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EMPA. Historia Social General . La industria Rural a Domicilio.

IRD

Cambia todo cambia…

Todo lo que es tiende a permanecer, dijo uno, y todo lo que es tiende a cambiar, dijo otro… y
ambos tenían razón. Porque nada cambia anulando súbita y absolutamente lo que fue, ni nada
permanece igual a sí mismo, inmutable. Por eso es que en un momento existía el modo feudal
de producción, y dentro de su propio seno se fue formando el modo capitalista, que vendría a
reemplazarlo tras siglos de convivencia y desarrollo conjunto.
La primera transición
Antes del momento que vamos a estudiar, transcurrió un largo tiempo de crecimiento
demográfico y expansión territorial, que coincidió con una disminución del tamaño de las
tierras de un segmento inferior de los campesinos. Según una teoría, esta fragmentación
estaría causada por la mayor competencia por la tierra, y a su vez esta mayor precariedad
campesina sería la causa del inicio de relaciones salariales, ya que los campesinos más pobres
tendrían que buscar otros recursos por fuera de lo que sus propias tierras podían facilitarles.
En este escenario, la otra cara de la jerarquización dentro de la aldea campesina,
los campesinos ricos, serían quienes fueran a emplear a estos nuevos asalariados (de
acuerdo con esta visión de Guy Bois fue la dinámica demográfica la principal causante del
desarrollo de las relaciones asalariadas).
Sin embargo, si suponemos que es la presión demográfica la que causa la presión sobre las
tierras y la jerarquización interna de la aldea, entonces no podremos entender porqué durante
el posterior período de estancamiento y caída demográfica (1), ocurrió que las relaciones
asalariadas acentuaron su desarrollo, ligado éste a la permanencia de la situación de
precariedad de los campesinos más pobres.
Por lo tanto vemos que el vaciamiento poblacional no desembocó en un mayor número de
tierras libres para que se expanda la tenencia más pequeña… y entonces tenemos que
encontrar algún otro factor que esté causando esa presión sobre las tierras, un factor no
exclusivamente demográfico.

Recapitulamos: en teoría, la caída poblacional debería dejar libres amplias extensiones de


tierras para que fuesen ocupadas por el segmento de los campesinos que hasta ese momento
tenían posesiones minúsculas y que por eso se veían obligados a vender su fuerza de trabajo a
cambio de un salario, para completar sus medios de subsistencia… pero la expansión de la
tenencia pequeño-campesina no sucedió y las relaciones asalariadas, entonces, no
desaparecieron con la crisis… ¿Por qué?
Para resolver esto debemos recordar primero la relación fundamental tributaria que existía
entre campesinos y señores, pero además debemos complejizar el mapa de la sociedad
aldeana, en la que debemos resaltar la existencia de una estratificación entre campesinos
ricos, que formaban el consejo dominado por el señor, campesinos pobres o medios, y
finalmente campesinos cuyas tierras eran tan escasas que no bastaban para su propia
subsistencia. Por esto, en muchos lugares estos campesinos ni siquiera eran obligados a
tributar. Pero más importante, por esta situación extrema se veían empujados a vender su
fuerza de trabajo, a cambio de un salario que les permitiera adquirir su sustento.
Muy bien, resulta que los señores feudales se vieron cada vez más interesados en incrementar y
diversificar sus producciones (aquellas que controlaban directamente, en sus propias tierras),
debido esto a incentivos comerciales… esta presión sobre la tierra y especialmente sobre los
comunales (que eran esenciales para la subsistencia de los campesinos más pobres) fue causa
fundamental del empobrecimiento de una capa de campesinos.

A su vez la presión tributaria feudal tendió a incrementar cualquier diferencia aleatoria que
hubiera entre los campesinos, generando con el tiempo, una jerarquización notable
dentro de la aldea y un sometimiento absoluto de los campesinos pobres ante los ricos, que
representaban el poder del señor, además de su propio interés personal. Con el surgimiento de
esta capa de campesinos ricos, ya tenemos al sujeto social que va a emplear a
los campesinos pauperizados que se enfrentan cada vez más con el problema de la NO-
PROPIEDAD.
Este problema es un presupuesto esencial del capitalismo, pues sin medios de producción es
imposible adquirir las cosas necesarias para la vida, y de este modo quienes se encuentran en
esta situación se encuentran a merced de quienes sí tienen el monopolio de los medios de
producción… y en nuestro escenario medieval, quienes tenían ese privilegio eran (en la aldea)
los campesinos ricos.
Estos campesinos ricos empezaron empleando a los pobres en tareas agrícolas que les eran
familiares, y pronto en tareas de tejido que también les eran familiares, ya que cada unidad
campesina estaba acostumbrada a auto-proveerse de todo, incluyendo el vestido. En este
período, la industria del tejido no se realizaba en fábricas, sino en el domicilio de cada
trabajador. De esta manera, el campesino rico (o el comerciante de aldea) compraba o producía
una cantidad de lana, que vendía a sus trabajadores dispersos, quienes la elaboraban y a su vez
vendían los paños al mismo comerciante o campesino rico. Hasta este momento, los telares
(medios de producción) pertenecían a los trabajadores, pero éstos seguían empobreciéndose
por las presiones antedichas y otras que no enumeraremos, y por lo tanto en algún momento
perdían la propiedad de sus telares. En general los ricos aceptaban comprar estos telares para
que los trabajadores pagaran alguna deuda y pudieran seguir trabajando, PERO AHORA EN
UNA CONDICIÓN MÁS SUBORDINADA, con telares ajenos.
Por supuesto, ahora que el rico tenía la propiedad del medio de producción, la relación no era
más la de una venta de lana y compra del paño, sino que ahora el pobre sólo podía entregar
su fuerza de trabajo, y a cambio recibía sólo un salario cuyo valor era inferior al valor del
trabajo que incorporaba a las mercancías. Su indefensión como NO-PROPIETARIO lo
dejaba preso de esta relación salarial no equitativa. Y la falta de corporaciones gremiales (como
las que existían en las ciudades) permitían que la explotación de la mano de obra pudiese
continuar, y lo que sería fundamental para la expansión de las relaciones salariales
capitalistas hasta convertirse propiamente en el sistema capitalista como un todo distinto
del sistema feudal y con una dinámica propia, esta falta de regulaciones permitió que se
produjera y reprodujera infinitamente el ciclo de valorización del capital invertido. Es
decir que el valor que agregaban los trabajadores en cada ciclo, podía aumentar el capital
inicial, que a su vez sería invertido con sus respectivas ganancias, y así hasta el infinito… todo
basado en la extracción de excedente dentro de la relación salarial entre un propietario y
un no-propietario.
Por otro lado, las mismas presiones que empobrecieron a muchos campesinos dejándolos a
merced de los propietarios, fueron las que crearon un mercado para los paños rústicos que
producía esta Industria Rural a Domicilio (IRD), pues la lógica de autosubsistencia de las
unidades campesinas se vio cada vez más amenazada, y por lo tanto los campesinos cada vez
optaron más por obtener su vestimenta a partir del mercado, a la vez que buscaban trabajos
que les proporcionaran dinero. A su vez, los salarios que pagaba esta nueva industria
generaban capacidad de compra para los paños manufacturados, y de este modo el mismo
capitalismo crea su mercado, su demanda, sin necesidad de esperar a que la demanda se
genere por fuera de su dinámica interna. Así los productores aislados hacen llegar sus
productos a través del mercado, a quienes demandan esos productos. Pero por este mismo
aislamiento del productor, aparece una novedad, que es la crisis de sobreproducción,
desconocida en el modo feudal (2).
Entonces hemos visto cómo las relaciones salariales surgieron a partir de la propia dinámica
del sistema feudal, bajo la presión tributaria que polariza a la sociedad aldeana y que genera
las condiciones de no-propiedad que serían el fundamento de un sistema económico
novedoso, el capitalismo. Un capitalismo que conviviría con el feudalismo, ya que al señor le
convenía que los pobres usaran el tiempo en el cual no trabajaban para él, en una actividad que
le rendía ingresos mediante los impuestos a la circulación.
Pero a la vez que estos dos sistemas eran compatibles, ya en el principio había elementos que
los ponían en contradicción. Todo aquello que pudiese obstaculizar la valorización del capital
era una barrera que debía ser abolida tarde o temprano, por ejemplo, los ya mencionados
impuestos a la circulación. Y el surgimiento del nuevo sujeto histórico que tenía como meta
esa valorización (3), el campesino rico devenido en capitalista, nos muestra a la clase que
llevaría adelante la lucha por destruir esas barreras.
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(1) Recordemos que en los modos precapitalistas de producción, la dinámica demográfica era
de tipo maltusiana, debido a los límites de la productividad agraria. A causa de esto, a cada
etapa expansiva le seguía una crisis que reducía drásticamente la población y la extensión de
los asentamientos y de la ocupación de la tierra.
Relacionado con esto, es notable la comparación entre los efectos catastróficos de una caída
comparable después, en el siglo XVII en la Europa continental, y los efectos nulos en la
Inglaterra del mismo período.

(2) Junto con el cambio en la situación real del campesino rico sucede un cambio en sulógica
económica. Tanto los señores feudales como los campesinos en general tenían una lógica
de autosuficiencia, es decir que los campesinos producían valores de consumo para sí
mismos y para el señor, y no producían más que lo que alcanzara a satisfacer esas necesidades.
Sólo si por casualidad produjesen un excedente, llevarían productos al mercado.
Ni los campesinos ni los señores estaban interesados en la acumulación.

Pero el campesino rico, en cambio, va a tener una lógica radicalmente distinta, que es la lógica
de producir valores de cambio, es decir que no está supeditando la producción a su consumo
personal o al consumo de alguien que le haya hecho un encargo específico… Por el contrario,
produce valores de cambio, con lo que el fin de la producción es realizar en el mercado
el valor de una mercancía, obtener el dinero que vale esa mercancía, para así reinvertir el
capital incrementado y aumentar indefinidamente el capital. Es la lógica del acumulador
capitalista.
Esto, incidentalmente, resulta de interés para discutir la teoría económica burguesa, que parte
del supuesto de que el intercambio capitalista no es más que un trueque en el que ambos
participantes buscan satisfacer su consumo. Como hemos visto aquí y como decía Marx
criticando a Condillac, el capitalista no busca vender para comprar inmediatamente, como si
fuera un campesino con excedentes que cambia de casualidad, sino que busca acumular el
dinero que obtiene de la venta de su mercancía y revalorizar su capital indefinidamente.
(3) En efecto, si el capitalista no sabe para quién ni cuánto debe producir, entonces su
producción se basa en estimaciones que a menudo erran en sus cálculos, y cuando esto sucede,
las variaciones de los precios distribuyen el trabajo social de maneras más eficientes y acordes
a la demanda. Mientras esto sucede, se dan las condiciones para las crisis generalizadas a las
que estamos tan acostumbrados.
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