You are on page 1of 24

UNIDAD 3.

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO.

HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS

Autor

Gonzalo M.
de la Torre Gerrero
Nacido: 06-06-1932, en el Carmen de Atrato (Chocó – Colombia)
Desde los primeros meses de nacido, fue criado en Quibdó (Chocó),
ciudad afrodescendiente que hace suya. Primeros votos como
religioso en la comunidad de Misioneros Claretianos: 08-XII-50,
ordenado de Sacerdote el 08-IXx-57. Licenciado en Sagrada Teología:
Instituto Pontificio “Angelicun” de Roma, 1958. Especialista en
Exégesis y Ciencias Auxiliares Bíblicas: Instituto Bíblico Franciscano
de Jerusalén 1962-1963. Algunos de sus escritos publicados: Las
parábolas que narró Jesús, Artículos diversos en la revista “RIBLA”
(Latinoamericana), en la revista Éxodo (Madrid – España), en la
colección Bíblica Claretiana “palabra misión”, en el Anuario de
Uniclaretiana (Fundación Universitaria Claretiana).

Créditos

Rector Vicerrectora Académica


P. José Agustín Monroy Palacio. Adriana Milena Mora Botina.

Equipo de producción:
Dirección de Innovación y Desarrollo de Medios y Mediaciones

Director Diseñadora Gráfica


Jaime Alberto Moncada Soto Carolina Arboleda Ocampo

Coordinadora Procesos Tutoriales Programador web


Paula Andrea Taborda Ortíz Jeysson Rengifo Cuesta

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS 1
Tabla
de contenido
Ir
Definiciones 4
1. Una primera definición y sus implicaciones

2. La dotación que nos da la naturaleza para que podamos cumplir la misión de


humanizarnos

Ir El modelo de sociedad generado por el acaparamiento 6


1. El contexto en el cual el ser humano nace y evoluciona ética y moralmente es el
contexto social y comunitario, que se mueve entre dos extremos reprobables: el
individualismo y el colectivismo.

Ir Hay que conocer la dinámica histórica en la que estamos enclavados como 8


personas, si queremos que el ser humano logre su humanización

1. El ser humano se construye sobre unas bases materiales de la historia.

2. La filosofía o pensamiento occidental va a generar un modelo de persona


condicionado a este pensamiento.

3. La historia de América Latina también nos acerca a la comprensión del tipo de ser
humano predominante en nuestro medio.

4. La historia del Chocó afecta también, de una manera muy honda, al ser humano
que habita este territorio.

5. El concepto de burguesía da claridad al mundo de la economía capitalista.

Ir Es urgente conocer la dinámica económica y empresarial que rige en el mundo 14


capitalista y neoliberal, para no ser inocentes frente a las mismas.

1. El capitalismo trata siempre de imponer este principio básico: el capital es superior


a los derechos del obrero.

2. La economía capitalista tiene su propia dinámica, o ciclo económico, a fin de


multiplicar el capital.

3. Toda transformación de la materia prima produce un valor agregado que genera


capital.

4. La acumulación es el objetivo mayor del capitalismo y, por lo mismo, lo más


intocable del mismo.

5. La teoría Latinoamericana de la dependencia ha enriquecido el panorama socio-


económico de nuestras sociedades.

6. El resultado contrapuesto a la acumulación del capitalista es el despojo o la


explotación del obrero.

2 Fundación Universitaria Claretiana


Ir El capitalismo no sólo tiene efectos económicos, sino también efectos sociales 17
que modifican las relaciones humana

1. Las clases sociales son propiamente creación humana y, como tal, pueden y deben
desaparecer.

2. La clase social dominante, por las ventajas que tiene, tiende a perpetuarse, con el
grave inconveniente y el peligro de agrandar distancias con la clase social obrera.

3. La economía del rebusque, de gran vigencia en nuestro medio, es fruto del sistema
capitalista al que afecta como competencia.

4. La economía de subsistencia es totalmente opuesta al modelo de economía


capitalista que produce para almacenar y vender.

5. La alienación es el fruto codiciado del capitalismo, pues ella lo mantiene con vida
en las conciencias humanas.

Ir La sociedad capitalista posee fuerzas que, al mismo tiempo que la estructuran, 19


la retroalimentan.

1. El capitalismo se constituye y funciona como una estructura, de aquí su gran


fuerza y su permanencia.

2. Las estructuras capitalistas terminan convirtiéndose en estructuras de muerte y


de pecado.

Ir ¿Qué hacer, frente al capitalismo y su modelo de empresa? 22


1. Nuestra tarea principal es la de colaborar en la creación de la conciencia política.

2. Compañero de la conciencia política es el pensamiento crítico.

3. Aunque parezca una utopía casi imposible de obtener, es necesario pensar un


nuevo orden social. Lo que no se piensa y acaricia muy difícilmente se llega a
realizar.

4. La nueva sociedad es el fruto de un nuevo orden social.

5. Hay que dar una voz de alarma para que los proyectos de humanización no caigan
en politización.

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS 3
DEFINICIONES

1. Una primera definición y sus implicaciones


El ser humano aparece en la creación con una misión específica: la de humanizarse, a través
de largos procesos evolutivos, que deberá realizar en compañía de los otros seres tanto de
su especie como del resto de la creación. Desde nuestras posiciones religiosas debemos
respetar y mantener viva esta finalidad universal, pues se trata de la finalidad que la Gran
Energía del Universo (las religiones lo llaman Divinidad) le ha puesto al ser humano. Ninguna
religión genuina, ni ninguna institución social o religiosa debe apartarse de esta gran misión.
De suyo, todas las instituciones -aún las menos confesionales- pregonan que su misión es
humanizar al ser humano. Para no olvidarla, digamos, pues, que Misión o finalidad del ser
humano, desde la óptica antropológica, es:

La realización, necesariamente comunitaria, del proceso de humanización al que el ser


humano tiende por naturaleza, como fruto del diseño que le señaló la misma naturaleza (por
diseño de una Energía Superior anterior), y que se realiza por evolución, que el ser humano
descubre como voluntad expresa de un Ser Supremo, y que sólo se logra por la práctica de
algún tipo de justicia.

Las consecuencias de esta definición de Misión Compartida son obvias:

En Ratifica que la misión universal de toda la creación ha sido llegar a producir,


PRIMER después de unos 15 mil millones de años de continuos cambios y mejoras,
lugar el ser humano con una conciencia que es capaz de dar razón de sí mismo y
de los otros seres, en una doble dimensión material y espiritual... con una
libertad que es capaz de decidir más allá del instinto y sobre el instinto... con
una capacidad de amar que puede incorporar y al mismo tiempo superar el
amor erótico, el familiar y el de amistad, hasta llegar a un amor de causa...
y con una capacidad ética que es capaz de construir comportamientos
cada vez más ajustados a la justicia...

En Quien hace la invitación a humanizarse es la misma naturaleza en unión del


SEGUNDO Dios que la inhabita, o viceversa, el mismo Dios en unión con la naturaleza
lugar inhabitada por él.

En En tercer lugar, la humanización se realiza siempre en un proceso en el


TERCER que prima la vida sobre la muerte; cada acto de vida, por pequeño que
lugar sea, tiene significado, no para negar la muerte que es condición de toda
criatura, sino para ubicar a la muerte como un nuevo punto de partida
hacia una vida más plena.

En En cuarto lugar, la humanización aprovecha toda práctica de justicia, sin


CUARTO excluir ni condenar ninguna porque no se parece a la propia, pero que sin
lugar embargo prepara para la práctica de una justicia mayor...

En En quinto lugar, la definición anterior de Misión Compartida no niega el


QUINTO papel que juega la religión en la humanización del ser humano, sino que
lugar lo presupone, pero dando el criterio de que una religión es valedera sólo
en la medida en que humaniza y en que su institucionalidad -organizativa,
doctrinal, religiosa y ritual- conduce al fiel hacia la humanización.

4 Fundación Universitaria Claretiana


2. La dotación que nos da la naturaleza para que podamos cumplir la
misión de humanizarnos
El ser humano, por evolución, ha integrado en su propio ser lo mejor de las especies animales
inferiores: sus cerebros. Decimos “sus” cerebros, porque a lo largo de la evolución se han
ido dando diversos tamaños de cerebro y diversas clases del mismo, según la finalidad de
la especie. Esta es la razón por la cual en el ser humano existen tres clases de estructuras
cerebrales: la reptílica que regula los ritmos biológicos; la límbica que controla las emociones
y la conducta en sus aspectos de temor y agresividad; y la estructura neocortical, a las que
llamamos capas superiores cerebrales, propias del ser humano, que regulan su capacidad de
conocer, comprender, entender y decidir, a partir de la propia libertad.

Toda esta dotación cerebral, como ya lo hemos dicho, está al servicio de la humanización,
que es la misión universal del ser humano. Pero, dentro de esta misión universal, se le
podría señalar a las dos estructuras cerebrales básicas (la reptílica y la límbica) la misión de
procurar cierta armonía básica, mientras a la estructura neocortical se le señalaría la misión
específica de ir más allá del instinto, de superarlo sin destruirlo, es decir, la posibilidad de
superar la animalidad básica heredada, para encaminarse hacia la humanización.

Sencillamente para que se cumpla la doble ley de la evolución


Todo esto asignada a cada ser: la de llegar, como individuo que hace parte
para qué de un grupo, a un desarrollo perfecto que le permita llegar a una
madurez individual; y como especie que cobija a los individuos,
para llegar a nuevas formas superiores de vida, en una marcha
siempre progresiva que haga mejor a los individuos que conforman la especie. El hecho de
que la realización del individuo se tenga que dar dentro de un grupo y de una especie, nos
indica que la necesidad de “compartir” la misión que trae la especie es una programación
que se hereda y que su cumplimiento significa “humanización” en el caso de las personas y
de la especie humana en general.

La naturaleza nos predispone básicamente para realizar la misión y compartirla, sea de una
manera individual (varones y mujeres), sea de una manera colectiva (grupo, clan, tribu,
etnia, nación...). La libertad (que tiene el poder de ir más allá del instinto), puede modificar
-si así lo quiere- estas formas y nos puede unir en diferentes y creativos colectivos de
varones o de mujeres que, en su momento tendrán que ajustar su instinto al proyecto, pero
bajo la condición de buscar una mayor humanización.

Los obstáculos heredados que impiden el proceso de humanización

Si la naturaleza humana viene bien dotada para realizar una misión humanizadora por el
descubrimiento y la práctica de la justicia, también hereda realidades contrarias a dicho
proceso de humanización. Hay tres fuerzas, enraizadas en lo más hondo de los instintos, que
al mismo tiempo que se constituyen como elementos necesarios para la vida y permanencia
del ser humano como individuo y como especie, se pueden constituir en fuerzas negativas,
si no se les pone al servicio de la humanización o de la justicia. Se trata de los instintos
que satisfacen estas tres necesidades: la de la satisfacción (el alimento), la de la seguridad
(vivienda), la de la reproducción (el sexo).

Estos tres instintos humanizan al ser humano, pues los tres contribuyen a que él crezca
en sanidad, seguridad y en número, y así no se extinga. Pero también se constituyen en
amenaza de las personas y del colectivo, cuando conducen al atrapamiento: se puede atrapar

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS 5
alimento y se causa hambre y pobreza en otros; se puede atrapar vivienda y se condena a
otros a vivir indignamente o se les explota en el alquiler de las mismas; se puede atrapar
sexo y el varón o la mujer se convierten no en un compañero-a responsable de la vida que
se genera, sino en un aprovechado del otra-o y en un progenitor-a irresponsable frente a la
vida. En ninguno de estos tres casos se humaniza.

Más aún, cuando se convierte el atrapamiento en norma de vida, se genera un modelo de


sociedad que deshumaniza, pues aparece la sociedad desigual, las clases sociales inferiores,
las dependencias y esclavitudes de personas y grupos. Es aquí cuando se hace más palpable
la necesidad de que el neocortex (las capas superiores del cerebro, las más propias del ser
humano), funcione y, sin destruir los instintos, reoriente su fuerza hacia nuevos valores que
humanicen. Tengamos en cuenta esta realidad de los instintos (el diálogo que debe haber
entre las tres estructuras cerebrales que tiene el ser humano), pues ellos cuentan en las
formas en que los diversos grupos pueden plantearse la misión compartida.

EL MODELO DE SOCIEDAD GENERADO POR EL ACAPARAMIENTO

1. El contexto en el cual el ser humano nace y evoluciona ética y


moralmente es el contexto social y comunitario, que se mueve entre
dos extremos reprobables: el individualismo y el colectivismo.

a La sociedad, el individualismo y el colectivismo


• Entendemos por sociedad la unión de los seres humanos para ayudarse mutuamente
en la consecución de un bien común. La esencia social del ser humano se deriva de
su propia limitación como individuo. El hombre solo es incapaz de transmitir la vida y
satisfacer sus ansias de amor íntimo y de procreación. Surge así la familia como una
complementación del individuo que satisface esas apetencias innatas. Lo mismo sucede
en el campo del trabajo, donde sólo a través de la cooperación de muchos, se puede
lograr realizaciones amplias que satisfagan a las necesidades comunes. De la misma
manera la organización política viene a a ayudar a los individuos en la administración de
los bienes comunes y en la protección frente a ladrones o agresores. En todos los casos,
la cooperación social logra algo nuevo en todos los miembros, algo que no lograrían nunca
solos. Por la integración y la complementación de los esfuerzos comunes, la sociedad no
se limita a una mera agrupación de individuos, sino que logra una especificidad nueva,
capaz de logros nuevos y diversos.
• La doble dimensión esencial del ser humano que es ser individual y social, ha llevado
a concepciones extremas. Por un lado, está el individualismo que antepone los
derechos y fines del individuo a los de la sociedad. Se concibe al individuo como ser
independiente y que podría ser sin la sociedad. La sociedad civil no es necesaria, sino
el fruto de una opción libre de los individuos o de un contrato. La sociedad lleva en
sí siempre una dimensión limitativa, pues restringe las libertades individuales. Viene
a ser por tanto un mal menor, para evitar peores consecuencias. Por otro lado está el
colectivismo para el cual el individuo se reduce a un elemento dentro de la sociedad,
sometido a sus fines que son de orden superior. El individualismo no se interesa tanto
en la integración social de los miembros, cuanto en el respeto a la libertad individual. El
colectivismo sojuzga la libertad y sólo busca la fuerza y la organización del Estado.

b El necesario diálogo entre individuo y Estado

• Para una ética genuina, la sociedad no es una inevitable limitación de los individuos,

6 Fundación Universitaria Claretiana


sino una auténtica complementación. Contra la concepción individualista, hay que
defender que no hay verdadera libertad sino en la comunidad de los seres humanos.
Y por eso no se ha de concebir como lo prioritario la relación de los individuos con el
Estado, sino su relación con las sociedades más naturales e inmediatas en las que el
ser humano se integra y donde desarrolla sus fuerzas creadoras y sociales, como son la
familia, la comunidad vecinal, las agrupaciones comunales, etc. Y es que el ciudadano no
es de modo inmediato un miembro del Estado, sino del pueblo. Y es en esa dimensión
más espontánea y natural, donde su libertad se madura y se desarrolla.

• Conviene por eso distinguir más claramente entre la noción de pueblo y la de Estado.
Para el colectivismo, el Estado es la instancia suprema y definitiva a la que todas las
demás han de servir. En una ética correcta, la dimensión primaria es la de pueblo,
que ha de complementarse después con la de Estado. El pueblo está formado por
agrupaciones espontáneas de seres humanos ligados frecuentemente a una geografía
común. El escenario donde el pueblo vive contribuye poderosamente a organizar su vida
e imprime características propias al modo de ser y al talante común de sus miembros.
Junto con la geografía que configura el ambiente y las costumbres, es también decisiva
para la noción de pueblo, la historia. Una tradición común, ligada a costumbres, fiestas,
actividades que se transmiten por herencia espiritual y espontánea. Y junto con ello, la
comunicación a través de un idioma común, la participación en formas de vida semejantes
y una cultura común que es expresión viva del alma popular. Vemos, pues, que el pueblo
supone una unidad más espontánea y natural, ligada al suelo y a la sangre, a la
historia y a la cultura, a las formas peculiares de organización social, al folclore,
al genio común. La palabra pueblo significa algo muy diverso a la masa. No se trata
de una multitud desorganizada o desarticulada, sino expresión comunitaria y cultural de
grupos humanos con un mundo común de valores.

• El Estado es algo más racional, más organizado, más finalístico. Es el ordenamiento


de la autoridad al servicio del bien común general. Presupone por tanto uno o
varios pueblos, con sus territorios y poblaciones. Pero lo que añade formalmente el
Estado es la unidad relacional superior que engloba y configura las unidades relacionales
inferiores, dirigiéndolas hacia un bien que sea común a todos. Los poderes básicos con
que el Estado lleva a cabo su misión son el legislativo que crea las normas y leyes
conforme a las cuales se ha de regir la vida ciudadana en los más diferentes campos, el
poder ejecutivo que lleva adelante los planes del bien común y vela por el cumplimiento
de las leyes y distribuye la justicia. Teóricamente, el Estado pareciera una sociedad
perfecta. Sin embargo, está sometido tanto a dependencias externas (comunidad de
naciones, imperios, globalización, capital extranjero, empresas transnacionales, etc.)
como internas (compromisos de partidos, de grupos económicos, de grupos armados,
etc.) que comprometen su pretendida independencia y autonomía.

c La defensa de las personas y de los pueblos

• Una de las misiones más importantes de la antropología en el mundo de hoy es la


defensa de las personas y de los pueblos ante el poder del Estado. El Estado tiende
a disponer de las personas de acuerdo a sus fines pragmáticos. Y trata de uniformar los
pueblos y las culturas en orden a una organización más cómoda y racional. Lo racional y
lo práctico tienden así a matar lo espontáneo y polifacético de la vida. La verdadera ética
ha de estar siempre al servicio de los valores más en peligro, ha de defender siempre a

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS 7
las personas y sus derechos frente a los poderes más tentaculares cada día del Estado.
Y de la misma manera ha de ponerse de lado de las culturas y sus derechos frente a los
poderes más tentaculares cada día del Estado. Y de la misma manera ha de ponerse del
lado de las culturas más oprimidas y de los valores populares en peligro de desaparecer.

• Tengamos presente que en nuestros países subdesarrollados el Estado tiene por delante
una tarea ardua de estimular fuerzas aletargadas hacia un desarrollo común y organizar
los diferentes elementos sociales hacia una meta que se hace desafiante, pues de ella
depende la victoria contra el hambre y el subdesarrollo. Esta es muchas veces la razón
por la cual nuestros Estados devenguen poderes excepcionales. Por eso mismo
es todavía más urgente la supervigilancia para evitar que esos poderes extraordinarios
en manos poco escrupulosas lleguen a injusticias y abusos que, por desgracia, no son
infrecuentes. La tensión entre una mayor necesidad de autoridad unitaria y los peligros
de abusos de los grupos de poder hacen conflictivas todas las tareas del Estado.

• Y es que las sociedades de los países en desarrollo encierran en sí mundos ingentes


de problemas. Problemas que son tan antiguos como el ser humano, pero que hoy se
han exacerbado por el crecimiento de la población y por la creciente toma de conciencia de
los pueblos. Estos problemas se refieren a las diferencias descomunales en el reparto de
los bienes naturales y de los recursos económicos, a los ingentes desniveles de educación
y de capacitación técnica, al desempleo, a la explosión demográfica, a la insuficiencia
de viviendas, etc. Esas desigualdades engendran frustración y rebeldías en las grandes
mayorías abandonadas y llevan a situaciones cercanas a una guerra civil fría y sorda. La
mayoría de estos problemas sociales no se pueden solucionar sin una colaboración no sólo
de todos los individuos, sino también del Estado como poder regulador del bien común.
Precisamente por la inestabilidad de la situación social, los estados tienden a mantener la
situación por un poder represivo, lo mismo que en las tendencias más derechistas que en
las izquierdistas. Un estado que se mantiene meramente por la fuerza, sin responder a los
anhelos de justicia y a los ideales de los pueblos, deja de cumplir su más elemental función.

• Los problemas sociales no se dan sólo en los pueblos particulares, sino de una manera
escandalosa en la comunidad internacional. Aquí las diferencias en la participación
de los bienes, del poder y del comercio, son tan grandes que superan toda descripción.
Hay pueblos aún sumidos en la más honda ignorancia, sin medios para apropiarse de sus
propios recursos, en situación casi colonial y dependientes para todo de otros pueblos
más poderosos. El hambre, la miseria y las enfermedades se ceban en los pueblos a
quienes falta lo más necesario, mientras otros abundan en toda clase de superfuidades.

HAY QUE CONOCER LA DINÁMICA HISTÓRICA EN LA QUE ESTAMOS


ENCLAVADOS COMO PERSONAS, SI QUEREMOS QUE EL SER HUMANO
LOGRE SU HUMANIZACIÓN

1. El ser humano se construye sobre unas bases materiales de la historia.


Para adentrarnos someramente en es te concepto, es importante que establezcamos una
distinción entre “historia real” y “narración histórica”. Nos interesa estudiar la historia real,
es decir, la actividad que los hombres realizan en el transcurso del tiempo, organizados
socialmente y apoyados en un cierto desarrollo de las fuerzas productivas. Esta historia
real es completamente diferente a la narración histórica. En la primera se trata de los

8 Fundación Universitaria Claretiana


acontecimientos y sucesos reales. En la segunda se trata de la narración oral o escrita de
tales acontecimientos, tal y como se encuentra, por ejemplo, contenida en los libros de
historia que se estudian en las escuelas.

Como lo que nos interesa es conocer el concepto de la “historia real”, nos referimos a sus
actividades, todas ellas afectas por su situación económica, actividades que el ser humano
realiza y ha realizado a lo largo del tiempo. Desde este punto de vista, la historia coincide
con la sociedad en desarrollo y movimiento, a lo largo del tiempo.

Para entender mejor este planteamiento, es indispensable que, así sea de una manera
resumida, señalemos las bases materiales de la historia humana, o sea aquellos aspectos
materiales sobre los cuales está cimentada la historia humana y sin los cuales no podemos
hablar de historia humana.

En primer lugar, es condición básica para que haya historia humana la existencia

1base
era de individuos humanos sobre la superficie de la tierra. Antes del ser humano
existía la naturaleza, constituida por la materia orgánica e inorgánica y por las
plantas y animales que existían entonces, pero no había historia. Al aparecer
el ser humano sobre la superficie de la tierra, aparece simultáneamente la
historia. Esta es la primera base material de la historia como ciencia que busca
entender la actividad de los seres humanos, su relación con la naturaleza y con
los demás seres humanos.

La segunda base material de la historia la constituye el hecho de que los seres

2base
da humanos, como seres vivientes que son, tienen que satisfacer un cierto
número de necesidades para poder seguir viviendo, para lo cual tienen que
organizar un proceso productivo. En este, al producir los bienes, el ser humano
produce también su vida.

La tercera base material de la historia la constituye el hecho de que la

3era
satisfacción de sus necesidades y la fabricación de herramientas nuevas para
base dicha satisfacción, ocasionan la aparición de nuevas necesidades que el ser
humano no tenía, que antes no existían.

La cuarta base material de la historia está constituida por el hecho de la

4base
ta reproducción biológica y sexual de la especie humana, la cual permite que
los seres humanos que mueren sean desplazados por su descendencia y así no
desaparezcan, por la garantía de la sucesión de una generación a otra.

La quinta base material de la historia la constituye el hecho de que para

5tabase
realizar el trabajo de transformar la naturaleza, los seres humanos necesitan
organizarse socialmente; pero dicha labor sería imposible si no se repartieran
las tareas.

La sexta base material de la historia la conforma la tendencia ética de todos

6base
ta los seres humanos, estén donde estén. La ética es material por ser tangible,
tanto, que modifica las estructuras de cualquier realidad o empresa o actividad
humana. Donde el ser humano deja una huella está el testimonio tangible de su
ética, para bien o para mal.

Muchos historiadores se olvidan de que estos seis aspectos constituyen la base material
sobre la cual los seres humanos van haciendo su propia historia a través de los años y de los
siglos. A esta base material, los pueblos sin excepción, le han añadido el elemento espiritual

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS 9
de su fe en alguna Divinidad, la cual siempre está en relación con estas seis bases materiales
de la historia. Por eso hay un principio que dice que lo espiritual no tan espiritual como se
cree, ni lo material tan material como se piensa”…

Todas estas realidades, materiales y espirituales, no fueron apareciendo una después de la


otra, a lo largo del tiempo. Son aspectos que siempre han estado presentes, durante todas
las fases históricas. Si una de esas realidades estuviera ausente, los seres humanos estarían
en grandes dificultades para seguir existiendo. Y si el ser humano dejara de existir, no habría
historia ni sociedad alguna y regresaríamos al principio: a la pura naturaleza.

Finalmente, anotemos que la historia es un proceso dinámico, sometido a constante cambio y


desarrollo, y nunca es una realidad estática. El motor que le da este movimiento a la historia
está constituido por los seres humanos y su praxis. Esta praxis se da en doble vertiente de
actividad: para transformar la naturaleza unas actividades y otras ejercidas en las relaciones
con los demás seres humanos. De esta manera la praxis humana es la responsable última
de que la historia sea dinámicamente progresiva.

Como estructura, la historia se explica desde la trabazón existente entre una sociedad y
la siguiente o la anterior, en cada paso y momento histórico. Cada sociedad surge de la
entraña de la anterior y por ello conserva algunas características de la vieja sociedad. Y cada
sociedad contiene y desarrolla sus propias peculiaridades, con las cuales se articulan las
peculiaridades y características de la sociedad anterior.

2. La filosofía o pensamiento occidental va a generar un modelo de


persona condicionado a este pensamiento.
A partir del período conocido como el Renacimiento (s. XV-XVI), o como la Ilustración (s.
XVII-XIX), o como la llegada de los europeos a América (1.492), o como la revolución francesa
(1,789), se fue consolidando un proceso de avance en el pensamiento científico moderno.
Las teorías basadas en la fe religiosa como fuente de explicación de todos los fenómenos,
entraron en cuestión y el enfrentamiento entre fe y razón se hizo explícito.

Todo este remezón científico fue estructurando no sólo un cuerpo abstracto de conocimiento
y explicaciones, sino que se fue traduciendo, aplicando y concretando en los sistemas de
gobierno y en todos los sistemas de la sociedad.

Por haber ocurrido en los países situados hacia la parte de la tierra donde se pone el sol
(Occidente), se empezó a llamar “Occidente” a estos países europeos y posteriormente a los
Estados Unidos, desde finales del s. XVII. Su sistema de pensamiento, expresado en teoría
como el positivismo y el funcionalismo, empezó a conocerse como Pensamiento Occidental y
su modo de organizar la sociedad se empezó a nombrar como Sociedad Occidental.

Así, el régimen de democracia formal, producto de la teoría social del liberalismo (libre
pensamiento, libre comercio), ligado a su vez al desarrollo del modo de producción capitalista,
dieron forma a lo que hoy conocemos como Occidental, por responder a los mencionados
presupuestos teóricos.

Lo Occidental se muestra contrapuesto al sistema filosófico Oriental (contemplativo, intimista,


animista) y a la esfera socialista desarrollada también en Europa Oriental.

Como sistema y categoría hegemónicos, lo occidental propugna y defiende en lo económico el


modo de producción capitalista, que hoy llega a su fase imperialista. En lo político, considera

10 Fundación Universitaria Claretiana


a la Democracia formal como el único sistema válido de gobierno, con la división tripartita
del poder (ejecutivo, legislativo, judicial), consagrando a la elección de representantes y
gobernantes por el sufragio universal y propugnando la libertad de iniciativa. En lo ideológico,
concibe la libertad de todo ser humano, para buscar su propio beneficio, de una manera
articulada al régimen gubernamental, reproduciéndolo y definiéndolo, como garantía para el
cumplimiento de los derechos humanos de la revolución francesa.

Su concepción del desarrollo se da igualmente en el marco del capitalismo, viendo como


natural el orden establecido donde unos lo tienen todo y la gran mayoría vive en condiciones
inhumanas. Occidente ve esta división como algo natural, producto de la mayor capacidad
de unos y de su mayor esfuerzo en busca del progreso. Por lo mismo, ven como natural la
acumulación y reproducción infinita del capital en pocas manos.

3. La historia de América Latina también nos acerca a la comprensión del


tipo de ser humano predominante en nuestro medio.
El llamado Subcontinente Latinoamericano es una unidad territorial, multiétnica y pluricultural,
resultante histórica de la colonización hispano-lusitana del continente americano y que
comprende, por compartir la misma realidad, en sentido amplio, no sólo los países de habla
hispana y portuguesa, sino también algunos de habla francesa e inglesa.

América Latina, resultado de la colonización de los países latinos europeos, es un conjunto


de repúblicas que pasaron de condiciones coloniales a condiciones neocoloniales y que hoy
forman parte del llamado Tercer Mundo, compartiendo altísimos niveles de miseria, en
formaciones sociales capitalistas dependientes y subdesarrolladas, que las hacen además,
geopolíticamente pertenecientes al bloque sur dentro de la repartición vigente del mundo,
donde un pequeño grupo de países con capitalismo desarrollado mantiene en condiciones de
sujeción, ejerce hegemonía y control, desde el bloque norte a estas naciones empobrecidas.
Dicha hegemonía es producto histórico del desarrollo capitalista, que convirtió a América
Latina en fuente de materias primas para su beneficio, sin ningún proceso de humanización.

El fenómeno América Latina es económicamente dependiente, como ya se dijo; políticamente


presenta gobiernos manipulados desde el norte, detentados por burguesías nacionales
mestizas, en alianza con el capital trasnacional; e ideológicamente es recipiente del
pensamiento occidental, que la ha ido llevando a una lógica que tiende a negar las raíces
indígenas y africanas de la identidad latinoamericana, considerando sólo lo europeo como
patrón que conformó la etnicidad del continente.

Debido a todo lo dicho, en América Latina conviven los reducidos grupos de poder de la
burguesía, criolla o mestiza, ejerciendo su hegemonía y colonialismo interno sobre las
grandes masas de los sectores populares mestizos, indígenas y afroamericanos, negándoles
las posibilidades de humanización, los más elementales derechos y erigiéndose como poder
dependiente y manipulado desde el mundo capitalista desarrollado. De manera particular,
dichos grupos criollos le niegan a los grupos étnicos su carácter de tales, invisibilizándolos,
marginándolos, practicando contra ellos distintas formas de racismo, buscando integrarlo
por todos los medios a una unidad nacional forzada.

Pero, pese al desolador panorama presentado, América Latina es también el continente de la


esperanza, como se ha dicho. Forjadora de procesos de resistencia heroicos, América Latina
ha rebasado las líneas del pensamiento occidental y le ha aportado al mundo en todos los
campos de la inteligencia humana, con originalidad y creatividad. Piénsese, por ejemplo, en

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS 11
la literatura, renovadora del lenguaje y temáticas; en la teología de la liberación, concreción
latinoamericana de la apertura eclesial posibilitada por el Vaticano II; en las teorías políticas
de la dependencia y la nueva sociedad; en el desarrollo de su movimiento popular, tanto en
el campo de las luchas sociales como en el campo cristiano con las Comunidades Eclesiales
de Base, en la educación liberadora, entre otros.

Por todo ello, hoy se puede hablar de un proyecto latinoamericano de liberación, desde el
cual el pueblo busca la transformación de la estructura capitalista y en el cual se integra el
proyecto alternativo indígena y el proyecto alternativo afroamericano, que aportan desde su
especificidad étnica y cultural.

También podemos hablar de una iglesia latinoamericana que trata de recuperar el sentido
original del cristianismo, lo más genuino del proyecto de Jesús de Nazaret, optando por el
pobre como sujeto y lugar social y cultural, desde los cuales debe revelarse el Señor de la
Historia, el Dios de la vida en este continente.

4. La historia del Chocó afecta también, de una manera muy honda, al ser
humano que habita este territorio.
La unidad territorial étnica y cultural que hoy se conoce en Colombia como departamento
del Chocó, data de los tiempos precoloniales, cuando grupos indígenas Chocó, Citará y Kuna,
entre otros, ocupaban de manera dispersa una vasta zona que comprendía costas en los
océanos Atlántico y Pacífico, desde el actual territorio de la República de Panamá hasta lo
que es hoy el departamento del Valle del Cauca.

A finales del siglo XVII, para seguir aprovechando sus inmensa riquezas minerales, los
colonizadores trajeron al Chocó población negra como mano de obra esclava. Esta, en el
proceso de producción de la cultura afroamericana, poblaría -más tarde, cuando se decreta la
abolición de la esclavitud (1.851)- de manera completamente autónoma, todo el territorio que
ya habitaba, originando la mayor concentración étnica y cultural afroamericana de Colombia.

Parte activa del sistema colonial de la fase independista, del período republicano, de la
modernidad y de la reconstrucción nacional del s. XX, el Chocó deviene históricamente en
territorio marginado, convertido por el poder dominante de cada período en fuente inagotable de
materias primas para la producción nacional, sin ningún beneficio o reversión hacia su interior,
imprimiéndole así un carácter de enclave económico, dentro de la formación social colombiana.

Sin embargo, los pueblos negros e indígenas reproducen sus culturas y organizan sistemas
de producción en el marco de la subsistencia, que evitan su extinción y le comunican
identidad, con lo cual ejercen resistencia al modelo integracionista de la sociedad dominante,
conformándose y estructurándose como unidad étnico-cultural claramente diferenciable
dentro del país colombiano.

Tales condiciones históricas concretas llevan al Chocó a aparecer hoy como la región
más atrasada del País, en condiciones de postración y dependencia en todos los niveles:
económicamente identificada por el mismo Gobierno como la zona de mayor índice de
pobreza absoluta y necesidades básicas insatisfechas, y carente de perspectivas de verdadero
desarrollo hacia el siglo XXI; políticamente botín de las más corruptas prácticas bipartidistas
de clientelismo y caciquismo electorero; e ideológicamente desconocida su identidad cultural
negra e indígena.

El Chocó, en estas condiciones, llega hoy a la realidad de una nueva colonización, por parte

12 Fundación Universitaria Claretiana


del capitalismo nacional y transnacional que, en nombre de un desarrollo que sólo reproduce
el capital, sin ningún beneficio para la población, ha puesto los ojos en el Pacífico colombiano,
que está en venta al mejor postor, a través del conjunto de proyectos y megaproyectos
denominados Plan del Pacífico, que no es más que la reedición de la invasión y depredación
practicada en la región durante los períodos históricos anteriores.

Los afrochocoanos y los indígenas han sido condenados a plegarse servilmente a este nuevo
exabrupto, so pena de desaparecer física y culturalmente, en un nuevo etnocidio, que desconoce
los más elementales derechos de estos pueblos, negando su existencia y su alteridad,
asimilándolos a un factor más de producción para el beneficio de los dueños del capital.

Frente a tan atroz e inhumano panorama, se viene levantando la voz del movimiento
popular regional y nacional, que reclama y lucha por el reconocimiento de la propiedad
sobre su territorio tradicional, concepto que presupone el derecho total a la autonomía y a
la autodeterminación de negros e indígenas. Sin embargo, la avanzada del capital, con sus
consecuencias económicas, políticas e ideológico-culturales de muerte, parecen inatajables,
ante lo cual se impone un proceso de lucha y resistencia mucho más organizado y unitario,
para impedir que se inicien otros quinientos años de colonización en el Chocó y, en general,
en todo el Pacífico colombiano.

Ante la realidad histórica, las instituciones civiles y religiosas deben renovar su compromiso
y su opción por los empobrecidos del Chocó, por el rostro afroamericano e indígena de
la marginación, que es vendido aún por los propios coterráneos de la clase politiquera.
Una política regional étnica integral, que verdaderamente quiera dar respuestas concretas
y adecuadas a tan grave problemática, debe estar en consonancia con los intereses del
pueblo, correr su misma suerte, para que en este pueblo se revele el Dios de la vida ante las
fuerzas de la muerte históricamente presentes y activas, asumiendo a fondo y con sentido
evangélico todas las consecuencias de su praxis.

Por ello no hay derecho a que aún se continúe en ciertos círculos, de una manera
descontextualizada, desgastándose en discusiones acerca de la validez de un compromiso
étnico afrochocoano (incluida la acción pastoral de las iglesias), que es clamada a gritos
por los crucificados de esta tierra chocoana, mientras su marginación y exclusión continúa
ampliándose y el círculo de muerte cerrándose en torno a la vida de los afrodescendientes,
los indígenas y los mestizos empobrecidos del Chocó.

5. El concepto de burguesía da claridad al mundo de la economía


capitalista.
Con este concepto se denomina a la clase social que, dentro de la estructura de una sociedad
capitalista, detenta el poder dominante y mantiene en estado de sujeción y subordinación
al pueblo.

La burguesía suele ser la dueña de todo lo necesario para realizar el trabajo o proceso
productivo: las materias primas, los implementos de trabajo y el capital, con el cual compra la
fuerza del trabajo del obrero o trabajador, en un proceso de explotación de un grupo burgués
privilegiado en contra de los grupos populares, con todos los beneficios para el primero.

Par sustentar y legitimar dicha explotación, la burguesía se vale de un ordenamiento jurídico


y un aparato de control político-militar, el cual gobierna de manera excluyente; y de una serie
de dispositivos ideológicos que mantienen bajo control cualquier oposición, presentando el

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS 13
estado de cosas como bueno y adecuado. A esta realidad sociológicamente se le dan los
nombres de Estado burgués y de ideología burguesa.

Por su lugar de capitalista en las relaciones sociales de producción, el burgués busca


reproducir eternamente su poder, agudizando el antagonismo y la contradicción más profunda
de nuestra sociedad: la confrontación burguesía-pueblo.

ES URGENTE CONOCER LA DINÁMICA ECONÓMICA Y EMPRESARIAL


QUE RIGE EN EL MUNDO CAPITALISTA Y NEOLIBERAL, PARA NO SER
INOCENTES FRENTE A LAS MISMAS.

1. El capitalismo trata siempre de imponer este principio básico: el capital


es superior a los derechos del obrero.
El capitalismo es el modo de producción dominante en nuestra sociedad, del cual se estructura
ésta en sus niveles económicos, políticos e ideológicos.

En términos más sencillos, el capitalismo se define por un tipo de relaciones sociales de


producción, en las cuales una clase (los capitalistas) es la dueña o propietaria de los medios
de producción, o sea, de todo aquello necesario para realizar el trabajo. Mientras que otra
clase (los trabajadores) sólo cuenta con su fuerza de trabajo, la cual vende al capitalista y
con la cual produce para el beneficio de éste, recibiendo a cambio sólo su salario.

El trabajador, en el capitalismo, no puede usar su capacidad de trabajar (fuerza de trabajo)


para su beneficio propio, precisamente porque en la estructura capitalista no tiene ni la
materia ni los instrumentos de trabajo para hacerlo. Estos se encuentran como propiedad
del capitalista y por ello el trabajador tiene que vender su capacidad de trabajo al patrón
capitalista. Así, el obrero se relaciona con los instrumentos de trabajo como no poseedor y
con el capitalista como vendedor de su propia fuerza de trabajo. Estas peculiares relaciones
en las que se encuentra son las que le dan su carácter de obrero.

A la inversa, el capitalista no trabaja directamente en la transformación de la materia prima


y, sin embargo, es poseedor de todo lo necesario para realizar el trabajo. Posee una materia
prima que necesita ser transformada para que pueda satisfacer necesidades humanas, posee
también todo lo necesario para realizar este trabajo y posee dinero para pagar a quienes
realizan el trabajo. Es decir, esta forma de relacionarse con las cosas (ser poseedor de todo
lo necesario para el trabajo) y con otros hombres (comprarles por un determinado tiempo su
capacidad de trabajo) lo convierte en capitalista.

Por lo dicho, si no hay una ética que se interponga y regule toda esta dinámica, las relaciones
entre trabajadores y capitalistas son antagónicas, de contradicción, de explotación. Esta es,
en síntesis, la esencia del modo de producción capitalista.

2. La economía capitalista tiene su propia dinámica, o ciclo económico, a


fin de multiplicar el capital.
El ciclo económico es la expresión concreta de las relaciones económicas de una sociedad; es
decir, es el conjunto de actividades que conforman el ámbito de la producción material de la
sociedad, en combinación e interrelación, para la satisfacción de las necesidades humanas.

14 Fundación Universitaria Claretiana


En términos globales, por ejemplo, las relaciones económicas del capitalismo se mueven,
mencionándolos unilateralmente para facilitar su comprensión, en cuatro aspectos.

• En la Producción: los miembros de la sociedad transforman la naturaleza para


elaborar productos que sean adecuados para satisfacer las necesidades sociales;

• En la Distribución: se determinan según las leyes sociales la producción del producto


total que ha de tocarle a cada grupo, a cada clase y, dentro de ella, a los individuos;

• A través del Intercambio: cada individuo adquiere los productos concretos que
desea. Con el salario que reciben, los obreros compran los productos que necesitan;

• En el Consumo, finalmente, los productos se convierten en objetos de disfrute.

La forma en la que cada sociedad o grupo concrete estos cuatro aspectos conforman su ciclo
económico, con expresiones particulares en cada uno de ellos, de acuerdo con su misma
dinámica económica.

3. Toda transformación de la materia prima produce un valor agregado


que genera capital.
El trabajo humano es capaz de producir nuevo valor, y, además, produce más valor que el
que consume, produce más que lo que necesita para reproducirse, es decir, para recobrar
la energía gastada en la producción. El trabajador, al estar obligado a vender al capitalista
su fuerza de trabajo, está impedido para apropiarse de todo lo que produce, no puede
aprovechar por cuenta propia su capacidad de trabajar. Al venderla (o sea, al trabajar
para otro) recibe a cambio, como sucede con cualquier otra mercancía, el equivalente a lo
necesario para producirla, es decir, lo equivalente al consumo necesario para que pueda
reconstruir su capacidad de trabajar.

Esto, que es el rasgo esencial de las relaciones de producción capitalista, condiciona las reglas
de distribución. El capitalista posee, antes de iniciar el proceso laboral, todo lo necesario:
la materia prima, el local, las materias auxiliares, los instrumentos de trabajo, también la
fuerza de trabajo que ha comprado al obrero por un tiempo definido. Ello le da “derecho” a
la posesión del producto final. Pero, resulta que el producto final vale más que lo que él pagó
o adelantó para producirlo. Esta diferencia es la ganancia del capitalista, el excedente que él
se apropia. No importa que este plus-valor (más valor o valor agregado) haya sido producido
por los obreros: el capitalista ya le pagó al obrero lo que vale en el mercado su fuerza de
trabajo y todo el valor que tiene la mercancía producida le pertenece. Según los principios
del capitalismo, el dueño de la empresa no tiene por qué repartir esta plusvalía o este valor
agregado con el obrero.

4. La acumulación es el objetivo mayor del capitalismo y, por lo mismo,


lo más intocable del mismo.
• La ética capitalista va dirigida a que la acumulación sea cada día mayor y a
protegerla de todo peligro.

Es el proceso mediante el cual el capitalista, dueño de los medios de producción,


capta progresivamente los excedentes o ganancias de la producción del trabajo y los
convierte en fondo permanente para reproducir el capital y satisfacer necesidades

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS 15
suntuarias, luego de haber satisfecho las necesidades vitales.

Este concepto está en la base del sistema financiero que se basa en la acumulación de
dinero y en su reproducción -como mercancía- de manera reglamentada y permanente.

5. La teoría Latinoamericana de la dependencia ha enriquecido el


panorama socio-económico de nuestras sociedades.
• La dependencia es la nueva forma económica cómo un país puede ser
modernamente conquistado.
La teoría de la dependencia es un aporte del pensamiento latinoamericano. A través
de esta categoría se nos explica, diciéndolo en términos muy simples, cómo la
inmensa mayoría de países pobres (Tercer Mundo) vive, además de sus condiciones
de marginalidad, en condiciones de sujeción y subordinación frente a los países ricos
(Primer Mundo). Esta condición de sujeción y subordinación que abarca todos los
campos de la estructura social, es lo que se denomina dependencia.
Los países tercermundistas dependen de los países del Primer Mundo en lo económico,
pues no cuentan con capital ni con tecnología para su desarrollo; por ello recurren,
para obtenerlos, al Primer Mundo, el cual presta el dinero y transfiere la tecnología,
pero poniendo sus condiciones y obligando a que los estados sean adecuados a las
necesidades de expansión de su capital y su tecnología, con lo cual nos ponen a
depender en el campo político también, pues no podemos ordenar nuestro sistema
gubernamental sin contar con el visto bueno de los acreedores.
Como este fenómeno anormal, desigual y desequilibrante necesita ser justificado y
legitimado, a través de las instancias ideológicas, se nos alimenta una cultura de la
dependencia, que nos hace introyectarla y considerar todo lo del Tercer Mundo como
atrasado e incapaz de producción en los diferentes ámbitos.
Casos como el de la deuda externa (mediante cuyo cobro se interviene en la soberanía
de los países del Tercer Mundo) y el de las relaciones internacionales (manipuladas de
acuerdo con los intereses de las potencias industriales) son claros ejemplos de nuestra
dependencia (subordinación y sujeción) de los imperios económicos capitalistas.

6. El resultado contrapuesto a la acumulación del capitalista es el despojo


o la explotación del obrero.
Aunque nos hagamos un poco repetitivos, para la comprensión del concepto de explotación
es necesario recordar que él se refiere a la relación de tensión existente entre el grupo
dominante (dueño de los medios de producción y que se apropia de las ganancias) y el grupo
dominado (dueño solamente de su fuerza de trabajo o capacidad de trabajar, la cual debe
vender como mercancía al capitalista). Esta relación asimétrica, desigual, provoca el hecho
de que quien no trabaja directamente (el capitalista) se apropie del producto y obtenga las
ganancias generadas por el mismo; y el que realiza el trabajo no obtenga más que un valor
predeterminado por el capitalista, como precio por su fuerza de trabajo, para reproducir ésta
y seguirla vendiendo.

Estas son relaciones de explotación que desgastan, deshumanizan, destruyen la fuerza de


trabajo que no alcanza a reproducirse completamente.

16 Fundación Universitaria Claretiana


Hay que anotar sin embargo que los explotados no lo son en sentido absolutamente pasivo
frente al poder explotador. También los explotados continúan siendo poder, pero les hace
falta la conciencia de clase (conciencia profunda de su condición de explotado) para buscar
la transformación de la estructura en forma organizada, como clase social.

EL CAPITALISMO NO SÓLO TIENE EFECTOS ECONÓMICOS, SINO TAMBIÉN


EFECTOS SOCIALES QUE MODIFICAN LAS RELACIONES HUMANAS

1. Las clases sociales son propiamente creación humana y, como tal,


pueden y deben desaparecer.
Las clases sociales son grandes grupos sociales que se distinguen entre sí por el lugar que
ocupan en un sistema social concreto.

Uno de ellos, por la sola razón del lugar que ocupa en las relaciones sociales de producción,
se apropia de una parte del fruto del trabajo del otro. Tiene además el poder para mantener
ese estado de cosas por la promulgación de un orden jurídico que legaliza la explotación, por
la organización de un aparato administrativo y de coacción policiaco-militar, a favor de los
intereses de la clase dominante y por la difusión de una ideología que presenta esta situación
como algo bueno y natural.

Por todo esto, los grupos mencionados tienen intereses sociales distintos y antagónicos, en torno
a los cuales suelen tomar conciencia y organizarse, para defender cada cual lo que le afecta.

Hay que tener cuidado para no confundir la teoría de las clases sociales con la de los estratos
económicos. Esta última clasifica a los grupos simplemente por el nivel de ingresos. Habla
de ricos y pobres, pero sin explicar a fondo por qué unos son ricos y otros pobres. No saca
a la luz que los ricos lo son a costa de los pobres

2. La clase social dominante, por las ventajas que tiene, tiende a


perpetuarse, con el grave inconveniente y el peligro de agrandar
distancias con la clase social obrera.
Según el lugar que ocupe en las relaciones sociales de producción, cada grupo adquiere una
condición específica como clase social, cuyos intereses son contrapuestos a los otros grupos.

La clase social que detenta el poder en los diferentes niveles de la estructura (económico,
político e ideológico) es la clase dominante, en continua tensión con los otros grupos, en
relaciones antagónicas y de contradicción.

Por su carácter de dominante, esta clase reproduce una estructura que sustente su poder,
la sociedad dominante.

En el caso latinoamericano, la burguesía se ha erigido en clase dominante, en contradicción


y antagonismo con el pueblo, que es la confrontación dialéctica vigente en nuestra sociedad
capitalista.

3. La economía del rebusque, de gran vigencia en nuestro medio, es fruto


del sistema capitalista al que afecta como competencia.
Se refiere al conjunto de actividades estructuradas, al margen del ordenamiento formal del
capitalismo, que se revisan en el ámbito de la distribución, el intercambio y el consumo,

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS 17
fundamentalmente en los sectores urbanos. Esta economía es realizada por el ejército de
desempleados (fuerza de trabajo no captada por el capitalismo formal), los cuales buscan
su supervivencia a través de la distribución de bienes de consumo, casi siempre de primera
necesidad.

Esta práctica es ambulatoria, o sea que cambia de lugar para su realización, al igual que
cambia con frecuencia su oferta de bienes.

La economía del rebusque normalmente genera sólo lo necesario para subsistir cada día:
el día en que no se venden los productos, ese día el vendedor no tiene con que reponer su
fuerza de trabajo.

Con un matiz de la misma, hay que decir que los estados capitalistas latinoamericanos
vienen organizando, desde arriba, a los miembros de la economía del rebusque en formas
asociativas, reglamentadas por el Estado. El modelo de las llamadas microempresas de
comercialización, de producción y de prestación de servicios, es un ejemplo de lo dicho.
Mediante las microempresas se realiza una explotación aún más sutil, pues las fábricas
no compran directamente la mano de obra, sino que facilitan capital para la producción y
compran los productos a un precio muchísimo mas bajo que el que después asignarán para
distribuirlo y llevarlo al consumo.

Los que practican la economía del rebusque varían de actividad con frecuencia, pues la
consigna es “rebuscarse”, es decir, trabajar en lo que resulte, con tal de obtener un mínimo
que garantice la supervivencia.

Se puede decir, en términos simples, que la economía del rebusque es a la ciudad lo que la
economía de subsistencia es al campo.

4. La economía de subsistencia es totalmente opuesta al modelo de


economía capitalista que produce para almacenar y vender.
Es un tipo de economía marginal dentro del modo de economía dominante.

Se caracteriza porque con ella sólo se busca producir lo necesario para subsistir, sin generar
excedentes. Es una economía familiar de reproducción simple, pues sus actividades son
realizadas por los mismos que se beneficiarán de ella, quienes sólo producen lo necesario
para reproducir la fuerza de trabajo.

La economía de subsistencia es una economía típicamente campesina, en desigualdad


evidente con el capitalismo, por su no acumulación de capital y por la precariedad de su
tecnología y sus mecanismos de distribución.

Por ser una economía natural, su ciclo económico responde a las características del ecosistema
en el cual se realiza. Por ejemplo, las comunidades negras campesinas del Atrato (Chocó) se
mueven en un ciclo anual que comprende la pesca, la agricultura, la caza, la minería y el uso
del bosque para el autoconsumo.

Cuando la economía de subsistencia genera algún tipo de excedente, éste se destina al


intercambio, el cual se realiza en penosas y desiguales condiciones para el campesino,
debido a las fuertes cadenas de intermediación que agregan valor comercial para su propio
beneficio y hacen que el producto llegue al consumidor final a precio mucho más elevado
que el original, el cual fluctúa de acuerdo con las variaciones del mercado de oferta y

18 Fundación Universitaria Claretiana


demanda controlados por los intermediarios, que son los que se llevan, en última instancia,
las ganancias.

A pesar de su relativo atraso, la economía de subsistencia es un modelo familiar y comunitario


que ha garantizado la subsistencia de grandes masas del pueblo afroamericano, por ejemplo,
en una relación armónica de aprovechamiento de los recursos naturales.

En la esfera humana, la economía de subsistencia tiene su equivalente en la economía


del rebusque, la cual -por estar inserta plenamente en condiciones capitalistas- tiene una
dinámica basada más en la distribución que en la producción.

Ambos, en términos del capitalismo, garantizan a este modo de producción un ejército


industrial de reserva: fuerza de trabajo masiva que está disponible para ser comprada y
cuyo precio puede ser bajo, debido a la cantidad de oferta, mucho menor que la demanda
capitalista.

5. La alienación es el fruto codiciado del capitalismo, pues ella lo mantiene


con vida en las conciencias humanas.
Es el fenómeno que se da en el proceso de trabajo y que consiste en el sometimiento del
trabajador a los objetivos que constituyen la propiedad privada del capitalista: el capital.

El fenómeno de la alienación se caracteriza, principalmente, por tres aspectos:

• El trabajo no le pertenece al trabajador.


• El objetivo sobre el cual trabaja no le pertenece al trabajador.
• El trabajador no es dueño de sí mismo.

Estos tres aspectos se resumen y se sintetizan en uno solo: el trabajador está sometido
a todas aquellas realidades que constituyen el capital del patrón.

Aplicado a lo ideológico, este concepto presupone una ausencia de libertad para pensar
por cuenta propia, debido a que se siguen los lineamientos impositivos de un orden social
dominante que oculta, deforma y falsea la realidad de su injusticia a los ojos del sujeto
que la padece, llevando a este a pensar dicho sistema como un orden natural, funcional e
inmutable, en el que hay que vivir pasivamente.

LA SOCIEDAD CAPITALISTA POSEE FUERZAS QUE, AL MISMO TIEMPO


QUE LA ESTRUCTURAN, LA RETROALIMENTAN.

1. El capitalismo se constituye y funciona como una estructura, de aquí


su gran fuerza y su permanencia.

La sociedad es la forma estructural como se relacionan los hombres y mujeres con las cosas
y entre sí, en el conjunto de los ámbitos de su vida y según las posibilidades que les brinda
el desarrollo histórico-social anterior. Para comprender mejor esta sencilla definición, hay
que entender que estas relaciones forman una estructura. Hay que entender qué es una
estructura y sus características.

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS 19
1ª. La primera característica de algo que es una estructura es que se trata de un conjunto
de elementos en el que todo está relacionado con todo. Un ejemplo puede ser la red de un
pescador, donde cada cuerda se encuentra relacionada, anudada, directamente con un buen
número de otras cuerdas y a través de ellas se encuentra unida a las demás.

2ª. La segunda característica de una estructura es que cada elemento sólo se entiende
por el conjunto de sus relaciones; además, las relaciones en las que se encuentra lo
convierten en algo que, si no tuviera esas relaciones, sería otra cosa. Por ejemplo, un obrero
no es simplemente un hombre, sino que las relaciones en las que se encuentra con las cosas
y con otros hombres lo convierten en eso, en un obrero y no en un campesino o un artesano.

3ª. Una tercera característica, que podemos deducir de las dos anteriores, es que una estructura
es algo más que las partes, incluso algo más que la suma de las partes: es una interrelación.
La razón para afirmar esto es muy simple. Si cada elemento de la estructura se configura o
es lo que es, por las relaciones en las que se encuentra en el interior de la estructura, la
estructura tendrá características que no tienen los elementos aislados; es, pues, más que los
elementos, porque cada elemento se transforma en la relación estructurada.

4ª. La estructura se caracteriza, además, por ser contradictoria. Sus distintos elementos
no son funcionales, ni forman un todo armónico. Hay contradicción entre los distintos
elementos y también entre distintos niveles de la estructura. Por ejemplo, en el capitalismo,
un obrero y un capitalista son distintos por las relaciones en las que se encuentran, que
hacen que cada uno sea lo que es; pero no sólo eso: además, se encuentran en oposición o
contradicción; su relación los lleva a que tengan intereses encontrados: el obrero buscará
cambiar la estructura que permite que se le explote, el capitalista buscará mantener la
estructura que lo beneficie.

5ª. La quinta característica de una estructura es que es dinámica. La estructura, una vez
configurada, tiende a reproducirse; se convierte en un mecanismo que reproduce no sólo
sus elementos, sino la relación entre ellos. Aunque esto no quiere decir que una estructura
sea eterna y no se pueda cambiar.

6ª. Los elementos de una estructura se encuentran, pues, no sólo interrelacionados, sino que
estas relaciones se convierten en algo que se repite constantemente, mientras no se cambie
la estructura. Porque, una vez que se configura la estructura, estas relaciones son
algo independiente de las voluntades.

7ª. La séptima característica, ya insinuada antes, de la estructura es que no es eterna,


tiene un origen y puede cambiar. Los hombres la crearon, los hombres la pueden cambiar,
aunque ni su creación ni su cambio sean un asunto de pura voluntad. Puede ser cambiada,
conociendo científicamente su funcionamiento y organizándose políticamente para
poder aprovechar sus contradicciones y tendencias a su agotamiento y superación.

8ª. Hay que mencionar, como octava característica de la estructura, que, aunque todos los
elementos se relacionan entre sí, hay un centro o matriz estructurante del conjunto.
No todos los elementos tienen la misma influencia en la configuración del todo, que en el
caso de nuestra sociedad es el nivel económico.

9ª. La sociedad es, pues, un complejo de relaciones estructurales. En este modo complejo
podemos distinguir tres dimensiones fundamentales: lo económico, lo político y lo
ideológico. No se trata, es bueno aclararlo de tres niveles o instancias diversas a modo de
pisos de un edificio. La sociedad es un todo estructurado cada uno de estos tres aspectos

20 Fundación Universitaria Claretiana


atraviesa toda la sociedad. La distinción que se hace es fundamentalmente metodológica,
para facilitar la comprensión del concepto.

Veámoslo con un ejemplo: el estado es ciertamente la institución (o conjunto de instituciones)


política por excelencia. Sin embargo, la función general del Estado, mantener y favorecer la
reproducción global de la sociedad, hace que cumpla una función económica e ideológica. El
Estado no sólo regula la economía a base de diversas políticas económicas, sino que invierte
directamente grandes capitales en sectores claves de la economía nacional.

Además interviene en la educación, influye en la opinión pública, es decir, tiene también un


papel ideológico.

Lo económico, lo político y lo ideológico son, pues, tres dimensiones que atraviesan toda
la estructura social. Ninguno de estos aspectos se pueden explicar sin los otros. Cada uno
de ellos influye fuertemente en la configuración de los demás. Es decir, constituye una
estructura, cuyo condicionamiento o matriz es la estructura económica o las relaciones
sociales de producción.

2. Las estructuras capitalistas terminan convirtiéndose en estructuras de


muerte y de pecado.
En el análisis cristiano latinoamericano de la sociedad capitalista se considera que, por sus
contradicciones internas, esta estructura en lugar de afirmar y defender la vida, la niega y la
ataca. Por eso se habla también de una situación estructural de pecado (pecado social), mediante
la cual en lugar de afirmar la gracia (amor, justicia) se cae en pecado (no amor, no justicia).

Las estructuras sociales de muerte se expresan como tales en las tres instancias que
estructuran al capitalismo: la económica, la política y la ideológica. En lo económico generan
enriquecimiento de unos pocos, a costa del empobrecimiento y la explotación de las grandes
mayorías de la sociedad.

En lo político el grupo dominante en el poder oprime al pueblo, valiéndose de una


institucionalidad estatal cerrada y excluyente, mediante la cual unos pocos deciden la suerte
y planean el futuro de las masas.

En lo ideológico, el grupo dominante se apoya en estructuras como la educación, los medios


masivos de información y la falsa religión, entre otros, para transmitir y reproducir una visión
acrítica y falseada de la estructura social, que legitime y convalide al sistema y al grupo
dominante a los ojos del pueblo, que de esta manera es alienado, uniformado, y su cultura
negada, minusvalorada e invisibilizada.

La explotación económica, la opresión o dominación política y la alienación ideológica


constituyen como expresión estructural un espacio generador de muerte, no sólo física,
sino también mental, moral, espiritual, cultural, étnica, etc. De esta manera se violan los
derechos humanos sistemática y estructuralmente, pues no se trata de que se genere muerte
en ciertas circunstancias aisladas entre sí, sino que la estructura porta en sí misma, en su
funcionamiento, la muerte de las mayorías (p. e. en la negación de la salud, en la creación
de fuentes de trabajo, etc.), mientras que el grupo dominante garantiza su vida y busca
perpetuarse en el poder.

Por creer los cristianos en un Dios de vida, la estructura dominante es condenada como
pecaminosa, en contra del plan de Dios y contraria al Evangelio de Jesús.

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS 21
¿QUÉ HACER, FRENTE AL CAPITALISMO Y SU MODELO DE EMPRESA?

1. Nuestra tarea principal es la de colaborar en la creación de la conciencia


política.
La ubicación de los grupos sociales en las relaciones de producción provoca que ellos tengan
entre sí intereses fundamentales antagónicos.

Las clases sociales van tomando conciencia de sus intereses a lo largo de los procesos de
reivindicación de sus derechos. La conciencia más de fondo de aquellos intereses que se
desprenden del lugar que cada clase ocupa en la estructura de la sociedad, es lo que se llama
conciencia de clase. El desarrollo de esta conciencia y su expresión en una praxis concreta
de liberación, por parte de las clases oprimidas, es lo que denominamos conciencia política.
Esta le da a la clase y al individuo de dicha clase que la desarrollan en la praxis, la capacidad
de discernir su proyecto de liberación en cada momento histórico y proyectar el modelo de
sociedad nueva que se quiere construir.

La conciencia política lleva necesariamente a la organización del pueblo alrededor de un


proyecto histórico concreto, que debe ser común al movimiento popular y es la guía ideológica
del proceso de cambio mediante el cual se quiere construir un nuevo orden social.

2. Compañero de la conciencia política es el pensamiento crítico.


Este concepto alude a aquel tipo o sistema de pensamiento que se caracteriza por su análisis
profundo, permanente y detallado (con elementos científicos, y alejado de la especulación
intuitiva) del funcionamiento y la dinámica interna de los hechos, acontecimientos, procesos y
actores sociales; todo esto para descubrir su lógica interna y las contradicciones que contienen,
y así poder tomar partido o posición frente a ellos, identificando sus repercusiones y su influencia
en el funcionamiento de la estructura social, sea como resultante o determinante de la misma.

El pensamiento crítico es, en términos genéricos, un producto de la experiencia acumulada


de ese saber popular, fruto de sus esfuerzos por sobrevivir. En ese sentido no limita a un
ejercicio cognoscitivo parcial, sino que entra en la acción y la praxis de conjunto, lleva al
sujeto a ellos y, en esa medida, es el que ilumina al proyecto de liberación de un grupo.

Además, el pensamiento crítico toca el tema simbólico personal y grupal, pues reconoce,
identifica y transforma las alienaciones ocasionadas por el sistema dominante y heredados
y transmitidos a través de sus instancias ideológicas, como son la familia, la educación, los
medios de información y algunos tipos de de religión, entre otros.

El pensamiento crítico, finalmente, alienta y alimenta la conciencia política del individuo y


del grupo social, para impulsarlo a la praxis del cambio social como meta de liberación y
concreción de la estructura de la sociedad que se pretende transformar.

3. Aunque parezca una utopía casi imposible de obtener, es necesario


pensar un nuevo orden social. Lo que no se piensa y acaricia muy
difícilmente se llega a realizar.
Aún desde el punto de vista diferente y hasta contrario, todos los movimientos sociales que
pretenden, en algún momento de la historia, lograr la plena humanización del ser humano,

22 Fundación Universitaria Claretiana


han visto la necesidad de establecer un nuevo orden social, donde se afirme la vida, para
remplazar el orden establecido que la niega e impide la humanización por una u otra causa,
según el esquema de análisis que se utilice.

De hecho, Jesús de Nazaret en su proyecto lo que plantea es un nuevo orden social. Su


concepción de la comunidad cristiana, recogida por la tradición en el Nuevo Testamento, nos
habla de un nuevo orden social.

Por lo mismo, a pesar de las estigmatizaciones que se pueden sufrir por reivindicar esta
necesidad de un nuevo orden social, él mismo tiene un fundamento cristiano expresado
por Jesús y por la comunidad primitiva, donde todo es de todos, no hay propiedad privada
y se reparte a cada uno según sus necesidades, hay consenso en torno a la dinámica de
funcionamiento del grupo (colegialidad) y todos están movidos por el mismo espíritu solidario
(cf. Hch 2,42 ss.; 4, 32 ss.).

Como resultado de la experiencia acumulada en los procesos de búsqueda popular de la


justicia, de los análisis de las estructuras sociales vigentes en América Latina, con la mediación
de las ciencias sociales y de la experiencia de fe, el movimiento popular de este continente
y del Tercer Mundo ha llegado a la conclusión de que se requiere un nuevo orden social que
responda a las necesidades reales del pueblo y al objetivo de su liberación y humanización.

Dicho nuevo orden social se define desde todos los ámbitos que conforman la estructura
social. En el nivel económico se aspira a un nuevo orden donde las relaciones sociales de
producción estén basadas en lo comunitario y donde haya una apropiación colectiva del
ingreso nacional. En el nivel político de la estructura, el nuevo orden busca el establecimiento
de un poder colectivo, popular, verdaderamente alternativo, con los mayores niveles posibles
de participación y consenso. En el nivel ideológico cultural, se quiere llegar al establecimiento
de la unidad nacional desde la diversidad étnica y cultural de los miembros de cada sociedad;
con base en sistemas de pensamiento y conocimiento compartidos, donde todos los saberes
sean tomados en cuenta, para generar un cuerpo de ideas permanentemente crítico y
autocrítico, que contribuya a la consolidación de un espíritu solidario y liberador, en cada uno
de los miembros de la sociedad.

El nuevo orden social implica, necesariamente, un proceso de cambio, que es igualmente


participativo y colectivo; donde todos los agentes cobren conciencia política y transformen
su esquema mental simbólico, en una dinámica de desalienación permanente que involucre
todos los campos de la vida.

Finalmente, es conveniente resaltar que la construcción de un nuevo orden social no es


responsabilidad o tarea exclusiva de un grupo, partido, iglesia, organización y empresa, sino
que es el proyecto común y unitario de todas las fuerzas sociales en conflicto con el sistema
injusto, que integran el movimiento popular.

4. La nueva sociedad es el fruto de un nuevo orden social.


La llamada utopía de la nueva sociedad (que no es utopía porque no tenga espacio ni tiempo,
sino porque hay que construir ese espacio y ese tiempo) es el producto de un nuevo orden
social, que se logra a través de un proceso de cambio el cual es llevado adelante por el
pueblo organizado que hace consciente sus condiciones de explotación, opresión y alienación
y busca la transformación de la estructura injusta en una estructura justa y comunitaria.

Las raíces antropológicas de la Misión DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN COMPAÑÍA DE OTROS 23
Estrictamente, en términos cristianos, la nueva sociedad es la concreción aquí y ahora, en
un momento histórico determinado, del Reino de Dios, propuesto por Jesús en su proyecto
de liberación.

5. Hay que dar una voz de alarma para que los proyectos de humanización
no caigan en politización.
El fenómeno de la politización es el que caracteriza a aquellos proyectos populares que, si
bien buscan un cambio de las estructuras sociales, para implantar un nuevo orden, ponen su
énfasis mayor en el aspecto relacionado con el manejo del poder y la organización estatal,
desconociendo o minusvalorando el aspecto cultural. La politización tiende a agrupar a los
miembros de la clase popular sólo en razón de su condición de clase social, sin tener en
cuenta el aspecto cultural como otra especificidad de ellos, por ejemplo, en el caso de los
grupos étnicos, quienes en este tipo de proyectos son considerados solamente como clase
social, soslayando su condición también definitoria de grupo étnico con cultura particular.

El riesgo que entraña este tipo de proyectos consiste en que en muchos pasos los proyectos
de ordenamiento jurídico y reestructuración social pueden entrar en contradicción con las
instituciones culturales del grupo étnico, limitando así la capacidad de articulación de dichos
grupos al nuevo orden y su misma participación.

Como ejemplo ilustrativo, piénsese en el proceso nicaragüense, donde si bien se trató de


establecer estructuras de justicia, no se consultó lo suficiente la especificidad cultural de los
grupos étnicos Miskitos y Sumos, los cuales -por esta causa- causaron enormes dificultades
al nuevo gobierno popular, dificultades que, en muchos casos, fueron capitalizadas por los
partidarios del viejo orden para combatir al nuevo.

Por todo esto, hay que evitar los extremos de la politización, al igual que su opuesto, el
culturalismo, donde se privilegia una identidad en abstracto, sin concreción suficiente en el
ámbito de lo político.

Sin perder de vista todo lo dicho, tampoco hay que dejarse demonizar por aquellas tendencias
conservaduristas que ven en todo intento de análisis estructural y de cambio social hacia un
nuevo orden -proceso fundamentalmente político- un fenómeno de politización, valiéndose
de esta categoría para descalificar, proscribir y perseguir a todo grupo o persona que lucha
por su liberación.

Un adecuado y riguroso análisis de cada momento histórico evitará que se caiga en esta
trampa, frecuentemente puesta por los enemigos del cambio y los sustentadores del orden
injusto en el que vivimos.

24 Fundación Universitaria Claretiana

You might also like