Algunas recomendaciones para la prevención de la contaminación:
– Reducir el uso innecesario y el desperdicio de recursos materiales y energéticos. –
Cambiar de la dependencia energética de los combustibles fósiles y la energía nuclear, que son recursos no renovables y potencialmente contaminantes, a fuentes de energías renovables y perennes como el sol, el viento, el agua, árboles renovables y energía geotérmica. – Evaluar el daño potencial ambiental de una sustancia química o de una tecnología industrial antes de su uso comercial, considerando que es potencialmente nociva mientras no se pruebe lo contrario. – Rediseñar tecnologías para evitar producir o utilizar sustancias contaminantes. – Fabricar productos que puedan ser reciclados o reutilizados, que tengan vida útil grande y que sean fáciles de reparar. – Reciclar y procesar las sustancias químicas peligrosas dentro de los procesos industriales, para evitar que entren al medio ambiente. – Hacer estudios exhaustivos de suelos para ubicar los depósitos sanitarios, para evitar que los residuos de la basura alcancen los niveles freáticos y contaminen el agua subterránea. – Separar los desechos sólidos tanto en la industria como en el hogar y evitar lanzar a las aguas, contaminantes como aceites, solventes, pinturas y materia orgánica. – Disponer de manera especial de ciertos desechos como las pilas y baterías eléctricas, evitando que se derramen en el suelo o en el agua. Aunque la potencialidad para evitar la contaminación es muy grande y a largo plazo menos costosa no quiere decir que todas las formas de contaminación puedan evitarse. El reto será que los gobernantes sean capaces de otorgar beneficios fiscales a las personas y a las industrias que utilicen los métodos que menos contaminen o que eviten la contaminación ambiental.