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Kenneth
Copeland
A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas fueron tomadas de
la Versión Reina Valera 1960.
Las citas marcadas con las siglas LBLA fueron tomadas de La Biblia de la
Americas® , © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con
permiso.
Estar en Cristo
Usted es un individuo único. Jamás
ha habido ni nunca habrá otro ser igual a
usted. Cuando usted recibió a Jesús como
su Señor, Dios formó su espíritu mediante
Su poder creador. Usted nació del Espíritu
de Dios, y una semilla fue sembrada en su
corazón —la semilla incorruptible de la
Palabra de Dios—. Eso lo facultó para ser
parte de Cristo Jesús.
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Su herencia
¿Qué significa recibir una herencia? En
Hechos 20:32, leemos: «Y ahora, hermanos,
os encomiendo a Dios, y a la palabra de su
gracia, que tiene poder para sobreedificaros
y daros herencia con todos los santificados».
La Palabra lo sobreedifica, lo hace crecer
espiritualmente, y le otorga su herencia.
En Efesios 1:11, se explica: «En él
asimismo tuvimos herencia, habiendo sido
predestinados conforme al propósito del que
hace todas las cosas según el designio de su
voluntad». Ahí no dice que usted recibirá
su herencia, sino que ya la obtuvo. Usted
fue elegido para heredar. Asimismo, a
usted se le aceptó en el Amado (Efesios
1:6). Parte de su herencia es su posición
en la familia de Dios en el cielo después
de que su cuerpo muera. Pero además,
usted tiene derecho a gozar otra parte de
su herencia en Él, aquí en la Tierra. Actúe
como Su heredero hoy mismo.
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En Colosenses 1:12, Pablo escribió:
«Con gozo dando gracias al Padre que nos
hizo aptos para participar de la herencia
de los santos en luz». La palabra apto
significa: “idóneo o capaz”. Dios lo ha
capacitado para recibir su parte de la
herencia de los santos. En los versículos
13–14, leemos: «el cual nos ha librado de
la potestad de las tinieblas, y trasladado al
reino de su amado Hijo, en quien tenemos
redención por su sangre...». Usted es un
redimido, y eso le da el derecho de
participar de la herencia de Jesús, ¡es
suya! Puede tomar posesión de ella
porque Dios ha dicho que sí puede. Una
traducción literal de Colosenses 1:12,
sería: “Quien nos ha hecho capaces de
disfrutar nuestra parte de la herencia”.
Agradézcale al Padre, por haberlo
facultado para gozar de esa herencia.
¡Gracias Dios! Alabar y agradecer al Padre
son acciones de vital importancia para
recibir lo que es suyo.
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¿Qué heredó usted en Jesús? ¿Sólo el
cielo como futuro hogar? ¡No! En Hebreos
1:4, se nos enseña en relación a Jesús:
«Hecho tanto superior a los ángeles, cuanto
heredó más excelente nombre que ellos».
Y usted heredó ese nombre, así como
también Su autoridad. En otras palabras,
heredó el reino de Dios. En Colosenses
2:9–10, aparece lo siguiente: «Porque en él
habita corporalmente toda la plenitud de la
Deidad, y vosotros estáis completos en él, que
es la cabeza de todo principado y potestad».
Esto significa que todo lo que le pertenece
a la Deidad: Jesús, el Espíritu Santo, el
Padre celestial, la mente de Cristo, la fe de
Dios y Su amor, fue plasmado en usted. En
su interior se encuentra la vida misma de
Dios, porque usted está en Cristo Jesús.
Todo lo que Jesús obtuvo al haber
resucitado de los muertos, y todo lo que
ha recibido desde entonces, le pertenece
también a usted, no sólo una parte, sino
¡el total!
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Cuando Jesús resucitó, recibió un
cuerpo glorificado; por consiguiente,
usted también obtendrá uno.
¿Adónde se fue Cristo cuando resucitó?
A la diestra del Padre, y ese mismo lugar
es en donde usted se encuentra ¡ahora!
En Efesios 2:6, leemos: «Y juntamente con
él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar
en los lugares celestiales con Cristo Jesús».
Jesús se levantó de entre los muertos
por el poder de la fuerza de Dios y se
ha sentado a la diestra del Padre en las
regiones celestiales. Ese mismo poder
es el que actuó dentro de usted cuando
aceptó a Cristo como el Señor de su vida.
Por tanto, este poder lo resucitó a usted
también, y lo ha sentado en los lugares
celestiales juntamente con Cristo.
Él habita en su interior, y usted dentro
de Él. La herencia de Jesús y la suya es la
misma. Usted es coheredero con Él.
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El apóstol Pablo oró para que los ojos de
nuestro entendimiento fueran iluminados,
y así conociéramos las riquezas de la
gloria de nuestra herencia en los santos, y
la supereminente grandeza del poder de
Dios a favor de nosotros, los que creemos
(Efesios 1:18–19).
¿Qué significa para el creyente la
extraordinaria grandeza de un poder sin
límites? Leamos Efesios 1:20–23:
La cual operó en Cristo, resucitándole
de los muertos y sentándole a su
diestra en los lugares celestiales,
sobre todo principado y autoridad
y poder y señorío, y sobre todo
nombre que se nombra, no sólo
en este siglo, sino también en el
venidero; y sometió todas las cosas
bajo sus pies, y lo dio por cabeza
sobre todas las cosas a la iglesia, la
cual es su cuerpo, la plenitud de
Aquel que todo lo llena en todo.
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El Cuerpo de Cristo constituye Su
plenitud. Él no está completo sin usted, y
usted no está completo sin Él.
En Colosenses 1:21–23, leemos: «Y a
vosotros… os ha reconciliado en su cuerpo de
carne, por medio de la muerte, para presentaros
santos y sin mancha e irreprensibles delante
de él; si en verdad permanecéis fundados y
firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza
del evangelio que habéis oído…». No se
aleje del evangelio, ni de las enseñanzas
de la Palabra. No piense de la siguiente
manera: “Eso no puede ser para mí”. No
permita que el diablo ni nadie lo alejen
de la herencia que legalmente le pertenece
en Cristo Jesús. Y puesto que la Biblia
afirma que usted es santo, sin mancha e
irreprensible a los ojos de Dios, entonces
acepte que así es.
La Palabra ha establecido esto: En Él
usted es limpio y puro delante de Dios.
En Filipenses 2:15, leemos: «Para que
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seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios
sin mancha en medio de una generación
maligna y perversa, en medio de la cual
resplandecéis como luminares en el mundo».
Nosotros brillamos como las estrellas,
¿dónde?, en el mundo.
Usted es el Cuerpo de Cristo aquí
en la Tierra, lo cual significa que usted
es parte de Jesús. Usted es una obra de
arte creada en Cristo Jesús. Para Dios
usted es justo, irreprochable e inocente.
Su trabajo como creyente es pregonar
la Palabra de vida en medio de esta
generación maligna y perversa.
Si la revelación de su redención en
Cristo es real en su vida, ninguna oración
suya quedará sin respuesta y todas sus
necesidades serán suplidas. Cuando
usted comprenda que su herencia incluye
el haber sido librado completamente de
la maldición de la ley, entonces le cerrará
las puertas a Satanás y a las cosas de
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este mundo. Usted fue salvado de la
maldición; por tanto, no permita que ésta
siga influyendo en su vida.
En Isaías 54:17, leemos: «Ninguna arma
forjada contra ti prosperará, y condenarás
toda lengua que se levante contra ti en
juicio. Esta es la herencia de los siervos de
Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo
Jehová». Usted debe verse a sí mismo en
Jesús; es decir, de la manera en que la
Palabra lo describe.
En 1 Juan 3:2, leemos: «Amados, ahora
somos hijos de Dios…». ¿Cuándo? ¡Ahora!
En Gálatas 4:7, Pablo escribió: «Así que ya
no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también
heredero de Dios por medio de Cristo».
La Palabra tiene el poder de darle una
herencia. En Efesios 1:3, leemos: «Bendito
sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendijo con toda bendición espiritual
en los lugares celestiales en Cristo». El Señor
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ya ha derramado en su vida todas las
bendiciones que hay en el cielo, ¡ya son
suyas! No obstante, Dios no le forzará a
recibirlas. Es usted quien debe aceptar su
herencia en Jesucristo (2 Corintios 5:17).
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cada situación que venga a su camino.
Usted tiene Su habilidad y Su fuerza para
enfrentar cualquier cosa que el diablo
traiga en contra suya.
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Oración para recibir salvación y el
bautismo del Espíritu Santo
Padre celestial, vengo a Ti en el nombre de Jesús. Tu
Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo» (Hechos 2:21). Jesús, yo te invoco y te
pido que vengas a mi corazón y seas el Señor de mi vida
de acuerdo con Romanos 10:9–10: «Que si confesares
con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón
que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque
con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación». Yo confieso ahora que Jesús es el
Señor, y creo en mi corazón que Dios le resucitó de entre
los muertos.
¡Ahora he nacido de nuevo! ¡Soy cristiano, hijo
del Dios todopoderoso! ¡Soy salvo! Señor, Tú también
afirmas en Tu Palabra: «Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto
más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo
a los que se lo pidan?» (Lucas 11:13). Entonces te
pido que me llenes con Tu Espíritu. Santo Espíritu,
engrandécete dentro de mí a medida que alabo a Dios.
Estoy plenamente convencido de que hablaré en otras
lenguas, según Tú me concedas expresar (Hechos 2:4).
En el nombre de Jesús, ¡amén!
En este momento, comience a alabar a Dios
por llenarte con el Espíritu Santo. Pronuncia esas
palabras y sílabas que recibes, no hables en tu
idioma, sino en el lenguaje que el Espíritu Santo te da.
Debes usar tu propia voz, ya que Dios no te forzará a
hablar. No te preocupes por cómo suena, pues ¡es una
lengua celestial!
Continúa con la bendición que Dios te ha dado, y ora
en el espíritu cada día.
Ahora, eres un creyente renacido y lleno del Espíritu
Santo. ¡Tú nunca serás el mismo!
Busca una iglesia donde se predique la Palabra de
Dios valientemente, y obedece esa Palabra. Forma parte
de la familia cristiana que te amará y cuidará, así como tú
ames y cuides de ellos.
Necesitamos estar conectados unos con otros, lo cual
aumenta nuestra fuerza en Dios, y es el plan del Señor
para nosotros.
Vuélvete un hacedor de la Palabra. Tú serás bendecido
al ponerla en práctica (lee Santiago 1:22–25).
Acerca del autor
Kenneth Copeland es cofundador y presidente de los
Ministerios Kenneth Copeland en Fort Worth, Texas, y es
autor de varios libros cuales incluyen LA BENDICIÍON del
Señor enriquece y no añade tristeza con ella y Honor: viviendo en
honestidad, verdad e integridad.
Desde el 1967, Kenneth ha sido ministro del evangelio
de Jesucristo y maestro de la Palabra de Dios. Él es también el
cantante en álbumes premiados y algunos nominados para el
Grammy como, Only the Redeemed, In His Presence, He Is Jehovah,
Just a Closer Walk, y su álbum recientemente lanzado Big Band
Gospel. También es coprotagonista, haciendo el papel de Wichita
Slim, en los videos infantiles, The Gunslinger, Covenant Rider
y la película de largo metraje The Treasure of Eagle Mountain,
y también en el papel de Daniel Lyon en los videos de la
Comandante Kellie y los Superniños , Armor of Light y Judgment:
TM
¡Jesús es el SEÑOR!