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Entre las diferentes técnicas de estudio, que utilizan los dicentes para poder

lograr comprender según el nivel educativo de cada uno y así obtener los mejores
resultados en sus estudios. Éstas técnicas las podemos también llamar
estrategias y que serán importantes para organizar el trabajo, priorizar y
aprovechar los diferentes recursos.

A través de estas estrategias que varían de acuerdo a la edad de cada uno


de los estudiantes; en sí, visualizan el mismo objetivo y un excelente resultado
buscando el desarrollo de habilidades y/o aptitudes que nos permitan mejorar las
diferentes actividades. Cabe destacar, que el proceso primordial en éstas tareas
se encuentra: la comprensión de los diferentes textos, así como la producción de
los mismos; cada una de las asignaturas tiene diferentes técnicas, por ejemplo las
que son de práctica, requiere adquirir una habilidad distinta.

Las diferentes técnicas de estudio siempre giran en torno al orden,


constancia, organización, hábitos en donde le permitirá a los alumnos a actuar de
forma rápida y prepararse de una manera correcta ante las diferentes actividades
que tiene para cada una de las materias y/o asignaturas. Aunque parezca tan
elemental, si no se realiza en forma constante se llevará a perder la concentración,
tiempo no aprovechado y no cumplirá el objetivo.

Es así, como al realizar en forma repetitiva se convertirá en una habilidad


que nos permitirá lograr un buen nivel de estudio. En la universidad, el
aprendizaje es un poco más completo y se necesita mayor dedicación. No basta
sólo con leer, asistir a clases, realizar trabajos, entre otros. Cada día exige un
aprendizaje que implica: análisis, comprensión y evaluación. Es importante, que el
estudiante de la universidad logre tener una amplia gama de estrategias y técnicas
de estudio, que lo llevarán al cumplimiento del objetivo.

Una de los primeros pasos para lograr obtener un buen resultado en el


estudio es: la programación, a través de ella la poder tener como personal,
flexible, realista, a corto plazo, que motive mi actividad y que la pueda visualizar
para tenerla presente y lograr cumplir a cabalidad lo programado.

Otro punto importante es la toma de apuntes, ya que a través de las clases


el docente interviene en temas que requieren de mayor cuidado e investigación y
lectura. Es por eso, que una vez tengamos el material se debe subrayar y buscar
las referencias bibliográficas que complementen el tema. Teniendo en cuenta
que el complemento de estas actividades es la lectura, de la cual debe ser
reflexiva, crítica, activa y flexible. A través de ésta podemos identificar y
alimentarnos para tener la mayor información posible y que sea entendible el tema
del que pueda defenderme y tener claro.

Cualquier estudiante puede mejorar su rendimiento en el estudio si se


preocupa por dominar las diferentes técnicas que favorezcan su eficiencia y
eficacia en el aprendizaje. Cuando el ser humano nace, no llega con los hábitos
de estudio programados. Todo esto se adquiere a través del proceso educativo,
desde el hogar, el colegio y la sociedad logrando así el éxito que se desea. Saber
estudiar es vital para alcanzar un gran rendimiento. No, sólo basta con conocer
las diferentes técnicas de estudio de cualquier tipo. Lo que implica aquí es que
podamos convertirla en un HÁBITO, de manera que se pueda lograr de manera
espontánea y así las pueda aplicar. El éxito del ser humano radica en su
innovación, la capacidad de mejorar cada día, de autoevaluarse, de fijarse metas,
objetivos y tener una visión general de su profesión y personalidad.

Tenemos algunos autores que señalan algunas posturas para la formación


de hábitos de estudio, entre ellos tenemos: Maddox (2006): “Señala que la
motivación exige que cada respuesta sea reforzada positivamente, de modo que
sirva de preparación para la siguiente, y esta a su vez para otra posterior; con el
fin de que el nivel de expectativas se mantenga durante el tiempo preciso. De esta
manera la fuerza del hábito se vigoriza como un ejercicio de repetición y
fortalecimiento”.
Mira y López (2006): “Señalan que el docente debe iniciar a sus estudiantes
la práctica dirigida, es decir, el estudio debe ir bien orientado, o sea, hacerles ver
en todo momento los objetivos que pueden alcanzar con su actividad, y que
comprendan el propósito del estudio ya que este sin orientación es algo estéril. El
estudio no puede motivar al alumno si éste no sabe por qué y para qué lo realiza”.

Los hábitos de estudio deben colocarse en práctica todos los días hasta
lograr arraigarlos. Estos hábitos se adquieren en forma constante cuando:
Organizas tú tiempo elaborando actividades diarias. Presta atención a la clase y
logras tomar nota de todo lo que sea importante. Estudiar todos los días, a una
hora determinada y en lugar acorde y cómodo. Buscar una técnica que apoye
según la materia que se desea estudiar. Ser muy positivo ante todas las
actividades para así vencer el miedo, el desaliento y la derrota.

A través de las necesidades que se tienen como ser humano de buscar la


profesionalización y la cultura, la vida nos exige constantemente un aprendizaje,
que sea rápido, perfecto y que pueda aprovechar al máximo el tiempo disponible.
Es por ello, que el ser humano debe ser muy ágil y lograr desarrollar grandes
técnicas para su futuro. Los hábitos de estudio mejoran el rendimiento de los
estudiantes, ya sea de aquellos con y sin dificultad para aprender. Por ello, es
necesario centrar el estudio de alumnos desarrollando diferentes técnicas y
actitudes positivas adecuadas en: la responsabilidad, organización, paciente,
constancia, entre otros.

El tiempo de estudio es un tiempo de calidad personal, que beneficia no sólo el


desarrollo intelectual, sino también el crecimiento socio-personal, facilitando el
proceso de maduración, de autonomía y de construcción de una personalidad más
fuerte. El alumno será capaz de ser independiente, no dependiente, esforzarse y
aprender a confiar en su potencial de aprendizaje, lo que le permitirá descubrir en
él su mejor tesoro, lo que es capaz de hacer por sí mismo, crecer en
conocimientos, emociones, actitudes y valores personales.

Por tanto, el éxito no sólo depende del contexto, del método o del clima escolar,
sino de la actitud con la que el alumno sea capaz de afrontar este proceso, de
forma que sea entendido por él, como un proceso de crecimiento personal
importante y necesario.

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