, Lacleta M, & Almazán G, 2007, pág. 61)
El obstáculo del sistema era que las cargas impuestas a Estados y particulares
concesionados eran abrumadoras.
Las Leyes 120 de 1919 y 96 de 1922, así como la ley 14 de 1923 determinan
un mar territorial de 12 millas náuticas a lo largo de las costas y en torno al dominio
insular de Colombia.
El Capítulo I, Del mar y su fondo, versa sobre la protección como un deber del
estado colombiano para respecto a salvaguardar las aguas, el suelo, el subsuelo y el
espacio aéreo del mar territorial y la zona económica, así como las playas y recursos
naturales renovables de la zona.
Define contaminación marina, como la forma directa o indirecta con que el ser
humano implanta sustancias que produzca efectos nocivos, esto es, daños a los
recursos vivos y a la vida marina, obstruye actividades marítimas, como la pesca y
otros usos legítimos del mar, deterioran la calidad del agua marina y deterioran lugares
de recreación. Entiendo como contaminante las sustancias que, en razón de su
composición, pueda generar degradación del medio marino.
Igualmente define daños por contaminación, las pérdidas o daños que surgen
como consecuencia del uso de sustancias contaminantes, incluyendo los costos de las
medidas preventivas y las pérdidas o perjuicios causados por tales medidas
preventivas y entiende por siniestro, todo acontecimiento que cause daños por
contaminación.
Este decreto regula las medidas que deben observar las naves que navegan en el mar,
que visiten los puertos colombianos y de igual manera regula las operaciones en estos
lugares con miras a prevenir la contaminación del mar y yendo más allá, ejerce
vigilancia y establece sanciones a las fábricas que hagan vertimientos en los ríos, ya
que estas corrientes llegan al mar contaminando el ambiente marino.
Mar Territorial
“2. Esta soberanía se extiende al espacio aéreo sobre el mar territorial, así como
al lecho y al subsuelo de ese mar.”
“3. La soberanía sobre el mar territorial se ejerce con arreglo a esta convención
y otras normas de derecho internacional”.
2) Cuando el delito sea de tal naturaleza que pueda perturbar la paz del país o
el buen orden en el mar territorial;
4) Cuando tales medidas sean cesarías para la represión del tráfico ilícito de
estupefacientes o de sustancias psicotrópicas.
Anchura
hasta un límite que no exceda de 12 millas marinas medidas a partir de líneas de base
determinadas en la forma prevista en esta convención. El límite exterior del mar
territorial es una línea cuyos puntos están, del punto más próximo de la línea de base,
a una distancia igual a la anchura del mar territorial (art. 4°). La línea de base normal
para medir la anchura del mar territorial es la línea de baja mar a lo largo de la costa,
tal como aparece marcada mediante el signo apropiado en cartas a gran escala
reconocidas oficialmente por el Estado ribereño (art. 5°).
Zona Contigua
Esta zona es un derecho que tiene toda Nación que posea mar incluyendo
Cayos e Islas y la cual está reconocida por el Derecho Internacional. La Haya en 1930,
sometió a debate y aprobó la existencia de un nuevo espacio marítimo: un área de
altamar contigua al mar territorial, consistente en una franja paralela situada entre este
mar y el pelagus. Conforme al artículo 24 de la convención de 1958, la competencia
de que goza el Estado ribereño en la zona contigua es la de prevenir o reprimir las
infracciones a sus leyes en materia aduanera, fiscal, sanitaria o de inmigración,
cometidas en su territorio o en su mar territorial, pero no en la propia zona contigua. El
artículo 33 de la convención sobre el Derecho del Mar, de Jamaica, de 1982, regula
así la zona contigua:
Es un área que abarca el fondo del mar, el subsuelo y las aguas suprayacentes
hasta una distancia no mayor de doscientas millas marinas. El Estado ribereño posee
derechos soberanos, a fin de explorar y explotar sus recursos naturales, así como
jurisdicción para investigaciones de orden científico y la preservación del medio marino
contra la contaminación. El Estado colombiano y las demás naciones gozan de libertad
de navegación y sobrevuelo, están facultados para tender cables y tuberías
submarinos, siempre y cuando se conserve el hábitat marino tal y como se plasma en
el artículo 164 de la Ley 2811 de 1974 donde corresponde al Estado la protección del
ambiente marino en general y el artículo 166 de esta misma ley donde cualquier
actividad relacionada con el territorio marítimo no debe causar daños ambientales y
teniendo siempre en cuenta que las medidas adoptadas para cualquier tipo de uso se
regirán bajo estas normas.
Plataforma Continental
El Alta Mar
El alta mar estará destinado exclusivamente a ser utilizado con fines pacíficos
(art. 88) y ningún Estado puede pretender someter cualquier parte de alta mar a su
soberanía (art. 89). Todos los Estados sean ribereños o sin litoral, tienen derecho a
que los buques enarbolen su pabellón y naveguen en alta mar.
Bibliografía