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Que es monarquía:

Monarquía española
La monarquía (del latín monarchĭa, y este del griego μοναρχία [monarchía]) es
una forma de gobierno de un Estado (aunque en muchas ocasiones es definida
como forma de Estado en contraposición a la república) en la que la jefatura del
Estado o cargo supremo es:
1. Personal, y estrictamente unipersonal (en algunos casos históricos se han
dado diarquías, triunviratos, tetrarquías, y en muchas ocasiones se
establecen regencias formales en caso de minoría o incapacidad
o valimientos informales por propia voluntad).
2. Vitalicia (en algunos casos históricos existieron magistraturas temporales
con funciones similares, como la dictadura romana, y en muchos casos se
produce la abdicación voluntaria o el derrocamiento o destronamiento
forzoso, que puede o no ir acompañado del regicidio).
3. Designada según un orden hereditario (monarquía hereditaria), aunque en
algunos casos se elige, bien por cooptación del propio monarca, bien por un
grupo selecto (monarquía electiva).
4. El término monarquía proviene del griego μονος mónos ‘uno’, y
αρχειν arkhein: ‘mandar, guiar, gobernar’, interpretable como 'gobierno de
uno solo'. A ese único gobernante se le denomina monarca o rey
(del latín rex) aunque las denominaciones utilizadas para este cargo y su
tratamiento protocolario varían según la tradición local, la religión o la
estructura jurídica o territorial del Gobierno (véase sección
correspondiente).
5. El Estado regido por un monarca también recibe el nombre
de monarquía o reino.
6. El poder del rey puede identificarse o no con la soberanía; ser absoluto o
estar muy limitado (como es usual en la mayoría de los casos de las
monarquías actuales, sometidas a regulación constitucional).
El primer precedente europeo de esta institución, bajo el término concreto de
"reino" ("regnum"), se dio tras la llegada de los suevos a la provincia romana de la
Gallaecia (noroeste de Hispania) en el año 409, cuando acuerdan un foedus con
Roma en el 410 por el que se establecen en la provincia y se otorga a su caudillo
Hermerico (409-438) el título de rey (rex), aceptando como superior la autoridad
del emperador de Roma. Así, en la Gallaecia, como primer reino (regnum) de
Europa con tal denominación, se consolida el primer paso hacia la estructuración
del poder político en el espacio europeo medieval en reinos bajo la autoridad
moral, cada vez más meramente teórica, de un emperador.

Situación actual
Suele insistirse en la idea de que el mantenimiento de la monarquía en la
actualidad obedece a su papel como símbolo de la unidad nacional frente a la
división territorial y su poder arbitral frente a los distintos partidos políticos. Cuando
es el caso que el régimen político es democrático, reconociéndose la soberanía
popular, el monarca pasa a ser la figura en la que se encarna el cargo de Jefe del
Estado de forma vitalicia y hereditaria, con lo que su papel es
fundamentalmente simbólico y representativo. Esta definición es la que se suele
identificar con las monarquías europeas, entre las que están las monarquías
parlamentarias del Reino Unido, España, Noruega, Suecia, Dinamarca, los Países
Bajos, Bélgica y Luxemburgo. También existen tres microestados con monarquía
(Liechtenstein, Mónaco y Andorra) y una monarquía electiva teocrática (Ciudad del
Vaticano). Entre los países árabes las monarquías tienen distintos grados de
apertura a la representación popular, mayor en Marruecoso Jordania y muy
restringida en Arabia Saudita o los emiratos del Golfo
Pérsico (Kuwait, Baréin, Catar, Emiratos Árabes Unidos y Omán), Malasia (con
monarquía rotatoria entre los diferentes sultanes) y Brunéi; excepto los dos
primeros, todos ellos países que pueden calificarse de petroestados,1 y muchas
veces tildados de plutocracias. Bután es la única monarquía del Subcontinente
Indio, tras la reciente abolición de la monarquía
en Nepal (2008); Japón (equiparable a las monarquías
europeas), Tailandia y Camboya son las restantes monarquías de Extremo
Oriente. En algunos pequeños estados africanos
(Lesoto y Suazilandia, enclavados en la República Sudafricana) siguen
manteniéndose monarquías tradicionales.
Un papel especial en las relaciones internacionales es el que cumple la monarquía
británica, que mantiene un vínculo personal con la Commonwealth, de varios de
cuyos estados miembros continúa siendo el jefe de estado titular a pesar de que
sean estados independientes. El papel del rey de España en la Comunidad
Iberoamericana de Naciones y las periódicas reuniones denominadas Cumbre
Iberoamericana no es comparable, pues en rango protocolario es equivalente a los
demás jefes de estado. Un rasgo de las monarquías europeas (a veces
considerado como una actualización o búsqueda de legitimación popular) ha sido
la incorporación de plebeyos a las familias reales, y la continuada presencia en
los medios de comunicación de masas, incluyendo los escándalos propios de
la prensa del corazón, desde la glamurosaboda de Grace Kelly con Raniero III de
Mónaco (1956) y los espectaculares matrimonio, divorcio y muerte de Lady
Di (1981-1997). Otro ha sido la reconsideración del papel de la mujer en la
monarquía, para equipararla con el varón en la sucesión, reforma que han iniciado
las monarquías nórdicas. En España se ha llegado a consultar al Consejo de
Estado la conveniencia de alterar la línea de sucesión al trono regulada por
la Constitución de 1978.
Monarquía y religión
En algunas monarquías, sobre todo en las antiguas, dotaban al monarca (y
también a su dinastía) de carácter divino, por ejemplo, los faraones de Egipto o
los emperadores romanos. Lejos de esta concepción del rey como dios, incluso en
el 2007, aunque los Estados sean aconfesionales, algunas monarquías
parlamentarias, siguen vinculadas a una determinada religión. Por
ejemplo, España y Bélgica al Catolicismo, Reino Unido y Países
Bajos al Protestantismo. Hay otros muchos ejemplos, actuales e históricos, como
el de los zares, que hasta antes de la Revolución rusa que acabó con la dinastía
Románov, estaban ligados a la Iglesia Ortodoxa. En el Islam, el Califato otomano
constituyó una monarquía sustentada socio-políticamente en el Islam, al igual que
las actuales monarquías de Arabia Saudita y Marruecos. A diferencia de otros
casos de monarquías, aún hoy en día existen sectores que defienden la idea de
un retorno al califato, lo que abre la posibilidad y discusión acerca del
restablecimiento de las monarquías en el Medio Oriente.2
En la Antigüedad, el cambio de una monarquía a una república poco tenía que ver
con el aspecto religioso, o el cambio de religión oficial con el cambio de forma de
gobierno. Ni siquiera en la edad moderna con todos los movimientos en el terreno
religioso: la Reforma, la Contrarreforma, el luteranismo, el calvinismo, etc.

Tipos de monarquía
Según la teoría política se pueden entender varios tipos de regímenes
monárquicos:
Monarquía absoluta:
La monarquía absoluta es una forma de gobierno en la que es el monarca quien
ejerce el poder sin restricciones en términos políticos, y en la mayor parte de los
casos, también en los aspectos religiosos, o al menos con un gran componente
espiritual. El lugar y el periodo histórico en que surge el modelo que se designa
con ese nombre (Europa Occidental durante el Antiguo Régimen, particularmente
la monarquía francesa de Luis XIV en torno a 1700) no impide que puedan
considerarse rasgos muy similares en otros momentos y lugares, y con otros
títulos de realeza (emperador en distintas entidades políticas, basileus en
el Imperio bizantino, zar en Imperio ruso, etc.).
Rasgo distintivo de la monarquía absoluta es la no existencia de división de
poderes: el Soberano es a la vez cabeza del gobierno, principal órgano legislativo
(su voluntad es ley) y cúspide del poder judicial ante el cual se puede solicitar la
revisión de los jueces inferiores. Como justificación ideológica, se entiende que la
fuente de todo poder (Dios, según la teoría del derecho divino de los reyes) se lo
transmite de forma completa. Sin embargo, en términos prácticos, no significaba
realmente que un rey absoluto pudiera ejercer un poder absoluto entendido como
ejercicio total del poder en toda circunstancia y sin intermediación. Estrictamente
hablando, no hubo monarquías absolutas a partir de Carlo Magno, pues en casi
todos los reinos de Europa, los reyes mismos estaban supeditados a las Leyes del
Reino. En España se les llamaban fueros. Con el advenimiento de los parlamentos
estamentales medievales, que empiezan precisamente en España con las Cortes
de Castilla, primer parlamento continental europeo mucho antes de la Carta
Magna inglesa, las monarquías ven sus poderes reducidos en favor de los
estamentos municipales.
Monarquía constitucional y monarquía parlamentaria
Históricamente, las limitaciones al poder de los monarcas surgen en Europa a
partir de la crisis del Antiguo Régimen, que en algunos casos condujo a la
supresión de la monarquía y la constitución de repúblicas (caso de Francia
durante la Revolución francesa entre 1791 y 1804 o de Inglaterra durante
la Revolución Inglesa entre 1649 y 1660) mientras que en otros (por
ejemplo monarquía polaco-lituana 1569-1795) el rey acepta ceder parte de su
poder y compartirlo con representantes elegidos. Si la cesión es por la mera
voluntad del rey, no se considera una verdadera constitución, sino una carta
otorgada (caso de Francia en la Restauración entre 1814 y 1830). Las verdaderas
monarquías constitucionales son aquellas en que se define el principio
de soberanía nacional, aunque se la haga residir no el pueblo (soberanía popular)
sino, por ejemplo en las Cortes con el Rey(constitución española de 1845 y de
1876). El rey retiene así gran parte del poder, determinando un reparto de
funciones en las que, principalmente, controla el poder ejecutivo. La primera
moderna monarquía constitucional en el mundo fue República de las Dos
Naciones con la primera Constitución en Europa de 3 de mayo de 17913 .
En la monarquía parlamentaria, el gobierno es responsable ante el Parlamento,
que es inequívocamente el depositario de la soberanía nacional. Aunque el rey
mantenga algunas competencias (más bien formales), como la capacidad de
designar un candidato a la presidencia del gobierno, que no obstante no alcanzará
el nombramiento hasta no obtener la confianza del parlamento. El rey sigue siendo
el jefe de estado, inviolable e irresponsable en el ejercicio de su cargo, y ostenta la
más alta representación de la nación en las relaciones internacionales, aunque
sus poderes son prácticamente simbólicos. Suele resumirse en la expresión el rey
reina, pero no gobierna (expresión debida a Adolphe Thiers). Cualquiera de sus
actos oficiales ha de ser respaldado por el gobierno, sin cuyo consentimiento no
puede efectuarlos. El ejemplo clásico de monarquía parlamentaria es el Reino
Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (desde la Revolución Gloriosa de
1688), que además no posee una constitución codificada sino un corpus de leyes
y prácticas políticas que conforman su constitución. Se han dado algunos casos
que comprometen las funciones de un rey en una monarquía parlamentaria, como
fue la objeción de conciencia de Balduino I de Bélgica (que suspendió
temporalmente sus funciones para no firmar la ley del aborto en 1990), o la
intervención de Juan Carlos I para impedir que la mayoría del ejército se sumase
al Golpe de Estado en España de 1981 (en un momento en que tanto el Gobierno
como el Congreso de los Diputados estaban secuestrados). La Constitución
Española de 1978 (que define el sistema político como monarquía parlamentaria)
reserva al rey la jefatura suprema de las Fuerzas Armadas de España.
Monarquías híbridas
A lo largo de la historia han existido sistemas de gobierno a medio camino entre la
monarquía absoluta y la constitucional, en donde el monarca se ve obligado a
ceder parte de su poder a un gobierno en ocasiones democrático, pero sigue
manteniendo una importante influencia política. La evolución ha sido muy diferente
según los países, y depende del derecho comparado. Sin embargo, los monarcas
de países árabes tales como Marruecos siguen ostentando casi todo el poder en
sus manos. Además de eso, existen monarquías de otros momentos históricos
como la de los regímenes feudales, en las cuales el monarca es un señor feudal
más. Su poder se limita a su feudo y a las relaciones de vasallaje existentes con
nobles inferiores. En estos casos la monarquía se asemeja a una aristocracia, por
la disolución del poder entre la nobleza.
Ejemplos

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