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Ana Marta Llurba El mundo magico de Maria Luisa Bombal Tibro de triste magia, deliberadamente ansranné, libro de oculta organizacién efleat, libro quenno olvidara nuestra América, JL, Bones Eljuicio de Borges, ante la aparicién de La amorta- jada, es certero.' Un halito de magia anida en cade imagen, vibra en la atmésfera del raundo fiecional, ‘conformando la esencia misma del verbo con que Bombal plasma sus ensofaciones creadoras, Hoy, la niebla del olvido parece envolver, en nuestro medio, la figura de esta escritora cenvraizada en la Argentina, donde diera a la luz sus nds importantes obras; pero s6lo es mera apatien: cia pues, mis alla de las modas y los bestsellers, st narrativa est siempre vigente y ¢ proyecta con valores propios. “Tanto La amortajada cuanto La iltima niebla han trascendido las fronteras de la América hispanica, cen wireud de la universalidad de su tematica y el ‘yuelo pottico de su prosa, tan asequibles a publi cos disimiles como el checo o el japonés, a cuyas Tenguas han sido traducidas, al igual que al fran- cos, el inglés y el aleman, El preciso y fluido manejo del idioma; la riguro- sa urdimbre de la teama de factura riesgosa, no slo por la indole tematica sino también por los. recursos estilisticos y las técnic innovadoras, y una ‘muy fina intuicién para seleccionar los distintos tipos de discurso, que le permiten expresatlos eam bios de registro de las voces narradoras y, en consecuencia, la facultad de recrear los cast imper- ‘ceptibles vaivenes del alma humana, son nots. destacadas de su estilo. Pero es, sobre todo, la fasc- nacidn que surge de la diégése, de ese mundo narrativo impregnado por la poesia, lo que atrapa J fascina, deleitando « quienes en él se adentran, con un ritme, un color y una sensualidad profur- dos ysutiles, poco frecuentes, que marean un hito cen la literatura trasandina. Jorge Luts Borges, La amortajada, Sut, 1938. Un nuevo rumbo La irrupei6n de Maria Luisa Bombal determine tun cambio de rumbo en la historia dela literatura chilena. Su obra se aparta de los caracteres regio- naliseas y natualista, tan propios de esas letras por fentonces ¥ anticipa en diez aflos, segin Seymour Menton,? el movimiento surrealista en Chile. Desde La iilima niebla, su opera prima, Bombal desarrolla su produccién dentro de la corriente de Ta novela psicol6gica, al estilo de Faulkner, Joyce y ‘Wolf, pero investida de una vena poética muy par- ticular y desprovista de todo andlisis de corte cientifico. En sus ereaciones, el mundo narrado surge s6li- damente estructurado en si mismo, yuxtapontendo yentrelazando el plano de lo real con el de la far tasla, fusionindolos intimamente, al punto de crear tuna realidad ficcional ambivalente de la que es harto dificil deslindar el mundo de los suefios. El juego de planos imbricacios que presenta nace dela incerioridad de la conciencia contemplativa, {que los selecciona y recompone, a manera de una perspectiva mutable, segin sus preferencias, para ofrecer la visibn retroalimentadora y constante de tun mundo real y evanescente, casi magico. Mun- do ewéreo y solido que se sustenta en la reflexion dde la conciencia del personaje y en. un presente que se desplaza acorde con las modificaciones in rmediatas de su fluir, actualizando el pasado. La vida interior de los personajes, sus emocio- ines, sensaciones y sentimientos se manifiestan ‘como fuetzas de accién y son, aun mismo tiempo, ‘constituyentes y determinantes de una perspectiva vital. Estas actancias dan lugar a un estilo presentativo y escénico que inmediatiza y dinamiza Jos sucesos decididamente intensos y desgartadores, Maria Luisa Bombal evidencia una especial ha- bilidad para caprarla esencia de las cosas yplasmar ‘en palabras el alma de sus personajes. Conforma, Seymour Menton, Elcuent hispanoamericano, p. 46. Brrestigaciones ademas, una densa tama y crea el clima exaclo, esa dimension de la ilusi6n que es parte indivisible del fandamento mismo del relato, en la que se nutren el dislogo y la accién. En su obra, lo importante no es el desarrollo de la historia, ni la tensién dramatica, sino la atmos. fera lirica que la envuelve y la compone desde una vision poética del mundo, El litismo impone au haturaleza sobre la objetividad narrativa, sumerge el hilo del relato en el esplendor de las imagenes o sdesvia el discurso hacia la profundidad y la impre- cision muigica de la fantasia y del ensueno. Su estilo condensa memoria visual y emotiva con capacicad metaforica, yse enriquece con el aporte vivido ¥y oscuro de los sentidos. Ese mundo inte- rior difuso y real en que se sustenta la narracién encuentra en el mondlogo interior, como funcidn estética, y en los discursos directo e indirecto libres, ‘como medios contextuales, el procedimiento. ideal ara materializarse. En pocas lineas, con trazos seguros y precisos, Bombal precisa el espacio-tiempo de la accién y, sin solucion de continuidad, introduce directamen. tea los personajes y deja que tejan libremente la ‘cama de su propia historia con el solo fluir de su pensamiento. Sin duda, este arte de la presenta ¢ién, como lo definiera Amado Alonso,’ no es ajeno a la formacion dramatica de la escritora, a Su participacion en grupos de teatro experimen. tal, canto en Paris cuanto en Santiago de Chile,t Amor y desamor Elamor y la auscultacion del alma femenina son el t6pico preferido de Bombal que, sin embargo, ‘ho profuncliza en las causas que determina la con. dlucea, la inconsecuencia y la consiguiente insatisfaccion de sus heroinas. Sus protagonistas, sumisas ala imagen sociocultural imperante, que les asigna un espacio y un rol de- terminados, viven en un mundo cerrado, Amado Alonso, «Aparicin de una novelistasen Lasitima riebla,p. 12. “Durante su estancia en Paris estudia Letras en la Sorbonne Ys escondidas, eatto-en L’Atelier, una escuela vanguardista sfonde frecuentaa Jean Louis Barraulty Antonin Artaud: de ‘egreso en Santiago, fora con Marta Brunet la Compania Nacional de Dranitas y Comedias (Grune « Naviemne Je 2002 7 esquemitico, regido sutilmente por los hombres, confinadas al ambito familiar, encerradas en fincas perdidas en la inmensidad del campo, y pa- Tecen casi resighadas a llevar una vida vacia de afectos y emociones compartidas, Ana Maria se pre- ‘gunca: «(Por qué la naturaleza de la mujer ha de Ser tal que tenga que ser siempre un hombre el ¢je desu vida’s. Su conclusign: «el destino de las muje- Tes 5 remover una pena de amor en una casa ordenada, ante una tapiceria inconclusass Esta sujecién al dominio masculino determina, de un modo directo o inditecto, el destino de las Protagonistas, y explica el espiritu fa lista, derro- ‘sta de esas mujeres que, en su necesidad de sentinse amadas, son incapaces de ver la realidad, de reco- Nocéf suis propios errores y de buscar la felicidad ‘en aquello que la vida que ellas mismas eligieran libremente les oftece y, principalmente, de con- cretar en la realidad sus ilusiones y Fantasias, y el que se recluyan en su mundo interior, en cuyo for. ado aislamiento logran sobrevivie. La idea de la presencia constante de un amor pasado o muerto, o de la posibilidad de perdetlo, parece torcurar a los personajes masculinos, llevar. los a una pasién malsana, como a Daniel, Juan Manuel o Alberto —La amorajada—, quien man- +tiene a su mujer, Maria Griselda, aislada en el campo y quema sus forografias como para conju- rarel peligro que entrafta su belleza De nifias, Brigida y Ana Maria ~dos de sus prota: -gonistas— conocen la orfandad, el abandono, la soledady el rechazo patemno, ef reftigiarse en las criadas, y,al igual que la innominada protagonista de La tiltimaniebla, buscan infructuosamente, en 1a mirada de los otros, el espejo en que verse refle- jadas, la expresion del deseo que las haga sentirse vvivas y amadas ‘Ana Maria, sla amortajadas, que ha traspasado el umbral de la muerte, rememora durante su velatorio su pasién por Ricardo, el deseo de mo- tir ante su abandono y el despecho que la impulsara a casarse con Antonio, a quien no amaba, pero al que asediard y reclamara cuando, Por segunda vez, se sienta abandonada, pues con ha descubierto el placer: «No se duerme im- * Maria Luisa Bombal, La amontajada, p. 103. 8 punemente tantas noches al lado de un hombre joven y enamorados.* También recuerda La inco- municacion y la ausencia de ternuraen la elacion on su hija y con su hermana, y los eoqueteos ¥ confidencias con que torturara a Fernando, el fiel fgnamorado al que no corresponde, buscando re- sarcirse del dolor de no sentirse amada. En La altima niebla, In protagonista se casa con ‘Daniel sin saber por qué.’ mientras supone que éste busca en ella a si primera esposa, muerta pres turamente, situacidn que se repite con ciertas Variances en Las islas nuevas. La conciencia de esa circunstancia no La inquieta; pero sire ‘rgida por un imperioso llamado del instinto, por lun oscuro sentimiento de envidia, ante la vision dde Regina y su amante, Un impulso acuciante la lleva, entonees, al parque, a vivir con profunda Gelectacién el bano en el estanque, escena que Bombal plasma con sensual morosidad. ‘A partir de ali, todo esc dado para la vida en el mundo de la fantasia y la ensofacion, donde el Amado tiene los rasgos del amante de Regina ¥ tl encuentro se reduce a un goce hedonista, ‘un homenaje a su propio cuerpo, sin que medie ‘una sola palabra entre ambos, o el atisbo de un sentimiento. Esa borrachera de los sentides en que eree encontrar el amor se repite en el pasa jona como je del verano y en los momentos pasionales junto al marido, de quien no lega a comprender la ter- nura encerrada en sus gestos. Realidad y ensofiacion Brigida, Ana Maria, Yolanda y la protagonista de La iiltima niebla tienen en comin la incomunica- 1 la soledad en medio de los suyos v el rechaz0 dfectivo. Consecuentemente, al experimentar esas farencias crean instintivamente un mundo flti tio aunque eon ciertos visos de realidad, que va de {a proyeccién idealizada del drbol, materializada en el vestidor El drbol-,’ a la total inmaterialidad del suedo-ensuefio de La ilima niebla y € en ese mundo irreal donde moran e intentan, vanamen- te, alcanzar la felicidad. “tbe ‘Elementos formales como Ta niebla, la Huvia, el fuego, los espejos, el agua, el murmullo del follaje, la tormenta, el paisaje 0 la musica, constituyen el nnexo —en tanto que elementos sofrénicos— entre Ia realidad y a ensofiaciOn, ycomponen los simbo- los de las pasiones, angustias y desilusiones de Los actantes, Son expresiones de la interioridad, expe jos magicos en los que se refleja una vid atormentada que surge de fuerzas inconscientes, menudo reprimidas, que buscan aflorar y sublimat se en ansias de absoluto. Estos motivos crean una zona propicia @ la ilu sion y la poesia, que se resquebraja al ierampit violentamente la realidad en ese desvario, dande ugar alterna de al epifania. Esa evelacién ~a ve ces parcial= de la realidad en soda su crudeza et to tema reiterado en la marrativa de la escritora chilena. ‘ La tala del arbol hace que Brigida vea, cast abruptamente, la realidad de su matrimonio y de! mundo que la rodea “Yodo lo veia a lalus de es ha ela: Luis, 6 cama arrugada, sus manos que surcan gructas venas desteiidas ylascreconas de colores chi- Hones. se encontraba desnuda en medio de Tacale, desnuda juntoa un msarido viejo quelle ‘volva la espalda para dormi. Juan Manuel, en «Las islas nucvase, descubre, impensadamence, el secreto de Yolanda: «En su hhombro derecho crece y se descuelga un poco has- ta la espalda algo liviano y blanco. Un ala» ‘No son menos inesperadas las revelaciones para ‘Ana Maria, la amortajada, cuando descubre su ‘embarazo: -Y de pronto fue como si alguien se lo hhubiera soplado al olde. ~Estoy... jh..ss" cuane do comprende que en el corazon de Ricardo, su ‘amor ha dejado profundas huellas y que «aunque ‘: menudo lo creyera, estuvo enteramente sola; que jamés, aunque a menudo lo pensara, fue realmet- te olvidadas,"" 0 cuando petcibe el desamor de su marido: "id. p. 126. Las islas nuevas, en La kina nieba,p. 164. 91. La amertajada, p.33- El debole La ileima niebla, p. 126. Tid.» 44

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