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TEORÍA Y METODOLOGÍA DE LA HISTORIA

TEMA 1

HACIA UNA DEFINICIÓN DE HISTORIA

En el término Historia podemos encontrar dos acepciones; la primera seria:


“Historia conocimiento o disciplina” la cual se define como, la ciencia que
estudia las dinámicas de las sociedades humanas. Por otro lado esta, “Historia
materia u objeto”, que podemos denominarla como al conjunto de hechos que
conforman al pasado. Este último significado se caracteriza por no ser
renovable, no vuelve a suceder y no se repite, el pasado no se puede revivir
más. Haciendo alusión a estas dos designaciones, encontramos la distinción en
latín: por un lado Resgestae se denomina a los hechos sucedidos (historia
materia) y Rerum gestarum es el conocimiento sobre los hechos sucedidos
(historia conocimiento).

Ante esta situación se plantea un problema, la diferencia entre la “Historia


materia” y la “Historia conocimiento”. Teniendo en cuenta que tanto a la ciencia
y su objeto de estudio son llamados de la misma manera “Historia”.

Pierre Vilar plantea en su libro “Iniciación al vocabulario del análisis histórico”,


que el peligro más grande, es como se utiliza el término Historia, debido a que
presenta un doble contenido “…historia designa a la vez el conocimiento de
una materia y la materia de ese conocimiento…”. Esto señala claramente el
problema que se genera cuando hacemos referencia a dicho término. El autor
muestra un claro ejemplo, porque cuando hacemos referencia a la historia de
Francia, en este caso, entendemos por el conjunto de hechos que conforman a
este grupo humano; pero por otro lado entendemos así a nuestros manuales y
libros sobre la historia. A raíz de esto, nace la confusión para diferenciar entre
Historia materia e Historia conocimiento.

Otro autor que hace referencia a este problema es Julio Aróstegui en su libro
“La investigación histórica: teoría y método”, plantea que la palabra historia es
objeto de usos anfibológicos de los cuales, el más común es la aplicación a dos
entidades distintas: una a la realidad de lo histórico y otra a la disciplina que
estudia la historia. El autor plantea una solución para diferenciar ambas, la
historia conocimiento se denominará Historiografía (etimológicamente hace
referencia a la escritura de la historia) y la historia materia se llamará Historia.
Pero Aróstegui plantea que sería algo más amplio que esa simple acepción
porque define a la “Historiografía como la actividad y producto de la actividad
de los historiadores, y también la disciplina intelectual y académica constituida
por ella”.
TEMA 2

LA HISTORIA Y LA HISTORIOGRAFÍA (CIENCIA DE LA HISTORIA). EL


OBJETO DE ESTUDIO Y EL SUJETO DE ESTUDIO DE LA
HISTORIOGRAFÍA.

Existen dos cuestiones sobre el término Historia, que conviene aclarar sin la
pretensión de encontrar una solución. Uno, es del nombre que conveniente
para la disciplina que investiga la historia y el otro es el perfil universitario que
debería tener la formación y preparación cultural, profesional, técnica del
historiador.

Historiografía e término y el concepto.

El mismo nombre que le es dado al conocimiento de la historia presenta un


problema y es necesario dar a conocer algunos puntos. La palabra historia es
objeto de usos ambiguos como: la realidad de lo histórico y la disciplina que
estudia la historia. Es muy importante la precisión del vocabulario en el
momento de la investigación histórica.

Historia e Historiografía. Los fundamentos. Julio Aróstegui

El primer aspecto a definir si nos embarcamos en la definición de la tarea del


historiador y la reflexión sobre su práctica. Aróstegui propone comenzar
definiendo conceptualmente, que es la historia. Y cuál debería ser el nombre
apropiado para definirla como ciencia

¿Porque es importante definir el nombre la ciencia? Aróstegui va plantear que


la necesidad de definir conceptualmente que es la historia en cuanto al
conocimiento científico construido y su práctica metodológica. Consiste en la
necesidad de definir y distinguir cual es el objeto de estudio de la historia como
ciencia. Como así también distinguir el conocimiento científico de lo histórico de
las acepciones comunes que se atribuyen al término "Historia"

El trabajo del historiador no debe solo remitirse a la escritura de la historia. Si


no existe una teorización sobre ella no hay conocimiento científico posible.

Sin una práctica metodológica y teórica no es posible la aparición de buenos


historiadores

El problema actual del trabajo de los historiadores, reside en la poca reflexión


que estos establecen sobre su trabajo, sobre la esencia de lo histórico y de su
ciencia en particular
CONCEPTOS DE CIENCIA Y PARADIGMA.

Mario Bunge, físico y filósofo argentino afirma que la ciencia es el conocimiento


racional, sistemático, exacto, verificable y por ende falible ya que el ser
humano, amolda y transforma la naturaleza de acuerdo a sus necesidades.

La ciencia es el estudio de las realidades empíricamente demostrables, es


decir, la creación del conocimiento a partir de realidades objetivas por la
experiencia. Ésta se divide en dos, de acuerdo a su tema de estudio: ciencias
formales (ideales) y ciencia fácticas (materiales).

Ciencia formal y ciencia fáctica.

La lógica y la matemática son racionales, sistemáticas y verificables, pero no


son objetivas, no brindan información acerca de la realidad, porque
simplemente no se ocupan de los hechos. Ambas tratan sobre entes ideales,
sean abstractos o interpretados, existen sólo en la mente humana. A los
lógicos y los matemáticos no se les da un objeto de estudio, ellos los
construyen; la materia prima que emplean no es fáctica, sino que es ideal.
Según las ciencias formales, los números no existen por fuera de nuestra
lógica y matemática, se llaman de esa manera, porque sus objetos no son
cosas ni procesos, sino que son formas en las que se puede verter una
variedad limitada de contenidos, tanto fácticos como empíricos. La física,
química, fisiología, psicología, economía y demás ciencias recurren a la
matemática empleándola como herramienta para representar las complejas
relaciones que se encuentran entre los hechos y sus diversos aspectos.

En consecuencia tenemos una primera gran división de la ciencia, por un lado


formal o ideal y por otra fáctica o material. Esta ramificación preliminar tiene en
cuenta el objeto o tema de las respectivas disciplinas; también da cuenta de la
diferencia de especie entre los enunciados que se proponen establecer las
ciencias formales y las fácticas. Mientras que los enunciados formales
consisten en relacionarse entre signos, los enunciados de las ciencias fácticas
se refieren a entes extra-científico, a sucesos y procesos. La división también
tiene en cuenta el método por el cual se ponen a prueba los enunciados
verificables. Las ciencias formales se conectan con la lógica para demostrar
sus teoremas; en cambio las ciencias fácticas necesitan de la observación o el
experimento, tienen que mirar las cosas y deben procurar cambiarlas
deliberadamente para intentar descubrir en cierta medida sus hipótesis que se
adecuan a los hechos.

El conocimiento factico, aunque es racional, es esencialmente probable. Las


ciencias formales demuestran o prueban, las ciencias fácticas verifican. La
demostración es completa y final, la verificación incompleta y por ello
temporaria.
En lo que sigue nos concentraremos en las ciencias fácticas (ciencias de la
naturaleza y de la sociedad en su estado actual) los rasgos esenciales del tipo
de conocimiento que alcanza la ciencia de la naturaleza y la sociedad son la
racionalidad y la objetividad. Por conocimiento racional se entiende:

 Que está constituido por conceptos, juicios y raciocinios.


 Esas ideas pueden combinarse de acuerdo con algún conjunto de reglas
lógicas, con el fin de producir nuevas ideas.
 Esas ideas se amontonan caóticamente o simplemente en forma
cronológica, sino que se organizan en sistemas de ideas, es decir en
conjuntos ordenados de proposiciones (teorías).

Por conocimiento objetivo se entiende:

 Que concuerda aproximadamente con su objeto, es decir, que busca


alcanzar la realidad fáctica.
 Que verifica la adaptación de las ideas a los hechos recurren a un
intercambio con hechos, lo cual es controlable y hasta cierto punto
reproducible. La racionalidad y la objetividad están íntimamente unidos.

En conclusión la ciencia es valiosa como herramienta para someter la


naturaleza y remodelar la sociedad, es valiosa a sí misma como clave para la
inteligencia del mundo y es eficaz en el enriquecimiento, la disciplina y la
liberación de nuestra mente.

¿Qué se entiende por ciencia?

A lo largo de la historia de la humanidad el término ciencia ha obtenido muchos


significados, no obstante, al tratar de la ciencia se puede mencionar a aquellos
grupos con una actitud científica hacen estudios de la realidad. Finalmente el
producto de aquella investigación científica forman los grupos de hipótesis,
teoría y leyes que denominan conocimientos científicos. La ciencia como la
historia demuestra que las sociedades pasadas supieron afrontar sus
necesidades y problemas; lo cual siempre estuvieron en un proceso
permanente de desarrollo progresivo. Donde el motor de esta se exterioriza en
la lucha que hay en el interior de aquellas sociedades, que supieron desarrollar
su ciencia y tecnología. Si comprendemos y aplicamos en nuestra práctica
diaria de las buenas formas de los conocimientos que nos da la ciencia,
estaremos realizando una de las tareas principales de aquella que es el de
sacudirnos de todos los conocimientos supersticioso y mitológico que se
convierten en obstáculos que traban nuestro propio progreso.

Porque una verdadera comprensión y aplicación de la ciencia nos permite un


desarrollo mejor para los individuos de nuestra sociedad, de esa forma nos
volvemos optimistas, solidarios y voluntarios. No obstante tenemos que
comprender y recordar que los conocimientos son hechos por seres humanos,
por eso existen teorías que pretenden explicar el origen del universo y darle
una parafernalia (ostentación) científica al mito de la creación, otras buscan
demostrar que el ser humano es egoísta biológicamente o aquellos que
pretenden alarmarnos pronosticando un final próximo al planeta tierra.

¿Qué se entiende por paradigma?

Comúnmente se entiende por paradigma un modelo digno de imitar.


Retroalimentando nuestra actividad científica podemos dejar claramente
establecido que existen paradigmas humanos o iconos que se identifican con
diversas teorías lo cual se establecieron a lo largo de la historia de la
humanidad. Como sabios paradigmáticos podemos identificar a Thales de
Mileto, Sócrates o Aristóteles, todos ellos personalidades representativas de la
filosofía griega con cuyos conocimientos aportan a los avances tecnológicos y
científicos de esa época remota.

Ciencia y paradigma según Thomas kuhn.

Thomas Kuhn fue un físico, filósofo de la ciencia e historiador estadounidense.


A lo largo de su servicio como docente universitario adquirió valiosas
experiencias que le permitieron formular las teorías para la sustentación de su
investigación inicial creando las tesis sobre las revoluciones científicas que lo
escribió cuando estudiaba en la universidad.

Kuhn fue quien popularizo el término paradigma como un conjunto de principios


en el que confluyen los científicos, una especie de acuerdos entre las personas
entendidas en las ciencias. Los paradigmas son fundamentales para avanzar
hasta donde llego la ciencia de una determinada época.

Sobre la base de ese paradigma anterior se abre paso a un nuevo paradigma


para permitir la evolución de los postulados científicos. Así sucesivamente se
logra la perfección infinita siguiendo la ruta natural del proceso evolutivo de los
postulados científicos.

Thomas Kuhn nos hace concluir que las comunidades científicas se suceden
de paradigmas de una época dada, hacia los paradigmas de la nueva época
moderna, pero siempre se encuentran en la senda de la actividad científica
porque jamás negaran la ley de lo infinito que permite la evolución.

Estructuras de las Revoluciones Científicas

Esta es una obra de Thomas Kuhn donde nos pone en relieve su teoría de
cómo se viene desarrollando la ciencia a través de los paradigmas históricos,
en el que se da una coincidencia cíclica de los periodos basados en la pre-
ciencia, la ciencia normal y la revolución científica. Thomas Kuhn entiende la
ciencia como un proceso acumulativo de teorías de información de datos que
se van reforzando (paradigmas) y que son aceptados por la comunidad
científica. Como ejemplo de esta observación tenemos la teoría de Newton que
fue remplazada por la teoría de la relatividad de Albert Einstein.

Kuhn sostiene que las nuevas teorías no nacen por verificación ni por
falsificación, sino por sustitución de un paradigma a otro, quiere decir que una
teoría ha sido reemplazada antes que fracase una contrastación.

Aquí Kuhn sostiene que los investigadores no se dedican a refutar el


paradigma sino a resolver problemas que presenta aquel modelo de teoría. Los
problemas que no pueden ser resueltos por las teorías se denominan
anomalías. Solo cuando se alcanza un nivel intolerante de las anomalías, el
paradigma vigente entra en crisis y compite con nuevas teorías que a largo
plazo ocupan su sitio. Se presenta una etapa de fuertes enfrentamientos entre
los defensores del paradigma vigente contra los sostenedores del nuevo
paradigma emergente.

Al final de esta lucha se adopta un nuevo modelo de teoría científica que no


solo explica mejor al paradigma anterior, sino también explica mejor las muchas
anomalías que se ha acumulado del paradigma anterior. A este giro de un
paradigma por otro Thomas Kuhn lo denomina Revolución Científica.

TEMA 3

¿QUE ES LA HISTORIA? EL HISTORIADOR Y LOS HECHOS HISTORICOS-


E.CARR.

Existe una idea sobre la historia que se ha llamado: “la concepción de sentido
común de la historia”, defendiendo que la historia consiste en un cuerpo de
hechos verificados. El historiador encuentra en documentos e inscripciones
estos hechos; los reúne e interpreta dependiendo de su punto de vista. Cabe
destacar que, de este modo el historiador no llega a ninguna parte, motivo por
el cual, no todos los datos a cerca del pasado son hechos históricos ni deben
ser tratados como tales.

 ¿Qué es un hecho histórico?

Según el sentido común, existen hechos básicos que son lo mismo para los
historiadores, que constituyen la espina dorsal y materia prima de la historia.
Una observación que no se puede evadir es, la necesidad que existe de fijar
estos datos y no se apoyan en ninguna cualidad de los hechos mismos, sino
en una decisión que formula el historiador previamente.

Los hechos solo hablan cuando el historiador apela a ellos; él es quien decide a
que hechos se da paso, en qué orden y contexto. Una característica que posee
el historiador: es necesariamente selectivo. La creencia es su punto fuerte
sobre los hechos históricos existentes objetivamente e independientes de la
interpretación que él le coloca.

Existe una movediza barrera que separa los hechos históricos de los que no lo
son, en el caso por ejemplo de la historia antigua y medieval, se esfuma,
porque los pocos hechos conocidos son todos ellos históricos.

Los datos encontrados en documentos u otro material, tienen q ser elaborados


por el historiador, antes que pueda hacer uso de ellos (dar su interpretación).
Tanto los datos como los documentos son esenciales para el historiador. Pero
deben guardarse de convertirlos en fetiche (tabú), teniendo en cuenta que por
sí solos no constituyen la historia, no brindan una respuesta definitiva a la difícil
pregunta de que es la historia.

Para el historiador británico Callingwood (citado por Carr), afirma que la


filosofía de la historia no se ocupa del pasado en sí, ni de la opinión que forma
el historiador; sino de ambas cosas relacionadas entre sí. Esta afirmación
refleja los dos significados en curso de la palabra historia. El pasado, dice
Callingwood, que estudia el historiador no está muerto sino que en el presente
se mantiene vivo. Por tal motivo se puede afirmar que toda historia es, historia
del pensamiento y esta se apoya sobre evidencia empírica. El único modo de
hacer historia es escribirla, tarea que corresponde al historiador.

Ante todo, los hechos de la historia nunca nos llega en estado puro; siempre
hay una refracción al pasado por la mente de quien los recoge. Cuando llega a
nuestras manos un libro de historia, nuestro primer interés debe ir al historiador
que lo escribió y no a los datos que contiene. Dicho en otras palabras, habrá
que reproducir el proceso seguido por el historiador. Hay que estudiar al autor
antes de comenzar a estudiar los hechos. Podría afirmarse que el historiador
encontrará la clase de hechos que busca, la palabra historia etimológicamente
significa interpretar, y esta es la acción principal de él.

Carr afirma que existe una necesidad por parte del historiador, de una
comprensión imaginativa de las mentes de las personas; de lo contrario no se
podría hacer historia. Otro punto a destacar es que solo podemos estudiar el
pasado y comprenderlo a través del cristal del presente. El historiador
pertenece a su época y está vinculado a ella por las condiciones de existencia
humana. Las mismas palabras de las que se vale (términos como: democracia,
imperio, guerra, revolución, etc.) tienen connotaciones de las cuales él no
puede separarse; ya que debe elegir el uso del lenguaje, impidiéndole
neutralidad.

La función del historiador no es amar el pasado ni emanciparse de él, sino


dominarlo y comprenderlo como clave para la comprensión del presente.
La historia no es objetiva, ésta nos ofrece una infinidad de significados, ninguno
de los cuales es mejor ni menos cierto que los demás, lo cual en el fondo
equivale a lo mismo.

El deber de respecto a los hechos que recae sobre el historiador, no termina en


la obligación de verificar su exactitud; tiene que intentar que no falte en su
cuadro ninguno de los datos conocidos o susceptibles de serlo.

Existe una relación reciproca entre el pasado y el presente, el historiador es


parte del presente, pero sus hechos pertenecen al pasado. Tanto el historiador
y los hechos de la historia son mutuamente necesarios. Sin sus hechos, el
historiador carece de raíces y es hueco; los hechos sin el historiador son
muertos y faltos de sentido.

El autor para finaliza plantea que su primera contestación ante una célebre
pregunta, que es la Historia, sería: es un proceso continuo entre el historiador y
sus hechos, un dialogo sin fin entre el pasado y el presente.

TEMA 4-a

La renovación historiográfica contemporánea

La renovación de la historiografía contemporánea la época de los grandes


paradigmas

La historiografía experimentó un impresionante avance con posterioridad a la


segunda guerra mundial. Las corrientes historiográficas del siglo XX coinciden
en una cosa: dejar de considerar que la historia es una crónica basada en los
testimonios que nos han trasmitido las generaciones anteriores, para pasar a
ser una investigación, para que justamente la palabra historia vuelva a tomar su
significado que proviene del griego: investigación. En el siglo XIX aparece la
preceptiva historiográfica, un nuevo tipo de reflexión sobre la historia, cuyo
lugar central lo ocuparía la ciencia. La historiografía tradicional se centra en
una concepción narrativa, episódica, descriptiva, fruto de una tradición erudita
muy a lo siglo XIX.

La historiografía positivista es la de los “hechos”, establecidos a través de los


documentos o la narrativa, pero sujeta a un “método”.

La escuela positivista es también conocido como “escuela metódica” porque su


preocupación es la de poseer un método de análisis sobre las fuentes, y de
este modo lograr el progreso de la historiografía, y rechazaba todo tipo de
teoría y de filosofía. La disciplina de la historiografía, en el sentido moderno de
este término, fue fundada en el transcurso de los siglos XIX y XX, a través de
un cuerpo de reglas y preceptos metodológicos establecidos bajo la influencia
del historicismo y el positivismo. Los tres grandes núcleos de innovación
historiográficas que han hegemonizado la época brillante de la segunda
posguerra: la historiografía marxista (materialismo histórico), la escuela de los
“Annales” y la historiografía cuantitivista, han surgido y se han aglutinado en
torno a centros de interés bien diversos.

La escuela de Annales es el primer movimiento historiográfico del siglo XX que


nace en el campo mismo de la investigación histórica, mientras que los otros
dos se los considera como núcleos paradigmáticos que llegaron a la
historiografía. El marxismo ha sido la teoría de las ciencias humanas que ha
dado a la historiografía una dimensión de mayor alcance en el campo teórico
general de la realidad histórica.

La influencia de Annales ha sido, sin dudas, extensa, profunda y ha contribuido


a una revolución formal de la historiografía académica. Se han sucedido tres
generaciones de historiadores que se han identificado comúnmente, la primera,
con la época de los fundadores, Febvre y Bloch, la segunda representada por
Braudel, y por otros nombres de su generación como Morazé, Mandrou, etc. La
tercera resulta más difícil de identificar en sus aspectos generacionales y
científico, porque en la descendencia de Braudel aparecen figuras como Le
Roy Ladurie, Le Goff, Duby, entre otros. Se trataba de recusar la historia
superficial y simplista que se detiene en la superficie de los acontecimientos.

El historiador no encuentra “hechos” sino que tiene que analizar la realidad


apoyado en su propio raciocinio, porque no hay realidad histórica ya hecha que
se entregue espontáneamente al historiador. Ello es lo que lleva a los
fundadores a enfatizar el adjetivo “social” para caracterizar el nuevo tipo de
práctica que proponen.

“Historia-problema” frente a la “historia-relato”. La obra pasa a ser “temática” y


no meramente descripción de secuencias cronológicas. El oficio del historiador
es el de resolver problemas y ya no el de narrar episodios. La aportación de
Annales significó también un extraordinario desarrollo de nuevas temáticas y un
interés por el uso de nuevos tipos de fuentes. La propuesta de una
historiografía abierta a todos los conocimientos del hombre es otra de las
grandes aportaciones de la escuela viva hasta el día de hoy. Braudel formula la
primera idea de “historia total”. Esta nueva historia nació como una rebelión
contra “la historia positivista del siglo XIX”

Provocaría una revolución en la concepción del documento histórico y, en


consecuencia, en las formas de entender la crítica documental. Febvre había
señalado que la historia se hacía con documentos, como quería la escuela
metódica, pero también sin ellos y con otros muchos tipos de evidencias que no
eran sólo las escrituras. Desde el seno de la escuela nunca formuló nadie una
aproximación suficiente a una teoría de la sociedad. Annales ha tenido una
importante aportación a las cuestiones metodológicas de la historiografía, pero
escasa en cuanto a la teoría tanto constitutiva como disciplinar.
Annales significó en alguna medida el establecimiento de un “paradigma”
historiográfico, una nueva “ortodoxia”, la que rechazaba la historiografía del
“hecho histórico” pero no en el grado en que lo significó el marxismo. Así son
tres los ámbitos en los que podían manifestarse las propuestas de la nueva
historia: nuevos problemas a estudiar, nuevos métodos y nuevos campos de
estudios. Los integrantes de Annales no han forjado una nueva “concepción de
la historia”, sino que renunciaron explícitamente a la “filosofía”.

Los más influyentes responsables del nacimiento de la escuela no se ponían de


acuerdo sobre si la historiografía era o no una ciencia. Febvre hablaba de
“estudio científicamente elaborado” y Bloch, sin embargo, de “ciencia de los
hombres en el tiempo”. Al no estar clara la naturaleza de la ciencia ni haber una
explícita reflexión sobre ello, no hablaban nunca de teoría. La historia de las
mentalidades ha dado lugar al estudio de un amplio espectro de cuestiones que
han ido desde la actitud ante la muerte hasta la infancia, la brujería, las
maneras de mesa, el sentimiento religioso y todo el amplio conjunto de
actitudes e ideas colectivas reunidas bajo el rótulo de “l’imaginaire”.

La influencia del marxismo ha sido profunda en la historia de las ciencias


sociales, particularmente desde los años treinta de nuestro siglo y en especial,
en los decenios posteriores a la segunda guerra mundial. A diferencia de la
escuela de Annales de impronta casi exclusiva francesa, el marxismo posee
una difusión y una importancia de naturaleza supranacional, que junto a unos
principios obviamente comunes ligadas siempre al desarrollo general de la
filosofía y la teoría social marxista en cada caso. El materialismo histórico se
perfila en la obra de Marx y Engels en la encrucijada histórica de los años
cuarenta del siglo XIX.

Pierre Vilar ha señalado que la obra de Marx “introdujo a la historia dentro de la


ciencia”, pero que, al mismo tiempo, el “concepto de historia” en una exégesis
marxista no estaba aún construido. Señaló también que Marx es “el primer
estudioso que ha propuesto una teoría general de las sociedades en
movimiento”.

El método de análisis marxista de todo proceso histórico tiene como eje el


razonamiento. Pero no es sencillo explicar qué se quiere decir con raciocinio,
más allá de la idea de las contradicciones inherente a toda realidad- tesis y
antítesis- y su superación en una nueva síntesis. Para el marxismo, estas
contradicciones no se producen, como pretendía Hegel, en el movimiento de
las ideas sino en las condiciones materiales básicas.

Las “relaciones de producción” son la categoría absolutamente distintiva de


cada estadio histórico. Pero en el plano de la realidad histórica concreta, los
modos de producción no se presentan nunca de la manera que el modelo
parece establecer, sino con peculiaridades específica que obligan a introducir el
concepto de “formación social” específica.
J. Fontana ha caracterizado el desarrollo del materialismo histórico, desde la
muerte de Friedrich Engels en 1895 hasta nuestros días, como “un doble
proceso de desnaturalización y de recuperación”, de manera simultánea. A la
muerte de Engels sobreviene una primera crisis en cuyo contexto se
desenvuelve un revisionismo como el representado por Bernstein en Alemania.
La publicación de la obra de Maurice Dobb, Estudios sobre el desarrollo del
capitalismo en 1946 puede tenerse por el momento de partida de un
extraordinario desarrollo de la historiografía marxista en los países
occidentales. La primera obra de gran influencia hecha desde una inspiración
marxista en Francia es la Ernest Labrousse, que es el padre de la historia
cuantificada en aquel país. Junto a Labrousse la otra figura del marxismo
historiográfico francés es Pierre Vilar. El marxismo ha sido determinante en la
renovación de una historiografía británica anclada hasta la segunda guerra
mundial en su sempiterna tradición liberal whig. Lo más destacado de los
marxistas británicos reside en lo que aportan de fundamentación conceptual.
Han hecho una contribución importante en la investigación histórica y en la
definición del proceso histórico y de los fundamentos de la disciplina. E.
Hobsanwm es el miembro del grupo que ha tratado temas de la historia no
británica, y E. Thompson ha escrito la obra más llamativa. Lo que Thompson ha
destacado siempre es el proceso de creación de una cultura específica de
clase a través de las luchas sociales. La clase no es una estructura sino una
cultura. De la crisis general del marxismo empezó a hablarse en los años
finales de la década de los setenta. El marxismo de los años ochenta se ha
abierto a un gran número de corrientes que transitan por las teorías de las
ciencias sociales y de la historiografía apta para todo tipo de renovaciones. El
movimiento cuantificador se introdujo en la historia económica y ha seguido
siendo esencial hasta el día de hoy, al menos desde los años treinta. Simon
Kuznets es el referente de mayor influencia con su análisis del crecimiento
económico. En la actualidad son ciertamente escasos los sectores de la
investigación cuyo horizonte sea la cuantificación, y menos aún el
cuantitavismo, aunque el caso de la historia de la economía es particular. Es
por ello que en la historiografía llamada cuantitativista conviene hablar de dos
grandes grupos de proyectos. Uno, el representado por la Cliometría
(metodología de análisis que utiliza de manera sistemática la teoría económica,
la estadística y la econometría para el estudio de la Historia económica) y el
otro, el de una historia estructural-cuantitativista que ha hecho un amplio uso
también de la medida, de la estadística, del modelo informático inclusive, de la
cuantificación en definitiva. Medir los valores de las variables que intervienen
en un determinado proceso histórico, económico o no, y hacer con ellos
manipulaciones estadísticas no es todavía una historia cuantitativa, sino
cuantificada.

La historia “cuantitativa” es aquella que se construye sobre un modelo general


explicativo de un fenómeno de suficiente alcance, un modelo que no tiene otra
lectura sino la matemática, porque está construido matemáticamente y que
adquiere el rango epistemológico de una explicación. En la historia
“cuantificada” la explicación puede estar basada en modelos igualmente pero
no matematizados. El primero fue el intento de la historia económica americana
(New Economic History) y el segundo, representado por una parte de la
historiografía de los Annales, y por representantes no ligados a esta escuela.
La época de la historiografía cuantitivista fue la de los años setenta.

LA CRISIS DE LOS GRANDES PARADIGMAS

La época de las grandes propuestas paradigmáticas, las del marxismo, de


Annales, del estructural-cuantitivismo, a la que se ha asistido entre los años
cuarenta y ochenta, ha dado paso a una época de CRISIS DE PARADIGMAS y
de búsqueda de formas nuevas de investigación y de expresión. La idea de una
historiografía-ciencia ha perdido, a fines del siglo XX, gran parte de su fuerza y
su atractivo. Aparición de los Revisionismos. Tres pueden ser las perspectivas
que logren dar solución a esa crisis una es la microhistoria, cuyo objetivo ha
representado la vuelta al sujeto individual de lo histórico. Otra, la “nueva
historia cultural”, más cercana ahora de los problemas de la representación, de
la mediación de los lenguajes en las formas de captación del mundo por el
sujeto individual o colectivo. La tercera, una forma de resurgimiento de la
historia de inspiración social-estructural, heredera tanto de la historia social
como de la sociología histórica, a la que se podría denominar “ciencia histórica
socio estructural”

El último cuarto de nuestro siglo se presenta como época de cambio tanto en la


historiografía como en la concepción general del conocimiento científico del
hombre y, en consecuencia, de la orientación particular de las ciencias
sociales. La gran historiografía de la segunda posguerra fue desembocando en
la dispersión y algo de narcisismo mostrados por la escuela de Annales, en la
caída en el escolasticismo dogmático de la concepción marxista, que había
inspirado no solo a la historiografía sino al conjunto de las ciencias sociales, y
la falta de verdaderas aportaciones indiscutibles del cuantitativismo, presenta
también en otras disciplinas sociales. Las ciencias sociales se encuentran hoy
en un estado de confusión metodológica y teórica enmascarada como
pluralismo. La historiografía parece haber buscado el acercamiento a
movimientos y perspectivas como la antropológica, la lingüística, la micro-
sociológica, la de las historias de vida y de la vida cotidiana todo lo cual parece
apuntar a un evidente cansancio de la investigación globalizadora, des-
personificándola, sin duda, que buscaba las condiciones abstractas de la
acción y resultados de lo histórico. Bajo el influjo del “postmodernismo”, la
concepción de la vieja disciplina historiográfica parece ser arrastrada hacia la
creación literaria, el análisis semiótico, la exploración micro-antropológica y
hacia un relativismo general que rechaza las anteriores pretensiones de
encontrar explicaciones apoyada en la teoría del movimiento histórico. La
nueva forma apropiada para el discurso histórico sería la narración, en su
expresión más simple de relato. La crisis ha producido en la historiografía dos
tipos de realidades una de ellas es la devaluación de los anteriores
fundamentos de la práctica del historiador en función de la cual se han
producido búsquedas por caminos externos a la propia historiografía la
recepción de la problemática postmodernista en general se encuentra en este
orden de reacciones. Otra es la respuesta a la crisis desde el propio seno de la
historiografía, y con sus propios instrumentos, que ha sido obra de
historiadores menos influenciables, y que ha procurado la aparición de
propuestas de nuevas concepciones y campos de estudio historiográficos ante
el agotamiento de los antiguos.

TEMA 4- b

Tiempos históricos- Braudel.

Fernand Braudel es considerado uno de los mayores historiadores del siglo XX,
además de ser reconocido como el máximo representante de la escuela de los
Annales.

Al abordad su tesis doctoral, “El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la


época de Felipe II”, Braudel afirma que la historia puede dividirse en tres
movimientos: rápido, lento e incluso en lo que parece estar estático. Éstos se
ordenar jerárquicamente entre sí, son hasta cierto punto independientes y cada
uno marcha a un ritmo diferente de acuerdo a sus propias leyes.

La prioridad causal en la constitución de una sociedad, según Braudel,


pertenece a los movimientos de larga duración: “una historia casi inmóvil”,
afirma el autor. Esta trata del hombre y la relación que posee con el medio que
lo rodea. Braudel afirma que es una historia lenta de influir y transformarse,
compuesta no pocas veces de insistentes reiteración y ciclo incesantemente
reiniciados. El único modo de abordar este movimiento consiste en registrar la
geografía del área estudiada: sus penínsulas, montañas, llanuras, mares y ríos.
Para luego colocarlos en relación con el trabajo y el movimiento de los
hombres. Así el autor habla de montañas, situadas en los márgenes de la
civilización y dotadas de tierras pobres, pero por ese motivo poblados con
mucha frecuencia de pequeños campesinos libres. Las llanuras, donde el
hombre para aprovechar su fertilidad debe canalizar las aguas estancadas y
vencer a las enfermedades contagiosas. Los mares angostos como el Adriático,
más favorable a la navegación, y por lo tanto, a la división geográfica del
trabajo, tienden a ser mas prósperos que los mares abiertos. Así mismo
Braudel nos habla de los movimientos humanos, que moldeados por la
geografía y la fuerza de repetición tienden a conformar espacios coherentes.
Por ejemplo: el nomadismo sahariano; las migraciones montañesas en
dirección a la ciudad, donde ocupan los perores empleos; o las grandes rutas
marítimas que comunican entre sí los litorales mediterráneos. El ciclo de las
estaciones también forma parte de este tiempo, incesantemente reiniciados: en
verano los caminos terrestres y marítimos, tornándose accesibles,
proporcionando la guerra y el comercio; mientras que en el invierno, con sus
lluvias y tormentas aconsejan parar estas actividades, en beneficio de la
manufactura y la producción domestica. En la misma línea, los animales
cambian de pastos con las estaciones, moviéndose desde el norte hacia el sur,
desde el llano a la montaña o desde el desierto hasta la costa (y viceversa).

Cabe destacar que este tiempo de larga duración permanece por debajo de las
otras calificaciones y no se modifican con un solo acontecimiento,
permaneciendo durante varias generaciones. Los cambios en una estructura
son lentos y afectan a una multitud de acontecimientos importantes, por ende
no se pueden determinar con exactitud cuando comienzan y cuando termina.
Ejemplo de tiempo de larga duración: edades históricas o modos de
producción.

Por encima del tiempo de larga duración o geográfico, se elevan los


movimientos de media duración o social, que corresponden a las estructuras
sociales y al modo en que estas evolucionan. En este apartado Braudel pasa
revista a la economía, la demografía, los imperios, las sociedades, las
civilizaciones y las formas de guerra en la segunda mitad del siglo XVI. Acerca
del origen de los imperios (español y turco), Braudel realiza una tesis
interesante: atribuyendo su aparición tanto a la economía de escala derivadas
de la nueva guerra, basada en uso de mercenarios y artillería, como coyuntura
económica ascendente del siglo XVI. Su decadencia en el siglo XVII habría que
atribuirla, en consecuencia, a una nueva coyuntura de signo descendente. Otro
apartado, el dedicado a las civilizaciones (que cabria traducirse como culturas),
trata sobre el modo en que estas evolucionan y se influyen mutuamente: así,
registra la transferencia de la tecnología desde la cristiandad al mundo
musulmán, a través de renegados cristianos o negociaciones judías; las
pervivencias musulmanes entre los moriscos españoles o el intercambio
cultural permanente a través del comercio marítimo, la captura de prisioneros y
la piratería. También es destacable el apartado acerca de las formas de guerra,
donde contrapone la gran guerra de los ejércitos, a la guerra pequeña de los
piratas y bandoleros. Esta última tiende a proliferarse cuando decrece la
primera. En este aspecto, Braudel tiene el merito de haber percibido las
estructuras de la guerra sin detenerse en los acontecimientos militares.

Cabe destacar que el tiempo de media duración es conocido como coyuntura y


está plagado de acontecimientos. Pierre Vilar hace referencia al tiempo de
media duración y lo define como: “el conjunto de las condiciones, articuladas
entre sí que caracterizan un momento en el movimiento global de la materia
histórica. En este sentido se trata de todas las condiciones, tanto de las
psicológicas, políticas y sociales como de las económicas y meteorológicas“

Sin embargo, es también un lapso breve caracterizado por el movimiento,


desarrollándose durante la vida de una persona. Por ejemplo: la crisis
económica o una guerra.

Por último se encuentran los tiempos de corta duración o tiempo individual, que
más o menos corresponden a la historia diplomática tradicional, compuesta por
guerras, tratados e intrigas. Se trata de una historia de acontecimientos
compuesta de oscilaciones breves, rápidas y nerviosas, perceptible solo dentro
de unas determinadas estructuras de larga y media duración. Braudel afirma
que el tiempo corto es el más engañoso y caprichoso de las duraciones. En su
tesis aporta argumentos interesantes en torno a cómo tratar la historia de los
acontecimientos. El autor se pregunta si e historiador debería seleccionar
aquellos acontecimientos de mayores consecuencia o bien aquellos que fueron
percibidos como relevantes por sus contemporáneos. En cualquiera de los
casos se trata de mostrar como los acontecimientos solo constituyen la
superficie de unas estructuras más profundas.

El tiempo corto es el tiempo del cronista y del periodista, independientemente


de la trascendencia histórica que tengan. Por ejemplo: la caída del muro de
Berlín o el tratado de Versalles.

En conclusión se puede afirmar que el tiempo es inseparable de la historia,


teniendo en cuenta que el tiempo histórico no es el mismo que el tiempo físico.
Para los investigadores el tiempo es el principio y fin de sus investigaciones. El
tiempo histórico es unidimensional. El tiempo de los historiadores en el que
viven los individuos, el de su organización social y económica. La permanencia
de unas determinadas estructuras es lo que determina los periodos históricos y
su evolución. Permanencia y movimiento en el tiempo, les interesa a los
historiadores.

TEMA 5

Comprender el Presente por el Pasado.

El autor resume todo el concepto de este apartado en una sola frase: "la
ignorancia del pasado no se limita a impedir el conocimiento del presente, sino
que compromete, en el presente, la misma acción". Al no conocer la causa de
los sucesos es difícil que lo que pase después de este tenga un significado que
trascienda. Está claro que los sucesos tienen significado, pero no siempre el
significado que se percibe a simple vista es el correcto. Comprender el
significado solo es posible si se comprende lo que pudo haberlo propiciado.

Comprender el Pasado por el Presente.

En este apartado el autor nos presenta la idea de que no es menos vano


esforzarse por comprender el pasado si no se conoce nada del presente. La
intención de Bloch es convencernos que de nuestras experiencias del presente
tomamos ciertos elementos que nos sirven para reconstruir el pasado.

Muchas veces el historiador busca captar el cambio y esto no es posible si no


conoce la condición actual de la situación. Es por esta razón que es necesario
que se conozca el presente porque en él se ve reflejado el pasado.

En los últimos párrafos Bloch nos recuerda la importancia del trabajo en


equipo. Nos recuerda que la historia es tan grande que un solo hombre no
puede llegar a conocerla toda, por lo cual recomienda que para llegar a
conocer la historia verdadera es necesario la colaboración de todos.

TEMA 6

Metodología de la historia.

El conocimiento histórico al igual que otro se construye con: información y


conceptos; observación y con pensamiento formal, ambas cosas ligadas
dialécticamente. Serian dos puntos a tratar primero la adquisición de
información histórica y los instrumentos operativos conceptuales más
apropiados para penetrar en la realidad de lo histórico. Esto significa que será
necesario primero hablar sobre las fuentes de la historia para luego hablar de
las categorías que emplea el historiador. La tradicional consideración de
fuentes hacía referencia a la documentación tradicional de un archivo. Sin
embargo, una de las características más acusadas del moderno progreso de la
utilización de la documentación histórica es la concepción cada vez más
extendida de que fuente para la historia puede ser y de hecho es, cualquier tipo
de documento existente, es aquel que aporta testimonios puede ser una huella
o reliquia, independiente de su lenguaje.

La información historiográfica: las fuentes.

La información historiografía se entiende en su acepción de conocimientos y


difusión de la historia escrita, elaborada del producto de la historiografía, que
llega al público en forma de libros, textos, colecciones graficas u otras obras o
soportes.
La expresión “información historiográfica” puede recoger con menos dificultad y
con menos posibilidad equivocas la idea que brindan las informaciones
primarias, los testimonios, las materias de observación a partir de los cuales el
historiador establece la síntesis histórica.

Podemos adelantar desde ahora que el trabajo de la investigación histórica,


partiendo desde el punto de vista de las fuentes, tiene dos momentos: la
definición del asunto a investigar y la búsqueda de las fuentes de información.

La información historiográfica recogía bien por tanto, la idea de fuente de la


historia. La información sobre, la documentación de, un problema es un paso
subsiguiente no el primero, en todo inicio de un proyecto de investigación.

En la segunda mitad del siglo XX, el avance de la historiografía se destaca en


las nuevas ideas sobre las fuentes de la Historia. La extensión del concepto de
fuente, la caracterización de los objetivos, la necesidad y las técnicas de la
“crítica de fuentes”, la conceptuación de las “disciplinas auxiliares”, han
cambiado radicalmente.

Han quedado arruinadas tres viejas concepciones:

1) La de las fuentes de la historia y su crítica como el origen de toda


investigación;

2) La distinción entre fuentes primarias y secundarias;

3) La concepción tradicional de las ciencias auxiliares de la historia.

Fuente histórica: es todo aquel objeto material, instrumento o herramienta,


símbolo o discurso intelectual, que procede de la creatividad humana, a cuyo
través puede inferirse algo acerca de una determinada situación social en el
tiempo.

Las fuentes históricas tienen un carácter amplio y heterogéneo, teóricamente


limitadas. La cuestión es si están descubiertas o no. La investigación histórica
no depende en exclusiva de la aparición de fuentes de información, sino de
explicaciones cada vez más refinadas.

La idea tradicional de “fuente histórica” ha de ser reformulada en el contexto


más adecuado de la idea de información documental. Las fuentes para la
historia tienen una variadísima procedencia. El archivo histórico constituye hoy
uno de los repositorios fundamentales de la documentación histórica, pero en
modo alguno las fuentes históricas tienen en exclusiva esa procedencia.

Una nueva taxonomía o clasificación de las fuentes históricas. La ampliación


del concepto de fuente, la extraordinaria generalización de las posibilidades de
exploración de objetos materiales o de realidades intelectuales como fuente de
información histórica, la extensión del campo de la realidad que los
historiadores exploran habitualmente, hace que las viejas consideraciones
sobre el carácter, crítica y uso de las fuentes históricas sean hoy casi
inservibles. Una de las cuestiones previas para todo estudio profundo de las
fuentes históricas es la de establecer una taxonomía adecuada y suficiente de
las muy diferentes variedades de fuentes posibles.

A la clasificación de las fuentes pueden aplicarse muy variados criterios. Es


preciso hallar criterios de clasificación que permitan referirse globalmente a
todas las fuentes posibles, sea cual sea su procedencia, soporte y aspecto.
Sobre todo, es preciso que tales criterios sean útiles para algo que resulta ser
imprescindible en todo tratamiento de las fuentes históricas: su evaluación. Lo
recomendable es el establecimiento de varios criterios clasificatorios.

Criterios taxonómicos

Fuente histórica será, en principio, todo aquel objeto material, instrumento o


herramienta, símbolo o discurso intelectual, que procede de la creatividad
humana, a cuyo través puede inferirse algo acerca de una determinada
situación social en el tiempo. Las fuentes del método de investigación histórica
se pueden enmarcar en los siguientes conceptos, aclarando eso sí, que
cualquiera que sea la fuente escogida por el investigador, su criterio a la hora
de evaluar su idoneidad es decisivo. En este contexto podemos enumerar las
siguientes:

El criterio posicional

 Fuentes directas y fuentes indirectas: pueden interpretarse también


como primarias o secundarias. Cuando se definen de la manera clásica
se puede decir que la fuente directa o primaria es aquel escrito o relato
de algún testigo presencial de un hecho, de un protagonista, de una
documentación que emana directamente del acto o hecho en estudio y
como fuente indirecta o secundaria aquella información basada, a su
vez, en otras informaciones no testimoniales; esto aplicado a los escritos
cronísticos, a las memorias, a los reportajes. Aunque hoy esta
clasificación debe atender a otros criterios como son la funcionalidad o
idoneidad de una fuente, para catalogarla como de primera mano o no.

Criterio intencional

 Fuentes testimoniales y no testimoniales: Las fuentes testimoniales son


aquellas que proceden de un acto intencionado, y no testimoniales a las
involuntarias. Las fuentes testimoniales son tal vez las más
manipulables, pero hasta hoy la mayor parte de la historia del mundo se
ha hecho en base a estas.

Criterio cualitativo
 Fuentes materiales y culturales: Las fuentes materiales son todas
aquellas que interesan por el objeto tangible en que se presentan,
ejemplo, los restos arqueológicos y las culturales son todas aquellas
escritas, habladas, simbólicas o audiovisuales que transmiten un
mensaje en lenguaje más o menos formalizado.

 Fuentes narrativas y no narrativas: Son categorías centradas en lo que


es el discurso textual, la narrativa se basa en todo lo que es el relato,
crónica, reportajes, memorias y las no narrativas en fuentes no
testimoniales, es decir, aquellas que emiten un mensaje con su
presencia física; desde los restos prehistóricos hasta la llamada ahora
“arqueología industrial”.

Criterio cuantitativo:

 Fuentes seriadas y no seriadas: Esta condición alude esencialmente,


aunque no de forma exclusiva, a la distinción que puede hacerse en las
fuentes entre aquellas que presentan, o de las que puede extraerse, un
contenido expresable numéricamente, frente a las que no tienen esta
posibilidad. Esta seriación alude sobre todo al contenido de la fuente y
no a la seriación en el tiempo, pues se deduce que si es histórica, debe
estar seriada en el tiempo.

Se puede emplear para garantizar el significado y confiabilidad de los hechos


pasados en las ciencias de la naturaleza, el derecho, la medicina, la religión o
cualquier otra disciplina; puesto que cuando se aborda un estudio histórico, el
investigador se entrega a algunas actividades que son comunes a todos los
trabajos de investigación.

Características:

Las siguientes características son propias de la investigación histórica:

a. Este tipo de investigación depende de datos observados por otros, más


que por el investigador mismo.
b. Estos datos son de dos clases: fuentes primarias, derivadas de la
observación y registro directo de acontecimientos por su autor; fuentes
secundarias, cuyo autor informa observaciones realizadas primeramente
por otros. Las fuentes primarias son evidencias de primera mano y
deben usarse preferentemente.
c. Las fuentes deben someterse a dos tipos de crítica: crítica externa, que
determina la autenticidad del documento; y la crítica interna, que
examina los posibles motivos, prejuicios y limitaciones del autor del
documento que posiblemente lo hayan determinado a exagerar,
distorsionar u omitir información.
Contrariamente a la práctica usual, la historia debe ser rigurosa, sistemática y,
en cierta modo, exhaustiva; no debe ser una recolección indisciplinada de
información inapropiada y no confiable.

Independientemente de la manera en que se hace historia, interesa a este


apartado mencionar los pasos que Ciro Cardoso (2000) recomienda seguir en
el método histórico de investigación.

Planteamiento del problema: selección y delimitación del tema. En este paso es


primordial decidir qué criterios ayudarán a seleccionar el tema. Estos son:

1° Criterio de relevancia: Responde a la pregunta ¿para qué sirve la historia?


Puede responderse a esta cuestión a partir de dos perspectivas: la primera,
que se refiere a lo que la historia tiene que contar, a la importancia de conocer
los elementos que ayudan a comprender las estructuras sociales vigentes. La
segunda, que los procesos históricos contribuyen al entendimiento de las leyes
dinámicas y estructurales de la sociedad. Aunado a lo anterior, debe
considerarse también la relevancia científica del tema a investigar.

2° Criterio de viabilidad. Este criterio se refiere a la consideración de factores


como: 1) Existencia y disponibilidad de los recursos documentales necesarios
para la investigación. 2) Recursos humanos y materiales. 3) El tiempo
disponible para llevar a cabo el proyecto.

3° Criterio de originalidad. La investigación histórica debe ayudar a resolver


posibles lagunas del conocimiento y ser una contribución al conocimiento de la
ciencia histórica.

4° Criterio del interés personal. La investigación exige altos grados de


curiosidad, gusto y pasión por el tema de parte del investigador. Por ello es
recomendable que el tema seleccionado sea de total interés para quien
investiga, pues con esto se podrá asegurar mayor empeño en la consecución
del trabajo.

Una vez seleccionado el tema, conviene delimitarlo a partir de los criterios que
Cardoso (2000) retoma de Pierre Vilar (1973) referentes a la delimitación del
espacio geográfico:

1° Criterio del espacio: Que hace referencia a seleccionar un universo de


análisis que posea homogeneidad geográfica.

2° Criterio temporal: Es necesario delimitar el trabajo mediante el


establecimiento de un corte temporal que englobe el proceso.

3° Al ser necesaria la homogeneidad de las fuentes, es importante establecer


un marco institucional sólido.
Los investigadores novatos deben resistir la tentación de investigar temas
bastante amplios y complejos que están fuera de sus posibilidades reales.

Construcción del marco teórico. Invención y formulación de hipótesis.

Antes de plantear las hipótesis, es necesario ordenar los datos con que se
cuenta hasta el momento y valorar la disponibilidad de información que se
tendrá para llevar a cabo el trabajo.

Las hipótesis deben ser concisas, considerando cambios cualitativos y


cuantitativos que puedan constatarse en un lapso de tiempo determinado, bajo
la premisa de que “las sociedades humanas no son un amasijo de elementos,
sino totalidades organizadas” (Cardoso, 2000, p. 170). Por otro lado, es
importante considerar que el planteamiento de las hipótesis determinará el tipo
de métodos y técnicas a utilizar en la recolección de información.

El proyecto de investigación.

Es importante que el proyecto describa la relevancia y la viabilidad de lo que se


pretende investigar. Ciro Cardoso indica que debe contener:

Tema. Planteamiento, delimitación (en el tiempo, el espacio y como universo de


análisis) y justificación.

Objetivos del proyecto.

Especificación del marco teórico (Debido a que en este apartado se hace


referencia sólo al proyecto de investigación, el marco teórico se considerará
como preliminar, pues será necesario modificarlo conforme se avance en la
elaboración del estudio).

Formulación de hipótesis

Tipología de las fuentes que serán utilizadas y elecciones técnico-


metodológicas.

Cronograma

Bibliografía.

Recolección de datos

Ciro Cardoso (2000) señala que la investigación histórica conserva


básicamente el mismo modelo general para la recolección de datos que las
ciencias experimentales. Sin embargo, debido a que en la mayoría de los casos
es necesario inferir los hechos y procesos a partir de lo que la documentación
disponible ofrece, las fuentes representan un papel primordial, pues a partir de
ellas se llevará a cabo el análisis y procesamiento de los datos.
Análisis y procesamiento de los datos

Aunque esta fase necesita también de la utilización de software especializado


en la sistematización de bases de datos, el análisis de la información requiere
de la utilización de procedimientos hermenéuticos que permitan la
interpretación de las fuentes encontradas y la aproximación a los procesos
estudiados. A menudo -señala Cardoso (2000)- esta etapa se realiza
simultáneamente con la anterior, aunque el orden lógico indique que es
consecutiva. Es en esta fase donde se procede a la interpretación, análisis y
crítica de la información.

Síntesis y redacción

La síntesis representa la fase final del trabajo, donde se integran los niveles
teórico y empírico de la investigación (Cardoso, 2000). En términos generales,
esta fase suele estar influenciada por a) la cultura histórica del investigador, b)
el marco teórico del que se parte y al que se vuelve al final de la investigación,
c) las concepciones acerca de la temporalidad, el manejo de la categoría
espacio, sin la cual se corre el riesgo de hacer construcciones espaciales
inadecuadas, sin justificación suficiente, d) los conceptos clasificatorios y
ordenadores del conocimiento, que conducen a la elaboración de tipologías
(Cardoso, 2000).

Es importante recordar que, para darle cientificidad a los estudios históricos no


basta con afirmar cosas, es necesario comprobarlas a partir de lo que los
historiadores llaman aparato de erudición: a) lista de fuentes y bibliografía, b)
notas al calce y c) anexos y piezas justificativas. Cabe aclarar que, en función
del tipo de investigación se incluirán entrevistas, recolección de tradición oral,
fuentes arqueológicas e iconográficas, etc. (Cardoso, 2000).

Patrimonio:

Como patrimonio se denomina el conjunto de los bienes y derechos de una


persona. La palabra, como tal, proviene del latín patrimonĭum, que se refiere a
aquello que se ha recibido por línea paterna.

En este sentido, el patrimonio es también la hacienda que alguien hereda de


sus ascendientes. De allí que el concepto esté, históricamente, asociado a la
herencia.

En los tiempos de la República romana, por ejemplo, el derecho establecía que


el patrimonio era la propiedad familiar y heredable, que se trasmitía de
generación en generación, y a la cual todos los miembros de una familia tenían
derecho.
Como tal, existen distintos tipos de patrimonio, dependiendo del tipo de bienes
a los que nos referimos y si estos son tangibles, como los bienes muebles o
inmuebles y los bienes naturales, o intangibles, como los bienes culturales.

Patrimonio en Derecho

En el ámbito jurídico, como patrimonio se designa el conjunto de bienes y


obligaciones pertenecientes a una persona natural o jurídica que son
susceptibles de ser valorados económicamente. Como tal, el patrimonio se
puede dividir en patrimonio activo y patrimonio pasivo.

En este sentido, el patrimonio activo es aquel que está constituido por el


conjunto de los bienes y derechos que son propiedad de una empresa,
institución o individuo. Mientras que el patrimonio pasivo supone las
obligaciones, deudas y cargas de la persona. La diferencia entre el patrimonio
activo y pasivo, por otra parte, se denomina patrimonio neto.

Patrimonio cultural

El patrimonio cultural se refiere al conjunto de los bienes culturales que


históricamente pertenecen a una comunidad, pueblo o nación, y que está
conformado por las tradiciones, creencias, valores, costumbres y expresiones
artísticas y folclóricas que constituyen su pasado, su identidad y su
singularidad. Como tal, es la herencia cultural que un pueblo recibe de sus
antepasados y transmite a las generaciones futuras. La Unesco (Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) es el
organismo internacional que promueve la protección y preservación del
patrimonio cultural en todo el mundo, debido a su enorme valor para la
humanidad.

Patrimonio natural

Como patrimonio natural se conoce aquel que está constituido por un conjunto
de monumentos, paisajes, formaciones y lugares de origen natural que forman
parte de un territorio o nación, y que, en virtud de ello, tienen un enorme valor a
nivel medioambiental, científico y estético para el ser humano.

Patrimonio tangible

Como patrimonio tangible se denomina el conjunto de bienes muebles e


inmuebles, así como naturales de gran valor histórico y cultural para una
comunidad, pueblo o nación. Forman parte del patrimonio tangible inmueble
monumentos, edificios, yacimientos arqueológicos, lugares, escenarios
naturales, como montañas, lagos, grutas, etc.; del patrimonio tangible mueble
objetos como obras de arte o piezas de interés arqueológico, como utensilios,
adminículos, armas y ropas, entre otras cosas.
Patrimonio intangible

Como patrimonio intangible o inmaterial se denomina el conjunto de creaciones


intelectuales y artísticas del ser humano, como la literatura, la filosofía, la
ciencia, la religión, la música, la danza, así como el conjunto de
manifestaciones propias de su cultura, como sus costumbres y tradiciones.

Patrimonio histórico

Como patrimonio histórico se denomina el conjunto de bienes que, a lo largo


del tiempo, una nación ha venido acumulando, y que debido a su gran valor
artístico, científico, arqueológico, etc., goza de una protección especial por
parte de la legislación de un país.

Patrimonio nacional

Como patrimonio nacional se denomina la suma de los valores atribuidos a los


recursos de que dispone un país en un momento determinado en el tiempo, y
que se utilizan para la vida económica de la nación.

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