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Lingüística

Es una disciplina cuyo objeto de estudio es el lenguaje humano. Se trata de una ciencia teórica
dado que formula explicaciones diseñadas para justificar los fenómenos del lenguaje, esto es,
el diseño de teorías sobre algunos aspectos del lenguaje y una teoría general del mismo.
Cabe observar que la lingüística no es solo un saber teórico, es además una ciencia empírica
que realiza observaciones detalladas sobre lenguas, en especial para confirmar o refutar
afirmaciones de tipo general. En este sentido, el lingüista como científico, habrá de aceptar el
lenguaje tal como se observa y a partir de su observación, explicar cómo es. Su función no es
ni la de evitar el "deterioro" de la lengua ni mucho menos procurar una "mejoría”. En efecto, no
es trata de una ciencia prescriptiva sino meramente descriptiva.

Lenguaje

El lenguaje se configura como aquella forma que tienen los seres humanos para comunicarse.
Se trata de un conjunto de signos, tanto orales como escritos, que a través de su significado y
su relación permiten la expresión y la comunicación humana.

El lenguaje es posible gracias a diferentes y complejas funciones que realiza el cerebro. Estas
funciones están relacionadas con lo denominado como inteligencia y memoria lingüística. La
complejidad del lenguaje es una de las grandes diferencias que separan al hombre de los
animales, ya que si bien estos últimos también se comunican entre sí, lo hacen a través medios
instintivos relacionados a diferentes condicionamientos que poca relación tienen con algún tipo
de inteligencia como la humana.

Otra característica del lenguaje es que éste comienza a desarrollarse y a cimentarse a partir de
la gestación, y se configura según la relación del individuo con el mundo que lo rodea. De este
modo, aprende a emitir, a escuchar y a comprender ciertos sonidos y no otros, planificando
aquello que se pretende comunicar de una manera absolutamente particular.

Como bien sabemos existen muchos lenguajes diferentes, con lo que nos referimos a la
diversidad de idiomas que existen alrededor del mundo. Los investigadores no han encontrado
aún alguna lengua primitiva que se comporte como la madre de todas las demás, sin embargo,
se han desarrollado múltiples hipótesis que explican al lenguaje como el resultado de ciertas
relaciones psicofísicas que nacen a partir de las sensaciones, tanto visuales como auditivas.
Otra rama de hipótesis plantea que el lenguaje se deriva de una evolución natural en la que
convergen el entorno social y las necesidades humanas que de ahí aparecen. Las teorías
modernas apuntan a que el leguaje es parte integral de nuestro cerebro, por lo que se va a
manifestar de una forma u otra, y la educación lo que hace es desarrollar este impulso y
habilidad latentes en nosotros.

A pesar del desconocimiento del origen del lenguaje, lo único que es posible afirmar es
que resulta absolutamente imposible definirlo en forma acotada, ya que se trata de una
facultad humana que evoluciona constantemente ante la aparición de nuevas
necesidades de expresión. De este modo, no existe ninguna lengua que pueda decirse
completa, ya que no existe alguna que logre expresar la totalidad de sensaciones,
sentimientos e ideas que siente el ser humano.

Lenguaje, lengua y habla


Las diferencias entre lenguaje, lengua y habla son muy importantes a la hora de adentrarnos
en el estudio del lenguaje y de la lingüística. Vamos a intentar dar unas definiciones básicas
que nos permitan discernir unos conceptos de otros.

Podemos entender el lenguaje como la capacidad de poder establecer comunicación


mediante signos, ya sean orales o escritos. De esta manera, el lenguaje presenta
muchísimas manifestaciones distintas en las diversas comunidades que existen en nuestro
planeta. Estas manifestaciones son lo que conocemos por lenguas o idiomas, como el
español, el inglés, el francés o el alemán. No sería correcto hablar, por tanto, de “lenguaje
español” o de “lenguaje francés”. Es importante saber emplear los términos con la precisión
que merecen.

Por otro lado, la lengua es, como hemos dicho, un sistema de signos que los hablantes
aprenden y retienen en su memoria. Es un código, un código que conoce cada hablante, y
que utiliza cada vez que lo necesita (que suele ser muy a menudo). Este código es muy
importante para el normal desarrollo de la comunicación entre las personas, pues el hecho
de que todos los hablantes de una lengua lo conozcan es lo que hace que se puedan
comunicar entre sí.

Y, entonces ¿qué es el habla? Es la plasmación de lo anterior, la recreación de ese modelo


que conoce toda la comunidad lingüística. Es un acto singular, por el cual una persona, de
forma individual y voluntaria, cifra un mensaje concreto, eligiendo para ello el código, los
signos y las reglas que necesita. Dicho de otra manera, es el acto por el cual el hablante, ya
sea a través de la fonación (emisión de sonidos) o de la escritura, utiliza la lengua para
establecer un acto de comunicación.

Entre la lengua y el habla se establece una especie de estrato intermedio que los lingüistas
entienden como norma. La norma es lo que nos impide emplear algunas formas lingüísticas
que, ateniéndonos a la lógica de la lengua, podrían ser correctas. Ocurre cuando un niño dice
andé, en lugar de anduve, de la misma manera que diría jugué, miré o canté. Este tipo de
normas tiene origen histórico y, así consideradas, no constituyen ninguna irregularidad. La
norma impone desvíos en determinados aspectos de la lengua que todos aceptamos, pero el
hablante no tiene por qué conocerlos en un principio y por eso es tan común que, entre los
que están aprendiendo, surjan este tipo de errores.

Lenguaje denotativo

El lenguaje denotativo es el lenguaje objetivo, acorde con la realidad; aquel que se


emplea para decir las cosas tal como son o se presentan, con toda claridad, con el ánimo
de ser entendido por sus oyentes; sin utilizar ningún tipo de simbología.

El lenguaje denotativo se refiere de modo directo a un hecho o a un dato. Lo denota, lo


nombra. Se encuentra en textos no-literarios. Éstas son algunas de sus características: Es
más importante el significado que el significante. Su intención es transmitir
información. Su lectura no puede cambiarse.

Ejemplo: Hoy asistimos al colegio y la primera, es la clase de matemáticas.

Lenguaje connotativo

El lenguaje connotativo es aquel que se emplea en forma simbólica o figurada y no sólo


comunica información sino sensaciones y sentimientos. Generalmente es utilizado en el
lenguaje cotidiano o coloquial y en los textos literarios.
El lenguaje connotativo se refiere a las posibilidades sugestivas y a veces ambiguas del
lenguaje. Connota; sugiere. Las siguientes son algunas de sus características: Posee una
estética definada y un estilo. Expresa emociones (es subjetivo), permite una gran
variedad de lecturas.

A pesar de que lo artístico no radica esencialmente ni en la forma, ni en el contenido, la


connotación hacer parte imprescindible de él. Las figuras literarias, por otra parte,
constituyen el medio que más connotación posee.

Ejemplo. Más vale pájaro en mano que cien volando.

Funciones del lenguaje

Es más correcto hablar de “funciones del lenguaje”, porque una “lengua”, en


lingüística, es un idioma, y todos los idiomas tienen las mismas funciones. El
lenguaje (es decir, la capacidad humana de comunicarse mediante un sistema
de signos sonoros articulados) tiene las siguientes funciones:

1. Función representativa o referencial. Se usa


cuando pretendemos meramente transmitir una
información, sin hacer valoraciones sobre ella ni
pretender reacciones en nuestro interlocutor, por
ejemplo cuando decimos “está lloviendo”, o “la
capital de Marruecos es Rabat”. Esta función se
centra, dentro de los elementos de la
comunicación, en el mensaje, aunque también
hay quien dice que se centra en la realidad
exterior o referente (los elementos de la
comunicación están explicados al final de este
artículo).
2. Función expresiva o emotiva. Es utilizada
cuando el emisor (elemento en el que se centra
esta función) pretende dar cuenta de su estado
físico o anímico, como cuando soltamos un “¡ay!”
al pillarnos la lengua con la tapa del piano, cuando
decimos a nuestra novia que la echamos de menos
o cuando decimos que odiamos las espinacas.
3. Función apelativa o conativa. Mediante el uso
de esta función normalmente pretendemos
provocar una reacción en el receptor, que es el
elemento fundamental aquí. Es decir, queremos
que haga algo, o que deje de hacerlo. Es la función
principal cuando, por ejemplo, decimos “vete a
tomar el aire”, “abre la ventana, por favor” o
“cállate”.
4. Función fática. La usamos para comprobar que el
canal (elemento fundamental) sigue abierto, es
decir, que la comunicación es físicamente posible.
Por ejemplo, cuando hablando por el móvil
preguntamos si nos oyen, o cuando usamos
coletillas. Ejemplos de coletillas, en cursiva: “Te
quedas ahí quieto, ¿eh?“; “ayer lo pasé genial en
la fiesta, ¿sabes?“.
5. Función poética o estética. Se pretende crear
belleza usando el lenguaje. Es la función principal
en poemas, novelas, obras de teatro y canciones.
También es una de las principales funciones en los
refranes. Esta función, al igual que la
representativa, se centra en el mensaje, pero al
contrario que ella, en su forma y no en su
contenido. Cualquier poema es un ejemplo de la
función estética del lenguaje. Por ejemplo: “Y yo
me la llevé al río, / creyendo que era mozuela, /
pero tenía marido.” (Federico García Lorca)
6. Función metalingüística. Se utiliza cuando se
usa la lengua para hablar de la misma lengua u
otra cualquiera. Por ejemplo, cuando decimos
“burro se escribe con b”, o “the es el artículo en
inglés”. Esta función se centra en el código, es
decir, en la lengua respectiva de la que se hable.
Las tres primeras funciones son comunes a cualquier acto de comunicación. A
las otras tres, más propias del lenguaje, se les llama funciones lingüísticas.
No está de más decir que casi cualquier acto de comunicación verbal alberga
más de una de las funciones: por ejemplo, cuando gritamos “¡Sácame el dedo
del ojo!” estamos usando al mismo tiempo las funciones apelativa y
expresiva; cuando decimos “¡Qué bien, mañana es mi cumpleaños”, la
expresiva y la representativa; al decir “El semáforo ya está en verde”
usamos las funciones representativa y apelativa (transmitimos la
información, y al mismo tiempo queremos que el conductor arranque); si
decimos a un compañero “¡Barco se escribe con b, animal”, hacemos uso de las
funciones apelativa, expresiva y metalingüística al mismo tiempo.

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