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Durante la crisis económica los únicos libros que no bajaron en ventas fueron los de
literatura juvenil y los cómics. Aprovechamos la celebración del Salón del Cómic de
Barcelona para abordar la situación del periodismo dibujado.
Las editoriales buscan innovar y mezclarse con otros géneros para acercarse al gran público. En este
sentido, la directora del certamen, Meritxell Puig, considera que productos como los cómics de no
ficción siempre habían existido, pero "es ahora cuando están aflorando. Este es uno de los objetivos
de Comic Barcelona: dar a conocer todo tipo de productos, que la gente sepa que hay otras cosas
más allá de Spiderman y Mortadelo y Filemón". Puig asegura que el cómic alternativo procedente
de pequeñas editoriales cada vez tiene más tirón.
El periodismo dibujado coge fuerza, como prueba la reciente publicación de la obras como la
adaptación gráfica de Homenaje a Cataluña (Debate, Rosa dels Vents), de Jordi de Miguel y Andrea
Lucio https://www.publico.es/culturas/no-entienden-1984-rebelion-granja-experiencia-orwell-
catalunya.html o Intisar en el exilio (Astiberri, 2018) , de Pedro Riera y Sagar Forniés. Una carrera
de fondo iniciada en los noventa por Joe Sacco y que abrió el paso a ilustradores e ilustradoras
como Zeina Abirached, Rutu Modan, Marjane Satrapi, Lapin, o Guy Delisle, que trabajan con
dibujos y material procedente de la realidad para crear productos híbridos que tienen mucho crónica
y poco de ficción.
Para Pere Ortín, director de la Revista Altaïr y artífice de Viajes dibujados, donde hay crónicas
ilustradas de no ficción de varios autores, no se trata de enfrentar formatos, ya que "las narrativas
son siempre complementarias, y esto ayuda a los creadores y a los lectores con un sentimiento
liberador ". "Puede que el periodismo dibujado refuerce la idea de un cambio necesario en aquellos
que estamos cansados de un periodismo concebido y creado rápido y furioso, que no atiende a la
atractiva complejidad del mundo y que dispara clichés a precio de saldo. En este sentido, en el
cómic periodístico desaparece esta pesada sensación de editar, ver o leer periodismo construido
como placebo existencial para sus creadores y lectores. y eso es muy positivo", añade.
En esta línea, el cómic periodístico, ayudaría, según Ortín, a desterrar el concepto del periodista
buscador de la verdad, periodista-traductor del mundo. "Todas estas perífrasis tradicionales con las
que el periodismo se engañó durante años desaparecen en el cómic periodístico: aquí todo el mundo
sabe que está viendo y leyendo una historia basada en hechos reales en la que los periodistas
volvemos a ser lo que somos: humildes, honestos y veraces contadores de algunos de los muchos
presentes posibles».
Respecto a un posible auge del periodismo en viñetas, Carrión piensa que "la tendencia no ha
crecido, se mantiene cierto interés pero somos pocos los que seguimos el camino de Joe Sacco. Hay
más interés y mercado para el cómic autobiográfico que para el cómic periodístico ". En un artículo
reciente en el New York Times, Carrión aseguraba: "Mientras que la no ficción en viñetas de carácter
autobiográfico insiste en las formas fijadas por maestros como Robert Crumb, Art Spiegelman,
David B. o Alison Bechdel, y deviene menudo bestseller (como Persépolis, de Marjane Satrapi, o
El árabe del futuro, de Riad Sattouf), la de voluntad periodística no está determinada por nadie, ni
siquiera por la maestría del gran Sacco. Es más extraña. Se resiste al mainstream".
También es de la misma opinión Pere Ortín: "no creo que haya un auge del cómic periodístico, pero
sí creo que hay más material interesante dentro del mundo del cómic para adultos". Para él, el gran
público está empezando a cansarse de un tipo de periodismo que "con más o menos talento e
independientemente de las capacidades narrativas, reincide constantemente en puntos de vista,
clichés y miradas demasiado evidentes, demasiado tópicas". En este sentido, la ilustración ofrece al
periodismo una manera versátil de afrontar narrativas complejas de la realidad. "El dibujo
periodístico, con su enfoque y sus procesos pausados y su mirada detallada, casi microscópica,
desafía la narrativa hegemónica de los medios de comunicación convencionales" sentencia.
Para el guionista Pedro Riera, poder publicar Intisar en el exilio significa una manera de contar una
historia que bebe del periodismo a otro tipo de público. "Mucha gente todavía cree que el cómic es
un producto para niños, pero los cómics sirven para contar historias de otra manera". Su último
libro narra las primaveras árabes y la guerra de Yemen a través de diferentes entrevistas que hizo
sobre el terreno y que luego fueron ilustradas por Forniés.
A la hora de hacer recomendaciones, Jordi Carrión lo tiene claro: La Grieta (Astiberri, 2016), de
Carlos Spottorno y Guillermo Abril, Oscuridades programadas: crónicas desde Turquía, Siria y
Irak (Salamandra Graphic, 2017) de Sarah Glidden, El negocio de los negocios (Astiberri, 2009) de
Denis Robert, Yan Lindingre y Laurent Astier, Palestina (Planeta, 2015) y Reportajes (Literatura
Random House, 2012) de Joe Sacco. "Seleccionando sólo libros, sin embargo, nos dejamos las
revistas, que son las plataformas más importantes de este tipo de formatos".
Pere Ortín coincide con Carrión a la hora de mencionar Joe Sacco pero mira hacia los clásicos,
como Art Spiegelman (Maus), Emmanuel Guibert (El fotógrafo, Astiberri 2011) o Igort (Cuadernos
Japoneses, Salamandra Graphic 2016). "Más que citar estos sólo que ya se conocen, quiero
mencionar a las revistas francesas punteras del periodismo dibujado, que me fascinan, leo con
pasión y recomiendo siempre, como S.XXI, La Revue dessinées o Topo Revue". Este fin de semana,
Comic Barcelona es una buena oportunidad para zambullirse en el formato.