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que dentro de esta colectividad de seres cada uno pone en circulación un gran

número de potenciales virtuales de sí-mismo, algunas de las cuales se concreti-


zan y otros no. Estas potenciales están sujetas al libre albedrío de cada persona,
su última voluntad, haciendo de la relación persona-espíritu algo menos volátil
y no construido sobre una base de mutuo “estira y afloja”, donde a través de la
elección de su conducta propia la persona establece bucles alternativamente po-
sitivos o negativos pero en continuo proceso de retroalimentación, suprimiendo
o fomentando ciertos potenciales sobre otros. Por ejemplo, yo podría tener el
espíritu de un pintor y, por tanto, un potencial virtual para pintar, pero nunca
hacer la elección de recoger un pincel; de manera similar, es posible que tenga
el espíritu de una santera o hechicera y, por lo tanto, que me sienta obligada a la
iniciación religiosa afrocubana con el fin de “completarme” a mí misma. O por
el contrario, puedo tener muertos muy “católicos” (o incluso ateos), en cuyo
caso, naturalmente, mi constitución repudiará esas implicaciones. El desarrollo
de un yo ampliado esencialmente se produce mediante el cultivo de las formas
de incorporación a través de la conciencia y la acción, al atender materialmente
a los propios espíritus por medio de actos de pleitesía como las representa-
ciones y los regalos y de manera importante, al lograr la presencia “materiali-
zada” del muerto por medio de compromisos religiosos de diversa clase. Para
médiums y no-médiums, “producir” los espíritus propios de forma activa es
importante no sólo para la eficacia de su misión protectora y el propio bienestar
físico, sino para el éxito y consolidación de la trayectoria de vida de uno y, por
lo tanto, a la propia estabilidad psicológica y emocional. Un individuo que
se encuentra alejado de su cordón espiritual no sólo es más vulnerable a las
fuerzas externas, sino también demostrará una menor capacidad para tomar las
decisiones correctas cuando se presentan. El espiritismo cubano proyecta una
imagen del sí-mismo como holográfica, si se quiere ver así, ni confinado a su
interioridad ni extendido estáticamente, pero emergiendo en tres dimensiones,
con conexiones parciales siendo realizadas, reforzadas o atenuadas constante-
mente. La naturaleza de este holograma sugiere conectividades y contigüidades
en un plano inmanente entre una persona viva y una gran cantidad de agentes
espacio-temporalmente extendidos –los muertos–.
Esta breve descripción es importante ya que a través de la exposición conti-
nua a la visión mediúnica y sus dividendos, tanto clientes y médiums participan
en reconceptualizaciones parciales, pero sostenidas, de su propio sistema; de
hecho, es la parcialidad de esta actividad lo que es interesante aquí. La mayoría
de los religiosos reconocen que saben de la existencia de sólo una fracción de
sus muertos, es decir, aquellos que han sido “activados” hasta entonces por
las circunstancias o por afinidad con sus actividades diarias –por lo que son

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PURGANDO LA OTREDAD

tecnología de los márgenes.indb 137 12/06/15 12:13

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