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Nace en 1724 en Konigsberg en el Imperio Ruso (ciudad que adquiere el nombre de Kalininsgrado).
Muere en 1804 en su lugar de nacimiento. Esto no es raro, ya que Kant nunca salió de su ciudad
natal.
“Crítica de la Razón Pura” en su prólogo Kant dice: “tuve que dejar de lado el saber para
darle un sitio a la fe”. Según esto hay un campo de conocimiento posible para el hombre y
fuera de esto está lo que no puede conocer y ahí está Dios. De ahí que Dios desaparece de
la Razón teórica y aparece en la Razón Práctica o moral: reaparece como un postulado, esto
ya que no puede ser demostrado, porque no es un objeto de conocimiento.
“Crítica de la Práctica” Para Kant el hombre es libre en la medida que no se deja influir por
heterónomos (emociones, pasiones o leyes externas que no vayan de acuerdo a la moral).
Para él, seguir la norma moral es un imperativo categórico: realizar cualquier acción sin
considerar causa o consecuencia, sino por el hecho de que es recto; vuelve el actuar del
hombre universal.
Máximas morales de Kant:
“Actúa de modo tal que la máxima sea aplicable al universal”, esta afirmación
erradica del discurso a todo consecuencialismo.
“Actúa de modo tal que jamás uses al otro como un medio o como una cosa. La
persona tiene dignidad no precio”
Puede ser que la acción realizada sea buena, pero si lo que motiva su realización no
es bueno, la acción pierde su fin moral, en esto estaría primando un imperativo
hipotético (imperativo que consta de dos partes: A para conseguir B).
Kant escribió muchas obras de distintas ciencias (física, astronomía, geología, etc). Dentro
de sus obras influyentes está: “Filosofía de la Historia” en donde se hace la pregunta de
hacia dónde va la historia. En parte de su respuesta, lo que él propone es que la historia
humana va hacia lo mejor, hacia un progreso indefinido: es descrito como un paraíso, que
ayuda al hombre a evolucionar.