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Expediente: B-229276-2010

Tribunal: Tribunal en lo Contencioso Administrativo


Competencia:
Fecha: 23/04/2010

Voces Jurídicas
AMPARO;

En la ciudad de San Salvador de Jujuy, a los veintitrés días del mes de


Abril de dos mil diez, reunidos en dependencias de la Sala II del Tribunal
en lo Contencioso Administrativo de la Provincia de Jujuy, los Dres.
Sebastián Damiano, y Silvia Teresa Maurín, vieron el expediente Nº
B-229.276/10 caratulado: “Acción Colectiva de Amparo Ambiental –
Medida Cautelar Innovativa: Mamaní Agustín Pío y otros c/ Estado
Provincial –Dirección Provincial de Políticas Ambientales y Recursos
Naturales- y la empresa CRAM S.A.”, que se encuentra en estado de
dictarse sentencia respecto de la medida cautelar pretendida por la
actora, debiendo los Sres. Vocales expedirse en el orden expuesto.

Luego de la deliberación, el Dr. Damiano dijo:

Que en lo que interesa a los fines de la resolución de la medida cautelar


propuesta por la actora, se presenta la Dra. María José Castillo en
nombre y representación de Agustín Pío Mamaní, Armando Ortega,
Normando Agapito Mamaní, Gloria Isabel Mamaní, Santiago Felipe Palma
y Silvia Cecilia Cavezas, interponiendo amparo colectivo ambiental en
contra del Estado Provincial y la empresa CRAM S.A..

Que como pretensión de fondo solicita la declaración de nulidad de las


Resoluciones Nº 271/2.007 y Nº 239/2.009 de la Dirección Provincial de
Políticas Ambientales y Recursos Naturales por las que se autorizara el
desmonte de un total de 1.470 has., en la Finca La Gran Largada
ubicada en Palma Sola, por resultar violatorias del procedimiento de
evaluación de impacto ambiental establecido en las leyes nacionales y
provinciales y sus decretos reglamentarios que cita; y como
consecuencia de ello, pretende se ordene a las codemandadas de
abstenerse en adelante de realizar toda actividad derivada de dichas
autorizaciones.

Como medida cautelar solicitan la suspensión inmediata de toda


actividad derivada de las resoluciones impugnadas y de todas aquéllas
actividades susceptibles de generar un daño en el ambiente y en la
salud llevadas adelante en la finca ubicada en Palma Sola e identificada
con la matrícula F-3.487, Padrón F-36, consistentes en toda actividad de
desmonte, tala, extracción de madera, pulverizaciones con sustancias
químicas o biológicas de uso agropecuario realizadas por la Empresa
CRAM S.A., por generar un peligro e inminente daño al ambiente y a la
salud humana y por contravenir las leyes de presupuestos mínimos
ambientales nacionales Nº 25.675 y Nº 26.331, y la normativa
internacional, nacional y provincial que en materia de derechos humanos
cita.

En el capítulo VI.- luego de relatar antecedentes y argumentar respecto


de la acción de fondo, fundamenta la procedencia de la cautelar
propuesta, con fundamento en el artículo 32 de la ley 25.675, con
abundante cita de doctrina y jurisprudencia que considera de aplicación
en la especie y a la que hago remisión en razón de brevedad.

Conferido traslado de la medida cautelar conforme constancias de fojas


462, por el plazo abreviado y las circunstancias allí indicadas a fojas
460/467 se presentó la codemandada Estado Provincial, representada en
la instancia por el Dr. Gustavo Alberto Toro en su carácter de Procurador
General de la Fiscalía de Estado –conforme copia juramentada de
decreto de designación Nº 5.048-G-09 que acompaña- con el patrocinio
letrado del Dr. Raúl Alberto Cantero, oponiéndose al despacho favorable
de la misma.

En primer término refiere que la contestación no podrá entenderse como


aceptación de la legitimación sustancial activa de los promotores en
razón de ser esa una cuestión que tratará en la oportunidad procesal
oportuna, para argumentar luego respecto del carácter excepcional de la
medida cautelar innovativa con cita de doctrina y jurisprudencia que
entiende de aplicación al caso; la insuficiencia de la mera declaración de
principios para sustentar el despacho de la medida cautelar innovativa,
afirmando que no se acreditan los requisitos para su procedencia, tales
la verosimilitud del derecho invocado, el peligro en la demora y el
ofrecimiento de contracautela.

En el capítulo B.-) analiza puntualmente cada uno de los requisitos


enunciados, para afirmar en lo que interesa a la resolución de la litis que
respecto de la verosimilitud del derecho invocado el único fundamento
de la petición cautelar es la protección genérica, vaga y ambigua del
derecho ambiental sin precisar de que forma concreta y particularizada
se presenta la afectación con las distintas actividades que autorizó la
Dirección Provincial de Políticas Ambientales y Recursos Naturales
(D.P.P.A. y R.N.), y que desarrolla la codemandada CRAM S.A..

Que la actora manifiesta que las resoluciones Nº 271 y Nº 239


contravinieron el procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental por
ausencia de realización de audiencia pública como requisito obligatorio
previo a la autorización correspondiente. Afirma que la impugnada
evaluación de impacto ambiental se realizó en debida forma conforme a
la normativa vigente y aplicable al caso; que la audiencia pública no es
un requisito obligatorio; que no existe norma ni provincial ni nacional
que obligue a su representada a realizar necesariamente audiencia
pública para casos como el planteado en autos.

Que, por el contrario la ley Nº 25.675 establece solo los presupuestos


mínimos a partir de los que las provincias deberán adoptar las medidas
para el logro de una gestión sustentable y adecuada del ambiente, la
preservación y protección de la diversidad biológica y la implementación
del desarrollo sustentable con transcripción del artículo 20 de la misma.

Agrega que en el caso, la actora tuvo expresa participación y posibilidad


de consulta en los expedientes administrativos por lo que resulta
insuficiente como agravio la invocación per se de audiencia pública.

Añade que tampoco se refiere en que hubiera cambiado su participación


en una audiencia pública o su intervención directa en los expedientes, ni
que agravio acarrea la falta de aquélla, y no indica cual es la norma
violada.

Que no existe obligación de realizar audiencia pública como requisito


previo y obligatorio puesto que por ley provincial Nº 5.063 “Ley General
de Medio Ambiente” y sus decretos reglamentarios Nº 5.980, y 6.097
claramente se establece que lo único obligatorio es otorgar una
“participación ciudadana”, en la que además las opiniones vertidas no
son vinculantes (artículos 19 a 21 de la ley Nº 25.675). Que el Decreto
Nº 5.980-PMA-06 modificado por Decreto Nº 9067-PMA-07
reglamentarios de la ley provincial Nº 5.063 disponen (artículo 22 y 23)
que la autoridad de aplicación decidirá la realización o no de audiencia
pública y para el caso afirmativo que la misma se regirá por lo dispuesto
en la ley provincial Nº 5.137 que la reglamenta.

Que luego afirma respecto al uso de los herbicidas y plaguicidas


cuestionados, que los mismos no generan el pretendido daño, ni riesgo
que afirma la actora, consideraciones a las que me remito brevitatis
causae.

Que los interesados tuvieron la oportunidad de realizar las


observaciones que estimaren pertinentes al estudio de impacto
ambiental presentado por la empresa y no lo hicieron puesto que tal
como surge de los considerandos de la Resolución Nº 239-PMA-09 se
realizaron las publicaciones correspondientes establecidas por ley, para
terminar manifestando que la zona donde se autorizó a realizar las
actividades a la empresa se encuentran determinadas como “verdes” en
el Programa de Ordenamiento Territorial (P.O.T.) establecido por la ley
26.331.
Por último, argumenta respecto de la inexistencia de daño y peligro en
la demora, y de la falta de ofrecimiento de contracautela, para ofrecer
prueba y formular reserva de recurrir por la vía que acuerda el artículo
14 de la ley 48.

Declinada notificación cursada a la codemandada empresa CRAM S.A.


conforme constancias de fojas 445, y conferida vista a la parte actora
(fojas 445 vta.), devuelta que fuere la cédula de notificación con informe
negativo (fojas 451), a fojas 467 vta. se intimó a la actora a denunciar
el domicilio de la codemandada Empresa CRAM S.A. previo a continuar
con el trámite de la causa, providencia que fuera notificada conforme
constancias de fojas 498.

Que finalmente se presentó la Dra. Castillo rectificando el domicilio de la


misma, y ordenada y remitida nueva notificación (fojas 504, 505,
504/509), a fojas 544/560 se presentó el Dr. Gustavo Enrique Fiad en
representación de la razón social CRAM S.A. conforme copia
juramentada de poder general para juicios que presenta y obra a fojas
513/514, contestando el traslado conferido y oponiéndose al despacho
favorable de la medida cautelar propuesta por la actora.

En forma preliminar, en lo que interesa, anticipa que la vía del amparo


se absolutamente improcedente para debatir las cuestiones traídas al
proceso, para luego de transcribir parcialmente el artículo 43 de la
Constitución Nacional, afirmar que de las constancias de autos y del
expediente administrativo Nº 646-166/2.007 surge con toda evidencia y
claridad que no se encuentran reunidos en la especie ninguno de los
tipos legales previstos en la norma constitucional para la procedencia del
amparo.

Que la vía procesal elegida no es apta para demandar la nulidad de un


acto administrativo legítimo, en tanto los actores no realizaron ninguna
presentación en las actuaciones administrativas que dieron origen a la
resolución que impugnan, pese al debido cumplimiento de la publicidad
legal que oportunamente se efectuara en tales expedientes, para con
cita del artículo 2 inciso d) de la ley nacional de amparo Nº 16.986 y de
precedentes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación solicitar el
rechazo de la acción de amparo.

Agrega que, si consecuentemente con ello la demanda principal no tiene


andamiaje procesal en el marco de la vía elegida, la cautelar como su
accesoria, tampoco.

Deja aclarado además que no profundizará sobre la falta de legitimación


activa de los actores para realizar reserva para plantearla en su caso al
momento de contestar la acción, sin perjuicio de afirmar que Agustín Pío
Mamaní y su esposa, y Normando Agapito Mamaní y sus familiares
directos resultaron perdidosos en la acción por prescripción adquisitiva
de dominio que su mandante interpusiera en el expediente judicial Nº
A-06012/99 y que tramitara por ante la Sala IV de la Cámara en lo Civil
y Comercial de la ciudad de San Pedro de Jujuy, y que
consecuentemente los mismos ocupan sin derecho alguno una fracción
de aproximadamente cinco hectáreas en el denominado Paraje Santa Fe,
por la generosa decisión del propietario del inmueble que hasta la fecha
no ha solicitado judicialmente la desocupación del predio indicado.

Que si bien conforme a la última doctrina de la Corte Suprema de


Justicia de la Nación los Tribunales se encontrarían habilitados para
declarar de oficio la inconstitucionalidad de determinadas normas, no
puede dejar de destacar por una parte que los actores no han solicitado
la inconstitucionalidad de los decretos y normativa provincial aplicables
en la especie, y por otra que la declaración de inconstitucionalidad de
oficio solo procedería en caso de flagrante violación de normas
constitucionales y nunca en el reducido marco del proceso de amparo,
aclarando que para ello resulta preciso un proceso de conocimiento
amplio.

Que en consecuencia en la oportunidad procesal de contestar demanda


su parte se explayara sobre tales cuestiones.

Que en el capítulo IV.- bajo el título “LA MEDIDA CAUTELAR. SU


IMPROCEDENCIA”, afirma que mediante la promoción de esta acción la
actora elude el procedimiento ordinario oral y público que establece el
Código Procesal Civil de la Provincia (artículo 287) y que corresponde
para supuestos de ésta naturaleza, para someter a su parte a un
proceso sumarísimo que solo admite juicios abreviados y que impide se
discuta en forma amplia las cuestiones a dilucidar y se ejerza con
amplitud el derecho de defensa en juicio y se produzcan todas las
pruebas.

Que asimismo se pretende obviar el procedimiento administrativo que


impone la ley provincial Nº 1.886 a toda gestión tendiente a obtener una
decisión de la administración que proteja un derecho o interés como vía
normal, habitual e idónea, para concluir que el procedimiento correcto
sería el contencioso administrativo establecido en la ley provincial Nº
1.888, que determina la vía para alzarse contra toda decisión
administrativa que lesione un interés legítimo o un derecho subjetivo de
carácter administrativo. Afirma que esa es la vía idónea y constituye el
debido proceso legal y permite ejercer el derecho de defensa en forma
adecuada (artículo 29 de la Constitución de la Provincia), especialmente
cuando se trata de actos administrativos emanados de autoridad
competente y dentro de los límites de la ley, que constituyen un
procedimiento eficiente para reparar el agravio, lesión o amenaza si
existieren.
Que la ley provincial Nº 1.886 establece también que a petición de parte
interesada puede solicitarse la suspensión de la decisión administrativa
(artículo 148) o en su caso dentro del juicio contencioso si fuese
pertinente (artículo 30 de la ley 1888). Que concreta y específicamente
el artículo 31 de la ley citada establece para casos como el planteado las
causales de suspensión, a las que refiere, para concluir que ello es así
máxime cuando el objeto o pretensión de la acción de amparo es la de la
nulidad absoluta e insanable de actos administrativos firmes y
consentidos, dictados por autoridad competente, adoptados en el
ejercicio de atribuciones legales y dentro de los límites de la ley,
concluyendo que la actora ha violado el procedimiento establecido por
las normas procesales administrativas y el principio de legitimidad y
ejecutoriedad de los actos administrativos puestos en crisis.

Que el agravio puesto de manifiesto por la actora referido a la falta de


convocatoria a audiencia pública por parte de la autoridad administrativa
de aplicación, carece de todo sustento jurídico serio en razón de que el
decreto provincial Nº 5.063 modificado por el Nº 9.667/07 establece que
“…la realización de la audiencia pública será obligatoria solo cuando el
proyecto o bioactividad pueda generar efectos negativos y significativos
para el entorno”, es decir que es resorte de la Administración la decisión
de convocar o no a audiencia pública.

Agrega que obviamente tal decisión no puede ser arbitraria, para


concluir que como lo anticipara en el caso se han cumplido la totalidad
de los pasos establecidos por la normativa vigente para emitir las
autorizaciones atacadas.

Destaca por último que la autorización administrativa de desmonte


impugnada en autos, refiere a un campo situado dentro de la
denominada zona verde delimitada por el Ordenamiento Territorial de la
Provincia de Jujuy, por Decreto Nº 2.187/07 cuya constitucionalidad no
ha sido atacada por la actora.

Que luego refiere al incumplimiento de los presupuestos establecidos por


las leyes de rito para la procedencia del dictado de una medida cautelar
común, y mucho menos para el caso de la especie que trata de la
novedosa medida cautelar innovativa, con cita de abundante doctrina y
jurisprudencia a la que remito en razón de brevedad, concluyendo que la
solicitada en autos constituye aún mas, y se acerca a la figura de una
medida autosatisfactiva puesto que de resolverse favorablemente se
anticiparía la decisión final.

Añade que no se configura en autos ninguna verosimilitud, ni alta


probabilidad del derecho invocado, no existe peligro en la demora
puesto que la autorización de desmonte data del año 2.007, que la
misma es de publico conocimiento por haberse cumplido los requisitos
de publicidad legal establecido en las normas correspondientes y que
durante tres años los actores no se opusieron ni objetaron la misma ni
en el ámbito administrativo ni en el judicial. Que además las tareas
agrícolas desarrolladas por su mandante no alteran negativamente el
medio ambiente ni entrañan un daño a la salud de los pobladores de la
zona. Que en la finca no se siembra soja sino poroto, y que de los
agroquímicos mencionados en la demanda solo se utiliza glifosato que
no entraña ningún peligro para la población conforme a documentación
que adjunta y la prueba que oportunamente ofrecerá.

Con relación a la contracautela amén de la insustancialidad de la


petición esgrimida, refiere que no se ha ofrecido ninguna, para a renglón
seguido manifestar que si bien en materia de derecho ambiental alguna
doctrina sostiene que debe merituarse con alguna flexibilidad su
exigencia, no es menos cierto que la misma es la contracara de la
medida cautelar y se corresponde con el principio constitucional de
igualdad de las partes en el proceso, con cita del artículo 32 de la ley
nacional Nº 25.675, y 12 inciso a) de la ley 4.399, y de doctrina que
entiende de aplicación al sublite y a la que me remito brevitatis causae,
para concluir argumentando respecto de la responsabilidad tanto por la
solicitud como por el despacho favorable de medidas cautelares no
ajustadas a derecho.

Finalmente en el capítulo V luego de formular una negativa general de la


plataforma fáctica y jurídica traída por la actora, efectúa veintitrés (23)
negativas particulares a las que remito por brevedad, ofrece prueba,
efectúa reserva de ampliación de hechos y argumentaciones e introduce
el caso federal y reserva de ocurrir por la vía que autoriza el artículo 14
de la ley 48.

Notificada la integración del Tribunal conforme constancias de fojas 551


-firme esa providencia conforme constancias de notificación obrantes a
fojas 555/557, y agregada cédula de notificación diligenciada por parte
de la actora (fojas 552/553), dispuse llamar autos para resolver (fojas
554) y firme tal providencia –conforme constancias de fojas 555/557 e
informe de Secretaría de fojas 557 vta.- la cuestión se encuentra en
estado de ser resuelta.

Bajo tal orden de ideas y siendo que la pretensión de fondo se encuentra


dirigida a la nulidad de las resoluciones administrativas emitidas por la
Dirección Provincial de Políticas Ambientales y Recursos Naturales, por
las que se autorizara el desmonte y la posterior explotación agrícola de
la accionada CRAM S.A., con fundamento en la violación del
procedimiento establecido legalmente para su otorgamiento, conforme a
los términos expuestos por la actora, y especialmente el daño al medio
ambiente en sí mismo, y como consecuencia de ello a la salud de las
personas, y a su medio de vida, entiendo corresponde hacer lugar a la
medida cautelar solicitada.

En tal inteligencia, sin que el presente importe anticipar opinión respecto


del juzgamiento que es propio de la sentencia de mérito, entiendo que
se encuentran reunidos los requisitos que tornan viable la cautela
pretendida.

Cabe puntualizar, que tal como lo manifiesta la codemandada CRAM


S.A., las medidas cautelares tienden en su fin instrumental a proteger el
principio de igualdad y el de oportunidad a fin de que la resolución de la
cuestión de fondo no se torne estéril.

Que bajo tal orden de ideas, el Superior Tribunal de Justicia ha


precisado con toda claridad el marco de análisis en materia de medidas
cautelares, al decidir que:

“...entre los requisitos impuestos para la viabilidad de las cautelares (...)


deben observarse fundamentalmente, el de la oportunidad, esto es la
necesidad de mantener la igualdad entre las partes en el juicio y evitar
que se convierta en ilusoria la sentencia que le ponga fin, lo cual nos
lleva a los otros dos esenciales extremos a observar esto es, la
verosimilitud del derecho invocado y el peligro de un daño irreparable
que puede ocurrir por la demora” (cfr.: L.A. Nº 45, Fº 482/484, Nº 235).

Siguiendo tales pautas, es que, la apreciación del peligro en la demora


fundado en una eventual alteración de las condiciones existentes, con
entidad suficiente para tornar ilusorio el pronunciamiento futuro en
general, y máxime habiéndose puesto en cuestión el daño al medio
ambiente, a la salud de las personas y a su medio de vida, tal cuestión
queda sujeta al exclusivo arbitrio judicial, y consecuentemente si el
derecho del peticionante no está desprovisto de fundamento como para
no merecer la mínima y prudencial protección derivada de la medida
cautelar, ésta resulta procedente, al solo efecto de mantener la situación
de hecho existente hasta el momento del dictado de la sentencia
definitiva, puesto que de no concederse, cualquier resolución que
pudiera adoptarse en el futuro resultaría ilusoria, y estéril, en razón de
que el daño eventualmente de verificarse, ya se encontraría producido.

En autos, el derecho que invocan los actores goza –prima facie y


sumariamente- de los rasgos de verosimilitud o certidumbre suficientes
para el progreso de la protección cautelar solicitada, resultando evidente
la urgencia en establecerla para evitar la concreción de daños que
aparecen no solo como de imposible reparación ulterior, sino además de
gravísimas consecuencias no solo ya en lo que respecta al medio
ambiente en general, sino en particular a la flora y a la fauna silvestre
existente en el lugar, y especialmente al daño a la salud de las personas
residentes en la zona y a su medio de vida.

Es así que, de permitirse la ejecución de las actividades autorizadas por


las resoluciones Nros. 271/2.007 y Nº 239/2.009 emitida por la
Dirección Provincial de Políticas Ambientales y Recursos Naturales
mientras se sustancia el presente proceso, el daño que se encuentra en
esta instancia denunciado como existente y factible, al dictarse
sentencia definitiva podría encontrarse ya producido y consolidado, y la
misma resultaría inútil por estéril.

Sin perjuicio de lo expuesto hasta aquí, no es posible dejar de


considerar que en cuestiones relacionadas con el daño al medio
ambiente, y los que pudieren derivarse de ésta a la salud de las
personas, debe imperar un criterio amplio al momento de su concesión,
siempre que prima facie aparezca como posible su existencia, máxime
teniendo en consideración los principios preventivo y precautorio que
campean en la materia.

Es que, como se tiene dicho “El Derecho Ambiental tiene un énfasis


evidentemente preventivo, basándose en sus principios, que en
definitiva son normas (Conf. Ricardo Luis Lorenzetti, Teoría de la
Decisión Judicial, Ed. Rubinzal Culzoni, Sta. Fe, 2006, p. 139), como el
de prevención y de precaución (Conf. Carlos A. Rodríguez, Los Principios
del Derecho Ambiental, La Ley, Sup. Act. 26.06.2003, 1), consagrados
por otra parte en la Ley General del Ambiente (Ley 25.675)”, aplicable al
caso (cfr.: comentario al fallo, de Marcela I. Basterra, El Amparo
Colectivo, ¿Acción Popular o Acción Colectiva? El caso "Cirignoli",
Suplemento de Derecho Constitucional, Ed. La Ley, Bs. As., 12.06.2006,
p. 56 y sgts.).

También resulta de importancia apuntar que "Es dable destacar que la


medida cautelar ambiental resulta ser la herramienta procesal adecuada
y eficaz para obtener la suspensión de los efectos de una decisión,
conducta u omisión que emana de una autoridad publica (o privada)
para lograr el cese de tal comportamiento ilegítimo, funcionando a su
vez como barrera protectora contra sistemáticas conductas productoras
de los efectos dañosos que pueden llegar a ser irreversibles (conf.:
García Torre, Mariana, La Cautelar Ambiental, Suplemento Derecho
Ambiental, Jurisprudencia Argentina- Lexis Nexis, 2005-IV, p.10/17).

"Cabe aquí recordar el concepto que de daño ambiental enseña Esain en


cuanto señala que es el perjuicio o menoscabo soportado por los
elementos de la naturaleza, sin recaer específicamente en persona o
cosas jurídicamente tuteladas. Agrega que se trata de un daño al medio
ambiente como bien colectivo, ya sea mediante su alteración o
destrucción parcial o definitiva, afectando en forma mediata e indirecta
la calidad de vida de los diversos seres vivientes del planeta, incluso el
hombre”.(conf. Esain, José Alberto, Suplemento de Derecho Ambiental
de La Ley, 29.04.03, p. 2/7).

Ello sentado, entiendo relevante advertir el objeto y finalidad que emana


del principio precautorio en la mencionada ley ambiental en cuanto
dispone:

"...cuando haya peligro de daño grave e irreversible la ausencia de


información o certeza científica no debe utilizarse como razón para
postergar la adopción de medidas eficaces, en función de los costos,
para impedir la degradación del medio ambiente...".

Que, en concordancia con ello, el principio de prevención que surge del


mismo texto legal que establece que "...las causas y las fuentes de los
problemas ambientales se atenderán en forma prioritaria e integrada,
tratando de prevenir los efectos negativos sobre el ambiente se pueden
producir..."(cfr.: art. 4 de la ley nacional Nº 25.675 de Presupuestos
Mínimos Ambientales), ambos de aplicación en autos.

Agrego a lo dicho, que conforme expresamente lo dispone el artículo 32


de la ley general del ambiente -concordante con nuestro texto
constitucional en sus artículos 41, 42 y 43- en cuanto dispone que, aún
con el carácter de medida precautoria, el juez puede disponer las
diligencias que entienda necesarias, sin audiencia de las partes y sin
petición alguna. (cfr.: del Voto del Dr. Frondizi en Sentencia publicada
en fallos destacados del sitio P.J.N. Expte. 3293 "Actuaciones instruida
por averiguación presunta Infracción Arts. 200 y 207 C.P.").

Entiendo además, que no resulta posible perder de vista que el bien


jurídico a proteger en el caso resultan los valiosos y únicos ecosistemas
que allí existen, todos ellos –en principio y conforme a esta etapa del
proceso- relacionados como nexos entre el chaco jujeño y las yungas
como ecosistemas existentes en la Provincia.

Que el artículo 32º de la Ley 25.675 -LEY GENERAL DEL AMBIENTE-


faculta al Juez de la causa, en este tipo de procesos al dictado de
medidas de urgencia y asimismo esas medidas de urgencia podrá
disponerlas sin petición de parte.

"Este artículo establece un subsistema especial, con carácter de


presupuesto mínimo de derecho procesal ambiental de fondo en cuanto
a las medidas de urgencia" (cfr.: Horacio L. Allende Rubino,
"Presupuestos Mínimos de Derecho Procesal Ambiental", en Suplemento
de Derecho Ambiental, Revista La Ley, Bs. As. 23.09.2005, p. 7).

Que con relación a lo que vengo sosteniendo no puedo dejar de referir


que los principios legales preventivo y precautorio –ya referenciados- se
vinculan íntimamente con la circunstancia de “peligro de daño grave e
irreversible”, estableciendo que la ausencia de información científica no
debe utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas
eficaces en función de los costos para impedir la degradación del
ambiente, tanto así que en precedentes jurisprudenciales ha llegado a
afirmarse que “el órgano jurisdiccional debe desplegar técnicas dirigidas
a evitar que el daño temido que prenuncia el riesgo se torne real, o en
todo caso, a neutralizar o aminorar en lo posible las consecuencias
lesivas que puedan producirse con su adveminimiento…” (crf.: SCBA,
19/05/98, in re “Almada, Hugo N. c. Copetro S.A.”).

Que además la Ley General del Ambiente -Ley 25.675-, aplicable al caso
en virtud del principio de congruencia consagrado en dicho texto legal
(Art. 4º), establece en su artículo 11º: “Toda obra o actividad que, en el
territorio de la Nación, sea susceptible de degradar el ambiente, alguno
de sus componentes, o afectar la calidad de vida de la población en
forma significativa, estará sujeta a un procedimiento de evaluación de
impacto ambiental, previo a su ejecución".

Que el proceso de Evaluación de Impacto Ambiental es, entonces, con


todas las etapas establecidas en la Ley 25.675, incluidos procedimientos
eficaces de participación ciudadana y en caso de así establecerse
audiencias públicas como instancias obligatorias para la autorización de
aquellas actividades que puedan generar efectos negativos y
significativos sobre el ambiente, aún cuando la opinión u objeción de los
participantes no sea vinculante para las autoridades convocantes, pero
que en caso de que éstas presenten opinión contraria a los resultados
alcanzados en la audiencia o consulta pública deberán fundamentarla y
hacerla también pública. (Artículo 20).

Y que conforme a su artículo 21 “La participación ciudadana deberá


asegurarse, principalmente, en los procedimientos de evaluación de
impacto ambiental y en los planes y programas de ordenamiento
ambiental del territorio, en particular, en las etapas de planificación y
evaluación de resultados.”

Que en el proceso ambiental, el Juez tiene la función primordial de


"prevenir" el daño ambiental, como parte de la colectividad que goza y
usa del ambiente, y que tal principio preventivo que caracteriza al
derecho ambiental está expresamente consagrado en las acciones
colectivas al facultar a los Magistrados a dictar medidas cautelares o de
urgencia como la solicitada; es más, las puede dictar aún de oficio, pues
comparte las inquietudes e intereses de sus conciudadanos. Sufre como
otros la contaminación y goza de las bellezas escénicas. Quiere, como
todos, dejar a sus hijos un mundo mejor (cfr.: Leonardo Fabio Pastorino,
El Daño Ambiental, Ed. LexisNexis, Bs. As., 2005, p. 255).
Que expuesto lo anterior respecto de los dos primeros requisitos que
deben reunirse para el otorgamiento de la cautelar pretendida, cabe
referir que con relación a la contracautela, en el caso nos encontramos
ante una acción popular (cfr.: Humberto Quiroga Lavié, El Amparo
Colectivo, Ed. Rubinzal-Culzoni, Sta. Fe, 1.998, p. 104); no el ejercicio
de un derecho individual, sino de derecho público, ejercido por la
sociedad representada por uno o algunos de sus miembros hábiles, que
no solamente controla el actuar de un particular, sino ejerciendo una
acción pública de control activo de la actividad de la administración en el
cuidado del ambiente como lo manda el artículo 41º de la Constitución
Nacional y en el orden provincial los artículos 41º, y 22º de la
Constitución de la Provincia.

Que por ello, y amén de las consideraciones realizadas por la


codemandada CRAM S.A. en el apartado 3., del subtítulo B., del Capítulo
IV (fojas 547 y 548), entiendo que corresponde decretar la medida
cautelar solicitada bajo contracautela juratoria de la parte actora, que la
prestará por sí y por su apoderado en forma conjunta.

No puedo dejar de considerar que, en los procesos colectivos la regla


debe ser la caución juratoria; y la excepción (con sumo carácter
restrictivo), la contracautela pecuniaria (cfr.: Andrés Gil Domínguez,
Neoconstitucionalismo y Derechos Colectivos, Ed. Ediar, Bs. As., 2.005,
p. 225). Es decir no es ajeno al amparo ambiental, la prescindencia de la
contracautela en los procesos en que se trata de proteger y asegurar el
derecho al medio ambiente, disponiéndose que la caución a los efectos
de garantizar los posibles daños y perjuicios que podría producir la
medida adecuada, sea solamente juratoria (cfr.: Alicia Morales Lamberti
- Aldo Novak, op. cit., p. 209).

Que además de lo expuesto, no puede dejar de considerarse que el


artículo 32º de la Ley nacional Nº 25.675, establece expresamente que
el acceso a la jurisdicción por cuestiones ambientales no admitirá
restricciones de ningún tipo o especie. Que asimismo y tal como lo
reconoce la codemandada CRAM S.A. la ley provincial Nº 4.399 (artículo
12 inciso a) establece que el Juez “podrá” fijar una contracautela a cargo
de la demandante, lo que sin lugar a dudas no es posible de
interpretarse como una obligación, sino como una facultad privativa del
órgano jurisdiccional, y en atención a las particularidades de modo,
tiempo y lugar.

No obstante lo expuesto, hasta aquí y anticipado el despacho de la


medida cautelar solicitada, entiendo también cabe limitar sus efectos a
aquéllas actividades de las que eventualmente podrían resultar los
daños enunciados, entre ellos la tala de bosques, extracción de madera,
utilización de agroquímicos, etc., que tengan entidad para alterar la
situación existente en la zona, y respecto de la porción de tierras que
todavía conserva las características que se pretende proteger.

Que lo expuesto encuentra razón en que, eventualmente de tener la


codemandada CRAM S.A. que continuar la explotación -sembrar o
levantar cosechas etc.- en la zona cuyo desmonte ya fuera efectivizado
y la explotación cumplida o en cumplimiento, tal actividad no aparece
prima facie como productora de daño futuro, y mas bien se afectaría el
derecho de propiedad de la misma, sin existir justificada causa para ello.

Que por último, igualmente con relación a la utilización de agroquímicos


y sustancias biológicas en las áreas en las que la producción agrícola ya
se encuentra en producción, no resulta posible dejar de considerar que,
lo que se discute en relación a la problemática es si se trata de un daño
ambiental directo o indirecto, entendiéndose por daño ambiental directo
la contaminación del suelo sea por absorción, contaminación por ingreso
en ecosistemas acuáticos, contaminación de ecosistemas por deriva,
efectos negativos de diversa índole en animales y plantas que forman
parte de los ecosistemas en que se utilizan tales sustancias, pérdida de
biodiversidad y pérdida de otras culturas, y por daño ambiental indirecto
el que podría producirse a la salud humana y medios de vida de los
pobladores de la zona, en razón de la toxicidad de los mismos.

En virtud de lo expuesto y en atención al estudio presentado por las


codemandadas Estado Provincial y la razón social CRAM S.A. –agregados
a la presente- de los que surge que la utilización de los agroquímicos y
sustancias biológicas empleados en la explotación bajo análisis, en
cantidades adecuadas y allí descriptas no puede generar daño, procede
autorizar su utilización en esas condiciones y en las medidas reconocidas
como no generadoras de, para la cual cabe ordenar que tales
previsiones se actúen bajo la estricta y específica supervisión de la
Dirección Provincial de Políticas Ambientales y Recursos Naturales –la
que podrá además solicitar la colaboración que estime necesaria de
otros organismos públicos- y de la propia empresa productora, debiendo
ambas codemandadas presentar informe detallado a este Tribunal
respecto de la utilización de las sustancias referenciadas, cada diez días
y bajo apercibimiento para el caso de incumplimiento de aplicarse
astreintes en forma solidaria a ambas codemandadas y al titular del
organismo público de contralor, y sin perjuicio de otras medidas que
podrá disponer este Tribunal.

Con relación a la imposición de costas y regulación de honorarios


profesionales, entiendo corresponde diferir su imposición y eventual
estimación al momento de dictarse sentencia definitiva.

Es mi voto.
La Dra. Silvia Teresa Maurín dijo:

Que por haber emitido idénticos conceptos al momento de la


deliberación, adhiere en un todo al voto que antecede.

Por lo expuesto la Sala II del Tribunal en lo Contencioso Administrativo,

Resuelve:

1.-) Previa fianza personal que deberán prestar cada uno de los actores
y la Dra. Castillo, hacer lugar parcialmente a la medida cautelar
peticionada.

En consecuencia ordenar al Estado Provincial y a la Empresa CRAM S.A.,


se abstengan en forma inmediata y hasta tanto recaiga sentencia
definitiva, de realizar toda actividad derivada de las resoluciones
impugnadas -Nros. 271/2.007 y Nº 239/2.009 emitidas por la Dirección
Provincial de Políticas Ambientales y Recursos Naturales- y de todas
aquéllas actividades susceptibles de generar un daño en el ambiente y
en la salud, en la finca ubicada en Palma Sola e identificada con la
matrícula F-3.487, Padrón F-36, consistentes en desmontes, tala,
extracción de madera, etc., con excepción del derecho de la
codemandada CRAM S.A. de continuar con la producción en las zonas
donde los desmontes ya se encuentran realizados, conforme a los
considerandos de la presente resolución.

Establecer asimismo que, respecto de la utilización, en la zona ya en


producción y conforme lo dispuesto precedentemente, de agroquímicos
y sustancias biológicas, que las mismas podrán utilizarse en la medida
en que su utilización no genere daño conforme a las pautas establecidas,
bajo la estricta y específica supervisión de la Dirección Provincial de
Políticas Ambientales y Recursos Naturales y de la propia empresa
productora, debiendo ambas codemandadas presentar informe detallado
a este Tribunal respecto de la utilización de las sustancias referenciadas,
cada diez días, y bajo apercibimiento para el caso de incumplimiento de
aplicarse astreintes en forma solidaria a ambas codemandadas y al
titular del organismo público de contralor, y sin perjuicio de otras
medidas que podrá disponer el Tribunal.

2.- Diferir la imposición de costas y la regulación de honorarios para


cuando se dicte sentencia definitiva.

3.- Registrar, agregar copia en autos, notificar por cédula, y remitir


copia auténtica y completa de la presente al Director Provincial de
Políticas Ambientales y Recursos Naturales. Firme la presente resolución
vuelvan los autos a despacho a fin de continuar con el trámite de la
causa.
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