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Anthony Manuel Loaiza Vílchez.

ENSAYO COMPARATIVO SOBRE LOS CAMBIOS POLITICOS DE 1814 CON LA ACTUALIDAD.

Constituciones y ciudadanía en el siglo XIX colombiano

¿Quiénes deben ser los ciudadanos de la nueva república? ¿Todos los hombres libres, sin importar
su raza y condición? Si la república quería construirse sobre las bases de la igualdad y la libertad,
¿quiénes deberían tener derecho de ser reconocidos como ciudadanos?

- Los primeros ciudadanos, las primeras Constituciones:


La idea de ciudadanía llegó antes de la independencia. En las últimas décadas del siglo XVIII, la
América española se había convertido en un terreno fértil para la circulación de diferentes
ideologías y doctrinas. Al mismo tiempo, las ideas provenientes de la Ilustración francesa, el
republicanismo español, el liberalismo anglosajón y el humanismo cívico, que circularon a través
de libros, cartas y manuscritos por las colonias españolas, permitieron a los americanos cuestionar
la legitimidad del orden colonial desde lo local y en sus propios términos. El establecimiento de un
gobierno representativo en donde el ciudadano –ya no el rey– sería su mayor protagonista,
resonaría cada vez con más fuerza en ambos lados del Atlántico.

Las proclamas peninsulares y las primeras Constituciones que se promulgaron en la Nueva Granada
son testigos de estas reflexiones. En 1810, dos años después de la invasión de Napoleón a la
península ibérica y con el ánimo de evitar la separación de las colonias, los españoles declararon
abiertamente la igualdad entre peninsulares y americanos. “Desde este momento, españoles
americanos” proclamó enfáticamente el Consejo de Regencia español en 1810: “os veis elevados a
la dignidad de hombres libres (…) Vuestros destinos ya no dependen ni de los ministros, ni de los
virreyes, ni de los gobernadores, están en vuestras manos”. Y así fue. Poco tiempo después, ante la
frustración cada vez más grande de la población a causa del poco espacio político dado a los
nacidos en América, en lo que hasta entonces había sido el Virreinato de la Nueva Granada
surgieron gobiernos que se consideraban y se reconocían como soberanos e independientes. El
territorio presenció la proclamación de una gran variedad de textos constitucionales, entre ellos el
Acta de la Constitución de El Socorro (1810), y la Constitución de Tunja (1811), Cundinamarca
(1811, 1812, 1815), Antioquia (1811, 1812 y 1815), Cartagena (1812), Popayán (1814), Mariquita
(1814), Neiva (1815) y Pamplona (1815). Todas estas reflejo de la dificultad y el reto que implicaba
para los neogranadinos descifrar y llegar a un acuerdo sobre cuál debería ser el nuevo orden
institucional.

Pero ¿qué nos dicen estas Constituciones sobre los nuevos ciudadanos?, ¿quiénes tenían derecho
a gobernar y elegir a sus gobernantes? Muchas de estas preguntas encontraron respuestas en los
textos constitucionales. El Acta de la Constitución de El Socorro (1810), por ejemplo, declaró el
rompimiento del “vínculo social” con la monarquía española y la restitución al pueblo “a la
plenitud de sus derechos naturales e imprescriptibles de la libertad, igualdad, seguridad y
propiedad”. El pueblo, en quien recaía la soberanía, era quien libremente determinaría la clase de
gobierno que mejor se le acomodara y los “vecinos útiles” quienes elegirían a sus representantes.

- Ciudadanía, Constituciones y población indígena en la primera mitad del siglo XIX:


Durante gran parte de periodo colonial, la Corona trató de mantener una política de separación
entre la población indígena y la población “blanca.” Después de la independencia, en la medida en
que el país se vio en la necesidad de crear una nueva nación, las élites buscaron diferentes
alternativas para integrar a los indígenas al cuerpo de ciudadanos. Una de ellas fue la
incorporación legal y constitucional de los indios como ciudadanos con iguales derechos y deberes
ante la ley.

- Ciudadanía, Constituciones y población de ascendencia africana en la primera mitad del


siglo XIX:

Hemos visto cómo se intentó integrar a la población indígena, al menos legal y


constitucionalmente, a la nación colombiana desde inicios de la república. Pero ¿qué sucedió con
los pardos y los negros libres después de la independencia?, ¿fueron estos considerados
ciudadanos?, ¿qué dijeron las primeras Constituciones sobre su participación en la nueva
república?
El otorgamiento de la ciudadanía a la gente de ascendencia africana fue fundamental para
construir la alianza entre personas libres de color y las élites criollas durante el periodo
revolucionario. Y el porqué de esta alianza tiene sus orígenes en los debates que tuvieron lugar en
las Cortes de Cádiz a partir de 1810

Definir la ciudadanía se convirtió en uno de los aspectos más importantes del proceso de
construcción de la nación después de la independencia. Y aunque ser ciudadano en el siglo XIX
colombiano iría mucho más allá de las definiciones dadas en las Constituciones, fue por medio de
estas que la ciudadanía en el siglo XIX se estableció, debatió e incluso cuestionó.

La concepción de la libertad individual como la base de la ciudadanía que promulgó la Constitución


de Rionegro encontraría su final con la llegada al poder de los conservadores y los liberales
moderados, cuyo líder fue Rafael Núñez. En parte, debido a la urgencia de los dirigentes
conservadores por restablecer el orden después de un periodo de guerras civiles e inestabilidad
política, la Constitución de 1886 –que estaría vigente hasta la promulgación de la Constitución de
1991– impondría un ideal de ciudadanía más limitado y sustentado ya no en la libertad, sino en la
idea del orden como base del progreso. La Constitución redactada por Miguel Antonio Caro
restringió nuevamente el sufragio a aquellos que supieran leer y escribir o tuvieran una renta anual
o propiedad determinada (art. 173), e invitó a una concepción de la ciudadanía basada en las ideas
de orden público y la moral cristiana, por encima de la libertad individual. Con esta Constitución, el
país dio la bienvenida al siglo XX, periodo que pondría a prueba nuestras herencias republicanas y
que exigiría nuevas nociones de ciudadanía.

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