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Trabajo Final
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Matrícula: 1611229
Facilitador:
Fecha: 28/02/2019
Nagua, prov. María Trinidad Sánchez, R.D.
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ÍNDICE
Presentación------------------------------------------------------------------------- 1
Índice----------------------------------------------------------------------------------- 2
Portada--------------------------------------------------------------------------------- 3
Introducción-------------------------------------------------------------------------- 4
Conclusión-------------------------------------------------------------------------- 15
Bibliografía-------------------------------------------------------------------------- 16
Anexos--------------------------------------------------------------------------- 17-19
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INTRODUCCIÓN
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EL PENSAMIENTO POLITICO DE CHINA Y DE LA INDIA
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El ideal político confuciano busca su fundamento remontándose míticamente al
más remoto y venerable pasado, pero no es una teoría conservadora sino
revolucionaria, que rechaza las precariedades y violencias del presente y del
pasado próximo y evoca una "edad de oro" idealmente reconstruida y proyectada
hacia el futuro.
En el siglo III aC, por obra de Han-Fei-Tzu, surgió otra escuela de pensamiento
político: el legalismo (FA-CHIA), muy opuesta a la anterior. Considera que la
naturaleza humana es mala y que el hombre actúa bien solo bajo el acicate de la
recompensa y la amenaza del castigo. Por su parte, afirma que las tradiciones del
pasado carecen de valor porque "a medida que las condiciones del mundo
cambian se practican principios diferentes".
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La dinastía emergente (HANG), invocando el nombre del confucianismo, en
realidad combinó ambas escuelas: fue un aparato estatal legalista manejado por
confucianos. El Estado fue gobernado por funcionarios de carrera, que
estructuraron un imperio burocrático-centralizado, manejado por personas de alta
cultura literaria tradicional. La receta fue tan eficaz que duró dos mil años, hasta
nuestro siglo, sobreviviendo en su aplicación bajo diversas dinastías y atreves de
las más variadas vicisitudes históricas.
Durante esa larga historia, la guerra fue la principal ocupación de la nobleza china.
En ese contexto nació una obra notable, que tuvo y tiene una gran influencia: EL
ARTE DE LA GUERRA, de Sun-Zi (S. V-IV aC).
Nada sabemos de su autor, San Si, quien vivió bajo la dinastía HAN. En China y
en Japón fue siempre tenido en alta estima, como puede verse por la cantidad y
calidad de sus comentadores. A Occidente fue traído y traducido por el jesuita
francés J.J.M. Amito, y publicado por primera vez en 1772. Tuvo luego una amplia
difusión, multiplicándose las ediciones en francés, inglés, alemán y ruso.
Leyendo esta obra, enseguida surge el paralelo con Clausewitz, quizás el único
teórico moderno que se le pueda comparar. Sin embargo, lo que San Si escribió
hace más de dos mil cuatrocientos años aparece hoy más claro, más profundo,
más fresco. Tienen, por cierto, mucho en común: por ejemplo, ambos entienden a
la guerra como emergente del orden político. "La guerra es asunto de importancia
vital para el Estado -dice San Si- fuente de vida y de muerte, camino que lleva a la
sobrevivencia o a la aniquilación. Es indispensable estudiarla a fondo". Así
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comienza este tratado. Antes de pensar en la conducción de la guerra, San Si
establece su principio fundamental: la paz dicta su sentido a la guerra.
Antes que preocuparse por los problemas de técnica militar, que son epocales,
San Si se esfuerza por expresar la esencia de la estrategia militar en su relación
con la política del Estado, que es lo permanente. Para San Si, la guerra es una
realidad inevitable, y aconseja limitar lo más posible su duración. Su tratado se
refiere a la inteligencia de las relaciones de fuerza y al uso más racional (quiere
decir, más económico) de las tropas. Busca conseguir la victoria por una
combinación de astucia, sorpresa y desmoralización del adversario. Este último
factor tiene la mayor importancia. Pocos teóricos de la guerra han enfatizado más
la importancia de la guerra psicológica: el rumor, la intoxicación mental, la
quintacolumna; sembrar la discordia entre el enemigo. Corromper a sus cuadros
jerárquicos, especialmente si son tropas mercenarias o generales de lealtad poco
segura, etc.
San Si considera que las guerras más mortales son las guerras de religión, las
guerras civiles y las "guerras nacionales". Su idea de la guerra "política" se refiere
principalmente a una guerra practicada en el seno de la misma sociedad, con
medios y objetivos relativamente limitados, en el cuadro de reglas generalmente
aceptadas: algo similar a los conflictos medievales europeos.
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REVOLUCIONARIA DE CHINA (1936) o DE LA GUERRA PROLONGADA
(1938).
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militares. La guerra no es considerada en ella bajo su ángulo moral ni como un
hecho accidental. Para San Si, el problema de la guerra es central para el
Estado, un acto consciente que puede ser analizado rigurosamente y cuyo
sentido es dictado por la paz.
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Este es el libro que consagra el sistema de castas en la india. Los Brahamanes
ocupan todos los puestos dotados de ascendiente social y de poder político:
sacerdote, maestro, juez, ministro, miembro de la comisión legislativa permanente
(Dharma-Parishat). Sus delitos en general tienen penas más leves y nunca son
condenados a muerte.
Los sudras son tratados duramente por las leyes de Manú, y se les reservan los
trabajos y posiciones inferiores, pero no las actividades consideradas degradantes
e "impuras", que están reservadas a los parias o "intocables", que están fuera del
sistema de castas.
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Cómo fue la organización política de la India en la antigüedad.
Sin embargo, no fue hasta la época de las invasiones arias, que los hindúes se
vieron en la necesidad de formar ciudades-estados para defenderse, en las
cuales, se levantaba el palacio del Rajá, cuya autoridad era mayor a la de los jefes
de las provincias. No obstante, después de la incursión aria, el poder llegó a residir
en los guerreros, hasta que los sacerdotes lograron adueñarse del mando,
imponiendo la religión brahmánica y una sociedad dividida en castas cerradas
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de brahmanes y chatrias, en este sentido, se trataba de un régimen de clases
familiares, fundamentalmente religiosas, que por linaje ostentaban el poderío.
Así, la jerarquización del poder en la cultura hindú quedó compuesta por el rey,
como máximo gobernante; los brahmanes, que formando parte de la clase
sacerdotal, administraban la justicia e imponían leyes llamadas darme, cuyos
principios se referían a la pureza o la contaminación espiritual; y una élite
feudal, integrada por funcionarios dueños de grandes latifundios.
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Actualmente, la organización política de la India está conformada por un Poder
Ejecutivo integrado por el Presidente, quien es elegido cada cinco años por las
asambleas estatales y el parlamento nacional, sin embargo, es una autoridad
simbólica con pocas atribuciones; el Primer Ministro, quien verdaderamente
detenta el mando, y finalmente, un Consejo de Ministros.
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Conclusión
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Bibliografía
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ANEXOS
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