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Fojas: 235

Doscientos treinta y cinco.

Santiago, treinta y uno de agosto de dos mil dieciséis.

VISTOS:

Primero: Que a fojas 1 comparece el abogado Cristián Rodríguez


Josee en representación convencional de Corpbanca S.A. e interpone
recurso de reclamación por aplicación de multa en virtud de lo dispuesto
en artículo 22 del Decreto con Fuerza de Ley N° 3 de 1997 en contra de
la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, en adelante
S.I.BI.F., por el acto que estima ilegal consistente en la emisión de una
carta fechada 30 de diciembre de 2015 a través de la cual dicho
organismo comunica a su parte la aplicación de tres multas por un total
ascendente a la suma de $21.764.507.494.

Manifiesta que esta sanción se funda en que su representada


Corpbanca S.A., habría infringido el límite individual de crédito que
establece el artículo 84 N°1 de la Ley General de Bancos, en adelante
L.G.B. infracción que se habría producido a propósito de tres
operaciones, una del año 2011, otra de 2013 y la última de 2015.

Señala que en la carta remitida por la S.B.I.F. a su representada,


ésta cuestiona los actos de otorgamiento de crédito a las sociedades
Potasio Chile S.A. en 2011, Norte Grande S.A. en 2013, y Pampa
Calichera S.A. en 2015, estimando erróneamente que al conceder estos
créditos Corpbanca violó el límite individual de crédito aplicable,
pretendiendo la S.B.I.F, que estos deudores no son personas diferentes
unas de otras desde el punto de vista del límite individual de crédito,
sino, un mismo deudor, lo cual basa en que, a su juicio, Norte Grande y
sus filiales, tienen un mismo objeto social, administración, domicilio,
única fuente de ingresos, así como interrelación de garantías vinculadas y
dependientes entre sí, y con un mismo activo subyacente.
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Luego, da cuenta en su reclamo de los créditos que se le habrían


otorgado a cada una de esas sociedades y como habría quedado la
situación de dichos deudores luego de otorgados éstos. Así señala, en
cuanto a la primera operación, según la Carta remitida por la S.B.I.F., en
esa época, Oro Blanco mantenía obligaciones pendientes con Corpbanca
por un total de $ 74.494.289.672. Conforme al artículo 85 de la L.G.B., a
esas obligaciones correspondía sumar, como propias de Oro Blanco, el
total del crédito recién otorgado a Potasios, por cuanto Oro Blanco tenía
más del 50% del capital de Potasios. Por tanto, y como indica la aludida
Carta, para efectos del límite del artículo 84 Nº 1, los créditos totales de
Oro Blanco, expresados en pesos, sumaban $148.177.042.272.

En lo relativo a la segunda operación cursada con fecha 11 de


julio de 2013, Corpbanca aprobó otorgar un crédito a Norte Grande por
la cantidad de hasta USD 145.000.000. Posteriormente, se suscribió el
Contrato de Apertura de Financiamiento por un monto de hasta USD
145.000.000. El equivalente en pesos a este crédito era, a fines de dicho
mes, la cantidad de $74.567.628.763.

Precisa que según la referida Carta, Oro Blanco mantenía


obligaciones pendientes con Corpbanca por un total de $75.833.905.324.
Por su parte, de acuerdo a la misma, Potasios mantenía obligaciones a
esa fecha por la cantidad, expresada en pesos, de $ 81.348.732.450.

Sin embargo- indica- que en esa época, Oro Blanco ya no tenía


participación en Potasios, por cuanto todas las acciones que poseía en
esta última se habían radicado en Nitratos de Chile S.A., producto de la
división de Oro Blanco acordada en junta extraordinaria de accionistas de
7 de noviembre de 2011, con efecto a contar del 1 de julio de 2011. Por
su parte, Nitratos no era deudor de Corpbanca a esa fecha.

Agrega que de conformidad con el artículo 85 de la Ley General de


Bancos, al crédito otorgado a Norte Grande en esta operación
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correspondía sumar, como propio de Norte Grande, el total del crédito


otorgado a Oro Blanco, por cuanto Norte Grande tenía a esa fecha más
del 50% del capital de Oro Blanco. Por tanto, y de conformidad con las
cifras expuestas, para efectos del límite del artículo 84 Nº 1, los créditos
totales de o a Norte Grande, expresados en pesos, sumaban
$150.401.534.087.

Por ello –estima- no correspondía considerar como deuda de Norte


Grande las obligaciones de Potasios, por cuanto Norte Grande no era
dueña de acciones de dicha compañía. Además, y según se ha indicado,
Oro Blanco tampoco tenía más de un 2% del capital de Potasios. Como a
esa fecha el patrimonio efectivo de Corpbanca ascendía a
$1.718.969.767.550, el límite individual del artículo 84 Nº 1
correspondía a $171.896.976.755 (10%). En consecuencia, el
otorgamiento del crédito a Norte Grande no produjo un exceso sobre el
límite legal indicado.

En lo relativo a la tercera operación, realizada con fecha 7 de


septiembre de 2015, argumenta que Corpbanca aprobó otorgar créditos a
Pampa Calichera por la cantidad de hasta USD 70.000.000, “con
depósitos a plazo tomados en Corpbanca por USD 70 millones y
endosados en garantía”, además de sendas prendas sobre acciones SQM-
B. Efectivamente, con fecha 9 de septiembre se endosaron en garantía 7
depósitos a plazo que indica y que fueron tomados en la misma
institución, Corpbanca, por un total de USD 70.007.388,85.

Hace presente que la clasificación de riesgo de Corpbanca, era de


“AA”. En consecuencia, los referidos depósitos constituían garantías
válidas para el límite ampliado del artículo 84 Nº 1, aplicable a los
créditos otorgados en exceso del 10% que se encuentran debidamente
garantizados, entre otros, por “instrumentos financieros de oferta pública
emitidos en serie que se encuentren clasificados en una de las dos
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categorías de más bajo riesgo por dos sociedades clasificadoras de las


señaladas en el Título XIV de la Ley Nº 18.045”.

Así, con fecha 9 de septiembre de 2015 se suscribió un Contrato de


Apertura de Financiamiento por un monto de hasta USD 50.000.000 y
otro, por un monto de hasta USD 20.000.000, cuyos desembolsos
tuvieron lugar el mismo día 9 de septiembre. Según señala la Carta, ya
aludida, el equivalente en pesos de ese crédito ascendía a
$48.327.917.862.

Expone que según la misiva remitida por la S.B.I.F., Oro Blanco


mantenía obligaciones pendientes con Corpbanca por un total de
$103.752.016.513. Por su parte, y según la misma, Potasios mantenía
obligaciones a esa fecha por la cantidad de $98.533.644.143. En ese
entonces, Oro Blanco no tenía participación en Potasios, y Nitratos,
dueño de más del 50% de Potasios, no era deudor de Corpbanca.

Por ello, sostiene que de conformidad con el artículo 85 de la Ley


General de Bancos, al crédito propio de Norte Grande correspondía
sumar, como suyo propio, el total del crédito otorgado a Oro Blanco. En
consecuencia, para efectos del límite establecido en el artículo 84 Nº 1 y
utilizando las cifras expuestas, los créditos totales de Norte Grande,
expresados en pesos, sumaban $133.681.798.690. En esta suma no
correspondía considerar como deuda de Norte Grande las obligaciones de
Potasios, por cuanto Norte Grande no era dueña de acciones de dicha
compañía. Además, y según se ha indicado, Oro Blanco no tenía más de
un 2% del capital de Potasios.

Indica que tampoco correspondía considerar como deuda de Norte


Grande las obligaciones contraídas por Pampa Calichera, por la misma
razón. Adicionalmente, según se vio, el crédito de Pampa Calichera fue
garantizado con prenda sobre depósitos a plazo.
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Como el patrimonio efectivo de Corpbanca ascendía a


$1.629.106.583.540, el límite individual del artículo 84 Nº 1
correspondía a $162.910.658.354, más el margen adicional de hasta el
30% del patrimonio efectivo para operaciones debidamente
garantizadas. En consecuencia, el otorgamiento del crédito a Pampa
Calichera no produjo un exceso sobre el límite legal.

Luego, la reclamante da cuenta que las sociedades deudoras de


Corpbanca corresponden a entidades nacidas en la segunda mitad de la
década del 80’ en el marco del denominado “capitalismo popular”,
estando la génesis de Pampa Calichera, Oro Blanco y Norte Grande en la
formación de vehículos a través de los cuales los trabajadores y
ejecutivos de SQM pudieran reunir las acciones que adquirieron en dicha
sociedad, que en ese entonces estaba bajo el control estatal. Así, sostiene
que, a diferencia de lo señalado por la S.B.I.F., estas sociedades no se
originaron como un esquema para el control de SQM, sino que nacieron
de la asociación de pequeños accionistas que eran, en origen, trabajadores
de la misma sociedad, situación que fue evolucionando a lo largo del
tiempo, para finalmente, en el año 2011, los accionistas de dos de ellas,
Pampa Calichera y Oro Blanco, acuerdan su división, de la cual nacen
dos entidades nuevas que las suceden en su activos y pasivos, Potasio y
Nitratos.

Critica que la S.B.I.F. pretende que las sociedades antes referidas


constituyen “un mismo deudor”. Agrega que la situación de cada una de
las sociedades a las fechas de otorgamiento de los créditos sus
accionistas, objeto social, administradores, clasificación de riesgo,
endeudamiento, entre otros, son diversas.

Concluye por lo expuesto que sin lugar a dudas las cuatro


sociedades forman parte de un mismo grupo económico, pero ello resulta
completamente irrelevante a efectos del límite individual de crédito
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establecido en el artículo 84 N° 1 en relación con el artículo 85, ambos de


la L.G.B.

Funda su reclamo de ilegalidad en los siguientes


capítulos:

I.- La imposición de las multas violó los estándares más


elementales del debido proceso sancionatorio.

1.- El debido proceso administrativo como requisito para el


legítimo ejercicio de las potestades administrativas.

En tal sentido, sostiene que el ejercicio de cualquier potestad


administrativa debe ser necesariamente antecedido de un procedimiento
cuyo objeto es acreditar la concurrencia de las circunstancias que
permiten y justifican la intervención de la Administración mediante el
ejercicio de la respectiva potestad, manifestada en un acto administrativo,
constituyendo los actos administrativos siempre el resultado de un
proceso administrativo previamente instruido, consecuencia de un
proceso de constatación de condiciones fácticas y jurídicas que habilitan
e incluso obligan a la Administración a actuar. En tal sentido expone que
la decisión de imponer multas a su representada, no fue adoptada previa
instrucción de un procedimiento administrativo sancionatorio acorde a las
disposiciones establecidas en la Constitución y la ley, existiendo un
vínculo indisoluble entre el procedimiento administrativo y el acto
administrativo resultante, en que cualquier vicio en la substanciación del
procedimiento, necesariamente se comunica al acto terminal.

Refiere que es por ello que la actuación de la Administración se


encuentra estrictamente sujeta a la Constitución y a las Leyes en cuanto a
las potestades que puede ejercer, resultando inválida su actuación si se
verifica fuera del ámbito de sus competencias. Lo mismo ocurre en
relación con la forma en que tales potestades han de ser ejercidas. En el
lenguaje de la Constitución Política:” Los órganos del Estado actúan
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válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su


competencia y en la forma que prescriba la ley”.

Agrega que las potestades sancionatorias de que está dotada la


administración se encuentran particularmente sometidas a esta exigencia
procedimental, lo que supone la instrucción previa de un proceso
administrativo sancionador.

Precisa que la doctrina reconoce un verdadero derecho de los


administrados al procedimiento administrativo sancionador y que “no
resulta constitucionalmente admisible, en consecuencia, aun cuando una
norma legal así lo permita expresamente- la que de existir, no dudaría en
tachar de inconstitucional- la imposiciones de tales sanciones” de plano”
(Román Cordero Cristian, El castigo en el Derecho Administrativo
“Revista de Derecho y Humanidades N° 16, vol. 1,2010, pag. 165.

Expone que coincide en ello plenamente la jurisprudencia para la


cual tal garantía, el derecho a un procedimiento justo y racional implica -
para estos efectos- que en un Estado de Derecho como el chileno, no hay
lugar a la imposición de auténticas sanciones sin más trámite o de plano,
y que ella es exigible incluso cuando quien ejerce el poder punitivo es un
Órgano de la Administración del Estado.

Sostiene que por lo expuesto, resulta ineludible que la potestad


sancionatoria de la S.B.I.F. solo puede ser ejercida previa instrucción de
un procedimiento administrativo sancionador en el marco del cual dicha
entidad acredite la concurrencia de los presupuestos fácticos y jurídicos
que hacen procedente la aplicación de la respectiva sanción,
manifestando su voluntad en la decisión contenida en el acto terminal,
debiendo el procedimiento administrativo ajustarse estrictamente a los
principios, reglas y normas de orden constitucional y legal consagrados
en nuestro ordenamiento jurídico, cuya inobservancia será fuente de
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vicios que necesariamente se comunicarán al acto administrativo


terminal, constituyendo éste un requisito de validez.

2.- Principios comunes a todo procedimiento administrativo


sancionador: el respeto a la “macro garantía” del debido proceso.

Así- sostiene - que tal derecho resulta ser aquel que franquea el
acceso a la jurisdicción y permite que este se desarrolle con todas las
garantías esenciales racionales y justas que contribuyan a un
procedimiento equitativo y no arbitrario, macro garantía que agrupa un
conjunto de garantías procesales indispensables para cautelar la igual
protección de la ley en el ejercicio de los derechos de las personas, así
como la interdicción de la arbitrariedad en las decisiones que se adopten
en tales procesos. Precisa que por ello es que el derecho al debido
proceso haya encontrado reconocimiento constitucional desde los inicios
de la historia republicana, hasta la Constitución actualmente vigente, que
en el mismo inciso 6° del número 3° de su artículo 19 establece que
“Toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un
proceso previo legalmente tramitado”, a lo que añade que
“Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un
procedimiento y una investigación racionales y justos. Los órganos del
Estado se encuentran constitucionalmente obligados a respetar e incluso
promover este derecho. (Inciso 2° del artículo 5° de la Constitución
Política).

3. Los procedimientos administrativos, incluyendo


especialmente los sancionatorios, también se encuentran sujetos a los
principios y garantías del debido proceso.

Expone que si bien la disposición transcrita alude a los órganos


que ejercen jurisdicción, el sentido de la norma incluye a los órganos de
la Administración del Estado como lo sostienen de manera uniforme la
Doctrina y Jurisprudencia.
243

Alude el recurrente a la Comisión de Estudios de la Nueva


Constitución en donde se dejó expresa constancia en las actas de la
Comisión que la voz “órgano que ejerce jurisdicción” se entiende
comprensiva de los “tribunales administrativos, fiscales, Impuestos
Internos, Contraloría General de la República, Tribunales Arbitrales,
etcétera. Esto es, todo órgano que tenga facultad para dictar una
resolución o fallo, llámese como se llame, que afecte a la situación de
una persona”, acotando el comisionado Evans que “ello significa
establecer que la norma se aplicará en toda controversia que se suscite en
el orden temporal”. (Actas Oficiales de la Comisión Constituyente).

Acota que en igual sentido se ha pronunciado la doctrina,


particularmente el profesor Juan Colombo, para quien quién la garantía
del debido proceso es transversalmente aplicable a la actividad estatal
con independencia de la separación de sus respectivas funciones, así
señala, en términos generales, que todos los poderes deben ceñirse en el
ejercicio de sus funciones a lo que manda la Constitución. El poder
Jurisdiccional debe obrar de manera tal que no afecte la garantía de la
defensa en juicio-debido proceso adjetivo- y el poder Legislativo no debe
alterar la sustancia de los derechos por vía legislativa - debido proceso
sustantivo-, en cuanto la administración debe observar ambos.

Precisa que lo anterior ha sido aplicado desde antiguo y sin


excepciones por la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional, así en
sentencia del aludido Tribunal Rol 1233-2008 considerando 12°.

En pronunciamiento más reciente fue aún más enfático y señaló-


en -primer término- que la sanción administrativa es un acto
administrativo que se dicta después de un procedimiento administrativo a
consecuencia de una infracción de bienes jurídicos de naturaleza
administrativa; y en segundo término, que dichas sanciones deben
cumplir dos tipos de garantías. Por una parte garantías sustantivas, en el
sentido que los principios inspiradores del orden penal contemplados en
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la Constitución, han de aplicarse por regla general y con matices al


procedimiento administrativo sancionador, puesto que ambos son
manifestaciones del ius puniendi propio del Estado; y por otra, deben
cumplir garantías vinculadas al debido procedimiento. En tal sentido el
legislador debe permitir que quienes puedan verse afectados por dichas
sanciones, puedan defenderse de los cargos que le formule la autoridad,
pudiendo rendir pruebas, impugnar la sanción, etc.

Estima, la recurrente que conforme a los argumentos indicados, el


ejercicio de la facultad sancionadora de la S.I.B.I.F se encuentra desde
luego sometida a estas exigencias y garantías. Precisa que así lo entendió
también la Magistratura Constitucional cuando al discutirse la
constitucionalidad de una norma similar al artículo 22 de la ley General
de Bancos, en virtud de la cual ciertas multas solo son reclamables ante la
Corte de Apelaciones de Santiago sin ulterior recurso, los ministros
señores Fernández y Carlos Carmona previnieron lo siguiente: “Que
enseguida hay que considerar que la aplicación de la multa ocurre
después de tramitado un racional y justo procedimiento a cargo de la
Superintendencia de bancos e Instituciones Financieras. Esto incluye la
formulación de cargos, la defensa, la eventual aportación de pruebas y
la presentación de los recursos administrativos”.

Señala que, en la especie, fue precisamente aquel racional y justo


procedimiento a cargo de la S.I.B.I.F, lo que no aconteció.

4. -El adecuado derecho a defensa como garantía indispensable


de un debido proceso administrativo sancionatorio.

Sobre ello, expone que la macro – garantía del debido proceso que
ordena y rige el procedimiento de la S.I.B.I.F, cuyo ejercicio a través de
la decisión plasmada en la carta que en este acto se reclama, se
descompone en diversas garantías específicas, entre ellas, el adecuado
derecho a defensa de aquel que arriesga ser sancionado el que a su vez
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implica la formulación de cargos por parte de la autoridad administrativa


respectiva, así como la posibilidad de aducir alegaciones, de rendir
prueba y de examinar y objetar la prueba rendida por la administración y
otros interesados en su caso; la debida intervención de un letrado; la
presunción de inocencia; la publicidad de las actuaciones del proceso; la
motivación del acto terminal; el derecho a ser juzgado en un plazo
razonable y el derecho a la revisión judicial. Entre estas resulta indudable
el rol central que corresponde al derecho a defensa en cualquier
procedimiento sancionatorio.

En el mismo sentido- sostiene - que existe amplio acuerdo en que


un debido procedimiento administrativo sancionador presupone
necesariamente (i) la oportuna comunicación al eventual afectado de la
pretensión punitiva de la administración, lo que ordinariamente se
materializa en una acusación o formulación de cargos; (ii) la posibilidad
de que el afectado plantee defensas o alegaciones; (iii) la posibilidad de
que el afectado rinda prueba. Concreciones que ya han sido reconocidas
constitucionalmente y de igual forma la Contraloría General de la
República.

5.- El procedimiento legalmente establecido para el ejercicio de


las potestades sancionatorias de la S.I.B.I.F .

En tal sentido, la consagración constitucional del debido proceso


contempla que el legislador lo concrete necesariamente en el diseño de
los respectivos procedimientos aplicables, que garanticen efectivamente
tal finalidad, lo que no solo fluye del tenor literal del inciso 6° del
artículo 19 N° 3 de la Constitución Política, sino también de lo dispuesto
en el artículo 7°.

A lo anterior cabe agregar lo dispuesto por el N° 18 del artículo 63


que señala:” Sólo son materias de ley:[ ….] las que fijen las bases de los
procedimientos que rigen los actos de la administración pública”.
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6.-Legalmente, la actividad sancionadora de la S.I.B.I.F se


encuentra sujeta a lo dispuesto por la Ley de Bases de los
Procedimientos Administrativos.

Conforme a lo analizado, corresponde, en su concepto, determinar


el régimen legal aplicable al procedimiento administrativo al que se
encuentra sujeta la potestad sancionadora de la Superintendencia.

Alude a que en ocasiones el legislador atribuye potestades y


facultades sancionadoras a los órganos de la Administración del Estado,
pero no establece las normas procedimentales para su ejercicio, lo que
según ha expuesto, no puede llevar a concluir que tales potestades puedan
ser ejercidas “de plano”, desprovistas de un procedimiento
administrativo. Sostiene que los procedimientos administrativos que
necesariamente deberán preceder a su ejercicio, se regirán por las reglas
y principios fundamentales contenidos en la Ley N° 19.880 de Bases de
los Procedimientos Administrativos, en adelante L.B.P.A..

En tal sentido, sostiene que es precisamente la citada ley el cuerpo


legal que cumple el mandato constitucional establecido en el inciso 6° del
artículo 19 N° 3 en relación con el N° 18 del artículo 63 de la Carta
Fundamental al establecer y regular las bases de los procedimientos
administrativos, disponiendo incluso su carácter supletorio respecto de
los procedimientos administrativos especiales establecidos por Ley según
sus artículos 1° y 2° de la citada ley.

De lo anterior desprende que la citada ley resulta aplicable a todo


servicio público creado para el cumplimiento de la función administrativa
conforme lo dispone el artículo 2°L.B.P.A.

Ello, por cuanto nuestro ordenamiento jurídico simplemente no


tolera la ausencia de un procedimiento administrativo legalmente
regulado, y en tal evento, si la materia especial de que se trate no lo
contempla, debe aplicarse la L.B.P.A. en su totalidad, y si se contempla
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un procedimiento especial, adquiere vigencia en aquellas materias no


reguladas.

Concluye que cuando la ley ha atribuido a un determinado servicio


una potestad sancionadora, sin establecer junto con ella un procedimiento
sancionador especial, el que debe instruirse deberá al menos conformarse
a lo dispuesto en la L.B.P.A., como presupuesto básico para el ejercicio
de la referida potestad. Coincidiendo actualmente en ello, la más reciente
Jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema, el Tribunal Constitucional,
y de la Contraloría General de la República.

7.- La Contraloría General de la República ha representado al


menos en dos oportunidades recientes que la S.B.I.F. debe someterse
a la L.B.P.A.

Sobre ello, destaca el recurrente el Dictamen N° 82.320-2014,


posteriormente ampliado y ratificado, en el sentido que la S.B.I.F. en el
ejercicio de su actividad, se encuentra sujeta al cumplimiento de la citada
Ley y los procedimientos en ella establecidos. Funda tal decisión en
síntesis en que la S.B.I.F. ha sido creada para el cumplimiento de una
función administrativa, como lo es la fiscalización y control estatal de
los bancos comerciales, de modo que forma parte de la administración
del Estado de conformidad a la Ley 18.575, Ley Orgánica Constitucional
de Bases Generales de la Administración del Estado. Alude a la historia
de dicho cuerpo legal y concluye que “el mandato contenido en el
artículo 38 de la Carta Fundamental tuvo por finalidad que una ley
orgánica constitucional, constituida por la Ley N° 18.575, estableciera
una organización básica uniforme a la Administración del Estado, cuya
regulación fuera aplicable a todos sus integrantes, lo que es incompatible
con la subsistencia de servicios públicos, que, cumpliendo una función
administrativa, quedaran al margen de aquella y su normativa general”.
(Dictamen 31.941-2015).-
248

Agrega además, que la Contraloría General de la República


dictaminó que “la autonomía legal reconocida a la S.I.B.I.F conlleva que
se administra por sí misma en el ejercicio de sus funciones, de acuerdo a
las normas especiales que las regulan, quedando exenta de una relación
de dependencia jerárquica con el Jefe de Estado, lo que no resulta óbice a
su calidad de servicio público creado para el cumplimiento de la función
administrativa, razón por la cual, debe someter su actuar al ordenamiento
jurídico común del sector público, como integrante de la Administración
del Estado”. (Dictamen 31.941-2015 C.G. R.).

Hace además presente que, con posterioridad a los referidos


Dictámenes, la propia S.I.B.I.F, ha reconocido que los procedimientos
administrativos sancionatorios que sustancie, deben ajustarse a lo
dispuesto en la L.B.P.A., como lo hizo al dictar la Resolución N° 439 de
23 de septiembre de 2015, anterior en tres meses a la Carta en la que
sanciona a Corpbanca, por la cual se aprobó un procedimiento
administrativo sancionador con arreglo al cual dicho servicio
substanciará los procesos incoados con el fin de determinar y
eventualmente castigar, ciertas infracciones a lo dispuesto en la Ley
18.010, cometidas por las instituciones que colocan fondos por medio de
operaciones de crédito de dinero de manera masiva, basándose dicha
resolución entre otros antecedentes, en la L.B.P.A., reconociendo así
expresa y positivamente su aplicación a los actos dictados por dicha
Superintendencia.

Concluye de ello, que atendido a que el legislador no ha regulado


un procedimiento administrativo especial que rija el ejercicio de la
potestad sancionatoria de la S.I.B.I.F. y formando dicho servicio parte de
la Administración del Estado, no puede sino concluirse que el
procedimiento administrativo que necesariamente debe anteceder a la
imposición de una sanción por parte de la aludida institución, debe
someterse en forma plena a las disposiciones de la L.B.P.A.
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8.- El principio de contradictoriedad como una manifestación


del derecho a defensa.

Expone que existiendo claridad sobre la importancia del derecho a


defensa como garantía nuclear del debido proceso administrativo
sancionatorio y sobre la aplicación irrestricta de la L.B.P.A. a la
S.I.B.I.F, corresponde detenerse en el principio de contradictoriedad
consagrado en la ya aludida ley, en cuanto manifestación legislativa del
derecho a defensa.

En tal sentido precisa que el artículo 10 de la L.B.P.A. define el


aludido principio estableciendo en términos generales que “[ los
interesados podrán, en cualquier momento del procedimiento aducir
alegaciones y aportar documentos u otros antecedentes de juicio,
disposición complementada con otras de la misma ley como lo es la letra
f) del artículo 17 en cuanto reconoce el derecho de cualquier persona, en
sus relaciones con la administración a “formular alegaciones y aportar
documentos lo que deberán ser tenidos en cuenta por el órgano
competente, al redactar la propuesta de resolución, o aquellas que
permiten la apertura de un término probatorio y la participación de los
interesados en las diligencias probatorias que procedan. En tal sentido
se ha sostenido que este es uno de los principios básicos en el origen
garantista del procedimiento administrativo, al redactar la propuesta de
resolución, o aquellas que permitan la apertura de un término
probatorio y la participación de los interesados en las diligencias
probatorias que procedan. Por ello la doctrina ha destacado que
“independientemente si el procedimiento se ha iniciado a petición de
parte, es de su esencia la posibilidad de que en ellos se hagan valer los
distintos intereses en juego y de que esos intereses sean adecuadamente
confrontados o considerados en presencia de sus respectivos titulares
antes de adoptar una decisión definitiva por la autoridad, el que en la
práctica se concreta en:
250

(i) Una formulación de cargos precisa y sostenida en una

investigación previa por la cual el administrado pueda tomar


cabal conocimiento de las infracciones que se le imputan, así
como de los fundamentos objetivos que sustentan tales
imputaciones;

(ii) La oportunidad para formular descargos, bien allanándose

a los cargos formulados por la Administración, bien formulando


alegaciones que incorporen nuevos elementos de juicio a ser
tenidos en cuenta por el respectivo servicio al momento de emitir
el acto terminal;

(iii) En su caso, la oportunidad para aportar documentos o

rendir prueba que también deberá ser considerada por el


respectivo instructor del procedimiento.

9.-La S.I.B.I.F. Incumplió diversas disposiciones


constitucionales y legales incluidas las normas más elementales del
debido proceso administrativo sancionatorio, al adoptar la decisión
plasmada en “la Carta”.

9.1 La decisión de imponer las multas no fue adoptada previa


instrucción de un procedimiento administrativo sancionatorio en el
cual se acreditaran las infracciones imputadas.

Expone que conforme a lo que ya expresado, la S.I.B.I.F se


encuentra obligada a instruir un procedimiento administrativo
sancionador conforme a las normas del debido proceso, que respete el
derecho a defensa de quien arriesga la imposición de una sanción
administrativa como requisito indispensable para el ejercicio de su
potestad sancionadora, que el supuesto infractor sea debidamente
emplazado mediante una acusación o formulación de cargos y que dicho
procedimiento contemple las instancias para que éste pueda formular sus
251

descargos y efectuar alegaciones, rendir prueba y objetar las presentadas


en su contra, todo ello, lógicamente de forma previa a la decisión de la
imposición de la respectiva sanción, nada de lo cual ocurrió en la especie.
La S.I.B.I.F no formuló cargo alguno en contra de su representada, con lo
cual le impidió presentar su versión de los hechos, rendir prueba y
examinar aquella en que se basa la sanción impuesta. De todo ello queda
en evidencia que el citado órgano, no sólo omitió trámites esenciales de
los procedimientos administrativos vigentes y las garantías mínimas
exigidas por el debido proceso, sino que simplemente no sometió la
dictación de la referida “resolución” a proceso sancionatorio alguno,
resultando entonces que las multas impuestas, lo han sido de plano, lo
que no se condice con un Estado de Derecho, lo que deslegitima la
sanción impuesta, todo lo cual podría haberse evitado, de haberse
instruido el correspondiente procedimiento administrativo sancionatorio,
vulneración de garantías que se agrava si se tiene presente que para
recurrir de ella, se hace necesario el integro pago de la multa impuesta .

Agrega que la total prescindencia del debido proceso que se


denuncia, se produce aun cuando la S.I.,B.I.F hubiera basado la Carta en
antecedentes obtenidos en ejercicio de sus facultades fiscalizadoras, dado
que sería un despropósito reducir el procedimiento administrativo
sancionatorio a determinadas diligencias de fiscalización instruidas por
la administración con antelación a la imposición de una sanción, dado
que, aunque ambas cumplen instancias tendientes a la detección y
acreditación de una infracción que debe ser sancionada, éstas cumplen
fines diversos. Así, mientras la fiscalización corresponde a una actividad
de la esencia de cualquier agencia reguladora como lo es la SI.B.I.F.,
mediante la cual vigila el cumplimiento de la normativa sectorial
aplicable a la actividad económica regulada, el procedimiento
administrativo sancionatorio solo nace una vez que, en el contexto de
tales diligencias de fiscalización cree haber identificado una infracción
252

que amerita una investigación que puede concluir en la imposición de


sanciones.

9.2 La posibilidad de entablar el presente recurso no subsana


la falta del debido proceso.

En tal sentido expone que la posibilidad de entablar el presente


recurso no subsana la falta al debido proceso y explica que el
reconocimiento de esta instancia está lejos de ser suficiente para
garantizar el adecuado derecho a defensa de Corpbanca, pues por un
lado, esta reclamación está condicionada al entero pago de la multa, y por
otro lado, porque el derecho de defensa y el derecho de revisión judicial
constituyen dos garantías independientes del debido proceso
sancionatorio.

9.3 La Superintendencia ha establecido diferencias arbitrarias


en desmedro de Corpbanca.

Explicita que la resolución S.B.I.F. N° 93-2012 mediante la cual


sancionó a Price Waterhouse con una multa de UF 4.5000, fue precedida
de una formulación de cargos, darle 15 días para evacuar sus descargos, y
permitirle incluso rendir prueba.

10. Como consecuencia de todo lo anterior, indica que las


multas cursadas deben ser dejadas sin efecto.

Ello, por cuanto la S.I.B.I.F. no ha ejercido su potestad


sancionatoria en la forma que establece la constitución y la ley, debiendo
éstas ser dejadas sin efecto por las razones que latamente expone.

II. Las multas se han impuesto con infracción a la Ley General


de Bancos.

En este sentido menciona que la referida ley no contempla un tipo


infraccional que sancione las operaciones cuestionadas, por lo tanto la
imposición de las multas infringe la ley.
253

Así, da cuenta que la S.B.I.F. funda la sanción reclamada en el


artículo 84 N°1 de la Ley General de Bancos que establece: “Si un banco
otorgare créditos en exceso de los límites fijados en este número,
incurrirá en una multa equivalente al 10% del monto de dichos excesos”.
Los límites establecidos en dicho numeral impiden “conceder créditos,
directa o indirectamente, a una misma persona natural o jurídica, por una
suma que excede del 10% de sus patrimonio efectivo” limite que se
modifica cuando lo que excede del 10% corresponde a créditos
caucionados con garantía sobre bienes corporales o aquellos otros bienes
que específicamente acepta la regla, caso en el cual el mismo precepto
legal faculta para otorgar créditos hasta el 30% de su patrimonio efectivo.

Explica que el límite establecido en la ley considera solo y


exclusivamente los créditos otorgados a una misma persona. No se
refiere la regla a grupos de personas, a créditos otorgados a través de
otras persona o la obligación de considerar a cualquier tercero diferente
del propio deudor, pues a esta clase de consideraciones se abre recién el
N°2 del artículo 84, relativo a los créditos que se otorgan a personas
vinculadas al propio banco que hace el préstamo.

Sostiene que la propia S.B.I.F. reconoce la categórica distinción


entre las situaciones regidas por ambos numerales, y por eso los límites
de crédito del número 1 y 2 del artículo 84, se encuentra reglamentada en
capítulos diferentes de la Recopilación Actualizada de Normas –los
capítulos 12-3 y 12-4, respectivamente, cuyo contenido es
completamente diverso. Así, en el capítulo 12-3, se señala expresamente
que “a diferencia del límite individual contenido en el artículo 84 N°2
sobre personas vinculadas, en que el margen es común para todo grupo,
tratándose de la situación prevista en el artículo 84 N°1, cada persona
natural o jurídica constituye un deudor independiente para aplicación del
margen legal, sin perjuicio de observar, cuando corresponda, las reglas
del artículo 85”. Sin embargo, añade que la S.B.I.F. incluye en el título I
254

del Capítulo 12-3 una prevención en cuanto a que la referida


individualidad no se aplicaría en el caso de una decisión crediticia
motivada por el ánimo de que el deudor, vía interposición de personas y
otros arbitrios, pueda alcanzar un endeudamiento que sobrepase el
margen permitido por la ley.

Y sostiene Corpbanca que esta prevención sólo puede ser


entendida como una remisión a las reglas generales sobre simulación y
fraude a la ley, que permiten al juez desestimar un negocio jurídico tras
un juicio de lato conocimiento, ya que la S.B.I.F. no puede tener, y
menos aún, sin habilitación legal expresa, la facultad por sí y ante si
cuándo se verifica alguna de estas situaciones.

Explica que para efectos de la aplicación del límite del artículo 84


Nº 1 ya citado, deben considerarse sola y exclusivamente las siguientes
obligaciones:

(a) las “obligaciones directas” asumidas por el propio deudor con el


banco;

(b) las “obligaciones indirectas” asumidas por él; y

(c) las “obligaciones complementarias” que, sin haber sido contraídas


por el deudor, deben considerarse como suyas en virtud de la
ficción legal establecida por el artículo 85 de la Ley General de
Bancos.

Manifiesta que tanto el concepto de “deuda indirecta” como el de


“deuda directa” se encuentran definidos en el mismo Capítulo 12-3 de la
RAN. Así son deudas directas “todas las obligaciones que el deudor
principal reconozca a favor del banco, como beneficiario del crédito, en
el carácter, según corresponda, de deudor en cuenta corriente; aceptante
de una letra de cambio o suscriptor de un pagaré; endosante con
responsabilidad de una letra de cambio o pagaré; vendedor con pacto de
retrocompra de un instrumento financiero; deudor de cartas de crédito
255

para importación; deudor de créditos avalados o afianzados por el banco,


etc.”. Por su parte, la misma regla establece que por deuda indirecta
“deben entenderse las obligaciones que afectan a las personas que, sin ser
los beneficiarios del crédito, responden con su patrimonio del
cumplimiento de la obligación, como lo son, entre otros, los fiadores,
codeudores solidarios”.

Manifiesta que la única excepción a la estricta individualidad del


límite impuesto por el artículo 84 Nº 1 está dada por el artículo 85, que
establece la obligación de atribuir a un determinado deudor las
obligaciones contraídas por ciertos sujetos específicos, y solo por ellos.
Así, sostiene que el artículo 85 establece una ficción en virtud de la cual
se atribuye a una persona algo que en la realidad no le pertenece para
ciertos fines específicos. Solo son obligaciones de una persona aquellas
por las cuales responde frente al acreedor en virtud del derecho de prenda
general. De esta forma, solo puede considerarse que el deudor tiene una
obligación cuando está legalmente compelido a cumplirla.

Sostiene que el alcance de las ficciones legales no puede ser


extendido por analogía o por consideraciones teleológicas, y menos aun
en materia sancionatoria. Las ficciones legales son de derecho estricto, y
solo pueden aplicarse a las hipótesis expresa y directamente incluidas en
ellas. Salvo que exista una disposición legal expresa en contrario,
ninguna persona está obligada a hacerse cargo de las deudas que
corresponden o pertenecen a un tercero.

Indica que cuando el artículo 85 L.G.B. se refiere a “sociedades de


cualquier naturaleza en que el deudor tenga más del 50% del capital o de
las utilidades”, solo pueden quedar comprendidas aquellas entidades en
las cuales el deudor sea dueño de derechos representativos de tal capital o
utilidades. Por el contrario, si tales derechos corresponden a un tercero,
ellos son irrelevantes para estos efectos, independientemente de la
relación que el deudor pueda tener con ese tercero. Esta situación es
256

reconocida expresamente por la Superintendencia, al final del número 5.1


de la sección II del capítulo 12-3 de la RAN, al disponer que “el
porcentaje de participación de cada uno de los socios en una sociedad
colectiva o en comandita, estará dado por lo establecido en la respectiva
escritura de constitución o modificación de la sociedad o por las normas
legales si no hay estipulación expresa”.

Expone que las sociedades cuyas obligaciones la S.B.I.F. intenta


atribuir a Norte Grande para efectos del artículo 85 L.G.B. son todas
sociedades anónimas. Por tanto, deben entenderse dueños de tales
acciones frente a terceros, las personas que se encuentren inscritas en tal
calidad en el Registro de Accionistas de la sociedad respectiva, en virtud
de lo dispuesto por el artículo 41 del Reglamento de la Ley 18.046.

En este sentido, explica que Norte Grande tiene acciones


representativas de más del 50% de las sociedades Oro Blanco y Nitratos.
Únicamente en estos casos se da el supuesto de la ficción establecida en
el artículo 85 L.G.B.. El hecho de que Oro Blanco y Nitratos sean, a su
vez, dueñas de acciones en otras sociedades anónimas, en concreto, en
Pampa Calichera y en Potasios, respectivamente, es completamente
irrelevante, puesto que la sociedad es una persona jurídica independiente
de los socios individualmente considerados y, por tanto, lo que pertenece
a ella no pertenece a sus socios o accionistas.

Alega que la misma Superintendencia ha determinado la forma de


atribuir las “obligaciones complementarias” que deben considerarse por
aplicación del artículo 85 y tal determinación se encuentra en el número
5.3 de la Sección II del capítulo 12-3 de la RAN, el cual, está en abierto
contraste con la interpretación aducida por la SBIF en la Carta. Tales
normas reconocen y ejemplifican las dos únicas situaciones en que
pueden atribuirse deudas complementarias bajo dicho artículo: (a)
considerando el total de las obligaciones contraídas por las sociedades
colectivas o en comandita en que sea socio solidario o por las sociedades
257

de cualquier naturaleza en que tenga más del 50% del capital o utilidades;
y (b) si la participación de una sociedad es superior al 2% y no excede
del 50% del capital o de las utilidades, incluyendo las deudas a prorrata
de dicha participación.

Sostiene que la Ran da dos ejemplos, los cuales transcribe en su


recurso y sostiene que el segundo de los ejemplos descarta derechamente
la posibilidad de atribuir una deuda “complementaria” a un deudor por el
hecho de tener este deudor interés en una sociedad a través de otra
entidad en la cual sí participa.

Concluye que de un modo absolutamente arbitrario y opuesto a la


propia interpretación de la ley, la S.B.I.F. ha alterado en este caso las
reglas y el ejemplo plasmado por ella misma en la RAN, para terminar
atribuyendo a Norte Grande los créditos de Potasios, sociedad en la cual
aquella no tiene más del 50% del capital ni de las utilidades, puesto que
tal capital y utilidades pertenecen a Nitratos, que ni siquiera es deudor de
Corpbanca. Así la S.B.I.F. modifica los criterios que ella misma ha
establecido en sus normas administrativas, atribuyendo a Norte Grande,
lo que “no es propio de él”, y a Nitratos, la deuda de Potasios.

Destaca que en su concepto queda así demostrado que al imponer


las multas reclamadas, la S.B.I.F. se apartó de sus propias reglas y
fabricó un incumplimiento que sólo existe en la lógica de su nueva y
errada interpretación. Expone que las mismas consideraciones efectuadas
son aplicables a las operaciones del año 2015. Y además, sostiene que en
el caso de estas operaciones, la S.B.I.F. no consideró que el crédito de
Pampa Calichera se otorgó caucionado con una garantía válida, vigente y
suficiente para excluirlo del límite del 10% y situarlo en el exceso
permitido de hasta el 30%. Por lo tanto, las multas son improcedentes no
solo conforme a la regla básica sobre límites de crédito, sino además por
la existencia de garantías suficientes.
258

III. La Superintendencia carece de facultades para atribuir otras


deudas distintas de las expresamente indicadas en el artículo 85.

En este sentido, menciona que la atribución de deudas ajenas


requiere de una ficción legal y, según se vio, la única ficción legal en la
materia es clara en cuanto a su alcance: sólo es posible atribuir deudas de
las sociedades en que una persona tiene una participación superior al
50%. No corresponde a la Superintendencia, por la vía administrativa,
ampliar el alcance de esta ficción para incluir situaciones diversas. Y
menos aún podría hacerlo el regulador para imponer sanciones a los
regulados. Y así se ha establecido en abundantes pronunciamientos de la
Excma. Corte Suprema, del Tribunal Constitucional, y de la Contraloría
General de la República. Conforme a ellos, los principios del orden penal
son aplicables al derecho sancionatorio de la Administración, siendo uno
de estos principios fundamentales el de legalidad.

Concluye que a la luz de lo expuesto precedentemente, y en los


capítulos anteriores, resulta claro que en las operaciones cuestionadas en
la Carta y que corresponden a los años 2013 y 2015, no ha concurrido el
elemento central del tipo infraccional del artículo 84 No. 1.

IV. Aplicación incorrecta del concepto de “grupo


empresarial”.

Manifiesta que la Superintendencia reprocha a su parte no haber


considerado, al otorgar los créditos cuestionados, “antecedentes que dan
cuenta de que las propias sociedades deudoras ajustan sus actuaciones y
operaciones a la conveniencia del grupo a título de unidad de intereses
económicos”. Si lo hubiera hecho, argumenta la Carta, habría
considerado a esas diversas personas jurídicas como un mismo deudor y
les habría aplicado conjuntamente el límite individual del artículo 84 Nº
1 LGB.
259

Aduce que lo que la Superintendencia pretende, aunque sin decirlo


explícitamente, es que se aplique en la especie el concepto de “grupo
empresarial” y conforme al artículo 96 de la Ley 18.045 sobre Mercado
de Valores, “grupo empresarial es el conjunto de entidades que
presentan vínculos de tal naturaleza en su propiedad, administración o
responsabilidad crediticia, que hacen presumir que la actuación
económica y financiera de sus integrantes está guiada por los intereses
comunes del grupo o subordinada a éstos, o que existen riesgos
financieros comunes en los créditos que se les otorgan o en la
adquisición de valores que emiten”.

Precisa que de igual forma la ley faculta a la Superintendencia de


Valores y Seguros para determinar grupos empresariales considerando la
concurrencia de uno o más de los factores que la misma ley indica. Entre
estos últimos, destacan “que un porcentaje significativo de la sociedad
está comprometido en el grupo empresarial, ya sea en la forma de
inversión en valores, derechos en sociedades, acreencias o garantías”, y
“que la sociedad tiene un significativo nivel de endeudamiento y que el
grupo empresarial tiene importante participación como acreedor o
garante de dicha deuda”.

Por lo tanto, un grupo empresarial es precisamente lo que la


S.B.I.F. considera en su carta que constituyen Norte Grande, Oro Blanco,
Pampa Calichera, Nitratos y Potasios. El grave error de la
Superintendencia consiste en convertir a este grupo empresarial en un
mismo deudor para los efectos de los límites de crédito establecidos en la
Ley General de Bancos.

De esta forma - expone- la Superintendencia pretende transformar


el límite individual que establece el artículo 84 Nº 1 L.G.B. en un límite
aplicable a todo un grupo empresarial. Para ello no solo debe torcer el
sentido del artículo 85, sino que también debe sacar de quicio el concepto
de “grupo empresarial”, trasplantándolo indebidamente desde un
260

contexto completamente diverso en la LMV hacia la regulación técnica y


específica del límite individual de crédito.

En efecto, refiere que el concepto de “grupo empresarial” fue


introducido en la Ley 18.045 por la Ley Nº 18.660 de 1987, y desde
entonces ha sido utilizado en diversos cuerpos legales, sin embargo,
ninguna de las reformas que se ha introducido a la Ley General de
Bancos ha hecho suyo, ni siquiera por vía de remisión y menos aún
respecto de los artículos 84 Nº 1 y 85, el concepto de “grupo
empresarial”. Por lo tanto, y también desde este punto de vista, las
consideraciones de legalidad más elementales excluyen la posibilidad de
que la Superintendencia reemplace las valoraciones legislativas aplicando
un concepto ajeno a la LGB y cuya utilización sería contraria al tenor
expreso de la regulación bancaria.

V. La buena fe en la actuación de Corpbanca amparada por el


principio de confianza legítima.

En tal sentido, expone que Corpbanca ha observado en todo


momento la finalidad de la ley, actuó de buena fe, amparada en una
legítima confianza en la interpretación unívoca y permanente que el
mismo regulador había hecho de la regla legal en cuestión.

Sostienen que en la especie se ha vulnerado el principio de


confianza legítima, pues ha existido un cambio intempestivo de criterio
por parte de la Superintendencia respecto de la interpretación de las
reglas sobre límite individual de crédito contemplada en el artículo 84 N°
1 de la Ley General de Bancos en relación al artículo 85 de dicha ley.

En efecto, y en primer lugar, la Superintendencia ha expresado y


publicado en un texto oficial, la Recopilación Actualizada de Normas, la
interpretación del límite individual de crédito. Alega en tal sentido que
Corpbanca se ajustó en todo momento a esa interpretación oficial y, sobre
la base de ella, otorgó los créditos que la Carta cuestiona. Al realizar este
261

cuestionamiento imponiendo a la vez severas sanciones, la


Superintendencia modificó sorpresivamente su interpretación de los
artículos 84 y 85 de la Ley General de Bancos, confiriendo además a
dicha interpretación inédita efectos retroactivos. De este modo, el
regulador ha infringido los deberes que impone a la Administración el
principio de confianza legítima: no respetó el carácter vinculante de sus
actuaciones anteriores, no dio un aviso previo del cambio de criterio que
se proponía introducir, y tampoco estableció un plazo de vacancia o
tolerancia que permitiera a los regulados ajustarse a esta nueva opinión.

VI. Erróneo cálculo del exceso sancionable por el crédito


otorgado a Pampa Calichera en septiembre del año 2015.

Respecto a este capítulo explica que de conformidad a la misma


Carta, el crédito otorgado por Corpbanca a Pampa Calichera ascendió a
USD $70 millones equivalentes a $48.327.917.862. Al momento de
otorgar dicho crédito, su parte habría mantenido créditos con Norte
Grande, Oro Blanco y Potasios por la suma total de $232.215.442.833,
los que sumados al crédito otorgado a Pampa Calichera dan un total de
$280.543.360.695 en circunstancias que el límite individual de crédito
aplicable en el mes de septiembre de 2015 era de $162.910.658.354.

Explica que como ya indicó no corresponde considerar para efectos


del límite del 10% el crédito otorgado a Pampa Calichera, puesto que este
se sitúa en el “límite de un 20% adicional con garantía”.

Agrega que incluso si por algún motivo se desconociere tal


garantía válida y suficiente y, en consecuencia, se estimare que procede
computar el crédito garantizado para estos efectos, este cálculo es errado,
toda vez que se ha efectuado considerando un exceso incluso superior al
crédito cuyo otorgamiento constituiría la infracción. En efecto, la SBIF
ha calculado la multa sobre la base de un exceso de $117.632.702.342, en
262

circunstancias que el crédito otorgado a Pampa Calichera y por el cual


dice aplicar la sanción fue solo de $48.327.917.862.

Ahora bien, si el monto en que se infringe la ley estaría dado sólo


por el aumento del endeudamiento que el banco permitió, como bien
señala el capítulo 12-3 de la RAN, entonces en ningún caso este podrá ser
superior a $48.327.917.862, de modo tal que la SBIF no podría haber
impuesto una multa que supere los $4.832.791.786 –esto es, el 10% de
dicho monto– por una infracción consistente en haber otorgado este
crédito a Pampa Calichera. De ahí que aun en el improbable evento de
que se estime que el préstamo otorgado a Pampa Calichera infringió lo
dispuesto en el número 1° del artículo 84 de la Ley General de Bancos, la
referida multa deberá ser rebajada.

VII. Violación del principio non bis in idem y multa impuesta en


base a exceso no sancionable.

Sostiene que la Superintendencia sanciona dos veces por la misma


cantidad atribuida como infracción.

Menciona que tomando como correctas las cifras de la carta tantas


veces citada, es posible apreciar que al momento de otorgar el crédito a
Pampa Calichera, la suma de los créditos que Corpbanca mantenía con
Oro Blanco, Potasios y Norte Grande había experimentado un aumento
de $465.176.296 entre julio del 2013 y septiembre del 2015; mientras que
el límite individual de crédito de Corpbanca se habría reducido desde
$171.896.976.755 a $162.910.658.354. En otras palabras, del supuesto
exceso de $117.632.702.342 a que alude la Carta, $69.304.784.479 serían
absolutamente ajenos al crédito otorgado a Pampa Calichera; de ellos,
$9.451.494.697 se explican por una variación en los valores de créditos
otorgados con anterioridad y del patrimonio que determina el límite
individual de crédito de Corpbanca y por lo tanto constituyen un exceso
no sancionable de conformidad al artículo 84, N° 1 de la LGB.
263

Por otro lado, el exceso restante –ascendente a $59.853.289.782–


coincide exactamente con aquel en que habría incurrido su parte al
otorgar el crédito cuestionado a Norte Grande en julio de 2013, de modo
que se trata de un exceso ya sancionado por la SBIF en virtud de lo
dispuesto bajo el número 2 de la parte resolutiva de la Carta. De esta
forma, la SBIF pretende sancionar dos veces por la misma cantidad como
si ella se pudiera atribuir a dos infracciones diferentes, esto es, a otorgar
dos créditos.

Por tanto, concluye que la multa, en el improbable caso en que se


estimara procedente, debe rebajarse en la cantidad indicada.

VIII. Prescripción de la responsabilidad infraccional por la


operación del año 2011.

Sobre ello alega que corresponde que se absuelva a Corpbanca de


toda responsabilidad infraccional en el otorgamiento del crédito
proporcionado a Potasios de Chile S.A. en octubre del año 2011 por
haber operado la prescripción. En virtud de ella, la acción para perseguir
la responsabilidad administrativa se encontraba extinguida con
anterioridad a la entrega de la Carta.

Indica que el artículo 23 de la Ley General de Bancos, establece:


Las multas que aplique la Superintendencia prescribirán en el plazo de
tres años contado desde la fecha en que hubiere terminado de cometerse
el hecho o de ocurrir la omisión sancionada. Este plazo será de seis años
si se hubiere actuado con dolo y éste se presumirá cuando se hayan hecho
declaraciones falsas a la Superintendencia relacionadas con los hechos
cometidos. Los referidos plazos de prescripción se suspenderán desde el
momento en que la Superintendencia inicie la investigación de la que
derive la aplicación de la multa respectiva.

Sostiene que el hecho imputado a Corpbanca fue cometido en una


única oportunidad. El verbo rector que constituye el núcleo de la acción
264

descrita en el tipo infraccional corresponde a “conceder” u “otorgar” un


crédito en exceso del límite. Es el otorgamiento del crédito lo que
constituye la infracción. La infracción imputada a Corpbanca constituye
una infracción instantánea.

Dice que se consigna en la Carta que el crédito fue otorgado en “el


mes de octubre de 2011”. Al respecto cabe precisar que el crédito en
comento fue aprobado por Corpbanca el día 13 de octubre de 2011,
procediéndose a su desembolso el día 28 del mismo mes, el cual fue
documentado en 10 pagarés suscritos todos el mismo 28 de octubre de
2011, fecha que marca el nacimiento de la relación obligacional
cuestionada que vinculó a Corpbanca con Potasios de Chile S.A. Y ante
la ausencia de un procedimiento administrativo sancionatorio, la primera
oportunidad en que la S.B.I.F. se dirigió contra Corpbanca con el objeto
de hacer efectiva la responsabilidad administrativa que le imputa fue la
entrega de la Carta al gerente general del banco. Pues bien, es un hecho
que entre la fecha de otorgamiento del crédito el 28 de octubre de 2011 y
aquella en que la Carta fue entregada el 4 de enero de 2016, había
transcurrido con creces el plazo de prescripción de tres años establecido
en el artículo 23 de la Ley General de Bancos.

Afirma, por otra parte, que Corpbanca no ha actuado dolosamente.


Refiere ser indiscutido que por aplicación del principio general del
derecho de presunción de la buena fe, el dolo no se presume, de modo
que quien lo alega siempre debe probarlo. En la especie no solo está
ausente toda prueba al respecto, sino que la SBIF en ningún momento ha
alegado que Corpbanca haya procedido dolosamente.

Agrega que el plazo de prescripción corrió completo, sin que se


haya suspendido, ya que conforme a lo señalado en la misma Carta, la
investigación de la que derivó la aplicación de las multas que por este
acto se reclaman se inició con ocasión de la designación de don Rafael
Guilisasti Gana en los directorios de algunas de las sociedades que
265

conforman el denominado grupo “Cascadas”, y que según es de público


conocimiento la designación del señor Guilisasti en los directorios
acaeció el mismo día 14 de septiembre de 2015, fecha en que la acción
infraccional de dicho servicio para perseguir la responsabilidad de
Corpbanca por el crédito otorgado a Potasios de Chile S.A. en octubre de
2011 ya se encontraba prescrita.

Por todo lo anterior, solicita se acoja la reclamación en todas sus


partes, dejando sin efecto todas y cada una de las multas aplicadas a
Corpbanca y de las que da cuenta la carta de fecha 30 de diciembre de
2015, y se ordene a la S.B.I.F. que efectúe la devolución correspondiente
de las multas pagadas; en subsidio de lo anterior, se deje sin efecto las
multas a que se refieren los numerales 1 y 3 de la referida carta,
considerando que la acción para perseguir la responsabilidad infraccional
de Corpbanca emanada del préstamo otorgado a Potasios de Chile S.A.
en octubre de 2011 se encontraba prescrita con anterioridad a su ejercicio
por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras y que el
préstamo otorgado a Sociedad de Inversiones Pampa Calichera S.A. en
septiembre de 2015 no superó el límite individual de crédito establecido
en la ley toda vez que se encontraba debidamente garantizado de
conformidad a la ley; o en subsidio de lo anterior, rebaje la multa
impuesta con ocasión de este último crédito en atención a que la base de
cálculo sobre la cual se determinó el monto de dicha multa fue
incorrectamente computada.

Segundo: Que a fojas 123 evacúa su informe la S.B.I.F.


representada por el abogado don Sergio Rojas Abarzúa y solicita que el
presente reclamo de ilegalidad sea rechazado por las consideraciones que
expone.

Cita, como antecedentes que dieron origen a la presente


investigación, que desde el año 2012 ejercía el cargo de Director de
266

Corpbanca don Rafael Guilisasti, quien, mientras lo desempeñaba,


asumió el 14 de septiembre de 2015 como Director y Presidente en
reemplazo de Julio Ponce Lerou en las sociedades Norte Grande S.A.,
Inversiones Oro Blanco S.A. y Pampa Calichera S.A., integrantes del
grupo formado junto a otras sociedades bajo el nombre de “Cascadas”.

Indica, que atendido a que la publicación que informaba el hecho


esencial de haber asumido Guilisasti como Director y Presidente en las
ya nombradas sociedades, se sumaron sendas publicaciones como hechos
esenciales de haberse concedido un mes antes por Corpbanca, créditos
por 84,6 y 70 millones de dólares a Oro Blanco y a Pampa Calichera,
respectivamente, de inmediato la S.B.I.F. requirió a dicho banco los
antecedentes de las operaciones que mantenía a la fecha con el grupo
Cascadas, solicitándole que evaluara la situación y adoptara las medidas
que resultaren pertinentes al exponerse a la aplicación de las graves
disposiciones contenidas en el artículo 84 N°2 de la L.G.B. Agrega que al
no recibirse información satisfactoria, pese a haber transcurrido un mes
desde dicho requerimiento, con fecha 15 de octubre se le volvió a reiterar
a Corpbanca la petición de antecedentes.

Hace presente que atendido el tenor del artículo antes citado, que
señala “se consideraran relacionadas las sociedades en que alguna de las
personas naturales relacionadas con el Banco a través de la gestión,
ocupe el cargo de director, gerente general u otro equivalente”, a partir
del 15 de septiembre de 2015 los límites crediticios ordinarios del
numeral 1 del citado artículo fueron sustituidos por su numeral 2, de
manera que el conjunto de sociedades que formaban el grupo Cascadas
pasaron a constituir un solo deudor para efectos de la aplicación de dicha
norma que, además, reduce a un 5% del patrimonio efectivo del banco el
monto de los créditos que pudieren concedérseles, lo que obligaba, de no
mediar la renuncia de Giulisasti a Corpbanca, a reducir a ese porcentaje
los préstamos otorgados. Hace presente, que el día 16 de octubre el señor
267

Giulisasti presenta su renuncia al banco. No obstante ello, de la


información entregada por el banco junto a otras de carácter público,
apareció que las operaciones fiscalizadas se encontraban ya no sólo en
contradicción con los límites de crédito a relacionados, mientras el señor
Giulisasti aún no renunciaba, sino que también con los límites
individuales previstos en el artículo 84 N°1 de la L.G.B..

Sostiene que de este nuevo análisis fue informado expresamente el


gerente general del banco y su fiscal en distintas oportunidades, además
de solicitársele abundante información respecto del resto de las
operaciones objeto de las multas reclamadas, lo que fue respondido en
distintas oportunidades por el banco. Agrega que incluso se solicitó por
escrito a su parte una audiencia que tuvo lugar el 21 de diciembre de
2015, momento en que el director legal y el fiscal del banco indicaron
que el objeto de la reunión era informar que el crédito otorgado a
Potasios el 2011 se concedió con infracción a los límites individuales de
crédito y además indicaron que la división de las sociedades Pampa
Calichera y Oro Blanco se había efectuado con el objeto de dar alivio
financiero a las empresas, lo que permitía que el banco otorgara nuevos
financiamientos a las Cascadas.

En atención a lo anterior, niega que las multas se hayan cursado de


plano. En este sentido, indica que es el procedimiento establecido en el
artículo 22 de la L.G.B,. aplicable en la especie, por lo que la reclamante
no puede alegar que ha existido discriminación pues en otros casos, cuyo
ejemplo cita, se han aplicado procedimientos especiales de investigación,
pues los mismos lo han sido para casos ajenos al sancionado en autos.
Explica que el procedimiento sancionatorio que contempla dicho artículo
excluye aplicar el lato y formalísimo procedimiento que establece la ley
19.880, pues éste no es eficaz respecto del bien jurídico de orden público
llamado a proteger, ello atendida la urgencia que requiere precaver los
riesgos bancarios, y demostrativo de esto es que la S.B.I.F. recién puede
268

exigirle al banco remover las circunstancias que están provocando


infracción al artículo 84 una vez que ha impuesto la multa.

Por otro lado, alega que el banco en ningún momento de la


investigación y fiscalización impugnó el actuar de la S.B.I.F.

Una vez iniciada la investigación, agrega que jamás se le negó una


audiencia a Corpbanca y se le mantuvo siempre informado del curso de
ésta.

Sostiene también que el banco no utilizó los recursos jerárquicos


señalados en el artículo 10 de la L.O.C. N° 18.575 así como aquellos que
establece la Ley N° 19.880.

Concluye que si esos derechos pretendidamente desconocidos


jamás fueron ejercidos por la reclamante, no pudo ni puede haber
conflicto en el orden temporal que deba ser resuelto en la presente sede
jurisdiccional.

Reitera que consta de los antecedentes que acompaña, que la multa


fue aplicada luego de la realización de un procedimiento de supervisión
bancaria en que tuvo una activa y constante participación Corpbanca,
respetándose las garantías y elementos básicos de dicho procedimiento,
aplicándose por otra parte de igual forma las normas que regulan la
materia como se ha hecho por más de 20 años.

En lo relativo al principio de confianza legítima, precisa que no se


vislumbra qué actuaciones de la S.B.I.F. pudieren haberle generado al
reclamante la confianza que al conceder créditos a una misma persona
sobre el 10% de su patrimonio efectivo, no tendría el riesgo de ser
sancionada.

Concluye así, que al gozar el acto impugnado de presunción de


legalidad y teniendo presente que el reclamante no acompaña pruebas
que permitan controvertir dicha circunstancia, toda la argumentación
desplegada para acreditar la indebida generación del acto administrativo
269

objeto de esta reclamación, carece de un mínimo sustento para entrar a un


análisis más profundo.

Da cuenta que el artículo 12 de la LGB refiere las atribuciones que


allí se le otorgan a la S.B.I.F. entre las cuales está la facultad de
fiscalizar, la que comprende también la de aplicar e interpretar las leyes,
reglamentos y demás normas que rijan las empresas supervisadas.

En cuanto a que las multas habrían sido indebidamente aplicadas,


indica que la jurisprudencia hace años viene prescindiendo a través de la
aplicación de la teoría del levantamiento del velo corporativo de la
personalidad de personas ficticias o utilizadas para eludir ciertas
responsabilidades, o de la teoría de la operación económica que prescinde
del tipo contractual como un mero esquema formal, para atender a la
realidad económica que la subyace.

En cuanto a la primera multa señala que la suma de los créditos


otorgados a Potasio y a Oro Blanco que provocaron el exceso sancionado
se hizo en cumplimiento de lo que ordena la letra a) del artículo 85 de la
LGB, y además en este caso no se discute que Potasio era filial de Oro
Blanco.

En cuanto a la segunda multa, expone que la reclamante alega que


el endeudamiento de Potasios no debió sumarse pues, a julio de 2013, ya
no era filial de Oro Blanco como consecuencia de haberse dividido esta
última sociedad naciendo Nitratos y a la que se le asignó como parte de
su capital todas las acciones que Oro Blanco tenía en Potasios y que al
sumar el resto de los créditos de Norte Grande y Oro Blanco estos
quedaban encuadrados dentro del margen legal. Sin embargo, sostiene la
SBIF que este solo elemento que se invoca, a pesar de tener una
apariencia poderosa, es jurídicamente inconsistente, porque de la división
de Oro Blanco no puede valerse Corpbanca para ningún efecto en esta
reclamación dado que, o no la conocía y por lo tanto estas maniobras no
270

habrían tenido efecto alguno a su respecto, o por el contrario, consintió


en ellas, en cuyo caso no puede aprovecharse de sus propias maniobras
para eludir el cumplimiento de los márgenes legales. Y en este sentido
hace presente que en los contratos de financiamiento que celebraron las
partes quedó expresamente prohibido que la sociedad se dividiera sin
autorización previa y por escrito de Corpbanca.

Alega que lo que la S.B.I.F. ha tenido en consideración es que el


banco no otorgó su consentimiento para esta división y, por tanto, estas
no surten efecto para él, de manera que los financiamientos otorgados por
el banco a Potasios como filial de Oro Blanco tampoco han sufrido ni han
podido sufrir alteración alguna respecto de los límites de crédito que
debió considerar el banco, debiendo considerarse como cómputo de
límites la deuda de Potasios como deuda de Oro Blanco y, por tanto, de
Norte Grande.

Pero por otro lado, adiciona que también podría entenderse que el
banco consintió respecto de esta división, y así se puede advertir de lo
indicado por el propio fiscal y jefe de la división jurídica del banco
cuando señalaron que habrían otorgado el crédito en infracción a los
límites por un corto período de tiempo ya que, a su juicio, la división
provocaría el efecto de cesar la conducta antijurídica, lo que revela el
tratamiento del banco al grupo como un deudor único.

Concluye señalando que sea que se entienda que el banco no


consintió en la división, o que si lo hizo, la SBIF actuó con riguroso
apego a la ley al imponer la segunda multa.

En relación a la tercera multa y en lo tocante a incluir en su


cálculo la deuda de Potasios, se remite a lo dicho respecto de la segunda
multa.

Ahora, en cuanto al argumento de que la S.B.I.F. no atendió al


hecho de que Pampa Calichera garantizó el crédito concedido con
271

depósitos a plazo en el propio Corpbanca, operando de este modo el


inciso segundo del artículo 84 que permite aumentar el margen del
crédito hasta en un 30% del patrimonio efectivo, sostiene la SBIF que el
crédito se otorgó sin garantías, circunstancia suficiente para aplicar la
multa, y que posteriormente, producto del desembolso del crédito, se
tomaron depósitos a plazo en el mismo banco, y son éstos los que se
invocan para encuadrarse en el margen del inciso segundo del artículo 84.
Adiciona que esa garantía no fue otorgada con el objeto de servir para el
cumplimiento del crédito sino que, con el objeto específico de servir a la
finalidad de rescatar bonos emitidos por esa misma sociedad en el
mercado de valores estadounidense.

Por último, en cuanto a los errores de cálculo que alega la


reclamante, menciona que en el caso de infracción, y cada vez que ello
ocurre, la sanción corresponde al 10% del exceso del límite que a ese
momento tiene el banco, incluyendo la operación antijurídica, así
entonces el banco se encontraba excedido del margen legal al haber
otorgado anteriormente créditos a las sociedades Cascadas y por lo tanto
no podía concederles nuevos financiamientos, sin embargo, con fecha 9
de septiembre de 2015 Corpbanca no solo otorgó dos nuevos créditos a
Pampa Calichera por un total de 70 millones de dólares, sino que además
otorgó a su matriz Oro Blanco un crédito por 84,6 millones de dólares
para refinanciar una deuda de esa sociedad de 12,5 millones de dólares y
con cargo a ese financiamiento proporcionar fondos por la suma de $72
millones de dólares a su matriz Norte Grande a fin que esta última
efectuara un pago anticipado de sus obligaciones con Corpbanca.
Concluye que Corpbanca no podía otorgar nuevos créditos a ninguna de
las Cascadas sin antes adecuarse a los límites del crédito. Así, la norma
aplicable al caso de autos es la dispuesta en el numeral 5 del Título V del
Capítulo 12-3 que dice “…a partir de la fecha en que ocurre una
disminución del patrimonio efectivo por cualquier causa, debe
272

considerarse, a contar de ese momento, el menor monto que éste tiene. Si


la disminución produjere, por ejemplo, excesos en los límites del crédito,
el banco quedará impedido de otorgar nuevos créditos a los deudores
que se encuentren en tal situación, mientras no se ajusten a los
márgenes”.

De lo anterior, sostiene que se infiere que en modo alguno se ha


infringido el principio non bis in ídem, como tampoco hay un error de
cálculo, porque cada crédito concedido en vulneración a los límites del
artículo 84 N°1 constituye por sí mismo una nueva infracción en que
incurre el banco que debe sancionarse con una multa equivalente al 10%
del monto de dicho exceso.

Luego la S.B.I.F. hace un análisis de cada uno de los elementos


descritos en la carta y que la llevaron a entender que se trataba de un
único deudor, y en este sentido, el análisis más relevante dice relación
con su fuente de ingresos, que sería única, y que provendría de
Soquimich, así, indica que el riesgo de crédito, como primera fuente de
pago de todas ellas, depende de la rentabilidad de dicha empresa. Si
Soquimich entra en cesación de pagos, todas estas empresas corren la
misma suerte.

Finalmente, en su informe la S.B.I.F. se hace cargo de la alegación


de prescripción alegada en relación a la primera multa y aduce que el
reclamante pretende que el cómputo del plazo de prescripción de tres
años previsto en el artículo 23 de la L.G.B. se inició al momento del
otorgamiento del crédito en el mes de octubre de 2011, pues la infracción
al N°1 del artículo 84 se verificaría de manera instantánea en un solo
acto, sin embargo, sostiene que ello es equivocado ya que no es efectivo
que la infracción se verifique por el otorgamiento del crédito, no siendo
una infracción instantánea, sino que el ilícito es susceptible de
mantenerse durante el tiempo, como en el hecho ha ocurrido atendida la
propia omisión de Corpbanca de resolverlo en la forma específica como
273

lo autoriza la ley, lo que implica que el cómputo del plazo de


prescripción se produce cuando termina de verificarse el hecho prohibido
y únicamente a través de los medios previstos por la ley, lo que sólo vino
a ocurrir en el mes de febrero de 2013 con un aumento de patrimonio
efectivo efectuado con otros fines, sin perjuicio de que el financiamiento
de que se trata se encuentra aún vigente produciendo sus efectos. Agrega
que si se interpreta debidamente el artículo 84 N°1 atendiendo a su
finalidad, puede advertirse con total claridad que no resulta efectivo
pretender que su infracción constituya un acto instantáneo no susceptible
de desarrollarse en el tiempo.

Concluye que la infracción al artículo 84 N°1 se asimila a la


comisión de un delito continuado, desde el momento en que no es
aisladamente el otorgamiento del crédito el hecho sancionado, sino
además su consecuencia, consistente en sobrepasar el banco infractor los
márgenes previstos por la ley, lo que hace perdurar la transgresión hasta
que dichos excesos no sean corregidos por las conductas desplegadas por
el mismo banco infractor y a través de los medios legales que lo habilitan
para tal efecto.

Tercero: Que, conforme al petitorio del presente recurso y sus


fundamentos, esta Corte debe conocer y resolver, los siguientes aspectos
o alegaciones:

1.- Si la carta que comunica la imposición de multas a la recurrente


Corbanca, puede o no ser considerado un acto administrativo terminal,
que pueda producir efectos en los términos exigidos por la Constitución y
la Ley.

2.- Si previo a ello, se instruyó un procedimiento administrativo


sancionatorio que resguardara las exigencias del debido proceso
garantizado constitucionalmente, lo que resulta ser diverso de un proceso
de fiscalización, investigación o de supervisión, como lo denomina la
274

propia S.I.B.I.F. realizado por un órgano regulador, como lo es en la


especie, la Superintendencia de Bancos.

3. Si a la S.I.B.I.F le resulta aplicable la L.B.P.A. en cuanto al


ejercicio de su potestad sancionadora.

4.- Si la S.B.I.F. de hecho, en la aplicación de las multas en


análisis, se sujetó a dicho procedimiento, o a otro diverso para el ejercicio
de tales potestades, y que razonablemente satisfaga la garantía del debido
proceso.

Cuarto: Que, conforme a mérito de los antecedentes que se


acompañaron, es posible dar por establecidos los siguientes hechos:

a.- La Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras

realizó un proceso de fiscalización al recurrente Corpbanca, a propósito


del hecho público y notorio del nombramiento en el mes de septiembre
de 2015 del señor Rafael Giulisasti en el cargo de Director y Presidente
en reemplazo de don Julio Ponce Lerou en las Sociedades Norte Grande
S.A., Inversiones Oro Blanco S.A. y Pampa Calichera S.A., integrantes
del grupo conocido como “Cascadas”; lo anterior en el ejercicio de las
facultades que le confiere la Ley; dicha persona con antelación, y desde
el año 2012, ejercía como director de Corpbanca.

b.- Que, en tal contexto, se solicitó por el órgano regulador


antecedentes en relación a tres operaciones comerciales, por estimarse
que dicho banco había excedido el límite individual de crédito
establecido el N° 1 del artículo 84 de la Ley General de Bancos; y luego
de cierto intercambio de información, del cual dan cuenta los
antecedentes aportados por las partes, se procedió a la aplicación de las
tres multas, lo que se materializó mediante el envío de una carta de fecha
30 de diciembre de 2015 foliada con el número correlativo 16191,
correspondiendo la misma al acto impugnado.
275

Quinto: Que sentados los hechos en la forma referida y en relación


a lo alegado por la recurrente en su primer acápite en orden a la
inexistencia de un debido proceso, cabe hacer presente que el
Constituyente entendió sobre ello que no bastaba la exigencia del proceso
legal porque “debido” no se corresponde necesariamente con lo que dice
la ley. Debido proceso es aquel en que efectivamente existen condiciones
de racionalidad que aseguren la justicia, de tal modo que si la ley así no
lo establece, éste no puede considerarse apegado al régimen
constitucional, ni se encuentra legitimado frente a los administrados. Al
respecto es decidor considerar que la comisión constituyente estimó qué
era un procedimiento debido, y señaló que éste no es racional ni justo, si
no se establece, y sin que ello constituya una limitación, el oportuno
conocimiento de la acción por parte del demandado, una defensa racional
y adecuada, y la posibilidad de producir pruebas cuando sea conducente.

Que en el mismo sentido el profesor don Luis Cordero sostiene que


para que la potestad sancionatoria pueda ser ejercida, es necesario que
sea el resultado de “procedimientos justos y racionales” en los términos
exigidos por el artículo 19 N° 3 de la Carta Fundamental.

Así, ha señalado que: “Con ello el sistema pre-beccariano en el


que la Administración podía aplicar sanciones administrativas de plano
y sin resguardar las garantías y derechos de los ciudadanos, está hoy
constitucionalmente proscrito. En la actualidad ocurre lo opuesto: no
sólo es imprescindible la tramitación de un procedimiento para la
imposición de sanciones administrativas, sino que en esos
procedimientos rigen variadas garantías, especialmente los derechos de
defensa y otros derechos formales caracterizados por su elevado nivel
garantista”. Cordero Vega Luis. “El decaimiento del procedimiento
administrativo sancionador”. Comentario de las sentencias de la Corte
Suprema del año 2010.Anuario de Derecho Público UDP.Pag 248.
276

Sexto: Que por su parte, la Iltma. Corte de Apelaciones de


Santiago, en sentencia dictada en los autos Rol 2078-2005, igualmente se
ha inclinado por la aplicabilidad del debido proceso en cuanto declaró
que “…aún cuando se trate de asuntos correspondientes a la
denominada potestad administrativa sancionatoria, su procedimiento,
substanciación y comprobación de las infracciones y sanciones
aplicables, deben fundarse en las mismas garantías materiales y
procesales contempladas como base fundamental de nuestro
ordenamiento, so pena de convertirse en una instancia discrecional
irrespetuosa de los derechos de las personas”.

Séptimo: Que, tratándose en la especie de la impugnación de la


aplicación de multas en sede administrativa, resulta útil precisar que los
actos administrativos en cuanto tal, son actos jurídicos emanados de un
órgano de la Administración del Estado que posee ciertas cualidades y
características que lo hacen en cierto sentido excepcional dentro del
ordenamiento jurídico. Esa excepcionalidad les permite entre otras cosas,
gozar de una presunción de legalidad o validez desde su inicio, lo que
lleva aparejada su ejecutividad, ejecutoriedad y aun su ejecución forzosa
en ciertos casos (artículo 3° y 51° de la Ley 19.880 sobre Bases de
Procedimientos Administrativos).

Lo anterior supone un privilegio para la Administración del


Estado, que es consecuencia de la importante finalidad que tiene a su
cargo, la protección de los intereses públicos, pero que desde la
perspectiva del administrado, impone una carga procedimental adicional
para su resistencia; la impugnación del acto administrativo. En efecto, el
administrado si desea resistirse u oponerse al cumplimiento del acto
administrativo o discutir su validez, debe impugnarlo por los mecanismos
establecidos en el ordenamiento jurídico, ya que de no hacerlo, la
Administración contará con un título habilitante para poner en ejecución
el mismo por las vías judiciales o administrativas dispuestas por la ley.
277

Por ello es que resulta especialmente relevante que tal acto administrativo
hay cumplido con las exigencias de un debido procedimiento
administrativo sancionatorio previo, con una debida fundamentación y
contradictoriedad, única forma de hacer efectivo el derecho a su
impugnación con pleno conocimiento de los antecedentes tanto del
procedimiento llevado a cabo como de los fundamentos de la decisión
adoptada.

Octavo: Que, asimismo, resulta necesario diferenciar los


conceptos de procedimientos administrativos de los procesos
administrativos propiamente tales. Así la Ley N° 19.880 sobre Bases
de los Procedimientos Administrativos que rigen los actos de la
Administración del Estado, en su artículo 18 define lo que ha de
entenderse por procedimientos administrativo y al respecto dispone que:
“es una sucesión de actos, trámites vinculados entre sí, emanados de la
Administración y, en su caso, de particulares interesados, que tiene por
finalidad producir un acto administrativo terminal”.

Así, en el ordenamiento jurídico chileno existen vías


administrativas y judiciales de impugnación de los actos administrativos.
Las primeras, se denominan por nuestra legislación como recursos, son
los que la doctrina comparada identifica como procedimientos
administrativos de impugnación, y corresponden en nuestro derecho a los
denominados recursos administrativos a los que alude la Ley en sus
artículos 2° y 10° de la Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales
de la Administración del Estado; en nuestro derecho existen los recursos
ordinarios de reposición y jerárquicos, ambos mecanismos establecidos
para impugnar el acto ante la misma autoridad que los dictó, o ante el
superior jerárquico, a través de los que se pueda revisar no solo la
legalidad de la actuación administrativa sino la oportunidad y
conveniencia de la misma (artículo 1° y 11° de la Ley Orgánica
278

Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado y


artículo 59 de la Ley 19.880 sobre L.G.B.P.A.

De otra parte, se encuentran las denominadas vías judiciales de


impugnación que las leyes chilenas denominan “acciones” o “acciones
jurisdiccionales” y corresponden a los procesos administrativos
propiamente tales ( artículo 2° y 10° de la Ley Orgánica Constitucional
de Bases Generales de la Administración del Estado, y artículos 15 y 54
de la Ley de Bases de Procedimientos Administrativos) y que son a
través de los cuales se pone en conocimiento de un tribunal la
controversia jurídica, solicitándole la revisión de la actuación
administrativa o la tutela de un derecho o interés.

De lo hasta aquí expuesto, queda en evidencia que ambas vías,


procedimientos y procesos administrativos, permiten la revisión de la
legalidad de la actuación administrativa y la tutela de intereses o
derechos de los administrados, pudiendo también la autoridad o el
tribunal declarar la invalidación o nulidad del acto y aún en ciertos casos,
dictar un acto administrativo que sustituya o reemplace la decisión dejada
sin efecto.

De esta forma, la diferencia fundamental entre ambos radica en que


los primeros - procedimientos administrativos - se ventilan ante la propia
autoridad administrativa y en ellos, no solo se puede revisar la legalidad
de la actuación, sino también la oportunidad y el mérito de ésta. En
cambio en los segundos, los procesos administrativos, se desarrollan ante
un tribunal de justicia, y en este solo cabe la revisión de la legalidad del
acto u omisión de la Administración, ya que están sujetos estrictamente
al principio de legalidad.

Noveno: Que, conforme a lo ya estudiado, resulta menester


analizar si la mentada carta que impuso las sanciones hoy reclamadas,
cumplió con los estándares mínimos para asegurar a un reclamado que la
279

aplicación de una sanción determinada, fue precedida de un


procedimiento administrativo que se ajustara a un proceso debido, donde
aquel pudiera hacer valer sus derechos, alegaciones y rendir pruebas
conforme a lo estatuido en la norma a que ya se ha hecho referencia, vale
decir, la Ley 19.880 sobre la Ley General de Bases de Procedimientos
Administrativos.

Para una mayor y mejor ilustración, esta Corte estima pertinente y


apropiado transcribir la mentada carta:

“Santiago, 16191, 30 Dic.15.

Señor Gerente General:

Corpbanca

Presente

Señor Gerente General:

1.- Con motivo de la designación de don Rafael Guilisasti Gana, a


la sazón Director de Corpbanca, en los directorios de las Sociedades
Norte Grande S.A., Sociedad de Inversiones Oro Blanco S.A., y
Sociedad de Inversiones Pampa Calichera S.A., esta Superintendencia
efectuó una revisión especial a objeto de verificar el cumplimiento de los
márgenes de crédito contemplado en la ley General de Bancos.

2.- De dicha revisión se determinó que ese banco ha infringido el


límite individual de crédito contemplado en el artículo 84 N° 1 de la Ley
General de Bancos en relación al artículo 85 de la misma ley, en el
otorgamiento de créditos a las sociedades Norte Grande S.A. Potasios de
Chile S.A. y Sociedad de Inversiones Pampa Calichera S.A. que se
describen en los numerales 7, 8 y 9 de esta comunicación.

3.- Estas sociedades forman parte del grupo empresarial conocido


como “Cascadas”, esquema de organización que se caracteriza por la
interposición de sociedades de inversión, cuyos activos se encuentran
280

conformados por derechos o participaciones sociales en otras sociedades


de esa misma naturaleza, a través de las cuales se ejerce el control de la
empresa productiva Sociedad Química y Minera de Chile S.A. (SQM).
Las “Cascadas básicamente invierten en acciones de SQM u otras
empresas del mismo grupo. De acuerdo con los antecedentes
proporcionados por el banco y los de carácter público, Norte Grande S.A.
y sus filiales tienen el mismo objeto social, administración, domicilio,
única fuente de ingresos, así como interrelación de garantías vinculadas y
dependientes entre sí y con un mismo activo subyacente, lo que las
constituye en un mismo deudor, condición que no se altera en forma
alguna en el tiempo por divisiones o creaciones de sociedades al interior
del grupo. Estas circunstancias han sido consideradas por el banco en sus
propios análisis de riesgo de crédito, los que en consecuencia no están
basados en antecedentes técnicos individuales de cada sociedad, sino del
grupo, lo que se refleja en las propuestas de crédito de carácter
indivisible para las sociedades del grupo empresarial, condiciones para la
mantención del control, cláusulas de Cross default y cross aceleration y
exigencias de garantías cruzadas , así como otros antecedentes que dan
cuenta que las propias sociedades ajustan sus actuaciones y operaciones a
la conveniencia del grupo a título de unidad de intereses económicos y
operaciones a la conveniencia del grupo a título de unidad de intereses
económico, tales como créditos otorgados a una de las sociedades
destinadas a pre pagar obligaciones de otra, división de sociedades como
estrategia financiera para el manejo de flujos procedentes de SQM y
alivio a restricciones financieras de las mismas sociedades.

4.- Que, el artículo 84 N° 1 de la ley General de Bancos señala que


un banco no podrá conceder créditos, directa o indirectamente, a una
misma persona natural o jurídica, por una suma que exceda del 10% de
su patrimonio efectivo.
281

5.- Que el artículo 85 de la Ley General de Bancos, establece las


reglas que se aplicarán para determinar el límite que puede alcanzar el
crédito de una persona de conformad al citado artículo 84 N°1. Su letra a)
establece que se considerarán obligaciones de un deudor las contraídas
por las sociedades en que tenga más del 50% del capital o de las
utilidades.

6.- Que esta Superintendencia, instruyó expresamente en el


Capítulo 12-3 sobre Límites Individuales de Crédito, de la Recopilación
Actualizada de Normas, que la norma que se aplica cuando el banco
otorga créditos a una persona individual dentro del contexto de una
decisión crediticia respaldada con antecedentes técnicos del cliente que
justifiquen el otorgamiento del crédito, y que no sea motivada por el
ánimo de que el deudor, vía interposición de persona u otros arbitrios,
pueda alcanzar un endeudamiento que sobrepase el margen permitido por
la ley. Se previene asimismo a vía ejemplar que se transgrede
especialmente el artículo 84 N° 1, en el caso de que un banco otorgue
créditos a sociedades que pertenecen todas ellas a os mismos socios y
que carecen de giro efectivo, no tienen actividad o presentan un
patrimonio escaso frente al monto del crédito, para fines de precisar que
la labor de la Superintendencia no puede consistir en una mera vigilancia
formal, sino que su verdadero fin es procurar que no se vulnere el espíritu
de la norma legal.

7.- Que en el mes de octubre de 2011, de conformidad con los


antecedentes y archivos proporcionados por el banco con motivo de la
presente revisión, se constató que Corpbanca otorgó crédito a la sociedad
Potasios de Chile S.A. por la suma de USD $150 millones equivalente a
$ 73.982.752.600 a fines he dicho mes, el que con modificaciones se
mantiene vigente a la fecha.

a) Que a esa fecha, la sociedad Potasios de Chile S.A. era filial de


la Sociedad de Inversiones Oro Blanco S.A., empresa que mantenía
282

créditos vigentes con ese banco por un monto de $ 74.494.286.672 y a


quien correspondía imputar para efectos de límite individual de crédito de
deuda de la primera, con lo cual se alcanzó un monto total de
endeudamiento de $ 148.177.042.272.

b) Que el límite individual de crédito aplicable a Corpbanca en el


mes de octubre de 201, era de $ 108.017.959.451 lo que correspondía al
10% de su patrimonio efectivo.

c) Que en consecuencia de lo expuesto precedentemente, al otorgar


la referida operación, se produjo un exceso en el límite individual de
crédito de $ 40.159.082.821.

8.- Que en el mes de julio de 2013, de conformidad con los


antecedentes y archivos entregados por el banco con motivo de la
presente revisión, se constató que Corpbanca otorgó crédito a la Sociedad
Norte Grande S.A. por la suma de USD 145 millones equivalente a $
74.567.628.763 a fines de dicho mes.

a) Que a esa fecha, la Sociedad de Inversiones Oro Blanco S.A., de


propiedad en un 76,34% de Norte Grande S.A., mantenía deudas con ese
banco por un monto de $ 75.833.905.324, por lo que correspondía
considerarla como deuda de su matriz para efectos del límite individual
del crédito.

b) Que a esa misma fecha, se mantenía el endeudamiento contraído


por la sociedad Potasios de Chile S.A. por un monto de $
81.348.732.450, referido en el numeral 7, el que por las razones
expuestas en el mismo numeral, debe considerarse deuda de la sociedad
de Inversiones de Oro Blanco S.A. y por tanto de Norte Grande S.A. para
efectos del límite individual de crédito.

c) Que como consecuencia de1o expuesto precedentemente, se


alcanzó un monto total de endeudamiento de $ 231.750.266.537 a fines
de dicho mes.
283

d) Que el límite individual de crédito aplicable a Corpbamca en el


mes de julio de 2013 era de $ 171.896.979.755, lo que correspondía al
10% de su patrimonio efectivo.

e) Que por lo tanto, al otorgar la referida operación se produjo un


exceso en el límite individual de crédito de $ 59.853.289.782.

f) Que a la misma conclusión debe llegarse al considerarse lo


señalado en el numeral 3 de esta comunicación.

9.- Que en el mes de septiembre de 2015 de conformidad con los


antecedentes y archivos entregados por el banco con motivo de la
presente revisión, se constató que Corpbanca otorgó créditos a la
sociedad de Inversiones Pampa Calichera S.A. por la suma de USD 70
millones, equivalentes a $ 48.327.917.862.

a) Que a esa fecha, la Sociedad Norte Grande S.-A. mantenía


deuda con ese banco por un monto de $ 29.929.782.177 a quien
corresponde imputar los créditos de la Sociedad de Inversiones Oro
Blanco S.A. Sociedad de Inversiones Pampa Calichera S.A. y Potasios de
Chile S.A., para efectos de su límite individual de crédito.

b) Que a esa fecha, la Sociedad de Inversiones Oro Blanco S.A. de


propiedad mayoritaria de Norte Grande S.A., mantenía deudas con ese
banco por un monto de $ 103.752.016.513 por lo que correspondía
considerarla deuda de su matriz para efectos del límite individual de
crédito.

c) Que, a esa misma fecha, se mantenía el endeudamiento


contraído por la sociedad Potasios de Chile S.A., por un monto de $
98.533.644.143 referido en el numeral 7, el que por las razones expuestas
en el mismo numeral debe considerarse deuda de la Sociedad de
Inversiones Oro Blanco S.A. y por tanto de Norte Grande S.A.
284

d) Que, como consecuencia de lo expuesto precedentemente, se


alcanzó un monto total de endeudamiento de $ 280.543.360.695 a fines
de dicho mes.

e) Que, el límite individual de crédito aplicable a Corpbanca en el


mes de septiembre de 2015, era de $ 162.910.658.354, lo que
correspondía al 10% de su patrimonio efectivo.

f) Que, por lo tanto al otorgar las referidas operaciones se produjo


un exceso en el límite individual de crédito de $ 117.632.702.342.

g) Que, a la misma conclusión debe llegarse al considerar lo


señalado en el numeral 3 de esta comunicación.

El artículo 84 N° 1 de la Ley General de Bancos dispone que las


instituciones que excedan el límite individual de crédito incurrirán en una
multa equivalente al 10% del monto he dicho exceso.

Por tanto:

1.- Como consecuencia de haberse otorgado en el mes de octubre


de 2011 crédito a la Sociedad Potasios S.A. por sobre el 10% del
patrimonio efectivo, se produjo un exceso en el límite individual de
crédito de $ 40.159.082.821 por lo que se aplica a ese banco una multa
equivalente al 10% del exceso señalado, ascendente a la suma de $ $
4.015.908.282.

2.- Como consecuencia de haberse otorgado en el mes de julio de


2013, crédito a la Sociedad Norte Grande S.A. por sobre el 10% del
patrimonio efectivo, se produjo un exceso en el límite individual de
crédito de $ 59.853.289.782, por lo que se aplica a ese banco una multa
equivalente al 10% del exceso señalado, ascendente a la suma de $
5.985.328.978.

3.- Como consecuencia de haberse otorgado en el mes de


septiembre de 2015 crédito a la Sociedad Pampa Calichera S.A. por sobre
285

el 10% del patrimonio efectivo, se produjo un exceso en el límite


individual de crédito de $ 117.632.702.342, por lo que se aplica a ese
banco una multa equivalente al 10% del exceso señalado, ascendente a la
suma de $ 11.763.270.234.

El monto correspondiente a las multas señaladas, ascendente a $


21.764.507.494 deberá depositarse en la cuenta corriente N° 125253
“multas” que este Organismo mantienen en la casa matriz del Banco del
Estado de Chile, dentro del plazo de 10 días que fija la ley, contado desde
la fecha de la presente comunicación. El referido monto deberá ser
reconocido en los estados financieros del presente ejercicio 2015.

De esta comunicación deberá darse lectura en la próxima

Sesión de Directorio que se celebre.” Hay firma.

Décimo: Que, a continuación, y transcrito el tenor del acto materia


de la presente impugnación denominado genéricamente como Carta, cabe
analizar el marco normativo constitucional, legal y administrativo
aplicable, en términos de dilucidar si la citada misiva cumple las
exigencias de lo que ha de entenderse por un acto administrativo terminal
propiamente tal; si éste pudo producir sus efectos por haber cumplido las
exigencias legales y constitucionales; y si se ajustó a un procedimiento
administrativo que cumpliera las mínimas exigencias de un debido
proceso sancionatorio, ya sea el contemplado en la L.G.P.A. como norma
de aplicación general y/o supletoria, u otro diverso, que cumpliera
idéntica finalidad.

Undécimo: Que, sobre ello y en relación al cumplimiento de las


exigencias del instituto en análisis, cabe señalar que nuestra Constitución
Política, en lo pertinente, en su artículo 19 N° 3 señala que: “La
Constitución asegura a todas las personas en su numeral 3 “La igual
protección de la ley en el ejercicio de sus derechos”.
286

Toda persona tiene derecho a defensa jurídica en la forma en que


la ley señale y ninguna autoridad o individuo podrá impedir, restringir o
perturbar la debida intervención del letrado si hubiere sido
requerida…..”. inciso 5° “Toda sentencia de un órgano que ejerza
jurisdicción, debe fundarse en un proceso precio legalmente tramitado.
Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un
racional y justo procedimiento”.

A su vez, el artículo 63 que señala las materias propias de ley, en


su numeral 18, señala; “las que fijen las bases de los procedimientos que
rigen los actos de la administración pública…;”

A su turno el artículo 1° inciso 1° de la L.B.P.A., señala en lo


relativo al procedimiento administrativo, que: “la presente ley establece y
regula las bases del procedimiento administrativo de los actos de la
administración del Estado. En caso de que la Ley establezca
procedimientos especiales, la presente ley se aplicará con carácter de
supletoria”.

En cuanto a su ámbito de aplicación, el artículo 2° inciso 1° de la


misma ley señala que: “Las disposiciones de la presente ley se aplicarán
a los ministerio, intendencias, las gobernaciones y los servicios públicos
creados para el cumplimiento de la función administrativa. También se
aplicarán a la Contraloría General de la República, a las Fuerzas
Armadas y a las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública, a los gobiernos
regionales y a las municipalidades”.

En relación a la última disposición legal citada, la Ley General de


Bancos en su artículo 1°, en lo pertinente, señala que: “La
Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras es una
institución autónoma, con personalidad jurídica, de duración indefinida
que se regirá por la presente ley y se relacionará con el Gobierno a
través del Ministerio de Hacienda”.
287

Su domicilio será la ciudad de Santiago y no obstante su carácter


de derecho público, no se considerará como integrante de la
administración Orgánica del Estado ni le serán aplicables las normas
generales o especiales dictadas o que se dicten para el sector público y,
en consecuencia, tanto la Superintendencia como su personal se
regirán por las normas del sector privado, sin perjuicio de lo que
dispone el artículo 5°”.

En este último punto, cabe tener presente que sin perjuicio de lo


señalado en el artículo 1° indicado precedentemente en cuanto establece
que la S.I.B.I.F no se considerará como integrante de la Administración
Orgánica del Estado, ni le serán aplicables las normas generales o
especiales dictadas o que se dictaren para el sector público, estima esta
Corte que ello debe entenderse tácitamente derogado por la Ley N°
18.575 en cuanto ley posterior y jerárquicamente superior, pues se trata
de una Ley Orgánica Constitucional que vino a cumplir el mandato
expresamente dispuesto en el artículo 38 de la Constitución de 1980,
también posterior a la aludida disposición de la Ley General de Bancos.

A continuación el artículo 22 del mismo cuerpo legal señala que:


”Todas las multas que las leyes establecen y que corresponde aplicar a
la Superintendencia serán aplicadas al infractor administrativamente
por el Superintendente y deberán ser pagadas dentro del plazo de diez
días contado desde que se comunique la resolución respectiva. El
afectado podrá reclamar ante la Corte de Apelaciones correspondiente
al domicilio de la empresa salvo que ella tenga oficina en Santiago, caso
en el cual será competente la Corte de Apelaciones de Santiago. El
reclamo deberá formularse dentro del plazo de 10 días contados desde el
entero de la multa, siempre que dicho entero se haya efectuado dentro
del plazo. La Corte dará traslado por seis días al Superintendente y
evacuado dicho trámite o acusada la correspondiente rebeldía, la Corte
dictara sentencia en el término de treinta días, sin ulterior recurso”.
288

Duodécimo: Que, cabe dejar constancia que por su relevancia, la


supremacía constitucional a la que se ha aludido, fue tratada
expresamente por el Tribunal Constitucional al examinar la forma en que
los Órganos de la Administración deben ejercer su competencia de
investigación y sanción de conductas en procedimientos ajenos a los
propiamente penales y sin leyes que establezcan determinadamente
cómo deben hacerlo, como sería en la especie la situación de la SBIF.
Así en causa Rol 19-27 de 1983, en cuanto ha señalado en su
considerando 10°: “Que por su parte, el artículo 6° de la Constitución
comprende dos conceptos fundamentales:

“En sus incisos 1° y 2° consagra principios vitales en los cuales


descansa la nueva constitucionalidad como lo son el de “supremacía
constitucional” sobre todas las normas jurídicas que integran nuestro
ordenamiento positivo, y el de “vinculación directa” de los preceptos
constitucionales a las autoridades públicas y a todos los ciudadanos,
siendo, por ende, tales preceptos obligatorios, tanto para los
gobernantes como para los gobernados. De allí que primero se
establezca que “los órganos del Estado deben someter su acción a la
Constitución y a las normas dictadas conforme a ella”. Y acto seguido,
se agrega que “Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los
titulares e integrantes de dichos órganos como a toda persona,
institución o grupo”.

Entre otros preceptos que garantizan dicha supremacía, se


encuentra el N° 26 del artículo 19 de la Carta Fundamental, también
llamado “garantía de garantías” en tanto dispone que la Constitución
garantiza a todas las personas “la seguridad de que los preceptos legales
que por mandato de la Constitución regulen o complementen las
garantías que esta establece o que las limiten en los casos que ella
autoriza, no podrán afectar los derechos en su esencia, ni imponer
condiciones, tributos o requisitos que impidan su libre ejercicio”.
289

Décimo tercero: Que, a efectos de analizar y determinar la


procedencia de la aplicación de la Ley 19.880 al órgano regulador en
estudio y su naturaleza, cabe tener presente que la Ley Orgánica de Bases
de la Administración del Estado N° 18.575 en su artículo 2° señala que:
“Los órganos de la Administración del Estado someterán su acción a la
Constitución y a las leyes. Deberán actuar dentro de su competencia y no
tendrán más atribuciones que las que expresamente les hayan conferido
el ordenamiento jurídico…”.

En tal contexto, la Superintendencia es una persona jurídica a


cargo de necesidades públicas conforme lo señalan su artículo 2° y 12°
del D.L 1097, siendo por ende un Servicio Público que integra entonces
la Administración del Estado conforme lo dispone el artículo 1° de la Ley
18.575 ya citada, resultándole por ende aplicable el régimen jurídico
propio de dichos organismos.

Así el Tribunal Constitucional ha señalado que: “se trata de un


servicio público descentralizado, es decir, personificado y en
consecuencia, se ciñe al régimen establecido en la ley Orgánica
Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado,
según lo previenen los artículos 25(28) y 26, puesto que entenderlo de
otro modo, implicaría que el legislador habría creado una persona
jurídica de derecho público que administra fondos del Estado, y que sin
embargo no forma parte de éste, lo que obviamente no es posible concluir
por cuanto ello escapa a la competencia del legislador.

Por su estrecho vínculo con lo analizado, útil resulta destacar el


concepto de “órgano que ejerza jurisdicción” dado que la
Superintendencia, al momento de ejercer su facultad sancionatoria se
encuentra sujeta y obligada a respetar la garantía constitucional del
debido proceso, resultando entonces ser efectivo que la Superintendencia
de Bancos, al ejercer su competencia sancionatoria, ejerce jurisdicción.
290

En idéntico sentido lo ha dejado consignado el Tribunal


Constitucional al señalar en sentencia dictada en causa Rol 478 al señalar
que:“ los principios del artículo 19 de la Constitución, en la amplitud y
generalidad ya realzada, se aplican, en lo concerniente al fondo o
sustancia de toda diligencia, trámite o procedimiento, cualquiera sea el
órgano estatal involucrado, trátese de actuaciones judiciales, actos
jurisdiccionales o decisiones administrativas en que sea o pueda ser,
afectado el principio de legalidad contemplado en la Constitución, o los
derechos asegurados en el artículo 19 de ella, comenzando con la igual
protección de la ley en el ejercicio de los atributos fundamentales.(…)
los principios contenidos en aquella disposición constitucional rigen en
lo relativo al proceso racional y justo, cualquiera sea la naturaleza, el
órgano o el procedimiento de que se trate, incluyendo los de índole
administrativa, especialmente cuando se ejerce la potestad sancionadora
o infraccional”.

Décimo cuarto: Que, conforme a lo analizado, y no obstante el


tenor de la disposición del artículo 1° de la Ley General de Bancos, ello
no resulta óbice para concluir que nos encontramos frente a un servicio
público que debe adecuar su actuar a la normativa vigente, ya que
sostener lo contrario, lleva al absurdo de estimar que ésta puede actuar
contra el ordenamiento jurídico, incluso la propia Constitución Política,
lo que no resulta admisible.

En tal sentido, el carácter de organismo autónomo que


efectivamente reviste la S.I.B.I.F., no resulta inconciliable con la
circunstancia de su integración a la Administración del Estado y por ende
el sometimiento de la normativa sustantiva y procedimental pertinente,
según se analizó además en el considerando décimo precedente.

Refuerza lo anterior la aludida Ley General de Bancos en cuanto


señala en su artículo 12° que: “Corresponderá a la Superintendencia
velar porque las instituciones fiscalizadas cumplan con las leyes,
291

reglamentos y otras disposiciones que las rijan y ejercer la más amplia


fiscalización sobre todas las operaciones o negocios”. Agrega que “la
facultad de fiscalizar comprende también la de aplicar o interpretar las
leyes, reglamentos y demás normas que rijan a las empresas vigiladas”.
Lo anterior estima esta Corte, no puede ser interpretado en el sentido de
encontrarse facultada para actuar al margen de la normativa que se viene
analizando, dado que, no obstante la relevancia del bien jurídico llamada
a tutelar, ello en manera alguna se contrapone al ejercicio de sus
facultades en la forma que se ha analizado, esto es, con sujeción a las
normas del debido proceso.

Lo anterior se encuentra refrendado por la Excma. Corte Suprema


en sentencia dictada en los autos Rol 2433-2015 y por la Iltma. Corte de
Apelaciones de Santiago en el Rol 3.951-2014.-

De esta forma y careciendo la S.I.B.I.F de normas especiales


aplicables al procedimiento sancionatorio, debió, al menos, recurrir
forzosamente a aquel establecido en la Ley N° 19.880, pues esta es
siempre aplicable en la Administración, ante la falta de un procedimiento
propio, cuyo es el caso, dado que el aspecto formal de la actuación de la
Administración del Estado, lleva a concluir que las autoridades
administrativas sólo pueden manifestar su voluntad orgánica,
válidamente, mediante los procedimientos y formas de documentación
previstos por la Constitución y la Ley, estableciéndolo expresamente el
artículo 3° de la Ley 19.880.

Ello deviene que la SBIF al ejercer su facultad sancionadora, y no


obstante los términos de la disposición contenida en el artículo 22 de la
Ley General de Bancos, contraviene disposiciones constitucionales que
ya han sido analizada, razón por la cual cabe concluir entonces, que el
procedimiento aplicable por dicha institución en tales casos, ante la
ausencia de un procedimiento especial establecido en la ley y en sus
propios reglamentos, sólo cabe concluir que resulta ineludible acudir a
292

aquel contemplado en la Ley 19.880, teniendo para ello presente la


naturaleza jurídica de la S.I.B.I.F, servicio público descentralizado, pero
integrante de la administración del estado, de donde fluye como necesaria
consecuencia la aplicación de las normas generales y especiales
contempladas en la especie la Ley N° 18.575 y N° 19.880, en tanto el
artículo 2° de la última de las leyes citadas dispone: ” Las disposiciones
de la presente ley serán aplicables a los servicios públicos creados para el
cumplimiento de la función administrativa”.

Finalmente, cabe hacer presente que el legislador ha conformado la


función supletoria de la Ley N° 19.880 disponiendo que en los
procedimientos especiales que en cada caso regula, se apliquen en ese
carácter la preceptiva indicada, tal como ocurre, por ejemplo con los
procedimientos de fiscalización de la Corfo, respecto de los cuales “se
aplicarán las normas de la Ley 19.880. ( art. 8° de la Ley 20.241 y art. 24
de la Ley 20.570, convocatoria a que resulta especialmente relevante en
materia significativa, cual es el caso del art. 42 del D.L 2.695 sobre
regularización de la pequeña propiedad raíz, modificada por la Ley
19.930 en cuyo inciso final se dispone que el Secretario Regional
Ministerial respectivo será competente para conocer y resolver sobre las
sanciones referidas en la letra d) precedente, conforme a lo dispuesto en
la Ley N° 19.880. Misma situación se advierte en la Ley Orgánica de la
Superintendencia del Medio Ambiente, en cuyo proceso sancionatorio
señala que en todo lo no previsto en la presente Ley, se aplicará
supletoriamente la ley 19.880.

Que por ello, resulta incuestionable que la S.B.I.F. para el


cumplimiento de sus labores y en ejercicio de la actividad pública que le
es propia conforme a los ya citados artículos 6° y 7° de la Carta
Fundamental, se encuentra obligada a adecuar su actuar a dichas normas,
actuar dentro de su competencia y en la forma prescrita por la
Constitución y las leyes, resultando en tal contexto, que, la forma de
293

llevar a cabo dicha facultad punitiva es precisamente mediante la


aplicación de la Ley 19.880.

Décimo quinto : Que, de esta forma, y ante la ausencia de normas


especiales aplicables al procedimiento sancionatorio de la
Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, resulta forzoso
recurrir a aquel establecido en la Ley N° 19.880, pues este es siempre
aplicable en la Administración, ante la falta de un procedimiento propio,
cuyo es el caso. De lo anterior es dable concluir que el aspecto formal de
la actuación de la Administración del Estado, lleva a concluir que las
autoridades administrativas sólo pueden manifestar su voluntad orgánica,
válidamente, mediante los procedimientos y formas de documentación
previstos por la Constitución y la Ley, estableciéndolo expresamente el
artículo 3° de la Ley 19.880, lo que lleva a la ineludible conclusión que la
citada normativa le es aplicable.

Décimo Sexto: Que, con el mérito de los antecedentes allegados,


hechos establecidos, marco normativo aplicable, naturaleza jurídica de la
S.I.B.I.F, corresponde entonces que esta Corte determine si en la especie,
en la aplicación de las multas impuestas por la Superintendencia de
Bancos, se cumplió y/ o respetaron las normas que regulan la institución
del debido proceso.

Décimo séptimo; Que, luego de lo analizado, queda de manifiesto


que la S.I.B.I.F. previo a la aplicación de las multas reclamadas, solicitó
efectivamente información al banco sancionado, esto es, ejerció una
simple fiscalización, como la misma lo admite bajo diversas
denominaciones, lo que se encuentra dentro de sus facultades, en mérito
del cual y con la información que le fuera proporcionada por el
investigado, culminó a los dos meses de iniciado el mismo, con la
aplicación de tres cuantiosas multas en los términos ya referidos.
294

Décimo octavo: Que, de lo expresado, entonces, es dable concluir


por esta Corte que claramente en aquella fiscalización o supervisión,
realizado por la S.I.B.I.F. no se respetó el instituto del debido proceso,
ello por cuanto, conforme consta de los antecedentes aportados que se
vienen analizando, resulta incuestionable que:

- No existió formulación de cargos precisa y sostenida en una


investigación previa por la cual el administrado puediera tomar cabal
conocimiento de las infracciones que se le imputan, así como de los
fundamentos objetivos que sustentan tales imputaciones;

- No existió la oportunidad para formular descargos, bien

allanándose a los cargos formulados por la Administración, bien


formulando alegaciones que incorporen nuevos elementos de juicio a ser
tenidos en cuenta por el respectivo servicio al momento de emitir el acto
terminal;

- Tampoco existió, la oportunidad para aportar documentos,

rendir prueba u otros antecedentes que también pudieran ser


considerados por el respectivo instructor del procedimiento al momento
de dictar el acto administrativo terminal.

Décimo noveno: Que, a mayor abundamiento y sin pretender

entrar al fondo de lo controvertido, y constando que la reclamante en


primer orden ha cuestionado el procedimiento empleado por la
Superintendencia en la aplicación de las multas, esto es la ausencia de un
debido proceso, ya abordado; y en segundo término, impugnó el fondo de
tales alegaciones, es dable concluir sobre esto último, que ha de
concordarse con ésta en que, de haberse realizado un procedimiento
administrativo sancionador que cumpliera con las exigencias legales del
debido proceso que se han analizado, el afectado pudo en primer término
haber tomado conocimiento de los cargos precisos que se le formulaban,
haber rendido pruebas de carácter eminentemente técnicas para desvirtuar
295

dichos cargos o imputaciones; atendida la materia en que inciden tales


alegaciones, todo ello en orden a refutar los porcentajes de exceso de
crédito individual imputados por la Superintendencia en la aplicación de
las multas, lo que esta Corte tampoco se encuentra en condiciones de
evaluar y comprobar, pues no existió aquel proceso en donde pudiesen
rendirse probanzas para desvirtuarlos, con las consecuencias ya
señaladas.

En estas condiciones y sin perjuicio de haberse determinado por


esta Corte que el actuar del órgano fiscalizador vulneró el principio del
debido proceso, en las condiciones actuales que se encuentra este proceso
administrativo, no resulta factible, por las deficiencias anotadas, entrar a
analizar el fondo de tales alegaciones a efectos de dar o no dar por
acreditada las infracciones que se le atribuye a Corpbanca, situación que
es consecuencia directa de la ausencia de imputación de cargos precisos y
la correspondiente rendición de pruebas para contrarrestarlas.

Vigésimo: Que la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago, en


sentencia dictada en los autos Rol 2078-2005, igualmente se ha inclinado
por la aplicabilidad del debido proceso en cuanto declaró que “…aún
cuando se trate de asuntos correspondientes a la denominada potestad
administrativa sancionatoria, su procedimiento, substanciación y
comprobación de las infracciones y sanciones aplicables, deben fundarse
en las mismas garantías materiales y procesales contempladas como
base fundamental de nuestro ordenamiento, so pena de convertirse en
una instancia discrecional irrespetuosa de los derechos de las personas”.

Vigésimo Primero: Que, así las cosas, y conforme a lo que se ha


analizado precedentemente, y los hechos que se han dado por
establecidos, y sin que ello signifique cuestionar o desconocer las
facultades fiscalizadoras de la S.I.B.I.F, su potestad sancionatoria, y el
bien jurídico que está llamado a tutelar, esta Corte estima que
efectivamente en el presente caso se constata de manera fehaciente que
296

no fueron respetadas las normas del debido proceso sancionatorio, en los


términos en que éste ha sido definido, el que debía sujetarse a
condiciones mínimas de racionalidad y justicia, lo que supone por una
parte, el oportuno conocimiento por parte del administrado de los hechos
investigados y que motivan la acción del órgano regulador -fiscalizador,
la formulación de cargos específicos, como también de disponer de la
instancia de defensa de ellos que le son imputados, y eventualmente
rendir pruebas al respecto, nada de lo cual ocurrió en la especie, dado
que, luego de una breve fiscalización en que efectivamente se solicitó
información, lo que en manera alguna puede ser asimilado a la
instrucción de un proceso administrativo, fiscalización llevada a cabo en
un breve lapso de tiempo, y sin una previa formulación de cargos,
culmina con la aplicación de elevadas multas, todo ello, comunicado al
afectado mediante la remisión de una simple carta, y con escasos
fundamentos, lo que difícilmente puede ser asimilado a una acto
administrativo terminal, consecuencia de un proceso administrativo
sancionatorio previo en los términos que se ha analizado, consideraciones
que llevarán a esta Corte a decidir en la forma que se dirá.

Vigésimo segundo: Que, a la luz de todos los antecedentes,


disposiciones constitucionales y legales aludidas, consideraciones
doctrinarias y jurisprudencia analizada y comentada, ha de concluirse que
la potestad sancionatoria ejercida por la S.B.I.F., no se ajustó a las
condiciones mínimas de racionalidad que, en resguardo de los derechos,
justifiquen y legitimen que la decisión adoptada, comunicada por el acto-
carta foliada- lo que tiene la relevancia de haber afectado derechos del
administrado, en el presente caso, del reclamante Corpbanca en términos
de haber aplicado una serie de multas, sin que haya quedado establecido
que el fundamento esgrimido se hubiere debidamente comprobado, que
obedecía a la realidad y no sólo a la postura asumida sobre el particular
por la entidad recurrida.
297

Vigésimo tercero: Que, las conclusiones precedentes no se ven


modificadas por la prueba aportada por la Superintendencia, en tanto en
caso alguno cabe concluir que en su mérito puede entenderse haber dado
cumplimiento a la garantía del debido proceso en análisis, en los
términos en que se ha establecido.

Vigésimo cuarto: Que, por los razonamientos expuestos


precedentemente, el presente recurso será acogido, por no haberse
observado en el procedimiento que dio origen a la imposición de las
multas referidas, las normas constitucionales y legales que garantizan un
debido proceso, según se ha analizado latamente en las consideraciones
que preceden.

Por lo antes resuelto, se hace improcedente analizar las alegaciones


relativas al fondo del asunto, hechas valer en segundo orden.

Por estas consideraciones, lo dispuesto en el artículo 22 de la ley


General de Bancos, disposiciones constitucionales citadas, Ley N°
18.575 y Ley N° 19.880, se declara que se acoge la reclamación deducida
en lo principal de fojas 1, dejándose sin efecto las multas impuestas por
la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras a Corpbanca
S.A. mediante carta de fecha 30 de diciembre de 2015 foliada con el N°
16191, sin costas, por haber litigado con motivo plausible.

Regístrese, notifíquese y archívese en su oportunidad.

Redacción de la ministra señora Viviana Toro.

Rol N° 644-2016.-

Pronunciada por la Primera Sala de la Corte de Apelaciones de


Santiago, presidida por la ministro señora Jenny Book Reyes e integrada,
además, por la ministro señora Viviana Toro Ojeda y el Fiscal Judicial
señor Raúl Trincado Dreyse.
298

Autoriza el (la) ministro de fe de esta Corte de Apelaciones.


En Santiago, a treinta y uno de agosto de dos mil dieciséis, notifiqué en
secretaría por el estado diario la resolución precedente.

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