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Derechos constitucionales
no escritos reconocidos
por el Tribunal Constitucional
PRIMERA EDICIÓN
MARZO 2009
3,550 Ejemplares
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822
DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Erika Cuadros Grados
Presentación
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
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Presentación
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Gaceta Constitucional al que nos hemos referido líneas atrás, nos estuvo
insistiendo una y otra vez a efectos de que participáramos en el mismo.
Aunque por razones de tiempo no lo pudimos hacer en aquella ocasión,
creemos que la deuda académica ha quedado saldada con el presente vo-
lumen. Nuestra gratitud es también para aquellas amigas y amigos que
de una forma o de otra nos han alentado y apoyado en el presente tra-
bajo, sea con sus consejos y sugerencias, sea con el acopio de fuentes
y datos jurisprudenciales, insustituibles desde todo punto de vista en el
quehacer académico. Gracias en tal sentido a nuestra joven colega Paola
Ordoñez Rosales y a nuestro asistente y futuro abogado Claudio Reyes
Huerta. También, por cierto, a nuestra ex colaboradora en el Tribunal
Constitucional, Catherine Sevilla Torello.
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ESTUDIOS JURÍDICOS
TEORÍA GENERAL DE LOS
DERECHOS NO ENUMERADOS
Los derechos no enumerados y
sus elementos de concretización
Consideraciones generales
Los retos que plantea el mundo cambiante, y las necesidades que estos van
imponiendo sobre los seres humanos en aras de su progreso y desarrollo, justi-
fican de a pocos la presencia de nuevos enfoques sobre los derechos fundamen-
tales. En dicho contexto, no es extraño que al margen de las naturales oleadas
generacionales de atributos, facultades o libertades propias de determinados
momentos históricos, aparezcan, cada cierto tiempo y de modo muy específico,
derechos inobjetablemente novedosos en función de circunstancias o exigencias
especiales frente a las que se encuentran los individuos.
(*) Profesor de Derecho Constitucional en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor de De-
recho Constitucional y Derecho Procesal Constitucional en la Academia de la Magistratura. Asesor
jurisdiccional del Tribunal Constitucional.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(1) Cfr. SÁENZ DÁVALOS, Luis. “La cláusula de los derechos no enumerados y su aplicación en la juris-
prudencia del Tribunal Constitucional”. En: Revista Bibliotecal. Colegio de Abogados de Lima, año 2,
N° 3, noviembre de 2001, p. 387 y ss.
(2) La terminología “derechos no enumerados” es utilizada en este trabajo de manera equivalente a otras
tantas a las que se suele referir la doctrina, como las de “derechos innominados”, “derechos implícitos”,
“derechos no escritos”, “derechos tácitos”, “derechos inherentes”, etc.
(3) Algo similar puede predicarse respecto de la dogmática comparada. Aun cuando el juego constructivo
puede operar desde los criterios proporcionados por cada fórmula normativa, suelen ser interrogantes
para muchos los métodos y sobre todo las justificaciones con las que el operador jurídico ha de otorgar
sustento a la existencia de un derecho no enumerado. Cfr. ERNST, Carlos. Los derechos implícitos.
Marcos Lerner Editora Córdova, Córdova, 1994, p. 64.
(4) Cfr. SÁENZ DÁVALOS, Luis. “El dilema de los tratados internacionales sobre derechos humanos
y la nueva Constitución”. En: Revista Jurídica. Órgano Oficial del Colegio de Abogados de La
Libertad. N° 134, enero de 1996 - julio 1999, Trujillo, p. 739 (nota 4).
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Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
(5) Como sucede con la libertad de tránsito o de locomoción reconocida y desarrollada por el artículo 2,
inciso 11 de la Constitución.
(6) Es el caso del derecho a la protección adecuada frente al despido arbitrario reconocida en el artículo 27
de la norma fundamental.
(7) Desde la perspectiva descrita compartimos en parte la tesis de nuestro colega Gerardo Eto Cruz, para
quien no todo derecho fundamental es un derecho positivizado; sin embargo, disentimos muy cordial-
mente de la misma, en cuanto se considera que no todo derecho fundamental es constitucional. Cfr.
Régimen legal del hábeas corpus y amparo, Gaceta Jurídica, 1° edición, Lima, 1999, pp. 82-85. La fun-
damentalidad de un derecho, en otros términos, no le viene dada por su pertenencia al Título I, Capítulo
I de la Constitución, sino por el cuadro de opciones de individualización a las que se adscribe la Carta.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Cfr. ABAD YUPANQUI, Samuel. Constitución y procesos constitucionales. Estudio introductorio, le-
gislación e índices. Primera edición, Palestra, Lima, 2005, pp. 23-24.
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Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
(8) Cfr. SÁENZ DÁVALOS, Luis. “El dilema de los tratados internacionales…”. Ob. cit., pp. 737-747.
(9) Lo que en todo caso sí es preciso reconocer es que el tema de la jerarquía de los tratados, aun cuando ya
no representa (por lo menos hoy en día) un riesgo para el reconocimiento y eventual tutela de los dere-
chos internacionalizados, desde el punto de vista técnico no ha quedado del todo superado, por más que
nuestro Colegiado haya intentado saldarlo de alguna manera apelando a una distinción entre derechos
derivados de los principios (que ya hemos mencionado) y derechos de naturaleza análoga ensayada en
la sentencia recaída en los expedientes acumulados N°s 0025-2005-PI/TC y 0026-2005-PI/TC (caso
Colegio de Abogados de Arequipa y otro). La argumentación desarrollada en dicha sentencia, y que
desemboca en una toma de posición a favor de la jerarquía constitucional de los tratados de derechos
humanos, resulta de lo más frágil, no por su finalidad (con la que, evidentemente, cualquiera podría
identificarse) sino por la inconsistencia entre las premisas de las que se parte y el resultado en que se
concluye. El análisis de este problema habrá que dejarlo para otro momento.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Más allá de eventuales matices entre uno y otro dispositivo, es posible de-
ducir de sus contenidos, y a la luz de las consideraciones precedentes, que los
derechos no enumerados, considerados desde una perspectiva estricta, se nos
presentan como aquellos atributos fundamentales de la persona que, al margen
de no encontrarse objetivamente incorporados en el contenido de la Constitu-
ción, su existencia se desprende de aquellos principios esenciales que el ordena-
miento constitucional reconoce como cláusulas abiertas(12).
(10) Con lo que queda claro que la existencia de un derecho fundamental no se mide únicamente en función
del elemento estrictamente positivo. Como bien se ha dicho “(…) la positividad no puede ser un requi-
sito para su existencia, sino un dato de su eficacia y un instrumento para su vigencia real o efectiva”.
Cfr. BUSTAMANTE ALARCÓN, Reynaldo. Derechos fundamentales y proceso justo. Primera edición
ARA, Lima, 2001.
(11) El tratamiento doctrinal de la cláusula contenida en el artículo 4 de la Constitución peruana de 1979 fue
prácticamente inexistente, salvo excepciones. Cfr. QUISPE CORREA, Alfredo. “Derechos que faltan”.
En: suplemento Dominical (diario El Comercio). Lima, 15 de diciembre de 1983, p. 6; BOREA ODRÍA,
Alberto. El hábeas corpus y el amparo en el Perú de hoy. Biblioteca Peruana de Derecho Constitucio-
nal, Lima, 1985, pp. 179-183.
(12) Sin perjuicio de lo que luego se verá, cabe señalar que hay quienes consideran que incluso y sin nece-
sidad de la presencia de cláusulas abiertas o genéricas, puede predicarse la existencia de derechos no
enumerados, apelando para ello al fundamento filosófico inherente a toda Constitución democrático-
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liberal. Cfr. GROS ESPIELL, Héctor. “Los derechos humanos no enunciados o no enumerados en
el constitucionalismo americano y en el artículo 29.C) de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos”. En: Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional. N° 4, CEPC, Madrid, 2000, pp.
146-147. Dicha tesis, sin embargo, puede tener ciertos escollos en aquellos modelos constitucionales
que como el nuestro, y a diferencia de lo que ocurría con nuestra pasada Carta de 1979 (cuyo Preám-
bulo hablaba de derechos anteriores y superiores al Estado), han optado por una fórmula de contornos
positivistas antes que iusnaturalistas. El sugestivo cambio de la frase “(...) derechos reconocidos en este
capítulo (...)” por la de “(...) derechos establecidos (...)” que utiliza la Carta peruana vigente, no es pues,
en este sentido, un asunto de poca trascendencia, sino de verdaderas implicancias jurídicas que de una
u otra manera se hace necesario merituar. Sobre este mismo extremo puede verse el reciente trabajo de
CARPIO MARCOS, Edgar. “Los derechos no enumerados en la Constitución y la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional”. En: Gaceta Constitucional, tomo 5, mayo de 2008, pp. 19-20.
(13) Cfr. SÁENZ DÁVALOS, Luis. “La cláusula de los derechos no enumerados…”. Ob. cit., pp. 391-
392 y ss.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
integrante de este. Quienes piensan que para que nazca un nuevo atributo o li-
bertad debe generarse un consenso automático por parte de todos o un senti-
miento medido en términos numéricamente determinantes incurren en un error
de concepción, patentizado en el solo hecho de ignorar o minimizar lo que ha
sido la propia historia y evolución constitucional.
Entendemos, por lo demás, que de no ser las cosas del modo descrito se
caería en un peligroso utilitarismo, cuando no en un colectivismo inaceptable,
(14) Esta misma lógica la encontramos desde los documentos preconstitucionales más clásicos, como el caso
de la Carta Magna de 1215. De dicho documento, García Pelayo decía “(…) no hay nada en la Carta que
sea una declaración general de los derechos de los ingleses; los liberi homines de cuyos derechos habla
el documento no son todos los ingleses, sino una fracción, o la comunidad de la nobleza; no hay pues
en la Carta nada que se refiera a la nación o al pueblo en su totalidad (…)” Cfr. GARCÍA PELAYO,
Manuel. Derecho Constitucional Comparado. Alianza Universitaria Textos, Madrid, 1984, p. 253.
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Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
pues los derechos no se aprueban o reconocen por aclamación popular, por más
que algunos simpaticen con dicho parecer.
Los derechos nuevos, como lo acabamos de adelantar, bien pueden ser re-
sultado de un sentimiento social minoritario que, aunque no sea compartido, y
a veces ni siquiera comprendido por los grupos mayoritarios, anidará allí donde
su incidencia se torne vital para quienes los reclamen como propios.
Asumir una postura como la descrita sin lugar a dudas linda con lo arbitra-
rio e implica un desconocimiento de lo que ya hemos adelantado. Los derechos
(15) No obstante ello, queda claro que la autodeterminación de la que aquí hablamos no solo debe entenderse
como un derecho a optar por un determinado comportamiento sexual, sino también como el derecho a
mantener en reserva los alcances de dicho comportamiento y aun de la propia identidad que lo sustenta.
(16) Precisamente por lo señalado es que el concepto de autodeterminación sexual que se maneja en nuestro
medio se encuentra únicamente circunscrito a la libertad de comportamiento sexual de quienes asumen
una identidad claramente heterosexual. Lo curioso del caso es que, aun dentro de dicho esquema, no
dejan de existir ciertos condicionamientos motivados nuevamente por los clásicos perjuicios de nues-
tra sociedad. Así, y por contradictorio que resulte, se acepta (y casi se aplaude) que un hombre pueda
disponerse sexualmente con cuanta mujer se encuentre en el camino, pero cuando es esta última la que
asume dicho comportamiento, ya sabemos el tipo de enjuiciamiento (en rigor condena) moral que “de-
terminadas mayorías” terminan imponiéndole.
(17) Un caso que nos puede graficar el tipo de perjuicios que se esconden tras la aceptación o no de determi-
nados comportamientos ligados a la autodeterminación sexual, lo tenemos en la interesante controversia
generada a propósito de la denuncia formulada por el señor Chrisstian Manuel Olivera Fuentes contra
Supermercados Peruanos S.A (Santa Isabel) y que fuera resuelta en su día (aunque con no muy buena
perspectiva) por la Sala de Defensa de la Competencia del Indecopi (Exp. N° 1183-2005-CPC).
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Otro caso que bien podría colocar sobre el tapete de la discusión el tema
de las corrientes mayoritarias frente a los sentimientos de minoría, podría verse
reflejado en el supuesto de plantearse la posibilidad de la llamada muerte por
piedad.
(18) Cfr. JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis. Libertad de amar y derecho a morir. Ensayos de un criminalista so-
bre eugenesia y eutanasia. Sétima edición, Depalma, Buenos Aires, 1984; HUMPHRY, Derek y WIC-
KETT, Ann. El derecho a morir. Comprender la eutanasia. TusQuets, Barcelona, 1989; GAFO, Javier;
ALBESA, Nely; BARRENECHEA, Juan; GRACIA, Diego; MADRID, José L.; MASIÁ, Juan; QUE-
RO, José; RODRIGUEZ-AGUILERA, Cesáreo; SANJUANBENITO, Luis; TORNOS, Andrés. La eu-
tanasia y el arte de morir. Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 1990; DWORKIN, Ronald.
El dominio de la vida: una discusión acerca del aborto, la eutanasia y la libertad individual. Ariel,
Barcelona, 1994; SINGER, Peter. Repensar la vida y la muerte. El derrumbe de nuestra ética tradicio-
nal. Paidós, Barcelona, 1997; GONZÁLES, Mariano. Eutanasia. Una ventana abierta a la esperanza.
Edimat Libros, Madrid, 1998; ANSUÁTEGUI ROIG, Francisco Javier (Coordinador). Problemas de la
eutanasia. Universidad Carlos III de Madrid. Dykinson, Madrid 1999.
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Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
A nuestro juicio, y acorde con lo que hemos venido señalando, queda claro
que por muy polémica que pueda parecer para muchos la opción de un derecho a
la eutanasia, su eventual reconocimiento por vía jurisprudencial, no podría con-
siderarse cuestionable ya que, nuevamente lo repetiremos, no es el sentimiento
mayoritario el finalmente determinante.
(19) Cfr. SÁENZ DÁVALOS, Luis. “Tratamiento constitucional de la vida”. En: El Jurista. Revista Peruana
de Derecho. N° 9-10, Lima, 1993, p. 175 y ss.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Un caso emblemático que nos permite ratificar esta línea de raciocinio lo te-
nemos en el tratamiento que desde la jurisprudencia constitucional se ha venido
otorgando a buena parte de los derechos relativos a la defensa del consumidor y
del usuario.
(20) Cfr. SÁENZ DÁVALOS, Luis. “La cláusula…”. Ob. cit., pp. 392-393.
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Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
Cabe por otra parte añadir que la idea de conversión desde lo meramente
legal hacia lo trascendentalmente constitucional ha sido asumida por nuestro Co-
legiado en otros casos, apelando a la teoría del bloque de constitucionalidad(23),
como lo demuestra la recepción de la doctrina del interés superior del niño y del
adolescente (reconocida por el artículo IX del Título Preliminar del Código de
los Niños y Adolescentes) o la propia concepción en torno de los derechos inter-
nacionalizados a los que, sin disputa, hoy se consideran fundamentales(24).
(21) Sobre el carácter fundamental de los derechos legales reconocidos sobre el consumidor (y por exten-
sión, sobre el usuario) nos hemos pronunciando en un antiguo trabajo. Cfr. SÁENZ DÁVALOS, Luis.
“La defensa del consumidor en el Derecho Constitucional”. En: Revista Jurídica del Perú. Año
LIII, N° 42, Lima, enero de 2003, pp. 119-120.
(22) El tenor descrito es desarrollado en una multiplicidad de resoluciones, entre las que podemos citar a las
recaidas en los expedientes N°s 03227-2007-PA/TC (caso Carlos Abad Paredes), 01318-2007-PA/TC
(caso Flor Villena Sosa) o 3942-2007-PA/TC (caso Josefina Vega Zevallos y otros).
(23) Cfr. RUBIO LLORENTE, Francisco. “El bloque de constitucionalidad”. En: Revista Española de Dere-
cho Constitucional. Año 9, N° 27, CEC, Madrid, setiembre-diciembre de 1989, p. 9 y ss; FAVOREAU,
Louis. “El bloque de constitucionalidad”. En: Revista del Centro de Estudios Constitucionales. N° 5,
CEC; Madrid, 1990, enero-abril de 1990, p. 49 y ss.; MANILI, Pablo Luis. El bloque de constituciona-
lidad. la recepción del Derecho Internacional de los derechos humanos en el Derecho Constitucional
argentino. La Ley, Buenos Aires, 2003.
(24) Al respecto véase lo señalado en el fundamento 12 de la sentencia recaída en el Expediente
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
N° 6165-2005-HC/TC (caso Blanca Lucy Borja Espinoza), así como lo establecido en los fundamentos
25 y siguientes de la sentencia emitida en los expedientes acumulados N°s 0025-2005-PI/TC y 0026-
2005-PI/TC (caso Colegio de Abogados de Arequipa y otro).
(25) Cfr. CORWIN, Edgard. La Constitución norteamericana y su actual significado. Guillermo Kraft, Bue-
nos Aires, 1942, p. 206. Véase lo señalado por LINARES, Juan Francisco. Razonabilidad de las leyes.
El debido proceso como garantía innominada en la Constitución argentina. Segunda edición, Astrea,
Buenos Aires, 1970, pp. 17-22.
(26) Cfr. PIZZORUSSO, Alessandro. Lecciones de Derecho Constitucional. Tomo II, CEC, Madrid, 1984, p.
223 y ss.; MODUGNO, Franco. I “Nuovi diritti” nella Giurisprudenza Costituzionale. G. Giappechelli,
Torino, 1995, p. 5 y ss.; PONTHOREAU, Marie-Claire. La reconnaissance des droits non-ècrits par
les cours constitutionnelles Italienne et francaise (essai sur le puvoir créateur du juge constitutionnel).
Económica; París, 1994, p. 88 y ss.; ROLLA, Giancarlo. Manuale di Diritto Pubblico. Tercera edición,
G. Giappichelli, Torino, 1998, p. 261 y ss. Del mismo autor: “Derechos Fundamentales y Estado demo-
crático”. En: Revista Peruana de Derecho Constitucional. N° 2, Tribunal Constitucional, Lima, 2000,
pp. 33-34.
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(27) Cfr. RIVERO, Jean. “Les principes fondamentaux reconnus por les lois de la République: Nouvelle
catégorie constitutionnelle?”. En: Recuel Dalloz Sirey. 41° cahier, París, 1972, p. 265 y ss.; LOSCHAK,
Daniéle. “Le Conseil constitutionnel protecteur des libertés?”. En: Pouvoirs. Revue francaise d’études
constitutionnelles et politiques. N° 13, Presses Universitaires de France, segunda edición, París, 1986,
pp. 42-45; PONTHOREAU, Marie-Claire. Ob. cit., p. 31 y ss.
(28) Sobre el desarrollo y bienestar como atributo de la persona puede consultarse: ROBLES MORCHÓN,
Gregorio. “El libre desarrollo de la personalidad (artículo 10.1 de la C.E.)” y ESPINAR VICENTE, José
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Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
Siendo las cosas del modo descrito es evidente que una de las primeras
cosas imprescindibles de precisar tiene que ver con aquellos supuestos en los
que lo nuevo tiene una relación con lo ya reconocido. A tales efectos, la distin-
ción entre determinadas categorías conceptuales resulta de particular interés.
(31) A pesar de que sí podrían tener vínculos de tipo indirecto con otros derechos o bienes constitucional-
mente relevantes.
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(32) Cfr. DÍAZ REVORIO, Francisco Javier. “Tribunal Constitucional y derechos constitucionales no es-
critos”. En: ESPÍN TEMPLADO, Eduardo y DÍAZ REVORIO, F. Javier (Coordinadores.). La justicia
constitucional en el Estado Democrático. Cortes de Castilla-La Mancha, Tirant lo Blanch, Valencia,
2000, p. 236. Similar criterio, aunque con algunas categorías adicionales, lo tenemos también expuesto
en: SAGÜÉS, Néstor Pedro. “Constitución nacional. Derechos no enumerados”. En: Enciclopedia Ju-
rídica Omeba (Apéndice). Tomo V, Bibliográfica Omeba, Driskill, Buenos Aires, 1984, especialmente,
pp. 42.
(33) Cfr. SÁENZ DÁVALOS, Luis. “La cláusula…”. Ob. cit., p. 396.
(34) Cfr. SOSA SACIO, Juan Manuel. “Derechos no enumerados y nuevos derechos según la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional peruano”. En: Actualidad Jurídica. N° 126, Lima, 2004, p. 111.
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Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
(35) Opción que también es postulada por alguna doctrina comparada. Cfr. SÁCHICA APONTE, Luis Car-
los. “Los derechos inherentes en la Constitución colombiana”. En: Liber Amicorum Héctor Fix Zamu-
dio. Volumen II, primera edición, Secretaría de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, San
José, 1998, p. 1369.
(36) Hemos efectuado un análisis crítico de esta sentencia en SÁENZ DÁVALOS, Luis. “La objeción de
conciencia. Un caso polémico en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional”. En: Revista Peruana
de Jurisprudencia. Año 5, N° 32, octubre de 2003, p. 97 y ss.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
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(42) Conclusión semejante se aprecia en el importante trabajo de CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “Justifica-
ción y significación de los derechos constitucionales implícitos”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 5,
mayo de 2008, p. 39 y ss.
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Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
Por último, y sin que esto agote el repertorio, puede mencionarse el artículo
72 de la Constitución de Uruguay de 1967, de acuerdo con el cual “La enume-
ración de derechos, deberes y garantías hecha por la Constitución, no excluye
los otros que son inherentes a la personalidad humana o se derivan de la forma
republicana de gobierno”.
(43) Cfr. SÁENZ DÁVALOS, Luis. “La cláusula…”. Ob. cit., pp. 396-397.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Otro ejemplo que ratifica esta misma perspectiva lo tenemos en las sen-
tencias recaídas en los expedientes N°s 2050-2002-AA/TC (caso Carlos Israel
Ramos Colque) y 0729-2003-HC/TC (Marcela Ximena Gonzales Astudillo), en
la cuales se reconoce la regla ne bis in idem como un componente implícito del
derecho fundamental al debido proceso (previsto en el artículo 139 de la Cons-
titución), a la luz de los dispuesto en el artículo 14.7 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y el artículo 8.4 de la Convención Americana de
Derechos Humanos.
(44) Cfr. CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “Justificación y significación… ”. Ob. cit., pp. 43-44.
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Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
(45) Aun cuando en esta ejecutoria no queda muy claro si el Tribunal considera a la réplica o respuesta un atribu-
to totalmente autónomo, creemos que por el contenido de la misma no se trata de una simple manifestación
no enumerada del derecho de rectificación, sino de un derecho con sus propios matices y características.
(46) Cfr. GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. La Constitución como norma y el Tribunal Constitucio-
nal. Tercera edición, Civitas, Madrid, 1985, pp. 97-101, 230-238; GONZÁLES PÉREZ, Jesús. “Los
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
abiertas aparecerán en toda circunstancia como el núcleo central del cual se de-
rivan o desprenden los derechos innominados, dentro de una típica relación de
género a especie.
1. La dignidad de la persona
De los principios anteriormente enunciados, el que puede considerarse
como referente central o natural de los derechos fundamentales es sin duda al-
guna la dignidad de la persona, pues resulta indiscutible que cualquier atributo
o libertad, independientemente de su naturaleza o contenido material, tiene su
razón de ser en la misma(47), si nos atenemos a la idea de que aquella supone
principios generales del Derecho y la Constitución”. En: Revista de Administración Pública. N° 114,
CEC, Madrid, 1987, p. 7 y ss.; BIDART CAMPOS, Germán. El derecho de la Constitución y su fuerza
normativa. Primera edición, Ediar, Buenos Aires, 1995, p. 115 y ss. En nuestro medio: ETO CRUZ,
Gerardo. Los principios constitucionales en el Perú. Trujillo, 1991; SÁENZ DÁVALOS, Luis. “Los
límites materiales de una reforma constitucional”. En: El Jurista. Revista Peruana de Derecho. Año II,
N° 5, Lima 1992, p. 83 y ss.; LANDA ARROYO, César. Tribunal Constitucional y Estado Democráti-
co. Primera edición, PUCP-MDC, Lima, 1999, pp. 327-329; GARCÍA TOMA, Víctor. “Valores, fines
y principios constitucionales”. En: Revista Peruana de Derecho Constitucional. Año I, N° 1, Tribunal
Constitucional, Lima, 1999, p. 617 y ss.; MENDOZA ESCALANTE, Mijail. Los principios funda-
mentales del Derecho Constitucional peruano. Gráfica Bellido, Lima, 2000; HAKANSSON NIETO,
Carlos. “La posición constitucional de los principios en la Carta de 1993”. En: Revista de Derecho.
Volumen I, Universidad de Piura, Piura, 2000, p. 75 y ss.
(47) Cfr. VON MUNCH, Ingo. “La dignidad de hombre en el derecho constitucional”. En: Revista Española
de Derecho Constitucional. N° 5, CEC, Madrid, mayo-agosto de 1982, p. 27; GONZÁLES PÉREZ, Je-
sús. La dignidad de la persona. Primera edición, Madrid, 1986, pp. 96-99; PÉREZ LUÑO, Antonio. Dere-
chos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. Quinta edición, Tecnos, Madrid 1995, pp. 317-321.
BENDA, Ernesto. “Dignidad humana y derechos de la personalidad”. En: BENDA, MAIHOFFER,
VOGEL, HESSE, HEYDE. Manual de Derecho Constitucional. Instituto Vasco de Administración
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Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
Pública, Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales, Madrid, 1996, p. 122 (10); FERNÁNDEZ SE-
GADO, Franciso. “La dignidad de la persona como valor supremo del ordenamiento jurídico”. En:
Modernas tendencias del Derecho en América Latina (I Convención Latinoamericana de Derecho).
José Palomino Manchego y Ricardo Velásquez Ramírez (coordinadores). Grijley, Lima, 1997, pp. 81-
84; SAGÜÉS, Néstor Pedro. “El concepto constitucional de dignidad de la persona y su precisión”. En:
Modernas tendencias del Derecho en América Latina (I Convención Latinoamericana de Derecho). Ob.
cit., p. 256; LANDA ARROYO, César. “Dignidad de la persona humana”. En: Ius et Veritas. Año X,
N° 21, PUCP, Lima, 2000, pp. 20-23; MENDOZA ESCALANTE, Mijail. Los principios fundamentales
del Derecho Constitucional peruano. Ob. cit., pp. 191-193.
(48) Crf. BENDA, Ernesto. Ob. cit., pp. 141-144.
(49) Cfr. MENDOZA ESCALANTE, Mijail. Los principios fundamentales del Derecho Constitucional pe-
ruano. Ob. cit., p. 187, para quien “(...) se trata del principio fundamental que reviste el mayor grado de
fundamentalidad (...)”.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(50) La doctrina alemana, tan autorizada en este tema, nos ha puesto de manifiesto las enormes dificultades
de conceptualización que acompañan a la dignidad, no obstante el consenso universal que su importan-
cia como valor supone. Cfr. VON MUNCH, Ingo. “La dignidad de hombre…”. Ob. cit., p. 18 y ss.
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Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
La soberanía del pueblo tiene así una intrínseca relación con un modo par-
ticular de pensar en política, que no es otro que el democrático, por oposición a
toda corriente que conciba la presencia y desenvolvimiento del poder a partir de
supuestos absolutos o absolutistas.
(51) Cfr. PÉREZ LUÑO, Antonio. Ob. cit., pp. 204-205; MENDOZA ESCALANTE, Mijail. Los principios
fundamentales del Derecho Constitucional peruano. Ob. cit., pp. 161-163.
(52) En sentido similar, ibíd., p. 167.
(53) Sobre la idea de mutación constitucional, que como se sabe, apunta hacia un cambio del sentido o sig-
nificado constitucional, independientemente del texto expreso contenido en sus normas, puede verse:
SAGÜÉS, Néstor Pedro. “La interpretación constitucional mutativa”. En: Revista de Ciencias Sociales.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Aspecto que para efectos interpretativos tampoco deberá pasarse por alto es
que el principio comentado de ninguna manera se agota en la cláusula abierta,
sino que se desarrolla a lo largo de diversos dispositivos constitucionales, em-
pezando por el artículo 45, de acuerdo con el cual “El Poder del Estado emana
del pueblo. Quienes lo ejercen lo hacen con las limitaciones y responsabilidades
que la Constitución y las leyes establecen”(54).
N° 16, 1980, Universidad de Chile, p. 49 y ss., VEGA, Pedro de. La reforma constitucional y la pro-
blemática del poder constituyente. Tecnos, Madrid 1985, p. 179 y ss. SÁNCHEZ URRUTIA, Ana Vic-
toria. “Mutación constitucional y fuerza normativa de la Constitución. Una aproximación al origen del
concepto”. En: Revista Española de Derecho Constitucional. Año 20, N° 58, enero-abril de 2000, CEC,
Madrid, p. 105 y ss. Igualmente la republicación de dos clásicos textos como los de JELLINEK, George.
Reforma y mutación de la Constitución. CEC, Madrid, 1991, p. 15 y ss. y DAU-LIN, Hsü. Mutación de
la Constitución. Oñati, 1998.
(54) Conviene precisar que la supuesta contradicción que alguna doctrina ha creído encontrar entre concebir
un poder soberano en el pueblo, y la restricción de tal soberanía en la presencia de una norma funda-
mental (Cfr. VARELA SUANZES, Joaquin.- “Algunas reflexiones sobre la soberanía popular en la
Constitución española”. En: Revista Española de Derecho Constitucional; Año 12; N° 36; Septiembre-
Diciembre de 1992; CEC; Madrid 1992; p. 71 y ss.) queda perfectamente superada, en el entendido de
que la Constitución no es una norma valorada únicamente en términos formales, sino y por sobre todo,
un cuerpo sistemático dotado de coherencia en función de la totalidad de sus principios y valores.
(55) Cfr. SÁNCHEZ VIAMONTE, Carlos. El constitucionalismo. Sus problemas. Bibliográfica Argentina,
Buenos Aires, 1957, p. 22; GARCÍA PELAYO, Manuel. Ob. cit., p. 158; MENDOZA ESCALANTE,
Mijail. Los principios fundamentales... Ob. cit., pp. 179-180.
(56) Cfr. GARCÍA PELAYO, Manuel. “Estado legal y Estado Constitucional de Derecho”. En: Lecturas
sobre temas constitucionales. N° 1, CAJ, Lima, 1988, p. 27 y ss. GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo.
“Principio de legalidad, Estado material de Derecho y facultades interpretativas y constructivas de la
jurisprudencia en la Constitución”. En: Revista Española de Derecho Constitucional. Año 4, N° 10,
enero-abril de 1984, p. 14 y ss.; PÉREZ LUÑO, Antonio. Ob. cit., p. 214 y ss.
(57) Cfr. GARCÍA PELAYO, Manuel. “Estado legal y Estado Constitucional de Derecho”. Ob. cit., pp.
33-43.
42
Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
(58) Cfr. GARCÍA PELAYO, Manuel. Las transformaciones del Estado contemporáneo. AUT, décima re-
impresión, p. 13 y ss.; BENDA, Ernesto. “El Estado Social de Derecho”. En: BENDA, MAIHOFFER,
VOGEL, HESSE, HEYDE. Manual de Derecho Constitucional. Madrid, 1996, p. 487 y ss. Natural-
mente desbordaría los alcances del presente trabajo el desarrollar las características del Estado Social o,
como también se le conoce, prestacional. Basta con recordar que en el mismo, el poder deja de ser un
elemento de abstención frente a los derechos, para pasar a cobrar un rol protagónico o dinámico consis-
tente ante todo en la creación de condiciones materiales de desarrollo. Sobre el particular, la bibliografía
es abundante; aparte de la ya citada es especialmente útil el texto de DOEHRING, Karl; ABENDROTH,
Wolfgang y FORSTHOFF, Ernst. El Estado Social. CEC, Madrid, 1986.
(59) Cfr. entre otros, el artículo 43 de nuestra Constitución cuyo texto señala que “La República del Perú, es
democrática, social, independiente y soberana” o el propio artículo 58 que no obstante reconocer que
“La iniciativa privada es libre” agrega que “Se ejerce en una economía social de mercado”.
(60) Cfr. BENDA, Ernesto. “Dignidad humana y derechos de la personalidad”. Ob. cit., pp. 118-119 y 126
(especialmente párrafos 4 y 18).
43
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Aunque todavía no existen casos en los que se haya utilizado el citado refe-
rente como fuente de creación, conviene precisar que los derechos eventualmen-
te derivados del mismo tendrían no solo una connotación y naturaleza eminen-
temente política, sino que además deberán ser compatibles con los caracteres de
la consabida forma de gobierno. Lo primero, como consecuencia del contenido
material que le rodea, lo segundo, como una manera de circunscribir el cuadro
de opciones organizacionales dentro del que es válido la existencia de nuestro
Estado y el mismo ejercicio de su gobierno.
44
Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
Aun cuando nadie podría cuestionar la titularidad del pueblo como la fuente
directa del poder, ello no significa que en nombre de tal postulado pueda plan-
tearse un atributo de tal naturaleza, pues lo que llamamos forma republicana de
gobierno no solo garantiza el respeto a la voluntad corporativa, sino un ejercicio
de poder de manera alternativa y, por sobre todas las cosas, de forma inobjeta-
blemente democrática. Quien así no lo entienda hará cualquier cosa menos res-
petar la intervinculación entre los principios de creación.
Cabe precisar, por lo pronto, que el tratamiento tutelar al que apunta dicha
herramienta jurídica, específicamente a propósito de los derechos no enumera-
dos, mejora sustancialmente lo previsto en su día por la precedente legislación
procesal constitucional.
(63) Cfr. CARPIO MARCOS, Edgar. “Los derechos no enumerados…”. Ob. cit., p. 26.
45
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(64) Cfr. BOREA ODRÍA, Alberto. El hábeas corpus y el amparo… Ob. cit., p. 179 y ss.
(65) Cfr. SÁENZ DÁVALOS, Luis y MELÉNDEZ SÁENZ, Jorge. El ámbito de protección de los procesos
constitucionales y el hábeas corpus. Cuadernos de Trabajo N° 1, Centro de Estudios Constitucionales,
Tribunal Constitucional, Lima, 2004, p. 14.
(66) Cfr. MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Exégesis del Código Procesal Constitucional. Primera edición, Gaceta
Jurídica, Lima, 2004, pp. 308-309; CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal
Constitucional. ARA, Universidad de Piura, Lima-Piura, 2004, pp. 576-577.
46
Los derechos no enumerados y sus elementos de concretización
47
La configuración constitucional
de los derechos no enumerados
en la cláusula abierta del
sistema de derechos y libertades
Introducción al tema
No cabe duda alguna de que nos encontramos ante un nuevo escenario en
el ámbito del Derecho Constitucional, en el que el sistema de libertades viene
alcanzado cada vez nuevas dimensiones axiológicas que parecieran indetenibles
en su afán expansionista, aunque no ciertamente por acción de los poderes cons-
tituyentes, originarios o derivados, sino por el activismo cada vez más intenso
de los órganos jurisdiccionales, especialmente las cortes y tribunales constitu-
cionales a través de la jurisprudencia que día a día producen.
(*) Profesor titular de los cursos de Derecho Constitucional peruano, Derecho Procesal Constitucional y
Derecho Constitucional Comparado en la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión (Hua-
cho). Profesor asociado de la Academia de la Magistratura. Miembro de la Asociación Peruana de
Derecho Constitucional.
49
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Comoquiera que toda Constitución es, entre otras cosas, una expresión de
principios y valores dotada de una gran carga axiológica es innegable que debe-
ría de contener un catálogo de derechos fundamentales que sirvan de correlato
a los principios constitucionales que ella recoge y configure los valores primor-
diales para el mantenimiento del entramado normativo que precisamente le da
sustento jurídico.
50
La configuración constitucional de los derechos no enumerados en la cláusula abierta...
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(1) PECES-BARBA, Gregorio y otros. Derecho positivo de los derechos humanos. Primera edición, Deba-
te, Madrid, 1987, pp. 14-15.
(2) BOROWSKI, Martín. La estructura de los derechos fundamentales. Primera edición, Universidad Ex-
ternado de Colombia, 2003, Bogotá, pp. 33 a 37.
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La configuración constitucional de los derechos no enumerados en la cláusula abierta...
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(6) ETO CRUZ, Gerardo. Estudios de Derecho Constitucional. Serie “Biblioteca Peruana de Derecho Constitu-
cional”. Vol. 23, Universidad Nacional de Trujillo, Trujillo, Perú, 2002, pp. 54 y 55.
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La configuración constitucional de los derechos no enumerados en la cláusula abierta...
Ahora bien, ya desde nuestro punto de vista, si bien es cierto que los otros
principios incorporados en la indicada clasificación también tienen acogida
constitucional, sin embargo, consideramos que los denominados “principios po-
líticos constitucionales” son los que por su propia naturaleza están destinados
a enmarcar el sistema constitucional, vienen a ser las bases o cimientos sobre
los que reposa el edificio constitucional. Para nosotros, ensayando una nueva
clasificación, serían más bien principios constitucionales fundamentales o prin-
cipios constitucionales maestros, porque, a diferencia de los otros, sirven de
fundamento al entramado constitucional y es alrededor de ellos que se definen
los demás principios y valores recogidos por la Constitución. Por ende, dentro
de un esquema de rigidez constitucional, no sería factible modificar la Constitu-
ción variando los principios constitucionales fundamentales o maestros porque
se yerguen como verdaderas normas pétreas que el poder constituido no está fa-
cultado a cambiar.
(7) HÄBERLE, Peter. El Estado Constitucional. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Méxi-
co, 2001, p. 172.
55
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
directriz encarna la decisión soberana del pueblo que no puede ni debe ser trai-
cionada posteriormente mediante las modificaciones constitucionales. No sería
admisible, entonces, intentar variar la forma republicana de gobierno para optar,
por ejemplo, por una monarquía constitucional, porque el intento de hacerlo
trastocaría uno de los principios constitucionales maestros. Para Schmitt(8), los
principios constitucionales son decisiones fundamentales y constituyen un lími-
te de carácter material a las reformas constitucionales. Según el referido autor,
tales principios no podrían ser modificados mediante un proceso de revisión
constitucional. Incluso para Schmitt, si una norma constitucional destinada a de-
sarrollar posteriormente alguno de los principios fundamentales no guardase ar-
monía con estos, estaríamos ante una “norma constitucional inconstitucional”(9).
(8) SCHMITT, Carl. Teoría de la Constitución. Trad. de Francisco de Ayala. Revista de Derecho Privado,
Madrid, 1934, pp. 3-47.
(9) Citado por MENDOZA, Mijail. Los principios fundamentales del Derecho Constitucional peruano.
Lima, enero de 2000, p. 131.
(10) AJA, Eliseo, en la introducción al libro de LASSALLE, Ferdinand. ¿Qué es una Constitución? Ariel,
España., pp. 38y 39.
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La configuración constitucional de los derechos no enumerados en la cláusula abierta...
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
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La configuración constitucional de los derechos no enumerados en la cláusula abierta...
(11) Nos referimos al Caso Villegas Namuche sobre desaparición forzada. Exp. N° 2488-2002-HC/TC
59
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Al respecto, Juan Manuel Sosa(12) sostiene que “la necesidad actual de pro-
teger los derechos de naturaleza fundamental, pese a que no se encuentren ex-
presamente reconocidos en una Constitución, es una idea que se desprende del
personalismo y la defensa de la dignidad humana en que sostiene y justifica la
existencia de todo Estado Constitucional”. Pero, a renglón seguido, advierte de
los peligros que puede entrañar una cláusula abierta de derechos, acotando que
aquella “(…) no debe ser utilizada como un instrumento de apertura indiscri-
minada de derechos, por más nobles que pudieran parecer las intenciones del
intérprete. Ello sería opuesto a la naturaleza de la Constitución como norma rí-
gida (de difícil modificación), desatendería al criterio interpretativo de fuerza
expansiva de los derechos fundamentales (pues se privilegiaría la creación de
un derecho, en vez de interpretarlo como integrado en un derecho expresamente
reconocido y en “expansión), y podría devenir en una afectación del principio
de seguridad jurídica (imaginemos la intermitencia respecto del reconocimiento
de un derecho como fundamental)”.
Por su parte, el destacado profesor Edgar Carpio(13) nos dice que “La cláu-
sula de los derechos no enumerados, que la Constitución actual del Perú recoge
en el artículo 3, representa, sin hipérbole alguna, el punto de partida y el de cul-
minación de cualquier intento por descifrar el régimen constitucional al que se
encuentran sometidos los derechos en un ordenamiento jurídico determinado y,
muy especialmente, en el caso del ordenamiento constitucional peruano. Car-
pio nos recuerda así que después de todo la citada disposición constitucional
es incorporada a nuestra Carta Fundamental por influjo de la novena enmienda
incorporada en 1791 a la Constitución de los Estados Unidos, la que por cierto
viene a constituir la esencia de su parte dogmática –conjuntamente con otras
enmiendas– ante la ausencia originalmente de un catálogo de derechos funda-
mentales en la Constitución de Filadelfia de 1787.
(12) SOSA SACIO, Juan Manuel. En: “Derechos no enumerados y nuevos derechos”; publicado en su blog
personal, el 13 de marzo de 2007.
(13) CARPIO MARCOS, Edgar. “El significado de la cláusula de derechos no enumerados”. En: Cuestiones
Constitucionales. Revista Mexicana de Derecho Constitucional. Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UNAM. México, 1999. p. 4.
60
La configuración constitucional de los derechos no enumerados en la cláusula abierta...
fuente principal de los demás principios que la cláusula abierta de derechos con-
tenida en el artículo 3 establece como marco conceptual para, a partir de allí,
desarrollar nuevos derechos. Empero, es necesario tener en consideración que la
labor interpretadora de la jurisdicción constitucional es vital para la expansión
del catálogo constitucional, pues existe cierta complejidad aún en definir cuándo
estamos ante un derecho no enumerado, ante un derecho nuevo o frente a un de-
recho implícito dentro de otro ya reconocido, ello sin perjuicio de los conceptos
de “derecho viejo” o “nuevas dimensiones” implícitas en los derechos funda-
mentales. Respecto a ello percibimos que la doctrina no es pacífica ni tampoco
la propia jurisprudencia constitucional, pues esta todavía no ha logrado desarro-
llar con precisión y claridad una teoría alrededor de los derechos fundamentales
no enumerados, ni mucho menos una línea uniforme en torno a ellos.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
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La configuración constitucional de los derechos no enumerados en la cláusula abierta...
(15) Ídem.
(16) STC N° 2488-2002-HC/TC publicada en el diario El Peruano del 29 de marzo de 2004.
(17) Ibíd., fundamento 12.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Cabe aclarar, sin embargo, que en este caso, el Tribunal hace referencia a
un derecho derivado pero no de otro derecho constitucional, sino de un principio
constitucional, cual es el de dignidad humana o de dignidad de la persona que
no solo aparece como tal en el artículo 1 de la Constitución, sino por añadidura
en el artículo 3. Esto reforzaría nuestra tesis de que los elementos rectores del
sistema de derechos y libertades que la Constitución consagra son los principios
constitucionales y que como tales gozan de supremacía dentro de la supremacía
constitucional o, en el peor de los casos, son primus inter pares de los demás
preceptos constitucionales.
64
La configuración constitucional de los derechos no enumerados en la cláusula abierta...
esa práctica se encuentra con situaciones límite que determinan una valla para
quien intenta ejercer el derecho, allí se torna necesario ampliar el horizonte
del derecho hacia otras manifestaciones novedosas.
Si bien esta categoría no ha sido definida bajo esa denominación por el Tri-
bunal Constitucional, sin embargo, ensayando una nueva clasificación de los
derechos fundamentales, podríamos decir que se trata de aquellos derechos que
están íntimamente conectados a otros por su propia naturaleza. De ahí que el TC
haya sostenido en el caso Rosado Adanaque (STC N° 0895-2001-AA/TC) que
hay derechos estrechamente vinculados entre sí pero manteniendo entre ellos
una configuración autónoma. De este modo, tendríamos que el derecho a no ser
torturado es concurrente o se encuentra inevitablemente vinculado al derecho a
la integridad física, porque todo aquel que fuese víctima de torturas, al mismo
tiempo e inevitablemente vería afectado su derecho a la integridad física.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
comunes, aun cuando cada uno de ellos, en efecto, goce de autonomía o vida
propia.
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La configuración constitucional de los derechos no enumerados en la cláusula abierta...
(19) AA.VV. La Constitución en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Primera edición, Gaceta Jurí-
dica, Lima, 2006, p. 25.
(20) Constitución Política del Perú, artículo 32.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
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La configuración constitucional de los derechos no enumerados en la cláusula abierta...
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
de Sevilla nos aclara, sin embargo, que se refiere al derecho a decidir la propia
muerte, mas no a la libertad para poner fin a la vida, porque esta ya la tienen
todos los seres humanos, a tal punto que el suicido o su tentativa no están tipi-
ficados como delito. De lo que se trata –nos dice Pérez Royo– es de tener de-
recho, es decir, de poder recabar ayuda para el ejercicio del mismo o de poder
oponerse frente a cualquier acción que pretenda impedir el ejercicio del derecho
a la muerte. La sociedad podrá regular las condiciones y demás requisitos para
el ejercicio del derecho a morir, o para recabar ayuda de la sociedad para lo-
grarlo, pero sin impedirlo, pues como bien señala el citado autor, en este caso
“(...) nos encontramos frente a consideraciones filosóficas o religiosas, pero no
jurídicas”.
c) El derecho al ocio
No es otra cosa que el derecho a no hacer nada, que es distinto al derecho al
descanso y al disfrute del tiempo libre que más bien suelen ser la contraparte y
consecuencia del trabajo intenso y que por cierto ya se encuentra consagrado en
el inciso 22 del artículo 2 de la Constitución. Este derecho al ocio desde luego
sería contrario al deber de trabajar que recoge la norma fundamental en su ar-
tículo 22, pero que en cierta forma no responde a ninguna realidad cuando nos
encontramos en un mundo en donde campea el desempleo. De cualquier modo,
con base en el derecho al ocio, cualquiera que deseara jamás trabajar en toda su
vida, no tendría por qué ser impedido de ello, ni mucho menos ser obligado a
trabajar.
70
La configuración constitucional de los derechos no enumerados en la cláusula abierta...
(25) FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos. Libertad, Constitución y derechos humanos. Primera edición,
San Marcos, 2003, pp. 88 y 89.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
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La configuración constitucional de los derechos no enumerados en la cláusula abierta...
73
La cláusula de derechos no
enumerados en el marco del
debate entre iusnaturalismo
y positivismo jurídico
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(2) Dicha disposición establece lo siguiente: “La enumeración de ciertos derechos en la Constitución no se
interpretará en el sentido de negar o restringir otros retenidos por el pueblo”.
(3) Aunque es cierto también que en el caso particular de las colonias norteamericanas, la conexión entre el De-
recho natural y factor religioso mantenía vigencia. Recuérdese que muchos ingleses vieron en las colonias
de Norteamérica su lugar de exilio ante las persecuciones de las que eran víctimas por profesar una deter-
minada confesión religiosa. En esa medida, como bien ha destacado G. Peces-Barba, la apertura a un fun-
damento religioso fue una de las características de la revolución norteamericana, en oposición a la laicidad
que caracterizó a la francesa (Cfr. “Los derechos del hombre en 1789 (Reflexiones en el segundo centena-
rio de la Declaración Francesa)”. En: Anuario de Filosofía del Derecho, N° VI, 1989, pp. 65 - 69).
(4) Cfr. PRIETO, L. La filosofía penal de la Ilustración, Palestra, Lima, 2007, p. 9.
(5) Por lo demás, esta superioridad es representativa del núcleo duro de toda fórmula de pensamiento iusna-
turalista. Tal como afirma Bobbio, en última instancia, por iusnaturalismo se entiende “aquella corriente
que admite la distinción entre Derecho natural y Derecho positivo y sostiene la supremacía del primero
sobre el segundo” (Cfr. BOBBIO, N. El problema del positivismo jurídico, 8a reimpresión, Fontamara,
76
La cláusula de derechos no enumerados en el marco del debate entre iusnaturalismo...
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Sin embargo, aun si fuese verdad que la racionalidad formal definitoria del
Derecho no tiene por qué ser asumida en clave moral, la relación entre esta y el
Derecho se hace patente cuando se pasa del análisis de la racionalidad formal al
de la racionalidad sustantiva. En efecto, resulta evidente que la racionalidad for-
mal es distinta de la racionalidad material, pues aquella no nos responde acerca
del contenido que deben observar los medios y los fines perseguidos por un es-
pecífico ordenamiento jurídico, siendo igualmente claro que todo ordenamien-
to jurídico responde en mayor o menor grado a una particular moral sustantiva.
(8) Cfr. RAZ, J. “About morality and the nature of law”. En: The American Journal of Jurisprudence,
N° 48, 2003, pp. 10-13.
(9) O la de algunos de ellos. Y es que no parece existir consenso en el hecho de que todos los elementos
propuestos por Fuller sean necesarios para la existencia de un sistema jurídico. Así, por ejemplo, Peces-
Barba sostiene que “(...) la falta de alguno de los requisitos de la moral interna no vacía de contenido ju-
rídico a un sistema, aunque lo convierta en un sistema peor. Basta una voluntad de un soberano que es-
tablece mandatos apoyados en la fuerza para que se pueda hablar de sistema jurídico, aunque no sea un
sistema perfecto, y no tenga muchos de los criterios de la moral interna fulleriana” (Cfr. Prólogo al li-
bro de R. Escudero, Positivismo jurídico y moral interna del Derecho, ob. cit., p. 18). En lo que sí pa-
rece haber un cierto acuerdo es que en la ratio de los elementos planteados por Fuller subyacen exigen-
cias formales sin las cuales no podría hablarse de la existencia de un sistema jurídico.
(10) Cfr. ASÍS, R. de, Una aproximación a los modelos de Estado de Derecho, Dykinson / Universidad de
Jaén, Madrid, 1999, p. 47 y ss. También, GARCÍA MANRIQUE, R. “Acerca de la intrínseca moralidad
del Derecho”. En: Derechos y Libertades, N° 10, 2001, p. 207 y ss.
(11) Cfr. ASÍS, R. de, “Sobre los rasgos de lo jurídico”. En: AA. VV., El Derecho en red. Estudios en home-
naje al Prof. Mario G. Losano, Dykinson, Madrid, 2006, p. 646.
(12) Cfr. HART, H. L. A. “Lon L. Fuller: The morality of law”. En: H. L. A. Hart, Essays in Jurisprudence
and Philosophy, Clarendon Press, Oxford, 1983, p. 347.
78
La cláusula de derechos no enumerados en el marco del debate entre iusnaturalismo...
(13) Cfr. PECES-BARBA, G. Derechos fundamentales, 3a edición, Latina, Madrid, 1980, p. 78.
(14) Cfr. Prólogo al libro de M. C. Barranco. Derechos y decisiones interpretativas, Instituto de Derechos
Humanos “Bartolomé de las Casas” de la Universidad Carlos III de Madrid / Marcial Pons, Madrid,
2004, p. 12.
(15) Cfr. ASÍS, R. de, “De nuevo sobre la relación entre el Derecho y el Poder”. En: Anuario de Filosofía del
Derecho, N° XVII, 2000, pp. 215-230.
(16) Ahora bien, que dicho contenido material, es decir, la moral sustantiva incorporada en el Derecho, pue-
da o no ser parámetro de validez de las normas jurídica, es algo que recientemente ha dividido a los posi-
tivistas, pues mientras algunos continúan defendiendo la tesis kelseniana de que ello nada tiene que de-
cir al momento de enjuiciar dicha validez (v. gr. ESCUDERO, R. “Incorporacionismo, criterio material
de validez y certeza del Derecho”. En: Anuario de Filosofía del Derecho, N° XXII, 2005, pp. 397-416),
otros sostienen lo contrario (v. gr. COLEMAN, J. The practice of principle. In defence of a pragmatist
approach to legal theory, Oxford University Press, Oxford, 2001, pp. 126-130; también, WALUCHOW,
W. Positivismo jurídico incluyente, traducción de M. Gil, R. Tesone y H. Zuleta, Marcial Pons, Madrid,
2007, p. 95 y ss.).
79
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(17) La imposibilidad de que exista algún grado de acuerdo objetivo en relación con dicho contenido suele
ser alegada como la principal razón por la que el pensamiento iusnaturalista debe ser abandonado como
postulado teórico. kelsen lleva razón cuando afirma que en defensa del iusnaturalismo se ha llegado a
resultados muy diferentes y contradictorios: “Locke ha deducido de la naturaleza la democracia, Filmer
la autocracia, Cumberland la propiedad privada y Morelly la propiedad colectiva. Con los métodos de
la teoría del Derecho natural (…) se puede probar todo y, por lo tanto, no se prueba nada” (Cfr. KEL-
SEN, H. “Justicia y Derecho natural”. En: H. KELSEN (et al.), Crítica del Derecho natural, traducción
de E. Díaz, Taurus, Madrid, 1966, p. 42).
(18) Sobre las diferencias entre el positivismo metodológico, el ideológico y el teórico, cfr. BOBBIO, N. El
positivismo jurídico, traducción de R. de Asís y A. Greppi, Debate, Madrid, 1993, p. 143 y ss.
(19) Cfr. MAC CORMICK, N. “A moralistic case for a moralistic law”. En: Valparaiso Law Review, N° 20,
1985, pp. 1-41; también, PRIETO, L. Constitucionalismo y positivismo, Fontamara, México D. F. 1997,
p. 80; ASÍS, R. de, El juez y la motivación en el Derecho, Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de
las Casas de la Universidad Carlos III de Madrid / Dykinson, Madrid, 2005, pp. 129-130.
(20) Cfr. SOPER, P. “Choosing a legal theory on moral grounds”. En: Social Philosophy & Policy, N° 4,
80
La cláusula de derechos no enumerados en el marco del debate entre iusnaturalismo...
Lo cierto es que tanto adoptando una posición positivista como una iusnatura-
lista, es posible mantener una actitud crítica frente al Derecho. Tan solo variará el
enfoque del planteamiento crítico: “(...) mientras el iusnaturalista llega a la con-
clusión de que no hay que obedecer a las normas inmorales porque no son [D]
erecho, el positivista llega a la conclusión de que no hay que obedecerlas, pese a
que son [D]erecho, porque son inmorales”(21).
1986, p. 3 y ss.; también, cfr. GARZÓN, E. “More on the relation between Law and morality”. En: A.
AARNIO, K. Pietilä y J. Uusitalo (editores), Interests, Morality and the Law, Research Institute for Social
Sciences, Tampere, 1996, pp. 136 - 141.
(21) Cfr. FARRELL, M. “¿Discusión entre el Derecho natural y el positivismo jurídico?”. En: Doxa, N° 21,
1998, p. 124.
81
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(22) “[L]a ley natural ordena obedecer a todas las leyes civiles en virtud de la ley natural que prohíbe violar
los pactos” (Cfr. HOBBES, T. De Cive, XVI, 10).
(23) Esto se aprecia claramente en una carta que Madison dirige a Jefferson en octubre de 1788, justificando
la ausencia de una declaración constitucional de derechos: “(...) hay razones de peso para temer que una
declaración positiva de algunos de los derechos más esenciales no podría obtenerse en la amplitud re-
querida. Estoy seguro de que los derechos de conciencia en particular, si se sometieran a definición pú-
blica, serían limitados mucho más de lo que pudieran verse limitados nunca por un presunto poder” (ci-
tado por HART ELY, J. Democracia y desconfianza. Una teoría del control constitucional, ob. cit., pp.
54-55).
(24) Esta es la manera como Madison justifica la existencia de la IX Enmienda ante el Congreso federal: “Se
ha objetado también en contra de la Declaración de Derechos que, al enumerar excepciones particula-
res a la concesión de facultades, menospreciaría aquellos derechos que no se incluyeron en esta enume-
ración; podría seguirse de allí, por implicación, que aquellos derechos que no están enumerados, que
aquellos derechos que no se señalan explícitamente, estaba previsto asignarlos al Gobierno Central y no
estarían, por consiguiente, asegurados. (…) [P]ero considero que podemos protegernos de esta conse-
cuencia. He intentado hacerlo, como pueden apreciarlo los caballeros al detenerse en la última cláusula
de resolución” (citada por HART ELY, J. Ibíd., p. 55).
82
La cláusula de derechos no enumerados en el marco del debate entre iusnaturalismo...
(25) Esta, por ejemplo, era la postura de F. Frankurter, según da cuenta E. Purcell (Cfr. PURCELL, E.
“Alexander M. Bickel and the Post-Realist Constitution”. En: Harvard Civil Rights-Civil Liberties Law
Review, N° 11, 1976 p. 533).
(26) “¿En qué piensas basarte para apoyar este argumento; acaso vas a invocar la “novena”?”, es una broma
muy extendida en los círculos jurídicos norteamericanos.
(27) Dicha disposición, en lo pertinente, establece lo siguiente: “(...) ningún Estado privará a persona alguna
de su vida, de su libertad o de su propiedad, sin el debido proceso legal (...)”.
(28) Cfr. ESPINOSA-SALDAÑA, E. “Apuntes sobre el desarrollo de la jurisprudencia constitucional apli-
cable a los derechos fundamentales en los EE.UU.”. En: Ius et veritas, N° 21, 2000, pp. 29-33.
(29) Cfr. CIANCIARDO, J. El principio de razonabilidad. Del debido proceso sustantivo al moderno juicio
de proporcionalidad, Editorial Ábaco de Rodolfo Depalma, Buenos Aires, 2004, pp. 31-37.
(30) Voto particular de Black en Griswold vs. Connecticut, 381 U. S. 479, 511 (1965).
83
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
84
La cláusula de derechos no enumerados en el marco del debate entre iusnaturalismo...
Por ello, es conveniente dejar de lado aquel mito conforme al cual el artícu-
lo 3 C autorizaría a situar los ojos en las afueras del Derecho en la búsqueda de
aquellos derechos que no se encuentran expresamente enumerados en la Consti-
tución. Esta perspectiva, en la medida de que pretende que la semántica del De-
recho ni siquiera sea el punto de inicio de cualquier interpretación –traicionando
el mínimo sentido de lo jurídico–, no solo resulta teóricamente incorrecta, sino
además manifiestamente innecesaria. Resulta innecesaria pues, merced a la am-
plitud y máxima importancia axiológica de los principios y derechos recogidos
en la Constitución, es virtualmente superfluo explorar en las afueras del ordena-
miento jurídico para legitimarlo. En otras palabras, tal como ha señalado Ferra-
joli, “[e]l resultado de[l] proceso de positivación del derecho natural ha sido una
aproximación entre legitimación interna o deber ser jurídico y legitimación ex-
terna y deber ser extrajurídico, es decir, una juridificación de este mediante la
interiorización en el derecho positivo de muchos de los viejos criterios y valo-
res sustanciales de legitimación externa que habían sido expresados por las doc-
trinas ilustradas del derecho natural. Si hubiera que valorar los ordenamientos
jurídicos de los Estados modernos por los principios generales enunciados en
sus constituciones, serían bien pocas las críticas que cabría formular contra ellos
desde un punto de vista externo, es decir, desde el punto de vista ético-político o
de justicia”(31).
Ahora bien, planteadas así las cosas, es posible que no se hagan esperar,
cuando menos, dos críticas en relación con el artículo 3 C. La primera consisti-
ría en afirmar que no existen mayores diferencias entre el hecho de que una dis-
posición se remita a la existencia de cualquier fuente extrajurídica y el hecho de
que se remita a conceptos tan indeterminados como son el principio de dignidad
o el principio democrático, pues en ambos casos –afirman algunos– es imposi-
ble que bajo su aplicación se arribe a decisiones jurídicamente racionales. La se-
gunda consistiría en afirmar que el artículo 3 C es redundante dentro de la sis-
temática constitucional, pues se limita a recordar que los artículos 1, 43, 45 y
(31) Cfr. FERRAJOLI, L. Derecho y razón. Teoría del garantismo penal (1995), traducción de P. Andrés Ibá-
ñez y otros, Trotta, Madrid, 2006, p. 356.
85
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
a) Indeterminación y racionalidad
Tal como quedó planteado, un positivista teórico no encontraría mayor di-
ferencia entre la alta indeterminación de una disposición jurídica y la remisión a
la nada una vez que se la interpreta. Y es que, como bien afirma Prieto, el posi-
tivismo teórico consideraba “que allí donde finalizaba la determinación del De-
recho y aparecían los márgenes de indeterminación sencillamente se alzaba el
vacío jurídico y la subjetividad de los operadores jurídicos”(33). Es esa la razón
por la que Kelsen, principal representante del positivismo teórico, era partidario
de que conceptos tales como los de justicia, equidad, libertad, igualdad o mora-
lidad, quedaran al margen de las constituciones, pues temía que la jurisdicción
constitucional dispusiera de un poder insoportable al utilizarlos como parámetro
para enjuiciar las leyes de un Parlamento democrático(34).
(32) Cfr. BERNAL, C. El principio de proporcionalidad y los derechos fundamentales, CEPC, Madrid,
2003, p. 79 y ss.
(33) Cfr. PRIETO, L. “Tribunal Constitucional y positivismo jurídico”. En: Doxa, N° 23, 2000, p. 194.
(34) Cfr. KELSEN, H. La garantía jurisdiccional de la Constitución (La justicia constitucional), traducción
de R. Tamayo y Salmorán, Universidad Nacional Autónoma de México, México D. F., 2001, pp. 77-82.
(35) Ibíd., p. 79.
86
La cláusula de derechos no enumerados en el marco del debate entre iusnaturalismo...
(36) Como bien señala Alexy, los derechos fundamentales ostentan cuatro rasgos expresados en grado máxi-
mo: a) máxima jerarquía; b) máxima fuerza jurídica; c) máxima importancia de sus contenidos; y, d)
máxima indeterminación (Cfr. ALEXY, R. “Los derechos fundamentales en el Estado constitucional
democrático”, traducción de A. García Figueroa. En: M. Carbonell (editor), Neoconstitucionalismo(s),
Trotta, Madrid, 2003, p. 32 y ss.).
(37) Cfr. ALEXY, R. Teoría de los derechos fundamentales, 2a edición, traducción de C. Bernal, CEPC, Ma-
drid, 2007, p. 465 y ss. Guastini utiliza un término también ilustrativo y lo denomina efecto de “impreg-
nación” (Cfr. GUASTINI, R. “La ‘constitucionalización’ del ordenamiento jurídico: el caso italiano”.
En: M. Carbonell (editor), Neoconstitucionalismo(s), ob. cit., p. 49).
(38) Cfr. PRIETO, L. “El constitucionalismo de los derechos”. En: M. CARBONELL (editor), Teoría del
neoconstitucionalismo, Trotta, Madrid, 2007, pp. 216-217. El término “rematerialización” es tomado de
este mismo aporte de Prieto (p. 217).
(39) El término es de R. Alexy (Cfr. ALEXY, R. “Sobre los derechos constitucionales a protección”, traduc-
ción de R. Jowers y R. García Manrique. En: R. García Manrique (editor), Derechos sociales y ponde-
ración, Fundación Coloquio Jurídico Europeo, Madrid, 2007, p. 46).
(40) Cfr. GARCÍA FIGUEROA, A. “¿Existen diferencias entre reglas y principios en el Estado Constitucio-
nal? Algunas notas sobre la teoría de los principios de Robert Alexy”. En: R. García Manrique (editor),
Derechos sociales y ponderación, ob. cit., p. 358.
(41) De ahí que “los principios no se estructuran según una “jerarquía de valores”. Si así fuese, se produci-
ría una incompatibilidad con el carácter pluralista de la sociedad, algo inconcebible en las condiciones
constitucionales materiales de la actualidad. En caso de conflicto, el principio de más rango privaría de
valor todos los principios inferiores y daría lugar a una amenazadora “tiranía del valor” esencialmente
destructiva. (…). La pluralidad de principios y la ausencia de una jerarquía formal entre ellos hace que
87
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
no pueda existir una ciencia sobre su articulación, sino una prudencia en su ponderación” (Cfr. ZAGRE-
BELSKY, G. El Derecho dúctil, 6a edición, traducción de M. Gascón, Trotta, Madrid, 2005, pp. 124-125).
(42) Tal como ha señalado Aguiló, “[l]a síntesis armónica entre quienes se dieron una constitución (los muer-
tos) y quienes están sometidos a ella (los vivos) suele expresarse en la idea de “continuidad de una prác-
tica” que permita eliminar los términos indeseables del sometimiento al pasado y de la ausencia de ga-
rantía de los derechos (de estabilización de las expectativas relativas a los derechos)” (Cfr. AGUILÓ, J.
“Sobre el constitucionalismo y la resistencia constitucional”. En: Doxa, N° 26, 2003, p. 294).
(43) Ibíd., p. 311.
(44) Cfr. HÄBERLE, P. Pluralismo y Constitución. Estudios de Teoría Constitucional de la sociedad abier-
ta, E. Mikunda (ed.), Tecnos, Madrid, 2002, p. 103. También cfr. PÉREZ LUÑO, A. E. “La metamorfo-
sis del sistema de derechos fundamentales y la crisis del positivismo jurídico”. En: J. A. Ramos y M. A.
Rodilla (editores), El positivismo jurídico a examen. Estudios en homenaje a José Delgado Pinto, Uni-
versidad de Salamanca, Salamanca, 2006, pp. 641-643.
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La cláusula de derechos no enumerados en el marco del debate entre iusnaturalismo...
(45) De ahí que los esfuerzos de M. Atienza y R. Alexy (por solo citar a dos de los más representativos), sean
realmente encomiables (Cfr. ATIENZA, M. El Derecho como argumentación, Ariel, Barcelona, 2006; y
ALEXY, R. Teoría de argumentación jurídica. La teoría del discurso racional como teoría de la funda-
mentación jurídica, 1a edición ampliada, traducción de C. Bernal, Palestra, Lima, 2007). En palabras de
Prieto: “No me importa reiterar que, a mi juicio, [la teoría de la argumentación jurídica] representa una
de las orientaciones más fecundas de la actual filosofía del Derecho y también de las dogmáticas más
elaboradas, pues su objetivo es ofrecer al intérprete las herramientas más sofisticadas para controlar y
justificar racionalmente la aplicación del Derecho, especialmente en los casos difíciles (Cfr. PRIETO,
L. Interpretación jurídica y creación judicial del Derecho, Palestra/Temis, Lima/Bogotá, 2005, p. 18).
(46) Voto particular de Holmes en Southern Pacific Co. vs. Jensen, 244 U. S. 205, 221 (1917).
89
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(47) Cfr. PRIETO, L. “Diez argumentos a propósito de los principios”. En: Ley, principios, derechos, Insti-
tuto de Derechos Humanos de la Universidad Carlos III de Madrid / Dykinson, Madrid, 1998, p. 50.
90
La cláusula de derechos no enumerados en el marco del debate entre iusnaturalismo...
Pues bien, esa parece ser la principal función que cumple el artículo 3 C:
acudir, a partir de la aplicación de determinadas disposiciones constitucionales,
a una forma particular de razonamiento o argumentación moral, cuando no exis-
ta una fuente que brinde solución al caso a partir de la sola semántica constitu-
cional. En buena cuenta, el artículo 3 C constituye una invitación al razonamien-
to práctico sobre todo en tales circunstancias.
(48) Cfr. MÜLLER, F. “Tesis acerca de la estructura de las normas jurídicas”. En: Revista Española de De-
recho Constitucional, N° 27, septiembre-diciembre 1989, pp. 124-125.
(49) Cfr. HABERMAS, J. Facticidad y validez. Sobre el Derecho y el Estado Democrático de Derecho en
términos de teoría del discurso, 4a edición, traducción de M. Jiménez, Trotta, Madrid, 2005, p. 329. La
cursiva es del original.
91
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Un ejemplo muy elemental utilizado por el propio Schauer servirá para cla-
rificar este punto. Imagínese la regla “No se admiten perros” colocada en la
puerta de un restaurante, regla que ha sido establecida en razón de que se quiere
evitar que aquellos causen molestias a los clientes. En el preciso instante en el
que un cliente ciego pretende ingresar al restaurante acompañado de un perro la-
zarillo (que suelen estar entrenados para ser particularmente educados), surge la
duda de si la regla le es aplicable o no. Bajo la perspectiva del modelo conversa-
cional, la justificación actuaría como una propiedad de la regla evitando que sea
aplicada a los perros lazarillos. Contrariamente, utilizando el modelo de atrin-
cheramiento, el perro lazarillo no ingresaría al restaurante.
(50) Cfr. SCHAUER, F. Las reglas en juego. Un examen filosófico de la toma de decisiones basada en re-
glas en el Derecho y en la vida cotidiana, traducción de C. Orunesu y J. Rodríguez, Marcial Pons, Ma-
drid, 2004, pp. 97-112.
(51) Ibíd., p. 110.
(52) Ibíd., p. 108. La cursiva es del original.
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La cláusula de derechos no enumerados en el marco del debate entre iusnaturalismo...
(53) Cfr. MORESO, J. J. “El positivismo jurídico y la aplicación del Derecho”. En: Doxa, N° 27, 2004,
p. 55.
(54) Defendido, por ejemplo, por T. Campbell (Cfr. CAMPBELL, T. The legal theory of ethical positivism,
Darmouth, Aldershot, 1996, capítulo 3).
(55) Ibíd., p. 58.
93
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(56) R. de Asís sostiene, con razón, que los criterios de interpretación gramatical y sistemático se encuentran
“siempre presentes” en el proceso hermenéutico, pues el primero “(...) es requisito previo de cualquier
interpretación; el segundo, de la interpretación jurídica” (Cfr. ASÍS, R. de, El juez y la motivación en el
Derecho, p. 96).
(57) Esa pudo haber sido la consecuencia de la aplicación de la IX Enmienda al remitirse a indescifrables
fuentes situadas al margen de la semántica de la Constitución norteamericana. He ahí el principal moti-
vo de su fracaso.
94
La cláusula de derechos no enumerados en el marco del debate entre iusnaturalismo...
(58) Por ello hay que coincidir con K. Engisch cuando advertía que “(...) en todas las partes del orden jurí-
dico se notan fricciones entre los principios supremos de todo derecho, es decir, entre los principios de
justicia, de funcionalidad y de seguridad jurídica. Ninguno de estos principios puede ser realizado de
una manera pura: alguno de ellos tiene que ser sacrificado, total o parcialmente, en ciertos casos (…)”
(Cfr. ENGISCH, K. Introducción al pensamiento jurídico, traducción de E. Garzón, Guadarrama, Ma-
drid, 1967, p. 205).
(59) Esto se observa con particular notoriedad en el caso de la dignidad humana, la cual, de conformidad con
el artículo 3 C, es fuente de los derechos, y, de conformidad con el artículo 1 C, a su vez, “(...) fin supre-
mo de la sociedad y del Estado”. En esa medida, cumple la función de legitimar el orden jurídico y polí-
tico (Cfr. LANDA. C. “Dignidad de la persona humana”. En: Cuestiones Constitucionales, N° 7, 2002,
p. 123 y ss.).
95
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
96
Derechos constitucionales no
enumerados y derecho al libre
desarrollo de la personalidad
Introducción
Respecto del especial valor ético, jurídico, político de los derechos funda-
mentales no hay mayor duda. Si bien son sometidos a presiones y cuestionamien-
tos, y tienen problemas de eficacia, hoy predomina –sobre todo en el campo de las
discusiones morales, políticas y jurídicas– la “ideología de los derechos funda-
mentales” y se les considera como bienes prevalentes frente a cualesquiera otros.
Sin embargo, sobre lo que hay menos consenso es en determinar cuáles son
(o cuáles deben ser) estos derechos fundamentales. Inicialmente, podríamos en-
tender por derechos fundamentales a aquellos reconocidos como tales por las
constituciones; sin embargo, es sabido que tal consagración al máximo nivel
normativo no agota las necesidades humanas que merecen ser tuteladas y pro-
movidas igualmente. En efecto, con el paso del tiempo estos derechos se han ido
ampliando más allá de lo expresamente señalado en las Cartas Fundamentales,
para lo cual se han elaborado diversas justificaciones teóricas.
( *) Jefe del Área de Derecho Constitucional de Gaceta Jurídica. Coordinador ejecutivo de Gaceta
Constitucional.
97
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Empero, más allá de las posiciones teóricas referidas a este tema, desde una
perspectiva dogmática consideramos que dos serían los recursos que tenemos
para reconocer bienes iusfundamentales distintos a los “derechos escritos”: la
cláusula de derechos no enumerados(1) y el derecho al libre desenvolvimiento de
la personalidad(2).
(1) No obstante los matices doctrinarios posibles, en el presente trabajo usaremos como equivalentes los
términos “derechos no enumerados”, “no escritos” o “innominados”, “derechos implícitos” y “nuevos
derechos”.
(2) Que también es denominado “derecho general de libertad”, “libertad general de acción”, “derecho al
libre desarrollo de la personalidad”, “autodeterminación individual”, “norma de clausura de libertades”,
entre otras denominaciones.
98
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
99
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Esta perspectiva liberal, cuya pista puede seguirse hasta la fecha, básica-
mente considera que(3): (1) debe maximizarse las esferas de libertad de los in-
dividuos (la libertad es concebida de manera subjetiva); (2) la libertad es privi-
legiada frente a otros valores o principios (sociales, estatales, constitucionales);
(3) se considera legítima y necesaria la existencia de un poder político que limi-
te la libertad (el Estado, las leyes), siempre para salvaguardar la propia libertad
individual (nace el Estado de Derecho, la libertad se ejerce en el marco de las
leyes); (4) el Estado tiende a ser uno mínimo, neutro, abstencionista.
(3) Cfr. FIORAVANTI, Mauricio. Constitución. De la Antigüedad a nuestros días. Trotta, Madrid, 2001, p.
71 y ss.; RUIZ MIGUEL, Alfonso. Una filosofía del Derecho en modelos históricos. De la antigüedad
a los inicios del constitucionalismo. Trotta, Madrid, 2002, p. 169 y ss; GARCÍA-PELAYO. Derecho
Constitucional Comparado. Sexta edición, Manuales de la Revista de Occidente, Madrid, 1961, p. 141
y ss.; DÍAZ, Elías. Estado de Derecho y Sociedad Democrática. Taurus, Madrid, 1981, p. 31 y ss.
100
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
(4) Cfr. AA.VV. El Federalista. Fondo de Cultura Económica, México, 2001, p. 376.
101
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(5) Cfr. PETTIT, Philip. Republicanismo. Una teoría sobre la libertad y el gobierno. Paidós, Barcelona,
1999, pp. 35 y 161; GARGARELLA, Roberto. Las teorías de la justicia después de Rawls. Paidós,
Barcelona, 1999, p. 161 y ss.; BARRANCO AVILÉS, María del Carmen. “Notas sobre la libertad repu-
blicana y los derechos fundamentales como límites al poder”. En: Derechos y Libertades. Revista del
Instituto Bartolomé de las Casas. Año 5, N° 9, Madrid, 2000, p. 65 y ss.; HABERMAS, Jürgen. “Dere-
chos humanos y soberanía popular: las concepciones liberal y republicana”. En: Derechos y Libertades.
Revista del Instituto Bartolomé de las Casas. Año 2, N° 3, Madrid, 1994, p. 215 y ss.
(6) GARGARELLA, Roberto. Ob. cit., p. 166.
(7) PRIETO SANCHÍS, Luis. “Neoconstitucionalismo y ponderación judicial”. En: Derechos fundamenta-
les, neoconstitucionalismo y ponderación judicial. Palestra, Lima, 2002, p. 121.
(8) Es decir, no desde un neoconstitucionalismo ideológico (referido al cuestionamiento del positivis-
mo ideológico y la exaltación de la constitucionalización del ordenamiento) o desde un neoconsti-
tucionalismo metodológico (que destacaría la necesaria vinculación entre Derecho y moral). Al res-
pecto cfr. COMANDUCCI, Paolo. “Formas de (neo)constitucionalismo: un análisis metateórico”.
En: Neoconstitucionalismo(s). Miguel Carbonell (coordinador). Trotta, Madrid, 2003, p. 83 y ss., y
GARCÍA FIGUEROA, Alfonso. “La teoría del Derecho en tiempos de constitucionalismo”. En:
Neoconstitucionalismo(s). Ob. cit., pp. 171-176.
102
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
valorativo); (4) mayor protagonismo de los principios que de las reglas (princi-
pialismo); y (5) mayor uso de la ponderación que de la subsunción (tendencia a
la justificación argumentativa e inevitable “derrotabilidad” de los principios).
(9) Cfr. HÄBERLE, Peter. “La jurisdicción institucionalizada en el Estado constitucional”. En: Nueve en-
sayos constitucionales y una lección jubilar. Palestra-Asociación Peruana de Derecho Constitucional,
Lima, 2004, p. 126.
(10) ZAGREBELSKY, Gustavo. “Jueces constitucionales”. En: Pensamiento Constitucional. Año XII,
N° 12, MDC-PUCP, Fondo Editorial PUCP, pp. 506-508.
(11) STERNBERGER, Dolf. Patriotismo constitucional. Universidad Externado de Colombia, Nº 19, Bogo-
tá, 2001, in toto; Cfr. HABERMAS, Peter. La inclusión del otro. Paidós, Barcelona, 1999, p. 94 y ss.
(12) Al respecto, no pretendemos imponer una teoría sustantiva de los derechos a partir de la cual deba enten-
derse los derechos fundamentales. Solo constatamos, más bien modestamente, que nuestra Constitución
103
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
admite también una lectura de influjo republicano, más aún teniendo en cuenta el reconocimiento ex-
preso de auténticas cláusulas republicanas en la Carta.
(13) Ya que la cláusula de derechos no enumerados hace referencia a la soberanía popular, al Estado De-
mocrático de Derecho y a la forma republicana de gobierno, principios muy vinculados al pensamiento
republicano; asimismo, porque el republicanismo atiende especialmente a las relaciones entre libertad
y autoridad, asunto esencial para entender los alcances del derecho al libre desenvolvimiento de la
personalidad.
(14) Cfr. BARRANCO AVILÉS, María del Carmen. La teoría jurídica de los derechos fundamentales. Uni-
versidad Carlos III de Madrid - Dykinson, Madrid, 2000, pp. 61 y 71.
(15) Sobre la opción por las teorías republicana o liberal y su influencia en el estudio jurídico de los derechos
fundamentales, vide Barranco Avilés. Ob. cit., p. 26 y ss.
104
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
(16) PRIETO SANCHÍS, Luis. “Derechos fundamentales”. En: Derechos fundamentales neoconstituciona-
lismo y ponderación judicial. Palestra, Lima, 2002, p. 41.
(17) Cfr., por ejemplo, SOSA SACIO, Juan Manuel. “La interpretación de los derechos constitucionales
conforme al Derecho Internacional de los derechos humanos (Artículo V del Código Procesal Constitu-
cional)”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 135, Gaceta Jurídica, Lima, febrero de 2005, p. 132.
(18) PECES-BARBA MARTÍNEZ, Gregorio. Lecciones de derechos fundamentales. Dykinson, Madrid,
2004, en especial pp. 27-31. Cfr. además, ALEXY, Robert. Teoría del discurso y derechos humanos.
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 1998, p. 63 (sobre todo nota 48), donde explica, desde su
perspectiva, la relación entre los derechos humanos (como derechos morales) y los derechos fundamen-
tales (como derechos positivizados).
105
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Más bien los “derechos fundamentales” contarían con algo adicional a su re-
conocimiento en el ordenamiento positivo. Sin obviar las distinciones señaladas
por la doctrina(19) o lo previsto por los ordenamientos extranjeros(20), y descartan-
do para el caso peruano una aproximación solo formal al tema(21), consideramos
que desde una perspectiva dogmática pueden entenderse como “fundamentales”
aquellos derechos constitucionales de especial relevancia material, determinados
en relación con los principios de dignidad humana, soberanía popular, Estado
Democrático de Derecho y forma republicana de gobierno(22); es decir, con los
principios señalados por el artículo 3 de la Constitución(23).
(19) V. gr. PÉREZ LUÑO, Antonio-Enrique. Derechos humanos, Estado de Derecho y Constitución. Tecnos,
Madrid, 1999, pp. 30-31; PRIETO SANCHÍS, Luis. Estudios sobre derechos fundamentales. Debate,
Madrid, 1990, p. 755 y ss.; CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Los derechos constitucionales. Elementos
para una teoría general. Palestra, Lima, 2007, p. 72 y ss.; PALOMINO MANCHEGO, José F. Proble-
mas escogidos de la Constitución peruana de 1993. UNAM, México, 2003, pp. 33-35.
(20) Ciertos ordenamientos constitucionales indican expresamente cuáles derechos son “fundamentales”,
distinguiéndolos del resto de “derechos constitucionales”, para otorgar a los primeros (y excepcional-
mente a algunos pocos derechos constitucionales) protección a través del recurso de amparo (si bien ello
luego ha sido matizado por la jurisprudencia). Casos paradigmáticos son los de la Constitución española
y de la Ley Fundamental alemana.
(21) Así, en MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Derechos de la persona. Dogmática constitucional. Fondo editorial
del Congreso de la República del Perú, Lima, 2004, p. 25: “En el caso del Perú, la Constitución de 1993
dispone que solo los derechos civiles y políticos tienen el carácter de fundamentales. No así los deno-
minados derechos económicos, sociales, culturales y los de solidaridad”.
(22) Como consecuencia de lo señalado por el primer artículo de la Constitución, el principio de dignidad
humana será el primer sustento para los derechos fundamentales; sin embargo, debe tenerse muy en
cuenta que no es el único. En todo caso, no analizaremos ahora la importancia y las consecuencias del
artículo 1 de la Constitución; nos abocaremos solo al artículo 3, que también permite referirnos al prin-
cipio de dignidad como sustento de los derechos fundamentales.
(23) Ahora bien, el artículo 3 indica además que el reconocimiento iusfundamental se extiende a los de-
rechos no escritos “de naturaleza análoga” a los constitucionales. Así, la Constitución señala que la
enunciación algunos derechos fundamentales no excluye “otros de naturaleza análoga o que se fundan
en la dignidad del hombre, o en los principios de soberanía del pueblo, del Estado Democrático de
Derecho y de la forma republicana de gobierno”. Al respecto, la presencia de la disyunción “o” podría
hacer entender que los derechos fundamentales no solo provienen de los cuatro principios señalados,
sino que podría tratarse además de un “derecho de naturaleza análoga” sin relación con los referidos
principios. Nosotros consideramos que la “naturaleza análoga” siempre hará referencia a los principios
citados (especialmente al de dignidad humana); primero porque para determinar la naturaleza análoga
o equivalente de un derecho fundamental deberá hacerse referencia a criterios sustantivos y la Consti-
tución solo ofrece los referidos principios para cumplir con dicha tarea; pero también porque la palabra
“o” que utilizó el constituyente estaría siendo empleada en su acepción de “equivalente”, por lo que
debe entenderse que la enumeración de algunos derechos como fundamentales no excluye los demás
de naturaleza análoga; es decir, aquellos que se fundan en la dignidad del hombre o en los principios
de soberanía del pueblo, del Estado Democrático de Derecho y de la forma republicana de gobierno.
En similar sentido CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “Justificación y significación de los derechos cons-
titucionales implícitos”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 5, Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2008, p.
38; una referencia distinta sobre los derechos constitucionales de “naturaleza análoga” en CARPIO
MARCOS, Edgar. “Los derechos no enumerados en la Constitución y la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 5, Ob. cit., p. 22-23.
106
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
107
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(28) Abordaremos otros posibles efectos de esta distinción en el trabajo que estamos preparando para la
obra colectiva que coordina el profesor Abraham García Chávarri, volumen que tentativamente tiene el
nombre de Estudios sobre derechos fundamentales.
(29) Tal es el caso del supuesto “derecho constitucional al ahorro”, extraído del artículo 87 de la Constitución
(“El Estado fomenta y garantiza el ahorro”). En la STC Exp. N° 0905-2001-AA/TC, el Tribunal había
desestimado expresamente la tutela del ahorro como derecho fundamental; sin embargo, posteriormen-
te, en la STC Exp. N° 410-2002-AA/TC señaló que “A juicio del Tribunal Constitucional, a través de
dicha cláusula de la Norma Suprema [artículo 87], se ha reconocido el ahorro en cuanto derecho cons-
titucional y como garantía institucional”.
Otro artículo del que el Tribunal ha extraído derechos constitucionales –pero en este caso de manera co-
rrecta, a nuestro entender– es el 65 de la Constitución. Esta disposición únicamente contempla un deber
de protección del Estado; sin embargo, a partir de las STC Exp. N° 0008-2003-AI/TC, f. j. 32; STC Exp.
N° 0518-2004-AA/TC, f. j. 16 y 18; STC Exp. N° 3315-2004-AA/TC, f. j. 9 y 10 el Colegiado constitu-
cional reconoció específicos derechos fundamentales de los consumidores y usuarios (por ejemplo, los
“derechos de acceso al mercado, a la protección de los intereses económicos, a la reparación por daños
y perjuicios y a la defensa corporativa del consumidor”).
En ambos casos, el carácter de “derecho constitucional implícito” debería estar vinculado con la fundamen-
talidad del bien, antes que encontrar solo cierta remisión a alguna disposición constitucional. De otra parte,
existen casos francamente grotescos, como el de la STC Exp. N° 2254-2003-AA/TC, f. j. 12, en el que el Tri-
bunal considera que el “derecho a la promoción o ascenso en la carrera diplomática” es un “derecho consti-
tucional y fundamental”, otorgándole tutela. En tal caso, tal vez correspondía evaluar si la falta de ascenso en
la escala de la carrera diplomática afectaba el “derecho a la igualdad y a la no discriminación” o el “principio
de jerarquía normativa” –como se resolvió en la STC Exp. N° 2053-2007-PA/TC, f. j. 9 y 17– sin necesidad
de recurrir a una ficción impertinente, lesiva del valor y la esencia de los derechos fundamentales.
108
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
consignados por la Norma Fundamental. En efecto, esta norma niega que los
derechos escritos sean los únicos atribuibles a las personas, declarando que tam-
bién lo son todos aquellos que merezcan tal reconocimiento, principalmente por
desprenderse del principio de dignidad humana. Así, los derechos fundamentales
no enumerados que pueden ser reconocidos a través de esta cláusula quedarán
tutelados con la misma dedicación y fuerza que los derechos constitucionales
escritos y, en tal sentido, merecerán protección a través de los procesos constitu-
cionales de la tutela de derechos(30).
109
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(32) SOSA SACIO, Juan Manuel. “Derechos no enumerados y nuevos derechos según la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional peruano”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 126, Gaceta Jurídica, mayo de 2004,
p. 110.
(33) Con la expresión “desde cero” damos cuenta de que la Constitución carece de enunciados gramaticales
sobre el bien humano que vale como derecho fundamental, si bien es cierto que contiene principios y
valores relacionados con bienes iusfundamentales, además de una norma que habilita el reconocimiento
de nuevos derechos (cláusula de derechos no enumerados). Al respecto, esto último no cambia que la
estructura y el contenido del derecho deban ser enunciados sin respaldo gramatical en la Constitución y
que en ese sentido se realice “desde cero”.
(34) SOSA SACIO, Juan Manuel. “Legitimidad democrática como límite del Tribunal Constitucional. ¿Veri-
tas (non auctoritas) facit judicium?” En: Palestra del Tribunal Constitucional. Año 1, N° 12, diciembre
de 2007, p. 423. Esta figura de la tomamos de HABERMAS, Jürgen. Facticidad y validez. Sobre el
Derecho y el Estado Democrático de Derecho en términos de teoría del discurso. Trotta, Madrid, 1998,
p. 353.
110
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
(35) Desde la perspectiva analítica se concibe a los derechos fundamentales a partir de esquemas o estruc-
turas formales que son básicamente neutrales frente a las diferentes concepciones de los derechos (Cfr.
ALEXY, Robert. “La institucionalización de los derechos humanos en el Estado Constitucional Demo-
crático”. En: Derechos y Libertades: Revista del Instituto Bartolomé de las Casas. Año 5, N° 8, 2000, p.
23). Debido a las ventajas metodológicas que reporta para lo que deseamos explicar, utilizaremos este
modelo, y especialmente los aportes del profesor Robert Alexy.
(36) ALEXY, Robert. Teoría de los derechos fundamentales. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid,
1997, p. 240 y ss. O también se hace referencia al “derecho fundamental en sentido lato” como señala
Carlos Bernal; vide BERNAL PULIDO, Carlos. El principio de proporcionalidad y los derechos funda-
mentales. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2003, p. 76.
(37) BERNAL PULIDO, Carlos. Loc. cit. (énfasis nuestro).
111
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Así visto, que una persona se beneficie y pueda exigir los alcances de una
norma de derecho fundamental equivale a afirmar, sencillamente, que goza o
ejerce este derecho, pero también que se encuentra en una “posición jurídica
de derecho fundamental”. Por ello, es razonable afirmar que las posiciones de
derecho fundamental son, desde un punto de vista estructural, “derechos funda-
mentales en sentido estricto”(40). En sentido inverso, el contenido inicialmente
protegido(41) del derecho fundamental “como un todo” equivale al conjunto de
posiciones garantizadas por este derecho(42).
(38) Vide BERNAL PULIDO, Carlos. Ob. cit., pp. 76, 77 y 79; asimismo cfr. STC Exp. N° 1417-2005-AA/
TC, f. j. 24.
(39) ALEXY, Robert. Teoría de los derechos… Ob. cit., p. 186 y ss., 210 y ss., 227 y ss.
(40) BERNAL PULIDO, Carlos. Ob. cit., p. 79 y ss.
(41) Este contenido es el “contenido constitucionalmente protegido” al que se refiere el Código Procesal
Constitucional, y cuyo significado es diferente al de “contenido esencial”. Vide recientemente nuestro
“Contenido constitucionalmente protegido y sustento constitucional directo de los derechos protegidos
a través de los procesos constitucionales” En: Gaceta Constitucional. Tomo 12, Gaceta Jurídica, enero
de 2009, pp. 24-25, en el que abordamos parte de la problemática tratada aquí.
(42) Así, recapitulando, se pregunta Alexy: “¿qué es el derecho fundamental como un todo? La respuesta
más simple es que un derecho fundamental como un todo es un haz de posiciones iusfundamentales.
Queda abierta la cuestión de saber qué es lo que reúne las distintas posiciones individuales iusfunda-
mentales en un derecho fundamental. Una vez más, la respuesta más simple reza: su adscripción a una
disposición de derecho fundamental. A las posiciones jurídicas corresponden siempre normas que la
confieren. Al ensamblamiento de un haz de posiciones en un derecho fundamental corresponde entonces
la adscripción de un haz de normas a una disposición de derecho fundamental”. ALEXY, Robert. Teoría
de los derechos… Ob. cit., p. 241; en las siguientes páginas, además, el autor amplía esta formulación.
(43) BERNAL PULIDO, Carlos. Ob. cit., p. 80. Esta doctrina es seguida por el Tribunal Constitucional
peruano en la STC Exp. N° 1417-2005-AA/TC, f. j. 25.
(44) Cfr. en el mismo sentido: ALEXY, Robert. “La institucionalización de los derechos humanos…”. Ob.
cit., p. 22. Alexy describe aquí a los derechos humanos –especialmente los “derechos a algo”, que es
112
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
la “forma más común” de las posiciones iusfundamentales– como “relaciones normativas entre tres
elementos: el titular (a), el destinatario (b), y el objeto (G) del derecho”.
(45) STC Exp. N° 0895-2001-AA/TC, f. j. 5.
(46) DÍAZ REVORIO. F. Javier. “Tribunal Constitucional y creación de derechos constitucionales ‘no escri-
tos’”. En: La justicia constitucional en el Estado democrático. Tirant lo blanch – Cortes de Castilla-La
Mancha, Valencia, 2000, p. 236; SOSA SACIO, Juan Manuel. “Derechos no enumerados y nuevos dere-
chos según la jurisprudencia del Tribunal Constitucional peruano”. Ob. cit., p. 111; PESTANA URIBE,
Enrique. “El tratamiento jurisprudencial de los derechos no enumerados y de los derechos implícitos en
el ámbito del artículo 3 de la Constitución”. En: Ponencias desarrolladas en el VIII Congreso Nacional
de Derecho Constitucional. Fondo Editorial del Colegio de Abogados de Arequipa, Arequipa, 2005, pp.
109-110.
113
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(47) Cfr. MEDINA GUERRERO, Manuel. La vinculación negativa del legislador a los derechos fundamen-
tales. Ob. cit., p. 11.
(48) En efecto, nos hemos referido a la estructura del derecho subjetivo, pero no a lo que hace constitucional
a este derecho. Por cierto, el “sustento constitucional directo” del derecho invocado está contemplado
en el artículo 38 del Código Procesal Constitucional como requisito de procedencia para las pretensio-
nes en los procesos de amparo.
114
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
Así visto, la carga impuesta por la palabra “directo” nos indica que no nos
referimos a meros derechos establecidos dentro del orden marco constitucional,
es decir, “constitucionales” en la medida que no contravienen lo mandado ni
lo prohibido por la Constitución. Más bien, deben tratarse de contenidos váli-
damente adscritos a normas iusfundamentales; esto es, contenidos normativos
asignados a los derechos que pueden ser “concretados” por el juez(49) o “actuali-
zados” por el poder político(50).
(49) BERNAL PULIDO, Carlos. El principio de proporcionalidad... Ob. cit., pp. 114-115
(50) Ibíd., p. 116.
115
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(51) ALEXY, Robert. “La institucionalización de los derechos humanos...”. Ob. cit., p. 30.
(52) Hart se refiere a la “textura abierta” de las normas en particular (y del lenguaje en general). “Cualquiera
sea la técnica, precedente o legislación, que se escoja para comunicar pautas o criterios de conducta, y
por mucho que estos operen sin dificultades respecto de la gran masa de casos ordinarios, en algún punto
en que su aplicación se cuestione las pautas resultarán ser indeterminadas; tendrán lo que se ha dado en
llamar una ‘textura abierta’”. HART, L. H. A. El concepto de Derecho. Abeledo-Perrot, Buenos Aires,
2004, p. 159.
(53) Como menciona Alexy al reconocer que una propiedad de los derechos fundamentales es su “máximo
grado de indeterminación”; lo cual “se advierte insistentemente en el carácter sumamente sucinto y
desde luego lapidario y vacío de las declaraciones del texto constitucional”, ALEXY, Robert. “Los
derechos fundamentales en el Estado Constitucional Democrático”. En: Neoconstitucionalismo(s). Ob.
cit., p. 35.
(54) Las disposiciones iusfundamentales suelen ser estructural y semánticamente abiertas, por lo que es
problemático determinar el sentido de sus mandatos y el significado de los conceptos que contiene
(ALEXY, Robert. Teoría de los derechos... Ob. cit., pp. 64 y 68). Más todavía en el caso de los derechos
116
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
no enumerados, que son prácticamente normas de una máxima, si no total apertura semántica y estruc-
tural prima facie.
(55) SOSA SACIO, Juan Manuel. “Contenido constitucionalmente protegido y sustento constitucional
directo...”. Ob. cit., p. 26.
(56) ALEXY, Robert. Teoría de los derechos... Ob. cit., p. 70.
(57) Ibíd., p. 72, nota 57.
(58) Ídem, p. 71.
(59) ALEXY, Robert. Teoría del discurso y derechos humanos. Universidad Externado de Colombia, Bogo-
tá, 1998, p. 57.
(60) Si bien la cláusula de derechos no enumerados otorga a la “construcción desde cero” el necesario sus-
tento normativo.
(61) ALEXY, Robert. Teoría del discurso... Ob. cit., p. 57. En general, los argumentos institucionales pre-
valecen prima facie, pero finalmente dependen de alguna forma de argumentos sustanciales y prácticos
generales (ALEXY, Robert. “Derecho, discurso y tiempo”. En: La institucionalización de la justicia.
Comares, 2005, pp. 86-87; asimismo Teoría del discurso… Ob. cit., pp. 58-59). Ello se hace especial-
mente evidente cuando los argumentos institucionales no conducen a ningún resultado o ante la clara
117
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
necesidad de complementarlos con argumentos prácticos generales (ALEXY, Robert. Teoría del discur-
so... Ob. cit., p. 59), tal como ocurre con la cláusula de derechos no enumerados.
(62) ALEXY, Robert. Teoría del discurso… Ob. cit., pp. 76-80, incluso 81. Hacemos referencia a tres tesis
principales del autor: (a) quien asevera algo eleva una pretensión a la verdad o la corrección; (b) la
pretensión de verdad o corrección implica una pretensión de fundamentación, y (c) la pretensión de
fundamentación implica un deber prima facie de fundamentar lo afirmado cuando se le exige. Como
puede apreciarse, estas tesis son válidas para la argumentación jurídica, pero también para los actos de
habla de aserción en general. Cfr., asimismo, ALEXY, Robert. “Derecho y corrección”. En: institucio-
nalización de la justicia. Ob. cit., pp. 43-45.
(63) “Quien afirma que algo es justo, afirma siempre, al mismo tiempo, que es correcto. Quien afirma que
algo es correcto, da a entender que es fundamentable. De este modo, la justicia como corrección con-
duce, directamente, a la justicia como fundamentabilidad. Establece una intrínseca relación entre el
concepto de justicia y el de fundamentabilidad”. ALEXY, Robert. “Justicia como corrección”. En: La
institucionalización… Ob. cit., p. 58.
(64) Según considera ALEXY, Robert. “Derecho y corrección”. En: La institucionalización de la justicia.
Ob. cit., p. 47.
(65) “Correctas y con ello válidas son justamente las normas que en un discurso ideal podrían ser formuladas
por cada quien como correctas” ALEXY, Robert. Teoría del discurso... Ob. cit., p. 69.
No podemos detenernos más en los elementos y reglas para que una norma sea correcta de acuerdo con
la teoría del discurso de Alexy ni en las críticas a este planteamiento referidas principalmente a la “idea-
lidad” del modelo. Para aproximarse a la teoría del discurso (como teoría procedimental de corrección
práctica) recomendamos cfr. ALEXY, Robert. El concepto y la validez del Derecho. Gedisa, Barcelona,
1994, p. 136 y ss.; Teoría del discurso... Ob. cit., p. 66 y ss. En extenso, sobre las reglas del discurso,
vide del mismo autor Teoría de la argumentación jurídica. La teoría del discurso racional como teoría
de la fundamentación jurídica. Palestra, Lima, 2007, p. 265 y ss.
(66) BERNAL PULIDO, Carlos. El principio de proporcionalidad... Ob. cit., p. 58: “toda concreción de los
derechos fundamentales se presenta a sí misma como una decisión correcta que pretende ser reconocida
118
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
Con lo explicado, queda claro que una asignación adecuada de nuevos sig-
nificados iusfundamentales es opuesta a interpretaciones antojadizas, discrecio-
nales o decisionistas(68). Adicionalmente, esta justificación no puede ser falaz,
retórica o aparente; tampoco tautológica o circular. El intérprete debe exhibir
buenas y suficientes razones para atribuir contenidos a la norma implícita de de-
recho fundamental, vinculándolos adecuadamente a las normas que habilitan el
reconocimiento de nuevos derechos. A estos efectos, es imprescindible conocer
el significado de los principios contenidos en la cláusula de derechos enumera-
dos, de tal forma que no sea completada con contenidos arbitrarios, interesados
e incluso constitucionalmente nocivos.
de este modo, no solo por el hecho de provenir de la jurisdicción constitucional, sino, ante todo, por
estar respaldada por una fundamentación correcta. En otros términos, toda concreción de los derechos
fundamentales implica tres presupuestos: en primer lugar, que ella se pretende a sí misma como una
decisión correcta; en segundo término, que pretende ser reconocida y considerada en la práctica cons-
titucional como una decisión correcta; y finalmente, que se pretende a sí misma como una decisión
susceptible de ser fundamentada. Estos tres presupuestos son los elementos de la llamada “pretensión
de corrección (...)”.
(67) Sobre la legitimación democrática de la justicia constitucional vide SOSA SACIO, Juan Manuel. “Legi-
timidad democrática como límite del Tribunal Constitucional. ¿Veritas (non auctoritas) facit judicium?”
Ob. cit., p. 422 y ss. Además, respecto a “la incorporación exitosa de la jurisdicción constitucional en el
proceso democrático”, vide ALEXY, Robert. “La institucionalización de los derechos humanos…”. Ob.
cit., p. 41.
(68) Ahora bien, ningún método interpretativo eliminará absolutamente los márgenes de subjetividad y po-
sible arbitrio de los jueces, pues son inherentes a las actividades humanas.
119
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
a) Fundamentalidad
Con el requisito de “fundamentalidad” indicamos que el derecho implícito
debe tener las características sustantivas que hacen “fundamental” un derecho.
La doctrina ha discutido mucho sobre estas particularidades o elementos dis-
tintivos, planteando diferentes fórmulas y teorías; la jurisprudencia del Tribu-
nal Constitucional tampoco ha sido uniforme al referirse a este tema, aplican-
do distintos planteamientos sobre la naturaleza o el ámbito garantizado por los
derechos.
(69) Cfr. FERRAJOLI, Luigi. El fundamento de los derechos fundamentales. Trotta, Madrid, 2001, p. 50,
quien considera que la ausencia de garantías para los derechos constituye una laguna normativa que
debe ser colmada por los poderes públicos. Asimismo, la STC Exp. N° 2488-2002-HC/TC, f. j. 10: “no
puede haber derechos sin garantías para hacerlos valer”.
(70) STC Exp. N° 00316-1998-AA/TC, f. j. 3.
120
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
(71) Sobre las principales concepciones en este tema, cfr. SEOANE, José Antonio. “Tres perspectivas sobre
la ley injusta: TOMÁS DE AQUINO, Gustav Radbruch y ALEXY, Robert”. En: Gaceta Constitucional.
Tomo 1, Gaceta Jurídica, enero de 2008, p. 557 y ss.
121
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(72) CARPIO MARCOS, Edgar. “Los derechos no enumerados en la Constitución y la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional”. Ob. cit., pp. 23-27.
(73) SÁENZ DÁVALOS, Luis. “La cláusula de derechos no enumerados y su aplicación en la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional”. En: Revista Peruana de Jurisprudencia. Año 4, N° 13, marzo de 2002, pp.
XXIX-XXXII.
(74) Como plantean las corrientes que rescatan el pensamiento de Hegel o Aristóteles, vinculadas sobre todo
a las filosofías morales comunitarista y republicana.
(75) TARELLO, Giovanni. L’interpretazione della legge. Giuffrè, Milán, 1980, p. 371; citado por ESPINO-
ZA, Juan. Los principios contenidos en el Título Preliminar del Código Procesal civil peruano de 1984.
Fondo Editorial PUCP, Lima, 2005, p. 208. El profesor Espinoza se refiere a este criterio con el nombre
de “argumento económico”.
(76) Así, por ejemplo, los artículos 7, 14, 38, 43, 44 y 45 de la Constitución, además de los principios del
artículo 3 distintos al de dignidad de la persona.
122
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
fundamentales no tiene que ver solo con su vínculo con la dignidad humana: a
estos subyace –tal vez con similar intensidad– una legitimidad democrática.
b) Especificidad normativa
Con el requerimiento de especificidad y singularidad hacemos referencia a
la estructura y a los alcances que debe tener el derecho implícito que se reco-
noce. Al ser el derecho uno explicitado “desde cero”, es posible que se haga un
reconocimiento desordenado de bienes humanos como derechos fundamentales,
por lo que es necesario brindar pautas referidas a la extensión y a la forma que
debe adquirir esta innovación iusfundamental.
123
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Solo de esta forma será posible saber si los nuevos bienes humanos “decla-
rados” son auténticos derechos en manos del juez, ergo, exigibles y con las ga-
rantías debidas para asegurar su eficacia, y no meros flatus vocis, tal vez menos
que “derechos sobre el papel”, como acusa un sector de la doctrina a las expec-
tativas humanas positivizadas, pero jurídicamente inexigibles(79).
(77) Como explicamos antes, en sentido amplio (o coloquial) las disposiciones iusfundamentales “son” los
derechos constitucionales. Sin embargo, en sentido realmente jurídico los ámbitos protegidos (esferas
de vida, supuestos de hecho), mejor aún, las posiciones jurídicas protegidas constituyen el derecho
fundamental de que se trata.
(78) En el mismo sentido, Ferrajoli al referirse a las garantías primarias. De algo sirve el derecho reconocido,
pero es necesario llenar la garantía omitida, laguna que debe ser colmada.
(79) GUASTINI, Riccardo. “Derechos” En: Distinguiendo. Estudios de teoría y metateoría del Derecho.
Gedisa, Barcelona, 1999, pp. 185-186.
(80) ALEXY, Robert. Teoría de los derechos… Ob. cit., p. 353
124
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
125
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
126
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
(88) Porque la norma está escrita con un leguaje bastante claro, porque establece detalles sobre su regula-
ción, porque tiene la estructura de una regla, etc.
127
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(89) Los tratados internacionales tienen rango legal; ello se desprende de los artículos 200, inciso 4, y 55 de
la Constitución. Asimismo, de acuerdo con la IV disposición final y transitoria de la Constitución y el
artículo V del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional los tratados en materia de derechos
humanos hacen las veces de normas interpuestas o normas parámetro para la interpretación de la Cons-
titución; vide CARPIO MARCOS, Edgar. “Normas interpuestas en la acción de inconstitucionalidad
(el caso peruano)” En: Constitucionalismo y Derechos Humanos. Domingo García Belaunde (Coordi-
nador) Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional (sección peruana) - Grijley, Lima, 2002,
pp. 39-42. No obstante, hay jurisprudencia que se refiere al rango constitucional de estos tratados (STC
Exp. N° 047-2004-AI/TC, f. j. 61, b), incluso una que justifica esta jerarquía a partir del artículo 3 de la
Constitución (STC Exps. N°s 0025-2005-PI/TC y 0026-2005-PI/TC, f. j. 25 y ss.)
(90) Cfr. AYALA CORAO, Carlos M. “El derecho de los derechos humanos: la convergencia entre el De-
recho Constitucional y el Derecho Internacional de los derechos humanos” En: Lecturas Constitucio-
nales Andinas N° 3, Comisión Andina de Juristas, Lima, 1994; CANÇADO TRINIDADE, Antônio A.
“Reflexiones sobre la interacción entre el Derecho Internacional y el Derecho interno en la protección
de los derechos humanos” En: AA. VV. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM - Instituto
Iberoamericano de Derecho Constitucional, México, 1998.
(91) SOSA SACIO, Juan Manuel. “Técnicas utilizadas por el Tribunal Constitucional para interpretar la
Constitución y los derechos fundamentales. Apuntes a partir de la jurisprudencia” En: Actualidad Jurí-
dica. Tomo 146, Lima, enero de 2006, pp. 135-136.
128
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
alcance; por ello solo algunas de ellas serán consideradas decisiones vinculantes
a efectos de este apartado.
129
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
a) Derecho a la verdad
El derecho a la verdad fue reconocido como un derecho fundamental no
enumerado, en la STC Exp. N° 2488-2002-HC/TC el cual sería “expresión con-
creta de los principios constitucionales de la dignidad humana, del Estado De-
mocrático y Social de Derecho y de la forma republicana de gobierno” (f. j. 15.
En extenso sobre su fundamentalidad, en extenso: ff. jj. 16-18).
130
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
(105) Efectivamente, en la STC Exp. N° 2064-2004-AA/TC había señalado que: “[e]l agua constituye un ele-
mento esencial para la salud básica y el desarrollo de toda actividad económica, por lo que resulta vital para
la supervivencia de todo ser humano (…) Por ello, se reconoce en los ciudadanos el derecho al agua, que
impone en los estados los deberes de respetar, proteger y realizar tal derecho” (f. j. 6 y 7, énfasis nuestro)
131
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
extenso, ff. jj. 10-12). En tal sentido, consideramos que la norma iusfundamen-
tal del derecho al agua puede expresarse de la siguiente forma: “Toda persona
tiene derecho a disponer de agua potable suficiente y de calidad”(106).
(106) En similar sentido la Observación general Nº 15 (2002). E/C 12/2001/11 del Comité de Derechos Eco-
nómicos, Sociales y Culturales, así como el informe de la Defensoría del Pueblo “Ciudadanos sin agua.
Análisis de un derecho vulnerado”. Informe Defensorial N° 94. Lima, 2005, p. 12, que señalan que el de-
recho humano al agua implica, básicamente, la disponibilidad, la accesibilidad y la calidad del recurso
(107) “Artículo 65.- El Estado defiende el interés de los consumidores y usuarios. Para tal efecto garantiza el
derecho a la información sobre los bienes y servicios que se encuentran a su disposición en el mercado.
Asimismo vela, en particular, por la salud y la seguridad de la población”.
(108) A partir de la cláusula de derechos no enumerados: STC Exp. N° 0008-2003-AI/TC, f. j. 32; STC Exp.
N° 0518-2004-AA/TC, f. j. 16 y 18; STC Exp. N° 3315-2004-AA/TC, f. j. 9 y 10.
(109) Como anotó anticipadamente Luis Sáenz: “cuando la Constitución establece la defensa del interés de los
consumidores, está ubicándose en una perspectiva de tipo bilateral, es decir, está reconociendo que se
132
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
trata no sólo de un principio sino de un auténtico derecho fundamental. Como lo primero, efectivamente
permite orientar el comportamiento del Estado en una determinada dirección o sobre la base de ciertos
supuestos de actuación; como lo segundo, otorga a la persona una facultad de invocación a la par que de
exigencia”. SÁENZ DÁVALOS, Luis. “La defensa del consumidor en el Derecho Constitucional”. En:
Revista Jurídica del Perú. Año LIII, N° 42. Normas Legales. Trujillo, enero 2003, p. 118. En el mismo
sentido, STC Exp. N° 0008-2003-AI/TC, f. j. 30.
(110) STC Exp. N° 0858-2003-AA/TC, f. j. 14; STC Exp. N° 0005-2003-AI/TC, f. j. 11
(111) STC Exp. N° 0858-2003-AA/TC, f. j. 15; STC Exp. N° 0005-2003-AI/TC, f. j. cit.
(112) La propia actividad del Tribunal Constitucional da cuenta de ello: STC Exp. N° 0858-2003-AA/TC, f.
j. 15 y 23
(113) STC Exp. N° 0018-2003-AI/TC, f. j. 2. El Tribunal sigue a GUTIÉRREZ CAMACHO, Walter. “Dere-
cho de consumo y Constitución: el contratante débil”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Año 9, N° 65.
Gaceta Jurídica. Lima, febrero 2004, p. 106.
133
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(114) SOSA SACIO, Juan Manuel. “El proceso de cumplimiento”. En: Estudios y jurisprudencia del Có-
digo Procesal Constitucional. Luis Castillo Córdova (coordinador). Gaceta Jurídica, Lima, 2009 (en
prensa).
134
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
(115) Vide HÄBERLE, Peter. “Recientes apuntes sobre los derechos fundamentales en Alemania”. En: Pen-
samiento Constitucional. N° 1, Año 1, MDC-Fondo Editorial PUCP, Lima, 1994, p. 58; SOSA SACIO,
Juan Manuel. “Técnicas utilizadas por el Tribunal Constitucional para interpretar la Constitución y los
derechos fundamentales. Apuntes a partir de la jurisprudencia”. Ob. cit., p. 138.
(116) SOSA SACIO, Juan Manuel. “¿Jolgorio, esparcimiento, diversión? Sobre la real trascendencia del de-
recho al libre desenvolvimiento de la personalidad, reconocido como derecho fundamental innominado
en el caso ‘Calle de las pizzas’” En: Palestra del Tribunal Constitucional. Año 2, N° 11, noviembre de
2007, pp. 672-673.
(117) En el mismo sentido, explica el profesor Prieto Sanchís: “Recurriendo a un esquema ideal, las libertades
pueden concebirse como la regla básica del sistema, limitada aquí o allá por concretas prohibiciones o
mandatos, cuya existencia debe justificarse; o bien a la inversa, puede interpretarse que el poder político
goza de legitimidad para establecer normas imperativas con el único límite del respeto a los específicos
derechos fundamentales”. PRIETO SANCHÍS, Luis. Estudios sobre derechos fundamentales. Debate,
Madrid, 1990, p. 158.
135
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(118) El marco de acción está conformado por el conjunto de prohibiciones y mandatos constitucionales; así,
dentro del cuadro conformado por los márgenes de acción el Estado –el legislador– despliega su auto-
nomía (ergo, es una autonomía sometida a la Constitución). Cfr., sobre la doctrina de los márgenes de
acción en el marco de la Constitución: ALEXY, Robert. Tres escritos sobre los derechos fundamentales
y la teoría de los principios. Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2003, p. 54 y ss.
(119) Cfr. PRIETO SANCHÍS, Luis. “La limitación de los derechos fundamentales y la norma de clausura
del sistema de libertades”. En: Derechos fundamentales, neoconstitucionalismo y ponderación judicial.
Palestra, Lima, 2002, p. 87.
(120) HÄBERLE, Peter. La libertad fundamental en el Estado Constitucional. Fondo Editorial PUCP, Lima,
1997, p. 322 y ss. En similares términos podemos aludir una “cultura constitucional”, vide HABERLE,
Peter. Teoría de la Constitución como ciencia de la cultura. Tecnos, Madrid, 2000, pp. 36-38.
136
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
137
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Sin duda, todo ello se entiende mejor desde la perspectiva republicana sobre
la libertad y sobre las relaciones entre las personas y la comunidad política, en
los términos que antes hemos tenido ocasión de referir.
resulta reenviado al ordenamiento de los valores ya existentes, el que corresponde también al supremo
interés personal del sujeto afectado”. HÄBERLE, Peter. Ob. cit., p. 83.
Si bien coincidimos en la necesidad de entender de manera armónica intereses personales y sociales en
el ejercicio de la libertad fundamental, discrepamos parcialmente con el profesor Peter Häberle debido al
excesivo optimismo respecto de la coincidencia entre valores éticos de la comunidad y los proyectos de
vida personales, así como por suponer la existencia de un ejercicio “correcto” de la libertad humana.
(125) Cfr. HÄBERLE, Peter. Ob. cit., pp. 76 y 92.
(126) La Constitución de 1979, a diferencia de la actual, sí señalaba claramente en su artículo 2, inciso 1 que
toda persona tiene derecho “al libre desenvolvimiento de su personalidad”. Como veremos, este cambio
no impide considerar que el derecho permanece en el ordenamiento constitucional.
(127) MENDOZA ESCALANTE, Mijail. “El derecho fundamental al libre desenvolvimiento de la personali-
dad”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 5, Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2008, p. 49.
(128) Además del conjunto de deberes fundamentales señalados en la Constitución, podemos destacar aquí dos
mandatos constitucionales: el artículo 14 señala que “La formación ética y cívica y la enseñanza de la
138
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
poder político conciba un modelo de vida buena, a partir del cual pueda decidir
e implementar sus políticas públicas(129). Pero en cualquier caso, lo inaceptable
es que estos paradigmas de “vida buena”, “sociedad justa” o lo “moralmente
bueno” sean impuestos(130), máxime cuando se tratan de ámbitos humanos perso-
nalísimos(131). En todo caso, para que el poder público pueda hacer obligatorias
sus perspectivas deberá desprenderlas inmediatamente de bienes (valores, prin-
cipios, derechos) constitucionales y no únicamente de sus valoraciones ideoló-
gicas o morales. Asimismo, si los ámbitos intervenidos son fueros muy persona-
les, consideramos que los bienes invocados deberían estar vinculados además a
la tutela de necesidades humanas básicas o esenciales(132).
Tras lo anotado, el significado de “desarrollo” y “bienestar” –en el contexto
del derecho a la libertad general de acción– es algo que no puede ser impuesto
por el Estado. Es más, la Constitución se refiere al “libre” desarrollo y bienestar:
si se trata de una opción autónoma, es inadmisible una compulsión estatal hacia
modelos de vida definidos de manera externa o heterónoma. Si el propio desa-
rrollo y bienestar son libres, a cada quien corresponde determinar cómo ejercer
su libertad en el marco de lo constitucionalmente permitido; es decir, sin trans-
gredir otros bienes constitucionales.
Así, a partir de una interpretación iusfundamental correcta, consideramos
que el libre desenvolvimiento de la personalidad es un derecho constitucional
expreso y equivale al derecho al libre desarrollo y bienestar enunciado en el
Constitución y de los derechos humanos son obligatorias en todo el proceso educativo (…)”, y el artículo
38 prescribe que “Todos los peruanos tienen el deber de honrar al Perú y de proteger los intereses naciona-
les, así como de respetar, cumplir y defender la Constitución y el ordenamiento jurídico de la Nación”.
(129) Lo que, desde luego, no equivale a considerar que la ley “debe indicar lo que es justo e injusto para el
individuo” como señala Benda. BENDA, Ernesto. “Dignidad humana y derechos de la personalidad”.
En: AA. VV. Manual del Derecho Constitucional. Instituto Vasco de Administración Pública – Marcial
Pons, Madrid, 1996, p. 142.
(130) SOSA SACIO, Juan Manuel. “Sobre el carácter “indisponible” de los derechos fundamentales” En: Gaceta
Constitucional. Tomo 9, Gaceta Jurídica, Lima, p. 511. Cfr. STC Exp. N° 2868-2004-AA/TC, f. j. 24.
(131) GAVIRIA DÍAZ, Carlos. Sentencias. Herejías constitucionales. Fondo de Cultura Económica, Colom-
bia, 2002, pp. 15-16; SOSA SACIO, Juan Manuel. “Discriminación en el consumo por opción sexual.
Una perspectiva desde el Derecho Constitucional”. En: Diálogo con la jurisprudencia. Vol. 13, N° 115,
Gaceta Jurídica, Lima, p.30.
(132) Cfr. NUSSBAUM, Martha. Capacidades como titulaciones fundamentales. Sen y la justicia social.
Universidad Externado del Colombia, Bogotá, 2005, in toto; SEN, Amartya. “¿Igualdad de qué?” En:
Libertad, igualdad y Derecho. Las conferencias Tanner sobre filosofía moral. Sterling M. McMurrin
(editor) Ariel, Barcelona, 1988, especialmente 151 y ss.; Íd. El derecho a no tener hambre. Universidad
Externado del Colombia, Bogotá, 2002, p. 18-20; AÑÒN ROIG, María José. Necesidades y derechos.
Un ensayo de fundamentación. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1994, pássim. Desde lue-
go, decidir sobre estas necesidades básicas o esenciales implica también una opción moral del agente,
quien puede incurrir en “perfeccionismo”. En cualquier caso, es más seguro referirnos a estas necesida-
des humanas básicas que a los derechos constitucionales en general, pues hace más estrecho el margen
de intervención estatal.
139
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(133) En tal sentido, consideramos que en nuestro ordenamiento pueden utilizarse por igual –y de hecho así
lo hace el Tribunal Constitucional– las expresiones “libre desenvolvimiento” y “libre desarrollo” de la
personalidad.
(134) Cfr. STC Exp. N° 0895-2001-AA/TC, f. j. 3; STC Exp. N° 03046-2007-PHC/TC, f. j. 2; STC Exp. N°
0008-2003-AI/TC, f. j. 13; STC Exp. N° 10087-2005-PA/TC, f. j. 5; STC Exp. N° 0976-2001-AA/TC,
f. j. 5, STC Exp. N° 0410-2002-AA/TC, f. j. 8, entre algunas decisiones representativas.
(135) STC Exp. N° 2868-2004-AA/TC, f. j. 14.
140
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
(136) Ibídem.
(137) El Tribunal ha seguido mencionando de manera genérica el libre desenvolvimiento de la personalidad;
aunque ahora queda claro que se refiere al derecho a la libertad general de acción. Vide STC Exp.
N° 1535-2006-PA/TC, f. j. 68; STC Exp. N° 8280-2006-PA/TC, f. j. 6; RTC Exp. N° 6745-2006-PA/TC,
f. j. 4, y STC Exp. N° 03866-2006-AA/TC, f. j. 13.
141
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
142
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
(1) El límite entre libertad humana y autoridad debe ser, en cualquier caso,
una decisión tomada por el constituyente y no puede ser modificada por los
jueces constitucionales. Si el Tribunal consideraba –como ocurrió en este caso–
que la Constitución no reconocía un derecho genérico de libertad, y más bien
había optado por un modelo restringido (u orientado) de libertad de acción,
no debió arrogarse el lugar del constituyente y modificar la cláusula de cierre
del sistema de libertades (reiteramos, tal vez la más política de la decisiones
constitucionales).
(4) Señalamos antes cuáles criterios deben tenerse en cuenta para utilizar la
cláusula de derechos no enumerados: fundamentalidad, especificidad normativa,
y conformidad con el ordenamiento constitucional. Ya hemos mencionado nues-
tra discrepancia respecto a desprender, sin mayor reflexión crítica, la libertad
general del principio de dignidad humana (existe duda sobre su fundamentali-
dad); asimismo, que si la Constitución ha definido el modelo de relaciones entre
libertad humana e intervenciones estatales, una decisión judicial en contra es
sospechosa de no ajustarse a la Norma fundamental (existe duda sobre su con-
formidad constitucional). Además de ello, recordamos ahora que la estructura
y alcances de un derecho no enumerado debe referirse a un contenido autóno-
mo y distinguible, pero el derecho al libre desarrollo de la personalidad es un
143
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(139) Así en las SSTC Exp. N° 06403-2006-PA/TC, f. j. 32; Exp. N° 7533-2006-PA/TC, 35-36, y Exp.
N° 8674-2006-PA/TC, f. j. 35-36.
144
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
A partir de ello, Alexy plantea –entre otras opciones posibles– una norma
del derecho general de libertad:
“Toda acción (hacer u omisión) está permitida, a menos que esté prohibida
por una norma jurídica formal y materialmente constitucional”(142).
Esta norma, pese a posibles cuestionamientos sobre su amplitud, bien vista
permite cuando menos contar con un supuesto de hecho claro, en el cual se
puede adscribir casuísticamente posiciones prima facie protegidas. Además, esta
norma permisiva contiene también su cláusula restrictiva, que permite entender
de inicio que no se trata de una libertad de acción ilimitada.
(140) ALEXY, Robert. Teoría de los derechos fundamentales. Ob. cit., p. 355
(141) ALEXY, Robert. Ob. cit., p. 333.
(142) Ibíd., p. 337
145
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Así, como dos caras de una misma moneda, que la actuación estatal se de-
sarrolle en el marco de la libertad humana iusfundamental equivale al ejercicio
de la “libertad jurídica en el marco leyes formal y materialmente constitucio-
nales”, debido a que lo “constitucionalmente conforme” implica el respeto a la
libertad de acción humana y los derechos fundamentales en general.
“Si x es una acción (hacer u omisión) y no está prohibida por una norma
jurídica formal y materialmente constitucional, entonces está permitida la reali-
zación de x”(144).
V. A modo de conclusión
(143) En tal sentido, no puede mantenerse el postulado de raigambre liberal de que la libertad humana se
ejerce en el marco de la ley, planteamiento que por ejemplo se encuentra previsto en el artículo 2, inciso
24, literal a, que señala que “Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacer
lo que ella no prohíbe”. Como ha señalado el Tribunal Constitucional: “Los derechos constitucionales,
como lo eran en el Estado legal de derecho, no valen en el ámbito de las leyes, sino a la inversa: las leyes
valen en el ámbito de los derechos fundamentales” (STC Exp. Nº 2579-2003-HD/TC, f. j. 14).
(144) Ídem.
146
Derechos constitucionales no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad
147
DERECHOS O MANIFESTACIONES
NO ENUMERADOS RECONOCIDOS
EN LA JURISPRUDENCIA
El derecho a la verdad:
fundamento de la
jurisprudencia constitucional
en materia de violaciones a
los derechos humanos
151
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(2) En términos generales, la justicia transicional puede ser definida como la labor desarrollada por los
órganos jurisdiccionales del Estado respecto a casos de violaciones a los derechos humanos ocurridas
durante un periodo de violencia o represión. Se desarrolla en un escenario posterior a este periodo. Cfr.
MAGARRELL, Lisa y FILIPPINI, Leonardo. “La justicia penal y la verdad en la transición democrá-
tica”. En: El legado a la verdad. La justicia penal en la transición peruana. MAGARRELL, Lisa y
FILIPPINI, Leonardo (editores). IDEHPUCP, Lima, 2006, p. 35.
152
El derecho a la verdad: fundamento de la jurisprudencia constitucional en materia de violaciones...
sistema judicial atravesó por uno de sus momentos más difíciles, pues los órga-
nos jurisdiccionales y fiscales no llegaron a estar a la altura de las exigencias de
la realidad.
(3) Nos referimos a la STC Exp. N° 0010-2002-AI/TC, publicada el 4 de enero del 2003 en el diario oficial
El Peruano.
153
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
154
El derecho a la verdad: fundamento de la jurisprudencia constitucional en materia de violaciones...
acciones contra el terrorismo, sino sancionar los actos lesivos a la vida, libertad
e integridad personal de miles de peruanos y peruanas.
En este sentido, todo acto de impunidad debe ser visto como una medida
que fomenta la violencia pues, por un lado, aquellas personas que han realizado
actos contrarios a los derechos humanos percibirán que al no haber responsabi-
lidades por tales conductas, pueden seguir cometiéndolas. La impunidad, asi-
mismo, fomenta que las personas afectadas en sus derechos busquen alcanzar
justicia por vías distintas a las que les ofrece el sistema legal.
Sin embargo, no se puede dejar de mencionar que todavía existen voces que
se niegan a que las autoridades judiciales investiguen estos hechos. Aunque el
debate sobre estos temas siga presente, lo importante es que en el mismo no se
deje de considerar que la impunidad solamente origina más violencia.
155
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
156
El derecho a la verdad: fundamento de la jurisprudencia constitucional en materia de violaciones...
(4) COMISIÓN DE LA VERDAD Y RECONCILIACIÓN. “La actuación del sistema judicial durante el
conflicto armado interno”. En: COMISIÓN DE LA VERDAD Y RECONCILIACIÓN. Informe Final,
Tomo III. Lima: CVR, 2003, pp. 173-196.
157
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Uno de los principales retos que ha asumido el Estado peruano luego del
retorno a la institucionalidad democrática en el país ha sido enfrentar la impuni-
dad generalizada en materia de violaciones a los derechos humanos que estuvo
presente durante el periodo 1980-2000. Hemos señalado que cada uno de los
órganos del Estado ha asumido, en diferentes formas, su competencia respecto a
esta materia.
En esta sección del presente trabajo, deseamos exponer los principales li-
neamientos del Tribunal Constitucional sobre estos temas.
158
El derecho a la verdad: fundamento de la jurisprudencia constitucional en materia de violaciones...
(5) Un análisis con información relevante sobre estas leyes de amnistía se puede consultar en: DEFENSO-
RÍA DEL PUEBLO DEL PERÚ. “Amnistía vs. Derechos humanos: buscando justicia”. En: Informes
Defensoriales, N° 57, Lima, 2001.
159
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Si bien esta decisión fue ratificada por los siete integrantes del Tribunal,
hubo un voto singular del magistrado Aguirre Roca, en donde señaló que existía
una incoherencia en la decisión adoptada, pues si se admitía que era posible que
las personas afectadas por violaciones a sus derechos humanos puedan solicitar
las reparaciones respectivas, eso significaba que los efectos de las leyes impug-
nadas no habían quedado agotados. En cuanto al fondo del asunto señaló que las
leyes de amnistía impugnadas eran contrarias a la Constitución y los derechos
alegados por los demandantes, entre ellos, el “conocimiento de la verdad”.
(6) STC Exp. N° 0013-96-AI/TC, publicada el 9 de mayo de 1997 en el diario oficial El Peruano.
(7) En la demanda respectiva, la Comisión Interamericana planteó que mediante estas leyes se afectó el
derecho a la verdad. Al pronunciarse sobre este tema la Corte consideró que este derecho “(...) se en-
cuentra subsumido en el derecho de la víctima o sus familiares a obtener de los órganos competentes del
Estado el esclarecimiento de los hechos violatorios y las responsabilidades correspondientes, a través
de la investigación y el juzgamiento que previenen los artículos 8 (garantías judiciales) y 25 (protección
judicial) de la Convención” –parágrafo 48 de la sentencia de la Corte en el caso Barrios Altos–.
(8) CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Barrios Altos (Chumbipuma Agui-
rre y otros vs. Perú), sentencia de interpretación de la sentencia sobre el fondo, del 3 de setiembre del
2001, parágrafo 18 y punto resolutivo 2.
160
El derecho a la verdad: fundamento de la jurisprudencia constitucional en materia de violaciones...
(9) STC Exp. N° 2488-2002-HC/TC (caso Genaro Villegas Namuche), publicada el 22 de marzo del
2004.
(10) Para Carpio, este tipo de cláusulas constituye “(...) el punto de partida y el de culminación de cualquier
intento por descifrar el régimen constitucional al que se encuentran sometidos los derechos en un orde-
namiento jurídico determinado”. Cfr. CARPIO MARCOS, Edgar. “El significado de la cláusula de los
derechos no enumerados”. En: Cuestiones Constitucionales. Revista Mexicana de Derecho Constitucio-
nal. N° 3 (julio-diciembre 2000), p. 4.
161
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(11) El Tribunal Constitucional también se pronunció sobre otros casos relacionados con el derecho a la ver-
dad en la STC Exp. N° 2529-2003-HC/TC (caso Peter Cruz Chávez), publicada el 19 de julio del 2004,
y en la resolución del Exp. N° 1441-2004-HC/TC (caso Asociación Americana de Juristas - Rama del
Perú), publicada el 20 de agosto del 2004. En el primer caso se trató de un hábeas corpus presentado a
favor de una persona que fue vista por última vez en los acontecimientos ocurridos en el Penal de San
Pedro (Lurigancho) los días 18 y 19 de junio de 1986. El Tribunal declaró fundada la demanda y ordenó
al Ministerio Público que realice las investigaciones sobre este caso, que también consideró como una
desaparición forzada.
162
El derecho a la verdad: fundamento de la jurisprudencia constitucional en materia de violaciones...
(12) Sobre la relación entre el derecho a la verdad y las obligaciones internacionales del Estado en materia
de derechos humanos recomendamos consultar: MÉNDEZ, Juan E. “El derecho a la verdad frente a las
graves violaciones a los derechos humanos”. En: Debate Defensorial. N° 3, Defensoría del Pueblo del
Perú, Lima, 2001, pp. 11-30.
(13) La Constiución de 1993 establece, en el artículo 44, que el Estado peruano tiene como “(...) deber pri-
mordial (…) garantizar la plena vigencia de los derechos humanos”.
(14) STC Exp. N° 2798-2004-HC (caso Gabriel Orlando Vera Navarrete), publicada el 10 de febrero del
2005, fundamentos 9, 10, 13 y 19.
163
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
164
El derecho a la verdad: fundamento de la jurisprudencia constitucional en materia de violaciones...
(15) Elaborados por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Una versión actualizada de
estos principios se encuentra en el documento E/CN.4/2005/102/Add. 1.
(16) STC Exp. N° 2488-2002-HC/TC (caso Genaro Villegas Namuche), fundamento 6.
(17) Ibíd., fundamento 7.
(18) STC Exp. N° 4587-2004-AA/TC (caso Santiago Martín Rivas), fundamentos 71, 73 y 74.
165
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
166
El derecho a la verdad: fundamento de la jurisprudencia constitucional en materia de violaciones...
sanciones que correspondan, no por venganza, sino porque actos como las eje-
cuciones extrajudiciales, la tortura, la desaparición forzadas de personas, entre
otros crímenes, constituyen afectaciones gravísimas a los derechos esenciales
del ser humano(20).
Corresponde a los juzgados y tribunales que tienen en sus manos los pro-
cesos por violaciones de derechos humanos ocurridas en el Perú durante este
periodo, aplicar la actual tendencia jurisprudencial del Tribunal Constitucional,
con el criterio suficiente para imponerse frente a cualquier tipo de medida, legal
o de otro tipo, por medio de la cual se pretenda evitar la investigación sobre
tales hechos. De igual modo, les corresponde evitar persecuciones penales sin
fundamento alguno. Solo de esta forma los órganos del sistema de administra-
ción de justicia cumplirán el papel que les corresponde en el proceso de reconci-
liación que todavía se encuentra pendiente en nuestro país.
(20) Como señalan HUERTAS y otros, “(...) las necesidades de verdad, justicia y reparación no implican
venganza o revancha, ni son obstáculos para la paz. Más bien, son cimientos necesarios y constructivos
para un proceso de reconciliación. El Estado de Derecho no puede estar bajo el riesgo del sometimiento
a los grupos armados ilegales, cualquiera que estos sean, pero tampoco puede caer en un manto de
impunidad en donde reine la zozobra y el escepticismo, porque un delito sin sanción fomenta la vengan-
za, exalta a los verdugos y humilla a las víctimas, atribuye responsabilidades colectivas y no individua-
les e impide la reconciliación y la paz”. HUERTAS DÍAZ, Omar (et. ál.). “El derecho a la reparación
para las víctimas de violaciones a los derechos humanos”. En: Elementos de juicio. Revista de temas
constitucionales. Año 1, N° 3, octubre-diciembre del 2006, Bogotá, p. 183.
167
El derecho al agua
potable como derecho
fundamental no enumerado
Introducción
No cabe duda de que dentro de los recursos naturales el agua es el principal
de todos, por ser imprescindible para la vida y la salud de las personas. Pero, al
mismo tiempo, es limitado y por lo general mal aprovechado, resultando impos-
tergable tomar conciencia de esta realidad, especialmente cuando el crecimiento
demográfico y el desarrollo industrial hacen que exista una demanda cada vez
mayor de este recurso(1).
Siendo el derecho a la vida el más importante –por ser “el derecho fun-
damental esencial y troncal en cuanto es el supuesto ontológico sin el que los
restantes derechos no tendrían existencia posible”(2)–, no cabe duda que el agua
comparte la misma importancia, por ser la sustancia que le resulta esencial. Por
ello, es indiscutible que ese recurso natural es fundamental para el respeto de la
dignidad de la persona, fin supremo de la sociedad y del Estado, según establece
la Constitución en su artículo 1.
(*) Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Doctor en Derecho por la Universidad de
Zaragoza (España), en el Programa de Doctorado en Derechos Humanos y Libertades Fundamentales.
Profesor de Derecho Constitucional y Derechos Humanos en la Universidad de San Martín de Porres.
Asociado de De la Puente Abogados.
(1) En la actualidad, 1100 millones de personas en el mundo padecen escasez de agua potable y se estima
que llegarán a 2500 millones en el 2025. Se calcula que en dicho año la demanda de agua será un 56%
superior que el suministro (Cfr. diario Perú.21, Lima, 5 de octubre de 2008, p. 20).
(2) Sentencia del Tribunal Constitucional español n. 53/1985, de 11 de abril de 1985, fundamento jurídico 3.
169
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
La doctrina de los derechos humanos debe responder a los retos que le im-
pone los problemas actuales y uno de ellos es la defensa de la dignidad de la
persona frente a su necesidad, cada vez más creciente, de agua potable, en tanto
que ello resulta esencial en la protección de su derecho a la vida y, con él, la
posibilidad del disfrute de los demás derecho humanos.
170
El derecho al agua potable como derecho fundamental no enumerado
171
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
172
El derecho al agua potable como derecho fundamental no enumerado
(9) Constitución 1979, artículo 4: “La enumeración de los derechos reconocidos en este capítulo no excluye
los demás que la Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga o que derivan de la dignidad
del hombre, del principio de soberanía del pueblo, del Estado Social y Democrático de Derecho y de la
forma republicana de gobierno”.
(10) La influencia de la Enmienda IX de la Constitución norteamericana también se ha hecho presente en
otras constituciones americanas, como la argentina de 1853, donde la cláusula de los derechos no enu-
merados estuvo contenida en su artículo 33 y permitió que la Corte Suprema de ese país sostuviera, en
el caso Samuel Kot S.R.L. de 1958, que en dicha cláusula estaba contenido el amparo, como “garantía
tácita o implícita que protege los diversos aspectos de libertad individual” (SAGÜÉS, N. P. Acción de
Amparo, Buenos Aires 1988, p. 12).
(11) COMITÉ DE LA ONU SOBRE LOS DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES.
Observación General N° 15, Ginebra, 11-29 de noviembre de 2002.
173
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(12) Cfr. STC Exp. N° 0007-2007-PI/TC, Colegio de Abogados del Callao, fundamento 16.
(13) STC Exp. N° 06534-2006-PA/TC, fundamento 18.
174
El derecho al agua potable como derecho fundamental no enumerado
y aun aquellas otras que sin serlo, permiten la mejora y aprovechamiento de sus
condiciones de existencia”(14).
Por todo ello, según el TC, el agua tiene un papel esencial en pro del indi-
viduo y de la sociedad en su conjunto, lo que “(...) permite considerar su estatus
no solo a nivel de un derecho fundamental, sino de un valor objetivo que al Es-
tado Constitucional corresponde privilegiar”(16).
Según el TC, los derechos sociales no pueden ser exigidos de la misma ma-
nera en todos los casos, pues
(14) Ídem.
(15) STC Exp. N° 2945-2003-AA/TC, Azanca Alhelí Meza García, fundamento 11.
(16) STC Exp. N° 06534-2006-PA/TC, fundamento 20.
175
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
A esto debemos añadir que los derechos sociales son derechos progresi-
vos, no meramente programáticos. En efecto, como escribe Landa Arroyo, “(...)
mientras que lo programático implica que los derechos sociales no constituyen
más que simples declaraciones y, por ende, pueden ser respetados o no, el en-
tenderlos como derechos progresivos comporta, ya de por sí, un deber ineludi-
ble para el Estado de proveer las condiciones materiales mínimas para su mayor
realización posible”(22). Otro principio aplicable a los derechos sociales es el de
prohibición de su regresividad, en el sentido de que “(...) el Estado se obliga a
mejorar la situación de estos derechos y simultáneamente asume la prohibición
(17) STC Exp. N° 2945-2003-AA/TC, Azanca Alhelí Meza García, fundamentos 32 y 33.
(18) Ibíd., fundamento 6.
(19) “Las disposiciones de la Constitución que exijan nuevos o mayores gastos públicos se aplican progresi-
vamente”.
(20) STC Exp. N° 2945-2003-AA/TC, Azanca Alhelí Meza García, fundamento 36.
(21) Cfr. Ibíd., fundamento 49.
(22) LANDA ARROYO, C. Constitución y Fuentes del Derecho. Lima 2006, p. 45.
176
El derecho al agua potable como derecho fundamental no enumerado
A nuestro juicio, bien podemos entender que las obligaciones del Estado de
garantizar el acceso, la calidad y la suficiencia del agua forman parte del con-
tenido esencial del derecho al agua potable, por lo que el legislador en ningún
caso podrá desconocer dichas responsabilidades estatales; de lo contrario, el de-
recho terminaría desnaturalizado, como afirma el TC(25). Se trata, pues, de res-
petar obligatoriamente este núcleo mínimo a partir del cual el legislador puede
operar ampliando más o menos expansivamente las condiciones de ejercicio del
derecho(26).
177
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
a) El acceso
Desde el Estado deben crearse, directa o indirectamente (vía concesiona-
rios), condiciones de acercamiento del agua a favor del destinatario, con las si-
guientes consideraciones:
b) La calidad
Para el TC, “(...) la calidad (…) ha de significar la obligación de garan-
tizar condiciones plenas de salubridad en el líquido elemento así como la
178
El derecho al agua potable como derecho fundamental no enumerado
c) La suficiencia
Según el TC, el agua potable debe ser dispensada “(...) en condiciones
cuantitativas adecuadas que permitan cuando menos satisfacer las necesidades
elementales o primarias de la persona, como las vinculadas a los usos persona-
les y domesticos o incluso aquellas referidas a la salud, pues de estas depende la
existencia de cada individuo”(32).
179
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
180
El debido proceso en
sede penal. Nuevos
contenidos constitucionales
Introducción
El objeto del presente trabajo es el examen de determinados principios y de-
rechos que forman parte del principio del debido proceso, unos reconocidos ex-
presamente en la Norma Fundamental, otros reconocidos fundamentalmente por
el Tribunal Constitucional como contenidos implícitos de tal principio y otros
nuevos contenidos que si bien no han sido reconocidos por este Alto Tribunal,
resultan exigibles en nuestro ordenamiento por estar incorporados en tratados de
derechos humanos vinculantes para el Estado peruano.
181
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
182
El debido proceso en sede penal. Nuevos contenidos constitucionales
(2) BIANCHI, Alberto. Historia constitucional de los Estados Unidos. Tomo I, Cátedra Jurídica, Buenos
Aires, 2008, p. 308. Asimismo Bianchi sostiene que “(...) los norteamericanos se apartaron del concepto
inglés del due process, enfocado más específicamente en el procedimiento judicial que en el control de
la actividad legislativa, el cual en el Reino Unido no existe. Este apartamiento fue claramente elabora-
do en Hurtado vs. California donde la Corte dejó sentado que el debido proceso en los Estados Unidos
tenía horizontes más amplios que en el derecho inglés”. Ob. cit., p. 311.
(3) El TC ha sostenido que el debido proceso formal se vincula con el respeto de garantías “procesales” ta-
les como el derecho de defensa, a la motivación, a la pluralidad de instancias, entre otros (expedientes
N°s 00282-2004-AA/TC y 00763-2005-PA/TC), y el debido proceso material se vincula con el respe-
to de los principios de razonabilidad y proporcionalidad en la decisión judicial o administrativa (Expe-
dientes N°s 01223-2003-AA/TC, 03361-2004-AA/TC y 02727-2003-HC/TC, entre otros) .
(4) “(…) en los Estados Unidos se ha distinguido desde siempre entre el debido proceso sustantivo (sustan-
tive due process) y el debido proceso adjetivo (procedural due process). Ambos atienden hacia el mis-
mo fin: evitar que una persona pueda ser privada de sus derechos arbitraria e ilegalmente. En el primer
caso, la cláusula se aplica cuando por medio de una decisión de naturaleza legislativa, se afectan los
derechos de un número amplio e indeterminado de personas. Así, si bien se habla de proceso, no debe
identificárselo con la forma de sanción de leyes, sino con la inconstitucionalidad sustancial de una ley
respecto de la Constitución. El segundo, en cambio, está dirigido especialmente al Poder Judicial cuan-
do los que están en juego son los derechos de un individuo o de varios, pero debidamente identificados
con partes. Se aplica, entonces, dentro de la solución de un caso”. Así en: BIANCHI, Alberto. Ob. cit.,
p. 310.
183
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Unidos no tienen un catalógo tan amplio por lo que derechos como a la libertad
de contratar, derechos laborales e incluso el poder de policía de los Estados(5),
entre otros, han sido incorporados utilizando la cláusula del debido proceso.
184
El debido proceso en sede penal. Nuevos contenidos constitucionales
Hasta aquí parecería que tal distinción, sostenida incluso por el Tribunal
Constitucional, resulta acertada. Sin embargo, ella presenta algunas cuestiones
problemáticas. La primera, vinculada con el principio de razonabilidad, pues
este término es entendido en innumerables sentidos. En algunos casos se le equi-
para a “justicia”, con lo cual su significado se hace más ambiguo, pues es difícil
identificar aquello que es justo o injusto en un caso concreto, salvo cuando se
trate de las denominadas “graves y manifiestas situaciones de injusticia”, con lo
cual, en los casos habituales, lo que es justo para un operador jurídico puede que
no lo sea para otro. La segunda, vinculada con el principio de proporcionalidad,
pues al parecer tal principio es asumido como un fin en sí mismo, cuando en
realidad, por su propia naturaleza, siempre se va a constituir en un “medio” que
sirve para justificar la intervención en un derecho fundamental. Es decir, que
cuando hemos determinado que se ha vulnerado el principio de proporcionalidad
es porque precisamente hemos determinado que se ha vulnerado un determinado
derecho fundamental. Así, por ejemplo, cuando se concluye que una decisión ju-
dicial que impone una pena privativa de libertad es desproporcionada, si bien tal
decisión afecta el principio de proporcionalidad (medio), lo que hace en realidad
es afectar el derecho fundamental a la libertad personal (fin), pues se ha sido con-
denado a estar privado de su libertad más allá del tiempo que le correspondería.
Por tanto, siendo el derecho a la libertad personal aquel bien constitucional que
en realidad es el que está siendo vulnerando resulta problemático asumir que la
libertad personal forme parte del denominado “debido proceso material”, pues tal
libertad tiene un reconocimiento constitucional propio.
Es por ello que una posición que evita tales cuestiones problemáticas
es aquella que distingue entre “garantías formales y garantías materiales del
proceso”. Las primeras, “las garantías formales del proceso” constituidas
por todos aquellos principios y derechos fundamentales judiciales (libre ac-
ceso a la jurisdicción, al juez independiente e imparcial, al juez predetermi-
nado por la ley, de defensa, motivación, a la pluralidad de instancias, cosa
juzgada, a la efectiva ejecución de lo resuelto, ne bis in idem, entre otros);
y las segundas, “las garantías materiales del proceso” constituidas por todos
185
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
186
El debido proceso en sede penal. Nuevos contenidos constitucionales
(6) Expedientes N°s 03943-2006-AA/TC, caso Valle Molina, y 00728-2008-PHC/TC, caso Llamoja Hila-
res. Es importante destacar que ambas resoluciones se han orientado por lo sostenido en el voto singular de
los magistrados Gonzales Ojeda y Alva Orlandini contenido en el Expediente N° 01744-2005-PA/TC.
187
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(7) ITURRALDE SESMA, Victoria. Aplicación del Derecho y justificación de la decisión judicial. Tirant
lo Blanch, 2003, p. 286.
188
El debido proceso en sede penal. Nuevos contenidos constitucionales
189
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Tal doctrina fue aplicada por el Tribunal Constitucional en los casos Martin
Rivas 1 y 2(10), en los cuales se desestimó las demandas de amparo interpuestas
por el aludido ciudadano, estimando que las resoluciones dictadas a favor de
este en la jurisdicción militar tuvieron por finalidad sustraerlo de la responsa-
bilidad penal y además porque fue instruido por un tribunal de justicia que no
respetaba las garantías de independencia, competencia e imparcialidad. Una de
la formas de sustraerlo de la responsabilidad penal fue mediante la aplicación
de las leyes de amnistía N°s 26479 y 26492, las que el TC consideró nulas y
carentes ab initio de todo efecto jurídico.
3. El derecho de defensa
El derecho de defensa se encuentra establecido en el artículo 139 inciso 14)
de la Constitución que establece “El principio de no ser privado del derecho de
defensa en ningún estado del proceso”. Sobre el particular, el Tribunal Cons-
titucional ha sostenido que “(...) el derecho de defensa constituye un derecho
fundamental de naturaleza procesal que conforma, a su vez, el ámbito del de-
bido proceso, y sin el cual no podría reconocerse la garantía de este último. Por
ello, en tanto derecho fundamental, se proyecta como principio de interdicción
para afrontar cualquier indefensión y como principio de contradicción de los
actos procesales que pudieran repercutir en la situación jurídica de algunas de
las partes, sea en un proceso o procedimiento, o en el caso de un tercero con
interés”(12).
190
El debido proceso en sede penal. Nuevos contenidos constitucionales
191
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
192
El debido proceso en sede penal. Nuevos contenidos constitucionales
(18) En el ordenamiento norteamericano son de especial importancia las garantías en el momento del arres-
to. Así, es por todos conocido el caso “Miranda vs. Arizona”. En este caso, “Ernesto Miranda, un indi-
gente y semianalfabeto de 23 años fue detenido bajo la acusación de secuestro y violación. En depen-
dencias policiales resultó identificado por la víctima y luego de dos horas de interrogatorio confesó el
crimen sin recibir asistencia letrada. Durante el juicio su abogado se opuso, sin éxito, a que el jurado
tomara en cuenta la confesión. No obstante, Miranda fue hallado culpable y condenado por ambos de-
litos a una pena de hasta treinta años de prisión. La Corte en un fallo muy dividido y mediante el voto
del Chief Justice, revocó al condena”. Sin embargo, este caso alcanzó notoriedad pues allí Warren es-
tableció las reglas que la policía debe seguir obligatoriamente al momento del arresto. Ellas exigen que
el individuo debe ser informado de los siguientes derechos: a) a permanecer en silencio; b) a saber que
todo lo que diga puede ser tomado en su contra; c) a designar un abogado antes de ser interrogado; y d)
a requerir un defensor oficial si no tiene medios para pagar un abogado. Así, en BIANCHI, Alberto. Ob.
cit., Tomo II, pp. 328-329.
(19) Entre otras disposiciones constitucionales, el artículo 2, inciso 24, parágrafo f, establece que “Nadie
puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales
en caso de flagrante delito. El detenido debe ser puesto a disposición del juzgado correspondiente, den-
tro de las veinticuatro horas o en el término de la distancia. Estos plazos no se aplican a los casos de
193
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de drogas. En tales casos, las autoridades policiales pueden efec-
tuar la detención preventiva de los presuntos implicados por un término no mayor de quince días natu-
rales. Deben dar cuenta al Ministerio Público y al juez, quien puede asumir jurisdicción antes de venci-
do dicho término” (énfasis agregado).
(20) HERNÁNDEZ MARTIN, Valeriano. El error judicial. Civitas, Madrid, 1994, p. 81.
194
El debido proceso en sede penal. Nuevos contenidos constitucionales
Toda persona que haya sido detenida arbitrariamente o afectada en sus de-
rechos fundamentales por errores judiciales tiene el derecho de solicitar una in-
demnización por los daños ocasionados. Los ciudadanos no deben conformarse
con recuperar su libertad cuando han sido detenidos injustamente o privados de
sus derechos por errores judiciales. Ellos también deben exigir que el Estado
les indemnice por tales arbitrariedades. Más allá de los efectos disuasorios que
pueda tener el pago de indemnizaciones, estas constituyen una forma justa de
reparación por el daño ocasionado(21).
(21) Si bien es de destacar la existencia de la Ley N° 24973, el procedimiento a seguir para el cobro de una
indemnización resulta excesivamente engorroso (debe seguirse un proceso abreviado, actuación del Mi-
nisterio Público, casación, etc.), debiendo en su lugar existir procesos mucho más breves y eficaces. Si,
por ejemplo, ya se acreditó una detención arbitraria mediante un hábeas corpus, ¿por qué debo seguir
un proceso tan engorroso para que me otorguen una indemnización por el daño causado? En todo caso,
en el mismo ejemplo, sería más efectivo que se habilite al juez de hábeas corpus para que una vez de-
terminada la detención arbitraria se fije el pago de una indemnización por el daño causado.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
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El debido proceso en sede penal. Nuevos contenidos constitucionales
(23) ADRIÁN CORIPUNA, Javier. “La configuración del principio ne bis in idem en el proceso de hábeas
corpus”. En: Luis Castillo Córdova (Coordinador). El defensa de la libertad personal. Estudios sobre el
habeas corpus. Cuadernos de análisis y crítica a la jurisprudencia constitucional N° 5, Palestra, 2008,
p. 218.
(24) Al respecto, Iñaki Esparza sostiene lo siguiente: “En la Quinta Enmienda de la USC [Constitución de
Estados Unidos] se establece la prohibición de someter a persona alguna dos veces al peligro de perder
la vida o algún miembro con motivo del mismo delito. Ello supone actualmente la prohibición de juzgar
a una persona dos veces por el mismo delito; dicho efecto deriva, por supuesto, de la existencia de una
sentencia sobre el fondo, puesto que cuando, por ser imposible por razones objetivas la continuación del
proceso, se produce en la fase final del mismo una resolución de carácter procesal con la que concluye/
mistrial (v. gr. por ser imposible llegar a un veredicto unánime del jurado), cabe un nuevo proceso fren-
te a la misma persona y por lo cargos originales/retrial salvo en el caso de que el propio acusado se de-
clare culpable haciendo innecesaria la continuación del mismo”. ESPARZA LEIBAR, Iñaki. El princi-
pio del debido proceso. Bosch, 1995, pp.109-110.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
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El debido proceso en sede penal. Nuevos contenidos constitucionales
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
sin dilaciones indebidas, y consiste en que la celeridad del proceso deberá tener
en cuenta también “lo que en el litigio arriesga el demandante”(30).
(30) Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Casos Adolf contra Austria, Süssman contra Alemania, Dous-
taly contra Francia, Portington contra Grecia y Kudla contra Polonia. Citados por GARCÍA ROCA, Ja-
vier y otro (coordinadores). La Europa de los Derechos: El Convenio Europeo de Derechos Humanos.
CEPC, Madrid, 2005, pp. 271-272.
(31) Tribunal Europeo de Derechos Humanos, caso Corigliano contra Italia. Citado por GARCÍA ROCA, Ja-
vier y otro. Ob. cit., p. 272.
200
El debido proceso en sede penal. Nuevos contenidos constitucionales
En otro caso sostuvo que “La defensa técnica o letrada consiste en la asis-
tencia de un profesional del Derecho en el proceso, y tiene por finalidad garanti-
zar el principio de igualdad de armas y la efectiva realización de contradictorio,
por lo que su ejercicio no puede ser encomendado a efectivos militares que ca-
recen de formación jurídica. Por ello, en el caso de que un procesado no cuente
con los recursos económicos que le permitan contar con un defensor de su elec-
ción, el Estado tiene la obligación de garantizar el derecho de defensa mediante
la incorporación de un defensor de oficio”(34).
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
5. El derecho a la prueba
El derecho a la prueba goza de protección constitucional, pues se trata de
un contenido implícito del derecho al debido proceso, reconocido en el artículo
139, inciso 3, de la Constitución(36). Como todo derecho constitucional, sostie-
ne el Tribunal, “(...) el de la prueba también se encuentra sujeto a restriccio-
nes o limitaciones, derivadas tanto de la necesidad de que sean armonizados en
202
El debido proceso en sede penal. Nuevos contenidos constitucionales
203
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
204
DERECHOS FUTUROS O
HIPOTÉTICOS SUSCEPTIBLES
DE RECONOCIMIENTO
Análisis sobre el derecho a la
intimidad genética en el
ordenamiento jurídico peruano
Introducción
Es probable que por el título del presente trabajo el lector estime que se
trata una vez más del famoso, y a estas alturas no tan “nuevo”, Derecho Ge-
nético, un acercamiento más a las implicancias que la biotecnología acarrea en
diversos aspectos de la coexistencia como es el caso de la prueba del ADN en la
determinación de la filiación, el consentimiento informado en la relación médi-
co-paciente, o quizás la data genética del paciente con que cuenta el médico o
el banco de datos, o la cantidad de información que debe quedar en reserva del
contratante y no en manos de la empresa de seguros, por solo mencionar algu-
nos casos que ya han merecido la dedicación in extenso por diversos juristas.
207
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
del Derecho Civil– desde su raíz (derecho a la intimidad personal) para pasar a
ver cómo surge y de qué manera se fue haciendo ostensible en nuestro ordena-
miento jurídico y así poder develar cuál es su destino final.
Para esto es necesario tomar algunos datos y conceptos que escapan del ám-
bito jurídico, los cuales, para un mejor entendimiento serán explicados de una
manera más práctica que técnica. Esto, debido a que nuestra misión como cola-
boradores del Derecho no es pretender imponernos sobre un área extrajurídica
que hasta hace algunos años nos era completamente ajena, sino más bien lo que
nos compete es en primer lugar entender cuál es el hecho o la situación que ge-
nera controversia o incertidumbre jurídica, evaluar los valores presentes (positi-
vos o negativos) en dicha situación y finalmente brindar una respuesta (norma)
a la controversia o incertidumbre.
De todos estos temas biojurídicos, son las “pruebas genéticas” las que cons-
tituirán una variable constante a lo largo del presente texto. Este término es en
realidad muy amplio y va más allá de la concepción reducida plasmada en el
Código Civil peruano, el cual las asocia únicamente a aquellas que buscan de-
terminar vínculos de filiación biológica.
208
Análisis sobre el derecho a la intimidad genética en el ordenamiento jurídico peruano
En este contexto, podemos delimitar los dos principales objetivos del pre-
sente trabajo, los cuales son:
1. La composición genómica
El cuerpo de cada persona tiene billones de células que se van perdiendo y
regenerando sucesivamente (como el cabello, la piel, entre otras). En cada una
de estas células hay un núcleo minúsculo donde se encuentra el ADN (ácido
209
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Los conocimientos que podemos obtener como resultado de las pruebas ge-
néticas van aumentando a medida de que se va descifrando el significado de la
ubicación de las bases nitrogenadas, ya completada, y puesta a conocimiento del
mundo entero.
(1) Este instrumento aclaratorio fue elaborado bajo la responsabilidad del Secretario General del Consejo
de Europa y su publicación fue autorizada por el Comité de Ministros el 17 de diciembre de 1996. El
nombre oficial del documento objeto de este informe es Convenio para la protección de los derechos
humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la biología y la medicina,
comúnmente conocido como Convenio de Biomedicina o Convenio de Oviedo. A pesar de que su ámbito
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Análisis sobre el derecho a la intimidad genética en el ordenamiento jurídico peruano
en su numeral 72, las define como “(...) exámenes médicos dirigidos a detectar
o descartar la presencia de una enfermedad hereditaria o la predisposición a tal
enfermedad en una persona, analizando directa o indirectamente su herencia ge-
nética (cromosomas, genes)”.
de aplicación comprende en principio a los Estados miembros del Consejo de Europa, el artículo 34
señala los requisitos para que los países no miembros (como el Perú) puedan adherirse al convenio.
(2) Desde el punto de vista médico también existen otras clasificaciones, a partir de las cuales podemos dis-
tinguir a las pruebas cromosómicas, bioquímicas, moleculares, entre otras. La utilización de la prueba
genética depende de la enfermedad que se quiera detectar. Por otro lado, teniendo en cuenta las etapas
del desarrollo humano, estas pruebas también se pueden clasificar en aquellas aplicadas en la etapa
preconceptiva (antes de procrear), en la etapa prenatal (por ejemplo, la amniocentesis), en la etapa
preimplantatoria (de una célula in vitro antes de ser implantada); o postnatal (después del nacimiento).
211
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Resulta lógico que la persona que haya accedido a esta, su propia data gené-
tica, no quiera que los demás se enteren y prefiera guardar esta información para
sí misma. ¿Acaso sus familiares y jefes de trabajo tienen derecho a saberlo o, es
que existe el derecho a que no se divulgue esta información? ¿Existiría entonces
el derecho a negarse a las pruebas genéticas?, o en el caso de aceptar someterse
a ellas, ¿existiría el derecho a no ser informado sobre sus rasgos genéticos? He
ahí el dilema.
(3) Sin embargo, existen excepciones, como es el caso de la enfermedad conocida como Corea de Hunting-
tong y el síndrome de Wolf-Hirschhorn, donde la ausencia y la copia mutada del gen, respectivamente,
determinan el cruel destino.
212
Análisis sobre el derecho a la intimidad genética en el ordenamiento jurídico peruano
Al respecto, Janet C. Hoeffel describe un escenario, que nada lejano es, sino
más bien muy posible de materializarse si es que no se limita el uso de la infor-
mación obtenida por las pruebas genéticas:
Sin embargo, sería imposible pedir que las normas jurídicas prevean de ma-
nera simultánea todas las conductas del hombre, pues estas son infinitas dado su
carácter evolutivo e impredecible. Más bien, lo que sí es factible es que mien-
tras aquellas conductas nuevas se van presentando y definiendo como tales, el
Derecho procure proporcionar una protección lo más eficaz posible a aquellos
intereses existenciales que puedan verse vulnerados.
(4) NIELSEN, Linda. “Pruebas genéticas y derecho a la intimidad: una perspectiva europea”. En: Revista
de Derecho y Genoma Humano. Bilbao, enero-junio de 1996, p. 67.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(5) FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos. Derecho y persona. Cuarta edición, Grijley, Lima, 2001, p. 142.
En este sentido, respecto al ser humano, el autor señala que “(...) la calidad de ser libre que ostenta y
que lo hace proyectivo, creador e impredecible, ha puesto en evidencia que ningún catálogo o elenco de
derechos, por más minucioso y exhaustivo que sea, agotará los intereses existenciales de un ser de tal
calidad ontológica”.
(6) Realzamos el sustento principista del artículo vigente, en el sentido de señalar a la dignidad humana
como fundamento de todos los derechos. Por esta misma razón, consideramos prescindible mencionar
que la enumeración de los derechos no excluye a los que la misma Constitución garantiza, pues si se
toma como base fundamental a la dignidad humana para reconocer nuevos derechos, no es necesario
señalar que estos se reconocen aunque no estén regulados en tal o cual norma legal. Al respecto refiere
Gros Espiell que “(...) la dignidad humana ontológicamente inherente o intrínseca a la persona humana,
no es únicamente el fundamento de todos los derechos humanos, sino que además, es el objeto de un
derecho específico, un derecho a que se reconozca, se considere, se proteja y no se viole la dignidad
inherente a toda persona”. Ver: GROS ESPIELL, Héctor. Etica, bioética y Derecho. Primera edición,
Temis, Bogotá, 2005, p. 270.
(7) Respecto a este dispositivo cabe mencionar que al artículo 17 del mismo cuerpo legal se le contrapone al
prescribir que solo se podrá accionar contra actos lesivos de los derechos de las personas señalados en el
título del mismo nombre (solo se expresa respecto a los derechos señalados en ese título). Consideramos
esta una incongruencia que de alguna forma junta la puerta antes ya abierta por el artículo 5 del Código
Civil.
214
Análisis sobre el derecho a la intimidad genética en el ordenamiento jurídico peruano
(8) Tanto la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, como la rati-
ficación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos constituyeron las fuentes esenciales que llevaron a la Constitución de 1979, sobre
la base de una filosofía humanista, a otorgar a los derechos fundamentales el lugar que realmente les
correspondía.
(9) NOVOA MONREAL, Eduardo. Derecho a la vida privada y libertad de información. Un conflicto de
derechos. Quinta edición, Siglo XXI, México D.F., 1997, p. 49.
215
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
“La intimidad es un hacer, una perspectiva emancipadora del ser, una espe-
cificidad propia, un territorio y un espacio de tiempo; negar su viabilidad,
como un uso dominante del sujeto, es contradecir su propia esencia y tornar
autoritaria la sociabilidad o hacerla impropia (lo social debe tener límites
para ser legítimo y para legitimar a la sociedad)”(11) .
(10) VARSI, Enrique. Derecho Genético. 4ª Ed., Grijley, S.A., Lima, 2001, p. 231.
(11) YAPUR DE CHELI, María F. y otro. Prueba de ADN y genoma humano. Primera edición, Editorial
Universidad, Buenos Aires, 2004, p. 20.
(12) Algunos ejemplos son: la Ley Orgánica 1/1982 (5 de mayo de 1982) de protección civil del derecho al
honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen; la Ley orgánica 5/1992 (29 de octubre
de 1992) de Regulación del tratamiento automatizado de los datos de carácter personal (vigente hasta
el 14 de enero de 2000); el Real Decreto 1332/1994 (20 de junio de 1994), la Ley Orgánica 15/1999
216
Análisis sobre el derecho a la intimidad genética en el ordenamiento jurídico peruano
Como hemos visto, en este debate español se aprecian dos partes claramen-
te opuestas. Por un lado, se sostiene que los datos obtenidos como consecuencia
del conocimiento del genoma humano son simplemente datos de carácter per-
sonal, por lo que se encuentra inmersa en la legislación española sobre datos de
217
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
carácter personal. Mientras tanto, por otra parte se reclama una regulación más
específica respecto al uso de los avances genéticos al considerar insuficiente la
ya existente.
218
Análisis sobre el derecho a la intimidad genética en el ordenamiento jurídico peruano
219
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Cabe entonces analizar cuáles son los aspectos que se han tomado en cuen-
ta para la regulación de la materia en diferentes legislaciones y los aspectos que
deberían ser analizados en el Perú. Entre ellos, los más importantes son:
(15) Es tan delicada la información genética que un tribunal mexicano (amparo en revisión, 345/2005. 13 de
marzo de 2006 por el Primer Tribunal Colegiado en materia Civil del Sexto Circuito) en un proceso en
el que se había ordenado la realización de la prueba de ADN se dictó lo siguiente: “(…) De ahí la impor-
tancia de la seguridad de tener conocimiento desde un inicio del laboratorio y de la persona que tomará
220
Análisis sobre el derecho a la intimidad genética en el ordenamiento jurídico peruano
las muestras, pues si la prueba se desarrolla en forma irregular, no servirá como medio fehaciente de
convicción, ante el Juez que conoce del asunto, por tanto, el desahogo de la pericial no puede hacerse
sin restricción alguna, sino que deben establecerse medios de seguridad, tales como citar al individuo
para la práctica de exámenes en un laboratorio previamente determinado para la toma de muestras por
el personal anticipadamente autorizado porque estando a cargo del estudio genérico, serán los respon-
sables de entrometerse en la intimidad genética de los involucrados, pudiendo descubrir otros tipos de
características celulares, hormonales y propensiones que nada tienen que ver con la controversia; por
ello, es preciso que antes de proceder al desahogo de la prueba pericial de referencia, se cuente con el
nombre del químico y del laboratorio, quien elaborará el dictamen correspondiente” (énfasis nuestro).
221
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(16) Aprobada en la Conferencia General de la Unesco con fecha 19 de octubre de 2005 en la trigésimo
tercera sesión de la Conferencia General de la Unesco. En este instrumento los países miembros se
comprometen a respetar y aplicar los principios fundamentales de la bioética en sus respectivos ordena-
mientos.
(17) Aprobada el 16 de octubre de 2003 por unanimidad en la trigésimo segunda sesión de la Conferencia
General de la Unesco.
(18) También conocida como Declaración de Manzanillo, fue revisada en Buenos Aires en 1998 y en San-
tiago el 29 de agosto de 2001.
(19) Adoptada por la 34a Asamblea Médica Mundial, Lisboa, Portugal, Septiembre/Octubre 1981.
(20) Adoptada por la 44a Asamblea Médica Mundial, Marbella, España, l992.
(21) Este instrumento data del 14 de noviembre de 1990, y fue formulado tras el II Seminario sobre Coope-
ración Internacional.
(22) Documento adoptado por la Trigésimo Novena Asamblea Médica Mundial, Madrid, España, 1987.
(23) Este documento fue adoptado en la Reunión Internacional sobre el Derecho ante el Proyecto Genoma
Humano, Fundación Banco Bilbao Vizcaya, celebrado en Bilbao, en el mes de mayo de 1993. Su impor-
tancia radica en ser el primer documento internacional que abordó los diversos cuestionamientos sobre
el desciframiento del genoma humano.
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Análisis sobre el derecho a la intimidad genética en el ordenamiento jurídico peruano
(24) Así también, en su artículo 4, literal b) se expresa que se debería prestar la debida atención al carácter
sensible de los datos genéticos humanos e instituir un nivel de protección adecuado de esos datos y de
las muestras biológicas.
(25) Ley publicada el 22 de septiembre de 2006.
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(26) RODRÍGUEZ-CADILLA, Rosario. “Intimidad, banco de datos y Derecho genético”. En: Tesina pre-
sentada al Colegio de Abogados de Lima para obtener el diploma de Fedatario Juramentado con
especialidad en Informática. Lima, febrero de 2001, p. 11.
(27) Esta Recomendación fue adoptada el 13 de febrero de 1997 por el Comité de Ministros del Consejo de
Europa. Si bien es cierto no tiene efecto vinculante, este documento constituye fuente imprescindible a
la que debería recurrir cualquier país antes de tomar una decisión legislativa sobre la reserva de datos
genéticos.
(28) En este país además existe la Ley 41/2002del 14 de noviembre de 2002, denominada Ley reguladora de
la autonomía del paciente y de los derechos y obligaciones en materia de información y documentación
clínica la cual regula detalladamente el acceso del paciente a los datos e información y su derecho de
consulta a la Agencia de protección de datos, entidad encargada del registro y archivo de la data médica.
Al respecto, ver: GARCÍA, Javier. “La protección de los datos genéticos. Un análisis desde los princi-
pios generales de protección de datos de carácter personal”. En: Revista de Derecho y Genoma Humano.
Bilbao, enero-julio de 2006, pp. 29-64.
(29) Ley N° 94-548 de l 1 de julio de 1994.
224
Análisis sobre el derecho a la intimidad genética en el ordenamiento jurídico peruano
(30) Este país aprobó la Ley N° 23511 sobre Creación del Banco Nacional de datos genéticos, el 10 de no-
viembre de 1986, con la finalidad de abordar el tema del esclarecimiento de conflictos concernientes a
la filiación.
(31) Este Proyecto, conformado por catorce artículos, fue presentado por la iniciativa legislativa del congre-
sista Luis Campos Baca, el 4 de abril de 2000.
225
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Resulta crucial la función del genetista como consejero o asesor del pacien-
te y de sus familiares, ya que la información que proporcionará influirá tanto
(32) Este instrumento jurídico internacional fue aprobado por la Unesco en la Conferencia General 29, París,
el 11 de noviembre de 1997, estando vigente desde el 4 de abril de 1997. Los enunciados contenidos en
este documento constituyen también principios que deben tener en cuenta los Estados miembros de la
Unesco (entre ellos el Perú) en sus futuras legislaciones sobre temas biojurídicos.
(33) En este sentido, la Ley francesa 94-653 Relativa al respeto del cuerpo humano (29 de julio de 1994)
introdujo respectivas modificaciones en el Código Civil, en el Código de Salud Pública y en el Código
Penal.
(34) En Noruega, la Ley 56, del 8 de agosto de 1994, prohíbe investigar sobre la realización de pruebas
genéticas, así como requerir, recibir o usar información genética de una persona, estableciendo pena
privativa de libertad por tres meses a quien incumpla lo dispuesto.
(35) La legislación argentina nuevamente marcó el rumbo a los países latinoamericanos sobre el tema a través de
la Ley 421 (27 de junio de 2000) Ley de protección sobre la discriminación genética, cuyo artículo 4 a la letra
prescribe: “Prohíbese difundir o hacer pública por cualquier medio la información genética de las personas,
con excepción de los casos autorizados por el propio interesado o judicialmente.”
(36) Ambos países establecen una moratoria en lo referido a requerimientos de información genética, en sus
respectivas legislaciones.
(37) El congresista Antero Flores-Araoz presentó el Proyecto de Ley 248/2000-CR (23/08/2000) titulado
Proyecto de ley para proteger el patrimonio genético humano y sancionar la discriminación, el cual
consta de trece artículos.
226
Análisis sobre el derecho a la intimidad genética en el ordenamiento jurídico peruano
IV. Conclusiones
(38) MENDES DE CARVALHO, Gisele. “La protección penal del patrimonio genético en Brasil. Comenta-
rios a la nueva ley”. En: Revista Derecho y Genoma Humano. Bilbao, julio-diciembre de 2005, p. 104.
227
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(39) La costumbre inveterada suele observarse como Derecho y ley en los casos no previstos por el Derecho
escrito (Ulpiano, Libro I, Título III, Ley 33)
(40) El Derecho no se toma de la regla, sino que la regla se basa en el Derecho existente (Paulo, Ley 1).
228
TENDENCIAS JURISPRUDENCIALES
SISTEMATIZADAS
DERECHOS NO ENUMERADOS
I. Aspectos generales
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
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Tendencias jurisprudenciales sistematizadas
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
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Tendencias jurisprudenciales sistematizadas
Derecho a la verdad
(*) El Tribunal Constitucional ha reconocido diversos bienes constitucionales protegidos, entre ellos prin-
cipios constitucionales implícitos, contenidos nuevos de derechos antiguos, contenidos adscritos a de-
rechos complejos (como los que forman parte del derecho a la tutela procesal efectiva), etc. También ha
afirmado, de manera muy general, la existencia de ciertos derechos constitucionales, aunque sin mayor
justificación al respecto (por ejemplo, los derechos a permanecer en el servicio judicial, al ascenso a la
carrera diplomática, al ingreso mínimo vital, a la protección jurisdiccional de los derechos y libertades
fundamentales, etc.) Hemos optado por consignar aquí los derechos que, sin respaldo escrito en la
Constitución, han sido entendidos expresamente como “no enumerados” por el máximo intérprete de la
constitucionalidad.
235
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Leyes de Amnistía N°s 26479 y 26492, estimando que no se agotan los efectos
del derecho a la verdad (STC EXP. N° 2488-2002-HC/TC, f. j. 8 y 9).
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Tendencias jurisprudenciales sistematizadas
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
(…)
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Tendencias jurisprudenciales sistematizadas
[E]l impedimento del goce de este elemento [agua potable] no solo incide
en la vida y la salud de la persona, sino que lo hace en el propio derecho a la
dignidad. En efecto, existen determinados bienes cuya imposibilidad de acce-
so, en atención al valor supremo de la persona, puede resultar absolutamente
incompatible con las condiciones mínimas e indispensables en las que ella debe
estar. Se trata de condiciones cuya ausencia atentaría y negaría radicalmente la
condición digna de la persona. La ausencia de estas condiciones mínimas con-
tradice el valor supremo de la persona en una magnitud ostensiblemente grave
y, de esa forma, el principio fundamental de dignidad de la persona (arts. 1 y 3
de la Const.).
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
[L]o que reclama la demandante tiene que ver con una supuesta afectación
de derechos como la libertad de contrato, la salud y la dignidad, esconde tras de
sí y en la lógica del propio petitorio planteado, un tema mucho más relevante,
el de saber si la decisión de cortar el servicio de agua potable afecta un derecho
fundamental autónomo, consistente en el goce y disposición misma del líquido
elemento. Se trata en otros términos de verificar si a la luz de las opciones valo-
rativas reconocidas por nuestro ordenamiento constitucional, puede o no hablar-
se de un derecho constitucional al agua potable y si tras su eventual vulneración
o amenaza, le asiste la protección constitucional que se otorga al resto de atribu-
tos y libertades expresamente reconocidas por la Constitución.
240
Tendencias jurisprudenciales sistematizadas
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Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
Por ello, aun cuando no forma parte de la materia controvertida, queda claro
que la consideración del rol esencial que tiene el agua para el individuo y la so-
ciedad en su conjunto permite situar su estatus no solo al nivel de un derecho
fundamental, sino también al de un valor objetivo que al Estado constitucional
corresponde privilegiar (STC Exp. N° 06534-2006-PA/TC, f. j. 18-20).
Este acceso debe suponer que desde el Estado deben crearse, directa o indi-
rectamente (vía concesionarios), condiciones de acercamiento del recurso líqui-
do a favor del destinatario. Para tal efecto, varios pueden ser los referentes: a)
debe existir agua, servicios e instalaciones en forma físicamente cercana al lugar
donde las personas residen, trabajan, estudian, etc.; b) el agua, los servicios y las
instalaciones deben ser plenamente accesibles en términos económicos, es decir,
en cuanto a costos deben encontrarse al alcance de cualquier persona, salvo en
los casos en que por la naturaleza mejorada o especializada del servicio ofreci-
do, se haya requerido de una mayor inversión en su habilitación; c) acorde con
la regla anterior, no debe permitirse ningún tipo de discriminación o distinción
cuando se trata de condiciones iguales en el suministro del líquido elemento.
Desde el Estado debe tutelarse preferentemente a los sectores más vulnerables
de la población; d) debe promoverse una política de información permanente
sobre la utilización del agua así como sobre la necesidad de protegerla en cuanto
recurso natural.
242
Tendencias jurisprudenciales sistematizadas
suministrado. Inaceptable por tanto resultaría que el agua pueda ser dispensada
de una forma que ponga en peligro la vida, la salud o la seguridad de las per-
sonas, debiéndose para tal efecto adoptar las medidas preventivas que resulten
necesarias para evitar su contaminación mediante microorganismos o sustancias
nocivas o incluso mediante mecanismos industriales que puedan perjudicarla en
cuanto recurso natural. Similar criterio ha de invocarse para los servicios o ins-
talaciones cuyo deterioro natural no debe servir de pretexto para la generación
de perjuicios sobre el líquido elemento. Cumplido su periodo natural de existen-
cia, dichos servicios o instalaciones deben ser sustituido, por otras que ofrezcan
iguales o mejores estándares de calidad.
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Tendencias jurisprudenciales sistematizadas
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ÍNDICE GENERAL
Presentación.................................................................................................................... 5
PARTE I:
ESTUDIOS JURÍDICOS
LA CONFIGURACIÓN CONSTITUCIONAL
DE LOS DERECHOS NO ENUMERADOS EN
LA CLÁUSULA ABIERTA DEL SISTEMA DE
DERECHOS Y LIBERTADES Enrique Pestana Uribe
Introducción al tema ........................................................................................................ 49
251
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
LA CLÁUSULA DE DERECHOS NO
ENUMERADOS EN EL MARCO DEL
DEBATE ENTRE IUSNATURALISMO
Y POSITIVISMO JURÍDICO Roger Rodríguez Santander
Planteamiento e ideas iniciales ....................................................................................... 75
I. Breve repaso sobre el debate iusnaturalismo - positivismo jurídico .......................... 77
II. La IX Enmienda de la Constitución de los EE. UU. y su remisión a la nada ............. 81
III. El artículo 3 Constitución: mitos y valores jurídicos................................................... 84
a) Indeterminación y racionalidad............................................................................ 86
b) El artículo 3 Constitución como reconocimiento jurídico de la necesidad de una
argumentación jurídico-moral .............................................................................. 90
IV. Reflexión final ............................................................................................................ 95
DERECHOS CONSTITUCIONALES NO
ENUMERADOS Y DERECHO AL LIBRE
DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD Juan Manuel Sosa Sacio
Introducción ..................................................................................................................... 97
I. Constitucionalismo y derechos fundamentales. Entre la filosofía política liberal y la
republicana ................................................................................................................ 100
252
Índice general
DERECHOS O MANIFESTACIONES NO
ENUMERADOS RECONOCIDOS EN LA JURISPRUDENCIA
253
Derechos constitucionales no escritos reconocidos por el Tribunal Constitucional
254
Índice general
DERECHOS FUTUROS O
HIPOTÉTICOS SUSCEPTIBLES DE RECONOCIMIENTO
PARTE II:
TENDENCIAS JURISPRUDENCIALES SISTEMATIZADAS
DERECHOS NO ENUMERADOS
255