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1. Introducción:
El planteo inicial del tema pasa por analizar si además del derecho positivo creado
por una sociedad determinada existe un derecho dado de antemano y que tenga por
característica ser superior a aquél.
La cuestión no es nueva ni sencilla. Decimos que no es novedosa porque el debate se
retrotrae a las primeras civilizaciones de la humanidad (hebreos, babilóneos, asirios,
egipcios, indúes y chinos entre otros pueblos1) y tiende a reciclarse permanentemente. Es
dable advertir que en los últimos tiempos, especialmente luego de la segunda guerra
mundial, hay un auge sustancioso de las ideas que promueven el derecho natural.
Ya en otro aspecto, referíamos que se trata de un tema complicado, para ser más
exacto “controvertido”, ya que en la creencia o no del derecho natural se instala un
problema de valores. Dicho de otra manera, el tema presenta ribetes de índole filosófico,
sociológico, teológico, etc., lo que hace que, para un abordaje correcto, tenga que
incursionarse en varias ciencias. Con frecuencia el tratamiento de la temática suele exceder
el marco de la pasión normal y en este sentido se generan discusiones de alto contenido
emotivo.
Pablo Ramella enseñaba que uno debe preguntarse en primer lugar si existe realmente
este derecho. En caso afirmativo -agregaba- debemos interrogarnos acerca de su estructura,
contenido y caracteres, para finalmente consultar cuál es la vía adecuada para llegar al
conocimiento del derecho natural, obtener certezas y superar las críticas2 .
Consideramos prudente iniciar el estudio del derecho natural en la Grecia clásica o
preclásica, pues es lugar común dentro de la historia de Occidente.
1Puede verse: “Filosofía del Derecho. Derecho Natural y positivo”; Cathrein, Víctor;
Capítulo 4; Editorial Reus, España, año 1916.
Tal vez la referencia más trascendente en las letras sobre la existencia del Derecho
Natural se encuentre el una destaca obra de teatro: ANTÍGONA, cuyo autor fue Sófocles.
Antígona, llamada la “heroína del Derecho Natural”, reclama ante el Rey el cuerpo de su
hermano muerto en batalla para darle sepultura, ante la negativa de la “autoridad” (ley
positiva), ella alega con sobrados fundamentos invocando una ley universal, superior a la del
Rey que le permitiría acceder a ese derecho “humano”.
B. Grecia Clásica:
3Quien supo ser protagonista de la inevitable polémica con Heráclito sobre si las
cosas existían por y para siempre o si cambiaban permanentemente (dialécticamente) en un
constante devenir.
En base a esto sólo será verdadera y auténtica la LEY que sea hecha a semejanza de
la LEY IDEAL, por lo que se advierte un iusnaturalimo en sentido amplio.
3. Aristóteles: en primer lugar distingue en “lo justo por naturaleza y lo justo porque
así lo establecen las leyes humanas. Así dice: “lo que es justo en la ciudad, lo es por
naturaleza o por ley , lo justo por naturaleza es aquello que en todas partes tiene la misma
fuerza y no depende de las diferentes opiniones; lo justo legal es aquello que resulta ser justo
porque se establece como tal”.
Así vemos que lo justo natural es expresión de una justicia objetiva y, como tal,
inalterable y permanente. Lo justo legal en cambio , es aquello cuya justicia le viene de que
haya sido así establecido en leyes humanas, siendo una justicia ocasional, circunstancial.
También solía denominar a esta distinción ley particular (la ley de cada pueblo) y ley
común (a la ley según la naturaleza). Al trasladarse este planteo a Roma siglos después se
tratará del ius civile (propio de cada pueblo) y del ius gentium (de todos los pueblos)4 .