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Aunque el agua oceánica sea la mayoritaria, esta no puede aprovecharse por el hombre debido
a la alta salinidad que presenta y debe hacerse uso del agua dulce existente. Se estima que
aproximadamente el 70% del agua dulce es usada para agricultura y el 30% restante se reparte
entre el uso industrial (20%) y el uso doméstico (10% restante).
El agua es esencial para la mayoría de las formas de vida conocidas, incluida la humana. El
acceso al agua potable se ha incrementado durante las últimas décadas en la superficie
terrestre.
El agua actúa como medio, o “Carrier”, sobre el que se estabiliza y dispersa el producto
agroquímico, de manera que la idoneidad de este medio de dispersión será fundamental a la
hora de asegurar un óptimo tratamiento. Los productos fitosanitarios son disueltos en agua
para su empleo, y dependiendo de la calidad de las aguas actúan con mayor o menor eficacia.
La calidad de un agua vendrá determinada por su pureza, o lo que es lo mismo, por todo lo
que lleve asociado o disuelto distinto a la propia agua, sales minerales, materia orgánica,
limos…
Se denomina dureza del agua a la concentración de compuestos minerales que hay en una
determinada cantidad de agua, en particular sales de magnesio y calcio. La dureza total del
agua normalmente se expresa en mg/L de CaCO 3 y se clasifica según se detalla en la figura 1.
Además, estas sales de materias activas con los cationes mencionados pueden reducir la
velocidad de adsorción de la materia activa a través de la cutícula de la hoja, y en casos de
productos fotosensibles, aumenta el tiempo de exposición a los rayos solares, reduciendo
notablemente la efectividad del tratamiento.
Ejemplo: usando un agua de dureza 400 ppm; con una dosis de 1 Kg/ hay un volumen de
tratamiento de 200 L/Ha, el % de inactivación puede llegar a ser del 37%; quedando
fehacientemente demostrada la importancia de la dureza del agua en los tratamientos
fitosanitarios.
Como ejemplo, otros autores, Ing. Agr. Allieri, Luis 1; Ing. Agr. Papa, Juan C.2 I1 Técnico de Dow
Agrosciences Argentina, Crop Protection, 2 Técnico del Grupo de Trabajo Protección; realizaron
ensayos para evaluar el impacto del empleo de aguas duras en la efectividad de tres tipos de
sales de glifosato, para ello se utilizaron aguas de tres calidades diferentes:
-Desmineralizada
-1500 ppm de dureza Total
-3000 ppm de dureza Total
Como se observa en la tabla de resultados, a mayor dureza del agua se reduce la efectividad de
los tratamientos notablemente, alcanzándose valores de hasta el 40% en algunos casos, lo
cual refleja la importancia de la calidad del agua en la efectividad del tratamiento fitosanitario
CONCLUSIONES
a. El potencial de Hidrógeno
b. Materia orgánica y partículas sólidas insolubles en suspensión (arcillas, limos…)
c. Sales disueltas (dureza del agua)
1. Para corregir estas interferencias (pH y dureza del agua) asociadas a los diferentes tipos
de aguas de riego, se pueden utilizar productos correctores que minimicen o anulen el impacto
negativo de estos parámetros en la efectividad de los tratamientos fitosanitarios. ARVENSIS ha
diseñado para tales fines ACISOL COMPLEX, que combina ambos efectos en una formulación
líquida de fácil manejo y aplicación.
Propiedades de ACISOL COMPLEX
Es reseñable indicar que se trata de una solución tampon o “buffer” y no de un producto que
simplemente disminuye el pH del agua, como pudiera ser el efecto conseguido con la
aplicación de una sustancia ácida.
El gráfico nos muestra claramente un efecto negativo en la asimilación del Nitrógeno por parte
de la planta cuando aumenta la alcalinidad en el medio. Tomando como 100 % el valor de
absorción máximo de Nitrógeno obtenido con ACISOL COMPLEX (que corresponde con 2,20 Kg
de Nitrógeno por cada 1 Tn de tomate producido), se observa que los otros tratamientos dan
resultados muy por debajo de dicho valor (1,53 Kg de Nitrógeno/Tn de tomate en el caso del
producto de la competencia y tan sólo 0,65 Kg de Nitrógeno/Tn de tomate en el caso de no
aplicar ningún tratamiento corrector del pH)