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TEMA 5 NATURALEZA DEL CONOCIMIENTO DOCENTE

1. EL SABER DOCENTE, ¿INNATO O ADQUIRIDO?

El conocimiento profesional no es innato, aunque poseer algunas cualidades personales ayuda a ser
un buen docente: normalidad física, buena presencia, voz firme y agradable, fluidez verbal, confianza
en sí mismo, don de mando, autoridad moral, o madurez afectiva. El profesional de la docencia no
nace sino se hace a través de un proceso formativo que se extiende a lo largo de la toda la vida de la
persona. Este camino a la virtud, arduo y difícil, es un principio propio de los clásicos que está
vigente en la sociedad actual: un cambio social impostergable implica paralelamente un reciclaje de
los elementos que conforman la sabiduría de quien enseña, refiriéndose al profesorado como
concepto universal y atemporal.

Para buscar la naturaleza del conocimiento docente, hay que trascender las competencias de carácter
disciplinar y profundizar en las competencias pedagógicas que debe poseer quien enseña. Mas que
preguntar por el qué debe ser un maestro, tendrán que definirse los requisitos del conocimiento
profesional a los que debe responder ese conocimiento profesional, cómo debe ser un educador.

El escenario educacional ha cambiado y las necesidades del contexto también. Debemos pensar en modificar
las prácticas pedagógicas vigentes que no están vigentes con la premisa esencial de la Nueva Educación:
Enseñar a pensar. Para ello¸ el docente primero debe aprender a enseñar. Y, aunque es un desafío, y en el
camino habrá reticencias y resistencias (como la burocracia escolar) no es difícil si se desempeña con
compromiso y decisión. En definitiva, debemos intervenir en la realidad educacional para enseñar a pensar,
partiendo de la base de que el docente debe aprender a enseñar.

2. NUEVO SENTIDO DE LA FORMACIÓN DEL PROFESOR

La formación inicial y continua de los educadores adquiere así un significado nuevo; no se trata de
reciclar al profesional en ejercicio, sino de darle una formación capaz de desarrollar su estructura
cognitiva para que asimile e integre los futuros saberes que el cambio social le demande.

Parece inevitable la existencia de una articulación permanente entre los planes de formación y las
demandas de un medio social en transformación. Por otro lado, es irrenunciable la coherencia entre el
saber profesional de los enseñantes y la evolución de los enseñados. El profesorado siempre
desempeña su rol ante un estudiante de edad similar, pero ese alumnado no es igual en el tiempo ni
en el espacio.

Los sucesivos grupos-clase, o generaciones discentes, aunque compartan los estadios madurativos de
la infancia o la adolescencia, no siempre se presentan en las aulas con idéntico bagaje vivencial, ni
con los mismos motivos e intereses, ya que estos se modifican en y por el marco socio-familiar y
cultural que los acoge y configura. Todo esto repercute en la concepción de la escuela, en los
problemas cotidianos de los centros de enseñanza, en las demandas de las comunidades escolares, a
las que toda la escuela y sus profesores deben ser sensibles pero no serviles.

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3. EL CONCEPTO DE SABER DOCENTE
3.1 . Aspectos preliminares

¿Cómo definir el saber del profesor para cumplir con eficiencia su labor educadora? ¿Cómo
seleccionar el conocimiento necesario y suficiente para él? ¿Todos los docentes logran el mismo
éxito en circunstancias semejantes? No. No existen fórmulas ni recetas que capaciten al hombre para
enseñar.

3.2 . Su dimensión antropológica

El saber docente debe ser un conocimiento adquirido mediante un aprendizaje motivado, crítico,
participativo, teórico-práctico, creativo e innovador; un saber fundamentado en contenidos
significativos y útiles para la realización del hombre. El saber docente no es sólo saber enseñar, sino
saber educar.

El primer saber que debe poseer un educador consiste en un conocimiento del hombre en su etapa
evolutiva de adolescente o niño, incluso adulto. Debe mostrar una actitud positiva hacia él, porque su
éxito va a depender en gran parte de quiénes lo eduquen y cómo lo eduquen. Ese debe ser el marco y
la condición que fundamente toda investigación al respecto, pero no pueden negarse la diversidad, la
riqueza y una cierta ambigüedad, como elementos presentes y definidores de los saberes profesionales.

3.3 . El saber docente, un saber contextual

El concepto del saber docente debe atribuir a los actores de cada trabajo el estatus de productores de
saberes forjados en los espacios de trabajo. Eso supone profesionalizar más su función, dotándolos
de autonomía para construir parte del conocimiento sobre su profesión, potenciando su formación
inicial. ¿Qué conocimientos encontramos en la base de la profesión docente? ¿Quién los produce y
legitima? ¿Quién los produce y legitima? ¿Cuáles deberíamos hallar en función de los retos
planteados por la sociedad del conocimiento? ¿Cómo influyen?

Diversidad y ambigüedad de los saberes profesionales

La profesión docente mantiene unas relaciones privilegiadas y, al mismo tiempo, ambiguas con los saberes.
Los docentes actúan en instituciones (universidades y escuelas) cuya misión central y oficial se define
expresamente en función de los saberes. Los saberes, en sentido amplio, engloban el conjunto de los
conocimientos, competencias y habilidades que nuestra sociedad considera útiles o importantes para incluirlos
en los procesos institucionalizados de formación.

Universidades y escuelas tienen como función separar, seleccionar e incorporar ciertos saberes sociales a sus
procesos de formación. Los saberes seleccionados se transforman en saberes escolares adaptados a las formas
y objetivos de la enseñanza. Procuran presentar estos saberes como legítimos basándolos, por ejemplo, en la
idea de cultura general o común, de formación básica o fundamental, de conocimiento social, técnico o
profesionalmente útil, etc. Tienen en común el hecho de garantizar la transmisión de los saberes por medio de
actividades planeadas, orientadas de acuerdo con objetivos explícitos e implican normas a las que, en
principio, deben ceñirse tanto los agentes como los clientes. Tardif, 2004

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3.4 . Definición del saber docente

Asumiendo su naturaleza disciplinar, podría definirse como el conjunto de conocimientos,


competencias y habilidades que la sociedad estima suficientemente útiles e importantes para la
formación de profesores.

Esta definición acota unos criterios a considerar a la hora de formar docentes, pero adolece de falta
de concreción y provoca importantes niveles de ambigüedad. ¿Cuántos y cuáles son esos
conocimientos, competencias y habilidades? ¿En función de qué criterios seleccionamos o definimos
esos saberes?

3.5 El componente pedagógico en el saber del profesor

El conocimiento pedagógico es un elemento esencial en el concepto de saber docente. El pedagógico


es un conocimiento:

a) Teórico, ya que el profesor debe ser capaz de identificar los fenómenos educativos y
distanciarse prudentemente de ellos, observándolos desde modelos de análisis adecuados para
poderlos interpretar o explicar, generando pertinentes teorías educativas y didácticas.
b) Práctico, pues estos profesionales deben conocer cómo actuar educativamente, es decir,
cómo potenciar a la persona y a la sociedad, cómo actuar para transmitir valores, cómo
orientar en el camino del hombre hacia su plenitud. El docente, mediante su conocimiento
pedagógico, sabe cómo modificar la realidad existente en base a un proyecto intencionado y
en el marco de una opción moral concreta.
c) Crítico-reflexivo con el propio modelo teórico elegido, sea el que fuere, y desde él,
fundamentar la práctica educativa.

Saber lo que es necesario aprender y cómo hay que enseñarlo va a estar en función de cada sujeto
que aprende: el qué aprender se relaciona con su estructura cognitiva, y el cómo aprender va a
depender del propio estilo de aprender que presenta cada estudiante, es decir, de cuáles sean sus
herramientas para la adquisición de nuevos conocimientos.

4. EL SABER DEL PROFESOR: MODELOS PARA EXPLICARLO

4.1. Presagio y proceso-producto

El modelo presagio-producto es la estimación de aquellas cualidades que debe poseer el buen


profesor y formar en ellas a los aspirantes a serlo. Pero este procedimiento olvida algunas variables a
tener en cuenta. Olvida por ejemplo que el buen docente necesita conocer qué es lo que no sabe y no
hace el estudiante y qué es lo que debe saber y hacer en el marco de un proyecto educativo.

Esto presupone en el profesor, más que la posesión de ese conocimiento, la capacidad para adquirirlo
y, junto a todo ello, el dominio para realizar una adecuada selección contextualizada de aquellos
objetivos a conseguir en su enseñanza, así como diseñar las actividades más adecuadas para ello, lo
que trasciende los planteamientos del citado modelo.

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Estas limitaciones conceptuales las intenta superar un nuevo modelo, el proceso-producto.
Considera que poseer dichas cualidades no es garantía suficiente para ser buen profesor, pues ignoran
los requerimientos que plantean los procesos de enseñanza-aprendizaje. Este nuevo modelo aconseja
observar a los profesores excelentes en el ejercicio de sus funciones, descubrir las competencias que
poseen y aplicando el nuevo conocimiento a los planes de formación de los profesores en las
instituciones correspondientes.

Este último modelo, conocido también como el paradigma de la caja negra, tuvo gran
predicamento en el marco de la escuela de la modernidad, aunque pronto surgieron críticas desde
enfoques como el cognitivista y el sociocrítico, que subrayaban la poca atención prestada a la
comprensión y explicación de la relación entre lo enseñado y lo aprendido.

4.2. De mediación y basado en competencias

Huber criticó duramente el modelo de competencias por considerarlo una tendencia carente de base
científica y de formación inadecuada; su filosofía rudimentaria, al proceder de un movimiento de
racionalización y burocratización de la enseñanza. Por el contrario, Hölman y Schöll lo consideran
una etapa pedagógica esencial.

Por su parte, el paradigma mediacional (modelo mediacional), constituye una nueva e interesante
perspectiva que, aunque basada más en la enseñanza que en el aprendizaje, intenta aportar una visión
innovadora en este ámbito, más acorde con los tiempos posmodernos.

El mediacional, centrado en el alumno, intentará integrar al modelo proceso-producto las variables


emergentes en la ecología del aula, fusionando lo cognitivo con lo motivacional. Pero aún así,
continúan incontrolados algunos elementos relevantes para conocer más en profundidad qué es el
saber docente, cuál es su naturaleza.

5. UNA VISIÓN ESTRUCTURAL DEL SABER DOCENTE

5.1. El organigrama del conocimiento del profesor

Para indagar acerca del conjunto de conocimientos que conforman el saber docente, es preciso
profundizar en una descripción y análisis de todos los elementos involucrados en el rol a desempeñar
por los profesores, y sobre cuál es la identidad, la naturaleza del mismo. Desde esta metodología,
descubrir los conocimientos, habilidades y competencias que cada una de las parcelas de la función
docente demanda.

Como organigrama previo, entre los tipos de conocimientos que poseen los docentes:

۰ Un saber sustantivo: Comprende el dominio de una disciplina, es decir, es el campo de su


formación inicial y supone el conocimiento de la estructura epistemológica de ese campo del
saber, los ejes conceptuales, los modos de producción y divulgación, etc.
۰ Un saber pedagógico: Supone el encuentro entre los significados subjetivos de los docentes y
el conocimientos científico, los modos de apropiación y transposición didáctica del

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conocimiento, la comprensión del sujeto que aprende, la dinámica áulica y el conocimiento
del entorno socio cultural.
۰ Un saber institucional: Las instituciones proveen un marco regulador de las actividades que
se desarrollan en su seno. En su práctica escolar, los docentes se apropian de los
conocimientos relacionados con la historia de la escuela, el contexto socioeconómico,
político, cultural y comunitario que caracterizan esas instituciones y las diferencian de otras.

5.2. Los distintos saberes del profesor

5.2.1. Heterogeneidad del saber docente

Parece incuestionable la heterogeneidad y pluralidad de los saberes necesarios a los docentes de hoy
y la diversidad de fuentes de la que proceden. Sin embargo, ni la ciudadanía en general ni los mismos
profesores perciben en su justa medida la compleja labor que desarrolla el profesorado. Incluso
mantienen una visión reduccionista de los conocimientos necesarios para desempeñar su función.

Sobre la complejidad del saber docente han insistido diversos investigadores con distintas
aportaciones. Se sistematizan en dos grande épocas o generaciones, clasificadas según su contenido,
forma y esquema de referencia:

GENERACIÓN CONTENIDO FORMA ESQUEMA DE REFERENCIA


PRIMERA Discretas e individuales descripciones de - Decisiones preactivas e Diagnosis médicas y toma de
GENERACIÓN pensamiento interactivas decisiones
(1975-85) - Breves descripciones
proposicionales
SEGUNDA Pasajes integrados emergiendo del - Narrativas, historias, Conocimiento y formas de valor
GENERACIÓN conocimiento acumulado del profesor, de la biografías no reconocidas
(1985-94) práctica y el pensamiento presente, - Pasajes de lenguaje
participando además los investigadores extendidos
Eraut, 1994

6. VISIÓN DE LOS EXPERTOS


6.1. Aportación de Tardif y colaboradores
Tardif, Lessard y Lahaye (1991), afirman que la realidad de la actividad profesional del docente
exige una diversidad de conocimientos, tales como:

a) El saber curricular procedente de los programas vigentes y de los manuales escolares.


b) El saber disciplinar contenido en las asignaturas enseñadas en el centro.
c) El saber profesional adquirido durante el periodo de su formación inicial y continua.
d) El saber experiencial adquirido en la práctica de la profesión.
e) El saber cultural propio de su trayectoria vital en el marco de una determinada cultura.
Y añaden que: “el saber profesional de los docentes no constituye un cuerpo homogéneo de conocimientos;
se sirve de una amplia diversidad de conocimientos y utiliza distintos tipos de competencias”.

6.2. La perspectiva de Shulman

Shulman (1987) contempla seis categorías del saber docente:

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1. Conocimiento de los contenidos de las asignaturas a enseñar, que condicionará el
planteamiento del docente al examinar los libros de texto, en la selección de materiales,
organización de sus clases y el sistema metodológico a aplicar.
2. Conocimientos generales de pedagogía más preocupante en los docentes de secundaria por la
influencia de este tipo de saberes en los principios, estrategias y organización de sus clases.
Se hace hincapié al cómo enseñar.

En los últimos quince o veinte años, investigaciones basadas en las relaciones causales entre
enseñanza y aprendizaje, han generado un conjunto de conocimientos estructurados que relacionan la
conducta del profesor con los logros alcanzados por el alumno. Gran parte de lo publicado sobre
procesos y resultados en el ámbito pedagógico procede de la psicología, la neurología, la sociología,
etc. La pedagogía es una síntesis de todo lo que se conoce acerca del aprendizaje humano, lo que
permite a los profesores tomar decisiones sobre contenidos y conductas. Regan y cols., 2002

3. Conocimiento del currículum entendido como el conjunto de objetivos, contenidos,


metodología y evaluación integrados en el plan de estudios.
4. Conocimiento de la didáctica de la asignatura o materia, el cómo enseñar; proporciona
formas más útiles que pueden adoptar las ideas: analogías, ilustraciones, ejemplos,
explicaciones, demostraciones, etc. Al enseñar, el profesor transforma los conocimientos que
posee de una materia en un conocimiento para enseñarla.

Este conocimiento didáctico es el saber nuclear del profesor: lo adquiere en la formación


inicial, pero lo irá perfeccionando en el marco de la pedagogía y la práctica diaria. Zabalza
precisa que la elaboración de la didáctica hay que buscarla en cuatro grandes marcos:
a) El epistemológico, en las ciencias de la educación
b) El contextual, en la escuela como contexto interactivo próximo y de la sociedad como el
espacio operativo remoto
c) El curricular, centrado en la escuela
d) El pragmático, en torno al alumno. Facilita al profesor analizar, comprender y mejorar
los procesos de enseñanza-aprendizaje y la autoconstrucción de saber profesional.
۰ Conocimiento de los alumnos, ideas muy influyentes para fundamentar las decisiones
en la práctica del rol de docente.
۰ Conocimiento en la acción, mediante una adecuada sistematización de los saberes que
proporciona la experiencia en el aula a los profesores capaces de reflexionar sobre su
práctica.

6.3. Otras tipologías del conocimiento profesional


6.3.1. En Moral
Moral define los componentes esenciales del conocimiento base para la enseñanza:
a) Conocimiento declarativo (se asocia al saber qué y se define como la serie de conceptos, teorías
e ideas que una persona tiene conscientemente almacenadas en la memoria; es el saber teórico).

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b) Conocimiento procedimental (hace referencia al saber cómo, y tiene que ver con las destrezas
dirigidas a la acción, se adquiere mediante la práctica profesional y es difícil de verbalizar).

Ambos tipos de conocimiento constituyen la base diferenciadora entre teoría y práctica.

۰ El conocimiento pedagógico, saber general de las creencias y habilidades sobre la


enseñanza. Atiende a las siguientes dimensiones: al aprendizaje, a los aprendices y a los
principios generales de la instrucción.
۰ Conocimiento de la materia, que incluye dos tipos de conocimiento: el contenido de la
asignatura que se enseña (hechos y conceptos más importantes y sus relaciones) y la
estructura sustantiva y sintáctica de la misma (o la visión que adopta el docente).
۰ Conocimiento didáctico del contenido, referido a cómo hacer realmente entendible a los
alumnos un saber específico (estrategias utilizadas y formas de representación).
۰ Conocimiento curricular, conocimiento de los programas para la enseñanza en un área
concreta y a un nivel determinado, materiales didácticos propios, planteamiento de diversas
alternativas de enseñanza (las técnicas y las formas de organizar el contenido).
۰ Conocimiento situacional y contextual, saber que el docente debe tener sobre la escuela y
su entorno, además del propio alumno. Incluye un conocimiento:
o Del distrito donde se trabaja, las oportunidades, limitaciones y expectativas
o De la cultura de la institución escolar
o De los propios estudiantes, su bagaje cultural, vivencias extraescolares familiares.
۰ Conocimiento metacognitivo de control personal, proceso mediante el cual el profesor
reflexiona sobre su práctica, comparándola con la enseñanza teórica recibida.

6.3.2. En Tejada

Tejada postula que la función docente integra en su ejercicio una serie de saberes relevantes:

a) Conocimiento del entorno: El profesor actual no puede limitarse en su actuación profesión


al espacio físico del aula, necesita actuar en contextos más amplios (centro educativo,
comunidad escolar, entorno social) e interaccionar con ellos.
b) Capacidad de reflexión sobre la práctica: Permite tener conciencia de cada uno de los pasos
en el proceso (planificación, desarrollo y evaluación) para que se conduzcan adecuadamente.

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c) Actitud autocrítica y evaluación profesional: Evaluación como mecanismo de mejora y
calidad de los procesos de cambio; permite al profesional con una actitud autocrítica
reconducir su actuación.
d) Capacidad de adaptación a los cambios: El profesional investigador-innovador debe tener
una actitud flexible y asumir el cambio como una constante de su actividad docente.
e) Tolerancia a la incertidumbre, al riesgo y a la inseguridad, frente a la seguridad y la certeza
de lo conocido, que provoca actitudes inmovilistas.
f) Capacidad de iniciativa y toma de decisiones, autonomía para afrontar el proceso de cambio.
g) Poder-autonomía para intervenir: El profesor debe ser capaz, como profesional, de
acometer procesos de innovación.
h) Trabajo en equipo: Los complejos procesos de innovación, al deber integrar proyectos
comunes como síntesis de intereses plurales y de necesidades contextuales, exigen trabajo en
equipo. De ello derivan nuevas habilidades o destrezas sociales.
i) Voluntad de autoperfeccionamiento, el profesional motivado por mejorar su práctica,
adquirir nuevos conocimientos, habilidades, procedimientos o actitudes.
j) Compromiso ético profesional: Si el profesional siente compromiso ético, será capaz de
implicarse en procesos de cambio y afrontarlos con garantía de éxito.

7. RECAPITULANDO SOBRE LA NATURALEZA DEL CONOCIMIENTO DOCENTE


7.1. Transcendiendo la racionalidad técnica
Quizá sean pluralidad y complejidad las que me mejor definan la naturaleza del conocimiento
docente. ¿Qué permite a un docente con experiencia resolver una situación de enseñanza de un
modo diferente a como lo haría un profesor novel?

La construcción del saber profesional mediante una dimensión práctica es la vía que trasciende al
saber normalizado y a la racionalidad técnica, antes básicas en la preparación de los profesores,
pero hoy insuficientes para responder a las demandas de la sociedad actual.

Gimeno subraya la importancia del aprendizaje que el profesor debe hacer desde el espacio del
aula. Y aunque sigue siendo adecuado, hoy los saberes del docente no se construyen desde el
ámbito exclusivamente metodológico, se elaboran a partir de las transformaciones registradas en el
ámbito curricular, específicamente, en cuáles sean los objetivos a conseguir por los alumnos en su
aprendizaje.

Las nuevas necesidades de aprendizaje discente exigen unas innovadoras maneras de enseñar. La
naturaleza del saber docente viene condicionada por los estilos y necesidades de aprendizaje del
estudiante.

Los estudiantes a su vez deben vivir en una sociedad posmoderna que genera cantidades ingentes
de conocimiento. Crecen en un medio social, económico y escolar distinto; necesitan aprender a

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convivir con culturas y etnias plurales, a integrar multitud de estímulos y de informaciones,
necesita que se les enseñe a poder aprender por sí mismo, pues el mundo actual le retará a un
aprendizaje de por vida.

Para ello, el profesorado debe dotarse de un saber que le permita satisfacer estas necesidades del
alumnado. Requiere un saber orientado al ámbito de las actitudes y los valores: asumir el carácter
permanente de su propia formación. Esto lleva a la antinomia entre docentes como titulares de una
profesión o funciones y roles como las propias de un oficio.

7.2. Las aportaciones de Day y Reegan

Day precisa las características que distinguen a una profesión:

a) Una base de conocimientos especializados (cultura técnica).


b) El compromiso de satisfacer las necesidades del cliente (ética del servicio).
c) Una identidad colectiva fuerte (compromiso profesional).
d) Un control colegiado, en oposición al burocrático, sobre la práctica y sobre las normas
profesionales (autonomía profesional).

Esto exige que el profesorado oriente y asuma en profundidad sus creencias en torno a parámetros
como estos (Regan y cols., 2002):

a) Todos los alumnos son capaces de aprender, con independencia de sus circunstancias. Lo
importante es la trayectoria recorrida y no el punto de llegada.
b) Los profesores influyen en la vida de sus alumnos, en la cultura institucional y en la propia
dinámica de la profesión.
c) El desarrollo como profesor exige investigación y reflexión.
d) El profesor es un modelo de ciudadano culto, lo que significa mostrar actitudes,
conocimientos, habilidades y competencias, lo que redundará en la cantidad y calidad del
aprendizaje del alumnado.
e) Aprender debe ser una actividad para toda la vida y en colaboración, fomentando unas
actitudes de curiosidad intelectual, de trabajo compartido, de relaciones interpersonales más
positivas y de mayor autoestima.

Junto a estos valores, hay un conocimiento imprescindible: asumir la necesidad de un aprendizaje


permanente.

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