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Artículo aprobado, comunicado y publicado en ocasión del Congreso

Internacional de Emprendimiento “Innovación y ecosistema


emprendedor: construyendo una sociedad emprendedora” –
Asociación para la Formación, Investigación y Desarrollo del
Emprendimiento (AFiDE) en su edición 2016.

El camino del héroe en el emprendedor de negocios

Psic. Lic. Sergio Delgado Coto


Fundación da Vinci
Tiburcio Gómez 1330, piso 3
Montevideo, Uruguay
+598.9406.9993
sergio@davinci.uy

23 de marzo de 2016

 
Para citar este artículo:

Delgado Coto, S. (2016). El camino del héroe en el emprendedor de negocios. En:


Cátedra de Emprendedores de la Universidad de Salamanca (2016). Innovación y
ecosistema emprendedor: construyendo una sociedad emprendedora. ISBN
978‐84‐8408‐937‐7. Santiago de Compostela: Andavira.

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1. Resumen y palabras claves

A través de una revisión bibliográfica y desde un enfoque psicológico analítico junguiano se


explora y analiza el camino del héroe en el emprendedor de negocio. En cuanto a los
resultados, con base en la propuesta de Christopher Vogler, se vinculan los hitos que
reconoce la bibliografía sobre la experiencia emprendedora tipo con las doce etapas del
camino del héroe discriminadas por el autor. A su vez, se entiende que el emprendedor
encarna al héroe contemporáneo porque brinda contenido concreto a un recurso universal
arquetípico. Así, a través de la dimensión productiva, el metarrelato emprendedor impacta
en las nuevas generaciones porque inspira, cataliza y disminuye la incertidumbre en la
identificación del horizonte de realización personal. El propósito del material es estimular
nuevas líneas de investigación, convertirse en un recurso de autoconocimiento para la
población emprendedora y en insumo para quienes trabajan con el tema.

Palabras claves: ​perfil emprendedor, competencias emprendedoras, camino héroe


emprendedor, proceso individuación emprendedor.

Through a literature review and a Jungian analytical approach, the hero path in the
entrepreneurial business is explored and analyzed. As for the results, based on the
proposal of Christopher Vogler, the review linked the milestones that recognizes the
literature on entrepreneurial universal experience with each one of the twelve stages of
the hero path discriminated by the author. The entrepreneur is the contemporary hero
because he is providing concrete content to an archetypical universal appeal. Thus,
through the productive dimension, the entrepreneur metanarrative effectively impacts
because it inspires new generations, catalyzes and reduces uncertainty in identifying the
horizon of personal fulfillment. The material aims to stimulate new lines of research,
becoming a self‐knowledge resource for entrepreneurial population and an input for those
working with it as well.

Keywords: ​entrepreneur profile, entrepreneurial competences, entrepreneur hero path,


entrepreneur individuation process.

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2. Introducción

El tema escogido es el camino del héroe en el emprendedor de negocios. Se aborda


desde un enfoque psicológico analítico junguiano, con profundización en el ​principium
individuationis, locución latina que designa al principio o proceso de individuación. Este
constituye un elemento clave para la corriente (Vieitas Vergueiro, 2008).

El objetivo general que se persigue es identificar y analizar el camino del héroe en


el emprendedor de negocios. Como se desarrolla en las próximas secciones, el camino del
héroe se vincula íntimamente con el proceso de individuación. A partir del material, se
confía ofrecer a la comunidad una mayor comprensión del perfil emprendedor y, a su vez,
contribuir a la psicología analítica aplicada al campo social.

El trabajo se desarrolla con base en una investigación bibliográfica que aporta a la


identificación y comprensión del camino del héroe en el emprendedor de negocio. El
abordaje es junguiano, el cual tradicionalmente se ha interesado en la clínica y de forma
reciente se propone superar dicha frontera al vincularse, entre otros, con la psicología de
los negocios y el área organizacional (Myers, McCaulley, Quenk & Hammer, 1998), el
comercio y la economía (Hillman, 2001), la psicología social (Gelsi, 2009).

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3. Desarrollo

3.1 El emprendedor de negocios como fenómeno

La inquietud por comprender el perfil emprendedor es históricamente reciente. Se


incrementa a partir de la segunda mitad del siglo pasado, debido, por un lado, a los
cambios operados en el mundo productivo y, por otro, al desarrollo de las ciencias
sociales. Esta últimas claramente se interesaron en la problematización del fenómeno
(Schumpeter, 1952). Desde la economía (Sombart, 1946) hasta la sociología (Cromie, 2000)
se ha trabajado con profundidad sobre el tema. En este sentido, existe un creciente
interés por identificar, analizar y también por estimular el surgimiento de aquellos
conocimientos, actitudes, habilidades y valores ‐conceptos nucleares en el paradigma de
competencias laborales (Centro Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento en la
Formación Profesional, s/d)‐ que son comunes a las personas que originan y se involucran
activamente en sus propios negocios.

Para el abordaje del fenómeno, las iniciativas generalmente se han focalizado en


perspectivas psicológicas‐actitudinales o sociológicas‐económicas con estudio en variables
provenientes del onto, micro, meso, exo, macro, crono y globo sistema del emprendedor,
elementos inspirados en la teoría ecológica de Urie Bronfenbrenner (Torrico Linares et al,
2002).

A modo de ejemplo, la influencia de la teoría ecológica se observa en las variables


de la investigación de cohorte sociológico que realiza tanto el ​Global Entrepreneurship
Monitor (GEM) a través de la Actividad Total Emprendedora (TEA) ‐su principal indicador‐
(Global Entrepreneurship Monitor, 2016), como el Programa de Desarrollo Emprendedor
(Prodem) para América Latina (Kantis, Federico & Ibarra García, 2015) a través del índice
sobre las Condiciones Sistémicas para el Emprendimiento Dinámico (ICSEd).

En cuanto a las perspectivas de tónica psicológicas, se cita a McClelland (1961)


como el pionero en explicitar factores atribuibles a los emprendedores, estudiando de
manera exploratoria los rasgos de personalidad y principalmente la dimensión
motivacional. En la década del sesenta, McClelland observaba que algunas personas de
carrera empresarial, particularmente vinculadas al área comercial, experimentaban una

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marcada inclinación hacia el logro, con un adecuado manejo personal y profesional en
escenarios caracterizados por una alta incertidumbre y también con inclinación a asumir
riesgos moderados y calculados.

Se coincide que el fortalecimiento y expansión de la cultura emprendedora así


como el aumento de la cantidad de emprendimientos dinámicos y escalables en un
sistema, inciden de manera positiva en el crecimiento sostenido de la propia economía y
estimulan el surgimiento de nuevos emprendedores (Audrestch & Keilbach, 2006).

3.2 Mindset emprendedor

En las últimas décadas se han multiplicado una serie de investigaciones y planteos


interesados en destacar los rasgos de personalidad del ​mindset o mentalidad
emprendedora. Se observa que la mayoría se vinculan con el modelo de personalidad de los
“cinco grandes” o los “cinco factores” (Matthews, Deary & Whiteman, 2003).

Con base en la investigación de Staniewski, Janowski & Awruk (2016), los siguientes
rasgos son los que estarían presente en los emprendedores. El ordenamiento responde a
una incidencia decreciente. En primer lugar, se destaca la estabilidad emocional, la
necesidad de logros, capacidad de innovar y autoeficacia. Luego, la resistencia al estrés
(resiliencia emprendedora); autonomía y apertura a la experiencia; escrupulosidad
(​conscientiousness), ​locus de control interno, y la pasión. Por último, se ubica la
inclinación a asumir riesgos.

El ​locus o lugar de control (Johnson, Rosen & Chang, 2016) constituye un elemento
citado con frecuencia en los estudios sobre el perfil emprendedor. Se señala que es interno
para esta población porque la percepción sobre la localización del agente causal de los
acontecimientos se vincula con ellos mismos. Así, el emprendedor tipo percibe que los
sucesos que lo afectan son, en mayor parte, producto de las decisiones que toma o deja de
tomar. Terceras personas o fuerzas como el “destino”, el “azar” o los “dioses” no son los
principalmente responsables de la configuración, desarrollo y desenlace de las situaciones.

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A su vez, se sostiene que el emprendedor posee cierta inclinación a convertir
problemas en oportunidades de negocio; su resiliencia lo llevan a ser capaz de reponerse
ante escenarios adversos y capitalizar aprendizajes; priorizar y hacer foco en sus
actividades (sabe decir noes ante diferentes propuestas que lo alejan de su
emprendimiento o actividades que entiende son claves ‐muchas veces esto deteriora la
calidad de las relaciones interpersonales próximas‐); alta autoestima y autoeficacia
(Comisión Europea, 2003); es valiente con su negocio (entendido como el “justo medio” en
el paradigma de las virtudes aristotélicas) porque ni es cobarde (efectivamente arriesga
recursos al comprometerse con su negocio en el marco de un contexto con importantes
niveles de incertidumbre) pero tampoco es temerario (el riesgo es calculado, su
compromiso tienden a no cegarlo frente al reconocimiento de los límites del negocio o a
desistir cuando un emprendimiento no es viable). Estas últimas características lo distingue
del inventor. El enamoramiento y vínculo que existe entre el inventor y su invención (bina
creador‐criatura) lo llevan a descuidar elementos como la sostenibilidad del negocio,
dinámicas y complementariedad en los perfiles de los equipos de trabajo, productividad,
identificación de variables de mercado que se conectan con el modelo de negocio detrás
del servicio o producto particular que ofrece, entre otras (Greathouse, 2012).

3.3 La revolución en el mundo del trabajo: el escenario desde donde el


emprendedor surge como el héroe contemporáneo

En el contexto de la revolución de las tecnologías de la información y la


comunicación (TIC) ‐donde se destaca Internet (Castells, 2001)‐, de la expansión del
fenómeno de la globalización (Sen, 2001) y la configuración de la postmodernidad (Gómez,
2007), desde finales del siglo pasado se advierte que ocurren una serie de transformaciones
profundas en el mundo productivo y laboral. A partir de esta situación, algunos autores han
llegado a sostener literalmente el fin del trabajo (Rifkin, 1996). Con seguridad, este final
no implica la eliminación del trabajo entendido como la actividad propiamente humana por
la cual se transforma la realidad, se crea a través de la obra, donde la persona se relaciona
constructivamente con su comunidad y con la sociedad en su conjunto, incluso se define y
se recrea en un proceso de dignificación o humanización ‐posición cimentada en la moral
judeo‐cristiana (Juan Pablo II, 1981) y en la Ética deontológica personalista que ha
inspirado, a su vez, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el perfil de la
Organización Internacional del Trabajo‐, sino en el agotamiento de un tipo de trabajo: el

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industrial y el asalariado en relación de dependencia, por el cual la sociedad moderna se
definió como una de trabajadores (Ocaña, 1998).

Siguiendo a Hobsbawm (1998), la revolución rusa de 1917 fue el hito que consagró
el orgullo históricamente inédito de ser‐trabajador dependiente, por el cual generaciones
se autocomprendieron. Esto ofreció el sustento material para configurar un sistema
complejo y coherente que podría estar hoy en crisis. A modo de ejemplo, el Derecho del
Trabajo se construyó a lo largo del siglo veinte entorno a aquel escenario. Así, Umberto
Romagnoli, catedrático de la Universidad de Bologna, ilustra una rutina que no fue neutral
para el sentido de vida y la configuración de los metarrelatos de millones de personas en
todo el mundo.

Todos nos levantábamos a la misma hora, a veces al toque de las sirenas, todos
uniformados en los horarios diarios, semanales, anuales y estábamos todos
dispuestos a creer que la vida laboral se desarrollaba a lo largo de todo el horario
diario, durante todos los días laborales de la semana, en todos los meses laborales
del año, hasta la jubilación. (Romagnoli, 2011, p.1).

En la actualidad, la crisis del trabajo dependiente se manifiesta en una relativa


desvalorización como dador de sentido, como medio para el progreso en la sociedad
(Kessler, 2005) y opción para encarnar al héroe en términos de horizonte de realización.

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3.4 El proceso de individuación y el camino del héroe.

Siguiendo a Jung (1999), el proceso de individuación se manifiesta e inicia de


manera espontánea y conlleva a configurar un individuo psicológico. Es importante advertir
la pertinencia en el uso y el sentido del término “individuo” porque acentúa la
diferenciación, peculiaridad y unicidad respecto a otros, pero manteniendo la conexión con
el todo, el sí‐mismo (​self) que es el arquetipo central.

Así, el proceso de individuación no posee la vocación de ser un camino de


aislamiento, de repliegue en uno mismo o de individualismo, sino uno de genuina
vinculación con el mundo y con lo infinito (aquí se observa la influencia de la filosofía
oriental en la cosmovisión junguiana). El proceso de individuación es abierto e inacabable y
está estrechamente vinculado con la posibilidad de autorrealización (Vieitas Vergueiro,
2008).

Stein (2007) se sirve de cuentos y mitos para reflejar la relevancia del proceso de
individuación, de la toma de conciencia de este y del impacto en el autoconocimiento
personal y en la superación de los complejos (Chalquist, 2007). Esto inspira el análisis que
realiza Campbell (2005) en su icónica obra “El Héroe de las mil caras” y en su propuesta
del monomito, de la cual se tomarán distintos elementos para conceptualizar el recorrido
simbólico y arquetípico del emprendedor de negocios.

Por otra parte, Chalquist (2007) enfatiza que el proceso de individuación no se


desarrolla de manera descontextualizada y sin la presencia de otros. Constituye un proceso
complejo que tiene la vocación de ser, por una parte, adaptativo y, por otra, de
crecimiento y expansión hasta integrarse con el ​self, donde los opuestos se superan
(​coniunctio oppositorum) y desaparece la postura egocéntrica tan propia de los primeras
décadas de existencia a través de la superación de diferentes etapas (Vázquez, 1981).

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3.4.1 La realidad arquetípica del emprendedor

Como se ha detallado, el perfil del emprendedor de negocios despierta un gran


interés tanto en la opinión pública como en diferentes ámbitos. Se multiplican los autores
locales (Jano, 2011) e internacionales (Livingston, 2009) preocupados por recoger y
compartir sus historias y también por discriminar cuáles son aquellos elementos comunes a
esta población. En este sentido, se incrementan expresiones culturales variopintas sobre el
tema, como el primer cuplé dedicado al “joven emprendedor” realizado por la murga
uruguaya “cayó la cabra” en la edición 2014 del carnaval de Uruguay (El Observador,
2014).

Existe un magnetismo que supera las historias particulares de los emprendedores y


cuyo origen se entiende que no se encuentra ni en el contexto que las origina ni en su
vínculo con sectores productivos específicos. El presente trabajo se desarrolla bajo la
hipótesis que la atracción se conecta con realidades arquetípicas (Roesler & Sotirova‐Kohli,
2014) y con procesos colectivos y universales abordados por la psicología analítica de la
mano de Carl Gustav Jung (Jung, 1999) y por los múltiples autores que construyeron el
paradigma (Campbell, 1996; De Alvarenga, 2009). Siguiendo a Jung (1982), este abordaje
permite con fundamento relacionar sistemas y experiencias individuales con mitologemas
que son cronológica y étnicamente alejados de aquellos. En cuanto al mitologema, es
entendido como un conjunto de diversas historias míticas que comunican una temática
similar como, por ejemplo, los de nacimiento virginal, rivalidad fraterna o iniciación sexual
(De Alvarenga, 2009).

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4. Resultados

4.1 El camino del héroe en el emprendedor de negocios

El mito del héroe es uno de los arquetipos dentro de la corriente analítica y fue
utilizados por Jung para representar el proceso de individuación. Desde las primeras etapa
iniciáticas, el héroe recorre una serie de retos y experiencias ‐constituyendo así tanto “su”
camino como el reflejo del camino arquetípico‐. Al superarlas, configura y avanza en un
proceso virtuoso donde se enriquece y expande hacia el horizonte del ​self. Es arquetípico,
o sea, es un contenido atemporal del inconsciente colectivo que se reedita generación tras
generación. El triunfo y reconocimiento del emprendedor de negocio solo será posible al
superar las etapas de confrontación con su propia individualidad egocéntrica (Brown,
McDonald & Smith, 2013).

Joseph Campbell (2005) identificó 17 etapas en el camino del héroe. Por su parte,
David Leeming (1981) propuso 8 y Christopher Vogler (1998) 12. Todas las propuestas
identifican una serie de pasos o mojones en el camino y responden al paradigma del
monomito de Campbell (2005) el cual se inspira, a su vez, en la propuesta arquetípica
junguiana. Ciertamente, cualquiera de ellas ofrecen un marco de referencia para analizar
la dinámica del camino emprendedor (Toren, 2014). Sin embargo, se decide adoptar la
propuesta de Vogler por su claridad y justa discriminación entre las distintas etapas que
evitan confusiones sobre el alcance conceptual y límites de cada una.

Es interesante observar que existen iniciativas que analizan las etapas del camino
del héroe en personajes y narrativas de diversas obras. A modo de ejemplo, Robertson
(2009) lo estudia en el “El señor de los anillos” de John Ronald Reuel Tolkien y, por su
parte, Palumbo (2013) lo hace con la película “Star Trek” dirigida por Jeffrey Jacob
Abrams.

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4.2 Las 12 etapas en el camino del emprendedor

El mundo ordinario​.

Es el contexto base o plataforma de partida del héroe. Esta primer etapa


representa al mundo cotidiano. A partir de diversos relatos de jóvenes emprendedores
uruguayos (Delgado, 2014) se advierte que comienza aquí un período de intensos
cuestionamientos sobre el sentido de sus estudios, el de sus actividades
laborales‐productivas dependientes o, de manera transversal, de su cotidianidad.

A su vez, en relación al arquetipo de la Gran Madre, se podría reconocer en el


proceso de individuación del emprendedor en potencia que se encuentra en esta etapa, un
grado funcional de autonomía, independencia y diferenciación que se convertirá en un
factor nuclear para responder a la llamada por sí mismo. Esto lo aleja del complejo
psíquico derivado de aquél arquetipo, el cual, en líneas generales, implica una dificultad
en la salida del ambiente nutricio y protector materno (encarnado por “la familia”, “la
universidad” e incluso “la organización” que emplea, cuida y ofrece una aparente
seguridad material y vincular).

La llamada a la aventura.

El emprendedor cataliza ciertas motivaciones e inquietudes en la identificación


consciente por emprender. Para esto, aunque es determinante el proceso propio personal,
operan los diferentes factores provenientes de los sistemas identificados en la teoría
ecológica, los cuales no son determinantes pero ciertamente estimulan u obstaculizan la
elección de la opción (Torrico Linares et al, 2002).

En este tiempo, se inicia un proceso de discernimiento que conduce a identificar y


evaluar el alcance y primeras responsabilidades que conlleva responder a la llamada. La
etapa de mayor tensión para el emprendedor es la que se conceptualiza como el primer
gran riesgo (Jano, 2011), siendo este, o la posibilidad de abandonar el empleo, interrumpir
la carrera profesional o advertir los costos‐oportunidades de invertir distintos recursos para
la futura empresa (la aventura).

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El rechazo a la llamada.

Las diferentes dudas y reservas que emergieron al consciente en las dos primeras
etapas alcanzan su concentración e intensidad máxima. Por eso, pueden llevar al héroe a
un primer rechazo y desvalorización de la llamada.

En esta etapa interviene con mayor claridad el arquetipo de la sombra, vinculado


con el inconsciente colectivo. A nivel personal, la sombra representa para el complejo del
ego del emprendedor elementos desconocidos que se rechazan (Jung, 1986).

La sombra puede ser identificada y problematizada tanto a nivel personal como


colectivo. Para este último caso, serán otros “personajes” del camino del héroe que le
manifestarán sus prejuicios, desvalorizaciones hasta incluso aliento sobre la elección que
se está realizando. El estudio de las manifestaciones de la sombra colectiva permite
explorar la valorización acerca del emprendedorismo en una sociedad dada.

Ciertamente, los personajes ejercerán una influencia diferencial en esta etapa


porque podría desencadenar el rechazo o confirmación de la llamada. A modo de ejemplo,
es frecuente que emprendedores consagrados compartan cómo debieron intentar
convencer a sus padres y demás personas cercanas sobre su opción o, por el contrario,
avanzar de todas maneras con su oposición. Se genera una resistencia especialmente
externa cuando el emprendedor ha finalizado estudios o se encuentra trabajando en un
empleo aparentemente consolidado o atractivo en cuanto a sus beneficios salariales y
extrasalariales. Así, los personajes cuestionan el sustento económico del héroe en el largo
plazo o manifiestan sus reservas porque la respuesta a la llamada implica desechar el
ejercicio independiente y consolidación de una carrera ‐ver en Delgado (2014) la entrevista
a la ingeniera y emprendedora uruguaya Agustina Sartori‐.

Encuentro con el mentor.

En esta etapa interviene un guía, mentor, maestro o experto que conoce de


primera mano los retos y desafíos del incierto camino a recorrer. Se conecta con el
arquetipo del viejo sabio o ​senex, cuyo rol es el del psicopompo o conductor. Se verifica
una relación no solo técnica sino especialmente un vínculo emocional con el héroe. Por

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ejemplo, así como en la obra clásica de la literatura universal “La Divina Comedia” Virgilio
se presenta como el mentor y guía de Dante, arquetípicamente lo mismo sucede en la
película “El Rey León” entre Rafiki y Simba.

En definitiva, el mentor ayuda al héroe a superar la etapa de miedos sobre la


opción a seguir. En el caso de los emprendedores que son acompañados por dispositivos
como incubadoras o aceleradoras de negocio, esta figura puede ser encarnada por el tutor
de negocios. A modo de ejemplo, en la incubadora uruguaya da Vinci labs1 se apuesta a un
proceso de doble ​matching o elección entre el emprendedor o equipo de emprendedores
con el tutor, o sea, aquella persona que lo acompañará de manera diferencial en el
proceso de incubación. En esta incubadora, el tutor puede ser seleccionado de una base de
datos o puede ser propuesto por el propio emprendedor. Generalmente, cuando ocurre
esta última opción es porque lo viene acompañando desde etapas germinales (ver
testimonios de tutores donde se expresan con claridad estos elementos2).

Cruce del primer umbral.

Esta etapa marca un punto de no retorno, donde el héroe abandona el mundo


cotidiano para embarcarse de lleno hacia el nuevo contexto. Con frecuencia, en la
literatura emprendedora se identifica a esta etapa como la salida de la zona de confort.
Para Barr (2015), la zona de confort es “esa cama tibia que no quieres abandonar cuando
te despiertas” (p. 2).

Momento de pruebas, aliados y enemigos.

El emprendedor se va integrando a un nuevo ecosistema, el cual le demandará


recursos para forjar alianzas, discriminar a aquellas personas y herramientas que le podrán
ser de utilidad en su recorrido.

Es una etapa de presiones y exigencias donde paulatinamente se conecta con las


formas de hacer, resolver y pensar comunes a la la población emprendedora. Para esto, las
reuniones casuales e informales, a veces convocadas entorno a una temática concreta, le

1
 ​http://davinci.uy/labs/
2
 ​https://vimeo.com/132395595
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son de especial utilidad. Por ejemplo, la plataforma ​meetup3 representa un recurso muy
extendido y valorado por los emprendedores en etapas tempranas y también para
entusiastas del emprendedorismo.

En cuanto a las alianzas, es interesante observar como algunos jóvenes


emprendedores integran al mentor como socio de negocio. Un ejemplo es la sociedad que
estableció el emprendedor uruguayo Nicolás Jodal con su mentor Breogán Gonda (ambos
fundadores de la empresa de tecnología Genexus). A su vez, pueden manejarse otro tipo
de alternativas de involucramiento operativo y societario para el mentor, como integrarlo
al directorio o ser consejero (con beneficios sobre rendimientos, acciones o participación
en el capital social según la naturaleza de la persona jurídica).

Acercamiento a la cueva profunda.

Es el momento de asumir nuevos retos y desafíos. Se configura un proceso virtuoso


de aprendizaje y estímulo de las competencias profesionales emprendedoras a partir del
ensayo‐error y de la exploración intensa del nuevo escenario. El emprendedor depura las
alianzas y redes de apoyo. Es el ​momentum de asumir el ser‐emprendedor, tanto intra
como interpersonalmente. Aquí crece la oferta de exposición mediática, con el riesgo de
descuidar el desarrollo personal, del equipo y del negocio.

Ordalía o prueba suprema.

En esta etapa el héroe muere simbólicamente. Ocurre la mayor crisis en el camino,


en el sentido del término nipón 危機, el cual se corresponde con el español crisis y está
compuesto por los conceptos peligro y, a su vez, oportunidad.

La ordalía para el emprendedor es pasar de la idea de negocio a uno validado


comercialmente. Es verificar que su servicio o producto encuentre un nicho de mercado al
cual apuntar, que alguien genuinamente esté dispuesto a realizar una transacción
comercial. Es en esta transformación de las ideas de negocio a la validación donde se
puede llegar a quebrar el enamoramiento con el emprendedorismo y el desencanto general

3
​http://www.meetup.com/
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con la promesa de alcanzar un mundo distinto o mágico. Para el emprendedor, el mercado
simboliza la sala o espacio donde se desarrolla la prueba.

La recompensa.

Al salir victorioso de las pruebas más desafiantes, aquella persona que se alejó del
mundo cotidiano ya puede considerarse emprendedor, es digno de ser héroe y ha
enriquecido su proceso de individuación, se ha expandido existencialmente al acercarse al
self. Su energía psíquica (libido) ‐motor del proceso de individuación‐ se encausa. Las
experiencias previas lo impulsan a enfrentar nuevos desafíos y a seguir recorriendo el
camino.

El camino de retorno.

Es una etapa de revisión de propósitos y reformulaciones de objetivos. El héroe


puede volver transformado al mundo ordinario o comprometerse aún más con su aventura.

En los emprendedores se expresa aquí la tensión por crecer, por gestionar el paso
de una ​startup exitosa hacia la consolidación de una empresa. Según Adizes (2015), existe
una serie de comportamientos en el fundador y en los trabajadores que se corresponden
con las etapas del desarrollo de un negocio. Cuando se alcanza el éxito, en especial por
primera vez, el fundador gana una confianza especial y a veces desproporcionada. En este
sentido, Nicolás Jodal en su conferencia “​guía para entender las organizaciones”4 observa
que el emprendedor que triunfa se vuelve más expansivo, comportándose con una
renovada autoconfianza e incluso hasta arrogancia.

La empresa de tipo ​go‐go o toca toca (Adizes, 2015) es aquella que abandonó las
etapas tempranas y alcanzó sus primeros éxitos comerciales. Esto provoca en el
emprendedor una sensación de omnipotencia e invulnerabilidad. Así, se plantea como
hipótesis que la inadecuada resolución de esta etapa por parte del emprendedor puede
afectar su bienestar psíquico, conectándolo con el arquetipo del ​trickster. Son los riesgos
de expandirse prematuramente hacia el ​self. En general, si se instaura el malestar

4
​https://vimeo.com/55071243
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psíquico, la calidad de las relaciones interpersonales se deterioran e incluso, desde el
punto de vista material, se realizan pésimas inversiones financieras, por ejemplo, al
involucrarse con sectores donde no se tiene conocimiento o se cuenta con mínima
experiencia. Las inversiones son impulsadas desde la aparente infalibilidad como
emprendedor de negocios. A su vez, en esta etapa se podrían acentuar rasgos paranoides
de personalidad, los cuales se correlacionan con la descripción de la etapa en el
monomito. El héroe sufre persecuciones (externas y autopercibidas) y se vuelve
desconfiado por el temor de perder su tesoro (logros materiales y metamateriales).

Resurrección y clímax.

Si el emprendedor resuelve el desafío psíquico de la etapa previa, operará en él una


transformación donde ganará en madurez personal. El proceso de individuación se
enriquece porque se ha vencido a sí mismo al experimentar, de manera tácita, las
limitaciones que se originan en el complejo del ego.

El emprendedor expresa la renovación a través de comportamientos concretos.


Siguiendo el modelo del crecimiento de las organizaciones de Adizes (2015), en esta etapa
se superó el “trauma del fundador”, concepto que se relaciona con las distorsiones
descritas en la etapa anterior.

El retorno con el elixir.

El héroe transformado retorna al mundo cotidiano para compartir sus hallazgos y


aprendizajes. Se advierte el foco en lo relacional, en la alteridad y derrame comunitario.
Todas señales de la superación egocentrista. Los demás lo reconocen y lo premian. Se
potencia el proceso personal de revisión y reflexión.

La necesidad de comunicar sus hallazgos y apoyar a la comunidad se observa en


diversos casos locales (Jano, 2012). Es propio de esta etapa que participen en charlas
masivas y conferencias (como TEDx Montevideo5 , MontevideoValley 6, entre otras donde la
invitación a participar como orador refleja el reconocimiento social). También se

5
​http://www.tedxmontevideo.org/
6
​http://montevideovalley.uy/
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involucran en organizaciones de apoyo a emprendedores o que persiguen otras causas de
bien público (equidad de género, acceso al crédito), buscando así un efecto multiplicador7 .

En relación con esta etapa, la literatura anglosajona sobre emprendedorismo utiliza


con frecuencia el término ​pay‐it‐forward (Livingston, 2009) para indicar el
comportamiento de los emprendedores a invertir, apoyar y acompañar a otros
emprendedores que inician su camino o a involucrarse activamente en causas sociales ‐ver
prólogo del inversor y emprendedor uruguayo Pablo Brenner en Delgado (2014)‐.

5. Conclusiones

El emprendedor se presenta como el héroe contemporáneo. Este podría estar


reemplazando al trabajador dependiente como regente previo, el cual icónicamente se
origina en el marco de las transformación del mundo productivo, con punto de partida en
la revolución industrial y en el avance del sistema fabril. Desde una perspectiva
estrictamente histórica, se advierte que el reconocimiento por ser trabajador es reciente
y, más aún, por ser emprendedor.

Cada sociedad y generación identifica, encarna y materializa al héroe, aportando


contenido concreto a un elemento de patrimonio universal que refleja, a su vez, la tensión
por la búsqueda de sentido de vida y de identidad. En definitiva, el camino del héroe
indica e inspira el camino de autorrealización.

El perfil emprendedor puede ser vinculado y analizado desde el arquetipo del


héroe. Así, el presente trabajo realizó un paralelismo entre las etapas que transita con los
bloques arquetípicamente estudiados por el autor de referencia (Vogler, 1998). Los
resultados brindan, por un lado, elementos de autoconocimiento para la población
emprendedora y, por otro, insumos diferenciales para aquellos operadores que los
acompañan.

7
 ​http://www.elpais.com.uy/el‐empresario/efecto‐multiplicador‐gabriel‐colla.html
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6. Referencias Bibliográficas

Adizes, I. (2015). ​Managing Corporate Life Cycles. Carpinteria: Adizes Institute.

Allen, C. & Lee, D. (1997). The Entrepreneur on the Heroic Journey. Why Are Entrepreneurs
Seldom Viewed as Heroes? Recuperado de:
http://fee.org/freeman/detail/the‐entrepreneur‐on‐the‐heroic‐journey
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