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UNMDP – Fac. de Humanidades – Prof.

En Lectras - Semiótica

Informe Nro. 1: Roland Barthes, “Introducción al análisis estructural de los


relatos”, y Anderson Imbert, Luna.

Alumna: Ailín Pollio

El texto Luna de Anderson Imbert será utilizado en el siguiente informe para


poner en ejecución el análisis propuesto por Barthes en “Introducción al análisis
estructural de los relatos”. Si bien el texto no es clasificable bajo una única posibilidad
genérica (cuento, micro cuento, relato), tiene la particularidad compartida con el resto
del universo literario de los relatos, esto es, “una estructura accesible al análisis”
(Barthes: 10).

Al ser un texto notoriamente breve, el contenido se ve condensado en una


estructura lingüística caracterizada por su economía. A pesar de que, como explica
Barthes, el relato es un “sistema puro” (17) y “todo lo que está anotado es por definición
notable”, encontraremos aquí que hay una minimización de las micro secuencias, así
como también de las llamadas catálisis (Barthes: 20). En el primer sintagma “Jacobo, el
niño tonto, solía subirse a la azotea y espiar la vida de los vecinos.” se encuentran
informaciones sobre diversos aspectos que se irán develando a medida que avance la
relación. Antes que nada se presenta un personaje, Jacobo, quien posee el epíteto de
“niño tonto”. En esta mera expresión podemos observar la asunción, por parte del
narrador, de la visión de los personajes que serán presentados a continuación: los
vecinos. Barthes adhiere a la definición de “personaje” no como “ser”, sino como
“participante”, que aporta su propia perspectiva (29), y se materializa en el choque de la
voz del narrador al encontrarse con la voz de estos personajes, quedando inscripto en la
presentación de Jacobo.

En el momento en que los vecinos descubren estar siendo espiados por el niño se
presenta el indicio (Barthes: 19) que motivará lo que resta del relato: “Le voy a dar una
lección.”. Esta categoría, “indicio”, es caracterizada por Barthes por su “naturaleza
integradora” (19), ya que remite “a un concepto más o menos difuso, pero no obstante
necesario al sentido de la historia” (19). Sólo una vez concluido el texto, por fuera del
“sintagma explícito” (Barthes: 19), el lector podrá desprender el alcance del indicio y
presenciar, en este caso, el efecto de ironía que se produce al finalizar la lectura. El
indicio anteriormente mencionado se corresponde con lo que Barthes denomina “indicio
propiamente dicho” (21), puesto que remite “a un carácter, a un sentimiento, a una
atmósfera, a una filosofía” (21). Por esta razón, el lector queda a la expectativa de una
resolución donde se alcance la venganza de los vecinos sobre el niño, o al menos una
amonestación por su conducta, una “lección”. Sin embargo, la ironía de la que hablamos
anteriormente se produce al finalizar el cuento, cuando los planes quedan frustrados y el
“plan”, que se había presentado mediante indicios, no se concreta.

Como explica Barthes en numerosos textos de su autoría sería un error confundir


a la persona real que realiza el proceso de escritura, autor, con aquella voz que da forma
al relato, narrador. En el texto trabajado menciona que “la persona psicológica (de orden
referencial) no tiene relación alguna con la persona lingüística, la cual nunca es
definida por disposiciones, intenciones o rasgos, sino sólo por su ubicación (codificada)
en el discurso” (Barthes: 35). Como ya dijimos, el narrador de Luna se presenta de
forma omnisciente, como un “Dios”, pero deja que su discurso de permee por el de los
personajes. Además, resulta de especial interés la oscilación entre el discurso directo y
el indirecto, donde el directo es utilizado sólo para poner en escena la “micro secuencia”
del niño y la torta. Permite, en un primer lugar, mediante el discurso directo, conocer el
“secreto” que se cuchichean los vecinos y que a su vez funciona como un indicio trunco
sobre el rumbo que tomará el relato; en segundo lugar, el discurso directo nos posiciona
desde el ángulo del niño, parado en la terraza, escuchando sólo aquello que los vecinos
quieren que escuche.

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