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En lo referente a la declaración del imputado podemos decir que el mismo es

un derecho fundamental de todo ciudadano el de no declarar contra sí mismo y


no confesarse culpable de los hechos que se le pretenden imputar, como
garantía de la inocencia que se le presume las declaraciones del imputado son
importantes y trascendentes para identificarlo como autor de los hechos
cometidos, así como para intentar esclarecer los mismos.

El código procesal penal uno de sus principios es el de No autoincriminación, y


el imputado tiene derecho a guardar silencio y el ejercicio de este derecho no
puede ser considerado como una admisión de los hechos o indicios de
culpabilidad ni puede ser valorado en su contra. Para la declaración de un
imputado debe estar presente su defensor y el mismo tiene el derecho de
abstenerse de hacerlo o suspender su declaración, en cualquier momento del
procedimiento.

La presencia del defensor durante la declaración es uno de los requisitos


fundamentales para su validez. El Código Procesal Penal específica "presencia y
asistencia del defensor" lo que significa que el imputado tanto durante la
declaración como en las preguntas que le dirijan las partes, puede, antes de
responder, consultar a su defensor para que este le aclare sobre el significado o
las consecuencias jurídicas de las preguntas que se le formulen. El defensor le
puede indicar el sentido preciso de sus respuestas.

La presencia y asistencia obligatoria del defensor es lo que permite un cierto


equilibrio en el proceso, y al imputado le da la posibilidad de articular una
estrategia de defensa. Lo contrario significaría que el imputado sucumbiría
siempre ante sus acusadores. Un juicio con un desequilibrio procesal así, dejaría
de ser imparcial; la sentencia se convertiría en una prolongación inevitable de la
acusación; la sanción carecería de legitimidad.

El Artículo 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:


Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en un
juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías
necesarias a su defensa.

Artículo 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos: Toda


persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Tomando lo anterior
en cuenta y considerando que a partir de la promulgación de los tratados
internacionales declarativos de derechos el proceso penal se transforma en
garantista; lo anterior reafirma la necesidad (que ya es realidad en muchos
países) que tenemos un modelo garantista de justicia penal.

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