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Perspectivas como las establecidas por ESPNU, FAHAMU, Oficina del Alto
Comisionado de Derechos humanos de Naciones Unidas (2006 citados en Tribunal
Constitucional del Perú, 2012), aluden que muchas de las problemáticas dispuestas al interior
de la sociedad, se relacionan con la dinámica del conflicto, cuando al interior del mismo
interaccionan dos o más partes que de forma interdependiente llevan a la sociedad a sufrir
situaciones incompatibles e inconsistentes entre el cumplimiento de los objetivos en común ,
mostrando una búsqueda de fines individualistas que poco o nada contribuyen al desarrollo
prospectivo para los grupos humanos, de este modo se originan dificultades que imposibilitan
procesos sostenibles a corto, mediano y largo plazo. La falta de coherencia entre el trabajo
mancomunado y el cumplimiento de objetivos comunes, recurrentemente conduce a la
generación de escenarios proclives a deformar la realidad social en aras de un cumplimiento
y aprovechamiento particular de los recursos materiales y simbólicos.
Considerando el punto de vista propuesto por Sempere et al, se dilucida que los
procesos de desarrollo social, fundamentados bajo un componente como la paz, sólo pueden
alcanzarse en la medida que existe una reinterpretación del papel activo de los actores
sociales que de forma directa o indirecta se ven afectados por el conflicto, y, por tanto
requieren tenerse en cuenta en los procesos de planeación y construcción prospectivas, pues
son quienes de manera permanente experimentan y afrontan las consecuencias de dichas
problemáticas, a tal punto de ver afectado su calidad de vida como consecuencia de esa
realidad afrontada.
Bajo estas características de corresponsabilidad social, los procesos de desarrollo
colectivos bajo una óptica y enfoque de paz, no únicamente deben centrarse en la mitigación,
reducción o eliminación del conflicto como principal objetivo, de forma transversal deben
encaminarse hacia la potencialización y aprovechamiento sustentable de los recursos
materiales e inmateriales existentes en el contexto, así como la capacidad de crear un sentido
de pertenencia y empoderamiento de la población, conduciéndole a estructurar, consolidar y
reforzar planes de desarrollo desde el intercambio de saberes y experiencias individuales y
colectivas que han marcado la realidad social de los pueblos a lo largo de su historia.
El tema aludido acerca del desarrollo social en concordancia con un enfoque hacia la
paz, debe generar sistemas consistentes que den respuestas efectivas y eficientes a las
demandas y necesidades del contexto más allá de aquellos intereses particulares que surgen
como parte del proceso de interacción e interrelación grupal; estas disposiciones, conllevan
intrínsicamente la reconfiguración del papel del Estado en la sociedad, ya no como una fig ura
de poder frente al contexto, sino por el contrario, se constituya como un agente mediador que
adquiere una corresponsabilidad frente a los procesos de planeación de desarrollo. Así como
lo alude la Dirección de Desarrollo Empresarial (2006), la prioridad frente al mejoramiento
de las condiciones de la calidad de vida de la sociedad, requiere principalmente de la
adopción de una economía que garantice el cumplimiento de las demandas de la sociedad,
asimismo genere condiciones de igualdad y solidaridad de una ciudadanía libre y responsable
que cuenta con el apoyo de un Estado eficiente al servicio de la sociedad. Como lo deja
entrever el Observatorio de Construcción de Paz (2012):
Sea cual sea el tipo de estrategia de construcción de paz que un Estado llev e a cabo, ora
la firma de un acuerdo de paz, ora el diseño de una política de desarrollo de largo plazo,
ella no puede dejar de responder a las demandas de la población, tanto de la directamente
afectada por las múltiples violencias surgidas del estado de confrontación, como de la
sociedad en general que reclama poder vivir en un ambiente pacífico, bajo la garantía de
que la violencia y sus detonantes y reproductores serán erradicados o, por lo menos,
llevados a niveles en los que no representen una amenaza para la paz. (p. 7)
En este orden, como una respuesta oportuna ante dichas situaciones y acontecimientos
afrontados por la sociedad colombiana por más de cinco décadas, desde una perspectiva y
visión prospectiva del presente, es posible reconocer que gracias a los procesos
desencadenados en la mediación de la paz para el contexto nacional, se augura un mejor
enfoque de desarrollo social, a partir de las nuevas comprensiones y significaciones que se
realicen en torno a las potencialidades y capacidades de los colectivos sociales en lograr una
proyección más allá de la configuración de elementos transicionales, cabe la oportunidad de
proporcionar una transformación de la sociedad desde la generación de propuestas acord es a
las demandas y recursos existentes dentro del contexto, en el sentido la sociedad civil no
únicamente debe percibirse como actores pasivos dentro de el proceso de desarrollo, sino por
el contrario deben caracterizarse por lograr una mayor participación dentro de las decisiones
que favorezcan la consolidación de una sociedad altamente eficiente, de manera proporcional
cuente con un apoyo basado en principios y valores colectivos establecidos como base de al
interior de la sociedad hasta el punto de llegar a constituirse como parte de las acciones y
actividades desarrolladas en la cotidianidad.
Por consiguiente, tal como lo menciona el PNUD (2008) un enfoque holístico dentro
de los programas y proyectos enfocados hacia el desarrollo, deben ofrecer iniciativas y
propuestas que apunten al cumplimiento de objetivos consistentes con las demandas de la
sociedad, a fin de alcanzar un impacto proporcionan en la dinámica gestada dentro de la
sociedad civil y el Estado, de ahí que se requiera un trabajo conjunto donde todos los actores
sociales puedan embarcarse en lograr un tejido social que simbolice de otra manera los
escenarios en los cuales convergen la sociedad. En consecuencia, la realidad afrontada por
este nuevo enfoque de desarrollo y paz dentro de la posmodernidad, recíprocamente requiere
de un espacio consonante con los modelos de progreso en los territorios que representen
vivamente las características y/o condiciones de un pueblo a largo plazo, desde una
participación colectiva donde se haga evidente reconocer las condiciones de transformación
de la realidad acorde a los requerimientos contemporáneos. Por otra parte, desde la
perspectiva de Miranda (2016) el derrocamiento de la crisis afrontada dentro del contexto
colombiano, sólo puede alcanzarse en la medida que se rompan y sobrepasen los obstáculos
sociales y económicos, lo cual requiere desarrollar un verdadero compromiso de re
significación y reconciliación que permita diversificar nuevas oportunidades para todas las
comunidades desde un ámbito socioeconómico claro que permita el mejoramiento y
aprovechamiento de los recursos y condiciones con las que cuentan los colectivos sociales
dentro del contexto nacional.
Como puede verse hasta el momento, los procesos de desarrollo van de la mano con
las características trascendentes de la paz, puesto que, sólo a partir de un trabajo
mancomunado entre estos dos componentes, puede hacerse posible la transformación y
reconfiguración de las problemáticas que hasta el momento han afectado al contexto
colombiano. En este orden, aspectos como la firma del tratado de paz llevado a cabo dentro
del contexto nacional, pueden favorecer nuevas cosmovisiones de la realidad colombiana,
siempre y cuando exista una participación colectiva de los actores sociales hacia el
establecimiento de escenarios proclives a la mediación de nuevas alternativas que vinculen
directamente propuestas de desarrollo centradas en un carácter holístico donde la población
se convierta en un actor activo y participante hacia la transformación de la sociedad. en este
orden, autores como Maldonado (2015) reconocen que la única manera de llegar a un proceso
de transformación integral y permanente dentro de los contextos sociales, sólo puede
alcanzarse a partir del reconocimiento de las necesidades territoriales, y la generación de
nuevos pactos de gobernabilidad territorial que se deriven de un ejercicio amplio de diálogo
y consenso, donde puedan concurrir los múltiples actores sociales, a partir de la expresión
de sus experiencias. Sólo de este modo, es posible generar un diseño de desarrollo estratégico
que permita la promoción de planes, programas y proyectos concretos que faciliten el avance
del país.
Briceño, L., Torres, M., Cardona, Á., LeBlanc, J., & Maldonado, D. (2016). Construcción
de desarrollo y paz: aprendizaje y recomendaciones desde los territorios. Bogotá:
Redprodepaz.
Isla, A., & Colmegna, P. (2007). La importancia de la cultura y la política en los procesos de
desarrollo. Rev Mad, 16, 93-107.
PNUD. (2008). Informé de resultados. La apuesta por la paz y el desarrollo. Bogotá: PNUD.
Sempere, J., Acosta, A., Abdallah, S., & Ortí, M. (2010). Enfoque sobre bienestar y buen
vivir . Madrid: Centro de Investigación para la Paz.