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Lección Primera

LOS TRES PRIMEROS PRINCIPIOS

No con vulgares sentimientos nos dirigimos a nuestros estudiantes


de la filosofía yogi. Vemos, aunque tal vez ellos no lo vean, que para
muchos, esta serie de lecciones será como semilla plantada en un
suelo fértil, que brote a su debido tiempo, y cuyos brotes abran
paso gradualmente hacia la luz de su consciencia, donde ahíjen,
florezcan y fructifiquen. Muchos de los fragmentos de verdad, que
se nos expongan, no los percibiréis actualmente, pero en años
venideros reconoceréis la verdad de las ideas trasmitidas en estas
lecciones, y entonces, solamente entonces, os asimilaréis estas
verdades.

Intentamos hablaros lo mismo que si estuvierais reunidos


personalmente ante nosotros y estuviéramos ante vosotros en carne
y hueso. Estamos seguros de que el lazo de simpatía entre nosotros
pronto será tan fuerte y real, que cuando leáis nuestras palabras,
sentiréis nuestra presencia casi tanto como si estuviéramos
personalmente con vosotros. Estaremos con vosotros en espíritu, y
según nuestra filosofía, el estudiante que está en simpática armonía
con sus maestros, establece realmente una conexión psíquica con
ellos, y en consecuencia es capaz de asimilarse el espíritu de las
enseñanzas y recibir el beneficio del pensamiento de los maestros en
un grado imposible para quien simplemente lee las palabras en fría
letra de imprenta.

Estamos seguros de que los alumnos de esta clase entrarán desde


luego en armonía unos con otros y con nosotros, que obtendremos
resultados sorprendentes, y que a la terminación del curso muchos
habrán progresado espiritualmente de un modo asombroso. Este
resultado sería imposible si la clase fuera pública, pues las
vibraciones del pensamiento adverso de muchos contrarrestaría, o
por lo menos retardaría, la fuerza generada en las mentes de
quienes simpatizan con la obra.
Los anuncios han sido redactados de propósito para que sólo
llamaran la atención de aquellos a quienes estaban destinados.

Los que simplemente buscan sensaciones o novedades no han


acudido a nuestro llamamiento, mientras que aquellos a quienes
estaba destinado lo escucharon y se han apresurado a comunicarse
con nosotros. Como dice el poeta : ¨Todos mis hijos me conocen por
donde paso¨.

Atraídos a nosotros nuestros alumnos y nosotros a ellos,


formaremos un cuerpo armónico que trabaje para el fin común del
propio desarrollo, crecimiento, desenvolvimiento y progreso.

El espíritu de armonía y unidad de propósito nos favorecerá


poderosamente, y el unánime pensamiento de los alumnos unido al
maestro, constituirá una fuerza benéfica que fortalezca y sostenga a
cada estudiante.

Emplearemos el sistema de instrucción del Oriente con preferencia


al de Occidente.

En Oriente, el maestro no se detiene a probar sus afirmaciones o


hipótesis; no demuestra en la pizarra las verdades espirituales; no
arguye ni promueve discusión con sus alumnos.

Por el contrario, su enseñanza es autoritaria y comunica sus


conocimientos tal como los recibió, sin preocuparse de si los que
escuchan están o no de acuerdo con él.

No cuida de si todos aceptan sus afirmaciones, porque sabe que


quienes estén dispuestos a recibir la verdad que él enseña, la
reconocerán intuitivamente, y para quienes no estén preparados a
recibirla, será ineficaz todo argumento.

Cuando un alma está preparada para una verdad espiritual, y toda


o parte de ella se le expone oral o gráficamente, intuitivamente la
reconoce y se la asimila.

El maestro oriental sabe que muchas de sus enseñanzas sólo


consisten en la siembra de la semilla, y que por cada idea que el
estudiante se asimile al principio, habrá siento que tardará mucho
tiempo en comprenderlas.

No queremos decir que los maestros orientales exijan del estudiante


que acepte ciegamente todo cuanto se le diga.

Por el contrario, recomiendan al discípulo que acepte como verdad


sólo aquello que él pueda probar por sí mismo, porque ninguna
verdad es verdad para uno mientras no pueda probarla por su
propia experiencia; pero se le enseña que debe desenvolverse y
desarrollarse antes de experimentar dichas verdades; antes de que
muchas verdades puedan ser así probadas, debe desenvolverse y
desarrollarse.

El maestro sólo pide que el estudiante tenga confianza en él como


indicador del camino, y así le dice : ¨Este es el camino, entra en él y
en el sendero hallarás lo que te he enseñado; pálpalo, pésalo,
mídelo, pruébalo y conócelo por ti mismo. Cuando llegues a
cualquier punto del sendero sabrás acerca de él tanto como yo o
cualquier otra alma en aquella etapa; pero mientras no llegues a un
punto determinado, debes aceptar las afirmaciones de los que ya
llegaron, o rechazar todo lo que se refiere a ese punto particular. No
aceptes nada definitivo hasta que lo hayas probado; pero si eres
discreto, aprovecharás el consejo y la experiencia de quienes
llegaron antes¨.

Todos los hombres deben aprender por experiencia propia, pero


unos pueden servir de indicadores del camino a otros. En cada
etapa de la jornada se verá que quienes progresaron un poco más
en la senda dejaron signos, marcas y postes indicadores para los
que les siguen.

El hombre juicioso utilizará estas señales. No pido fe ciega, sino


únicamente confianza hasta que seáis capaces de comprobar por
vosotros mismos las verdades que os trasmito, del mismo modo que
fueron trasmitidas a mí por quienes me precedieron.

Pedimos paciencia al estudiante. Muchas cosas que al principio le


parecerán oscuras, se irán aclarando a medida que prosigamos.
La Constitución del Hombre

El hombre es un ser mucho más complejo de lo que generalmente se


supone.

No sólo tiene un cuerpo y un alma, sino que es un espíritu que posee


un alma con varios vehículos de expansión de diferentes grados de
densidad; y el cuerpo físico la forma más inferior de manifestación.

Estos diferentes vehículos se manifiestan en diferentes planos, tales


como el plano físico, plano astral, etc., que ya iremos explicando.

El verdadero Yo es puro espíritu, una chispa del fuego divino,


cubierto por numerosas envolturas que impiden su completa
expresión.

A medida que el hombre avanza en desenvolvimiento, su


consciencia pasa de los planos inferiores a los superiores y llega a
ser cada vez más consciente de su naturaleza superior.

El espíritu contiene en sí todas las potencialidades, y a medida que


el hombre progresa, despliega nuevos poderes y manifiesta nuevas
facultades.

La filosofía yogi enseña que el hombre está compuesto de siete


principios; es un ser septenario.

El mejor modo de concebir al hombre es considerar el espíritu


como el verdadero YO, y los principios inferiores como envolturas
que lo limitan.

El hombre puede manifestarse en siete planos cuando está ya


perfectamente desarrollado; pero ya la mayoría de los hombres sólo
pueden manifestarse en los planos inferiores, pues no han llegado
todavía a los superiores, aunque todos, cualquiera sea su grado de
desarrollo, poseen potencialmente los siete principios. Muchos han
alcanzado los cinco primeros planos; pocos el sexto, y ninguno de la
raza actual el séptimo.

LOS SIETE PRINCIPIOS DEL HOMBRE


Enumeraremos los siete principios del hombre tal como los conoce
la filosofía yogi :

7. Espíritu.

6. Mente Espiritual.

5. Intelecto.

4. Mente Instintiva.

3. Prana o Fuerza vital.

2. Cuerpo Astral.

1. Cuerpo Físico.

Trataremos brevemente de la naturaleza genetal de cada uno de


estos siete principios para que el estudiante comprenda las futuras
referencias a ellos, pero diferiremos hasta más adeltante el
complejo estudio del asunto.

1. El Cuerpo Físico

De los siete principios del hombre, el cuerpo físico es naturalmente


el más visible. Es el más inferior en la escala y más tosca
manifestación del hombre.

Pero esto no significa que se haya de descuidar o despreciar el


cuerpo físico. Por el contrario, es un principio muy necesario para
el crecimiento del hombre en su presente estado de evolución; es el
templo del espíritu viviente, y deberíamos cuidarlo solícitamente
para hacer de él un más perfecto instrumento. Basta mirar a
nuestro rededor para ver cómo los cuerpos físicos de los diferentes
hombres muestran diferentes grados de desarrollo bajo la
influencia de la mente.

Es deber de todo hombre desarrollado llevar su cuerpo al más alto


grado de perfección para emplearlo con la mayor utilidad.

El cuerpo debe mantenerse en buena condición, sano y dispuesto a


obedecer las órdenes de la mente, en lugar de contrariarla, como
con tanta frecuencia sucede. El cuidado del cuerpo bajo el
inteligente gobierno de la mente es una importante rama de la
filosofía yogi llamada ¨Yoga Hatha¨.

La filosofía yogi enseña que el cuerpo físico está constituido por


células, cada una de las cuales es en sí una vida en miniatura que
rige si acción. Estas vidas son realmente fragmentos de mente
inteligente de un cierto grado de desarrollo que capacita a las
células para ejecutar propiamente su obra. Estos fragmentos de
inteligencia están subordinados al gobierno de la mente central del
hombre, cuyas órdenes, conscientes, o inconscientes, obedecen
fácilmente a su obra particular, como por ejemplo, la acción
electiva de las células al extraer de la sangre los necesarios
elementos nutritivos y rechazar lo superfluo.

Las funciones de digestión, asimilación, etc., demuestran la


inteligencia de las células, ya cada una de por sí o agrupadas
colectivamente.

La curación de las heridas, la rapidez con que las células acuden a


los puntos donde son más necesarias, y otros mil ejemplos conocidos
de los fisiólogos, son para el estudiante yogi ejemplos de la vida en
el átomo.

Cada átomo es para el yogi un ser viviente, con vida propia, que se
combina en grupos, y cada grupo manifiesta una inteligencia grupal
mientras permanece como grupo. Estos grupos se combinan a su
vez y forman cuerpos más complejos que sirven de vehículos a
conciencias superiores.

Cuando muere el cuerpo físico las células se disgregan y ocurre lo


que llamamos putrefacción; cesa la fuerza que mantenía unidas las
células y quedan libres para formar nuevas combinaciones.

Algunas van a las plantas de las inmediaciones y eventualmente


vuelven al cuerpo de un animal; otras permanecen en el organismo
de las plantas; otras quedan en el suelo durante algún tiempo; pero
la vida del átomo es un incesante cambio.

Ha dicho un ilustrado escritor:


¨La muerte es sólo un aspecto de la vida y la destrucción de una
forma material es el preludio de la construcción de otra¨.

No dedicaremos mayor espacio a la consideración del cuerpo físico


por lo claro del tema, y el estudiante deseará conocer otros que no
le son familiares. En consecuencia, pasaremos a considerar el
segundo principio, recordando que el primer paso en el
desenvolvimiento yogi consiste en el dominio, cuidado y atención del
cuerpo físico. Algo más diremos sobre este asunto.

2. El Cuerpo Astral
Este segundo principio del hombre no es tan conocido como el
cuerpo físico, aunque está en estrecha conexión con él y es la exacta
contraparte de su aspecto.
El cuerpo astral se ha conocido en toda época y ocasionado muchas
supersticiones y enigmas por la falta de conocimiento de su
naturaleza. Se le ha llamado cuerpo etéreo, cuerpo fluídico, doble,
fantasma, etc.
Está compuesto de materia más sutil que la de nuestros cuerpos
físicos, pero al fin y al cabo materia.
Para esclarecer la idea, pondremos, por ejemplo, el agua, que, a
cierta temperatura, es hielo, sólido duro; a mayor temperatura
asume su más conocida forma, llamada agua; y a temperatura alta
se convierte en vapor, invisible al ojo humano, y sólo visible
mezclado con el aire y a menor temperatura,
El cuerpo astral es la exacta contraparte del cuerpo físico, del que
puede separarse en ciertas circunstancias.
Ordinariamente la separación consciente es dificilísima, pero las
personas de cierto grado de desenvolvimiento psíquico pueden
actuar en cuerpo astral y con frecuencia hacer en él largos viajes.
Para la visión clarividente el cuerpo astral es una exacta
reproducción del cuerpo físico con el que lo une un delgado y sedoso
cordón.
El cuerpo astral sigue existiendo algún tiempo después de la muerte
del físico, y en ciertas circunstancias lo ven las personas vivientes,
quienes lo denominan fantasmas. Hay otros medios por los que los
espíritus de los fallecidos pueden manifestarse, y la envoltura astral
que algunas veces se ve después de abandonada por el alma, no es
más que un cadáver de materia más sutil que su contraparte física.
En tales casos no posee vida ni inteligencia, y no es más que una
nube de apariencia humana. Es un cascarón. El cuerpo astral de un
moribundo se proyecta a veces por un ardiente deseo, y en tales
casos lo ven los amigos y parientes con quienes está en simpatía.
Muchos casos de esta clase se recuerdan, y el estudiante
probablemente conocerá alguno. Algo más diremos acerca del
cuerpo astral en otras lecciones de este curso. Habrá ocasión de
entrar en más extensos pormenores cuando estudiemos el plano
astral.
El cuerpo astral es invisible al ojo ordinario, pero fácilmente lo
perciben quienes tienen cierto grado de clarividencia.
En ciertas circunstancias, el cuerpo astral de una persona viva
pueden verlo amigos y extraños, pero se requieren ciertas
condiciones mentales, tanto de la persona como de parte del
observador.
Naturalmente, el ocultista preparado y desarrollado puede
proyectar conscientemente su cuerpo astral y hacerlo aparecer a
voluntad, pero este poder es raro y sólo se adquiere después de
alcanzar cierto grado de desenvolvimiento.
El adepto ve cómo el cuerpo astral sale del cuerpo físico de un
moribundo. Lo ve apartarse del cuerpo físico, al cual está ligado por
un delgado hilo. Cuando el hilo se rompe, el cuerpo físico muere y el
alma se marcha llevando consigo el cuerpo astral, del que a su vez
se desprende más tarde como se desprendió del cuerpo físico.
Recordemos que el cuerpo astral es de un grado de materia más
delicada y un vehículo del alma, como lo es el cuerpo físico, y ambos
quedan desechados a su debido tiempo.
El cuerpo astral, lo mismo que el físico, se desintegra después de la
muerte y las personas de naturaleza psíquica ven algunas veces en
los cementerios los fragmentos, que se disuelven en forma de una
luz violada.
Estamos tratando de los diferentes vehículos del alma del hombre,
de sus siete principios, y debemos pasar al próximo principio.
Desearíamos hablaros del interesante fenómeno del ego cuando
durante el sueño deja el cuerpo físico y queda en su cuerpo astral.
Nos gustaría deciros lo que ocurre durante el sueño, y cómo es
posible entonces obtener ciertas informaciones o resolver ciertos
problemas; pero esto pertenece a otro aspecto del asunto y debemos
pasar adelante después de estimular vuestra atención. Deseamos
que fijéis bien en vuestra mente estos siente principios a fin de
comprender los términos empleados.
3. Prana o Fuerza Vital
Hemos dicho algo de prana en nuestro corto tratado sobre la
Ciencia de la Respiración. Como allí dijimos, prana es la energía
universal, pero nos limitaremos a la modalidad de prana llamada
fuerza vital, que se encuentra en todas las formas de vida, desde la
ameba al hombre, desde la más elemental forma de vida vegetal a la
más elevada forma de vida animal. Prana lo compenetra todo. Se
halla en todos los seres vivientes, como la filosofía oculta enseña
que la vida está en todas las cosas, incluso en el átomo, pues la
aparente carencia de vida en los seres llamados inanimados sólo es
impropiamente un grado menor de manifestación, debemos
comprender que prana está en todas partes y en todas las cosas.
Prana no es el ego, sino simplemente una forma de energía usada
por el ego en su manifestación material. Cuando el ego abandona el
cuerpo físico y ocurre lo que llamamos muerte, el prana, libre
entonces del gobierno del ego, responde a las órdenes de los átomos
individuales o sus grupos, que han formado el cuerpo físico, y a
medida que éste se desintegra y resuelve en sus elementos
originales, cada átomo lleva consigo suficiente prana que lo capacita
para formar nuevas combinaciones, y el prana sobrante vuelve al
gran depósito universal de donde procedió.
Prana está en todas las formas de la materia, y sin embargo no es
materia; es la energía o la fuerza que anima a la materia.
Pero antes de estudiar el próximo principio, diremos que prana es
la fuerza en que se basa la curación magnética y mental, el
tratamiento a distancia, etc. El llamado magnetismo humano es
realmente prana.
En Ciencia de la Respiración hemos dado instrucciones para
aumentar la cantidad de prana en el sistema y distribuirlo por el
cuerpo fortaleciendo los órganos y estimulando las células. Puede
utilizarse para calmar el dolor propio y ajeno, enviando a la parte
afectada una porción de prana extraído del aire. Puede enviarse a
distancia y afectar a otras personas. El pensamiento del operador
transmite y colorea el prana reunido con tal propósito, lo aloja en
el organismo psíquico del paciente. Como las ondas hertzianas es
invisible al ojo del hombre (con excepción de los clarividentes) ,
pasa a través de los obstáculos que se interponen a su paso y se
dirige a la persona que está armónica disposición de recibirlo.
En esta transferencia de prana guiada por la voluntad se fundan la
transmisión del pensamiento, telepatía, etc. Uno puede rodearse de
un aura de prana que coloreada con enérgicos y positivos
pensamientos, resisura las ondas adversas de ajenos pensamientos,
de suerte que pueda vivir sereno en una atmosfera mentalmente
hostil.
Aconsejamos a nuestros estudiantes que vuelvan a leer la parte de
Ciencia de la Respiración que trata el uso del prana. Nos
proponemos a entrar en mayores detalles acerca de este aspecto del
asunto durante el curso de estas lecciones; pero la Ciencia de la
Respiración da una idea fundamental de la naturaleza de prana y
los métodos para su uso, y los estudiantes harán bien en refrescar
sus mentes a este respecto.
No queremos cansaros con la descripción de cada uno de los siete
principios, comprendiendo que estaréis impacientes por entrar en
las fases más interesantes del asunto. Pero es absolutamente
necesario que obtengais idea clara de estos principios para
comprender lo que vendrá después, sin necesidad de retroceder al
estudio de una lección insuficientemente comprendida.
Pasaremos al próximo principio, confiando en que habréis
adquirido una clara idea de prana, sus cualidades y uso. Estudiad
nuestra Ciencia de la Respiración hasta que comprendáis algo de
prana.

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