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I
El objetivo del texto es dar una respuesta respecto a la pregunta
sobre la tendencia de su actividad como investigador.
Antes de plantear su postura metodológica Weber dice que la
ciencia que él estudia partió históricamente de perspectivas
prácticas, y que su fin más inmediato fue formular juicios de valor
sobre determinadas políticas de Estado en materia de Economía
Política. Luego, con el despertar del sentido histórico habría, de
alguna manera, progresado hacia una ciencia ética sobre bases
empíricas, pero con cierta producción de juicios de valor a partir de
diferentes “cosmovisiones” especificas según las diferentes
posturas.
Es éste el punto al cual Weber se opondrá afirmando que una
ciencia empírica no debe proporcionar normas generales
obligatorias, de las cuales puedan derivarse preceptos para la
práctica. Propondría luego un tratamiento científico de los juicios
de valor. Esto permitiría comprender y revivir los fines queridos y
también juzgarlos críticamente.
Entonces una ciencia empírica no podría enseñar a nadie que
debe hacer, sino que puede hacer y, en ciertas circunstancias, que
quiere.
Los juicios de valor serán percibidos por Weber como algo
“objetivamente válido”. No obstante, enjuiciar la validez de tales
valores es asunto de la fe, y no es objeto de una ciencia empírica.
Dice Weber entonces que podemos hallar el sentido del mundo
no a partir de la investigación, sino siendo capaces de crearlo. Las
cosmovisiones no pueden ser producto de un avance en el saber
empírico.
Más adelante resalta su tendencia a diferenciar entre conocer y
juzgar. Los valores supremos tenían una importancia “decisiva” y
la actividad ordenadora del pensamiento una “orientativa”.