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1. Los ciclos más largos (de Kondratieff) duran unos 50 años, divididos en un perído de alza
y otro de decenso de los precios.
3. Los cortos o de Juglar de 7 a 10 años son "ciclos comerciales"; 4-5 años de "buenos
negocios" y alza de precios seguidos por una crisis y luego una depresión relativa que
elimina las empresas ineficientes y sana al mercado, seguida por la recuperación.
Las crisis son lo que determina la existencia del ciclo económico y se deben a:
No todos los autores creen que se pueda establecer una teoría aplicable a toda crisis, o que
existan movimientos cíclicos a largo plazo.
10. La Gran Depresión de 1873 a 1896: fue una fase de cambios estructurales económico-
sociales, unidos a una cierta reducción de la expansión económica. Más países se habían
integrado en el mercado mundial, la producción siguió aumentando a un ritmo menor,
debido a la reducción de los costos de producción y los costos de transporte. La
competencia se había intensificado; el riesgo volvió a aumentar y las inversiones de
capital excedían el autofinanciamiento empresarial, se redujeron los precios agrícolas e
industriales ante un incremento del volumen de los bienes; se dio una depresión del
interés y de los beneficios capitalistas. Renació el proteccionismo económico y de las
potencias europeas nació la era imperial.
El mercado mundial de la primera mitad del siglo XIX tenía una limitada capacidad para los flujos
internacionales masivos por la falta de excedentes para la exportación (excepto en Gran
Bretaña), el atraso de los transportes, los bajos salarios para invertir en el extranjero y las
restricciones arancelarias y discriminaciones salariales, implementadas por todos los gobiernos.
Pero entre 1860 y 1975, toda Europa se hizo librecambista, aunque EE.UU siguió con el
proteccionismo, y se adoptó un patrón oro por las monedas de las principales naciones, lo que
simplificó el librecambio que, a su vez, integró y multiplicó el comercio internacional, promovió
la difusión de la tecnología y aumentó la productividad. Los beneficios parecían alcanzar a todos
los países por igual.
Aplicando el principio de la división del trabajo en el comercio internacional, se formula que los
beneficios de la especialización geográfica y de la división del trabajo entre los países se basan
en el criterio de "ventaja comparativa" o "costos comparativos". Ellos resultan de las diferencias
de los costos de producción de algunos productos por parte de ciertos países con respecto a
otros, diferencias creadas por condiciones naturales o tecnológicas, que orientan a un país a la
especialización productiva y a la exportación de aquellas mercancías que puede producir o
fabricar con un costo absoluta y/o relativamente menor frente a otras naciones.
Desde esta perspectiva, la especialización productiva beneficia a todas las naciones que la
practican. Es posible aumentar la producción total de los bienes, abaratar los costos y los
precios, sin utilizar para ello mayor cantidad de horas de trabajo. El librecambio permite así la
fluidez, amplitud y organización al intercambio internacional.
Lo que movía a los industriales británicos al librecambio era una reducción del costo de las
materias primas industriales y del precio de los alimentos para no aumentar los salarios
industriales. La política inglesa fue invadida por el liberalismo económico lo que significó que las
Leyes de Navegación y las Leyes del Grano comenzaron a ser vistas como trabas para el
crecimiento económico.
Sin embargo, este camino hacia el librecambio y la división internacional del trabajo se debió a
las consecuencias de la Revolución Industrial que generaron fuertes ventajas comparativas en
favor de Gran Bretaña, que podía exportar a menor precio que nadie y se veía beneficiada por la
reducción de los precios de los alimentos y de las materias primas en el mercado mundial, más
que de otras naciones. Igualmente esto cambiaría; hacia 1890 fue sobrepasada por Alemania y
EE.UU. Las importaciones (desde los países de ultramar) de Gran Bretaña aumentaron más que
las exportaciones; los beneficios de los fletes y los capitales invertidos en el extranjero, como su
liderazgo en las finanzas mundiales, bastaron para equilibrar la blanza de pagos y convertila en
superávit.
Otros países fueron adoptando el librecambio. En Francia, desde 1850 fue ganando el
librecambismo aún si era extremadamente difícil reducir la poderosa negación proteccionista a
éste. Los círculos industriales franceses argumentaban que el Reino Unido había abierto sus
fronteras aduaneras con sus industrias ya consolidadas, mucho más productivas y competitivas
que las del continente europeo. Con todo, el gobierno del Segundo Imperio firmó, en 1860, el
Tratado Bilateral de Comercio con Inglaterra, el "Cobden-Chevalier", que ayudaría a modernizar
la industria y a reducir sus precios. El Estado se comprometió a contribuir fuertemente en las
transformaciones necesarias y costosas, mediante el crédito, la demanda estatal y una política
de obras públicas. En cuanto a las exportaciones, la reducción de los derechos arancelarios
ingleses sobre los artículos de París permitiría incrementarlas.
El tratado fue significativo en cuanto su cláusula de "nación más favorecida", la cual establecía
que si una de las partes del acuerdo bilateral concedía a un tercer país, a través de un nuevo
tratado comercial, una ventaja aduanera, se comprometía a otorgar a la otra la misma ventaja
con la que se había beneficiado al tercer país. En los años siguientes a 1860, la mayoría de los
países europeos firmarían con Francia e Inglaterra, y entre ellos, tratados comerciales con la
inclusión de esta cláusula, vinculando a todo los países europeos en una red cada vez más
extensa de librecambio y reduciendo automáticamente los derechos auaneros al más bajo nivel.
Las economías europeas tuvieron dos direcciones: una hacia "el taller del mundo", comprando a
Gran Bretaña manufacturas a un precio con el que no podían competir, y otra hacia los vecinos
menos adelantados, a los que exportaban en rubros en los que eran más competitivos con Gran
Bretaña, no sólo en cada país, sino incluso en los demás mercados.
Los países que habían empezado a industrializarse fueron proveedores industriales y los de la
periferia europea y de los otros continentes fueron receptores de la producción industrial del
centro, y economías productoras y mercados para las inversiones de capitales extranjeros.
Las limitaciones del librecambismo eran que sus mejores resultados se dieron en Europa, donde
las diferencias de costos o de eficiencia de una nueva tecnología son la más importante de todas
las ventajas comparativas; y que la fuerte integración económica, al sincronizar los movimientos
de los precios a través de las fronteras nacionales, hizo a la economía mundial más vulnerable a
las fluctuaciones cíclicas.
¿En qué contexto se gesta la tendencia hacia la adopción de políticas proteccionistas? ¿Qué
beneficios se esperan lograr con la aplicación de políticas proteccionistas? ¿Qué papel le
corresponde al estado?
El mercado mundial había llegado a su techo y la competencia se hizo más intensa y agresiva al
reducirse la rentabilidad del capital, lo que atemorizó a los círculos industriales y agrarios que
buscaron refugio en la protección estatal.
·5 Francia fue mucho más lenta en la adopción del proteccionismo ya que la crisis casi no le
afectó. Pero la actitud de Alemania, su principal contrincante, favoreció el renacimiento
arancelario. Entre 1881 y 1889, se aplicaron derechos aduaneros en favor de la industria;
se fijaron altos aranceles aduaneros aunque las medidas tuvieron siempre un carácter
de "proteccionismo refinado".
La Gran Depresión inició una convergencia creciente entre política y economía. Detrás del
ascenso del neomercantilismo, percibimos el nacimiento de la "era del imperio". Al final de la
"onda larga" depresiva, la economía mundial era mucho más plural que antes" y en la segunda
mitad del siglo XIX, el núcleo del capitalismo mundial lo constituían cada vez más las <economías
nacionales> rivales. El neomercantilismo se limita al sector desarrollado del mundo, capaz de
proteger de la competencia extranjera a sus economías nacionales.
Prevaleció una protección refinada o selectiva, que podía variar; los más protegidos fueron los
bienes de consumo y los productos agrícolas; el movimiento de capitales y mano de obra a
escala mundial nunca se vio influido. Crecía el intercambio entre las regiones atrasadas y
desarrolladas del mundo. La economía mundial tendía a la concentración de países
desarrollados, aunque se dio un cambio en la distribución del poder económico entre las
grandes potencias, la industria inglesa fue superada por la estadounidense y la alemana, más
dinámicas e innovadoras.
El patrón oro es un sistema de tipo de cambio fijo, en el que éste queda ligado a una
determinada mercancía patrón, al oro. Un país se encuentra dentro del sistema cuando su banco
nacional y/o central esta en condiciones de asegurar la libre convertibilidad de los billetes de
banco y depósitos bancarios en oro- a un precio oficial y fijo-, y cuando no impone restricción
alguna a la importación y exportación del oro- una función de balanza de pagos-.
La oferta monetaria del país está vinculada a las reservas de oro en el banco central- por lo cual
sus variaciones provocan fluctuaciones en el movimiento de los precios-. Si un país incurre en un
déficit de su balanza de pagos, la reducción en sus reservas de oro incide al banco central a que
aumente los tipos de interés y reduzca la oferta monetaria y crediticia. Se restringe la demanda
interna; como consecuencia, deberían descender los precios, aumentar las exportaciones y
disminuir las importaciones, entraría más oro y el déficit se eliminaría automáticamente, de
forma que el tipo de cambio no se alteraría. Así lo había descripto David Hume, quien lo
denominó "modelo de precios y flujos de metales precios".
Éste no ha funcionado nunca en su más pura expresión, pero contribuye al equilibrio de las
transacciones internacionales. Hasta el siglo XVIII, en todos los países estuvo vigente el
bimetalismo, y mientras que la relación de precio entre la plata y el oro se mantuvo fija, no hubo
problemas.
Fue primero en Inglaterra donde la escasez de plata y el mayor ingreso de oro alternaron la
relación fija y desestabilizaron el patrón bimetálico, por lo que en 1717 se fijó la libra esterlina
(plata) a un precio en oro, valor que perduró hasta 1931 con intervalos. En 1844, la ley bancaria
que otorgó el monopolio en la emisión de billetes al Banco de Inglaterra, determinó la
proporción mínima de reservas de oro en relación a los billetes emitidos (1/3) y los otros 2/3
eran títulos.
El continente europeo y EE.UU seguían adheridos al bimetalismo, cuyo centro era Francia, esto
exigió que entre 1825 y 1875 haya una estreha cooperación entre los bancos nacionales y/o
centrales para mantener la estabilidad del sistema monetario. Los dos sistemas de patrón se
engranaron suave y automáticamente, de tal manera que permitieron la expansión del
librecambio en el comercio internacional hasta 1875.
A pesar de operar sobre una pequeña base de oro, el Banco de Inglaterra y la City londinense
pudieron afectar en gran medida las condiciones del sistema financiero mundial, debido al papel
preeminente de Gran Bretaña en el comercio y las finanzas. Una consecuencia de todo esto fue
la sincronización de fluctuaciones de los precios a nivel internacional. Este liderazgo llevó a que
el conjunto de Europa, de 1875 a 1878, se pasara al patrón oro, con resistencia de Francia que
intentó crear la Unión Monetaria Latina, adherida al patrón plata, que incluía a Bélgica, Suiza,
Italia, España, Rumania, Serbia y Grecia, aunque fracasó; como la plata inundó los mercados, por
descubrimientos de nuevos yacimientos, se abarató su elaboración; y como Alemania adoptó el
patrón oro tras Gran Bretaña, Bélgica y EE.UU la siguieron.
Sin embargo, el patrón oro desde 1880 a 1914 tuvo dos puntos de vista opuestos:
12. Monetarismo Mundial: sostiene que el patrón oro internacional se basa excluivamente
en que la producción y el stock mundial de ese metal precioso determinan la oferta
monetaria y los precios internacionales, sin que las políticas de los bancos centrales
puedan modificar dichas condiciones.
13. Con letras de cambio en esterlinas comercializadas a nivel mundial, sustituyendo no del
todo al dinero, pero sí prácticamente al oro como unidad de cambio en los negocios
entre los países, y Londres manipulando todo tipo de interés, se deduce que el patrón
oro internacional era un sistema de libra esterlina y que ésta desempeñaba un papel de
moneda de reserva, lo que facilitaba la inversiones británicas en el extranjero, que
podían hacerse en libras; los demás países tenían que mantener saldos en dicha
moneda, la regulación dependía más de Gran Bretaña que del sistema monetario.
El hecho de que los pagos financieros en oro fuesen muy raros contribuyó a mejorar y ampliar la
disponibilidad de crédito en los intercambios y préstamos internacionales, promoviendo así el
establecimiento de un sistema multilateral de los intercambios y pagos.
Las políticas deflacionistas contra los desequilibrios en la balanza de pagos implicaban elevar la
tasa de redescuento y las de interés, reducir el nivel de actividad y de los precios internos, para
favorecer las exportaciones y reducir las importaciones. Esto implicaba un aumento del
desempleo; mientras existió el voto calificado y la izquierda fue débil, el sistema funcionó bien,
pero cuando se extendió el derecho de voto y se fortalecieron los sindicatos y los partidos
populares, el patrón oro se hizo inviable.
Aun así, existían tensiones desde el comienzo del siglo XX sobre el patrón oro, como el
crecimiento de otros países que iba minando el papel de Gran Bretaña. La extensión del sufragio
y la aparición de partidos políticos populares planteaban la posibilidad de que se cuestionaran
las políticas monetarias que privilegiaban la estabilidad de las cuentas externas por encima de la
estabilidad interna; el aumento de las tensiones políticas y diplomáticas entre las grandes
potencias europeas minaron la solidaridad en la que se había basado la cooperación financiera.
La emigración transoceánica
Luego del Tratado de Viena, tras el fin de las guerras napoleónicas, las migraciones
internacionales alcanzaron niveles enormes, en un contexto de libertad de inmigración, y las
europeas se desplazan de oeste a este hasta afectar a todo el Viejo Continente. Dentro de cada
nación las tasas variaban por regiones. Las altas emigraciones conllevaban, también, altas tasas
de retornos, se puede distinguir, simplificadamente, sobre los que iban a EE.UU entre:
La alta tasa de retorno desde América, además de las características y aspiraciones de los
migrantes, tiene que ver con las nuevas condiciones de la travesía atlántica; más que a los
menores costos de viaje, a la disminución de los días de navegación, favoreciendo a las
emigraciones de 2-3 años para aprovechar los ahorros que permitían hacer los salarios
comparativamente altos que se pagaban en EE.UU.
Los migrantes europeos eran mayoritariamente de las áreas rurales. Pero a los grupos más
pobres les era imposible el costo de una emigración transoceánica, ésta atraía más a pequeños
propietarios, arrendatarios o colones que pagaban el viaje de un miembro de la familia y
prescindían durante algún tiempo de los ingresos que éste aportaba a la economía familiar.
Pesimistas: fue resultado del empeoramiento relativo de las condiciones de vida debido al
desarrollo del capitalismo industrial en sus primeras etapas. Los factores son:
Optimistas: las nuevas oportunidades que surgían en los nuevos países posibilitaban la
modificación de una situación estancada, no era tanto el mayor salario el incentivo sino la
capacidad de ahorro, la que estaba ligada al nivel del salario y a la posibilidad de restringir al
máximo el consumo. Atraían las grandes expansiones económicas que daban nuevas
oportunidades laborales, que se daban a conocer a través de las cadenas migratorias.
16. La emigración de Inglaterra se elevó en las primeras décadas del siglo XIX, en las que
habían empeorado las condiciones materiales por la industrialización; y siguió creciendo
bastante en la segunda mitad, cuando las condiciones de las clases populares habían
mejorado. El caso inglés permite conocer las condiciones en la economía
norteamericana y las crecientes cadenas migratorias sobre ésta, comenzadas más que
nada por los retornados que exhibían las pautas de consumo estadounidenses
superiores.
18. Para otros grupos discriminados o perseguidos política o religiosamente, como los
judíos rusos y europeos orientales la decisión fue muy decisiva.
Otras causas son los régimenes agrarios, la estructura familiar o los sistemas de herencia. Las
lecturas más actuales enfatizan a la emigración como parte de una estrategia familiar para
encontrar nuevas posibilidades. Constituyó la modernidad económica y las mejoras en los
niveles de vida europeos. De los que se fueron, porque encontraron posibilidades de ascenso
social; para los que se quedaron, porque la reducción de la presión sobre el mercado laboral
permitió la mejora salarial en las áreas de origen.