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Según Ballesteros (2011) el dilema aparece cuando hay un conflicto entre principios que
conducen a cursos de acción excluyentes. Frente a estas situaciones, los códigos
profesionales pretenden ser una herramienta de orientación de la actuación ética. Estos
marcos normativos, se constituyen como normas, derechos, deberes y sanciones,
determinadas por la profesión, las cuales regulan los comportamientos de los profesionales.
De acuerdo con Echeverría (1984) el trabajo social acepta una serie de principios, normas
y criterios que inicialmente todas las profesiones comparten. Dichas normas toman forma
concreta en la profesión por medio del respeto a la dignidad, la libertad, la aceptación y la
autodeterminación como principios inherentes al ejercicio profesional. Sin embargo, por su
naturaleza eminentemente social, se presentan dificultades frecuentes a partir de hechos
como hallarse en situación de conflicto de intereses, tener funciones de ayuda y control, y
especialmente en la contradicción por la apropiación de los intereses instituciones y la
defensa de las demandas sociales con eficiencia y equidad, entre otros.
● Proporcionar guías prácticas a los profesionales para afrontar los dilemas que
incluyen cuestiones éticas
● Proporcionar a los consultantes protección contra la incompetencia y el fraude.
● Regular la conducta de los profesionales y sus relaciones con consultantes, colegas,
otros profesionales, empleadores, responsables públicos y la comunidad en general.
● Proporcionar a los supervisores, consultores y otros profesionales las bases para
evaluar las actividades de los profesionales.
Begoña García, aporta a esta perspectiva deontológica, al decir que es la norma que
permite diferenciar entre lo prescrito, lo permitido, lo preferible y lo deseable en la actuación
profesional. Los códigos profesionales por tanto, cumplen una función orientadora de la
acción y la toma de decisiones en la medida que aportan criterios para responder a los fines
de la profesión.
A continuación, se describen los dilemas éticos desde la perspectiva de varios autores.
Dilemas éticos
El dilema es según el diccionario de la lengua española: una duda, una disyuntiva, una
alternativa entre dos posibilidades por una de las cuales se debe optar. Según esta
acepción, el dilema se produce cuando, al intentar razonar sobre una cuestión, aparece en
la mente un argumento formado de dos proposiciones contrarias. Si ambas proposiciones
tienen igual fuerza persuasiva, el dilema no puede por tanto resolverse. De acuerdo al
planteamiento de varios autores, Preston (2001), la ética es intrínseca y desempeña un
papel central en la teoría y en la práctica del trabajo social. Sostiene que las cuestiones
éticas están profundamente arraigadas en la disciplina, dado que precisamente en la
intervención social se visualizan y se concretan los principales dilemas éticos que tienen
que resolver estos profesionales. Como expresan Loewenberg y Dolgoff en Ballestero
(2011, 2): «los problemas éticos surgen cuando y donde la gente tiene que ocuparse de la
vida humana, de su supervivencia y su bienestar.
Como se ha mencionado anteriormente, los códigos hacen alusión a unos principios éticos
que son de carácter universal, y que se han articulado alrededor del bienestar y la calidad
de vida de las personas como fines esenciales del trabajo social. La revisión en literatura,
señala que se habla de códigos para responder a las particularidades del contexto en que
se desarrolla la profesión.
Así por ejemplo, en el preámbulo del código de ética argentino, se define que la ética
profesional es un modo particular de objetivación de la vida ética. Sus particularidades se
inscriben en la en su dimensión teleológica y en razón de las implicancias ético-políticas del
producto concreto de su acción. Desde esta perspectiva, sostienen que se debe leer la ética
en toda su complejidad y en sus variadas dimensiones. Según el documento del código
argentino, la dimensión filosófica en lo concerniente a la moralidad profesional y al producto
objetivo de las acciones individuales y colectivas, y por otro lado, la dimensión ligada a la
normatividad objetivada, en el código de ética profesional, respecto a normas, derechos,
deberes y sanciones. En el proceso de lectura se genera la consideración de múltiples
elementos altamente complejos y contradictorios, como la crítica a la racionalidad
instrumental, marcada desde su origen por el ethos burgués y dirigida a la reproducción de
relaciones sociales cosificadas, y valores orientados hacia la propiedad privada, y,
consecuentemente, la interpelación en la profesión a las ideas conservadoras.
En la misma línea de análisis, Begoña García (2007), en el artículo <<Los profesionales del
trabajo social y la ética profesional ante los nuevos retos>>, publicado en la Universidad de
Nuevo León, España, defiende que nunca debería primar las normas institucionales sobre
los principios consagrados en el código, pero que en la práctica se observa cómo muchas
veces la institución se impone con un entramado organizativo y burocrático, en el que está
inmerso el desempeño del trabajador social. En dicha perspectiva la persona es vista como
usuario/ ciudadano/consumidor de servicios, en la que demanda derechos a prestaciones
y servicios del estado de bienestar, con la posibilidad de opinar y reclamar si lo considera
necesario. Esta apertura se torna conflictiva cuando en la lógica de cumplimiento, se
permite que los principios profesionales sean interferidos por criterios de atención
establecidos por la institución, tales como la pretensión de una igualdad legislativa que se
traduce a cifras y puntuaciones para la obtención de unos determinados recursos. En
consecuencia, se hace recurrente que el trabajador social se encuentre en una permanente
interpelación respecto a cómo proceder, preguntándose para qué y cuáles serán las
consecuencias de dicha actuación.
TIPOS DE DILEMAS ÉTICOS
Situaciones de mala práctica laboral en las que el otro profesional no está cumpliendo las
obligaciones derivadas de su competencia y la otra trabajadora o trabajador social duda
sobre si ha de comunicárselo o no a un superior. Chomsky (1974) ya señalaba que la
competencia profesional es un atributo que se articula y se perfecciona en su interacción
con el entorno y en la que están muy presentes los valores profesionales, las habilidades
laborales, las actitudes, las capacidades, los conocimientos, la representación de tareas y
resultados, así como los métodos de intervención.
Dilema nº 4: La confidencialidad:
De un modo genérico, se puede afirmar que las trabajadoras y los trabajadores sociales
saben que han de mantener la confidencialidad sobre la información relativa al usuario
obtenida en el transcurso de la relación profesional. Algunas dudas aparecen cuando la
confidencialidad se concreta en situaciones más complejas, como el tipo de datos que se
puede dar o no, las problemáticas en las que hay menores implicados, las situaciones en
las que se teme perder la relación de confianza con las usuarias si se revela algún dato que
ellas nos han pedido que no fuera revelado, etc.
Dilema nº 5: La duración del tiempo de la intervención:
Situaciones en las que han tenido que cerrar un expediente sin estar totalmente seguras de
que eso fuera beneficioso para algunas de las personas implicadas en la intervención
(menores, por ejemplo). También son especialmente significativos los problemas derivados
del menor tiempo que los trabajadores y las trabajadoras sociales pueden dedicar a los
usuarios. La mayor carga de trabajo que deben soportar los servicios de atención social
debido a la situación de crisis, unida a la creciente burocratización a la que están siendo
sometidos muchos de ellos, hacen que ese tiempo sea menor del que el profesional
consideraría necesario o deseable.
Cuando los recursos disponibles son escasos, es aún más frecuente encontrarse con
dilemas relativos a la distribución de los mismos. Algunas trabajadoras sociales relatan
dificultades en los criterios de aplicación de ayudas o en la distribución de recursos en salud
mental, para personas discapacitadas, etc.
Situaciones en las que, por ejemplo, descubren que un usuario estaba mintiendo sobre
algunos datos para conseguir una prestación determinada o no cumplía alguno de los
requisitos establecidos para obtenerla. En estos casos, las trabajadoras sociales se
debatían entre su obligación de comunicar todo tipo de situaciones fraudulentas o, por el
contrario —y en casos de necesidad—, ocultar esa información para que el usuario
obtuviera la prestación solicitada. A este respecto, conviene aclarar que las dudas de estas
profesionales se daban en situaciones en las que consideraban que los usuarios o las
usuarias necesitaban esas prestaciones, pese a no cumplir todos los requisitos
establecidos.
Una de las funciones más específicas de los trabajadores y las trabajadoras sociales es la
realización del informe social, donde tiene que quedar reflejada la situación en la que se
encuentra el usuario. El informe ha de incluir la valoración, el dictamen técnico y la
propuesta de intervención por parte del trabajador social. los profesionales han tenido algún
dilema ético en torno a la realización de informes sobre los usuarios, principalmente sobre
su contenido y su redacción, así como sobre la titularidad del informe y el acceso al mismo,
tanto por parte del usuario como de otros profesionales o instituciones.
Se refiere a situaciones en las que los usuarios u otras personas ofrecen algún tipo de
contraprestación material o económica para intentar beneficiarse de algún servicio o
prestación.
Dilema nº 10: La revelación de datos de la historia social
Pero el consentimiento ha de ser real y efectivo y, sobre todo, informado. Esto significa que
se ha de explicar realmente a los usuarios y a las usuarias los distintos programas, las
ventajas y desventajas de los mismos, etc., asegurándose de que los usuarios realmente
han comprendido la información que se les está transmitiendo.
Finalmente, los trabajadores y las trabajadoras sociales manifiestan haber tenido menos
frecuentemente dilemas en consonancia con las relaciones personales con los usuarios,
los abusos de poder, la entrega de números de teléfono o direcciones, los conflictos de
intereses, la asistencia a juicios, la responsabilidad por actuaciones que han perjudicado a
un colega y la información a los medios de comunicación.
2. Los trabajadores sociales no participarán nunca en acciones con fines inhumanos tales
como tortura o terrorismo.
3. Los trabajadores sociales deben actuar con integridad. Es decir, no abusar de la relación
de confianza con los usuarios, reconocer los límites entre la vida personal y profesional, y
no abusar de su posición para beneficios o ganancias personales.
4. Los trabajadores sociales deben actuar con los/as usuarios/as de sus servicios con
empatía y atención.
6. Los trabajadores sociales tienen el deber de hacer lo necesario para cuidar de sí mismos
profesional y personalmente en el lugar de trabajo y en la sociedad, para asegurarse de
que pueden ofrecer los servicios adecuados.
8. Los trabajadores sociales tienen que asumir la responsabilidad de sus acciones ante los
usuarios de los servicios, las personas con las que trabajan, sus colegas, sus empleadores,
las organizaciones profesionales y ante la ley. Incluso si ello es motivo de conflicto.
9. Los trabajadores sociales deben estar dispuestos a colaborar con las escuelas de trabajo
social para apoyar a los estudiantes de trabajo social a acceder a unas prácticas de
formación de buena calidad que les permita mejorar su conocimiento práctico.
10. Los trabajadores sociales deben promover y fomentar el debate ético entre sus colegas
y empleadores y asumir la responsabilidad de tomar decisiones éticamente fundamentadas.
11. Los trabajadores sociales deben estar preparados para dar cuenta de sus decisiones
basadas en consideraciones éticas, y a asumir la responsabilidad de sus elecciones y
actuaciones.
12. Los trabajadores sociales deben trabajar para generar unas condiciones, en las
organizaciones donde trabajan y en sus países, donde los principios de esta declaración y
los de sus códigos de ética nacionales (si los hay) sean debatidos, evaluados y defendidos.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
● Úriz, M.J.; Ballestero, A. y Urien, B. (2007). Dilemas éticos en la intervención social: Una
perspectiva profesional desde el trabajo social. Zaragoza: Mira.