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En primer lugar, definiremos a que nos referimos cuando hablamos de educación en este texto.
Una manera que tenemos de pensar la educación es como la formación que ayuda a desarrollar la
capacidad intelectual de una persona, por ejemplo por medio de la alfabetización y enseñanza de las
normas de convivencia de la sociedad a la que pertenece. Otra manera de pensarla, es como una
formación que transmite conocimientos determinados a una persona, lo cual permitiría que la
persona se especialice en distintos campos, no sólo intelectuales sino también en aquellos que
requieran habilidad manual1.
2 Los valores burgueses presentes en María Magdalena son varios, están entre ellos el honor, el
respeto, la familia, la religión, etc. Creemos que es posible relacionar a todos ellos con la educación que
reciben los personajes mencionados, pero dada la extensión del informe lo dejamos para un próximo análisis.
¡por mí pudiera entrar por la puerta quienquiera que sea […] no me sentiría cohibido!” (Hebbel,
1968:83). Se considera un hombre que debe ser respetado hasta por el rey y ante el pedido de
casamiento de Clara, demuestra que desea fervientemente proteger ese respeto y honor que se le fue
otorgado con el cargo público. Tiene un conflicto interno porque tiene valores que están
desprovistos de contenido moral: aunque sabe que lo correcto es casarse con Clara porque la
deshonró y espera un hijo suyo, al mismo tiempo quiere protegerse y hacer crecer el valor de su
persona, por lo que corteja a “la pequeña jorobeta” para asegurarse el favor del burgomaestre y su
nuevo cargo. Federico también tiene marcados los valores sociales de su clase, pero los valores de él
son móviles y no estáticos como los del extremo del maestro Antonio. No puede aceptar casarse con
Clara porque fue deshonrada, la ama pero: “¡A esto no puede sobreponerse ningún hombre!”
(Hebbel, 1968:81), esa su respuesta cuando se entera del rechazo de Leonardo hacia ella. Empero, va
a lograr que ella recupere su honor si con eso puede estar tranquilo con su conciencia. Con su
respuesta al igual que su padre, la conduce a su muerte al no darle otra opción para proteger el honor
y dignidad de su familia.
Sobre la importancia de la mirada social de esa época dice Lukács: “Todos pueden asomarse a la
vida de todos; todos critican ásperamente cada acto de todos los demás” (Lukács, 2000:12). Es
honorable sólo aquel al que se considere como tal, ya que la concepción de honor depende de la
mirada de los otros. Clara es obligada a jurar por su padre que nunca lo va a avergonzar, ya que ella
es la única que puede proteger el honor de familia ante las acusaciones que recibe su hermano y es la
única que pueda darle más dignidad a su familia, casándose con un hombre que sea “escribiente”. Su
padre, la encarnación de los viejos valores burgueses, considera que “el hijo debe dar al padre el
último pulimento para que el pobre ingenuo en la tumba no tenga que avergonzarse ante los gusanos.”
(Hebbel, 1968:52). Leonardo no acepta casarse con ella porque no sería bien visto que un hombre
como él acepte a una mujer que tiene a su hermano en la cárcel, y anula el compromiso en cuanto se
entera de la acusación para que la ciudad no lo vea con malos ojos. En cuanto a la relación de Clara
y Federico, la madre de ella le recomienda (cuando él se va a estudiar a la academia) que para evitar
“burlas y mofas”, se asocie con gente de su clase y que mire a Leonardo. Todos estos prejuicios la
llevan al suicidio ya que como dice Lukács: “todos sienten que no se puede vivir sin honor”.
(Lukács, 2000:12).
Para finalizar, nos encontramos por un lado con la educación intelectual de Leonardo y Federico,
que si bien los coloca en un cargo importante ante la mirada de la sociedad y les da prestigio, no los
evita de verse conflictuados internamente por sus propios valores burgueses. Al proteger más su
bienestar personal y temer del “qué dirán”, condenan a Clara su trágico final. El maestro Antonio
también la condena, al darle la responsabilidad de aumentar y proteger el honor de su familia ante la
mirada de la ciudad. Es así como Hebbel logra demostrarnos que el elemento trágico de la voluntad
humana es la voluntad misma.
Bibliografía
- Hebbel, Friedrich, María Magdalena. Agnes Bernauer. Trad., pról. y notas de Ilse Brugger. Buenos
Aires: CEAL, 1968.
- Lukács, Georg, “Hebbel y la fundación de la tragedia moderna” (trad. de Florencia Martin), en:
Rohland de Langbehn, Regula; Setton, Román; Vedda, Miguel, Teatro contemporáneo. Buenos
Aires: Fac. de Fil. y Letras, 2000, Colección Ficha de Cátedra, 17/2/05, pp. 5-24.