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sus problemas: desde el momento que lo instituido no les sirve a ese nivel, los miembros de la
institución se ven obligados a instituir medios (actividad instituyente) que sí les sirvan"
(Palacios, 1984, 250). Se piensa la institución como una "praxis".
La dinámica que se produce entre los elementos instituidos e instituyentes es la que
posibilita los cambios, reacomodamientos, búsquedas de nuevos sentidos. Analizar esta
dinámica permite comprender el estilo institucional, ya que en una institución muy cerrada
prevalecen fuertemente los elementos instituidos; pero si los elementos instituyentes no logran
nunca instituirse, corremos el riesgo de caer en un "asambleísmo" permanente que obtura el
funcionamiento institucional.
Una institución abierta y democrática, logra, entre otras cosas, una permanente
dinámica entre estas fuerzas.
Estos conceptos aportan, además, una visión optimista respecto a las posibilidades de
que los diversos actores institucionales se transformen en elementos instituyentes e intenten
promover cambios. Aún en las instituciones muy rígidas, y aún en momentos de políticas muy
autoritarias, siempre quedan espacios, intersticios, para comenzar a proponer cambios. Es
importante que el docente sepa descubrirlos y aprovecharlos en pos de mejorar y democratizar
la escuela.
Las múltiples articulaciones que se producen en una institución, a partir de la
intervención de los actores institucionales, provocan adhesiones, pertenencias, también
condensaciones y desplazamientos, pero a su vez ponen en juego estilos personales y/o
grupales, aprovechando los márgenes de libertad que otorgan poder.
Institución y mandatos
Resulta útil también, analizar el mandato fundacional de las instituciones educativas.
"Cada institución se construye a partir de lo que puede llamarse un primer contrato o contrato
fundacional... En el contrato fundacional se especifica el mandato del que cada institución es
portadora" (Frigerio y otros, 1992,19 y 20).
Vimos en el primer capítulo que la escuela en general, ha surgido con mandatos
antagónicos; desde el movimiento social y político de la Revolución Francesa surge con un
mandato igualador; pero desde las necesidades del desarrollo industrial surge con una
mandato exclusor (formar mano de obra especializada para puestos de trabajo de diverso
reconocimiento social y económico). Estos mandatos antagónicos la hacen ser una institución
conflictiva y contradictoria. Respondiendo a diversos momentos políticos, a diversas políticas
educativas, a diversas políticas institucionales, se hará prevalecer el mandato igualador o el
mandato exclusor, y este último será, muy a menudo, origen de muchos conflictos.1
Pero además de estos mandatos comunes a la escuela en general cada tipo de
institución, cada institución en particular ha surgido a partir de una significación social que le
da sentido. Los colegios nacionales se crearon para formar dirigentes, los normales para
formar docentes, las escuelas técnicas para preparar obreros especializados, los N° 2 se
fundaron a la sombra de Nº1, algunas escuelas surgieron para hacerse cargo de los marginales,
otras para formar una élite.
1
La escuela, originariamente, surge con una mandato social (responde a las aspiraciones de movilidad social),
un mandato político (homogeneizar las ideas con el fin de consolidar el modelo y lograr consenso) y un mandato
económico (formar mano de obra para ocupar cargos diferenciados). Los proyectos neo-conservadores no
permiten que la escuela cumpla con el mandato social; no necesitan que cumpla con el mandato político porque
en la actualidad los medios masivos de comunicación llevan a cabo esa tarea más eficientemente; pero necesitan
que continúe cumpliendo con el mandato económico. Por ello no plantean la desaparición de la escuela, sino la
profundización de las diferencias entre circuitos escolares de distinta calidades.
3
Analizar cuál o cuáles han sido esos mandatos, qué ha pasado con ellos, si ha habido
ruptura de los mismos, cuáles fueron las posibles causas y responsables, si se ha modificado o
actualizado dicho mandato, o simplemente perdió vigencia, es fundamental para comprender
una institución. Es decir que además de conocer su mandato fundacional, es necesario analizar
la historiografía institucional.
También nos permite acercamos a la problemática que estamos abordando, el concepto
de imaginario institucional, entendiendo por éste "el conjunto de imágenes y de
representaciones -generalmente inconscientes- que, producidas por cada sujeto y por cada
grupo social, se interponen entre el productor y los otros sujetos tiñendo sus relaciones, sean
éstas interpersonales, sociales o vínculos con el conocimiento" (Frigerio, y otros 1992, 37).
Lo que los actores sociales piensan, creen y dicen acerca de una institución,
sobredetermina las prácticas que se llevan a cabo en ella.
Cuántas veces bajamos el nivel de exigencias o disculpamos y nos disculpamos
muchas cosas porque creemos que "estos alumnos no dan para más y sólo necesitan un
certificado que los acredite para trabajar". Cuántas veces se producen en los padres y alumnos
reacciones autoritarias y corporativas porque creen pertenecer a un colegio para sus hijos por
lo que se dice del mismo, aunque los docentes y las prácticas pedagógicas sean las mismas
que en otras escuelas.
2
Este trabajo fue elaborado para ser incluido en un cuadernillo de Formación Docente a distancia, a pedido de
AMSAFE Rosario.
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6.3 Bibliografía
Baremblit, Gregorio y otros. El espacio institucional 1. Bs. As., Lugar Editorial. 1991.
Colombo, Eduardo y otros. El imaginario social. Piedra Libre, 1992.
Frigerio, Tiramonti y Poggi. Las instituciones educativas. Cara y Ceca. Troquel, Bs. As.
1992.
Palacios, Jesús. La cuestión escolar. Laia, Barcelona, 1984.
Lapassade, Georges. Grupos, organizaciones e instituciones. Gedisa, México, 1985.
Fernández, Lidia. Acceso, exclusión. ¿Conflicto constitutivo de las instituciones educativas?
Aportes de investigación." Revista Argentina de Educación. Asoc. de Graduados en
Ciencias de la Educación. N° 17. Bs. As., 1992.
Fernández, Lidia. Instituciones educativas. Bs. As., Paidós, 1994.
Komblit y otros. El clima social en la Escuela Media. Bs. As., Centro Editor, 1987.