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europeo después
de la crisis
medieval
Xavier Torres Sans
P08/74527/00841_02
© FUOC • P08/74527/00841_02 El feudalismo europeo después de la crisis medieval
Índice
(cifras en libras)
a) Monopolios
Carnicerías 100
Hostales/Tabernas 120
Tiendas 95
Horno de cerámica 2
Tierra de batán 2
Molino de cera 2
Total 1.870
b) Peajes e impuestos
Peita 431
Tributos varios 28
Total 459
Trigo 1.023
Maíz 716
Cebada 6
Pasas 312
Higosyuva 68
Paja 73
Algarrobo 25
Fuente: James Casey (1981).El reino de Valencia en el siglo XVII (pág. 296-297). Barcelona: Curial.
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Lino 6
Alfalfa y forraje 24
Melocotones 5
Total 2.858
d) varios
Laudemio 130
Otros 42
Total�general 5.517
Fuente: James Casey (1981).El reino de Valencia en el siglo XVII (pág. 296-297). Barcelona: Curial.
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Un trabajo clásico de Carlo M. Cipolla imputaba a los salarios la falta de com- Lectura recomendada
petitividad de los tejidos y, en general, de las manufacturas mediterráneas. O
Carlo�M.�Cipolla (1985). "La
más exactamente, al resistencialismo o inmovilismo gremial, que habría obs- decadencia económica de
taculizado cualquier tentativa de reducción de los costes de producción: no Italia". En: C. M. Cipolla y
otros. La decadencia económi-
sólo una rebaja de la retribución del trabajo, sino incluso la organización más ca de los imperios (5.ª ed., pág.
157-174). Madrid: Alianza. La
flexible o eficiente del trabajo mismo o de los procesos de producción.
primera versión de este traba-
jo data de 1952.
Asimismo, el problema no era seguramente tan sencillo, tal como apunta Ci-
polla al dar noticia de otros factores, como una fiscalidad excesiva.
Por un lado, porque lo que se suele tildar de inmovilismo no era sino una
"economía�moral" característica de los gremios o corporaciones y que velaba,
en suma, por el mantenimiento de un cierto igualitarismo en el seno de las
comunidades de oficio. Así, bastantes estatutos gremiales que limitaban la ca-
pacidad de los obradores particulares (y, por lo tanto, el número de aprendices
y oficiales, o incluso de los utensilios o medios de producción) no hacían sino
conjurar la eventual escisión del oficio entre unos pocos patrones y una gran
cantidad de asalariados.
Por otro lado, la masa�salarial más importante no era siempre la de los oficios
agremiados, como tejedores o pelaires, sino la mano de obra utilizada en la
preparación de la materia prima (cardado, limpieza y suavizado de la fibra,
hiladura), mayoritariamente femenina, y siempre mal pagada: en la Toscana
de finales del siglo XV o de mediados del siglo XVI la hiladura y la preparación
de la lana representaban en torno a un 30% de los costes de producción; más o
menos, tanto como el trabajo especializado de tejedores, pelaires y tintoreros
(la tintorería era cara sobre todo por el precio de los colorantes).
Lecturas complementarias
Podéis ver Paolo� Malanima (1980). "Industria e agrocioltura in Toscana tra Cinque e
Seixento", Studi Storici (núm. 2, abril-junio, pág. 281-309) y su monografía florentina La
decadenza di un'economia cittadina. L'industria di Firenze nei secoli XVI-XVIII (Bolonia: Il
Mulino, 1982).
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Asimismo, conviene hacer notar que lo que hoy admiramos como una obra Lectura complementaria
de arte (la simetría y el frontón clásico, la estatuaria, los jardines pulcros) era,
Podéis ver la monografía clá-
en la época, una auténtica y eficiente explotación agraria, rodeada de campos, sica de James�S.�Ackerman,
huertas y tierras de labranza. El conjunto residencial incluía dependencias y Palladio (Madrid: Xarait Edi-
ciones, 1981 [1966], espec.
anexos de todo tipo: graneros y almacenes, establos para los animales, estan- cap. 2).
cias para los trabajadores y galerías porticadas y alargadas con el fin de res-
guardar los utensilios agrícolas. El cuerpo central era la parte noble, porque a
diferencia de algunas villas romanas de veraneo, las paladines de Tierra Firme
eran el primer o principal hogar de un auténtico hacendado o aristócrata rural,
que supervisaba las cosechas y el trabajo de sus aparceros y trabajadores.
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• R. Mousnier (1969). Les hiérarchies sociales de 1450 à nos jours. París. Las
ideas de Mousnier se pueden consultar igualmente en el primer capítulo
de otro libro del autor: Furores campesinos. Los campesinos en las revueltas
del siglo XVII (Madrid, Siglo XXI, 2.ª ed., 1989).
• M. L. Bush (1992) (ed.). Social Orders & Social Classes in Europe since 1500:
Studies in social stratification. Londres: Longman.
El corporativismo –ya lo hemos dicho– era una forma ideal de concebir y or-
denar la sociedad. En el origen de este orden ideal hay todavía, y en pleno si-
glo XVII incluso, el�imaginario�del�feudalismo: la división trifuncional entre
oratores (los que ruegan o rezan), bellatores (o guerreros) y laboratores (o traba-
jadores y campesinos), que se impuso o se reanudó en el siglo XI, a raíz de
la "revolución feudal", según Georges Duby (Los tres órdenes o lo imaginario del
feudalismo, Madrid-Barcelona, Petrel, 1980). Si las categorías pueden cambiar o
incluso multiplicarse en el transcurso del tiempo, el principio mismo perma-
nece, sin embargo, invariable. En el siglo XVI o XVII, igual que en el XI o XIV,
la sociedad se concibe como un agregado de funciones específicas y distintas,
jerarquizadas (porque unas son más importantes o reputadas que otras, como
rezar respecto a guerrear, y guerrear, a su vez, a trabajar), pero al fin y al cabo
todas imprescindibles (nadie sobra, porque, mirándolo bien, ¿qué sería de los
señores y de los eclesiásticos sin el humilde trabajo de los campesinos?).
Ahora bien, este modo de ver las cosas (o de concebir la vida en sociedad) tenía
sus (y bien serias) implicaciones. En primer lugar, el orden ideal, la comunidad
y el "bien común" piden una desigualdad social tajante. Lo contrario sería tan
"antinatural" como inoperante o destructivo: si todo el mundo hace una mis-
ma cosa (guerrear, por ejemplo), ¿quién satisfará las otras necesidades sociales
(trabajar, rezar)?; si todo el mundo realiza una misma función, la sociedad,
simplemente, no es posible. Sin embargo, por eso mismo, en una sociedad pa-
recida, la cooperación mutua es un auténtico imperativo, pues el orden ideal
o la armonía social sólo pueden ser el resultado de la cooperación de personas
y de funciones diferentes. Así pues, máxima desigualdad pero también máxi-
ma cooperación, tal como sucede con el caso del cuerpo humano, donde hay
una cabeza y unos miembros que han de trabajar al mismo tiempo y sincopa-
damente.
"[La] cosa pública és alguna comunitat de gents ajustades e vivents sots una mateixa llei, e
senyoria e costumes [...]cascuna aital comunitat deu ésser composta de diverses persones
ajudants l'una a l'altra segons llurs necessitats [...] [car] per experiència apar que havem
mester moltes e diverses coses, així com menjar, beure, vestir e calçar, e així de les altres
coses, les quals no pot cascú fer per si mateix. E per tal, en la cosa pública la un ajuda
a l'altre [...]"
Consecuentemente:
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"tots los hòmens de la comunitat no poden ésser eguals [...] car [...] com les dites diverses
necessitats dels hòmens requeren ajudes d'oficis no eguals, apar que los hòmens no són
eguals d'oficis en llur estament [...] car la necessitat que requir que sia l'hom ajudat per
justícia no és així egual a la necessitat que requir que l'hom sia ajudat en fam ni en set.
Car a la primera necessitat ha mester aquell qui manté justícia, així com és aquell qui té
senyoria, e a la segona és bastant un pagès, o flequer o taverner, los quals no són eguals
a aquells qui han a sostenir justícia [...]"
"la cosa pública [doncs] és composta sumàriament de tres estaments de persones, ço és,
de menors, mitjans e majors. E aquesta composició aital és així com un cos humanal [és]
compost de diversos membres; e així ho diu sant Pau, Ad Romanos, XII [...] «que així com
diverses membres fan un cos qui han diversos oficis en l'hom, així diverses persones e
oficis ajustats fan un cos e una comunitat [...]» [de tal manera] que en la cosa pública
havia cap, e aquest és aquell qui ha lo regiment o senyoria; los ulls e les orelles són los
jutges e els oficials; los braços són aquells qui defenen la cosa pública, ço és los cavallers
e los hòmens d'armes; lo cor són los consellants; les parts generatives són los preïcants e
informants; les cuixes e cames són los menestrals; los peus que calciguen la terra són los
pagesos qui la colren e l'exerciten per llur ofici tostemps".
"tanta és l'amor que té l'un membre a l'altre que la un serveix així diligentment a l'altre,
que tot ço que aquell fa serveix als altres. Exemple n'havem car l'ull no solament veu a
si mateix anant, ans encara veu al peu [l'avisa, literalment] que no ensopec, e a la mà
que vaja a obrar, e a tot lo cos que es sàpia governar [...]. Així mateix, la llengua parla per
servei de tot lo cos, e la boca menja per sustentació de tot lo cos, e si massa menja fa mal
a tot lo cos, així com l'error de cascun membre torna a mal de tot lo cos. Semblantment,
pots veure que si la un membre sofir [pateix] mal, los altres se'n complanyen [...]. E si
a vegades, per ventura, un membre nafra a l'altre e li fa mal, lo membre ferit o nafrat
no demana venjança, ans tot lo cos està trist e es complany [...]. Pots així mateix veure
que un membre no ha enveja de bé ni d'ofici de l'altre, ni jamés la un membre no el vol
separar de l'altre; ans si la un membre és tallat del cors tots los membres e tot lo cors
tremolen, e s'esmaien e avorreixen aquella separació així quasi com a mort"
Todas las citas provienen de: Francesc Eiximenis. Lo Crestià Antología a cargo
de Albert Hauf. Barcelona: Edicions 62/"la Caixa". Col. Les millors obres de la
literatura catalana, núm. 98, pág. 192-194, cap. CCCLVII y CCCLVIII del libro
Dotzè del Crestià.
"que cascú se tingués per pagat de l'estament a què Déus l'havia apellat, e li'n faés gràcies,
cogitant que no és sens gran causa que Déus haja elegit aquest a aquest treball, e no
aquell" (Ibid., pág. 284).
Igual que Eiximenis doscientos años antes, Bosch multiplica las razones orgá-
nicas o providencialistas de la división en órdenes de la sociedad:
"Les causes que obligaren tant als primers mortals, com als successors, de formar estats
differents, y títols de honor majors y menors, foren [...] per imitació y semblança de la
obra de la creació del univers [...] seguir lo mateix home son instinct natural que apeteix
y té per propi y de sa naturalesa differenciarse [...] [l']exemple de totes les demés coses
creades racionals, y irracionals, inanimades [...] que tingué lo mateix home per espill,
llum y guia, majorment la sua formació, y figura [...] y en particular les parts de son cos
que serveixen de ensenyansa [...] los exemples de les Abelles, Grues y altres, que honrran y
respectan a una com a superior [...] les differències que segons la natura se amostran, [per]
exemple del or en comparació del ferro [...] la necessitat precisa tingueren los governs [...]
y governats de formar y crear certs estats majors y menors [...] amostrant clarament la
experiencia que altrament fora estat impossible sustentarse [...]" (pág. 13, libro I, cap. 10).
Así pues, por sus páginas desfilan los diferentes estados o estamentos, de más
a menos, y cada uno con sus "títulos" o privilegios específicos. Los nobles, por
supuesto, los acumulan de todo tipo: según Bosch, además de las exenciones
fiscales, o del derecho de llevar armas, hay mucho de carácter judicial y penal,
como:
"Les promeses de ells se tenen per cumplides. En fet propri se'ls dóna crèdit. La paraula
de ells val prova. Lo testimoni és de més fe que [el] del innoble [...]. Si no és per delictes
gravíssims no poden ésser capturats [...]. No poden ésser capturats per deutes civils. Deuen
ésser punits menys que els altres. No poden ésser punits ab penes vils com assots, penjar ni
altres. No poden ésser atormentats ab torments de plebeyos. No poden ésser convinguts
a pagar sinó quan poden, llevat no.ls falte lo necessari [...]. En [cas de] dupta se ajuda y
affavoreix a la noblesa" (Ibid., pág. 69, libr I, cap. 14, epígrafe II).
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Además, los nobles no son en absoluto los únicos que disfrutan de privilegios
en la sociedad del Antiguo Régimen. Doctores en derecho o medicina, merca-
deres y negociantes, y los denominados "ciudadanos honrados" o prominentes
también los tenían; igual que (aunque más que) el llamado (por Bosch mismo)
"lo tercer y últim estat, y mà menor", es decir, algunos mercaderes y notarios,
pero sobre todo (cuantitativamente) los campesinos (gruesos) y los menestra-
les (o maestros gremiales, para ser más exactos) de todo tipo. Dentro de este
último estamento, sin embargo, también había categorías y subcategorías. Del
"arte del Campesino", Bosch nos dice "que ha de ser posada en primera esti-
mació y honrra per ésser los exercints aquella los membres més principals y de
major importància per conservació de les Repúbliques", lo cual significa que
Bosch tiene una opinión mejor del campesinado y la "rusticidad" que Eixime-
nis, que les dice de todo (Ibid., pág. 426, libro III, cap. 11). De los menestrales u
"officis de les arts mecàniques" de su villa de Perpiñán dice que tienen muchos
privilegios, que "puch assegurar [que] si tenia de referirlos, tindria de fer un
particular llibre, majorment dels officis de Parayres y T[e]ixidors..." (Ibid.).