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Un proceso de paz es un esfuerzo para lograr un acuerdo que ponga fin a la violencia, así como
para implementarlo, mediante negociaciones que pueden requerir la mediación de terceros”. Con
esta definición inicial quiero destacar la idea de que un “proceso” no es momento puntual, sino un
conjunto de fases o etapas alargadas en el tiempo, en las que intervienen todos los actores
afectados, en un esfuerzo colectivo para en un momento determinado alcanzar acuerdos que
permitirán acabar con la situación anterior, dominada por la violencia y el enfrentamiento
armado, para dar paso mediante el diálogo y el consenso a pactos o acuerdos que pongan fin a la
violencia física, y mediante la implementación de los acuerdos, iniciar una nueva etapa de
progreso y desarrollo que permita superar igualmente las violencias estructurales que propiciaron
el surgimiento del conflicto. Un “proceso de paz”, por tanto, incluye obviamente la fase de
negociación y de mediación, pero la trasciende completamente, al referirse también, y de manera
esencial, al cumplimiento de lo acordado. De ahí que el proceso de paz vaya más allá del acuerdo o
pacto de paz, que siendo éste un momento cumbre y sin duda el más visible, no es más que el
punto de partida de unas etapas decisivas en las que se verá si realmente el cese de la violencia es
capaz de generar una nueva situación de paz positiva, entendida como de prosperidad, armonía,
desarrollo humano, crecimiento personal y justicia social, entre otros aspectos. En este sentido,
hay “procesos” que han logrado materializarse y otros que se han quedado con las intenciones y
se han malogrado por el camino, justamente porque no han sido capaces de implementar lo
acordado, generando una enorme frustración por el incumplimiento de las expectativas creadas.
En estos casos, además, y Centroamérica es testigo de ello, es frecuente constatar el surgimiento
de nuevas violencias comunes, ya desvinculadas a la violencia política del pasado, que pueden
producir un número de víctimas igual o superior a las que tuvo el país en cuestión durante la etapa
de confrontación armada. Iniciar y desarrollar un proceso de paz es, pues, una auténtica aventura,
un reto mayúsculo lleno de incertidumbres, obstáculos y posibilidades. Hay quien lo ha comparado
con la primera escalada a una montaña, pero sin mapas de relieve, con lo que ello supone de
misterio y de riesgo, al tener que enfrentar cuestas no previstas, desniveles frecuentes y cimas
aparentemente inalcanzables. Si en el proceso de paz hay una mediación y un buen
acompañamiento social, en el símil significaría que contamos con un guía que nos ayuda a
organizar la estrategia de escalada y con personas que nos acompañan en la ascensión, lo que nos
hará más llevadera la cuesta y nos posibilitará llegar a la cumbre en compañía, para disfrutar del
logro, y lo que es también de vital importancia, regresar al punto de partida con seguridad.
El 26 de agosto del 2012, en la Casa de Piedra, de El Laguito, el complejo de
mansiones de la diplomacia cubana, se firmó el documento que marcó el
comienzo del proceso de paz. Ese día se cerraban seis meses de conversaciones
confidenciales que habían comenzado el 23 de febrero en el mismo lugar, luego
de un largo periodo de intercambio de mensajes entre la guerrilla y el gobierno,
que facilitó el empresario del Valle Henry Acosta.
Al primer encuentro asistieron por parte de las FARC, Mauricio Jaramillo y Rodrigo
Granada, como cabezas de delegación. Meses atrás se había previsto que la
delegación estuviera encabezada por 'Timochenko'. Pero la muerte de Alfonso
Cano, luego de un bombardeo en noviembre del 2011, obligó al cambio. Los
acompañaban en la parte técnica Marcos Calarcá, Andrés París, y Hermes
Aguilar. Por parte del Gobierno, la delegación estaba encabezada por el alto
comisionado, Sergio Jaramillo, y Frank Pearl, acompañados por Enrique Santos,
Alejandro Eder y Jaime Avendaño.
El 12 de agosto de ese año por fin estuvo listo el texto y las partes salieron a
consultarlo con su gente. Los delegados del Gobierno con el presidente y las
FARC con su dirección ampliada. Hubo reparos. Algunos en la guerrilla creyeron
que sus delegados habían cedido demasiado. Los puntos de la agenda eran lo
que han llamado algunos analistas muy “acotados” y temas como el modelo
económico brillaban por su ausencia.
http://www.semana.com/nacion/articulo/proceso-de-paz-asi-comenzo-
todo/440079-3
1981: El Gobierno del ex presidente liberal Julio César Turbay creó una comisión
de paz para iniciar conversaciones con la guerrilla. El ex presidente Carlos Lleras
Restrepo, quien tenía la misión de liderar el proceso, renunció con el argumento
de que no lo dejaron establecer contactos con la insurgencia.
1988: El presidente liberal Virgilio Barco comenzó acercamientos de paz con las
Farc, pero el exterminio a manos de paramilitares de ultraderecha de miles de
militantes del partido izquierdista Unión Patriótica, vinculado con esa guerrilla,
impidió avanzar. Barco también inició diálogos con la guerrilla del M-19 y expidió
una ley de amnistía.
1990: El Gobierno de Barco firmó un acuerdo de paz con el M-19, que entregó las
armas, se reintegró a la vida civil y se convirtió en una fuerza política.
1991: El entonces presidente César Gaviria inició conversaciones con las Farc y el
Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Caracas, capital de Venezuela y luego se
trasladaron a Tlaxcala, en México.
Siendo mandatario retiró las Fuerzas Militares de una zona de 42 mil kilómetros
cuadrados para que sirviera de sede a la negociación.
1999: Se inició el proceso con las Farc, el tercer intento formal para lograr la paz
con esa guerrilla. Los diálogos se realizaron en medio de la confrontación y se
rompieron en febrero del 2002. Durante el Gobierno de Pastrana también se
mantuvieron aproximaciones con el ELN, sin lograr avances concretos.
2002: Durante el Gobierno del presidente Álvaro Uribe, quien lanzó una ofensiva
militar contra la guerrilla con el apoyo de Estados Unidos, se inician diálogos con
el ELN en Cuba. Entre el 2004 y el 2005 hubo facilitación de México y en el 2007
se intentó restablecer el proceso con ese grupo rebelde en Venezuela con la
mediación del presidente Hugo Chávez, pero una vez más las aproximaciones
fracasaron.
2012: El presidente Juan Manuel Santos anunció que su Gobierno y las Farc
firmaron un acuerdo marco que establece un procedimiento, una hoja de ruta, para
avanzar en negociaciones de paz que comenzarán en la primera quincena de
octubre en Oslo, Noruega, y luego continuarán en Cuba.
El máximo comandante de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timo león Jiménez o
‘Timochenko’, se declaró optimista sobre el proceso de negociación.
http://procesopazcol.blogspot.com.co/
Santos destacó la trayectoria del general (r) Mora en las Fuerzas Militares y por
ello ahora hace parte de este selecto grupo.
Sergio Jaramillo
Este filósofo bogotano, quien fue viceministro de Defensa, estuvo a cargo de los
acercamientos con las Farc, luego de que se concretara la voluntad de diálogo
en Cuba, por lo que ya se venía desempeñando como plenipotenciario.
Enrique Santos
Las Farc han anunciado desde la Habana (Cuba) el nombre de sus primeros
voceros en el proceso de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos. Iván
Márquez y Jesús Santrich encabezan el grupo y piden la presencia del
extraditado Simón Triinidad.
Iván Márquez
Luciano Marín o ‘Iván Marquez’, como se le conoce en la guerrilla, ingresó a
ésta en 1977 y llegó a ser concejal y representante a la cámara por el
departamento del Caquetá en los 80. Tras el exterminio de la Unión Patriótica,
del que hacía parte, regresó al monte. Participó en los diálogos de La Uribe
(Meta) entre la coordinadora guerrillera Simón Bolívar y el gobierno nacional.
Además, fue delegado de la guerrilla en los diálogos de paz de Caracas y
Tlaxcala. También fue otro de los negociadores de la guerrilla en la zona de
despeje del Caguán.
Simón Trinidad
Juvenal Ovidio Ricardo Palmera Pineda alias "Simón Trinidad" nació el 30 de
julio de 1950 en Bogotá, fue guerrillero y alto miembro de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), y uno de los capturados de más alto
rango.
Palmera continuó participando como uno de los negociadores de más alto rango
durante los fallidos dialogos de paz (1998 - 2002) con el gobierno del
conservador Andrés Pastrana.
Rodrigo Granda
Ricardo Téllez, más como Rodrigo Granda, se desempeña como portavoz
internacional de la organización guerrillera. En 2004 fue capturado por las
autoridades colombianas, en la frontera entre Colombia y Venezuela, en Cúcuta.
Andrés París
Es uno de los plenipotenciarios de las Farc en la mesa. Pertenece al Estado
Mayor Conjunto y siempre ha hecho parte del ala política de ese grupo, por lo
que fue uno de los negociadores en el Caguán.
El conflicto armado en Colombia tiene unas raíces muy profundas, que van más
allá del surgimiento de las actuales guerrillas en los años 60. A la violencia que
caracterizó las relaciones entre liberales y conservadores desde el siglo XIX hasta
la época del Frente Nacional (1958-1978), hay que añadir la represión contra
cualquier opción política alternativa. Así, la política al servicio de los intereses de
la élite, la exclusión social y la falta de opciones democráticas de oposición
explican el surgimiento de los distintos grupos guerrilleros de los años 60 y 70,
entre ellos, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el
Ejército de Liberación Nacional (ELN), ambos nacidos en 1964 y que en la
actualidad cuentan con unos 10.000 y 3.000 efectivos, respectivamente. La
violencia se agravó con la aparición a principios de los años ochenta de los grupos
paramilitares, especialmente las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), para
llevar a cabo la lucha contrainsurgente. En este contexto de violencia, hay que
añadir el fenómeno de la producción y exportación de de droga y el surgimiento de
nuevas estructuras paramilitares vinculadas al narcotráfico, que ha hecho más
complejo el conflicto, donde la población civil es la principal víctima. Antecedentes
del proceso de paz Desde los años ochenta se han ido produciendo múltiples
esfuerzos de construcción de paz, tanto por parte de los actores en conflicto como
de la sociedad colombiana. En 1982, el presidente Betancur convocó a las
guerrillas a un acuerdo de paz. Dos años después, las FARC ordenaron un alto al
fuego que duró formalmente hasta 1990, cuando el presidente Gaviria ordenó un
ataque al centro de mando de las FARC. En 1990, y después de una larga
negociación, se desmovilizó la tercera guerrilla del país, el M-19, fruto de la cual
se aprobó una nueva Constitución en 1991 que formalmente consolidaba el
Estado de derecho. En este último año se desmovilizaron otros grupos (EPL, PRT,
MAQL), en 1992 el CER, en 1994 la CRS, MPM, MMM y FFG, y en 1998 el MIR-
COAR. En relación a las guerrillas que no se desmovilizaron entonces, en 1991 y
1992 se celebraron encuentros en Caracas y Tlaxcala (México) entre el Gobierno
y la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, de la que formaban parte las FARC,
el ELN y el EPL, pero las conversaciones de 1992 quedaron suspendidas después
de que las FARC asesinaran a un ministro que tenían secuestrado. En 1995, la
Conferencia Episcopal colombiana creó la Comisión de Conciliación Nacional
(CCN), y en 1997, el presidente Samper propuso crear un Consejo Nacional de
Paz formado por instituciones y sociedad civil. En enero de 1999, el secretario
general de Naciones Unidas nombró a Jan Egeland como su primer delegado para
Colombia, quien, tres años más tarde, sería sustituido por James Lemoyne.
http://escolapau.uab.es/img/qcp/procesos_paz_colombia.pdf
http://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/los-cambios-que-trae-el-nuevo-acuerdo-de-paz-
entre-el-gobierno-y-las-farc/20161113/nota/3302059.aspx
En el final del día comenzó oficialmente la paz con las Farc este lunes en Cartagena. Y
nadie mejor que las víctimas de la guerra de medio siglo para darle la bienvenida a ese
nuevo momento de Colombia, representadas en las alabadoras de Bojayá, el pueblo
chocoano donde un cilindro bomba de esa guerrilla provocó la muerte de 79 personas en
mayo del 2002.
Con su lamento convertido en canto, las diez mujeres chocoanas estremecieron la
explanada del Centro de Convenciones de Cartagena cuando corearon que la guerra con las
Farc “Ni a la fiesta ni al trabajo” las dejaba llegar.
Todo el país político las escuchaba, incluida la guerrilla de las Farc, que ya casi pertenece a
ese círculo, tras 52 años en guerra contra el Estado y al margen de la vida ciudadana.
(También: 'Hoy no sentí lo que antes sentía con los señores de las Farc')
“Nuestra única arma será la palabra”, ratificó Rodrigo Londoño Echeverri, ‘Timochenko’,
al comenzar una intervención en la que arrancó un aplauso cuando dijo que como máximo
jefe de las Farc pedía perdón a nombre de esa guerrilla por el daño que había provocado.
Las primeras palabras del presidente Juan Manuel Santos al comenzar su discurso fueron
un saludo para las víctimas.
La evidencia de que algo nuevo y transcendente estaba pasando en Colombia se
manifestaba en hechos tan simples como que la seguridad de los jefes de las Farc incluía a
policías y militares que hace meses los combatían.
Acá quedó firmado el Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las Farc. / Presidencia
Ellos dos, el largo saludo que se dieron tras la firma de los acuerdos de paz, la paloma
blanca que Santos le entregó ‘Timochenko’ y que este se puso en la guayabera eran la
prueba reina del comienzo de una nueva época para el país y para los colombianos.
(Además: 'Hay una guerra menos en el mundo, y es la de Colombia': Santos)
El jefe de las Farc y el presidente Santos se reconocieron mutuamente la voluntad de paz.
El momento más sorpresivo de la ceremonia fue cuando el jefe de las Farc finalizaba su
discurso y ruidosos aviones de combate sobrevolaron el cielo de Cartagena, lo que hizo que
‘Timochenko’ interrumpiera, desconcertado, su mensaje. Pero tras mirar que eran aviones,
esperó a que pasaran, a que cesara el ruido, y luego comentó: “Bueno, esta vez venían a
saludar la paz y no a descargar bombas”.
“Efectivamente, esos aviones eran un saludo a la paz”, le dijo luego el Presidente.
Fueron llamativas las coincidencias de Santos y ‘Timochenko’ en sus discursos. Los dos
recordaron al premio nobel de literatura Gabriel García, sus mariposas amarillas y la frase
concluyente de Cien años de soledad: la que habla de una “segunda oportunidad sobre la
tierra”. Eso es lo que para ellos es la paz que firmaron este lunes. (Lea: En las urnas, el
pueblo dará la última palabra al acuerdo de paz)
Los dos recordaron, también, el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliércer Gaitán, un
hecho que para Santos marcó el inicio de casi 70 años de violencia política en Colombia, y
que para ‘Timochenko’ es uno de los episodios oscuros de la historia de Colombia.
Los dos mencionaron a Dios. ‘Timochenko’, para pedirle que bendiga a Colombia, y
Santos, para darle gracias por la fortaleza, templanza y paciencia.
El jefe de Estado y el jefe guerrillero juntos en un escenario, bajo el cielo despejado de
Cartagena, donde tres horas antes había caído un aguacero, se quedaron en los ojos de los
2.500 invitados que estuvieron en la firma del Acuerdo Final de Paz y en los lentes de las
cámaras que ayudarán a documentar este 26 de septiembre del 2016 como un día para la
historia. (También: Empiezan a correr los 180 días para el desarme de las Farc)
Otros hechos destacados en el acto de la firma de la paz
*En la firma de la paz, uno de los hechos que tocó las fibras de los colombianos fue el
canto de las alabadoras de Bojayá, Chocó, lugar que en 2002 fue epicentro de la masacre de
79 personas. Estas mujeres entonaron sus sentidos cánticos.
*Entre lágrimas, el presidente Santos finalizó su discurso. Lo hizo al repetir una línea de la
primera estrofa del himno nacional: “(...) Cesó la horrible noche...”. Al bajar del atril, al
lado de Bachelet y Ban Ki-moon, se secó las lágrimas.
El No al acuerdo de paz sellado hace apenas una semana por el Gobierno y las
FARC se impuso por estrecho margen en el plebiscito celebrado este domingo en el
país, según datos oficiales.
http://www.semana.com/nacion/articulo/plebiscito-por-la-paz-resultados-del-plebiscito-por-
la-paz/496453
Como se trató de una votación electrónica en la que quedó el registro de la decisión de cada
congresista, algunos se preguntan si ningún legislador quería quedar en la historia como la
persona que se opuso a la paz.
Y en esta misma línea parece ser un hecho que hasta los opositores ya vislumbraban que el
desarme y reincorporación a la vida civil de las Farc es un hecho y que por eso se limitaron
sencillamente a dejar constancias de sus posiciones.
Para poner a funcionar a tope está aplanadora, el alto Gobierno se empleó a fondo con el
propósito de evitar que los congresistas, después de 13 horas de discusión (como ocurrió en
Senado), no se ausentaran en el momento clave de la votación. Para esto envió a medio
gabinete, liderado por el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo.
Los argumentos
En las dos sesiones, entre martes y miércoles, estuvieron presentes Humberto de la Calle
Lombana, jefe del equipo negociador, y Sergio Jaramillo, alto Comisionado para la Paz.
Durante sus intervenciones pusieron el énfasis en señalar que se trataba de refrendar un
nuevo texto, bien diferente al derrotado en el plebiscito el 2 de octubre.
De la Calle explicó, por ejemplo, que después de las largas jornadas de trabajo con los
líderes del ‘No’, en Bogotá, y con las Farc, en La Habana, “se incorporó el mayor número
posible de cambios: 57 de 60 propuestos”.
Uno de los cambios estructurales, dijo el jefe del equipo oficial, fue la exclusión del bloque
de constitucionalidad: “Se puede constatar en las 310 páginas del nuevo acuerdo que la
expresión 'bloque de constitucionalidad' no existe. No se apeló a esa figura. Se desistió de
la idea de que todo el acuerdo hiciera parte de la Constitución”, explicó de nuevo De la
Calle.
(Lea también: Así va la discusión del 'fast track' en la Corte Constitucional)
Jaramillo, por su parte, llamó la atención para que en el país se tomara distancia de la
complejidad jurídica y poner la mirada en lo que él considera realmente trascendental y es
el hecho de dejar de matarnos por pensar políticamente diferente.
“No se nos puede olvidar lo que estamos haciendo. Estamos tratando de acabar una guerra
de más 50 años. Y no puede ser que por enredos jurídicos e interpretaciones diversas -como
la del bloque de constitucionalidad- no seamos capaces de ponernos de acuerdo en lo que
hay que hacer, que es terminar el conflicto”, reclamó Jaramillo.
Este impulso definitivo al proceso de paz, sin embargo, no está exento de grandes retos, tal
vez el principal de ellos la aplicación o no del ‘fast track’, un mecanismo que busca agilizar
la implementación de lo pactado en el Congreso.
A juicio de varios parlamentarios esta herramienta quedó vigente con la refrendación del
acuerdo, pero, según lo reiteró en la mañana de este jueves el ministro Cristo, será la Corte
Constitucional la que tendrá la última palabra con sus decisiones en las demandas que hay
contra el mecanismo.
(Le puede interesar: Veeduría ciudadana muestra quiénes refrendaron acuerdo de paz)
La urgencia de desarrollar cuanto antes lo acordado fue uno de los temas en los que De la
Calle más insistió durante la refrendación del acuerdo con el Congreso, al punto que
calificó la situación actual del cese al fuego como "frágil”.
"Ustedes han visto que ya han ocurrido incidentes, porque una guerrilla en las condiciones
de los protocolos vigentes tienen una duración limitada”, fueron algunas de las palabras del
jefe negociador oficial en el Congreso.
Sobre la discusión política, los voceros del ‘No’ anunciaron que no se rendirán e irán a la
plaza pública para contarle a la gente las que ellos califica como las deficiencias del
acuerdo.
http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/como-fue-la-votacion-en-congreso-para-
refrendar-nuevo-acuerdo-de-paz/16763644
Colombia despertó este lunes con las imágenes que confirman el fin del conflicto armado
con las FARC. Centenares de guerrilleros se desplazan hasta las zonas veredales de
concentración en Cauca, Nariño, Putumayo, Caquetá, Tolima, Antioquia y otras regiones
del país. Más de mil guerrilleros se movilizaron ayer con el acompañamiento de la ONU
y demás integrantes de la misión tripartita para el monitoreo del fin del conflicto.
Se trata del primer paso para la dejación definitiva de las armas que por más de 50
años avivaron la violencia en el país.
Los primeros guerrilleros arrancaron este fin de semana su camino, fusil al hombro,
dispuestos a intercambiarlo por una vida en la legalidad, una vida en democracia, una
vida distinta que contribuya a la construcción de la Paz.
El sábado lo hizo el primer grupo: 61 guerrilleros salieron hacia la vereda Los Monos en
el municipio de Caldono, departamento del Cauca, uno de los lugares que más ha sufrido
la guerra en estos años. El segundo, de 48, arrancó rumbo a Betania, vereda del municipio
de Policarpa en Nariño, donde la violencia también dejó un rastro que ahora hay que
borrar para reconstruir.
Para este lunes se espera comenzar 5 operaciones en los que se espera movilizar 598
hombres y mujeres. Y el martes, un gran operativo de 15 movimientos para comenzar a
ubicar en las Zonas veredales a unos 2.541 más.
Un líder de esta organización liberal armada era Pedro Antonio Marín, quien en
1952, según relató otro fundador de las Farc, Jaime Guaracas años después, se
metió a un curso de formación de cuadros del Partido Comunista, en la hacienda
El Davis, entre Rioblanco y Ataco en Tolima y luego se convirtió en liberal
comunista, con el nombre de guerra de ‘Manuel Marulanda Vélez’, tomado del de
un sindicalista asesinado. Las tensiones entre liberales puros, llamados “limpios”,
y liberales comunistas comenzaron a crecer y en una primera conferencia
guerrillera de 1955, cuando los rebeldes sumaban unos 130 hombres, intentaron
resolver estas peleas internas.
Pero las disputas siguieron al punto de que los “limpios” se unieron al gobierno
militar para ayudarle al Ejército a tomarse El Davis y liquidar a los comunistas.
‘Marulanda’ propuso que la mayoría saliera, las familias que los apoyaban
volvieran a la vida civil. El campesinado en armas se replegó de manera mas o
menos ordenada en lo que se conoció como las “columnas de marcha” hacia el
cañón del Río Duda y las llanuras del Río Guayabero en el Meta y hacia El Pato,
en Caquetá.
La compañía de 75 hombres que se había quedado para proteger la zona fue sin
embargo, arrasada.
En 1962 el gobierno conservador lanzó una ofensiva militar contra las guerrillas de
Marquetalia, principalmente contra ‘La Móvil’, sin resultados a la vista para
ninguno de los enfrentados. Para 1963, ya no quedaban guerrilleros liberales
“limpios”. Un año después ingresó a las guerrillas de autodefensa Luis Alberto
Morantes, con el nombre de guerra de ‘Jacobo Arenas’, quien iría a ser el ideólogo
principal de estas guerrillas comunistas y es clave para desarrollar la guerra de
guerrillas. Jaime Guaracas recordó así ese momento: “En abril de 1964 llegaron a
la región los camaradas del partido Jacobo Arenas y Hernando González, que nos
encontraron en pie de alerta y en las trincheras. Traían un informe completo sobre
el plan del gobierno de Guillermo León Valencia contra la región de Marquetalia”.
Colombia tiene la democracia más antigua de América latina. En una región habituada a los
regímenes militares y los golpes de Estado, su historia podría colocarla un escalón por
encima del resto de países en cuanto a desarrollo institucional y cultura democrática. Pero
de su cuello cuelga otro trágico galardón, el del conflicto armado interno más duradero y
sangriento, que supera el medio siglo.
Marquetalia, 1964
Las FARC nacieron de La Violencia. Así, con mayúsculas, es como Colombia bautizó la
guerra civil no declarada entre liberales y conservadores que se extendió desde finales de
los años cuarenta hasta casi la década del ’60. El enfrentamiento dejó una escandalosa e
indeterminada cifra de víctimas –que se suele calcular entre 200.000 y 300.000–, además
del desplazamiento forzoso de casi un cuarto de la población colombiana de entonces, que
apenas superaba los diez millones de habitantes.
En aquellos primeros años las FARC “se constituyeron de manera espontánea para
defenderse de la violencia oficial de un gobierno conservador minoritario que mediante la
violencia quería perpetuarse en el poder”, explica Eduardo Pizarro Leongómez,
investigador especializado en el conflicto armado y hoy embajador de Colombia.
Pero el mito fundacional de las FARC se fecha en 1964, cuando 16.000 soldados tomaron
la población de Marquetalia. Querían aniquilar los restos de milicias liberales que se habían
refugiado ahí y que constituían un "bastión revolucionario" con su propia organización de
gobierno. Entre ellos estaba Pedro Antonio Marín, apodado Manuel Marulanda en honor a
un líder comunista caído en combate. Este se convertiría en el jefe máximo de las FARC
hasta su muerte en 2008, y pasaría a la historia con otro alias: Tirofijo.
Con la organización llegan los gastos, y los secuestros extorsivos como forma de
financiación. El estudio Una verdad secuestrada, publicado en 2013, calculaba que las
FARC eran responsables del 37% de los casi 40.000 secuestros producidos entre 1970 y
2010. Por detrás de las FARC están las redes criminales, el ELN y los grupos paramilitares
con un 7% de los casos (un 12% en las zonas rurales).
De acuerdo con esta investigación, la más completa que se ha hecho sobre el tema, el 84%
de los secuestros de la guerrilla fueron extorsivos, contra un 12% que tenían motivaciones
políticas. El periodo más dramático tuvo lugar entre 1996 y 2005, cuando se cometió la
aplastante mayoría de los secuestros de esas cuatro décadas. Llegaron a tener más de 400
policías y militares secuestrados.
En los ochenta también surgen las primeras relaciones con el narcotráfico. Al principio con
una especie de impuesto sobre los cultivos de coca, y más tarde negociando con los
crecientes cárteles de la droga. Aunque las FARC siempre han negado participar del
negocio del narco (más allá de esos gravámenes que en 2003 representaban el 30% de sus
ingresos, unos 600 millones de dólares), tanto en Colombia como en Estados Unidos se han
iniciado procesos contra miembros de la guerrilla por tráfico de estupefacientes.
Tanto los secuestros como la vinculación al mundo narco le han granjeado a las FARC
descrédito y pérdida de apoyos en el mundo. Esos dos puntos son parte importante de las
negociaciones que el Gobierno lleva desde hace tiempo con la cúpula de la guerrilla, que se
ha comprometido con la condena al narcotráfico y la reparación de las víctimas.
"No hay ninguna duda de que la UP se sometió a un exterminio. Cuando unos sectores
armados se incorporaron a la ilegalidad fueron prácticamente pasados por las armas uno a
uno, como había ocurrido con la guerrilla liberal 20 o 30 años atrás", explicaba a la BBC
hace 11 años, en el 40 aniversario de las Farc, Daniel Samper, que ofició de mediador
humanitario en 2009 en la liberación de seis secuestrados.
"Pero los métodos de lucha que adoptan las FARC van contra la ciudadanía, contra
personas que han sufrido también persecuciones e injusticias sociales. La sustitución de los
métodos tradicionales de la guerrilla por los del secuestro, la extorsión, el asesinato de
campesinos, desvirtúa y no tiene justificación ni siquiera por lo que se hizo, que fue un
crimen histórico contra la Unión Patriótica", asegura.
Ese año también murió Tirofijo, que fue reemplazado por Guillermo León, alias Alfonso
Cano, que fue abatido por el ejército en 2011. Entonces llega a la cúpula de las FARC
Rodrigo Londoño, también llamado Timoleón Jiménez o Timochenko, que es quien se ha
sentado en La Habana a refrendar el acuerdo tras unas negociaciones con el Gobierno de
Juan Manuel Santos que comenzaron en 2012.
http://www.eldiario.es/internacional/Colombia-FARC-historia-siglo-sangre_0_433957705.html
Las FARC son consideradas una agrupación terrorista por diversos Estados (entre
ellos Colombia, Chile, Perú,Estados Unidos, Canadá, y Nueva Zelanda), más la Unión
Europea. Sin embargo, gobiernos de otros países latinoamericanos
como Brasil o Argentina no le aplican esta calificación. El gobierno de Ecuador le otorgó el
reconocimiento de "grupo irregular", es decir, "que no son interlocutores válidos". El
mandatario ecuatoriano también dijo que no les considera terroristas, ni beligerantes,
simplemente "irregulares" y que el estatus de beligerancia solo será reconocido siempre y
cuando dejen todos los actos que vayan en contra de los derechos humanos como los
secuestros o los ataques con bombas, "atentados que se pueden considerar terroristas",
según las propias palabras de Correa.Mientras que el gobiernovenezolano de Hugo
Chávez ha solicitado que se le otorgue un estatus de grupo beligerante y no las considera
terroristas.Sin embargo en agosto de 2010, manifestó que las FARC no tienen futuro e
igualmente les pidió liberar a los secuestrados.
Para el año 2010, se estima que las FARC están presentes y ejercen su influencia en
algunas zonas de 24 de los 32 departamentos de Colombia sobre todo al sur y oriente del
país, concretamente en Putumayo, Tolima, Nariño, Cauca y Valle del Cauca. El gobierno de
Colombia ha reportado la existencia de operaciones militares y campamentos en los países
que tienen frontera con Colombia, como Venezuela, Ecuador, Panamá y Brasil.
http://farcinterectivas.blogspot.com.co/2012/05/introduccion.html
Las teorías del origen del conflicto
armado en Colombia
Seis guerrillas conformaban la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar en los años 80, solo las Farc
y el ELN subsisten hasta hoy. Cortesía Semana
POLÍTICA
Decir que la guerra no ha alcanzado sus objetivos, o que no hay un consenso sobre los
orígenes de la misma, parecen argumentos facilistas para uno de los capítulos más trágicos
de la vida política y social del país que todavía no hemos podido cerrar. Sin embargo la
aceptación de estas premisas por parte de los principales actores de este conflicto, el Estado
y la guerrilla de las Farc, constituye un paso fundamental e histórico hacia una
reconciliación que cada vez se ve más cerca.
Por la necesidad de entender las razones del conflicto armado, la Mesa de Diálogos de La
Habana instauró mediante un acuerdo, el 5 de agosto de 2014, la Comisión de Memoria
Histórica del Conflicto y sus Víctimas.
A esta comisión integrada por 12 expertos y dos relatores, escogidos en conjunto por las
partes negociadoras, se les encomendó la tarea de “producir un informe sobre los orígenes y
las múltiples causas del conflicto, los principales factores y condiciones que han facilitado
o contribuido a su persistencia, y los efectos e impactos más notorios del mismo sobre la
población”.
Otros comisionados como Darío Fajardo, Javier Giraldo y Julio Estrada coinciden en
afirmar que en la década del 20 se dieron los primeros enfrentamientos violentos a raíz de
la lucha por la tierra, la cual constituye el problema fundamental del conflicto. “En los
procesos acaecidos a partir de la década de 1920 se encuentran los orígenes del actual
conflicto social y armado”, plantea Estrada.
Una segunda visión coloca el inicio del conflicto a finales del Frente Nacional e incluso a
principios de la década del 80 con el auge del narcotráfico, como plantea Jorge Giraldo.
Esta postura sostiene que el periodo de La Violencia (1948–58) respondía a causales
distintas al actual conflicto armado, y que las guerrillas si bien reciben una herencia
sustancial de La Violencia partidista, el conflicto surgido posterior al Frente Nacional,
según Francisco Gutiérrez Sanín, es distinto “en sus protagonistas, principales motivos y
lógicas subyacentes”. Gustavo Duncan y Vicente Torrijos también comparten esta
interpretación.
La tierra es quizá el mayor punto de encuentro entre los diferentes enfoques de los
comisionados. Darío Fajardo, coloca el factor agrario como “desencadenante” de los
enfrentamientos entre el Estado y las guerrillas. Por su parte el padre Javier Giraldo,
partiendo de un enfoque que comprende el conflicto “dentro de la tradición jurídica del
derecho a la rebelión”, coloca el problema de la tierra como eje fundamental para entender
el conflicto, “ya que la tenencia de la misma está directamente relacionada con tres
necesidades básicas, vivienda, alimentación y trabajo/ingreso”. En la medida que el Estado
falla en garantizar dichas necesidades, legitima el derecho a la rebelión de los ciudadanos
que, siendo llevado a su punto máximo, explica el surgimiento de la insurgencia.
El capitalismo es otra causa explicativa que señalan varios expertos, entre ellos Víctor
Moncayo, quien sostiene que la lucha de clases derivada de la imposición de un orden
capitalista engendra conflictos sociales profundos que para Colombia significaron el
surgimiento de los ejércitos insurgentes. Jairo Estrada, coincide con este planteamiento al
colocar como tesis central de su informe que la “contrainsurgencia y subversión son
inherentes al orden social capitalista imperante en nuestro país. Si la subversión asumió
también la expresión de la rebelión armada, ello se explica esencialmente por las
condiciones histórico-concretas de constitución y reproducción de ese orden social”.
Román Vega y Vicente Torrijos, destacan el papel de los Estados Unidos y el contexto
internacional en el surgimiento y desarrollo del conflicto colombiano. El primero ve en el
país anglosajón un actor estratégico en la génesis y duración de la guerra contra la
insurgencia, sostiene que “Estados Unidos no es una mera influencia externa, sino un actor
directo del conflicto, debido a su prolongado involucramiento durante gran parte del siglo
XX”.
Por su parte, Torrijos destaca la influencia que tuvo la revolución cubana y la expansión del
comunismo en los procesos que derivaron en el surgimiento de las guerrillas colombianas.
Gustavo Duncan plantea que la explicación al conflicto surge de la relación entre las
variables de la exclusión/desigualdad con la criminalidad, especialmente con la práctica del
secuestro y el narcotráfico. Estas variables configuraron las dinámicas de los grupos
insurgentes, tanto guerrilleros como paramilitares, y redefinieron las relaciones entre el
centro y la periferia, ya que el Estado era incapaz de ofrecer una protección efectiva en las
regiones, permitiendo la construcción de estructuras alternas de poder en esos territorios.
Otra parte de los comisionados identifica una variedad considerable de causas para
determinar el origen del conflicto armado, estas fueron recogidas por el relator de la
comisión, Eduardo Pizarro, bajo el concepto de “fallas geológicas” en la construcción del
Estado. Esto se refiere a la debilidad institucional del Estado producto de un desordenado y
caótico proceso de constitución y consolidación.
Sobre este punto también se hace importante el factor de la “fallas geológicas” del Estado,
ya que el conjunto de la debilidad institucional, la falta de pluralismo político y el auge de
la contrainsurgencia, generó una desconfianza entre el Estado y la guerrilla que hasta el día
de hoy ha truncado 11 procesos de paz.
http://www.elheraldo.co/politica/las-teorias-del-origen-del-conflicto-armado-en-colombia-
184562
COLOMBIA
El inicio del siglo sorprendió a Colombia con una guerra civil entre los partidos
liberales y conservadores de la época.
Así fue el inicio
Desde principios del siglo XX, Colombia no ha conocido la paz. El inicio del siglo
sorprendió a Colombia con una guerra civil entre los partidos liberales y conservadores de
la época que culminó con la firma del Tratado de Paz de Neerlandia en 1902, la victoria de
los conservadores, cientos de miles de muertos y un país devastado. El país vivió en
relativa calma hasta el 9 de abril de 1948 cuando fue asesinado en Bogotá el llamado
caudillo del pueblo, Jorge Eliécer Gaitán.
La dinámica de la guerra cambió con la creación del Plan Colombia, auspiciado por
Estados Unidos, que implicó una reorganización de las Fuerzas Armadas colombianas, de
la inteligencia militar y de la financiación para la compra de helicópteros, radares, aviones
fantasma, sofisticados sistemas de comunicación y munición. Tras ocho años de gobierno
del expresidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) el estado colombiano logró infiltrar a la
guerrilla, dar de baja a sus principales cabecillas, replegarlos a la selva y diezmar sus
tropas.Esfuerzos por la paz
Desde el nacimiento mismo de las guerrillas diversos gobiernos, sin suerte, han querido
negociar con ellas. Los esfuerzos más recientes se remontan al gobierno del presidente
Belisario Betancur (1982-1986), quien apostó todo su capital político a la paz con las
FARC. De ese proceso de paz nació la Unión Patriótica, un movimiento político de
izquierda que en los años 80 y 90 vio caer asesinados a por lo menos 3.000 de sus
integrantes y simpatizantes a manos de narco-paramilitares y militares corruptos.
Diezmadas las FARC, en septiembre de 2012 el actual presidente Juan Manuel Santos
anunció que su gobierno iba a iniciar un nuevo proceso de paz con esa guerrilla. En octubre
siguiente, la mesa de negociación se instaló en Oslo, Noruega, y luego se trasladó
definitivamente a La Habana.
Lo que falta
En la agenda de negociación sólo quedaría por acordar el fin del conflicto entre el gobierno
y las FARC, los detalles de la desmovilización y reintegración a la vida civil de miles de
combatientes. En ese punto se deberá discutir el tema de las armas en poder de las FARC.
Mientras que el gobierno ha insistido en que las deben entregar, el grupo rebelde no ha sido
claro y ha dado a entender que las silenciará, pero no las entregará.
Desde fines de 2004 Estados Unidos mantiene preso a uno de los principales guerrilleros de
las FARC: Ricardo Palmera, alias "Simón Trinidad". El grupo guerrillero ha reclamado la
presencia de Trinidad en la mesa de negociación. El presidente Barack Obama ha
respaldado el actual proceso de paz y por eso nombró como su delegado para dicha
negociación a Bernard Aronson.
http://www.elheraldo.co/nacional/recorrido-por-un-conflicto-de-mas-de-50-anos-en-colombia-
2189
Creó entonces una organización proveniente de las mismas autodefensas a la que llamaron
‘La Móvil’, un grupo bien entrenado de unos 30 hombres que se enfrentó con las tropas
oficiales en los años siguientes en operaciones especiales. Es decir, quedaron dos grupos
armados que se apoyaban entre sí: las autodefensas y ‘La Móvil’.
En 1962 el gobierno conservador lanzó una ofensiva militar contra las guerrillas de
Marquetalia, principalmente contra ‘La Móvil’, sin resultados a la vista para ninguno de
los enfrentados. Para 1963, ya no quedaban guerrilleros liberales “limpios”. Un año
después ingresó a las guerrillas de autodefensa Luis Alberto Morantes, con el nombre de
guerra de ‘Jacobo Arenas’, quien iría a ser el ideólogo principal de estas guerrillas
comunistas y es clave para desarrollar la guerra de guerrillas. Jaime Guaracas recordó así
ese momento: “En abril de 1964 llegaron a la región los camaradas del partido Jacobo
Arenas y Hernando González, que nos encontraron en pie de alerta y en las trincheras.
Traían un informe completo sobre el plan del gobierno de Guillermo León Valencia contra
la región de Marquetalia”.
El 14 de mayo de 1964 arrancó la Operación Marquetalia, un feroz embate por aire y tierra
de 16.000 soldados y la asesoría de militares estadounidenses del Plan Laso (Latin
American Security Operation), un capítulo de la Guerra Fría para la región, contra las
guerrillas comunistas. ‘Marulanda’ ordenó que todos aquellos que por su condición física o
familiar no pudieran enfrentar la guerra serían evacuados. “El gobierno nos ha decretado
una guerra que se puede prolongar por muchos años”, dijo Marulanda. Sólo se quedaron
para hacerle frente al ataque militar 52 campesinos y dos mujeres.
“El 20 de julio de ese año se realiza la asamblea general de los pobladores de Marquetalia,
ya dentro de la selva que teníamos por única casa, y se define que a partir de esa fecha nos
convertiríamos en guerrilleros revolucionarios",
Un proceso de paz es un esfuerzo para lograr un acuerdo que ponga fin a la violencia, así
como para implementarlo, mediante negociaciones que pueden requerir la mediación de
terceros”. Con esta definición inicial quiero destacar la idea de que un “proceso” no es
momento puntual, sino un conjunto de fases o etapas alargadas en el tiempo, en las que
intervienen todos los actores afectados, en un esfuerzo colectivo para en un momento
determinado alcanzar acuerdos que permitirán acabar con la situación anterior, dominada
por la violencia y el enfrentamiento armado, para dar paso mediante el diálogo y el
consenso a pactos o acuerdos que pongan fin a la violencia física, y mediante la
implementación de los acuerdos, iniciar una nueva etapa de progreso y desarrollo que
permita superar igualmente las violencias estructurales que propiciaron el surgimiento del
conflicto. Un “proceso de paz”, por tanto, incluye obviamente la fase de negociación y de
mediación, pero la trasciende completamente, al referirse también, y de manera esencial, al
cumplimiento de lo acordado. De ahí que el proceso de paz vaya más allá del acuerdo o
pacto de paz, que siendo éste un momento cumbre y sin duda el más visible, no es más que
el punto de partida de unas etapas decisivas en las que se verá si realmente el cese de la
violencia es capaz de generar una nueva situación de paz positiva, entendida como de
prosperidad, armonía, desarrollo humano, crecimiento personal y justicia social, entre otros
aspectos. En este sentido, hay “procesos” que han logrado materializarse y otros que se han
quedado con las intenciones y se han malogrado por el camino, justamente porque no han
sido capaces de implementar lo acordado, generando una enorme frustración por el
incumplimiento de las expectativas creadas. En estos casos, además, y Centroamérica es
testigo de ello, es frecuente constatar el surgimiento de nuevas violencias comunes, ya
desvinculadas a la violencia política del pasado, que pueden producir un número de
víctimas igual o superior a las que tuvo el país en cuestión durante la etapa de
confrontación armada. Iniciar y desarrollar un proceso de paz es, pues, una auténtica
aventura, un reto mayúsculo lleno de incertidumbres, obstáculos y posibilidades. Hay quien
lo ha comparado con la primera escalada a una montaña, pero sin mapas de relieve, con lo
que ello supone de misterio y de riesgo, al tener que enfrentar cuestas no previstas,
desniveles frecuentes y cimas aparentemente inalcanzables. Si en el proceso de paz hay una
mediación y un buen acompañamiento social, en el símil significaría que contamos con un
guía que nos ayuda a organizar la estrategia de escalada y con personas que nos acompañan
en la ascensión, lo que nos hará más llevadera la cuesta y nos posibilitará llegar a la cumbre
en compañía, para disfrutar del logro, y lo que es también de vital importancia, regresar al
punto de partida con seguridad.
http://www.colombia.com/actualidad/especiales/dialogos-de-paz/perfiles/
http://plebiscito.registraduria.gov.co/99PL/DPL44007ZZZZZZZZZZZZ_L1.htm
registraduria
http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/resultados-plebiscito-2016/16716558
http://www.colombia.com/elecciones/2016/plebiscito/noticias/sdi/144400/resultados-del-
plebiscito-por-la-paz
http://www.verdadabierta.com/procesos-de-paz/farc/5566-las-lecciones-del-proceso-de-paz-de-
guatemala-para-colombia
http://www.colombia.com/actualidad/especiales/dialogos-de-paz/perfiles/
http://plebiscito.registraduria.gov.co/99PL/DPL44007ZZZZZZZZZZZZ_L1.htm
registraduria
http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/resultados-plebiscito-2016/16716558
http://www.colombia.com/elecciones/2016/plebiscito/noticias/sdi/144400/resultados-del-
plebiscito-por-la-paz
Joaquín Villalobos concluyó su presentación con una advertencia final: "en cuanto
más tarde la Paz, más problemas tendrá el post conflicto". Y un comentario que
me caló muy profundamente: En Colombia hay dos sociedades. Una que quiere
avanzar para insertarse en el mundo en el Siglo XXI. Otra atrasada, mas violenta
que la salvarodeña y que da miedo.
Porque se degradó el entorno post conflicto hasta llegar a los niveles de aberración es motivo de
reflexión profunda para el proceso de post conflicto que estamos viviendo en la actualidad en
Colombia.
La primera razón, es que no se le puso atención al tratamiento de las profundas heridas sociales que
habían dejado tantas décadas de violencia y represión. El movimiento de desplazados, y de
emigrantes, que como ya se vio, llegó a ser un porcentaje muy significativo de este pequeño país,
sumado a las consecuencias de una cultura de violencia, que había capturado el imaginario de una
población joven y sin alternativas, son algunos de los temas sociales que no fueron abordados a
partir del 92. Otro efecto del descuido de las heridas sociales del conflicto fue el siguiente. Vía la
emigración y el desplazamiento, se produjo el colapso de las familias, las escuelas y las
comunidades. Ya se mencionaba cómo un objetivo de las pandillas fue el tomarse los centros de
educacion. "Un Estado débil, pequeño y barato", más el desmantelamiento del Ejército y la reducción
de la Policia, dejó a una sociedad desprotegida e impotente. Por esta razón, ante el embate de las
bandas criminales, también colapsaron los mecanismos de protección y de disuasión de la
sociedad: la policía, la justicia y el sistema de prisiones. Mientras tanto, en el campo económico,
ante el chorro de divisas los empresarios perdieron los incentivos para crear empresas e invertir. El
resultado: "El país se volvió improductivo". Y se creó otra paradoja que se ha convertido en un
círculo vicioso y en una trampa en la que hoy está El Salvador: " a más emigración, mas divisas ,
mayor extorsión, aumento de los homicidios, más desempleo, más violencia y más emigración", La
extorsión, como manifestación del poder criminal, se convierte en un impulsor de la consolidación
territorial, y el homicidio el medio para lograrlo mediante el terror, “como lo afirmo Villalobos en su
presentación.”
Son varias las lecciones que la situación de El Salvador tienen para Colombia. La primera y más
evidente: cuidar las heridas sociales. Preocuparse por los desplazados, los niños, los jóvenes, y
sobre todo, por la cultura de violencia, que en nuestro caso, ha dado muestras de poder ser más
grave que la del país centroamericano.
La segunda lección es entender que detrás del conflicto que se quiere resolver, se puede esconder
uno más potente y dañino para la sociedad. El germen ya estaba allí, sólo que la dirigencia
salvadoreña, no quiso verlo y actuar a tiempo. Hoy el tumor ha hecho metástasis y encontró a un
Estado con las defensas en el suelo. Y esta es la tercera lección. Se necesita un Estado fuerte para
hacer la transición del post conflicto. Según lo explicó Villalobos, el desmantelamiento de las
Fuerzas Armadas, no obedeció al acuerdo con los grupos guerrilleros solamente. Fue
fundamentalmente un resultado de una situación económica muy compleja que obligó a tomar un
decisión de esta naturaleza. Visto en retrospectiva, fue tal vez, la más grande equivocación de este
proceso. El resultado de este descuido es que hoy El Salvador, se convirtió en "la retaguardia del
narcotráfico" . El caso de las BACTRIN en Colombia es una alerta roja sobre lo que puede
multiplicarse en el post conflicto.
Hay una cuarta lección muy importante. No es suficiente que la guerrilla se desmovilice, entregue las
armas y participe en política. Es fundamental la consolidación del territorio por parte del Estado. Se
necesita un esfuerzo institucional y de recursos muy grande, para atender las heridas dejadas por el
conflicto en las zonas alejadas de los centros urbanos y en las periferias de las grandes ciudades.
Con mucha preocupación hay que advertirlo: en nuestro caso, ya hay muchas manifestaciones de
una situación muy similar a la que se vive en El Salvador, en zonas como Córdoba, el Nororiente
Antioqueño, el Chocó, las comunas de Medellín y Altos de Cazucá en Bogotá con bandas como los
Urabeños y los Rastrojos.
Sin embargo, también hay unas diferencias abismales: Colombia ha venido fortaleciendo sus
Fuerzas Armadas y su Policía. Esta última hoy es ejemplo por sus labores de inteligencia y asesora
a otros países en la región. La economía ha tenido un desempeño que ha logrado capturar la
atención de los inversionistas internacionales. Pero sobre todo, en Colombia no hemos vivido un
régimen de represión y de adulteración del proceso electoral. Pero si tenemos una economía que
debe dejar su dependencia de los recursos naturales y hay una bomba de tiempo mucho más grave:
la corrupción que está minando instituciones tan fundamentales como el sistema judicial. Esta
situación es potencialmente el más grave obstáculo para lo que viene. Tenemos una
institucionalidad débil que va ser puesta a prueba en los próximos años.