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LOS SIETE EXPLORADORES

La leyenda cuenta que, precediendo al viaje de su rey y por instrucciones de un


vidente, siete navegantes llegaron a la isla de Pascua buscando un lugar
adecuado para instalarse y sembrar ñame, (tubérculo base de la alimentación de
los inmigrantes). Dos de ellos traían, además, un moai y un collar de madreperlas,
que escondieron y que luego dejaron abandonados cuando regresaron a su tierra
de Hiva. Sólo un explorador se quedó en la isla.
Por eso, que cuando Hotu Matúa llegó a la isla, ésta ya estaba poblada; ya existía
en ella el ñame; y también había moais.
Algunos estudiosos opinan que los siete exploradores simbolizan a siete
generaciones que habitaron el lugar; o quizás a siete tribus inmigrantes, de las
cuales sólo una sobrevivió y se mezcló con la gente de Hotu Matúa.

El rey Hotu Matúa murió 20 años después de su llegada a la isla y le sucedió su


hijo mayor, Tuu Maheke. El último de esta dinastía fue Gregorio o Roroko he tau,
llamado también el rey niño, que falleció en 1886, y aunque algunos lugareños
tienden a pensar que la sucesión dinástica no tuvo desvíos ni interrupciones, hay
varios indicios de que el linaje dinástico tuvo muchas alteraciones.

Se cuenta que poco después de los primeros polinesios llegó a la isla una
segunda inmigración. El origen de estos nuevos pobladores es polémico, ya que
sus características raciales difieren de las de aquellos que se consideraban
nativos.

Estos nuevos habitantes fueron llamados


Hanau eepe, que significa “raza ancha”, y en
efecto, éstos eran más corpulentos y
robustos que los Hanau momoko o raza
delgada que ocupaban desde antes el lugar.

Los Hanau eepe tenían muy desarrollados


los lóbulos de las orejas característica por la
cual muchos antropólogos los asocian con
los incas y sus grandes pabellones
descriptos por Francisco Pizarro en sus
informes.

Aunque éste es un tema no desentrañado


aún, y los orejas cortas y los orejas largas
tienen un origen confuso, pero cuya
existencia está afianzada por testimonios en el pasado.
LA CAPILLA DEL CRISTO

Cuenta la leyenda que la Capilla del Cristo se erigió para honrar un milagro.

Dice la leyenda, que alrededor del año 1750 aproximadamente, se había


efectuado una carrera de caballos a lo largo de la calle Del Cristo.

Uno de los participantes no pudo detener su caballo y se cayó por el precipicio.

Don Tomas Mateo Prats, que era el secretario de gobierno para aquel entonces,
invocó al Santo Cristo de la Salud y que el joven que cayó por el precipicio se
salvó. Por agradecimiento al Santo Cristo de la Salud, Don Tomas Mateo Prats
ordenó construir la Capilla.

La verdad, no es esa.

Estudios recientes hechos por Don Adolfo de Hostos confirman que el joven que
cayó por el acantilado, si murió. Y que Don Tomas Mateo Prats ordenó erigir la
Capilla para evitar tragedias futuras.
LA PIEL DEL VENADO

Los mayas cuentan que hubo una época en la cual la piel del venado era distinta a
como hoy la conocemos. En ese tiempo, tenía un color muy claro, por eso el
venado podía verse con mucha facilidad desde cualquier parte del monte. Gracias
a ello, era presa fácil para los cazadores, quienes apreciaban mucho el sabor de
su carne y la resistencia de su piel, que usaban en la construcción de escudos
para los guerreros. Por esas razones, el venado era muy perseguido y estuvo a
punto de desaparecer de El Mayab. Pero un día, un pequeño venado bebía agua
cuando escuchó voces extrañas; al voltear vio que era un grupo de cazadores que
disparaban sus flechas contra él. Muy asustado, el cervatillo corrió tan veloz como
se lo permitían sus patas, pero sus perseguidores casi lo atrapaban. Justo cuando
una flecha iba a herirlo, resbaló y cayó dentro de una cueva oculta por matorrales.
En esta cueva vivían tres genios buenos, quienes escucharon al venado quejarse,
ya que se había lastimado una pata al caer. Compadecidos por el sufrimiento del
animal, los genios aliviaron sus heridas y le permitieron esconderse unos días. El
cervatillo estaba muy agradecido y no se cansaba de lamer las manos de sus
protectores, así que los genios le tomaron cariño. En unos días, el animal sanó y
ya podía irse de la cueva. Se despidió de los tres genios, pero antes de que se
fuera, uno de ellos le dijo:
—¡Espera! No te vayas aún; queremos concederte un don, pídenos lo que más
desees.
El cervatillo lo pensó un rato y después les dijo con seriedad:
—Lo que más deseo es que los venados estemos protegidos de los hombres,
¿ustedes pueden ayudarme?
—Claro que sí —aseguraron los genios. Luego, lo acompañaron fuera de la cueva.
Entonces uno de los genios tomó un poco de tierra y la echó sobre la piel del
venado, al mismo tiempo que otro de ellos le pidió al sol que sus rayos cambiaran
de color al animal. Poco a poco, la piel del
cervatillo dejó de ser clara y se llenó de
manchas, hasta que tuvo el mismo tono que la
tierra que cubre el suelo de El Mayab. En ese
momento, el tercer genio dijo:
—A partir de hoy, la piel de los venados tendrá
el color de nuestra tierra y con ella será
confundida. Así los venados se ocultarán de los
cazadores, pero si un día están en peligro,
podrán entrar a lo más profundo de las cuevas,
allí nadie los encontrará.
El cervatillo agradeció a los genios el favor que
le hicieron y corrió a darles la noticia a sus
compañeros. Desde ese día, la piel del venado
representa a El Mayab: su color es el de la tierra
y las manchas que la cubren son como la entrada de las cuevas. Todavía hoy, los
venados sienten gratitud hacia los genios, pues por el don que les dieron muchos
de ellos lograron escapar de los cazadores y todavía habitan la tierra de los
mayas.
LA LEYENDA DEL MURCIÉLAGO

Cuenta la leyenda que el murciélago una vez fue el ave más bella de la Creación.
El murciélago al principio era tal y como lo conocemos hoy y se llamaba
biguidibela (biguidi = mariposa y bela = carne; el nombre venía a significar algo así
como mariposa desnuda).
Un día frío subió al cielo y le pidió plumas al creador, como había visto en otros
animales que volaban. Pero el creador no tenía plumas, así que le recomendó
bajar de nuevo a la tierra y pedir una pluma a cada ave. Y así lo hizo el
murciélago, eso sí, recurriendo solamente a las aves con plumas más vistosas y
de más colores.
Cuando acabó su recorrido, el murciélago se había hecho con un gran número de
plumas que envolvían su cuerpo.
Consciente de su belleza, volaba y volaba mostrándola orgulloso a todos los
pájaros, que paraban su vuelo para admirarle. Agitaba sus alas ahora
emplumadas, aleteando feliz y con cierto aire de prepotencia. Una vez, como un
eco de su vuelo, creó el arco iris. Era todo belleza.
Pero era tanto su orgullo que la soberbia lo transformó en un ser cada vez más
ofensivo para con las aves.
Con su continuo pavoneo, hacía sentirse chiquitos a cuantos estaban a su lado,
sin importar las cualidades que ellos tuvieran. Hasta al colibrí le reprochaba no
llegar a ser dueño de una décima parte de su belleza.
Cuando el Creador vio que el murciélago no se contentaba con disfrutar de sus
nuevas plumas, sino que las usaba para humillar a los demás, le pidió que subiera
al cielo, donde también se pavoneó y aleteó feliz. Aleteó y aleteó mientras sus
plumas se desprendían una a una, descubriéndose de nuevo desnudo como al
principio.
Durante todo el día llovieron
plumas del cielo, y desde
entonces nuestro murciélago ha
permanecido desnudo,
retirándose a vivir en cuevas y
olvidando su sentido de la vista
para no tener que recordar todos
los colores que una vez tuvo y
perdió.
LOS ONAS Y LA LUNA

Los Onas suponen que en las variadas fases de la luna hay seres ocultos
enemigos de los hombres que les causan mayor pavor.

El engrosamiento gradual de la luna KRE les inspira gran miedo, porque creen que
para engrosarse se alimenta de criaturas humanas, a las cuales les chupa la
sangre que les causa la muerte.

De aquí que cuando llega el plenilunio hagan fiestas alrededor de grandes fogatas
y bailan y gritan en algazara infernal durante toda la noche, celebrando él haber
librado del peligro de muerte a sus hijos, que aman con mucha ternura.
ESTE NENE LINDO

Este nene lindo


se quiere dormir,
y el pícaro sueño
no quiere venir.

Este nene lindo


que nació de noche,
quiere que lo lleven
a pasear en coche.
AL NIÑO BONITO

Al niño bonito
¿Qué le daré?
Un conejito
que ayer pillé
es muy mansito,
no sabe morder.
Aquí se lo traigo,
para que juegue
con su merced.
TENGO UNA MUÑECA

Tengo una muñeca


vestida de azul,
camisita blanca
con su canesú.
La saqué a paseo
y se constipó,
la puse en la cama
con mucho dolor.
Dos y dos son cuatro,
cuatro y dos son seis,
seis y dos son ocho
y ocho diez y seis.
Ocho veinticuatro
y ocho treinta y dos.
¡Anima bendita!
Me arrodillo en vos.
DUÉRMETE NIÑO

Duérmete niño, estaré a tu lado


cantando esta canción
haré un esfuerzo para no dormirme
antes que vos.

Yo sé que para vos este momento


es perfecto, es perfecto.
Duérmete niño...
Duérmete niño...
Duérmete niño...
MI BEBITO ALEJO

Mi bebito Alejo
es un caramelo,
carita de sol,
piel de terciopelo.
Toma la tetita,
no la mamadera
con gustito a leche
y a blanca remera.
Mi bebito Alejo
es un comilón,
toma la tetita
de miel y turrón.
Mi bebito Alejo
es un dormilón,
duerme tranquilito
sobre su colchón.
Mi bebito Alejo
es un dormilón,
duerme tranquilito,
duerme y se durmió.
¿Cuál es el colmo de una aspiradora?
Ser alérgica al polvo

¿Cuál es el colmo de Batman?


Que le “Robin”
¿Cuál es el colmo de un astronauta?
Que una estrella le firme un autógrafo.

¿Cuál es el colmo de los colmo?


tirar una moneda al piso y errar.
¿Cuál es el colmo de un abogado?
que le saquen la muela del juicio.

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