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“En las primeras veinticuatro horas eliminamos 1,5 millones de videos del
ataque globalmente, de los cuales más de 1,2 millones se bloquearon al
cargarse”, señaló Facebook públicamente el 16 de marzo. El 20 de marzo, la
compañía detalló sus esfuerzos y explicó que los sistemas de “cotejo de
contenido” y la inteligencia artificial existentes no habían podido detener la
propagación del video porque el contenido se había transformado muchas
veces. (La empresa también reconoció las críticas que señalaban que debió
realizar un mejor trabajo).
Facebook puede explicar por qué un video como ese no está permitido en su EXPLORA NYTIMES.COM/ES
Sin embargo, LiveLeak fue mucho más franco acerca de los deseos de sus
usuarios. “Hemos recibido un gran número de quejas por el hecho de que no
permitiremos la transmisión del video”, señaló el sitio web en una publicación.
“Entendemos totalmente que algunas personas no estarán contentas con esta
decisión”.
“Te das cuenta de que a estos videos no los divulgan unos pocos individuos
desadaptados”, agregó.
Sin embargo, si sitios como LiveLeak alguna vez tuvieron un argumento para
mostrarles a las audiencias lo que no mostraba el resto de los medios, en los
últimos diez años su argumento se ha vuelto más complicado. En 2019 se
graban videos de sufrimiento humano, como muchos otros, con la intención
evidente de compartirlos, y con un plan específico para hacerlo, fuera de
cualquier tipo de contexto ético profesional o compartido. Las imágenes
impactantes y violentas no solo se buscan, sino que se imponen a la gente
como una herramienta de acoso e intimidación, a favor de la ideología o la
desinformación.
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ESPAÑA
26 de marzo de 2019
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