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“A lo Peñarol”, Partido de la

Gente confía en ganar las


elecciones “en el último
minuto”
5 de abril de 2019 | Política | Foto: Ricardo Antúnez

El precandidato participó ayer en un acto en un bar del barrio


Pocitos.

“Date vuelta, Marcel”, le gritaron ayer varias señoras al


mediocampista de Peñarol, Marcel Novick, para pedirle una foto en el
acto de su padre, Edgardo Novick, en un bar de Pocitos. Mientras las
miradas se posaban más en el deportista que en el político, el
precandidato único del Partido de la Gente (PG) centraba su discurso
en las promesas de “tolerancia cero a la seguridad y a la corrupción”.

Antes de que Novick hiciera uso de la palabra para reiterar su promesa


de mano dura, el único diputado que el PG conserva, Daniel Peña,
comparó la campaña de Novick con la victoria de Peñarol sobre
Flamengo el miércoles, asegurando que terminará ganando. “¡A lo
Peñarol!”, gritó uno de los hombres presentes. Mientras tanto, el
diputado trataba de explicar el paralelismo entre el fútbol y la política.
“Como ayer en el Maracaná, el PG y Edgardo Novick, en el último
minuto, el 26 de octubre, van a dar el batacazo, como lo tienen que
dar”, dijo.

El precandidato se refirió a los alejamientos del PG en las últimas


semanas, entre ellos los del diputado Guillermo Facello y el ex fiscal
Gustavo Zubía, y aseguró que los dirigentes de su partido no buscan
“carguitos” o un “sueldito”, sino “cambiar el país”. También sostuvo
que Uruguay necesita un “cambio grande” que solamente puede traer
el PG, y planteó como fundamento: “No tenemos compromisos
políticos y vamos poner a los mejores, no importa a quién hayan
votado”.

Recordó que el PG tiene “poco más de dos años”, y destacó que


cuenta con “más de 200 técnicos y asesores”.

Novick atacó tanto al Frente Amplio (FA) como a los nacionalistas y


colorados, y aseguró que si el primero vuelve a ganar, Uruguay irá
“rumbo a una Venezuela”. “No tengo miedo a exagerar: pregúntenle a
cualquier venezolano que ande en la vuelta si hace cinco años pensaba
que un país tan productivo y rico, con petróleo, con turismo, con
playas, con industria, en pocos años se iba quedar pobre, endeudado y
hundido”, dijo. Sobre los partidos llamados tradicionales, afirmó que
tuvieron la oportunidad de cambiar el país y no lo hicieron, “porque se
olvidaron de los trabajadores y de la clase pobre”.

Sostuvo que no quiere a los militares en las calles, “haciendo de


policía”, sino en las cárceles, “en el control de las puertas para que no
dejen entrar las armas, los celulares, la droga”, y para “poner
disciplina dentro de las cárceles, porque es la única forma de crear una
buena rehabilitación”.

Por otra parte, consideró que su mayor “adversario” no es ningún


dirigente político, sino “el sentimiento de resignación”. “Yo no quiero
que los uruguayos se resignen a que seamos robados todos los días –
alegó–. No quiero resignarme a que muchos nos quieran cambiar los
valores, el valor del respeto, de la familia, de la honestidad”.

Parte del discurso de Novick se centró en su experiencia como


empresario, y adujo que desde que era joven sacó la palabra
“imposible” de su vocabulario: “Imposible es nada, nada es imposible;
todo lo vamos a lograr, con esfuerzo, con trabajo y con honestidad”,
sentenció.
Además, cometiendo un lapsus muy singular, dijo que a su “señora” la
“consiguió” en el segundo ciclo de secundaria. “La conocí”, rectificó
entre risas. “Trabajaba todo el día y estudiaba, había pocos lugares”,
remató.

Sobre el final, reiteró lo que viene diciendo desde las elecciones


departamentales pasadas, y que él mismo definió como su frase de
cabecera: “No vengo a cambiar la ideología de nadie, vengo a cambiar
al Uruguay, porque el Uruguay necesita ver cambios”.

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