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espíritu?
2 de noviembre del 2014 19 comentarios
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¿A caso esto significa que nos damos cuenta de que somos viles y míseros
pecadores que necesitan un Salvador? ¿Es acaso esta palabra para las personas
que aún no han recibido la salvación? Si seguimos leyendo las palabras que Jesús
dijo más adelante, podemos ver que Él habló toda esta sección en Mateo a
aquellos que creen en Él. Por ejemplo, en el versículo 10 Jesús dijo:
“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia”. Y en los
versículos 13-14 Él dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra” y “vosotros sois la luz del
mundo”. Los creyentes son la sal de la tierra y la luz del mundo y aquellos que
padecen persecución por causa de la justicia. De modo que según estos y otros
versículos, ¡todas las bendiciones habladas aquí son para los creyentes!
Es probable que pensemos que ser pobres en espíritu significa que nuestra
condición espiritual no es buena y que no tenemos nada de valor espiritual en
nuestro ser. Sin embargo, Jesús dijo que una persona que es pobre en espíritu es
bienaventurada. Así que, ¿cómo es posible que algo negativo resulte en que
seamos bienaventurados? En realidad, como veremos en esta entrada, ser pobres
en espíritu es algo maravillosamente positivo e increíblemente beneficioso para
nuestra vida cristiana.
No porque el Señor Jesús diga “pobres en espíritu” significa que esté diciendo que
somos bienaventurados si somos pobres al no tener posesiones materiales. No,
este versículo habla de las cosas espirituales. Sin embargo, ¿qué significa ser
pobre de esta manera? Y, ¿por qué somos bienaventurados?
“Ser pobre en espíritu no sólo significa ser humilde, sino también desprendido en el
espíritu, en lo profundo del ser, sin aferrarse a las cosas viejas de la vieja dispensación, sino
descargándose de todo eso para recibir las cosas nuevas, las cosas del reino de los cielos”.
Aunque los fariseos querían servir a Dios, intentaron hacerlo separados del hablar
actual de Dios, separados de Cristo. Quizás seamos de esa manera, quizás ayer
el Señor nos habló de una manera específica o tuvimos una experiencia específica
de Él. Disfrutamos mucho esta experiencia, pues recibimos el suministro durante
todo el día. Así que intentamos replicarla. Sin embargo, ¡cada día es un nuevo día!
En vez de estar tratando de tener hoy la misma experiencia que ayer, necesitamos
acudir al Señor Jesús de nuevo cada día a fin de experimentar Su hablar siempre
nuevo. Así como Pablo dice en Filipenses 3:13-14:
“Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya asido; pero una cosa hago: olvidando lo que
queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta para alcanzar el
premio del llamamiento a lo alto, que Dios hace en Cristo Jesús”.
No solamente las cosas negativas nos detienen de nuestro andar con Cristo;
incluso las experiencias positivas de Él que tuvimos el día de ayer nos preocupan
y logran que nos olvidemos de “extendernos” y “proseguir” a Cristo cada día. Es
por esto que es necesario que nos descarguemos, desprendamos, seamos
“pobres” en espíritu a fin de que podamos recibir algo nuevo del Señor todo el
tiempo.
¡Qué seamos guardados de ser tibios! En lugar de esto, sigamos el modelo del
apóstol Pablo, quien nunca estuvo satisfecho y buscó cada día obtener nuevas
experiencias de Cristo en su espíritu. Podemos orar: “ Señor guárdame de llegar a
ser tibio. Dame un espíritu que busque ir en pos de Ti cada día. ¡No permitas que
esté conforme con lo que tengo!”
En Mateo 13, el Señor Jesús citó una porción impresionante del Antiguo
Testamento y la aplicó a muchas de las personas que lo escucharon:
Esto nos muestra un gran peligro. Podemos llegar a estar “llenos” espiritualmente
a tal punto que ya no tengamos “apetito” o cualquier habilidad de recibir lo que
Jesús nos esté hablando. Incluso, podemos escuchar Sus palabras y no
“escuchar”, “ver”, o “entenderlas” realmente. Tenemos un corazón que se ha
“engrosado”. Pensar que ya sabemos las cosas nos impide oír, ver, percibir lo que
el Señor Jesús verdaderamente nos hablará en cualquier momento.
Estos versículos muestran que el Padre esconde cosas de algunos. Ya sea que el
Padre nos revele o esconda cosas depende del tipo de persona que seamos. Si
nos consideramos “los sabios y entendidos”, es posible que leamos la Biblia sin
realmente ver algo. Pero si acudimos a la Palabra como “niños” reconociendo que
en nosotros mismos no somos nada, el Padre nos bendecirá y revelará cosas en
Su Palabra. Podemos orar: “Padre, hazme el tipo de persona al cual deseas
revelarle cosas en Tu Palabra. Nunca permitas que me considere “sabio y
entendido”. Señor, muéstrame mi verdadera condición para que pueda venir a Tu
Palabra pobre en espíritu”.
El reino de los cielos no es algo que tengamos que disfrutar algún día. Más bien,
¡esta bendición es para que la disfrutemos hoy! Este versículo no dice: “Porque de
ellos será el reino de los cielos”. sino que dice: “Porque de ellos es el reino de los
cielos”. Al acudir al Señor Jesús y a Su Palabra pobres en espíritu, seremos
bienaventurados, ¡pues podremos participar hoy del reino de los cielos!
Una manera maravillosa de responder a un versículo como Mateo 5:3 es orar las
palabras de este versículo al Señor y pedirle que lleve a cabo esta palabra en
nosotros. Si le pedimos al Señor que nos haga pobres en espíritu de forma
genuina, ¡ciertamente llevar a cabo esto en nosotros será un placer para Él!
Si desea leer más acerca de ser pobres en espíritu y el reino de los cielos, le
recomendamos el capítulo 13: “La promulgación de la constitución del reino (1),”
en el Estudio-vida de Mateo por Witness Lee. Usted puede encontrar este libro y
leerlo gratuitamente en este listado alfabético de la biblioteca en línea de la
editorial.
Todos los versículos y las notas de pie de página citadas en esta entrada son de la Santa Biblia Versión
Recobro, publicada por Living Stream Ministry. Bibles for America reparte gratuitamente ejemplares del Nuevo
Testamento Versión Recobro. Aquí puede solicitar su ejemplar.
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