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LA IDENTIDAD DE GÉNERO SUELE DESARROLLARSE EN ETAPAS:

 Alrededor de los dos años: Los niños toman conciencia de las diferencias físicas entre varones y mujeres.

 Antes de su tercer cumpleaños: La mayoría de los niños se pueden identificar como varones o mujeres con facilidad.

 A los cuatro años: La mayoría de los niños tienen un sentido estable de su identidad de género.

Durante esta misma época de la vida, los niños aprenden conductas del rol de género, es decir, "cosas que hacen los varones"
o "cosas que hacen las mujeres". Sin embargo, las preferencias entre géneros cruzados y el juego son parte normal de la
exploración y el desarrollo del género independientemente de su futura identidad de género. Consultar El poder del juego:
cómo la diversión y los juegos ayudan a los niños a prosperar.

El punto es que todos los niños tienden a desarrollar una visión más clara de sí mismos y de su género con el transcurso del
tiempo. De cualquier manera, la investigación sugiere que los niños que confirman una identidad de género diversa conocen
su género de manera tan clara y sistemática como sus pares en la misma etapa del desarrollo y que se benefician del mismo
nivel de apoyo, amor y aceptación social.

Lo que pueden hacer los padres:


Todos los niños necesitan la oportunidad de explorar distintos roles de género y distintos estilos de juego. Los padres pueden
cerciorarse de que el entorno del niño refleje diversidad en los roles de género y fomente oportunidades para todos. Algunas
ideas incluyen ofrecer:

Libros infantiles o rompecabezas que muestren a hombres y mujeres en roles de género no estereotipados y diversos (papás
que se quedan en casa, mamás que trabajan, enfermeros varones y policías mujeres, por ejemplo).

Una amplia variedad de juguetes entre los cuales elegir, que incluyan muñecos bebés, vehículos de juguete, muñecos de
acción, bloques de construcción, etc.

A los seis años de edad, la mayoría de los niños pasan la mayor parte de su tiempo de juego con niños de su mismo sexo y
es posible que se inclinen hacia los deportes y otras actividades asociadas con su género. Es importante permitir que los
niños elijan sus grupos de amigos, los deportes que desean practicar y las demás actividades en las que participen. También
es buena idea hablar con su hijo para conocer sus preferencias y asegurarse de que se sienta incluido y que no sufra burlas
ni acoso.

Además de los juguetes, juegos y deportes que eligen, los niños suelen expresar su identidad de género de las siguientes
maneras:

 Vestimenta o peinado

 Nombre o apodo preferidos

Conducta social que refleje grados variados de agresividad, dominio, dependencia y delicadeza.

Los modales, el estilo de conducta, los gestos físicos y otras acciones no verbales identificadas como masculinas o
femeninas.

Relaciones sociales, incluyendo el género de sus amigos y personas a las que decide imitar.

Si bien la conducta específica de género de un niño (es decir, la expresión de género) puede parecer, en algún momento,
estar influenciada por la exposición a estereotipos y a su identificación con las personas de su vida, no es posible cambiar
el sentimiento interno de ser una niña, un niño, algo entre en el medio u otra cosa (es decir, la identidad de género).
DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
El estilo de vida se desarrolla tempranamente, la familia es una influencia particularmente importante Adler 1921- 1927
como Freud describieron las relaciones con los padres, además consideraron el impacto de los hermanos en el desarrollo de
la personalidad.

El comportamiento maternal está más estrechamente unido con el comportamiento agresivo y problemático de los niños
(Rothbaum y Weisz, 1994)

La familia juega un papel clave en la concreción de la cultura para los pequeños y jóvenes en desarrollo, pues constituye en
sí misma un escenario sociocultural y el filtro a través de la cual llegan a los niños muchas actividades y herramientas que
son típicas de esa cultura y atreves de las cuales la mente infantil se puebla de contenidos y procedimientos que llevan en
su interior la impronta de la cultura en la que ha surgido.

Estas conductas interactivas de los padres están dirigidas a mantener a los hijos una estrecha comunicación no verbal
primero- verbal después- desde muy temprana edad así,

-Asegurar la supervivencia de los hijos -Asegurar su integración sociocultural.

-Alimentar y cuidar físicamente a sus hijos

MADRE
En la familia humana los contextos naturales son en realidad construcciones socioculturales, los contextos solo son naturales
en el sentido que permiten al sujeto en desarrollo servirse de toda la variedad de recursos culturales a lo largo de su proceso
evolutivo.
La madre influye en el desarrollo del sentimiento social, la actitud cooperativa que distingue los etilos de vida sanos de los
enfermos.

PADRE
Papel de los Padres
Las peculiaridades de la interacción con los bebes (sincronía, ritmicidad y reciprocidad) están especialmente diseñadas para
apoyar la emergencia de los procesos de simbolización y lenguaje.

Existe una intencionalidad educativa en los padres para aprender las conductas y habilidades adecuadas a su grupo social.

El padre tradicionalmente la autoridad en la familia enseña al niño sobre el poder y su expresión egoísta o socialmente
responsable.

ADOLESCENCIA Y PRE ADOLESCENCIA


Los niños entre los 6 y los 12 años, son muy distintos de sus hermanos preescolares. Son mucho más altos y delgados, la
mayoría de ellos son bastante flacos, aunque las niñas conservan más tejido adiposo que los niños, característica que
continuará a lo largo de la edad adulta. Existe poca diferencia de estatura entre niños y niñas pequeños, aunque por lo
común, los niños son ligeramente más pesados y más altos. Sin embargo, el crecimiento repentino puberal se produce antes
en las niñas que, en los niños, siendo también estas más altas. Los niños normales de la misma edad muestran un amplio
rango de estatura, lo que refleja la amplitud de diferencias individuales en todos los aspectos del desarrollo.
En comparación con los infantes y con los niños más pequeños, las proporciones corporales del niño en edad escolar se
parecen mucho más a las de un adulto. Así mientras la cabeza del niño ocupa una cuarta parte de la longitud de su cuerpo
al nacer, a la edad de 6 años sólo constituye una sexta parte (en la edad adulta es de una octava. La mayor parte de los
cambios en las proporciones corporales de un niño durante la infancia media, son el resultado del alargamiento continuo de
los brazos y de las piernas. Al mismo tiempo suceden otros cambios menos visibles. Al igual que antes, hay diferencias
sexuales en la proporción de grasa y de tejido muscular: los varones tienen mayor proporción de masa muscular y las niñas
mayor proporción de grasa en el cuerpo.. El desarrollo cerebral está relativamente completo.
La preadolescencia es ese camino inquietante y de grandes cambios que va de la niñez a la juventud. Es la época en donde
los hijos se sienten muy grandes para los juegos de niños pero demasiado pequeños para encajar en la sociedad de muchachos
de 15 a 19 años. Es una época de ensueños y dudas, de ir hacia delante y hacia atrás. Es un periodo corto en años pero puede
parecer un tiempo considerable si se mide por los tropiezos que se encuentran a esta edad.

Cambio del cuerpo


Niñas: la preadolescencia en ellas dura alrededor de unos tres años. Los cambios físicos dependen de las estructuras
heredadas, el estado general de salud, alimentación y nutrición y la imagen que ella tiene de si misma.
Las niñas comienzan a crecer rápidamente, sus manos y pies pueden ser las primeras partes del cuerpo comiencen el
crecimiento. Su estatura aumenta, comienzan a crecer vello en genitales y axilas, y su cuerpo empieza a mostrar formas
femeninas.
Niños: su preadolescencia dura de dos a cuatro años. Al igual que las niñas, la rapidez y la época de crecimiento dependerán
de su herencia, salud, nutrición y emociones.
A medida que crecen, los hombros se ensanchan, las caderas se afinan y los órganos sexuales aumentan de tamaño. También
le crece el vello en la cara y otras partes del cuerpo, incluyendo la región púbica. El crecimiento en la estatura de los niños,
generalmente viene después de su madurez física. Mayor desarrollo muscular, fuerza física, aumenta el ancho de la espalda,
cambio de voz, pilosidad en el rostro, etc.
En las mujeres aparece la primera menstruación y en los varones la primera eyaculación; pero en ambos todavía sin aptitud
para la procreación. En ambos sexos aparece el vello púbico.

Problemas de la piel
La preocupación por el aspecto físico se extiende también al cutis. El preadolescente puede presentar problemas de barros,
espinillas y acné causados por los cambios glandulares que se efectúan en su cuerpo. Una dieta con menos grasa y azúcar
ayuda. Algunas veces visitar al médico para disminuir las complicaciones y para no quedar con marcas a futuro.
Las tensiones emocionales en general, tienen mucho que ver con los problemas de la piel. El padre debe aceptar que su hijo
está creciendo y hacerle ver al niño (a) que los problemas de la piel son pasajeros.

Desarrollo emocional y cognitivo:


Desarrollo afectivo:
 Gran intensidad de emociones y sentimientos.
 Hay desproporción entre el sentimiento y su expresión.
 Las manifestaciones externas son poco controladas y se traducen en tics nerviosos, muecas, refunfuños, gestos
bruscos, gritos extemporáneos.
SEPARACIÓN Y DIVORCIO
Los hechos
Las cifras del divorcio son muy importantes. En España crece y va hacia el 30% sobre matrimonios celebrados. En USA
está por encima del 40% bajando algo los últimos años. Es un fenómeno que se está dando, al menos, en el mundo occidental.

Dar la estadística del porcentaje de divorcios sobre el de matrimonios celebrados el mimo año podría dar una idea de la tasa
de fracaso matrimonial; pero solamente si ese porcentaje se mantuviese un número de años equivalente a la duración de un
matrimonio. Otros datos indican que en España más del 90% afirman estar satisfechos con sus relaciones familiares.

Los hijos son una razón poderosa para estar bien el familia y para no separarse. Por otra parte, es posible que el 10% no
satisfecho sea quienes dan el 30% de los divorcios. Si todos los años se casan 100 y se divorcian 30, quedan 70 casados. En
10 años serán 700 matrimonios los que se mantienen. Si de esos 700 al año siguiente se divorciaran solamente un 5% se
divorciarían 35 y por tanto ese año los divorcios serían el 35%.

En cualquier caso, las cifras de divorcio son muy importantes. Lo que ha llevado a hacer estudios sobre la influencia que
puede tener sobre los hijos. La dimensión social de los efectos sobre la prole no se nos puede escapar. Se barajan cifras
importantes. Porque, por ejemplo, se supone que en Gran Bretaña casi la mitad de los niños se encontrarán con sus padres
divorciados.

Factores de riesgo para los hijos en el divorcio


A la hora de estudiar los efectos del divorcio en los hijos es difícil determinar si es el propio divorcio lo que les afecta o una
serie de factores sociales que acompañan muy frecuentemente a la separación de las parejas. Entre los factores sociales
destacan (Kalter et al. 1989):
Pérdida de poder adquisitivo. La convivencia en común supone el ahorro de una serie de gastos que se comparten. La
separación conlleva una pérdida de poder adquisitivo importante.
Cambio de residencia, escuela y amigos. El divorcio de los padres conlleva cambios importantes en el entorno del hijo.
Puede tener que cambiar de colegio, o de residencia. El impacto que tiene este factor en el desarrollo y ajuste social del niño
es muy importante.
Convivencia forzada con un padre o con miembros de la familia de alguno de ellos. No siempre la elección del padre con
el que se convive es la que el niño quiere. La familia de los separados apoya el trabajo adicional y aporta frecuentemente el
apoyo necesario para que el padre que se hace cargo del niño pueda realizar sus actividades laborales o de ocio. Este factor
conlleva una convivencia con adultos, muchas veces muy enriquecedora y otras no tanto.
Disminución de la acción del padre con el que no conviven. El padre que no está permanentemente con su hijo deja de
ejercer una influencia constante en él y no puede plantearse modificar comportamientos que no le gustan los fines de semana
que le toca visita. Por otro lado, el niño pierde el acceso a las habilidades del padre que no convive con él, con la consiguiente
disminución de sus posibilidades de formación.
Introducción de parejas nuevas de los padres. Es un factor con una tremenda importancia en la adaptación de los hijos y
tiene un efecto importantísimo en la relación padre/hijo.
Si se dan, además factores emocionales en los padres los efectos negativos en los hijos pueden multiplicarse. Por ejemplo:
Una mala aceptación del divorcio por uno de los padres puede llevarle a convivir con una persona deprimida u hostil.
Un divorcio conlleva de forma por su propia esencia una cierta hostilidad entre los padres. Cuando esa hostilidad se traslada
a los hijos, intentando que tomen partido o que vean a la otra persona como un ser con muchos defectos, se está presionando
al niño para que vea a su padre desde un punto de vista equivocado, porque tendrá muchos defectos; pero siempre será su
padre. Si la hostilidad entre ellos persiste después del divorcio, es difícil que no afecte la convivencia con el niño.
Efectos de esos factores
Vamos a estudiar los efectos del divorcio, ya sean debidos a estos estos factores o el propio divorcio, Amato (1994) realizó
un estudio resumiendo los efectos que se habían encontrado en los niños cuyos padres se habían divorciado y señala
diferencias con los niños cuyos padres continúan juntos:

 Bajada en el rendimiento académico.


 Peor autoconcepto
 Dificultades sociales
 Dificultades emocionales como depresión, miedo, ansiedad,…
 Problemas de conducta.

Efectos emocionales del divorcio en los hijos


Como siempre hay que señalar que las reacciones emocionales que se dan en los hijos no están predeterminadas. Dependen
de un número importante de factores, como la historia del niño y la manera y habilidad que tiene para enfrentarse a la nueva
situación que tiene un influencia tremenda en su vida. Como orientación se incluyen algunas de las reacciones que pueden
aparecer dependiendo de la edad. Son solamente orientativas.

De tres a cinco años:

 Se creen culpables por no haber hecho la tarea o no haber comido. Su pensamiento mágico les lleva a tomar
responsabilidades tremendamente imaginarias.
 Temen quedarse solos y abandonados. Hay que recordar que en estas edades los padres constituyen el universo
entero de los niños y que la relación en la pareja es el medio en el que ellos están cuidados y mantenidos.

La edad más difícil es la de 6 a 12 años.

 Se dan cuenta de que tienen un problema y que duele y no saben como reaccionar ante ese dolor.
 Creen que los padres pueden volver a juntarse y presionan o realizan actos que no llevan más que a un sentimiento
de fracaso o a problemas adicionales en la pareja.

Los adolescentes experimentan:

 Miedo, soledad, depresión, y culpabilidad.


 Dudan de su habilidad para casarse o para mantener su relación.
 Como elemento a tener en cuenta en la asignación de los hijos a los padres es el hallazgo de que los hijos criados
por el padre del mismo sexo se desarrollan mejor.
AUTOESTIMA
Autoestima es la valoración, percepción o juicio positivo o negativo que una persona hace de sí misma en función de la
evaluación de sus pensamientos, sentimientos y experiencias.
Es un término de Psicología estudiado por diversos expertos en el área, sin embargo, se utiliza en el habla cotidiana para
referirse, de un modo general, al valor que una persona se da a sí misma.
La autoestima está relacionada con la autoimagen, que es el concepto que se tiene de uno propio, y con la autoaceptación,
que se trata del reconocimiento propio de las cualidades y los defectos.
La forma en que una persona se valora está influenciada en muchas ocasiones por los agentes externos o el contexto en el
que se encuentra el individuo, por ello puede cambiar a lo largo del tiempo.
En este sentido, la autoestima puede aumentar o disminuir a partir de situaciones emocionales, familiares, sociales o
laborales, incluso, por nuestra autocrítica positiva o negativa.

Tipos de autoestima
De un modo general, se puede hablar de dos tipos de autoestima, aunque no son ideas excluyentes, ya que pueden referirse
a distintos aspectos del ser humano.
Es decir, una persona puede tener, por ejemplo, una alta autoestima en términos de capacidades intelectuales ʽsoy muy listo
en matemáticasʼ, pero una baja autoestima en otros ámbitos como, por ejemplo, ʽsoy muy torpe en los deportesʼ.

Alta autoestima
Las personas con una alta autoestima se caracterizan por tener mucha confianza en sus capacidades. De este modo, pueden
tomar decisiones, asumir riesgos y enfrentarse a tareas con una alta expectativa de éxito, esto se debe a que se ven a sí
mismas de un modo positivo.
A medida que nuestra alta autoestima sea mayor nos sentiremos mejor preparados, con mayor capacidad y disposición para
realizar diversas actividades, tendremos mayor entusiasmo y ganas de compartir con los demás.

Baja autoestima
Las personas con baja autoestima se pueden sentir inseguras, insatisfechas y sensibles a las críticas. Otra característica de
las personas con baja autoestima puede ser la dificultad de mostrarse asertivas, es decir, de reclamar sus derechos de una
manera adecuada.
La baja autoestima puede derivar por diversas razones como, por ejemplo, la valorización que hacemos hacia nosotros
mismos, la opinión que tenemos de nuestra personalidad, nuestras creencias, entre otros.
Del mismo modo, en ocasiones pueden tratar de agradar a los demás para recibir un refuerzo positivo y, de esta manera,
aumentar su autoestima.

Autoestima en la adolescencia
Durante la adolescencia es habitual que los jóvenes presenten problemas de autoestima. Es un periodo de crecimiento y
desarrollo personal en el que el grupo de iguales, la familia y los medios de comunicación ejercen una fuerte influencia en
la valoración propia de cada individuo.
No se trata únicamente del valor que se le da a la apariencia física, sino también a las propias capacidades y habilidades,
como, por ejemplo, deportivas, intelectuales, sociales, entre otras.
Las expectativas de los demás, las comparaciones y los referentes personales pueden ejercer una fuerte presión y generar
inseguridades en el adolescente en esta época de cambios. La anorexia y la bulimia, por ejemplo, están relacionadas con la
imagen y al valor que una persona se da.

DESARROLLO DEL LENGUAJE


Las etapas del desarrollo del lenguaje
Las principales etapas de evolución del lenguaje son las siguientes:

1. El periodo preverbal o prelingüístico


Al principio de la vida los bebés emiten sonidos cada vez más comunicativos y cercanos al lenguaje. El habla maternal o
maternés, caracterizada por un ritmo más lento, repeticiones frecuentes, frases más cortas, simplificación gramatical y una
pronunciación clara, puede resultar de ayuda en el desarrollo progresivo de la comprensión lingüística del pequeño.
Las interacciones preverbales entre el bebé y otras personas son calificadas como protoconversaciones porque tienen una
estructura similar a la de los diálogos. Este antecedente del lenguaje es complementado por respuestas no verbales como los
gestos manuales o las expresiones faciales.

Entre los signos prelingüísticos destacan los “protos”. Los protoimperativos aparecen hacia los nueve meses; el bebé señala
un objeto para indicar a otra persona que lo quiere. Hablamos de protodeclarativos, que se desarrollan a los doce meses,
cuando un gesto similar tiene el objetivo de llamar la atención del adulto para que se fije en algo.
En el primer año de vida los sonidos de los bebés avanzan desde las primeras vocalizaciones reflejas, como gruñidos y
llantos, hasta los arrullos (consonantes, vocales o combinaciones simples como “gu”) y el balbuceo, consistente en la
producción de cadenas silábicas; inicialmente estas se repiten, pero más adelante se combinan sílabas distintas.
Las primeras palabras aparecen aproximadamente a los doce meses de vida. En esta época los bebés tienden a omitir y
reemplazar fonemas, así como a acercar la pronunciación de dos consonantes sucesivas para facilitarla; esto se conoce como
“asimilación”.

2. EL PERIODO HOLOFRÁSICO
El término “holofrase” se utiliza para hablar de las frases constituidas por una sola palabra, que resultan características de
la segunda etapa del desarrollo del lenguaje. Durante el periodo holofrásico las palabras cumplen funciones que más adelante
corresponderán a las frases.
El significado de las holofrases depende en gran medida del contexto en que sean pronunciadas y del lenguaje no verbal.
Así, si un bebé dice “bibe” probablemente esté pidiendo que le den el biberón, pero si lo señala es posible que quiera decir
“Esto es un biberón”, por ejemplo.
La holofrase constituirá el núcleo del desarrollo lingüístico: a pesar de la falta de gramaticalidad de estas construcciones, su
aparición indica que el bebé entiende que las verbalizaciones tienen como objetivo básico transmitir un significado
determinado a otras personas.
Los bebés suelen alcanzar el periodo holofrásico cuando tienen más o menos un año. Más adelante su vocabulario aumentará
de modo rápido e intenso y poco a poco empezarán a combinar diferentes palabras.
3. LAS PRIMERAS COMBINACIONES DE PALABRAS
El periodo holofrásico termina poco antes de los dos años. A esta edad el vocabulario del bebé se ha complejizado mucho,
de modo que ya es capaz de combinar palabras y, por tanto, significados. De este modo aparecen por primera vez de forma
explícita sujetos y predicados, si bien aún no está claro que el pequeño distinga entre categorías de palabras.
Entre los dos y los tres años los niños empiezan a combinar tres o más palabras de forma habitual, llegando a emitir frases
sorprendentemente ricas. También aprenden a utilizar distintas entonaciones que les permiten usar el modo interrogativo,
por ejemplo.
Las primeras combinaciones de palabras son conocidas como “habla telegráfica” porque los pequeños obvian los
componentes menos informativos de las frases, como los determinantes y las conjunciones, dando prioridad a los verbos y
a los sustantivos; estos últimos constituyen el grueso de las palabras aprendidas durante esta etapa de explosión lingüística.

4. DESARROLLO DEL LENGUAJE AVANZADO


En el periodo comprendido entre los 16 meses y los 4 años, aproximadamente, el vocabulario de los niños aumenta de forma
exponencial. Al llegar a esta edad su capacidad lingüística empieza a aproximarse a la de los adultos de forma progresiva,
si bien serán necesarios bastantes años hasta que perfeccionen tanto el vocabulario como la gramática.

Existe una disociación entre la comprensión y la producción del lenguaje. En concreto, los niños pequeños son capaces de
entender frases complejas que no podrán generar por ellos mismos hasta más de dos meses después.
Hay dos tipos de errores muy frecuentes durante la época de adquisición del lenguaje: las sobreextensiones y las
infraextensiones. Los primeros son generalizaciones consistentes en usar una palabra para designar otros objetos, como
llamar “perro” a todos los mamíferos; las infraextensiones o subgeneralizaciones son errores opuestos a estos.
A medida que los pequeños crecen tienen lugar distintos hitos que serán fundamentales para el desarrollo del lenguaje
adulto. Entre otros, tienen gran importancia la identificación de las formas irregulares, la adquisición de los modos verbales
y el progreso del conocimiento metalingüístico y metacognitivo.

PERSONALIDAD
Proviene del término «persona», denominación que se utilizaba en el latín clásico para la máscara que portaban los actores
de teatro en la antigüedad. Sin embargo, ya en ese entonces se hablaba en un sentido amplio y figurado de «personas» para
referirse a los roles, es decir a «como quién» o «representando a quién» actuaba un determinado actor teatral tras su máscara.
El concepto paulatinamente se transfirió a otras esferas de la sociedad, más allá del teatro, pero en la Roma antigua,
«personas» eran solamente los ciudadanos, jurídicamente provistos de derechos (en contraste con los esclavos que no eran
considerados personas, puesto que no podían decidir sobre su propio actuar, ni menos aún deliberar sobre el de los demás).
El concepto estaba inicialmente muy restringido a aquellos ciudadanos poderosos, que gozaban de honra, prestigio y, en
respeto a su dignidad, eran los únicos poseedores de derechos ciudadanos. Con la llegada de la Era Cristiana, el concepto
de persona cambia de significado para poder significar el dogma de la Trinidad (Dios es uno sólo en cuanto a la naturaleza,
pero trino en personas) y el dogma de la Encarnación (La segunda Persona de la Trinidad, asumió una naturaleza humana,
sin dejar de tener una naturaleza divina. Esta unión se realiza "en la persona". Así, persona pasa a significar, según la
definición clásica del filósofo cristiano Boecio a la sustancia individual de naturaleza racional, y según Tomás de Aquino
al "subsistente distinto en naturaleza intelectual". Se diferencia a la naturaleza, que significa una esencia común a muchos
(por ejemplo, "hombre") de la persona que designa al individuo de esa naturaleza en lo que tiene de propiamente individual.
Este es el concepto de persona que ha pasado con algunas modificaciones a veces, hasta nuestros días, y que fundamenta
que todo individuo de naturaleza humana es persona, independientemente de sus circunstancias biográficas, genéticas,
sociales o económica, y es un individuo dotado de una especial dignidad. En los filósofos escolásticos, la palabra
personalidad ("personalitas") se utilizaba para designar aquella perfección poseyendo la cual un determinado individuo es
persona. En el transcurso de los siglos, el concepto de «persona» se fue transformando gradualmente en uno más general
hasta llegar utilizarse en el sentido coloquial actual, es decir, prácticamente como sinónimo de «ser humano». En el contexto
de este desarrollo conceptual, la aparición del adjetivo «personal» facilitó el desarrollo del sustantivo «personalidad»,
utilizado para designar la totalidad de características «personales» que interactúan dinámicamente entre sí para producir
aquél estilo relativamente estable de desenvolverse individual y socialmente que un individuo posee. No debe confundirse
el concepto de persona con el de personalidad. Mientras que el primero designa al individuo en su totalidad, el segundo
designa un aspecto suyo, el conjunto organizado de sus disposiciones a la operación.

EMOCIONES EN LA PREADOLESCENCIA
Cada niño tiene, como es lógico, su propia maduración y cada uno llegará antes o después a esta etapa, pero en líneas
generales podemos situar la preadolescencia entre los 11 y 13 años. Hay quien lo sitúan incluso un poco antes entre los 9 y
los 10. Pero es más o menos en el momento en el que los cambios físicos producto de la maduración biológica empiezan a
cambiar el cuerpo de nuestros hijos cuando comienzan también los cambios emocionales y conductuales propios de esta
fase.

Cambios emocionales que indican el inicio de la preadolescencia


Los cambios en esta etapa son muchos y muy variados. Cada niño los experimentará con más o menos intensidad, pero en
prácticamente todos ellos podremos ver algunos muy característicos como los siguientes.

1. Aparecen nuevos miedos como el miedo a hacer el ridículo o el aumento de su sentido del pudor y la vergüenza ante su
propio cuerpo. En este momento pueden empezar a surgir conflictos relacionados con su imagen corporal con los que
tendremos que ir con mucho tacto a la hora de abordarlos.

2. Es un momento en el que aparece la necesidad de mayor intimidad, los niños se van alejando de nosotros, observamos
cómo pasan más tiempo en sus cuartos escuchando música o leyendo. En realidad este comportamiento no nos debería
preocupar en exceso puesto que es lo que deben hacer en este momento para construir su propia identidad, siempre y cuando
nuestros lazos afectivos y comunicativos no se rompan.

3. Es también una fase en la que los niños tratan como sea de agradar a sus amigos. Su grupo de iguales empieza a ser su
centro de referencia para construir sus pensamientos, adoptan actitudes, jergas propias del grupo y muy diferenciadas de los
padres.

4. La labilidad emocional, es decir, la fluctuación de un estado de alegría a uno de profunda tristeza también caracteriza esta
etapa. Para los niños que están en esta fase todo es o extremadamente ideal o justo lo contrario. Se trata de un periodo lleno
de ilusiones, de risas, de llantos, de discusión interna, ...un tiempo de grandes y profundos cambios que, como padres,
debemos saber asimilar y gestionar.

Todos estos cambios y muchos otros pueden provocar fricciones y acabar en conflictos entre padres e hijos. Es
especialmente importante que seamos conscientes que para ellos tampoco es fácil asumir todas estas transformaciones y
que el paso de niño a adulto precisa del apoyo de unos padres comprensivos que no permisivos.

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