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La violencia física demostrada por adolescentes y adultos jóvenes es una preocupación importante

en todas las sociedades modernas. De hecho, el riesgo de ser arrestado y encontrado culpable de
comportamiento criminal es más alto durante la adolescencia tardía y la temprana adultez que en cualquier otro
momento de la vida. Durante los últimos 40 años, cientos de estudios han intentado darnos claridad sobre cómo
los juguetones niños se convierten en delincuentes juveniles. Poca supervisión parental, quiebre familiar y malas
influencias de sus pares, y situación de pobreza: todas estas variables han demostrado estar asociadas con
delincuencia juvenil con uso de violencia.1,2 Casi todos los arrestos hechos por crímenes violentos han sido a
varones. La principal explicación para el comportamiento violento ha sido por mucho tiempo la siguiente: “los
comportamientos agresivos y violentos son respuestas aprendidas para la frustración. También pueden ser
aprendidas como instrumentos para alcanzar metas, y el aprendizaje ocurre mediante la observación de modelos
para dichos comportamientos. Tales modelos pueden ser observados en la familia, entre los pares, en alguna
otra parte del barrio, a través de los medios de comunicación masivos o en la pornografía violenta”.

La agresión verbal, también llamada abuso verbal, es un tipo de violencia que se caracteriza porque
pretende hacer daño a otra persona con un mensaje o un discurso hiriente.
Se puede manifestar en forma de insultos o palabras descalificantes, y la víctima, como consecuencia de estos
ataques verbales, puede sufrir ansiedad, baja autoestima o un deterioro de su reputación.

Abuso verbal, una forma de maltrato


El maltrato se suele asociar al daño físico, que es mucho más visible al poderse apreciar las secuelas físicas de
dicha acción violenta. Pero existe una forma de maltrato que es más discreta: el abuso verbal.
Este tipo de violencia no siempre es fácil de identificar, ya que es posible normalizarla y, bajo ciertas formas de
expresarse, puede incluso pasar desapercibida cuando el abusador llega a justificarla con el chantaje.
Y es que este tipo de violencia produce dolor psicológico, que es mucho menos visible que el físico, pero más
duradero y devastador. Son muchas las personas que acuden a sesiones de psicoterapia por una situación de
maltrato psicológico y emocional. Si crees que también lo estás sufriendo, puedes este artículo: “Las 30 señales
de maltrato psicológico en una relación” y responder a las preguntas que en él se plantean.

Violencia verbal y sus consecuencias


En el presente artículo, te hablaremos sobre todo de la violencia verbal y sus implicaciones y efectos
en los niños pequeños. Si estás interesado en aprender un poco más sobre este tema, te invitamos a
que continúes leyendo el siguiente apartado. Es clave destacar que las palabras cuentan con la
capacidad de herir duramente a las personas de todas las edades y en muchas ocasiones, causan
marcas más profundas que los propios golpes.

El simple hecho de decir las cosas de una manera fuerte, ruda, y violenta, pueden lograr un daño de
mucha importancia en las demás personas, de acuerdo a su edad (sobre todo si se trata de niños), a
su personalidad, a su cultura, estrato social, y demás elementos. Es por eso, que en este artículo,
llegaremos a la conclusión, junto a ti que estás leyendo esto, que la violencia verbal no es un juego,
y debe ser tomada en cuenta sobre la mesa.

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