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Aprendizaje y memoria

El ser humano desde sus orígenes (al menos desde que empezó a usar la razón y a hacerse

preguntas sobre el universo), le picó el bichito de la curiosidad. Quiso saber por qué actuamos

como lo hacemos y cómo es posible que mis semejantes no actúen igual que yo. Pues

bien,resulta interesante saber que somos más dependientes de los demás de lo que imaginaba, un

ejemplo claro que nos ilustra Domjan es el hecho de nuestro salario: ganamos dependiendo de lo

que nuestro jefe decida que vale nuestra mano de obra, todo porque de una u otra manera,

queramos o no aceptarlos, somos gobernados por la sociedad en la que vivimos así nos mudamos

de ciudad, de país o de continente. En nuestro país por ejemplo el salario es establecido gobierno

con la invención del salario mínimo, algo que puede ser beneficioso para algunos y para otros no,

depende de los zapatos desde donde se mire.

Esta apreciación que tenemos de la conducta ajena nos lleva a querer predecir lo qué hará

el otro en un momento dado.

Si bien nuestra percepción del otro es solo eso: “nuestra”, es decir, hacemos una introspección

informal queriendo explicar el porqué de la conducta del otro, por ejemplo, creer que una chica

que está quitándole los pétalos a una margarita sea porque está enamorada, solo por el hecho de

suponer que eso mismo haríamos nosotros de estar enamorados, cuando la realidad puede ser

esta: la chica está deshojando la margarita porque quiere saber de esa forma, cuántos pétalos

tiene la flor. Antes de desarrollarse el enfoque conductual, la visión que se tenía de la conducta

humana era la de un ser cuyos actos se debían simplemente a factores internos o lo que es igual:

libre albedrío o deseos de la misma persona. El enfoque conductual aunque no negaba del todo
tampoco lo aceptaba como hecho pues ponía como traba el hecho de “los motivos internos

resultan tan útiles para explicar la conducta sólo si la prueba de que existen estos motivos

proviene de otras fuentes, independiente de aquella conducta que estamos intentando explicar”.

Haciendo un barrido corto de la historia sobre el estudio de la conducta, encontraremos al

destacado René Descartes, quien en su momento causó revuelo entre algunos ya pensadores

conductistas con su teoría del dualismo cartesiano, en este, Descartes expone que hay algunas

acciones que son involuntarias y tienen lugar como respuesta a estímulos externos (reflejos) y

otras acciones que son voluntarias, que no tienen que ser desencadenadas por estímulos externos

y que aparecen porque una persona elige actuar de esa manera. Por supuesto muchos se

opusieron a esto y con el paso del tiempo se iba demostrando que estaba errado en varios

aspectos de su teoría, aunque algunos no excluye del todo su pensamiento.

References

Domjan, M., y Burkhard, B. (1990). ​Principios de aprendizaje y de conducta​. Madrid: Debate.

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