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La cultura vive cambios de forma constante y paulatina a través del contacto con otras culturas o
bien por las exigencias de los miembros de ésta. Posee variantes denominadas “subculturas”,
asociadas con ciertos grupos, por lo general grupos étnicos, dentro de una sociedad. Los grupos
étnicos constan de gente unida por sus ancestros, la religión y el lenguaje o los orígenes
nacionales, los cuales contribuyen a un sentimiento de identidad, actitudes y creencias que se
comparten.
En este entorno, es importante reconocer que el ser humano es un ser social, pues se concibe
asociado con otros formando grupos donde cada quien satisface sus necesidades físicas, afectivas
y sociales, de tal forma que la cultura moldea el comportamiento de los miembros de la sociedad
con el fin de lograr una convivencia social en armonía.
Los estereotipos culturales, que son el conjunto de creencias compartidas por una sociedad, que
tenemos sobre los miembros de un grupo en particular, el grupo de acuerdos implícitos en una
sociedad permiten a un grupo de personas cooperar y funcionar. Éstos no son estáticos, la misma
sociedad los transforma a través del tiempo según las condiciones económicas, políticas, etc.
Los estereotipos de género, que son los acuerdos sociales generales sobre los roles que se asignan
tanto a hombres como mujeres. Tanto los estereotipos culturales como los de género, deben ser
lo suficientemente rígidos como para permitir el orden, así como flexibles para dejar que el
cambio se lleve a cabo.
Los esquemas de género, que es la percepción que adquiere el individuo de lo que la sociedad
espera de él, como hombre o como mujer y que se transmite a través de la familia, que le da al
individuo un sentido de identidad.
La sexualidad es un elemento que abarca todos los aspectos de la vida en el desarrollo de las
personas, los cuales a su vez también se manifiestan a través de la cultura en que se viva, por
tanto cualquier cambio que se vea en el sistema social en general, tendrá sus efectos de manera
notoria en el sistema de valores del grupo.
La sexualidad, como muchos otros aspectos de la experiencia humana, se muestra como una
realidad muy compleja y diversa. De este modo, a la hora de abordar la sexualidad se deben tener
en cuenta dos grandes categorías:
La que hace referencia a la división orgánica entre hombres y mujeres, y a las cualidades que los
diferencian.
No obstante, e independientemente del alcance del término sexo, lo cierto es que la sexualidad
siempre adquiere significados adicionales e implica algo más. En este sentido,
diversos psicólogos han acotado la sexualidad como una fuerza primaria en la vida de cada
individuo. Dicha fuerza es penetrante e integral, implicando diversos procesos fisiológicos y
psicológicos. Se trata, por tanto, de un proceso activo, dinámico y orgánico, con una multiplicidad
de variables interrelacionadas y cambiantes. En definitiva, se trata de una dimensión que engloba
aspectos como nuestra manera de pensar, sentir y expresarnos acerca de nuestro género,
nuestros órganos sexuales, nuestro cuerpo, nuestras imágenes mentales y nuestras elecciones y
preferencias. De este modo se hace patente la enorme complejidad de la sexualidad humana,
hasta el punto de que puede resultar muy difícil distinguir entre los aspectos sexuales y los no
sexuales en la vida de una persona.
IDENTIDAD Y EXPECTATIVAS SOCIALES
ADOLESCENCIA, PUBERTAD, JUVENTUD.
DE MADUREZ:
El ingreso en el mundo adulto exige una serie de cambios, de maduraciones en todos los niveles
del ser que desembocan en actitudes y comportamientos de madurez. Este cambio pone de
manifiesto que el verdadero sentido de la etapa adolescente es la maduración de la autonomía
personal. El adolescente en medio de su desorientación y conflictos persigue tres objetivos
íntimamente relacionados entre sí:
Logro de la independencia
complejo proceso de maduración personal, como una “etapa de inmadurez en busca de madurez”.
Pero la inmadurez del adolescente es distinta a la del niño o el adulto inmaduro:
La inmadurez del niño es la de la persona que, sin valerse de sí misma, no percibe esta situación
como problemática.
La inmadurez del adulto normalmente no es debida a una falta de experiencia ante situaciones
nuevas, sino a una ausencia de esfuerzo.
Al comparar las actitudes o el comportamiento del adolescente con el “niño bueno” o el adulto
responsable, se puede tener una falsa impresión de retroceso, ya que el adolescente es menos
ordenado, menos sociable, menos dócil y menos respetuoso que antes; pero eso no significa que
sea menos maduro o menos responsable. Ahora el adolescente necesita obrar por convicciones
personales lo que le conduce a replantearse su comportamiento anterior. Ha elegido un campo de
juego más difícil que antes, y esto produce que se obtengan peores resultados, sin embargo estos
resultados no son signos de retroceso, sino de crecimiento, de madurez propia de la adolescencia.
Por tanto sería un error creer que la madurez llega de pronto al final de la adolescencia.
A partir de los 12 años comienza el aprendizaje para saber afrontar la realidad de modo personal.
A lo largo de este aprendizaje el chico/a denota comportamientos inmaduros, pero hay que decir
que estos comportamientos son necesarios para el desarrollo de la personalidad.
El adolescente madura en la medida en que se decide a recorrer el camino recién descubierto sin
“andaduras”. El progreso es más lento y difícil pero también más efectivo.
“El concepto de madurez respecto al adolescente no debe considerarse un estado fijo o el punto
final de proceso de desarrollo; la madurez es un término relativo que denota el grado en que la
persona descubre y es capaz de emplear recursos, que se hacen accesibles a él en el proceso de
crecimiento”.
Junto con los comportamientos inmaduros, se dan también desde el inicio de la etapa
adolescente, comportamientos que denotan cierta madurez; porque un rasgo de inmadurez
solamente queda evidenciado cuando se ha producido algún progreso de algún tipo.
CONCLUSIÓN: La adolescencia es una época de inmadurez que normalmente (no siempre) deja
paulatinamente de serlo.
Teoría psicoanalítica de FREUD: Según esta teoría la adolescencia es un estadio del desarrollo en
el que brotan los impulsos sexuales y se produce una primacía del erotismo genital. Supone, por
un lado, revivir conflictos edípicos infantiles y la necesidad de resolverlos con mayor
independencia de los progenitores y, por otro lado, un cambio en los lazos afectivos hacia nuevos
objetos amorosos.
Escuela de Ginebra. PIAGET: Este autor señala la importancia del cambio cognitivo y su relación
con la afectividad. El importante cambio cognitivo que se produce en estas edades genera un
nuevo egocentrismo intelectual, confiando excesivamente en el poder de las ideas.
La sociedad actual crea estereotipos de hombres y mujeres haciéndolos que actuén de
determinada manera creando machismo e incluso discriminación a la mujer haciéndola ver con
incapacidad e inferioridad para realizar ciertas actividades.
La presión de pares son todos aquellos aspectos que la sociedad impone para que las personas
actuén de esa manera.
De esta manera es necesario tener una buena educación sexual para no tener estos estereotipos
que dañan a la sociedad y de esta forma saber las conductas, y la forma de generar la igualdad de
género, reconociendo que la persona se debe de respetar a sí misma y a los demás.
Dimensiones de la sexualidad
-Psicológica: Hace referencia a todo aquello que conscierne a los pensamientos que la persona
posee, respecto a su sexualidad.
Es necesario que cada persona se conozca a sí misma, que sepa lo que quiere lograr u obtener, es
decir, que conozca quien realmente es; cuando una persona lo tiene en claro, no se deja
influenciar por las demás personas ni por aspectos negativos, porque sabe lo que es sin dejar de
llevar una relación con las personas y realiza acciones acertadas viviendo su sexualidad de una
forma responsable.
Como se mencionaba anteriormente es importante que cada quien sepa lo que es, todos sus
objetivos, las expectativas que tiene consigo mismo y las metas que quiere alcanzar, todo ser
humano tiene metas ( a pesar de ser alguien cambiante de ideas) que desea cumplir y si realmente
lo quiere obtener debe saber que a pesar de cualquier obstáculo debe de luchar por
cumplirlo pero debe de ser firme consigo mismo sin dejarse influenciar por los demás.
Conductas de riesgo y conductas que involucran riesgo
La diferencia que existe entre conductas de riesgo y conductas que involucran riesgo es que las
primeras son las conductas que el adolescente adquiere por aceptación de grupo, entre otros
factores que surgen por la curiosidad de experimentar cosas nuevas y las conductas que
involucran riesgo son aquellas decisiones que se toman pero que no son certeras , es decir que son
se sabe los efectos que puedan traer dicha acción.
"Los amigos son como compañeros de viaje, que deberían ayudarse el uno al otro para perseverar
en el camino hacia una vida más feliz".
La amistad
-De 11 a 13 años los niños basan su amistad en actividades en grupo relacionadas a las tareas o
actividades escolares.
-De 14 años los adolescentes buscan a alguien en quien confiar, a esta edad la mayoría tiene un
amigo en quien confiar.
-De 15 años los jóvenes experimentan cambios los cuales dan la oportunidad de interactuar con
las demás personas pero solo creando pequeños grupos de amigos.
Las relaciones de amistad permiten el desarrollo personal ya que al relacionarse con las demás
personas, específicamente con los amigos, se crea un sentimiento de confianza y cariño, además
que si son amistades basadas en el respeto y la lealtad, la persona puede tener una autoestima
saludable.
El enamoramiento es una etapa que según los científicos es producido por una molécula conocida
como factor de crecimiento nervioso (NGF) y esta produce todas las emociones y sensaciones que
se dan en el enamoramiento que provocan una sensación de felicidad. En esta etapa se idealiza a
la pareja, pero esto no es permanente ya que al conocer a produndidad la pareja puede cambiar el
pensamiento y sentimiento que se poseía hacia ella, sin embargo también puede suceder que a
pesar de los defectos que la pareja posee se acepten y así se forma algo más sólido que es el amor.
Parejas desvalorizadas: Son en las que hay una sumisión, falta de confianza y maltrato.
Al conocer estos tipos de pareja es necesario mencionar que para lograr superar los problemas
que se puedan presentar en la relación debe de haber un compromiso y el desarrollo de la
intimidad.
-Identidad de género: Se da entre los 3 o 4 años de edad, en esta etapa se identifica a qué sexo se
pertenece.
-Rol de género: Son todos aquellos factores que la sociedad impone a cada sexo.
-Orientación sexual: Se refiere a los gustos y al grado de atracción que se tiene para las personas
del sexo opuesto o incluso del mismo sexo.
Para este tercer componente existe la posibilidad que exista atracción por el mismo sexo, en ese
caso se habla de la homosexualidad, que para ello existen algunas teorías:
Teorías conductual: hace referencia a que la homosexualidad se adquiere mediante factores que
provienen de la sociedad, es decir que mediante el aprendizaje se obtiene.
Cualquier persona normal mantiene relaciones amenas y cordiales con cientos de personas,
pero con algunas de ellas se genera un vínculo afectivo más intenso que con otras. Aún así,
muchas veces no podemos definir si una persona es amiga, casi amiga, o simplemente
alguien con quien existe afinidad y nos llevamos bien.
¿Basta con que alguien nos declare su amistad para considerarlo un amigo? ¿Quiénes son
nuestros verdaderos amigos y quiénes no? ¿Cómo distinguir a los amigos sinceros de
aquellas personas que sólo fingen su amistad para obtener algún beneficio? Para responder
todas estas preguntas, es necesario reflexionar sobre la amistad: qué significa, cómo se
expresa, cuáles son sus requisitos. ¿Estaremos siendo buenos amigos? ¿Son nuestros
amigos todos aquellos que dicen serlo?
El concepto de amistad.
La amistad surge cuando dos o más personas desarrollan un afecto mutuo, desinteresado e
incondicional. Un amigo se asemeja a un hermano, pero existe una diferencia fundamental:
los amigos no nos vienen dados, podemos elegirlos. En este punto se encuentra la clave del
asunto. Los amigos tienen tanta importancia en nuestras vidas justamente porque se trata de
relaciones que nosotros mismos decidimos crear y mantener a cada instante. Nada ni nadie
nos obliga a soportarlos, como sí puede suceder con ciertos parientes. Por el contrario, la
amistad se genera cuando dos personas se eligen mutuamente para compartir parte de sus
vidas: experiencias, intereses, conocimientos, actividades, etc.
Es muy difícil encontrar una buena definición de “amistad”, capaz de agotar toda la
complejidad de semejante concepto. Algunos la conciben como “una virtud que nos lleva a
una relación sólida, profunda, desinteresada y recíproca con otra persona”. Para la Real
Academia Española, consiste en el “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con
otra persona, que nace y se fortalece con el trato”.
La pasión impide ver los defectos de la persona objeto de este sentimiento, antes al contrario se
ve adornada con innumerables cualidades. Aparece a los ojos del apasionado como un ser
especial, único en el mundo. La pasión es una fantasía sobre la otra persona, se la idealiza de tal
forma que, una vez que este sentimiento finaliza, no se la reconoce. Cuando se ve la realidad
objetivamente, cuesta comprender cómo se pudieron haber hecho tantas “locuras” por ella.
Muchas veces se desearía no volver a coincidir más con la persona que fue objeto de nuestra
pasión porque nos gusta nada de ella, incluso se puede llegar a sentir repulsión hacia ella.
Se podría decir que la pasión es una fuerte atracción física pasajera que lleva a la interacción
sexual. Es un ansia, una adicción, que dirige a querer estar siempre cerca de la persona objeto de
la pasión.
Aunque el enamoramiento es vivido como una experiencia única, en realidad existe una gran
similitud entre las diferentes personas enamoradas, a pesar de que haya también grandes
diferencias individuales.
Sexualidad y Cultura
1) Que la sexualidad no se reduce a un aspecto biológico sino que se desarrolla influida por el
conjunto de creencias, prácticas sociales y normas que influyen en las distintas realidades de cada
cultura. (Tal y como explicábamos en los post ¿Sabes la diferencia entre sexo y género? y Cómo
afectan los estereotipos de género a la sexualidad).
2) Que al igual que la cultura (entendiendo por cultura el conjunto de modos de vida y costumbres
de una época o de un grupo social) ha ido cambiando a lo largo de la Historia, los estereotipos de
género y la sexualidad también lo han hecho.
3) Que en la mayor parte de las culturas la sexualidad es un tema tabú o, dicho de otra manera, es
una cosa que no se puede decir, hacer o tratar debido a ciertos prejuicios o convenciones sociales
y religiosas.
4) Que la sexualidad forma parte de todas las personas pero que, al estar considerada tabú, no es
fácil comunicar aquello que tiene que ver con los sentimientos, la afectividad, la reproducción, el
placer, la pareja… Esto sucede en muchos países, también en España.
5) Que hay que acabar con los estereotipos y que la mejor manera de hacerlo es hablar sobre
sexualidad, pues ello nos ayudará a reconocer nuestras dificultades así como las de las personas
con quienes nos relacionamos, porque la comunicación nos permite reconocer nuestro cuerpo,
identificar nuestros deseos y nuestras emociones y medirlas con las del otro u
otra, proporcionándonos información para superar los obstáculos que vayamos encontrando con
nuestra pareja. Esto, según la OMS, mejora nuestro estado de salud general, tanto físico, como
psíquico y emocional, nuestras relaciones afectivas y, por ello, nuestra calidad de vida.
6) Que es preciso respetar todas las pautas culturales relacionadas con la sexualidad, siempre y
cuando no atenten contra la integridad física, psíquica y emocional de las personas.
7) Que es fundamental respetar los Derechos Humanos y reconocer que la igualdad entre mujeres
y hombres es el principio que garantiza el respeto de la diferencia.
8) Que los derechos sexuales y reproductivos son DERECHOS HUMANOS y como tales deben
ser reconocidos y respetados en todo el mundo.
9) Que hay tantas formas de vivir la sexualidad como personas y que, por ello, la sexualidad se
expresa de muchas maneras y debemos reconocer y respetar la diversidad de opciones.
Se debe tener presente que la sexualidad humana, junto a la innegable base natural, se inserta y
se define en el campo más cambiante y difuso de la cultura. Esa es una condición que se da en los
humanos y algunos pocos primates.
Somos seres culturales por excelencia; y la cultura es algo que se da y se define en la sociedad, y
los individuos asumen y contrarían en mayor o menor medida en su proceso de socialización. El
individuo se define y se posiciona frente a la cultura, cuando menos en parte. Por lo que respecta
a la sexualidad, también.
La cultura sexual ha evolucionado históricamente a través de los tiempos, en las más diversas
sociedades. También en la nuestra. Se ve sometida a condicionantes naturales y culturales de muy
diversa índole: Políticos, económicos, religiosos, éticos... Se manifiesta en cuestiones tan
evidentes y dispares como la demografía o el lenguaje.
Así es que la cultura sexual se presenta como algo muy diverso en nuestro mundo, tanto histórica
como geográficamente. Tanto individual, como grupalmente.
Durante siglos se consideró que la sexualidad en los animales, incluyendo al ser humano, era de
tipo instintiva1.[cita requerida] En esta convicción se basaron las teorías para fijar las formas no
naturales de la sexualidad, entre las que se incluían todas aquellas prácticas no dirigidas a la
procreación.[cita requerida]
Sin embargo, hoy se sabe que algunos mamíferos muy desarrollados, como los delfines o
algunos pingüinos, presentan un comportamiento sexual diferenciado, que incluye, además
de homosexualidad (observada en más de 1500 especies de animales), variantes de
la masturbación.
Sexualidad humana[editar]
La sexualidad no solo comparte las partes del cuerpo del hombre y mujer, esta diferenciación en el
pasado fue utilizada para someter a distintos roles a la gente, no solo los marcados por nuestra
sociedad, como el decir de que el color rosa es para las niñas y el azul para los niños, o que las
mujeres tenían el deber de permanecer en el hogar a cumplir con las labores domésticas y que los
hombres debían cazar o traer sustento;[cita requerida] sino que también compete a los cambios
psicológicos que distinguen al hombre y a la mujer, aunque se puede decir que estos están
estrechamente ligados a las diferencias cerebrales que existen2[cita requerida] ya que "siempre se
ha sospechado que los cerebros de las mujeres y los de los hombres, son un poco diferentes.
Ahora la ciencia está apoyando un dato del saber popular: un nuevo estudio[¿cuál?] descubrió que
los hombres tienen más sinapsis conectando a las células en una región particular del
cerebro[cita requerida]". Así nos damos cuenta de que las reacciones entre ambos ante una
misma situación son muy distintas.3
El erotismo es la capacidad de sentir placer a través de la respuesta sexual, es decir a través del
deseo sexual, la excitación sexual y el orgasmo.
La reproductividad es más que la capacidad de tener hijos y criarlos, incluye efectivamente los
sentimientos de maternidad y paternidad, las actitudes paternas y maternas, además de las
actitudes favorecedoras del desarrollo y educación de otros seres.
La definición de trabajo propuesta por la OMS (2006) orienta también la necesidad de atender y
educar la sexualidad humana. Para esto es de suma importancia, reconocer los derechos
sexuales (WAS, OPS,2000):
En la medida que estos Derechos sean reconocidos, ejercidos o respetados, llegarán a existir
sociedades más sanas en el sentido sexual.[cita requerida]
La sexualidad adulta contiene los cuatro elementos en una interacción constante. Por ejemplo, si
una mujer se siente satisfecha y orgullosa de ser mujer, es probable que se sienta más libre de
sentir placer y de buscarlo ella misma.[cita requerida] Esto genera un ambiente de cercanía
afectiva y sexual con la pareja y un clima de mayor confianza que a su vez repercute en las
actividades personales o familiares que expresan la reproductividad. En realidad podríamos
empezar por cualquiera de las características en estas repercusiones positivas o también
negativas.
Cada una de las características presentará problemas muy específicos. Así, encontramos en el
sexo, los problemas de homofobia, violencia contra la mujer, desigualdad sexual, etcétera. En la
vinculación afectiva se encuentran las relaciones de amor/odio, la violencia en la pareja, los celos,
el control de la pareja. El erotismo presentará problemas tales como disfunciones sexuales o las
infecciones de transmisión sexual. En cuanto la reproductividad se observan trastornos en la
fertilidad o, más tarde, violencia y maltrato infantil, abandono de los hijos, etc.[cita requerida]
Al igual que muchos animales, los seres humanos utilizan la excitación sexual con
fines reproductivos y para el mantenimiento de vínculos sociales, pero le agregan el goce y
el placer propio y el del otro.[cita requerida] El sexo también desarrolla facetas profundas de la
afectividad y la conciencia de la personalidad. En relación a esto, muchas culturas dan un sentido
religioso o espiritual al acto sexual (Véase Taoísmo, Tantra), así como ven en ello un método para
mejorar (o perder) la salud.
La diversidad sexual nos indica que existen muchos modos de ser mujer u hombre, más allá de los
rígidos estereotipos, siendo el resultado de la propia biografía, que se desarrolla en un contexto
sociocultural.[cita requerida] Hoy en día se utilizan las siglas GLTB (o LGBT) para designar al
colectivo de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales.[cita requerida]
La sexualidad se manifiesta también a través del deseo erótico que genera la búsqueda de placer
erótico a través de las relaciones sexuales, es decir, comportamientos sexuales tanto autoeróticos
(masturbación), como heteroeróticos (dirigidos hacia otras personas, éstos a su vez pueden ser
heterosexuales u homosexuales). El deseo erótico (o libido) que es una emoción compleja, es la
fuente motivacional de los comportamientos sexuales.[cita requerida] El concepto de sexualidad,
por tanto, no se refiere exclusivamente a las “relaciones sexuales”, sino que éstas son tan sólo una
parte de aquel objetivo.
Se desarrolla de forma lenta, y a una edad llegada justa, con técnicas generalmente nuevas.
Lo que la naturaleza no da. En las últimas décadas, un concepto nuevo, “género”, permite hacer
una interpretación mucho más rica de los comportamientos de los sexos. La biología no define por
sí misma el destino: los roles sociales y las conductas dejan su marca en la sexualidad de cada uno.
Así reflexiona la doctora en filosofía Diana Maffía, docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la
UBA y en la de Humanidades de la Universidad de Rosario. Codirige la investigación “Género y
construcción de ciudadanía” (UBA) y dirige la referida a “Control, defensa y promoción de los
derechos sexuales y reproductivos” de la Fundación Ford y la Defensoría del Pueblo.
Hay palabras que suelen confundirse. Cuando se habla de género, ¿se está aludiendo a la
sexualidad de una persona?
—Básicamente, se afirma que el género tiene que ver con los aspectos culturales con los cuales se
interpreta la sexualidad. En realidad, el término género comenzó a ser empleado por la sexología
en la observación clínica de casos en que el sexo físico no se correspondía con lo que iba a ser el
destino y el reconocimiento posterior de un sujeto. El feminismo toma este concepto en los años
70 para producir una crítica a los estereotipos, en lo que respecta a establecer jerarquías entre los
sexos y a asignar roles sociales en forma fija.
—El sexólogo John Money, en los años 50, introdujo el concepto de género para señalar la
influencia de la cultura en la identidad sexual. Un mellizo varón, por un accidente, había sufrido
una mutilación en el pene que le iba a hacer imposible su destino como varón. Ante eso, los
médicos deciden transformarlo en mujer. Se requería del compromiso de la familia y del equipo
médico para tratarlo como mujer, a fin de adecuar a lo que iba a ser su vida no sólo su anatomía
sino también su sexualidad subjetiva y el reconocimiento social que recibiera. Este caso es tomado
como prueba de la fuerte influencia que ejerce la cultura sobre la sexualidad de una persona
—Creo que las influencias son mutuas y se refuerzan una a otra. El modo dicotómico de pensar la
identidad sexual es cultural. La identidad sexual está atravesada por las expectativas sociales sobre
el comportamiento admitido y deseable para cada sexo, por el modo en que cada cultura
reconoce en el otro o la otra los signos de lo masculino y lo femenino (por ejemplo la vestimenta,
el pelo, la actitud corporal, cierto tipo de adornos, los objetos amorosos y conductas permitidas
para cada uno/a, etc.). La identidad sexual depende de aspectos subjetivos, pero también de
relacionales y sociales. Y por supuesto, parte del imperativo cultural es su alineamiento con la
anatomía, con la genitalidad. Pero esa genitalidad, que aparece como la base "natural" sobre la
cual se funda la dicotomía, cuando aparecen casos de ambigüedad o hermafroditismo se disciplina
quirúrgica y hormonalmente. Se la "corrige". Es decir, la ideología dicotómica produce un mandato
sobre la anatomía para que no la desmienta. La identidad sexual también produce a su vez su
influencia sobre la cultura, como señala por ejemplo la epistemología feminista, cuando
emprendimientos que se presentan como humanos pero en realidad son masculinos (como la
ciencia) universalizan el modo de conocimiento correspondiente a la maduración psicosexual
masculina para todo sujeto cognoscente. Así, formas de acceso al mundo y al conocimiento
correspondientes a otras formas de maduración, vinculadas a los afectos y las emociones, quedan
despojadas de valor para el conocimiento. La ciencia toma entonces la forma de una relación de
dominio sobre la naturaleza. Y nuevamente, entre las aplicaciones de la ciencia están aquellas en
que se procura explicar la sexualidad humana, con lo que el círculo retorna.
—Estas políticas son medidas de acción afirmativa destinadas a poner en igualdad de condiciones
a un grupo desventajado, que pueden ser las mujeres, las minorías raciales o, por ejemplo, los
discapacitados. Los sujetos no están en un mismo punto de partida y, además, no es suficiente
iniciar una carrera desde un lugar común si las condiciones atléticas son muy diferentes; de ahí
que las reglas iguales no siempre garanticen que el juego sea limpio. Entonces, ¿cómo distinguir el
juego limpio de las reglas iguales y universales aplicadas a todos? Reconociendo las diferencias.
Ahora, reconocer las diferencias no es una tarea sencilla, porque parte del problema de la
discriminación consiste en no ver cuáles son esas condiciones que nos hacen diferentes y en
naturalizar esas condiciones. Es decir, parte del trabajo que los sujetos tenemos que hacer
consiste en discutir los destinos, los lugares naturales que se supone que ocupamos. Si nosotros
pensamos cuáles han sido los grandes cambios de los últimos tiempos en cuanto a los sujetos
políticos, las mujeres y los niños/niñas y adolescentes son dos ejemplos de cambio de status como
sujetos políticos. Con la convención por los Derechos del Niño y la convención contra toda forma
de Discriminación hacia las Mujeres se los saca de ese estado "natural" de subordinación en el que
se hallaban desde hacía dos mil quinientos años.
¿Qué relación existe entre las dos convenciones que mencionó y la práctica efectiva de nuestros
jueces y funcionarios hacia las mujeres y los niños?
—La ignorancia de estos tratados hace que ni los abogados ni los jueces los usen como argumento
al resolver las causas. Hay excepciones, pero la mayoría de los jueces no trabaja con la legislación
internacional. Por ejemplo, el sistema de salud se considera —y los médicos lo perciben así—
limitado a la ley de salud y a la de ejercicio de la medicina, sin atender a los tratados
internacionales de derechos humanos, como si éstos fueran válidos sólo en las relaciones entre los
países. Pero hasta la conducta individual y propia de la cotidianidad está contemplada por esos
tratados. Nuestra ley de Infancia es una ley de patronato, opuesta a la convención por los
Derechos del Niño, pero ningún juez la ha declarado inconstitucional. Ella separa a los chicos de su
red afectiva, se apropia de su voluntad y los somete a tutela: todo aquello que la Convención dice
que no hay que hacer. Pero igual, muchos jueces trabajan con esa ley, sin tomar en cuenta la
Convención. Otros la tienen presente, pero no declaran la inconstitucionalidad de la ley. Estos
cambios llevarán tiempo.
—Ahí ha habido un trabajo mayor. Cuando retornó la democracia las mujeres veníamos
trabajando reivindicaciones legales desde muchos años atrás. Pero aun así, todavía hablar
de la despenalización del aborto produce escándalos nacionales, muchos más de los que
causan los casos de abuso infantil o incestos, que suelen quedar ocultos. Muchas veces la
Justicia protege a la familia nuclear aunque para ello se tenga que sacrificar a alguno de
sus miembros, y hasta en casos de abuso sexual y de violencia doméstica algunos jueces
proponen una mediación para poder reestructurar ese núcleo familiar. Esto es como decir
que la única manera de sobrevivir es tolerar el maltrato, el abuso, etcétera, porque en
realidad, la supervivencia del afectado dependería de la supervivencia de este núcleo,
porque el abusado o la abusada no sería nada en sí mismo sino que lo que es en función
de una estructura. Además, ese ideal de familia patriarcal choca con nuestra realidad, en
la cual se ha desarrollado una diversidad de arreglos familiares con nuevas estructuras de
convivencia.
Las ideas sobre la familia y sobre la sexualidad parecen muy proclives a ser naturalizadas,
nunca cuestionadas.
—Yo creo que el sexo no se puede naturalizar y uno lo ve claro cuando aparecen
sexualidades diferentes por la no coincidencia entre el sexo anatómico y el sexo
cromosómico, o por la no coincidencia entre lo que pueda ser el sexo anatómico y la
subjetividad sexual, el modo en que el sujeto se considera a sí mismo y el reconocimiento
de género que un sujeto hace de otro. Cuando, por ejemplo, nace un bebé con sexo
anatómicamente ambiguo, inmediatamente se hace un esfuerzo por determinar
quirúrgicamente el sexo. Esto obedece a una cuestión de disciplinamiento que no admite
la ambigüedad. Entonces se determina cromosómicamente y se adapta anatómicamente,
para que el sujeto pueda ser etiquetado, rotulado claramente como un varón o como una
mujer. Perdura la necesidad de la dicotomía, de leer claramente los genitales, porque la
idea que domina es que el genital es un signo, una cifra que debe ser leída e interpretada,
que debe conducirnos a una referencia exacta. Es muy fuerte el mito del sexo biológico.
Hay un alineamiento entre el sexo cromosómico, el sexo anatómico, la identidad sexual y
el rol sexual, como si fuera la última compuerta que separa la civilización de la barbarie.
¿Es posible un cambio en la percepción, en la cultura jurídica, en la cultura política con
respecto al tratamiento de mujeres, sexualidades ambiguas y hasta menores, en un
contexto de crisis y empobrecimiento como el que existe en nuestra sociedad?
—Creo que sí. Por supuesto, ningún sujeto es nada más que un niño, nada más que un
pobre, nada más que una mujer, nada más que un homosexual. Somos sujetos complejos
que participamos en diversos "clubes" de la humanidad. Y en ninguno de los grupos
vulnerados deja de haber mujeres. Es decir, la diferencia entre las mujeres y los varones
no es como la diferencia entre los pobres y los ricos: las mujeres no son una minoría
social. Somos una expresión de la humanidad, y por lo tanto, si se considera a las mujeres
como una minoría se deja a la humanidad como masculinizada. Creo que ha sido un error
del feminismo hacer reivindicaciones desde el gueto. En cambio, la discriminación positiva
es necesaria en el proceso de visibilización que tanto nos preocupa.
La OMS, OPS y WAS (2000) Definen el término “sexualidad” se refiere a una dimensión
fundamental del hecho de ser un ser humano: Basada en el sexo , incluye al género, las
identidades de sexo y género, la orientación sexual, el erotismo, la vinculación afectiva y el
amor, y la reproducción . Se experimenta o se expresa en forma de pensamientos,
fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones.
La sexualidad es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos,
socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o espirituales. Es un aspecto central del ser
humano presente a lo largo de su vida.1
En la mayoría de las ocasiones, los hombres nacen con genitales masculinos y los
cromosomas XY, mientras que las mujeres poseen genitales femeninos y dos cromosomas
X. Sin embargo existen personas que no pueden ser clasificadas por estos factores, ya que
poseen combinaciones de cromosomas, hormonas y genitales que no siguen las
definiciones típicas que se han relacionado con el hombre y la mujer. De hecho, algunas
investigaciones sugieren que uno de cada cien individuos puede nacer con
rasgos intersexuales, o lo que vulgarmente se conoce como hermafrodita.