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Se trato del primer encuentro entre representantes de los dos países, que tienen
posiciones diametralmente opuesta sobre la crisis en Venezuela.
Rusia es uno de los grandes aliados del presidente socialista Nicolas Maduro, a quien
Estados Unidos busca apartar del poder por considerarlo un dictador.
Los expertos no esperan grandes avances el martes, al termino en Roma sostenida
entre el enviado especial para Venezuela, Elliot Abrams, y el vicecanciller Sergei
Ryabkov y otros funcionarios rusos.
Pero el solo hecho de que Rusia haya accedido discutir con Estados Unidos la
situación en Venezuela no es un buen augurio para Maduro, dijo José Cárdenas, quien
ocupo altos cargos en el departamento de Estado, el Consejo Nacional de Seguridad y
la Agencia de Estados Unidos para el desarrollo Internacional (USAID).
“Si yo fuese Maduro, yo estaría muy preocupado porque es una indicación de que
Rusia llego a un punto donde está dispuesta a explorar todas las opciones (…) estuviese
muy preocupado que estos dos países reunidos en alguna parte discutiendo su futuro”,
dijo Cárdenas desde Washington.
El telón de fondo de esta reunión es que este momento es muy difícil ver como
Maduro va a sobrevivir, ante toda la presión que está ejerciendo Estados Unidos contra
su régimen. Y ante ese escenario Rusia le quiere comunicar a Estados Unidos que tiene
influencia, tienen palanca en esta situación y que en consecuencia no puede ser ignorada
en todo este proceso”.
Por el momento, Rusia está haciendo todo lo posible para convencer al régimen de
Maduro de que no tiene dudas sobre su sostenibilidad al acceder a reunirse con
diplomacia estadounidense.
“Entendemos la especificidad de la posición italiana, que fue acordada con los otros
países de la Unión Europea y con el Grupo Internacional de Contacto”, recalcó el
viceministro ruso.
El gobierno italiano está a favor de elecciones “lo más rápido posible” en Venezuela,
no reconoce al opositor Juan Guaido como presidente interino y considera que las
elecciones presidenciales del pasado mayo no atribuyen legitimidad democrática a quien
salió ganador es decir a Nicolas Maduro.
La reunión que sostuvo Abrams por parte de Estados Unidos, y Rusia en la forma de
su vicecanciller culmino sin ningún acuerdo o postura definitiva con relación a la situación
de Venezuela. De acuerdo con Elliot Abrams la reunión fue “positiva” y con ella se
sinceraron las posiciones que ambas naciones tienen con relación a la crisis venezolana,
manteniendo aun sus diferencias con ciertos puntos respecto a ella, Elliot resalto el
reconocimiento por parte de Rusia de la grave crisis por la cual se encuentra Venezuela.
Por parte del vicecanciller se dijo que la reunión fue difícil pero franca con respecto a las
posturas que mantiene ambos países.
Al analizar las declaraciones emanadas de la reunión en Roma, siguiendo la doble
lectura planteada por las teorías posmodernas de las relaciones internacionales,
podemos en una primera apreciación comprender como se mantienen inalterados las
posiciones de ambas naciones, siendo estas completamente contrarias, solo
concordando en la existencia de una crisis, y la necesidad de abordarla para encontrar
una solución. Sin embargo, el cómo lograr dicha solución representa la “dificultad”
argumentada por Rusia, y es parte del conflicto de llegar a una visión común en cuanto
a la solución del problema venezolano. Entendemos esta parte de las declaraciones
como las voces activas afianzando las posiciones firmes que ya se han expresado con
anterioridad de ambas naciones.
Si bien, las declaraciones representan las posturas publicas de estas naciones con
referencia al caso venezolano, sin presentar grandes cambios evidentes al hacer una
lectura general de la reunión, al buscar los elementos que se encuentran ausentes en
las declaraciones, se ve como se ha estado transformando el discurso y las implicaciones
de los verdaderos intereses de Estados Unidos y Rusia.