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Análisis del Romance del Enamorado y la Muerte

1. Un sueño soñaba anoche,


2. soñito del alma mía,
3. soñaba con mis amores
4. que en mis brazos los tenía.
5. Vi entrar señora tan blanca,
6. muy más que la nieve fría.
7. —“¿Por dónde has entrado, amor?
8. ¿Cómo has entrado, mi vida?
9. Las puertas están cerradas,
10. ventanas y celosías.”
11. —“No soy el amor, amante:
12. la Muerte que Dios te envía.”
13. —“¡Ay, Muerte tan rigurosa,
14. déjame vivir un día!”
15. —“Un día no puede ser,
16. una hora tienes de vida.”
17. Muy de prisa se calzaba,
18. más de prisa se vestía;
19. ya se va para la calle,
20. en donde su amor vivía.
21. —“Ábreme la puerta, Blanca,
22. ábreme la puerta, niña.”
23. —“¿Cómo te podré yo abrir
24. si la ocasión no es venida?
25. Mi padre no fue al palacio,
26. mi madre no está dormida.”
27. —“Si no me abres esta noche,
28. ya no me abrirás, querida;
29. la Muerte me está buscando,
30. junto a ti vida sería.”
31. —“Vete bajo la ventana
32. donde labraba y cosía,
33. te echaré cordón de seda
34. para que subas arriba,
35. y si el cordón no alcanzare
36. mis trenzas añadiría.”
37. La fina seda se rompe;
38. la Muerte que allí venía:
39. —“Vamos, el enamorado,
40. que la hora ya está cumplida.”

1. Estructura Externa:
Tirada de 40 versos octosílabos con rima asonante i-a en los versos pares.

2. Estructura Interna.

Hay una primera parte, del verso 1 al verso 16, donde se habla en primera persona
(yo). En poesía ese uso de la primera persona se conoce como YO LÍRICO. Es la voz del
poeta que habla, que no necesariamente es el autor, sino que, como el narrador en el
género narrativo, es una manera de exponer el asunto como si le hubiera pasado a
quien recita o canta. Aunque sepamos que no es así, esa manera de exponerlo produce
una cercanía con el lector o el oyente.
En esta primera parte se expone el personaje del enamorado, que está en primera
persona y cuenta cómo pasa del sueño (soñaba con mis amores) a confundir a una
dama que entra en su habitación y confunde con su enamorada (“¿Por dónde has
entrado, amor?/ ¿Cómo has entrado, mi vida?”), para luego confirmar que habla con la
muerte, que está personificada como mujer y descripta como blanca y se compara
además con la nieve fría.
La descripción física de los personajes se llama prosopografía.
Se plantea también el problema: la visita de la Muerte significa que el personaje va a
morir. Entonces trata de negociar, pide un día más de vida pero se le otorga sólo una
hora.
En la segunda parte, entre los versos 17 y 36, el enamorado intenta pasar esa última
hora de vida con su amada. Se plantea la contradicción entre la urgencia y las
convenciones sociales: la amada responde al enamorado que no puede dejarlo entrar
porque están sus padres, que no pueden verlo con ella. Ante la insistencia del
enamorado, la amada lo invita a subir por un cordón de seda.
En la tercera y última parte (los últimos cuatro versos) hay un desenlace súbito: la hora
ha pasado y la muerte reclama al enamorado. El cordón de seda (la fina seda)
representa a la vida, que se rompe cuando uno menos lo espera.

3. Tema

El tema central del romance es la brevedad de la vida. Cuando menos lo esperamos la


muerte nos reclama y nos lleva, no importa la edad ni los sueños, ni el amor.

4. Figuras.

1) Aliteración. La aliteración es la repetición de sonidos consonantes. Tiene un


sentido estético, musical.
Un sueño soñaba anoche,
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores
2) Personificación. Consiste en otorgar cualidades humanas a conceptos o a
objetos inanimados. También se le llama prosopopeya. En el caso de la Muerte
se trata de una personificación que va más allá del romance, que es propio de
la cultura española (que también comparte con otras culturas). En la cultura
española la Muerte siempre es un nombre personal y se la describe como
mujer. Siempre es pálida, cuando no es directamente representada por un
esqueleto, de ahí lo de “señora tan blanca/muy más que la nieve fría”. La nieve,
que se asocia con la pureza, al tener el adjetivo “fría”, pasa a describir mejor a
la muerte.
3) Diálogos. Los diálogos están representados gráficamente por guiones largos,
son en estilo directo.
4) Personajes. Aunque el diálogo y los personajes no son estrictamente figuras
literarias, sí cumplen una función muy marcada. En este caso hay tres
personajes, el Enamorado, la Amada y la Muerte, que se interpone entre los
dos y el amor que sienten. Son personajes arquetípicos; es decir, son tipos
universales: hay enamorados y amadas (como enamoradas y amados) en todas
las culturas y en todos los tiempos. Por eso no tienen nombres propios: no son
necesarios, no cambia nada cómo se llamen.
5) Paralelismo sinonímico. Es una figura que consiste en la repetición de la
estructura de una frase; el objetivo es comparar dos situaciones.
Muy de prisa se calzaba,
más de prisa se vestía;
En este caso la repetición de los actos, que se utiliza para compararlos (si se
calzaba rápido, se vestía todavía más rápido), sirve para resaltar la ansiedad del
enamorado por llegar donde está su amada, sabiendo que tiene sólo una hora de
vida.
6) Anáfora. Consiste en la repetición de palabras al comienzo de un verso. En el
ejemplo siguiente hay anáfora y paralelismo sinonímico al mismo tiempo:
—“Ábreme la puerta, Blanca,
ábreme la puerta, niña.”
En este caso, además, está el uso del imperativo: el enamorado pide
insistentemente que se le abra la puerta porque sabe que va a morir. Por eso
también, por la ansiedad, repite la frase cambiando “Blanca” por “niña”,
recordando su juventud a la amada.
7) Elipsis: Consiste en la omisión de palabras que son necesarias para la correcta
construcción de una frase, pero que se entienden por el contexto. En poesía, la
elipsis se utiliza para que pueda caber una frase en la medida del verso; las
palabras omitidas no afectan el sentido de la frase, que se entiende por el
contexto.
—“No soy el amor, amante:
(soy) la Muerte que Dios te envía.”
la Muerte que allí venía (dijo):
—“Vamos, el enamorado,
que la hora ya está cumplida.”

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