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Noviembre 27,05
Este antiguo cuerpo de doctrina es conocido como “La Religión-Sabiduría” y siempre fue
enseñada por los Adeptos e Iniciados en ella, quienes la preservaron a través de todos los
tiempos.
Ellos trabajan con la humanidad tanto como su desarrollo lo permite. Por tanto, de tiempo
en tiempo revelan una y otra vez la misma doctrina que con el tiempo se va obscureciendo en
varias naciones y lugares. Esta es la Religión-Sabiduría, y ellos son sus guardianes. Son llamados
Sabios, Mahatmas, Adeptos, y antiguamente en India se le llamaba Rishis. A veces aparecen en las
naciones como grandes maestros y “salvadores”, que sólo vuelven a promulgar las antiguas
verdades y los antiguos sistemas de ética. Esto implica que la humanidad es capaz de una
perfección infinita, y estos salvadores y adeptos son ejemplos de esa posibilidad.
Es a eso que se dedica la Teosofía, a enseñar el camino a seguir para conseguir esa
perfección. El antiguo cuerpo erudito y humanitario de los Adeptos aún existe en esta tierra y se
encuentra interesado en el desarrollo de la raza [humana N. del E.]. Ellos no sólo han existido en
Oriente. Se sabe que han vivido en todas las partes del globo [planeta tierra N del E.], en
obediencia a las leyes cíclicas de las que hablaremos más adelante. Pero ahora se encuentran en el
Oriente, aunque sabemos que en un Ciclo anterior, en tiempos remotos, han estado incluso en las
costas americanas.
La Teosofía sostiene que ambos (Espíritu y Materia) son polos opuestos del Inmanifestado
o Desconocido. Que ambos llegan a coexistir al mismo tiempo, no están separados ni son
separables el uno del otro. Es más, ninguno puede tener existencia sin la presencia del otro. Como
las escrituras indas dicen, no hay una sola partícula de materia sin espíritu, y ninguna partícula de
espíritu sin materia.
Al manifestarse este Espíritu-Materia, se diferencia en siete planos, cada uno más denso
que su anterior, en su camino hacia abajo, al plano de nuestros sentidos, siendo la misma
sustancia en todos, solamente difiriendo en grado o sutileza. (Ejemplo: agua, vapor y el hielo).
Según los Maestros que nos enseñan, este Espíritu-Materia es Vida, y además es
Consciente e Inteligente…
1.- Desde este punto de vista el universo entero está vivo, no estando en ningún sentido
muerto ni uno solo de sus átomos.
2.- Otra implicación es que el Universo es uno y no muchos, y que toda cosa en él está
conectado con la totalidad, no existiendo acto o pensamiento que no sea percibido por el gran
todo.
3.- Del hecho que un plano pueda tener mayor o menor cantidad de Espíritu o mayor o
menor cantidad de Materia, implica que hay seres evolucionantes que también tienen mayor o
menor cantidad de espíritu que otras y lo mismo con respecto a la Materia. De ahí que distintos
seres en su evolución tengan mayor o menor consciencia, y sean más o menos inteligentes, pues
eso depende de la proporción de materia y espíritu que los componen. Porque así como en los
planos hay gradaciones, en nuestro plano también las hay.
4.- Cuando un ser en su evolución adquiere la Mente, el espíritu se focaliza en todos los
seres humanos que optan por permitirle que lo haga, y la negativa a permitírselo es la causa de la
ignorancia del error y de todo dolor y sufrimiento. Esto a su vez contiene otra implicación: en
todas las edades algunos han llegado a un muy elevado estado, por lo que han llegado a ser como
dioses, activamente partícipes en el trabajo de la naturaleza, y proceden de siglo en siglo
ampliando su consciencia y aumentando el alcance de su dominio en la naturaleza. Estos son los
Adeptos o Maestros de la Humanidad. Nada que ver con los Gurús, sean de la India o no lo sean, ni
con los que se autonombran Swamis o Maharishis o Maestres o Arhats etc. Que son conocidos por
el público, pues éstos solo son sistemas de comercio que venden iniciaciones y conocimientos y
hasta venden supuestos poderes. Venden poderes de juguete, sólo para impresionar y para
impresionarse a sí mismos, pero que no llevan al discípulo a una verdadera práctica de la
sabiduría, que es la práctica de la compasión y renuncia infinita. El verdadero Maestro para
inadvertido, no viven en ciudades contaminadas por energías indeseables, sino que viven en
lugares apartados e inaccesibles al profano. No comercian, no se les rinde culto, no se les pone
altares, ni se les paga por sus enseñanzas ni se hace cola para ser sanados de enfermedades que
nos las tenemos bien merecidas, sino que su actividad es anónima y desconocida por el gran
público.
En realidad, una vez el humano cumple con las regulaciones necesarias, de las que no es
posible hablar aquí, (pero que es el objeto de estudio de la Teosofía), el discípulo de estos
Maestros llega a conocer las Leyes que regulan la naturaleza.
Este es o debería ser el destino de todos los seres, y por esto la Teosofía postula esta
perfectibilidad de la raza, quitando la idea de una innata maldad irregenerable y ofreciendo un
propósito y un fin para la vida que es consonante con los anhelos del alma y con su naturaleza
interna verdadera, tendiendo a destruir al mismo tiempo el pesimismo y la desesperación.
La Teosofía postula que el mundo; es decir, este planeta y todo lo que está contenido en
él, los otros planetas y sistemas, etc., es el producto de la Evolución. Pero no de la evolución al
estilo Darwiniano, que postula una evolución casual y ciega, sino la Evolución de lo Manifestado
desde las más simples y etéreas formas de vida hasta las más complejas y altamente refinadas
concebibles, todas éstas guiadas a medida que avanzan, por inteligentes seres que están más
perfeccionados, productos ellos de otras y más antiguas evoluciones.
La Teosofía también postula que los Reinos Minerales, Vegetales y Animales todos están
también en constante evolución, yendo hacia arriba y destinados a estar un día en la misma etapa
humana en la que estamos nosotros ahora, y estando entonces los que ahora somos humanos, en
una etapa evolutiva aún más alta. Esto implica que todos estos Reinos Mineral, Vegetal y Animal,
todos ellos contienen cada uno una chispa de lo Divino, una porción particular del Espíritu en
coexistencia con una porción de Materia. Así que se puede decir que ellos también son “almas
vivientes” en evolución hacia etapas más altas.
Estas chispas se esfuerzan por “retornar al Padre”, o en otras palabras, para asegurar la
consciencia de sí mismas y llegar finalmente a la forma más elevada en la Tierra, la de humanidad,
donde solamente es posible la auto-consciencia para ellas. El Periodo durante el cual se efectúa
esta evolución, calculado en ciclos de tiempos humanos, abraza millones de eras. Cada chispa de
la divinidad tiene, por consiguiente, millones de eras para llenar su misión –la de obtener la
consciencia de sí misma mientras está en la forma humana-. Pero con esto no se quiere decir que
el mero acto de llegar a la forma humana confiere a la chispa Divina la consciencia de sí misma.
Ese inmenso trabajo pude ser llevado a cabo durante el Día Cósmico (Manvántra) en el que la
chispa Divina alcanza la forma humana, o puede que no; todo depende de los esfuerzos
individuales y de la voluntad propia.
Cada espíritu particular pasa a través del Manvántra; es decir, entra en manifestación para su
propio enriquecimiento y para el de la Totalidad. Los Mahatmas o Rishis se desarrollan
gradualmente durante un Manvántra y al concluir este llegan a ser espíritus planetarios de nuestro
globo, son aquellos que hicieron los esfuerzos necesarios en un Manvántra anterior –o día de
Brahma- y llegaron a ser Mahatmas durante el curso de ese largo periodo.
Como se puede ver, este sistema está basado en la identidad del Ser Espiritual, bajo el
nombre de “Hermandad Universal” lo cual es la idea básica de la Teosofía y cuyo objetivo es la
realización de esa Hermandad entre la humanidad.
Nosotros por nuestra parte, algún día llegaremos a la etapa de ser Maestros, que son
como súper-hombres, Budas, constructores de mundos y así sucesivamente. En vocabulario
bíblico: ángeles, arcángeles, querubines, serafines, tronos, principados, para dar a entender que
existe una jerarquía superior al hombre.
De cómo Evolucionamos
Bueno, ya sabemos el objetivo a conseguir en la evolución y que todos los Reinos están en
la consecución de tales objetivos. Pero, ¿cuál es el proceso de esa evolución? ¿Quién es el
evolucionista? Pues las Chispas Divinas, que llegan a individualizarse, son las que evolucionan.
Primero entran a un mundo vestidas de mineral. Luego la evolución las viste de vegetal; luego de
animal y luego alcanzan la etapa de humanos con capacidad de pensar, de decidir y teniendo libre
albedrío. Es entonces que ayudan a su propia evolución, o dejan que la corriente los lleve poco a
poco, o… estancan su evolución. Pero en esta charla no podemos detenernos en esos detalles. El
asunto es que la Chispa se remineraliza, se vegetaliza o se reencarna para poder llevar a cabo esa
evolución. Esto por supuesto le toma eones de tiempo; millones de millones de años.
De la Reencarnación
Sí; tenemos muchas existencias, digamos oportunidades para evolucionar, para mejorar,
para reparar, para empezar de nuevo si es necesario. Aunque al acontecer la muerte, este cuerpo
y algunos principios inferiores se comienzan a disgregar, a separar, no así nuestro verdadero ser
que son los principios superiores. Es esa Alma Espiritual Superior lo que es la Individualidad
Reencarnante.
Los siete principios en el hombre
Ley de Karma.
Las condiciones de cada encarnación dependen del balance ejercido entre el mérito y el
demérito de la vida o vidas previas. De la manera que el hombre o mujer ha vivido y pensado, eso
es lo que cosecha en sus diferentes encarnaciones. Esto es lo que nosotros llamamos Ley de
Karma, la cual, como dice la Biblia, ES SANTA, JUSTA y BUENA.
Un trabajo vigoroso en una encarnación para dominar los vicios, las pasiones que
envilecen, y trabajar para ser un mejor ser humano, se verá sin duda ampliamente retribuido en su
próxima vida, manifestando variedades de fuerza y carácter, capacidades y oportunidades para
superarse y eso le traerá felicidad interna. Cada vida y carácter del hombre es el resultado de sus
vidas y pensamientos previos. Cada uno es su propio juez, su propio verdugo, porque es su propia
mano la que forja el arma que trabaja para su castigo y cada uno por su propia vida alcanza su
recompensa, se eleva a grandes alturas de conocimiento y poder para el bien de todos aquellos
que hayan quedado detrás de él. Vea que todo este conocimiento implica un cuerpo de Ética muy
alta, pues entre nosotros, el hacer bien y comportarse correctamente para tener un buen
Devachan y tener una buena encarnación futura es legítimo, pero si pensamos solo en nosotros
mismos, se convierte este deseo en uno egoísta y merecedor del mar Karma, porque el único
deseo y acción que merece el buen Karma es el de ayudar a evolucionar a nuestros hermanos. Que
ellos también tengan metas altas, altruistas, de servicio y utilidad para todos los seres vivientes
(incluyendo los Tres Reinos conocidos y los no conocidos).
La Teosofía enseña que después de la muerte el alma cosecha un descanso. Eso lo puedes
encontrar en todos los libros llamados sagrados. Esa alma es un pensador, y durante la vida no
puede cumplir y llevar a cabo todos y ni siquiera una pequeña parte de las miríadas de
pensamientos que ha acariciado. Por tanto cuando la muerte tira los cuerpos físico y astral, y es
liberada de las pasiones y deseos, es vestida en un cuerpo más fino adecuado para esa existencia,
y entra, luego de estar un pequeño tiempo en un estado intermedio y otro de quietud y descanso,
en un lugar que nosotros los estudiantes de teosofía llamamos Devachan. Deva significa espíritu, y
Chan significa lugar. El “lugar de los espíritus”. Ésta es una existencia que es real, más real aún que
su existencia en el plano material. Es en donde la esencia de los pensamientos más elevados de la
vida, que el carácter permitió, se expande y es recogida por el alma y la mente. Cuando la fuerza
de esos pensamientos está completamente agotada, el alma se retira de nuevo en esta tierra,
hacía aquel medio ambiente que sea semejante o lo más afín a sí misma, de manera que propicie
la evolución ulterior. Esta alternancia de estado a estado y prosigue hasta que el ser, a partir de
repetidas experiencias, se eleva por arriba de la ignorancia, y reconoce en sí mismo la efectiva
unidad de todos los seres espirituales. Entonces prosigue a más altos y más grandes escalones en
el camino de la evolución.
Los Maestros nos aseguran, que casi todo mundo va a Devachan. Casi todas las almas
hacen, anhelan y piensan cosas buenas, aunque no les sea reconocido por los que le rodean y
conocen, porque no pueden acceder a lo profundo de sus pensamientos. Recuerde que todo, las
acciones, pensamientos y sentimientos malévolos, los tendrá que enfrentar en la nueva
reencarnación que le seguirá. Pero estando en Devachan no solo descansa y satisface todo anhelo
puro y meritorio que haya tenido durante su pase por la tierra, sino que esta condición se imprime
en el alma y se manifestará en rasgos buenos en la próxima encarnación, dándole mejores
oportunidades que en su vida anterior.
Pero te preguntarás: ¿Qué ocurre con las almas que tienen de todo: pensamientos buenos
y malos, sentimientos buenos y nobles y pensamientos egoístas y pecaminosos, en fin, una
persona común y corriente? Nos enseñan que esas personas entrarán en un estado penoso
proporcional a lo que hizo vivir y mal pensó por un tiempo, pero como todos los estados son
transitorios, esto va cambiando hasta que entra en su Devachan. Todo estado penoso en realidad
es un estado purificador. Note que aquí hay una diferencia entre el concepto del cielo, purgatorio
o infierno de la religión cristiana. De hecho, es de estas ideas sobre los estados post-mortem que
están en las escrituras mucho más antiguas, que las religiones relativamente modernas han
tomado sus creencias.
¿Y que si el alma casi ni tuvo pensamientos, anhelos ni actos buenos y desinteresados; que
solo pensaba en su propio placer y nunca abrigó un pensamiento de benevolencia hacía su
prójimo y solo pensó en hacer daño, y que de hecho lo hizo? Pues también encuentra su justa
retribución. Pasará a estados muy penosos, hasta la posibilidad de perder su alma; es decir,
enfrentar un aniquilamiento de la individualidad. Porque nosotros entendemos que el Alma
humana puede ser destruida. La inmortalidad del Alma no está garantizada. Tiene que ser ganada.
Pero en ningún momento creemos en un sufrimiento eterno e infinito. Tampoco en una felicidad
eterna e infinita. Nosotros creemos en la Evolución eterna de las Almas siempre perfectibles, en la
evolución eterna de mundos y galaxias cada vez más perfectos.
Todo, tanto el Universo físico como el Universo metafísico es septenario. Así que cada
cuerpo en el espacio, cada planeta, sea visible invisible, tiene 6 globos acompañantes.
Nuestro globo actual, la Tierra, es el cuarto globo de una cadena septenaria. Dentro del
globo ocurre una evolución particular que está dividida en 7 Grandes etapas Evolutivas, que
nosotros llamamos Razas Raíz, por llamarlas de alguna manera. Son 7 Capítulos Evolutivos que a
su vez tienen fases o etapas menores. Cada una de ellas tiene su lugar-base de desarrollo en uno
de los 7 Continentes. Cada Gran Etapa evolutiva está separada por un cataclismo o destrucciones,
ya sea por inundaciones, ya por movimientos telúricos o volcánicos. De ahí los mitos de
inundaciones y hundimientos de continentes que son rezagos de sucesos reales ocurridos
generalmente mucho tiempo más atrás del que el cuento alude.
La primera etapa evolutiva de nuestra tierra ocurrió en lo que llamamos hoy Polo Sur: la
Etapa Polar. Luego le siguió en orden la Etapa Hiperbórea, luego la Lemuriana, luego la Atlante y
luego la Etapa Arya. Un continente para cada gran etapa.
Los temas que abarca la Teosofía son variados. Les invitamos a estudiar estos temas más
profundamente en nuestros Círculos de Estudios que tenemos los lunes, jueves y sábados. Cada
día con un tema distinto, estudiamos textos y los comentamos, creciendo poco a poco no solo en
conocimiento de quienes somos y de dónde venimos, sino en conocimiento práctico en nuestra
vida diaria.
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