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1 (Í I·.L I'IU.

C-\Iti-\IHl

realidad ocultad~ la globalización. Ei aju-;te globaL demorado duran-


te demasiado tiempo. está hundiendo a los países ricos al mismo tiem-
po que saca a flote a algunos de los pobres. A menos que se resuelvan
las desigualdades obstinadamente desdei1adas por la mayoría de los
gobiernos durante las dos últimas décadas. la desazón y sus repercu-
siones podrían llegar a ser explosivas. La ecunomía de mercado glo-
bal puede finalmente devar el nivel de \'ida en todas partes ~-- hastct EL PRECARIADO
sus críticos deberían desearlo~- pero solo sus ideólogos pueden ne-
gar que ha traído consig(' la inseguridad ecunómica a muchos millo-
nes de persona~. El precariado es su avanzadilla, pero tiene todavía
que encontrar la voz que proclame su proyecto. T\' o es «la clase media 1 )urante la década de r ')"CJ un grupo de economistas de acérrima ins-

exprimida, ni una «subclase» ni «la capa inferior de la clase obrera», piración ideológica captó la atención y los ánimos de los políticos
sino que posee un conjunto propio de inseguridades y tendrá asimis- ;mglosajones. La idea central de su modelo <meoliberal)) era que el
mo un conjunto igualmente singular de reivindicaciones. crecimiento y el desarrollo dependían de la competitividad, por cuya
max1mización debía hacerse cuanto se pudiera, permitiendo que los
principios del mercado impregnaran todos los aspectos de la vida.
En las primeras fases de la e5critura de este libro realicé una presenta- U no de sus temas preferidos era que los gobiernos debían fo-
ción de sus temas a lo quf' resultó ser un grupo de académico'> de mentar la flexibilidad del mercado laboral. lo c¡ue equivalía a un pro-
tendencia socialdemócrata en gran medida anticuados. La mayoría pama para transferir los riesgos y la inseguridad a los trabajadores y
de ellos los saludaron con ironía y dijeron que no había en mis ideas sus familias. El resultado ha sido la creación ele un «precariado, glo-
nada nuevo, ya que para ellos la respuesta seguía siendo la misma ld, consistente en cientos de millones de personas sin un anclaje es-
que cuando eran jóvenes: se necesitaban rn~s puestos de trabajo v table en su trabajo, que se está convirtiendo en una nueva clase peli-
mejor retribuidos. Todo lo que diré a esas respetadas figuras es que grosa por su propensión a dar pábulo a voces extremistas o fanáticas
creo que las y los precarizados no habrían estado de acuerdo. \ a utilizar su voto y su dinero para ofrecer a esas voces una platafor-
ma política que acreciente su inf1uencia. El propio éxito de la agenda
«neoliberal», admitida en mayor o menor medida por gobiernos de
Se haría demasiado larga la lista de la gente a la que debería agrade- toda laya, ha generado un monstruo político incipiente. Hay que ha-
cer de forma individual su ayuda en la maduración de las ideas pre- cer algo antes ele que ese monstruo cobre fuerza.
sentadas en el libro. pero quiero mencionar especialmente a los mu-
chos grupos de estudiantes y activista~ que h:m acudido a los df'batc~
sobre sus diversos ternas en los dieciséi:; paíse; \'isitados durante su LL PRECAHIADO SL DESPEREZA
preparación. Cabe esperar que sus apreciacione~ v sugerencias hayan
enco11trado un lugar en el texto final. Baste añadir que el autor de un El r de mayo de 2001 cinco mil personas, en su mayoría estudiante<; y
libro como este es principalmente ponavo1. de los penc;amientn" de ir)\·enes activistas sociales, se reunieron en en el centro de la ciudad
todos ellos. ele Milán para iniciar lo que pretendía ser una marcha de protesta al-
(~l-Y STA!\DING ternativa a la celebración tradicional del Primero de i\layo. En 2005
sus filas habían engrosado hasta má:- de )O.ooo personas ---más de
J oo.ooo. según algunas estimaciones-- -y el «EuroMay Da y» se había
1~ EL PRECAIU ADO EL PRECARIADO '9

hecho paneuropeo, congregando a cientos de miles de personas, en cales de aquel mismo día. Aquello pudo pasar inadvertido por lama-
su mayoría jóvenes, en las calles de las capitales y muchas otras ciu- yoría de la opinión pública y los políticos, pero fue un acontecimien-
dades de la Europa continental. Aquellas manifestaciones airearon to muy significativo.
los primeros vagidos del precariado global como tal. Al mismo tiempo, la identidad dual como víctima-héroe mostra-
Los vetustos sindicalistas que normalmente organizaban las ma- ba una notable falta de coherencia. Un problema adicional era la falta
nifestaciones del Primero de Mayo no podían sino sentirse perplejos de concentración de su lucha. ¿Qué o quién era el enemigo? Todos
ante aquella nueva masa en movimiento, cuyas reivindicaciones de los grandes movimientos de la historia han tenido, para bien o para
inmigración libre y una renta básica universal tenían muy poco que mal, una base de clase. Un grupo de interés (o varios) combatía con-
ver con el sindicalismo tradicional. Los sindicatos entendían como tra otro, habitualmente formado por quienes habían explotado y
única respuestá posible a la precarización un regreso al modelo "la- oprimido al primero, disputándole el uso y control de los principales
borista» que ellos mismos habían contribuido tanto a cimentar a me- activos del sistema de producción y distribución de la época. El pre-
diados del siglo xx: más empleos estables con seguridad a largo plazo cariado, pese a su rica variedad, parecía carecer de una idea clara de
y los arreos complementarios que solían acompañarlo; pero muchos cuáles eran esos activos. Entre sus héroes intelectuales se contaban
de los jóvenes manifestantes habían visto a la generación de sus pa- Pi erre Bourdieu ( 1998) quien expuso y detalló el concepto depreca-
dres acomodarse a la pauta fordista de empleos rutinarios a tiempo riedad, Michel Foucault, Jürgen Habermas y Michael Hardt y Tony
completo y subordinación a la gestión industrial y a los dictados del Negri (2ooo), cuyo Imperio fue un texto premonitorio, con Hannah
capital. Aunque carecían de una agenda alternativa coherente, no Arendt ( 19 58) como trasfondo. También se podían detectar rastros
mostraban ningún deseo de resucitar aquel laborismo. de los levantamientos de r968 que ligaban al precariado con la escue-
Tras dar sus primeros pasos en Europa occidental, el EuroMa- la de Frankfurt y el Hombre Unidimensional de Herbert Marcuse
yDay cobró pronto un carácter global, convirtiéndose Japón en uno (1964).
de sus principales centros energéticos. Comenzó como un movi- Era la liberación del pensamiento, la conciencia de una sensación
miento de jóvenes europeos con niveles de formación relativamente común de inseguridad. Pero de la simple comprensión no brota nin-
altos, descontentos por el enfoque competitivo (o neoliberal) de mer- guna "revolución». N o había todavía una indignación eficaz, y esto
cado que les ofrecía el proyecto de Unión Europea: una vida de suce- se debía a que no se había forjado ninguna agenda o estrategia políti-
sivos empleos eventuales, flexibilidad y mayor crecimiento econó- ca. La carencia de una respuesta programática quedó de manifiesto
mico. Pero su eurocentrismo pronto dio paso al internacionalismo, al en la búsqueda de símbolos, el carácter dialéctico de los debates in-
constatar que el desasosiego generado por sus múltiples insegurida- ternos y las tensiones que todavía se mantienen en el seno del preca-
des podía emparentarse con lo que sucedía en otras partes del mun- riado y que no van a desaparecer de aquí a mañana.
do, en particular cuando los inmigrantes se incorporaron a sus movi- Los dirigentes de las manifestaciones del EuroMayDay hicieron
lizaciones convirtiéndose en parte sustancial de las manifestaciones cuanto pudieron por ocultar sus deficiencias, tanto literalmente como
del precariado. en sus imágenes visuales y carteles. Algunos insistían en la unidad
Aquel movimiento se extendió a quienes practicaban un estilo de de intereses entre los inmigrantes y otros (migranú e precarie "por
vida no convencional, generándose una tensión creativa entre el pre- otra Europa», decía el cartel con el que se convocaba el EuroMayDay
cariado como víctima, penalizado y demonizado por las instituciones en Milán en 2oo8), así como entre jóvenes y veteranos, simpática-
y prácticas respetadas por la mayoría social, y el precariado como mente yuxtapuestos en el cartel berlinés del EuroMayDay en 2006
héroe, que rechazaba esas instituciones y prácticas en un acto de desa- (Doerr, 2006).
fío intelectual y emocional concertado. En 2008 las manifestaciones Pero como movimiento libertario e izquierdista todavía tiene
del EuroMayDay superaron con mucho los apocados desfiles sindi- que suscitar el temor, o al menos el interés, de quienes quedan fuera.
20 FL PRECARIADO FL PHECARTADO 21

Hasta sus protagonistas más entusiastas admitirían que esas manifes- ternet firmada como Banda Robin Hood en la que decían que habían
taciones han tenido más de baladronada que de intimidación, sir- distribuido las exquisiteces hurtadas entre los becarios seleccionados
viendo principalmente como aserción de individualidad e identidad como los trabajadores precarios más explotados de la ciudad.
en una experiencia colectiva de precariedad. Con el vocabulario de Bufonadas como aquella, que en modo alguno pretendía ganar
los sociólogos, las exhibiciones públicas han mostrado sobre todo el amigos ni int1uencia entre el gran público, nos recuerdan ciertas ana-
orgullo de subjetividades precarias. Un cartel del EuroMayDay, ela- logías históricas. Podemos hallarnos en una fase de la evolución del
borado para una manifestación en Hamburgo, combinaba en actitud precariado en la que los contrarios a sus principales lacras -preca-
de desafío cuatro figuras en una: un limpiador, un cuidador, un refu- riedad ele la residencia, del empleo y el trabajo y de la protección so-
giado o inmigrante y un trabajador "creativo" con ordenador portá- cial- se parecen a los «rebeldes primitivos" que han surgido en to-
til (presumiblemente parecido a la persona que diseñó el cartel). Un das las grandes transformaciones sociales, cuando pierden validez
elemento destacado era una gran bolsa de rafia que parecía simboli- los antiguos derechos y se disgregan los antiguos bloques sociales.
zar el nomadismo contemporáneo en el mundo globalizado. Como recordaba Eric Hobsbawm ( 1959), siempre ha habido Robin
Los símbolos tienen su importancia. Contribuyen a unir a los Hoocls, que solían multiplicarse poco antes de que cobrara forma una
grupos en algo más que una multitud de extraños entre sí. Ayudan a estrategia política coherente en defensa de los intereses de la nueva
forjar una clase y a construir su identidad, fomentando una concien- clase dominante.
cia de comunidad y una base para la solidaridad o fraternidad. De lo Quienes participan en las manifestaciones del EuroMayDay y en
que trata este libro es de cómo pasar de los símbolos a un programa acontecimientos similares en otras partes del mundo son solo el ápice
político. La evolución del precariado hasta convertirse en agente de del precariado, pero hay muchos más que viven en el temor y la inse-
una "política de paraíso" tiene todavía que pasar de las ideas teatrales guridad. La mayoría de ellos no acuden a esas manifestaciones, pero
y visuales de emancipación a un conjunto de reivindicaciones que eso no los salva del precariaclo. Van a la deriva sin gobernalle y son
comprometan al Estado más allá de desconcertarlo o irritarlo. presa fácil ele la cólera y capaces de virar en poco tiempo de la extre-
Una característica de las manifestaciones del EuroMayDay ha ma izquierda a la extrema derecha y ele respaldar la demagogia popu-
sido su ambiente de carnaval, con música salsa, carteles y discursos lista que se nutre ele sus ansiedades y fobias.
pronunciados con ironía y buen humor. Muchas de las acciones vin-
culadas a la distendida red que las organiza han sido anárquicas e in-
trépidas más que estratégicas o socialmente amenazadoras. En Ham- EL PRECARIADO EN MOVIMIENTO
burgo se explicó a los participantes cómo evitar el pago de los billetes
de autobús o las entradas al cine. En una estratagema en 2ooó que En 1 989 la población de Prato, a poca distancia de Florencia, era casi
marcó un hito en el folklore del movimiento, un grupo de alrededor totalmente italiana. Durante siglos esa vieja ciudad toscana había
de veinte jóvenes con máscaras de carnaval y nombres como Spider sido un gran centro manufacturero de tejidos y ropa. Muchos de sus
Mum, Multiflex, Operaistorix y Santa Guevara entraron a media ma- I 8o.ooo habitantes estaban ligados a esas industrias generación tras
ñana en una tienda de delicatessen, llenaron un carrito con comidas y generación, y sólidamente anclados en arraigados valores que desde
bebidas de lujo, se hicieron fotografías del grupo y a continuación el punto ele vista político los situaban en la izquierda. Parecía la en-
salieron del establecimiento entregando a la mujer a cargo de la caja carnación de la solidaridad social y la moderación.
una flor con una nota que explicaba que producían riqueza pero no Aquel año llegó a Prato un grupo de treinta y ocho trabajadores
disfrutaban ele ella. Los participante<; en aquel episodio en el que la chinos. Comenzó a florecer una nueva generación de tejedurías y
vida imitaba al arte, basado en la película Los edukadores (Die .fetten tiendas ele ropa pertenecientes a aquellos inmigrantes y unos pocos
Jahre sind vorbei), nunca fueron atrapados. Colgaron una nota en In- italianos asociados con ellos. l m portaron más trabajadores chinos,
22 EL PRECARIADü EL PRECARIADO 2)

muchos de los cuales llegaban sin permiso de trabajo. Aunque se de- de los pratenses, sino más bien de las características peculiares de
jaban notar, eran tolerados; impulsaban la floreciente economía de la aquel enclave. Mientras que las antiguas fábricas de la ciudad, presio-
ciudad y no ejercían apenas presión sobre las finanzas públicas, ya nadas por la competencia, dejaban a la intemperie a los trabajadores
que no recibían subsidios o prestaciones complementarias. Se mante- italianos en busca de fuentes alternativas de ingresos, los chinos
nían por sí mismos, confinados en el enclave donde habían afincado constituían una comunidad en el seno de otra comunidad. Se decía
sus talleres. La mayoría de ellos provenían de la ciudad costera de que bandas gangsteriles organizaban el éxodo desde China y dirigían
W enzhou en la provincia de Zhejiang, una región con una larga his- el enclave, disputándose su control con bandas rusas, albanesas, ni-
toria de emigración empresarial; llegaban vía Frankfurt con visados gerianas y rumanas así como con la mafia, y no solo en Prato; esta-
de turista por tres meses y seguían trabajando clandestinamente des- ban vinculadas a empre"as chinas que invertían en proyectos infraes-
pués de que estos hubieran expirado, lo que los dejaba en una situa- tructurales en Italia, incluida la propuesta de una «euroterminal
ción vulnerable y explotable. china;; multibillonaria cerca del puerto de Civitavecchia.
En 2008 había en la ciudad 4.200 empresas chinas registradas y Prato se ha convertido en un símbolo de la globalización y de los
4 5.ooo trabajadores chinos, que constituían alrededor de la quinta dilemas planteados por el crecimiento del precariado. A medida que
parte de la población de la ciudad (Dinmore, 2oroa, b). Fabricaban se extendían los talleres de trabajo esclavo chinos, los italianos per-
un millón de prendas á! día, con lo que su producción anual bastaba dían su papel proletario y se veían obligados a porfiar por un empleo
para vestir a toda la población italiana durante veinte años, según los precario o a quedarse sin empleo. La parte inmigrante del precariado
cálculos de los funcionarios municipales, mientras que las fábricas estaba expuesta a las represalias de las autoridades al tiempo que de-
autóctonas, presionadas por la competencia de las chinas y el aluvión pendía de dudosas redes dentro de su comunidad. Aunque no es en
de artículos baratos procedentes de India y Bangladesh, despedían a absoluto único, Prato refleja algunas consecuencias indeseables de la
centenares de trabajadores. En 2010 tan solo empleaban a 2o.ooo globalización.
obreros, 1 r .ooo menos que en 2ooo; esa contracción desplazaba a
cada vez más trabajadores de sus empleos regulares a otros precarios.
Entonces llegó el crash financiero, que golpeó a Prato del mismo EFECTO DE LA GLOBALIZACIÓN

modo que a muchas otras zonas industriales de Europa y Norteamé-


rica. Se multiplicaron las quiebras, aumentó el desempleo y los re- A finales de la década de 1970 un envalentonado grupo de sociólogos
sentimientos generaron una hostilidad abierta. Al cabo de unos me- y economistas, a quienes más tarde se llamaría «neo liberales;; y «liber-
ses la izquierda política había sido barrida del poder por la xenófoba tarios;; (aunque esos dos términos no sean sinónimos), percibió que
Liga Norte, que pronto tomó medidas represivas contra los chinos sus opiniones estaban siendo atendidas después de décadas de menos-
emprendiendo incursiones nocturnas en sus talleres de trabajo escla- precio. La mayoría de ellos eran lo bastante jóvenes como para no ha-
vo (sweatshops), deteniendo a los trabajadores y demonizándolos, ber sufrido la Gran Depresión ni haberse dejado seducir por la oleada
mientras que el aliado político de la Liga, el primer ministro Silvio socialdemócrata que se había implantado como corriente principal del
Berlusconi, anunciaba su determinación de derrotar al «esercito del pensamiento socioeconómico tras la Segunda Guerra Mundial.
malo>, tal como denominaba a los inmigrantes ilegales. Un trastor- Les disgustaba el Estado, al que equiparaban con el gobierno cen-
nado embajador chino se apresuró a acudir a Prato desde Roma y tralizado y con su aparato planificador y regulador. Veían el mundo
dijo que lo que estaba sucediendo allí le recordaba a los nazis en los como un lugar cada vez más abierto, en el que la inversión, el empleo
años treinta, mostrándose además reacio, en nombre de su gobierno, Y los ingresos afluirían allí donde la situación fuera más acogedora.
a repatriar a sus compatriotas tal como le exigía el italiano. Argumentaban que a menos que los países europeos, en particular,
Aquellos problemas no derivaban únicamente de la intolerancia retrajeran las seguridades construidas desde la Segunda Guerra Mun-
24 LL I'IH:CAill <\DO
FL PllFCAilL\D'l 2)

dial para la clase ubrera industrial y el sector público burocratizado, v


\ medida que avanzaba el prc!cC~Il de globalización y que los go-
a menos que se .. domeñara» a los sindicatos, la desindustrialización
l!ÍL'rtlOS y empresas se apresuraban a flexibilizar las relaciones labora-
(un concepto nacido en aquella época) se aceleraría, aumentaría el
lt'';, se multiplicaba la cantidad ele gente en puestos de trabajo insegu-
desempleo, se frenaría el crecimiento económico, se contraería la in-
nJ·o, aunque esto no estuviera tecnológicamente determinado. Al
versión y aumentaría la pobreza. Para contrarrestar esa perspectiva
~'xtellCler~e el empleo f1exible aumentaron las desigualdades, y la es-
estremecedora proponían medidas drásticas, y encontraron en políti-
rructun de clase sobre la que se basaba la sociedad industrial dio paso
cos como Margaret Thatcher y Ronalcl Reagan el tipo de líderes dis-
<t ~dgo más complejo, lo que no quiere decir menos clasista. Volvere-
puestos a compartir y aplicar su análisis.
mo~ más adelante sobre esto, pero los cambios de política y la res-
Lo más trágico fue que, aunque su diagnóstico estaba acertado en
m:esta de las empresas a los dictados de la economía de mercado glo-
parte, su pronóstico era despiadado. Durante los siguientes treinta
babadJ. generaron una tendencia en todo el mundo que nunca
anos a aquella tragedia se le añadiú el hecho de que los partidos polí-
habían predicho los economistas neoliberales ni los gobernantes que
ticos socialdemócratas que habían construido el sistema que los neo-
estaban llevando a la práctica sus propuestas.
liberales quería desmantelar, tras oponerse brevemente al diagnós-
".1illones de per<>onas, tanto en hs economÍJ.s ricas como en las
tico neoliberal, acabaron aceptando resignaclilmente junto a este el
emergentes, se incorporaron al precariado, un fenómeno nuevo aun-
pronóstico que le acompanaba.
que tuviera precedentes en el pasado. El precariado es algo distinto
U na tesis neo liberal que cristalizó durante la década ele r 9go era
de !J. «clase obrera, o del «proletariado». Estos últimos términos su-
que los gobiernos tenían que promover la <d1exibilidacl del mercado
gieren una sociedad que consiste principalmente en trabajadores con
laboral». A menos que el mercado laboral se hiciera más f1exible, los
un puesto relativamente duradero y estable, con jornadas de trabajo
costes del trabajo aumentarían y las empresas trasladarían la produc-
fijas y vías bastante claras de mejora, sindicados y con convenios co-
ción y la inversión a lugares donde lo.;; costes fueran más bajos; el
lectivos, cuyos puestos de trabajo tenían un nombre que sus padres y
capital tlnanciero se invertiría en esos países más que "en casa». La
madres habrían entendido, frente a patronos locales cuyos nombres
f1exibilidad tenía muchas dimensiones: la salarial signitlcaba acelerar
y rasgos les eran familiares. La mayoría de los trabajadores precari-
los ajustes a los cambios en la demanda, en panicular hacia abajo; la
zados no conocían a su patrono ni sabían cuántos empleados tenía
del empleo significaba la capacidad fácil y sin coste para las empresa-
este o podría llegar a tener en el futuro. Tampoco eran de «clase me-
de cambiar su nivel, en particular hacia abajo, lo que significaba una
dia», ya c¡ue no tenían un salario estable o predecible ni el estatus y
reducción en la seguridad y protección del empleo; la f1exibilidacl en
ventaja<> que se supone que posee la gente ele clase media.
las tareas y puestos de trabajo significaba capacidad para desplazar a
A medida que se aproximaba el final del milenio, cada vez más
los empleados J. distintos lugJ.res de la empresa y p:1ra cambiar las
gente, y no solo en los países en desarrollo, ~e iba encontrJ.ndo con
estructuras ele empleo con mínima oposición o coste; la flexibiliclacl
un estatus que los antropólogos y economistas del desarrollo llaman
en la pericia signi±lcaba capacidad para ajustar fácilmmte las habili-
«informa!,. Probablemente ellos rnismos no habrían encontrado
dades de los trabajadores.
adecuado el término para sí mismos ni h:1hrían pen~aclo quP describía
Esencialmente, la f1exibiliclad propugnada por los desenvueltos
una forma común de viví r v trabajar. A ..oí pues, no pertenecían a la
economistas neoclásicos significaba aumentar sistemáticamente b
clase obrera ni a la clase media, ni se sentían «informales». ¿Qué eran
inseguridad de los empleados, como precio a pagar supuestamente
entonces? Lo que probablemente no habrían negado es que llevaban
necesario por mantener la inversiún y el empleo. Cada retroceso eco-
una existencia precaria. Amigos, parientes y colegas compartirían
nómico se atribuía en parte, honradamente o no. a la falta ele f1exibili-
también un estatus eventual de algún tipo, sin seguridad de que fuera
clad y a la tardanza en emprender una «reforma estructura), del mer-
cado laboral. a durar muchos años, ni siquiera meses o semanas, y más bien prefe-
rían pensar que no iba a ser así.
26 EL PRECARIADO EL PRECARIADO 27

DEFINICIÓN DEL PRECARIADO po completo; aunque algunos de ellos aspiran a entrar algún día a
formar parte de la elite, la mayoría se contentan con disfrutar de los
Existen dos formas de definir lo que entendemos por precariado: una privilegios de su clase, sus pensiones, sus vacaciones pagadas y su
es decir que se trata de un grupo socioeconómico con características participación en los beneficios de la empresa. Ese grupo se concentra
propias que permiten determinar si una persona pertenece a él o no. en las grandes empresas, las agencias gubernamentales y el funciona-
Esto es útil en términos de imágenes y análisis y nos permite usar lo riada que dirige y gestiona la administración pública.
que Max Weber llamaba un «tipo ideal». En ese sentido, el precaria- Jurito a él, aunque en una posición subordinada, existe un grupo
do se podría describir como un neologismo que combina el adjetivo más pequeño (hasta ahora) de «profitécnicos», término que combina
«precario» y el sustantivo «proletariado,, y es así como lo empleare- las ideas tradicionales de <iprofesional, y «técnico» y se aplica a cuan-
mos habitualmente en este libro, aunque con ciertas limitaciones. Lo tos poseen habilidades cotizadas en el mercado que les permiten ob-
que nos interesa destacar es que se trata de una clase en proceso de for- tener elevados ingrt:sus por contrato, como asesores o trabajadores
mación, aunque no sea todavía una clase para sí, en el sentido marxis- independientes por cuenta propia. Los profitécnicos equivalen en
ta del término. cierto modo a los caballeros de la Edad Media dispuestos a desplazar-
Pensando en términos de grupos sociales podemos decir que, de- se continuamente de un lado a otro sin afincarse permanentemente
jando a un lado las sociedades agrarias, la era de la globalización ha en un empleo a tiempo completo en una sola empresa. La «relación
dado lugar a una fragmentación de las estructuras de clase naciona- de empleo estándan> no es para ellos.
les. A medida que crecían las desigualdades y que el mundo se movía Por debajo de los profitécnicos, en términos de ingresos, existe
hacia un mercado laboral abierto y flexible, las clases no desapare- un •múcleo» cada vez menor de trabajadores manuales, la esencia de
cían, pero surgía una estructura global de clases más fragmentada. la antigua «clase obrera». Los estados del bienestar, así como los sis-
La «clase obrera», los «trabajadores» y el «proletariado, fueron temas de regulación laboral, se construyeron pensando en ellos; pero
términos insertos en nuestra cultura durante varios siglos. La gente los batallones de trabajadores industriales que vertebraban el movi-
se podía describir a sí misma en términos de clase y otros los recono- miento obrero han mermado considerablemente y se ha perdido su
cerían en esos términos, así como por la forma en que se vestían, ha- conciencia de solidaridad social.
blaban y se comportaban. Pero hoy día son etiquetas poco más que Por debajo de esos cuatro grupos está el creciente «precariado»,
evocadoras. André Gorz ( J 9 82) habló hace tiempo del «fin de la cla- flanqueado por un ejército de desempleados y un grupo deshilvana-
se obrera». Otros han seguido dándole muchas vueltas al significado do de fracasados e inadaptados sociales que viven de los desechos de
de ese término y a los criterios de clasificación. Quizá lo que sucede la sociedad. He analizado en otro lugar (Standing, 2009) el carácter
en realidad es que necesitamos un nuevo vocabulario que refleje las de esta estructura de clases fragmentada; pero lo que queremos exa-
relaciones de clase en el sistema global de mercado del siglo XXI. minar aquí en detalle es el papel social del precariado.
Hablando en general, aunque las viejas clases siguen existiendo Los sociólogos suelen pensar en términos de los tipos de estratifi-
en buena parte del mundo, actualmente se pueden distinguir siete cación expuestos por Max Weber -clase y esta tus-, entendiendo
grupos. En lo más alto está la «elite», consistente en un pequeño nú- que el primero de ellas viene dado por las relaciones sociales de pro-
mero de ciudadanos globales espectacular y disparatadamente ricos ducción y la situación de cada uno en el proceso de trabajo (Weber,
que dominan el universo con sus millardos de dólares y que aparecen [1922] r968). En el mercado laboral, aparte de los patronos y los au-
en la lista anual de Forbes como excelsos seres sobrehumanos, capa- toempleados, la principal distinción era la que se daba entre traba-
ces de condicionar la acción de los gobiernos en todas partes y de jadores asalariados y empleados a sueldo; los primeros aportaban
realizar espléndidos gestos filantrópicos. Por debajo de la elite se si- trabajo cobrando por cada pieza producida o por el tiempo emplea-
túan los «altos directivos>> o «ejecutivos» con empleo estable a tiem- do, lo que se resumía en la imagen dinero-por-esfuerzo, mientras
2S EL PRECARIADO LL PRECAHIADO 29

que los segundos eran supuestamente recompensados por la confianza conllevan un conjunto de recompensas que proporcionan una segu-
que se podía depositar en ellos, resumida en la idea de compensación- ridad socioeconómica mucho más valiosa que lo que indican los in-
por-servicio (Goldthorpe, 2007, vol. 2, cap. 5; McGovern, Hill y gresos monetarios por sí solos (Kerbo, 2003: pp. 509-12). El preca-
Milis, 2008, cap. 3). Se suponía siempre que estos úítimos estaban más riado carece de todas esas recompensas, por lo que la desigualdad
próximos a los directivos, jefes y propietarios, mientras que los traba- real aparece seriamente subestimada.
jadores asalariados eran intrínsecamente lejanos, lo que exigía disci- El término descriptivo "precariado, fue usado por primera vez
plina, subordinación y una combinación de incentivos y sanciones. por algunos sociólogos franceses en la década de I 980, para describir
A diferencia de la clase, la idea de estatus estaba asociada con la a los trabajadores temporales o estacionales. En este libro utilizare-
ocupación de una persona, siendo las ocupaciones de esta tus más alto mos una noción diferente, pero la cuestión de la temporalidad supo-
las más próximas a los servicios profesionales, la gestión y la admi- ne en cualquier caso un aspecto central del estatus del precariado.
nistración (Goldthorpe, 2009), si bien la cosa se veía complicada por Solo tenemos que recordar que un contrato de empleo temporal no
las múltiples divisiones y jerarquías en la mayoría de las ocupacio- es exactamente lo mismo que realizar eventualmente algún trabajo.
nes, que suponen estatus muy diferentes. Hay quienes tratan de presentar una imagen positiva del preca-
En cualquier caso, la división entre trabajadores asalariados y riado, subrayando el romántico espíritu libre que rechaza las normas
empleados a sueldo y las ideas relacionadas con la ocupación o profe- de la antigua clase obrera ancladas en el empleo estable así como el
sión se tambalean cuando se considera el precariado, que por un lado materialismo burgués de los empleados asalariados .. de cuello blan-
tiene características de clase, en cuanto que está formado por gente co,. Esa rebeldía e inconformismo no deberían olvidarse, ya que son
cuyas relaciones de confianza con el capital o el Estado son mínimas, efectivamente rasgos del precariado, y aunque no hay nada nuevo en
lo que la distancia de los empleados a sueldo, pero que carece de las las luchas de los jóvenes y no tan jóvenes contra los dictados del tra-
relaciones de contrato social del proletariado, al que se ofrecía segu- bajo subordinado, sí resulta novedosa la buena acogida dispensada al
ridad en el empleo a cambio de la subordinación y una lealtad contin- trabajo precario y su estilo por parte de gente .. mayor" que opta por
gente, pacto no escrito que sustenta los estados del bienestar. El pre- él tras un largo período de empleo estable. Atenderemos a este fenó-
cariado, sin una negociación de confianza y seguridad a cambio de la meno más adelante.
subordinación, es muy distinto en términos de clase; pero también es El significado del propio término ha ido variando a medida que
peculiar su situación de estatus, que no se solapa claramente con las se incorporaba al lenguaje popular. En Italia se considera que el pre-
ocupaciones artesanales de estatus intermedio ni con las profesiona- cariato es algo más que la gente que realiza un trabajo ocasional y con
les de alto estatus. Cabría decir que el precariado tiene un Hestatus bajos ingresos, suponiendo una existencia precaria como estado de
truncado,; y como veremos, la estructura de sus <<ingresos sociales" vida normal (Grimm y Ronneberger, 2007). En Alemania se ha utili-
tampoco coincide claramente con la que correspondería a las viejas zado el término para aludir no solo a los trabajadores temporales,
nociones de clase u ocupación. sino también a los desempleados sin esperanzas de integración social,
] apón ilustra de forma sobresaliente los problemas que afrontan lo que está cerca de la idea marxista de lumpenproletariat y no es lo
quienes pretenden examinar el papel social del precariado. La de- que pretendemos examinar en este libro.
sigualdad de ingresos es allí relativamente baja (lo que lo convierte en En japonés se ha utilizado el término como sinónimo de "trabaja-
un .. buen país,, según Wilkinson y Pickett (2009)), pero es muy pro- dores pobres,, aunque ha ido evolucionando y cobrando un signifi-
funda en cambio la desigualdad en términos de jerarquía de estatus, cado propio al asociarse con el movimiento del MayDay japonés y
intensificada al proliferar el precariado, cuyos apuros económicos se los llamados "sindicatos furita" (palabra que combina .. free" [libre]
ven subestimados por las mediciones convencionales de desigualdad Y "Arbeiter" [trabajador, en alemán] y que se aplica a los jóvenes que,
de ingresos. Las posiciones de mayor esta tus en la sociedad japonesa tras terminar sus estudios, trabajan en empleos eventuales o simple-
30 EL PRECARIADO EL PRECARTADO
3'

mente permanecen desocupados, a menudo en la casa paterna) que ASPECTOS DE LA SEGURIDAD LABORAL BAJO LA CIUDADANÍA INDUSTRIAL
reivindican mejores condiciones de vida y de trabajo (Ueno, 2007;
Obinger, 2009). Seguridad del mercado laboral. Oportunidades adecuadas para obte-
No es adecuado equiparar al precariado con los trabajadores po- ner unos ingresos decentes; a nivel macroeconómico, esto se resume
bres o con el empleo inseguro, aunque esas dimensiones le sean cer- en el compromiso del gobierno con el "pleno empleo}}.
canas. La precariedad implica también la ausencia de una identidad
basada en el empleo seguro, mientras que los trabajadores en algunos Seguridad en el empleo. Protección frente a despidos arbitrarios, re-
empleos con bajos ingresos pueden ir construyéndose una carrera gulaciones sobre la contratación y el despido, imposición a los patro-
profesional. Algunos comentaristas han vinculado la idea a la falta de nos de los costes por infringir las reglas establecidas, etc.
control sobre su trabajo, pero tampoco parece esto definitorio, ya
que hay distintos aspectos del trabajo o del empleo sobre los que una Seguridad en el puesto de trabajo. Capacidad y facilidad para mantener
persona puede tener o no control, como el desarrollo y uso de sus un nicho en el empleo, barreras a la dilución de las habilidades adqui-
habilidades, la cantidad de tiempo requerida para una tarea, el ritmo ridas y oportunidades para la movilidad .. ascendente}} en términos de
de trabajo, su intensidad, el equipo instrumental, las materias primas, estatus e ingresos.
etc., y hay distintos tipos de control y controlador, no solo el capataz
o supervisor que vigila al trabajador. Seguridad en el trabajo. Protección frente a accidentes y enfermeda-
Afirmar que el precariado es gente que no tiene control sobre su des laborales mediante regulaciones para la prevención de riesgos,
empleo o su trabajo sería demasiado restrictivo, ya que siempre hay límites a la jornada de trabajo, horas intempestivas o trabajo noctur-
ambivalencias y un regateo implícito sobre el esfuerzo, la coope- no para las mujeres, así como compensación de los eventuales per-
ración y aplicación de las habilidades, así como cierto margen de cances.
maniobra para actos de sabotaje, hurtos y malas prácticas; pero hay
aspectos del control muy relevantes para evaluar sus aprietos y difi- Seguridad en la reproducción de las habilidades. Oportunidades para
cultades. mejorarlas mediante cursillos de aprendizaje y formación, así como
U na línea de investigación igualmente interesante sería quizá la para hacer uso de las competencias propias de cada uno.
relacionada con lo que se podría llamar .. discordancia de estatus}}.
Gente con un nivel de educación formal relativamente alto, que acep- Seguridad en los ingresos. Seguridad en un ingreso estable adecuado,
ta empleos con un estatus o ingresos por debajo de lo que considera- protegido mediante disposiciones sobre el salario mínimo, indexa-
rían acorde con su cualificación, pueden sufrir probablemente una ción de los salarios, seguridad social generalizada, impuestos progre-
frustración de estatus, sentimiento que prevalece entre el joven pre- sivos para reducir la desigualdad y complementar los ingresos más
cariado japonés (Kosugi, 2008). bajos.
Para nuestro propósito, el precariado consiste en personas caren-
tes de alguna de las siete formas de seguridad relacionada con el tra- Seguridad en la representación. Representación colectiva en el merca-
bajo resumidas en el marco, que los partidos socialdemócratas o la- do laboral, derecho a organizar sindicatos independientes y derecho
boristas y los sindicatos pretendían imponer tras la Segunda Guerra de huelga.
Mundial como programa de Hciudadanía industrial}} para la clase
obrera o el proletariado. N o todos los precarizados valorarían del En las discusiones sobre el incremento de la inseguridad laboral
mismo modo esos siete aspectos de la seguridad, pero lo cierto es que se suele conceder mayor atención a la inseguridad en el empleo, esto
todos ellos se están deteriorando. es, a la desaparición de los contratos indefinidos y la ausencia de pro-
EL PRECARIA])()
)2 EL PRECAH lADO 13

tccción frente a la pérdida de empleo. Aunque esto es comprensible, ~rupos de empleados. Quinto, los complementos o subsidios a cargo
la inseguridad en el puesto de trabajo es también un fenómeno a del Estado, incluidos seguros, asistencia sociaL transferencias discre-
atender. cionales y subsidios pagados directamente o a través de los patronos,
La diferencia entre seguridad en el empleo y seguridad en el así como los servicios sociales subvencionados. Por último están los
puesto de trabajo es vital. Consideremos un ejemplo: entre 2008 y beneticios privados derivados de ahorros e inversiones.
2oro se suicidaron treinta empleados de France Telecom, lo que dio Cada uno de esos seis elementos se puede subdividir en capítulos
lugar al nombramiento de un nuevo jefe foráneo. Dos terceras partes más o menos seguros o asegurados que determinan su valor conjun-
de los 6o.ooo empleados eran funcionarios con seguridad garantiza- to. El salario, por ejemplo, se puede dividir en una porción tlja du-
da en el empleo; pero la dirección los había sometido a una inseguri- rante un tiempo, determinada en el contrato de trabajo, y otras que
dad sistemática en el puesto de trabajo, con un sistema llamado «Es son variables o flexibles. Si alguien recibe un salario que supone el
Hora de Moverse» que los obligaba a cambiar de oficina y de puesto mismo ingreso cada mes durante todo el año, el devengado cualquier
de trabajo cada pocos años. La investigación realizada concluyó que mes vale más que si ese dinero procede de un salario que depende de
la tensión resultante de esos cambios era la causa principal de los sui- los caprichos de la meteorología o del plan de producción del patrón.
cidios; así pues, la inseguridad en el puesto de trabajo también es un De forma similar, los subsidios del Estado se pueden dividir en dere-
dato importante a tener en cuenta. chos universales de la ((ciudadanía)) que, como los seguros, dependen
También importa en el funcionariado. Su seguridad en el empleo de las contribuciones realizadas anteriormente y están por tanto en
es muy envidiada, pero pueden ser trasladados a otro lugar y puesto principio ((asegurados», y transferencias más discrecionales que pue-
((de servicio» cuando y como lo deciden sus jefes. En un mundo de fle- den cobrarse o no dependiendo de circunstancias imprevisibles. Los
xibilidad funcional y rigurosa «gestión de los recursos humanos», esos complementos que paga la empresa pueden dividirse en los que reci-
cambios periódicos pueden ser muy perturbadores en lo personal. ben todos los empleados, otros que dependen del estatus o de servi-
Otro rasgo característico del precariado es la inseguridad en sus cios anteriores y otros repartidos discrecionalmente. Lo mismo se
ingresos, que siguen una pauta muy diferente a la de todos los demás puede decir de las ayudas comunitarias, que pueden proceder de la
grupos, como se puede mostrar utilizando el concepto de «ingreso [o familia o parientes o de toda la comunidad en tiempos de necesidad.
renta] social>>. En todas partes, obviamente, la gente tiene que sobre- El precariado se puede caracterizar por una estructura peculiar
vivir con los ingresos que recibe, ya sea un flujo de dinero o ingresos de ingreso social que induce una vulnerabilidad que va mucho más
en especie, que guardan relación con lo que cada uno o su familia allá de la cantidad de dinero recibida en un momento particular. Por
produce aunque no sean estrictamente equivalentes. En casi todas ejemplo, durante un período de rápida comercialización de la econo-
partes la gente tiene diversas fuentes de ingresos, aunque haya quien mía en un país en desarrollo, diversos grupos en vías de precariza-
deba contentarse con solo una. ción se pueden encontrar con que pierden los tradicionales apoyos
Cabe distinguir seis elementos en la composición del (ángreso comunales sin obtener en cambio subsidios de la empresa o el Esta-
social». El primero procede de la autoproducción: los alimentos, bie- do. Son más vulnerables que otros con mgresos regulares más bajos,
nes y servicios producidos directamente por cada uno, ya sean con- pero que mantienen las formas tradicionales de apoyo comunal, y
sumidos, intercambiados o vendidos, incluyendo lo que uno pueda también son más vulnerables c¡ue los empleados a sueldo con ingre-
cultivar en su huerto o patio trasero. En segundo lugar está el salario sos monetarios parecidos pero que tienen acceso a diversos comple-
monetario, dinero recibido por el trabajo realizado para otro. Terce- mentos no necesariamente monetarios concedidos por su empresa o
ro, el valor del apoyo proporcionado por la familia o la comunidad el Estado. Lo que caracteriza al precariado no es su nivel salarial o de
local, a menudo en forma de seguro mutuo informal. En cuarto lugar ingresos monetarios recibidos en determinado momento, sino la fal-
está la parte de los beneficios empresariales distribuida entre ciertos ta de apoyo comunitario en tiempos de necesidad, la carencia de sub-
H EL PHECARIADO EL PRECARIADO ))

sidios empresariales o estatales asegurados, y la carencia de benefi- tivos para la sociedad (a diferencia de los esclavos, que trabajaban
cios privados que complementen las ganancias monetarias obtenidas. únicamente para sus propietarios). Los banausoi, a los que Aristóte-
En el capítulo 2 consideraremos con mayor detalle los efectos de esas les juzgaba "de cuerpo contrahecho» y "con gustos vulgares>>, no go-
distintas posibilidades. zaban de los derechos ciudadanos ni tenían la posibilidad de ascender
Además de su inseguridad en el trabajo y en los ingresos, los en la escala social. Junto a los metecos (residentes extranjeros) traba-
miembros del precariado carecen de una identidad basada en el traba- jaban como artesanos o comerciantes, con derechos limitados que,
jo. Cuando tienen empleo, este no es del tipo que permite una carrera aun situándolos muy por encima de los esclavos, no les concedían la
profesional sino que carece de tradiciones de memoria social y de la menor esperanza de participar en la vida de la polis.
sensación de pertenecer a una comunidad ocupacional basada en Los antiguos griegos entendían mejor que nuestros actuales go-
prácticas estables, códigos éticos y normas de comportamiento, reci- bernantes la distinción entre trabajo voluntario y retribuido y entre
procidad y fraternidad. juego y ocio, al que llamaban sjole. Los auténticos ciudadanos no
Las y los precarizados no se sienten parte de una comunidad la- realizaban Htrabajos>> (asjolia) sino praxis en y en torno al hogar, con
boral solidaria. Esto intensifica una sensación de alienación e instru- su familia y sus amigos. Era una actividad Hreproductiva>> realizada
mentalización en todo lo que tienen que hacer. Acciones y actitudes por la propia satisfacción derivada del refuerzo de las relaciones per-
derivadas de la precariedad inducen al oportunismo. Sobre sus accio- sonales, que debía combinarse con la participación pública en la vida
nes no flota una "sombra del futuro» que les dé la sensación de que lo de la comunidad. Desde nuestro punto de vista era una sociedad muy
que dicen, hacen o sienten hoy tendrá un efecto vinculante sobre sus desigual, en particular en el trato a las mujeres y los esclavos; pero
relaciones a !argo plazo. El precariado sabe que no hay sombra del entendía que era ridículo pretender valorarlo todo en términos de
futuro, del mismo modo que no hay futuro en lo que están haciendo. trabajo.
Estar "fuera» mañana no sería para ellos una sorpresa, y perder un Una de las tesis de este libro es que un objetivo primordial para
empleo no sería tan malo si eso significara otro puesto de trabajo o superar los "inconvenientes>> del precariado a medida que avanza el
período de actividad. siglo xxr debería ser rescatar el trabajo no mercantilizado y el ocio
El precariado carece de identidad ocupacional, por más que algu- que no es mero juego. Durante todo el siglo xx se puso el énfasis en
nos tengan cualificaciones vocacionales y aunque muchos tengan maximizar el número de personas incorporadas al mercado laboral,
empleos con títulos extravagantes. Para algunos supone cierta liber- al tiempo que se denigraba o se ignoraba el trabajo no mercantili-
tad no tener compromisos morales o de comportamiento que definan zado. En cuanto al precariado, de él se espera que trabaje como y cuan-
una identidad profesional. Más adelante consideraremos la imagen do se le requiera, en condiciones no elegidas por él mismo, y que
del 'mómada urbano» y la del "residente» que no es un ciudadano dedique mucho tiempo a jugar y no al ocio creativo. Como argu-
pleno. Del mismo modo que algunos prefieren ser nómadas, viajeros mentaré en el capítulo 5, también se espera que realice mucho traba-
no asentados, no todos los miembros del precariado deben ser consi- jo no remunerado a expensas de su tiempo libre y de ocio, que se
derados como víctimas. Aun así, la mayoría viven incómodamente considera un despilfarro.
su inseguridad, sin una perspectiva razonable de escape.

V AHIA:"';TF.S DEL PRECARIADO

TRARAJO RETRIBUIDO, TRABAJO VOLUNTARIO, JUEGO Y OCIO


Se defina como se defina" el pre-:ariado e;,t;Í lejos de ser homogéneo.
Se pueden rastrear lo~ antecedentes históricos del precariado en los El adolescente que revolotea de un lado para otro por los cibercafés
antiguos Óanausoi griegos que realizaban trabajos manuales produc- mientras sobrevive con empleos ocasionales no tiene mucho gue ver
3Ó EL PRECARIADO EL PRECARIADO
37

con el inmigrante que aguza su ingenio para sobrevivir, conectándo- Sin embargo, sobresale otra categoría: la amplia capa de gente encar-
se febrilmente a la red mientras intenta evitar que lo pille la policía, ni celada, los delincuentes convictos. La era de la globalización ha visto
tampoco con la madre soltera que se pregunta desazonada de dónde aumentar el número de acciones consideradas delictivas. Se detiene y
sacar el dinero para la comida de la próxima semana, ni con el sesen- encarcela a más gente que nunca, lo que da lugar a una cantidad ma-
tón que busca empleos ocasionales para pagar sus facturas médicas; yor que nunca de gente criminalizada. Parte de esa expansión incluye
pero todos ellos comparten la sensación de que su labor es instru- pequeños delitos y entre ellos reacciones de rebeldía frente a los pla-
mental (necesario para sobrevivir), oportunista (aceptando lo que nes de asistencia social que crean riesgos inmorales, situaciones en
sale) y precario (inseguro). las que la gente discriminada corre el peligro de verse penalizada si al
Un calificativo aplicable a buena parte de los precarizados es el decir la verdad transgrt>de alguna regla burocrática.
de «morador», «avecindado, o «residente», que por una razón u otra Trabajadores temporales u ocasionales sin carrera, inmigrantes
tiene un conjunto de derechos más limitado que un «ciudadano» co- sin o con papeles, rebeldes criminalizados, demandantes de las pro-
rriente. La idea de residente no-ciudadano, que se remonta a tiempos mesas de bienestar. .. Su número crece y crece. Desgraciadamente,
de los romanos, se ha solido aplicar a los extranjeros a los que se con- las estadísticas laborales y económicas no se presentan de forma que
cede el derecho de residencia y de comerciar o ejercer un oficio, pero nos permita estimar la cantidad total de personas precarizadas, y me-
no los derechos de ciudadanía plenos. nos aún en cada una de las variedades que constituyen el precariado.
La idea se puede extender en relación con el conjunto de dere- Tenemos que hacernos una idea sobre la base de variables aproxima-
chos reconocidos a los ciudadanos de un país: civiles (igualdad ante das. Consideremos los principales grupos que constituyen el preca-
la ley y derecho a la protección frente al crimen y el daño físico), cul- riado, teniendo presente que no todos ellos se ajustan a él claramen-
turales (igual acceso al disfrute de la cultura y derecho a participar en te; las características señaladas no son necesariamente suficientes
la vida cultural de la comunidad), sociales (igual acceso a los diversos para indicar que una persona forma parte del precariado.
tipos de protección social, como las pensiones de jubilación y los cui- Para empezar, la mayoría de los ocupados en empleos tempora-
dados sanitarios), económicos (igual derecho a emprender activida- les están próximos al precariado porque mantienen relaciones de
des de las que obtener ingresos) y políticos (igual derecho de voto, a producción muy tenues, cobrando mucho menos que otros que reali-
presentarse a las elecciones o a participar en la vida política de la co- zan tareas similares, y con escasas oportunidades de mejora profesio-
munidad). Una cantidad creciente de personas en todo el mundo ca- nal. El número de los que deben añadir la etiqueta <<temporal» a su
rece de alguno o varios de esos derechos, lo que las convierte en «re- ocupación ha aumentado enormemente en la era del mercado laboral
sidentes» que no gozan de la ciudadanía plena, vivan donde vivan. flexible. En algunos países, como el Reino Unido, definiciones res-
El concepto se puede extender también a la vida empresarial, con trictivas de lo que constituye un empleo temporal dificultan precisar
diversos tipos de pertenencia y derechos. Los directivos se pueden el número de empleados sin protección; pero en la mayoría de los
entender como ciudadanos con derecho de voto sobre las decisiones países del mundo las estadísticas muestran que el número y la pro-
y prácticas cotidianas de la empresa, derecho al que renuncian sus porción de la fuerza de trabajo con estatus temporal ha venido cre-
accionistas o propietarios aunque mantengan el derecho de voto ex- ciendo vertiginosamente durante las últimas tres décadas. Un ejem-
plícito sobre las decisiones estratégicas de la empresa. El resto de los plo destacado es] apón, donde en 20 Tomás de una tercera parte de la
relacionados con la empresa -los contratados temporales, ocasio- fuerza de trabajo estaba ocupada en empleos temporales, pero donde
nales, dependientes, etc.- serían algo así como «residentes», con la proporción puede ser más alta es en Corea del Sur, donde sobre la
pocos títulos o derechos. base de definiciones razonables más de la mitad de los trabajadores
En el mundo en general, la mayoría de los <<residentes» son inmi- están en empleos temporales <mo regulares».
grantes de un tipo u otro, de los que nos ocuparemos más adelante. Aunque el trabajo en un empleo temporal sugiera que una perso-
38 EL PRECARIADO EL PHEC:AIUADO 39

na no está haciendo carrera, no siempre es así. De hecho, aquellos a Otra categoría que se solapa con el precariado es la de los «con-
quienes llamamos profitécnicos disfrutan pasando de un proyecto a tratistas" dependientes o independientes. Aunque muchos de ellos
corto plazo a otro; y los empleos de larga duración en los que se rea- gozan de seguridad en algunos aspectos y tienen una fuerte identidad
lizan una y otra vez las mismas tareas difícilmente responden a una ocupacionaL como los dentistas o contables autoempleados, la dife-
aspiración vocacional. Tener un empleo temporal no está mal si el renciación entre los dependientes y los independientes ha causado
contexto social es satisfactorio; pero si el sistema económico global innumerable'> dolores ele cabeza a los abogados laboralistas en todas
requiere que sea mucha gente la ocupada en empleos temporales, los partes. Ha habido interminables debates sobre cómo distinguir entre
gobernantes deberían resolver lo que los hace precarios. los c¡ue proporcionan servicios y los que ofrecen «trabajo para servi-
Actualmente, un empleo temporal suele indicar algún tipo de cim,, P entre !m dependientes de algún intermediario y los que son
precariedad. Para algunos puede ser un escalón en la construcción empleados ocultos. En último término todas esas distincione~ sonar-
de una carrera, pero para muchos otros puede suponer bajar un esca- bitrariac; y tienen que ver más bien con nociones ele control, subordi-
lón hacia un estatus con menores ingresos. nación y dependencia de otras «partes,, pero los que dependen de
Aceptar un empleo temporal tras un período de desempleo, otros que les encargan tareas sobre las que tienen escaso control co-
como urgen muchos gobernantes, puede dar lugar a menores ingre- rren mayor peligro de caer en el precariado.
sos durante años (Autor y Houseman, 2010). Una vez que una Otro grupo vinculado al precariado es el creciente personal de
persona desciende un peldaño en la escala del empleo, la probabili- los centros de llamadas, símbolo ubicuo y siniestro de la globaliza-
dad de ascender o de ganar un salario .. decente» se ve reducida per- ción, las comunicaciones electrónicas y el trabajo alienado. En 2008
manentemente. Tomar un empleo ocasional puede ser necesario el canal 4 del Reino Unido presentó un documental llamado Phone
para muchos, pero es muy poco probable que promueva su ascenso Rage ("Furia por Teléfono") que exhibía las mutuas incomprensio-
social. nes entre el personal de los centros de llamadas y los clientes exaspe-
Otra vía de caída en el precariado es el empleo a tiempo parcial, rados. Según el programa, los habitantes del Reino Unido pasan en
eufemismo tramposo que se ha convertido en una característica de promedio un día entero al año hablando con esos centros de llama-
nuestra economía terciaria, a diferencia de las sociedades industria- das, y ese tiempo sigue creciendo.
les. Normalmente se define el empleo a tiempo parcial como aquel en Luego están los becarios, un fenómeno particularmente actual
el que el número de horas de trabajo a la semana es inferior a treinta, por el que licenciados recientes, estudiantes o incluso aspirantes a en-
aunque sería más preciso referirse a los empleados a tiempo parcial, trar en la universidad trabajan durante un tiempo por poca o ninguna
ya que muchos de ellos se ven obligados a trabajar más de lo que es- paga, realizando pequeñas tareas secundarias. Algunos comentaris-
peraban y por menos de lo que esperaban. En su mayoría se trata de tas franceses han equiparado al precariado con los becarios, lo que es
mujeres que renuncian a hacer carrera y que pueden acabar siendo equivocado pero indica la incomodidad con que se contempla el fe-
superexplotadas, teniendo que trabajar sin compensación muchas nómeno.
más horas de las pagadas, y autoexplotadas, teniendo que hacer tra- Esos puestos de becario constituyen un vehículo potencial para
bajos extra a fin de conservar un nicho de algún tipo. canalizar a los jóvenes hacia el precariado. Algunos gobiernos los
La proliferación de los empleos a tiempo parcial ha contribuido a han potenciado incluso como parte del mercado laboral «activo;; con
ocultar la extensión del desempleo y el subempleo. Así, en Alemania, el fin de disfrazar el desempleo. En realidad, esos esfuerzos suelen ser
los "minijobs» a los que se ha visto empujada mucha gente han man- a menudo poco más que subvenciones costosas e inetlcientes. Tienen
tenido la ilusión de un elevado nivel de empleo\' han llevado a algunos elevados costes administrativos y lo que hacen esos becarios suele
economistas a realizar, tras el craslz financiero, afirmaciones insensa- tener poco valor duradero, ya sea para la organización en cpe traba-
tas sobre un milagro alemán en ese terreno. jan o para los propios becarios, pese a la retórica sobre la aclimata-
4'~ EL PHECAHJADO FL PRECAHlADll 41

ción de la gente a la vida organizativa y el apremlizaje de un empleo. extralimitados que podían llegar hasta el karoshi, muerte por exceso
Más adelante nos volveremos a ocupar de los becarios. de trabajo (Mouer y Kawanishi, 2005). Pero desde principios de la
En resumen, una forma de aproximarse al fenómeno del preca- década de 1 980 la proporción de salarymen en la fuerza de trabajo ja-
riado es ver cómo la gente se ve inducida a realizar de forma insegura pcmesa se ha contraído espectacularmente y los que todavía se afe-
tareas que difícilmente la ayudarán a construirse una identidad o una rran a ese modelo van siendo sustituidos por trabajadores más jóve-
carrera deseable. nes y por mujeres que no tienen en modo alguno la misma seguridad
en el empleo. El precariado está desplazando a los sala~ymen, cuya
angustia queda reflejada en el aumento alarmante de suicidios y en-
LA PRECAlUZACIÓN fermedades sociomentales entre ellos.
Esa evolución japonesa del salacyman puede ser un caso extremo,
Otra forma de estudiar el precariado es en términos de proceso, esto pero permite ver cómo alguien psicológicamente atrapado en un em-
es, la forma en que la gente se ve «precarizada». Ese esotérico térmi- pleo de larga duración pierde el control y se desliza hacia una forma
no está emparentado con la «proletarización» de los trabajadores du- de dependencia precaria. Si el "padrino» se disgusta o deja de tener
rante el siglo XIX, tratando de discriminar las similitudes y diferen- interés en mantener el papel paternal ficticio, la persona se hundirá
cias. La persona precarizada se ve sometida a presiones y experiencias en el precariado al carecer de autonomía y capacidad de desarrollo.
que llevan a una existencia precaria, confinada en el presente, sin una El empleo de larga duración puede inhabilitar. Como he expuesto en
identidad o sensación de desarrollo seguras en relación con el trabajo otro lugar (Standing, 2009), este fue uno de los peores aspectos de la
y el estilo de vida. era del laborismo.
En ese sentido, parte de los ejecutivos empresariales están resba- Aunque uno se debería guardar de estirar demasiado la defini-
lando hacia el precariado, como ilustra el caso de los legendarios sa- ción, otro rasgo característico de la precarización es lo que se podría
la~ymen japoneses, funcionarios y oficinistas de las grandes empre- llamar movilidad ocupacional ficticia, concentrada en el fenómeno
sas, con empleo de por vida, que florecieron en Japón al calor del posmodernista de la "titulización» elegantemente satirizado por The
modelo paternalista de laborismo que prevaleció en ese país hasta Economist (2o10a). A quien ocupa un empleo estancado que no va a
principios de la década de 198o. Tanto allí como en otros lugares, la ninguna parte se le puede conceder un título de gran resonancia para
jaula dorada puede convertirse fácilmente en una jaula de plomo, ya ocultar la tendencia al precariado. La gente se convierte en "jefe»,
que la seguridad en el empleo que proporciona convierte en aterra- "ejecutivo» u "oficial» sin tener un ejército que dirigir o un equipo
dora la posibilidad de verse expulsado al exterior. Así sucedió en J a- que forjar. La organización profesional estadounidense que se da a sí
pón y otros países de Asia oriental que adoptaron un modelo similar: misma el infatuado título de Asociación Internacional de Profesiona-
el despido o la ruptura con la compañía u organización equivalía a un les Administrativos (antes era la más modesta Asociación Nacional
fracaso irremediable, a <<quedar en evidencia,. En tales circunst:m- de Secretarios) informaba que tenía en su red más de quinientos títu-
cias, la pretensión de hacer carrera en la empresa propiciaba fácil- los de empleos, entre los que se hallaban los de "coordinador de ser-
mente un comportamiento deferente hacia los superiores y cabildeos vicios de atención al público», "especialista en documentos elec-
oportunistas. trónicos», "oficial de distribución de medios» (chico/ chica de los
Esto se llevó al límite en Japón. Cada empresa u organismo se periódicos), "oficial de reciclado» (vaciador de papeleras) y "asesor
convirtió en una familia ficticia y la relación de empleo en una espe- higiénico» (limpiador de los baños). Estados Unidos no tiene el mo-
cie de «parentesco~> en el que el patrono «adoptaba, al trabajador es- nopolio del ingenio titulador; es algo que ocurre en todas partes. Los
perando a cambio algo parecido a una relación de sometimiento filial franceses suelen llamar ahora a las mujeres de la limpieza nada me-
y décadas de intensa labor. El resultado fue una cultura de servicios nos que techniciennes de suc{ace.
-P EL PRECARIADO EL PRECARIADO 43

The Economist atribuía la proliferación de títulos a la recesión ma en que pensamos, y lo que es aún más alarmante, sobre nuestra
posterior a 2oo8, que inducía una sustitución de los aumentos de sa- capacidad de pensar; y lo está haciendo de forma coherente con las
larios por nuevos títulos extravagantes, y a la creciente complejidad hechuras del precariado.
interna de las empresas multinacionales; pero no es solo una reciente El precariado se define por el cortoplacismo, que podría evolu-
eclosión del arrebato ditirámbico, sino que refleja el aumento del cionar hacia una incapacidad genérica de pensar a largo plazo, indu-
precariado y la necesidad de encubrir la esterilidad del trabajo con cida por la baja probabilidad de progreso personal o de construirse
símbolos ficticios de movilidad ocupacional y desarrollo personal. Se una carrera. Los «grupos de pares" pueden acentuarla amenazando
pretende disimular el aplanamiento de las estructuras de empleo me- con el ostracismo a quienes no se adaptan a las normas de comporta-
diante la inflación de títulos. The Economút lo exponía primorosa- miento vigentes. Reglas no escritas sobre lo que se debe y no se debe
mente: hacer imponen pesados costes a los inconformistas.
La navegación por Internet, los cortos mensajes de texto, Face-
El culto de la flexibilidad también es inflacionista. La compresión de book, Twitter y otras redes sociales están recircuitando nuestro cere-
las estructuras jerárquicas ha tenido como efecto paradójico una multi- bro (Carr, 2oro). Este neoraciocinio digital daña el proceso de con-
plicación de títulos de empleo vacuos. Los trabajadores codician im- solidación de la memoria a largo plazo, que es la base para lo que
portantes títulos sonoros, del mismo modo que un político jubilado se generaciones de humanos han llegado a considerar como inteligen-
convierte en Canciller del Ducado de Lancaster. Gran Chambelán o cia, la capacidad de razonar mediante procesos complejos y de crear
Custodio del Sello Privado. Todo el mundo, desde el gobierno hasta el nuevas ideas e imágenes.
último escalón, quiere inflar su currículo como valla protectora frente El mundo digitalizado no respeta la contemplación o la reflexión;
a la posibilidad de verse en la calle. ofrece estímulo y gratificación instantáneos, obligando al cerebro a
conceder más atención a las decisiones y reacciones inmediatas.
Esto apunta a un malestar más profundo. The Economist concluía Aunque esto favorece cierta intrepidez, va en desventaja de la «men-
su perspicaz repaso señalando: «Las ventajas de dar a la gente nuevos te ilustrada» y la idea de individualidad. Nos estamos alejando de una
títulos rimbombantes suelen ser de corta duración, mientras que el sociedad formada por individuos con combinaciones peculiares de
daño dura mucho». Opinaba que esa práctica induce al cinismo y que conocimiento, experiencia y aprendizaje a otra en la que la mayoría
los títulos altisonantes pueden hacer más prescindibles a quienes los de la gente adquiere rápidamente opiniones superficiales socialmen-
llevan, pero seguramente es al revés, que por ser puestos prescindi- te construidas que atienden más a la aprobación del entorno que a la
bles se les dan títulos que lo demuestran. originalidad y creatividad. Abundan los términos sofisticados al res-
pecto, tales como «atención parcial continua" y «déficit cognitivo».
Esto puede parecer exagerado, pero es cada vez más difícil negar
LA MENTE PRECARIZADA que se están produciendo cambios mentales, emocionales y de com-
portamiento acordes con la propagación de la precarización. La
N o es preciso ser un determinista tecnológico para apreciar que el mente ilustrada -con su respeto hacia el potencial deliberativo del
paisaje tecnológico configura la forma en que pensamos y nos com- «aburrimiento» y del tiempo paralizado para la contemplación re-
portamos. El precariado no puede alcanzar (todavía) la conciencia de flexiva y el vínculo sistemático entre pasado, presente y un futuro
clase para sí, en parte porque no es capaz de controlar las fuerzas tec- imaginado- se ve amenazada por el bombardeo constante de des-
nológicas que afronta. Hay una creciente evidencia de que la jugue- cargas electrónicas de adrenalina.
tería electrónica que impregna todos los aspectos de nuestra vida está La capacidad para concentrarse debe aprenderse y puede igual-
teniendo un profundo impacto sobre el cerebro humano, sobre la for- mente perderse o verse distorsionada. Algunos biólogos evolucio-
44 EL PRECARIADO EL PRECARIADO 4)

nistas aseguran que los dispositivos electrónicos están devolviendo a lo deja oscilando entre una autoexplotación más profunda y el de<>a-
los seres humanos a su estado primitivo de condicionamiento para rraigo hastiado.
una respuesta instintiva y rápida a las señales de peligro y oportuni- Un ejemplo, mencionado en The Observer (Reeves, 2oro), es el
dad, mientras que la mente instruida por el estudio no era sino una de una asistente social de 24 años que en teoría gana 28.ooo libras
aberración histórica. Esta interpretación de una regresión biológica (unos 33.000 €) al año y trabaja 37,5 horas por semana. Trabajaba
es sin duda deprimente en cuanto a sus eventuales consecuencias a "bastantes noches hasta tarde» porque no podía visitar a algunas fa-
largo plazo. milias durante el día, lo que le suponía una jornada de trabajo más
El entorno electrónico permite y alienta la multitarea, una ca- larga y más trabajo desde casa. Le contaba al periódico:
racterística de la sociedad terciaria de la que nos ocuparemos más
adelante. Las investigaciones han mostrado que quienes, sea por Mi mayor frustración es que me habían dicho durante mucho tiempo
hábito, por inclinación o por necesidad, dedican mucho tiempo a la que era lo bastante buena para pasar al siguiente nivel y he estado asu-
multitarea, disipan sus energías y son menos productivos en cual- miendo tareas más complejas, pero no se me reconoce. Tengo que es-
quier tarea específica, convirtiéndose en candidatos eminentes al perar hasta que quede disponible un puesto. Creo que esto le sucede a
precariado al resultarles más difícil concentrarse y apartar cualquier mucha gente. Del equipo con el que yo empecé, soy la única asistente
distracción o información irrelevante (Richtel, 2010). Incapaces de social que queda; muchos lo han dejado porque no veían posibilidades
controlar su uso del tiempo, sufren una tensión añadida que corroe de avance en su carrera. Hacemos un trabajo duro y responsable y si
la capacidad de mantener una mente en desarrollo mediante el eso fuera reconocido podríamos mantenernos más tiempo haciéndolo.
aprendizaje reflexivo que proporciona una perspectiva a más largo
plazo. Esa mujer está atada al precariado por la ausencia de mejora y la
En resumen, el precariado sufre sobrecarga de información y su valoración que se hace de ella. Se estaba autoexplotando con la espe-
estilo de vida le priva de control y capacidad para discernir lo útil de ranza de ascender, haciendo más trabajo del que debía. Sus ex cole-
lo inútil. V eremos cómo el Estado neo liberal aprovecha esto último. gas desertores se habían dado cuenta de que el espejismo de la pro-
moción no era más que eso: un espejismo.
Desde los escritos de Émile Durkheim a finales del siglo xrx,
A VERSIÓN, ANOMIA, ANSIEDAD Y ALIENACIÓN cuando menos, se entiende por anomia ( .. desviación o quiebra de las
normas sociales») una pasividad nacida de la desesperanza, que se ve
El precariado experimenta .. ]as cuatro aes»: aversión, anomia, ansie- sin duda intensificada por la perspectiva de ocupar empleos inanes y
dad y alienación. La aversión brota de la frustración generada por el estancados. Cabe entenderla como una apatía derivada de derrotas
bloqueo manifiesto de las posibilidades para llevar una vida fecunda repetidas, a la que se añade la condena lanzada sobre muchos trabaja-
y de la sensación de privación, al menos relativa. Algunos lo llama- dores precarios por los políticos y comentaristas de clase media que
rían a esto envidia, pero verse rodeado y constantemente bombar- los acusan de perezosos, desnortados, rastreros, socialmente irres-
deado por las galas del éxito material y el culto a la celebridad induce ponsables y aun cosas peores. Que a quienes reclaman bienestar se
sin duda un sordo resentimiento. El precariado se siente frustrado, les hable de "psicoterapia» como vía de salida resulta insultante y así
no solo por verse condenado a una vida de .. flexijobs», con todo el ro- suelen juzgarlo aquellos a quienes se exhorta a optar por ella.
sario de inseguridades que la acompañan, sino también porque esos El precariado vive con ansiedad, una inseguridad crónica asocia-
subempleos no llevan consigo el establecimiento de relaciones de con- da no solo con sentirse al borde del abismo, sabiendo que un error o
fianza construidas sobre estructuras o redes significativas. El preca- un poco de mala suerte pueden inclinar la balanza desde la dignidad
riado carece de una escala accesible de movilidad ascendente, lo que modesta a quedar a la intemperie, sino también con el temor a perder
46 EL PRECARIADO EL PRF:C:ARIADO 47

lo poco que se posee aun sintiéndose frustrado por no tener más. La Hay otras reacciones además de la rabia reprimida. El precariado
gente se siente insegura y tensa, al mismo tiempo "subempleada» puede caer por ejemplo en una zona corrosiva de engaño e ilusión,
y "superexplotada», alienada con respecto a su empleo y trabajo, y como mostraba un surcoreano entrevistado por el lnternational He-
anómica, insegura y desesperada; teme perder lo que tiene y se siente raid Tribune (Fackler, 2009 ). El periodista anotaba:
constantemente despechada, aunque normalmente sea incapaz de
reaccionar. Su malestar se alimenta de miedo y esta es su principal Changshi Lee, con su limpia camiseta universitaria y su brillante telé-
motivación. fono móviL representa el papel de gestor de una empresa constructora
La alienación procede de la conciencia de que lo que uno hace no de bloques de apartamentos, el empleo que tenía efectivamente hasta el
lo ha decidido él mismo ni favorece lo que uno respeta o aprecia; pánico financiero del año pasado y que sigue diciendo a sus amigos y
se hace obligadamente, por mandato y en beneficio de otros. Esto se su familia que todavía tiene.
venía considerando como rasgo característico del proletariado, pero
en el caso del precariado le acompañan matices singulares, en parti- Cuidando de no decírselo a nadie, había empezado a trabajar en
cular el de sentirse engañados cuando se les dice que deberían sentir- un barco de pesca de cangrejos. "Nunca pongo pescador de cangre-
se agradecidos y ,.felices» por tener un empleo y ser "positivos», sin jos en mi currículo -decía el señor Lee-; este trabajo hiere mi or-
que puedan entender por qué. Experimentan lo que Bryceson ( 20 I o) gullo». Añadía que en las conversaciones telefónicas evitaba hablar
ha llamado ,.fracaso profesional», algo que solo puede tener efectos de su trabajo y también de encontrarse con amigos o parientes. Otro de
psicológicos adversos. Es probable que personas en tales circunstan- los que trabajaban en la pesca de cangrejos comentaba que no se lo
cias experimenten una desaprobación social y una profunda falta de había contado a su mujer; otros les decían que estaban trabajando en
objetivos que crean en ellas un vacío ético. ] apón antes que admitir lo que estaban haciendo. Tales historias de
El precariado no se deja engañar tan fácilmente, empero, y hace declive de estatus son bastante habituales. Es la sensación de que son
frente como puede al bombardeo de exhortaciones que caen sobre él. endémicas, un rasgo estructural del actual mercado laboral, lo que
En Smile or Die ( .. Sonríe o muere»), Barbara Ehrenreich (2009) des- debería provocar alarma.
montaba el culto actual del pensamiento positivo. Recordaba cómo Las personas precarizadas carecen de autoestima y no conceden
dos curanderos estadounidenses (Phineas Quimby y Mary Eddy) ningún valor social a su trabajo; deben buscarla en otro lado, con
habían creado en la década de I 86o el Movimiento del N u evo Pensa- éxito o sin él. Si la encuentran, la inutilidad de las tareas que se ven
miento, basado en el calvinismo y en la creencia de que la fe en Dios obligados a realizar en su efímero empleo, así como su frustración de
y el pensamiento positivo darían impepinablemente resultados posi- estatus, pueden aminorarse; pero la capacidad de los precarizados
tivos en la vida. Ehrenreich analizaba cómo se había traducido esto para encontrar una autoestima sostenible ha disminuido mucho. Se
en los negocios y las finanzas modernas. Describía las conferencias arriesgan a esforzarse constantemente viéndose sin embargo aislados
motivacionales en las que se decía a los trabajadores contratados por entre una multitud de solitarios.
poco tiempo a los que se iba a despedir que debían ser buenos juga- Parte del problema es que el precarizado experimenta pocas rela-
dores en equipo, "personas positivas» que "sonríen frecuentemente, ciones de confianza, en particular en su trabajo. Durante toda la his-
no se quejan y se someten con agradecimiento a lo que les pida su toria, la confianza ha ido evolucionando en comunidades duraderas
jefe». Se podría ir más lejos y preguntarse si algunos no adoptan el que han constituido marcos institucionales de fraternidad. Para
viejo adagio chino: <<Inclínate tanto que el emperador no vea tu son- quien experimenta confusión con respecto a su situación en la vida, la
risa», pero es más probable que la respuesta a las necedades babosas y confianza se vuelve contingente y frágil (Kohn, 2008). Si los seres
alienantes que los precarizados se ven obligados a oír sea su rechinar humanos poseen una predisposición a confiar y cooperar, como su-
de dientes. ponen los psicólogos sociales, entonces un entorno de infinita flexi-
..¡S EL PRECARIA DO EL PRECARIADO
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bilidad e inseguridad pondrá en peligro cualquier sentido de coo- convertirse en una fuerza política capaz de aspirar al poder como cla-
peración o consenso moral (Haidt, 2oo6; Hauser, 2oo6). N os las se. El precariado no ha llegado todavía a esa fase, por más que algu-
apañamos como podemos, actuando oportunistamente, siempre al nos precarizados muestren un orgullo desafiante en sus manifesta-
borde de la amoralidad; más aún cuando cada día oímos que los ciones. blogs y relaciones de camaradería.
miembros de la elite y las celebridades violan con impunidad los có- U na sociedad sana necesita que entre sus miembros exista empa-
digos morales y cuando no hay ni sombra de futuro en nuestro hori- tía, una capacidad de proyectarse a uno mismo en la situación de
zonte. otro. Los sentimientos de empatía y competencia están en constante
En un mercado laboral flexible, los individuos temen comprome- tensión. La gente en la que prevalece la segunda oculta a los demás
terse o verse cautivos de pautas de comportamiento a largo plazo que sus conocimientos, información, contactos y recursos, porque reve-
pueden suponer costes y acciones no sometidas a la deseable recipro- larlos debilitaría su competitividad. El temor al fracaso, a no ser ca-
cidad. El joven no deseará verse encadenado por compromisos eco- paz de alcanzar más que un estatus limitado, conduce fácilmente a
nómicos con sus padres si teme estar obligado a ayudarles cuando acorazarse y precaverse frente a cualquier eventual empatía.
sean mayores, en vista de que el Estado se contrae y de que el aumen- ¿Qué es lo que induce la empatía? Puede brotar de un sentimien-
to de la longevidad eleva los costes previsibles de ese compromiso. to compartido de alienación o inseguridad, o incluso de la pobreza
El deterioro de los lazos intergeneracionales va acompañado por la compartida. Los biólogos evolucionistas están en general de acuerdo
relajación de los afectivo-sexuales y de amistad. en que la empatía es más probable en pequeñas comunidades esta-
Cuando todo se mercantiliza -valorándose en términos de cos- bles, en las que la gente se conoce mutuamente y se trata con regula-
tes y compensaciones financieras-la reciprocidad moral se fragiliza. ridad (véase por ejemplo De Waal, 2005). Durante muchos siglos
Si el Estado detrae las formas laboristas de seguridad social que crea- los gremios y asociaciones profesionales fomentaron la empatía,
ron un sistema de solidaridad social sustancial, por desigual que fue- siendo el aprendizaje un mecanismo primordial para interiorizar la
ra, sin sustituirlas por nada comparable, no existe ningún mecanismo reciprocidad, apuntalada por las reglas gremiales de autorregula-
que cree formas alternativas de solidaridad. Para construirlas tiene ción. Ese modelo se ha visto erosionado en todas partes por la globa-
que haber una sensación de estabilidad y predecibilidad, de la que lización, incluso en África (Bryceson, 201 o). El precariado se siente
carece el precariado, sometido a una incertidumbre crónica. La segu- parte de una comunidad internacional difusa e inestable de gente que
ridad social prospera cuando existe una probabilidad aproximada- se debate, con frecuencia en vano, por dar a su vida laboral una iden-
mente igual de movilidad hacia arriba y hacia abajo, de obtener ga- tidad ocupacional.
nancias o pérdidas. En una sociedad en la que crece el precariado y Una vez que los empleos se hacen flexibles e instrumentales, con
en la que la movilidad social es limitada y declinante, la seguridad salarios insuficientes para una subsistencia socialmente respetable y
social no puede prosperar. un estilo de vida digno, deja de existir la «profesionalidad» que
Esto subraya una característica del precariado actual, que tiene acompaña a la pertenencia a una comunidad con normas, códigos
todavía que consolidarse como clase para sí. Se puede describir el éticos y respeto mutuo entre sus miembros basados en la competen-
proceso de «caída, en el precariado o de verse arrastrado a una exis- cia y la estima por normas ancestrales de comportamiento. Los tra-
tencia precaria, en la que no se nace y con la que es improbable que bajadores precarizados carecen de profesionalidad porque no pue-
nadie se identifique con orgullo. Temor, sí; irritación, probablemen- den especializarse ni pretender una continua mejora en profundidad
te; humor sardónico, quizá; pero no orgullo. Esto contrasta con la de su competencia y experiencia. Les aflige la incertidumbre de sus
conciencia de pertenecer a la clase obrera industrial tradicional, a ingresos en cualquier tarea específica que realicen y tienen pocas
la que le llevó un tiempo convertirse en una clase para sí, pero que perspectivas de movilidad social «ascendente».
cuando lo hizo cobró un vigoroso orgullo y dignidad que la ayudó a El precariado carece prácticamente de «memoria social>>. Los se-
)O EL PRECARIADO EL PRECARIADO )I

res humanos nos definimos por lo que hacemos y hacemos lo que que ha convertido la «flexibilidad, y inseguridad en piedras angula-
somos. La memoria social proviene de la pertenencia a una comuni- res del sistema económico.
dad reproducida durante generaciones, a la que proporciona un có-
digo ético y una sensación de estabilidad emocional y social, con
protundas raíces de clase y ocupacionales en las que se basa lo que ÚLTIMAS OBSERVACIONES
aspiramos a ser. Esas aspiraciones tienen que amoldarse, quieras
que no, a las barreras sociales existentes. Por ejemplo, en casi todas Aunque no podemos ofrecer cifras precisas, podemos aventurar que
partes se reirían de un niño de clase obrera que aspirase a ser ban- en el momento actual, en muchos países, más de una cuarta parte de
quero o abogado; a un niño de clase media le pondrían mala cara si la población adulta forma parte del precariado. N o es solo una cues-
dijera que pretende ser fontanero o peluquero. Uno no hace lo que tión de empleo inseguro, de duración limitada y con una protección
no es. Todos nos definimos por lo que no somos tanto como por lo laboral insuficiente, aunque todo esto se ha generalizado. Es quedar
que somos, por lo que no podemos ser tanto como por lo que pode- anclado en un estatus que no ofrece una posibilidad de carrera profe-
mos ser. El precariado no existe por sí mismo, y también se define sional, ningún sentido de identidad ocupacional segura y pocos dere-
por lo que no es. chos, si es que alguno, a las prestaciones estatales y empresariales
Las políticas que promueven la flexibilidad laboral erosionan que varias generaciones de quienes se veían a sí mismos como perte-
procesos de interacción relacional y de grupos de pares que son vita- necientes al proletariado industrial o a la administración habían lle-
les para reproducir las habilidades y actitudes constructivas hacia el gado a considerar como algo debido.
trabajo. Si lo que uno tiene ante sí es la perspectiva de cambiar en Esta es la realidad de un sistema que fomenta y departe lírica-
cualquier momento de ocupación, de «patrÓn», de colegas y sobre mente sobre un modo de vida basado en la competitividad, la merito-
todo de cambiar lo que uno piensa de sí mismo, la ética del trabajo se cracia y la flexibilidad. La sociedad humana no se ha construido du-
hace constantemente impugnable y oportunista. rante siglos sobre un cambio incesante y permanente; se ha basado en
Observadores como Haidt (2oo6) argumentan que la ética del la lenta construcción de identidades estables y esferas de seguridad
trabajo solo se puede imponer y exigir desde dentro de la sociedad. bastante «rígidas». El evangelio de la flexibilidad predica que el ene-
Esto es esperar demasiado. La ética brota de comunidades más pe- migo de la flexibilidad es la rigidez. Una lección de la Ilustración es
queñas y más identificables, tales como un grupo ocupacional, un que el control del destino de cada ser humano debería estar en sus
grupo de parentesco o una clase social. El régimen de flexibilidad manos, y no en las de un dios o en las fuerzas naturales. Al precariado
rechaza implícitamente la ética del trabajo asentada en vigorosas co- se le dice que debe responder a las fuerzas del mercado y ser infinita-
munidades ocupacionales. mente adaptable.
Una encuesta Gallup realizada en Alemania en 2009 mostraba El resultado es una masa creciente de gente -potencialmente
que solo el T 3 por roo de los trabajadores se sentían comprometidos todos los que no pertenecemos a la elite, anclada en sus riquezas y su
con su empleo, mientras que el 20 por roo se mostraban resuelta- aislamiento de la sociedad- en una situación que solo se puede des-
mente distanciados (Nink, 2009). Dadas las insistentes exhortacio- cribir como alienada, anómica, ansiosa y proclive a la cólera. La se-
nes a la flexibilidad y movilidad y a buscar en el empleo la fuente de ñal de advertencia es el distanciamiento de la política.
la felicidad, ese distanciamiento es seguramente saludable, en parti- ¿Por qué deberíamos preocuparnos por el crecimiento del preca-
cular en estos tiempos inciertos; pero dada la importancia del trabajo riado quienes no creemos formar parte de él? Hay una razón altruis-
en nuestra vida, sin duda no es suficiente. ta, y es que si no queremos esa situación para nosotros mismos, tam-
En resumen, la combinación de creciente aversión, anomia, an- bién querríamos algo mejor para los demás; pero también hay otro
siedad y alienación constituye el inevitable reverso de una sociedad tipo de razones. Muchos de nosotros tememos caer en el precariado o
)2 EL PRECARIADO

que caigan en él nuestros parientes o amigos. La elite y los altos eje-


cutivos y profitécnicos más engreídos pueden creer que, en un mun-
do de menor movilidad social, permanecerán indefinidamente en
una situación confortable e inmune, pero podría alarmarles la idea de
que el precariado es una clase peligrosa emergente. Al no ver ante sí 2
un futuro de seguridad o identidad puede sentir tanto temor o frus-
tración que se sienta inclinado a arremeter contra quienes considera, ¿POR QUÉ CRECE EL PRECARIADO?
justificada o injustificadamente, culpables de su suerte; y el distancia-
miento con respecto a la riqueza económica y el progreso genera in-
tolerancia.
El precariado no es una clase para sí, en parte porque está en gue- Para entender las razones del aumento del precariado hay que cono-
rra consigo mismo. U na parte de él acusa a otra de su vulnerabilidad cer la naturaleza de la Transformación Global. La era de la globaliza-
e indignidad. Un trabajador temporal con bajo salario puede verse ción ( 197 5-2oo8) ha sido un período durante el cual la economía se
inducido a pensar que los «parásitos del bienestar» reciben más, in- ha «desenganchado» de la sociedad a medida que los financieros y
justamente y a su costa. Quien vive desde hace mucho tiempo en una economistas neoliberales trataban de crear una economía global de
zona urbana de bajos ingresos puede sentirse fácilmente inclinado a mercado basada en la competitividad y el individualismo.
pensar que los inmigrantes recién llegados ocupan mejores empleos El precariado ha crecido debido a las políticas y cambios institu-
y se saltan la cola para obtener atención o subsidios. Las tensiones en cionales emprendidos durante ese período. Desde el principio, el
el seno del precariado están enfrentando a unos con otros, impidien- compromiso con una economía de mercado abierta ejerció presiones
do que reconozcan que es la estructura socioeconómica la que pro- competitivas sobre los países ricos desde los recién industrializados
duce sus calamidades comunes. Muchos se verán atraídos por políticos (en inglés, N ewly Industrialized Countries, NI Cs) y «Chindia», que
populistas y mensajes neofascistas, algo que ya se constata claramen- contaban con una oferta prácticamente ilimitada de mano de obraba-
te en toda Europa, Estados Unidos y otros lugares. Por eso es por lo rata. El compromiso con los principios de mercado condujo inexora-
que el precariado es la clase peligrosa y por lo que se necesita una blemente a un sistema de producción global caracterizado por los
«política de paraíso» que responda a sus temores, inseguridades y as- vínculos en red entre empresas transnacionales y las prácticas labora-
piraciones. les flexibles.
El objetivo del crecimiento económico -que nos haría a todos
más ricos, se decía- se argumentó para justificar la involución en la
política fiscal como instrumento de redistribución progresiva. Los
impuestos directos más o menos elevados, utilizados durante mucho
tiempo para reducir la desigualdad y ofrecer seguridad económica a
los que ganaban menos, se presentaron como desincentivadores del
trabajo, el ahorro y la inversión y como palancas impulsoras de la
inversión y el empleo en el extranjero; y la reorientación de la pro-
tección social, pasando del principio de solidaridad al del tratamiento
de la pobreza y el «fracaso social}} de casos supuestamente excepcio-
nales, acabó sustituyéndola por la asistencia social basada en la «eva-
luación de medios}} y últimamente por el «trabajo-bienestan} (en in-

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