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Sistémica en acción
Introducción........................................................................................................................... 7
PRIMERA PARTE
La formación en Psicoterapia Sistémica......................................................9
CAPÍTULO 1
Mi evolución como psicoterapeuta...................................................................................... 11
CAPÍTULO 2
¿Qué es la psicoterapia sistémica?......................................................................................... 41
CAPÍTULO 3
Bienvenida a mi consultorio, la primera sesión.................................................................... 49
CAPÍTULO 4
La psicoterapia relacional sistémica y el psicoterapeuta....................................................... 55
CAPÍTULO 5
El sufrimiento en la psicoterapia.......................................................................................... 89
CAPÍTULO 6
Escudriñando el dolor........................................................................................................... 97
CAPÍTULO 7
La sinfonía en la psicoterapia sistémica.............................................................................. 101
CAPÍTULO 8
La conmoción en la psicoterapia sistémica........................................................................ 107
CAPÍTULO 9
Las entidades invisibles en la terapia relacional sistémica.................................................. 113
CAPÍTULO 10
Lógica relacional en psicoterapia ....................................................................................... 121
CAPÍTULO 11
Política y semántica en psicoterapia sistémica.................................................................... 127
CAPÍTULO 12
El absurdo y la irreverencia en psicoterapia sistémica........................................................ 133
CAPÍTULO 13
El lenguaje en psicoterapia sistémica.................................................................................. 139
CAPÍTULO 14
El terapeuta y la espiritualidad............................................................................................ 149
CAPÍTULO 15
Actitud ética en psicoterapia sistémica............................................................................... 161
CAPÍTULO 16
Características personales indispensables para ser Psicoterapeuta Sistémico.................... 167
CAPÍTULO 17
La despedida en la psicoterapia sistémica........................................................................... 177
CAPÍTULO 18
Protección del terapeuta sistémico..................................................................................... 183
CAPÍTULO 19
¿Por qué los pacientes abandonan la terapia?.................................................................... 193
CAPÍTULO 20
Formación de psicoterapeutas sistémicos........................................................................... 201
SEGUNDA PARTE
La Psicoterapia Sistémica en acción: Diagnóstico e intervención......... 215
CAPÍTULO 21
Efectividad de la psicoterapia sistémica en el tratamiento de trastornos mentales........... 217
CAPÍTULO 22
Por qué no soy un terapeuta narrativo............................................................................... 235
CAPÍTULO 23
Terapia breve por etapas...................................................................................................... 247
CAPÍTULO 24
Apuntes sobre la disfuncionalidad..................................................................................... 253
CAPÍTULO 25
El diagnóstico diferencial en Psicoterapia Sistémica.......................................................... 261
CAPÍTULO 26
La terapia sistémica en las estructuras de familias bolivianas............................................. 273
CAPÍTULO 27
Melancolía, tristeza y depresión.......................................................................................... 283
CAPÍTULO 28
La esquizofrenia y el enfoque sistémico............................................................................. 323
CAPÍTULO 29
Psicoterapia sistémica del duelo.......................................................................................... 349
CAPÍTULO 30
Etiología y psicoterapia del Trastorno Límite de la Personalidad...................................... 357
CAPÍTULO 31
Problemas escolares y psicoterapia sistémica...................................................................... 413
CAPÍTULO 32
Terapia de pareja. Una perspectiva cognitiva – sistémica.................................................. 425
A modo de cierre….............................................................................................................. 433
Introducción
La Psicología boliviana requiere con urgencia actualización científica. Es difícil
el acceso a artículos en revistas de impacto y poco o nada se ha escrito sobre los
modelos psicoterapéuticos utilizados en nuestro contexto.
Es un privilegio trabajar en la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”
(UCB) debido entre otras cosas, al acceso a revistas de Psicología reconocidas
internacionalmente, además del apoyo incondicional a la investigación. Estas
ventajas me han permitido mantener al día los avances en Psicología Clínica en
general y en la Psicoterapia en particular.
A mi trabajo en la UCB se añade el apoyo de mis colegas chilenos Felipe García
y Rodrigo Mardones de la Universidad Santo Tomás y del Centro de Estudios
Sistémicos, CESIST con quienes intercambiamos en la medida de nuestras
posibilidades investigaciones y reflexiones. A ellos debo agregar las sugerencias
de Marcelo Ceberio, Horacio Serebrinsky y Claudio Deschamps de la Escuela
Sistémica Argentina y Pedro Vilela de la Universidad de Piura, Perú. Todos ellos
hacen parte de la inquietud para la creación de modelos de intervención pertinentes
a las realidades socio-históricas de nuestra Latinoamérica.
1 https://bpintot-bismarck.blogspot.com/
Con estas publicaciones podría darme por satisfecho, sin embargo, implicaría
utilizar el material solamente para quienes pueden acceder a su estudio en
“Trasciende”, mis contactos de Internet o aquellos eventuales visitantes de mi blog.
Por iniciativa de la Dra. Ximena Peres, directora del Departamento de Psicología
de la UCB, se ha presentado la oportunidad de organizar mis escritos en un libro,
el que ahora tiene usted en sus manos.
Nada más difícil que poner un título. Desde “Apuntes sobre Psicoterapia” hasta
“Reflexiones en Psicoterapia Sistémica”, al final dieron lugar a “La Psicoterapia
Sistémica en Acción” paráfrasis del nombre libro “El Cerebro en Acción” de
A.R. Luria, uno de los referentes importantes para mi formación. Decidí darle
este nombre porque la recopilación de los textos que presento en este trabajo hace
alusión a la puesta en práctica de mis conocimientos y filosofía en la Psicoterapia
que practico.
Espero con ansia el recibir comentarios y críticas a este libro, intento en él plasmar el
ideal propuesto en el Primer Congreso Internacional “Construyendo un Modelo
Terapéutico Sistémico Latinoamericano”: la creación de pautas terapéuticas
científicas desde la mirada sistémica para erradicar el sufrimiento de los pacientes
que buscan en nosotros alternativas de sanación.
Entre mis afanes estudiantiles, me hice analizar por un psicoanalista lacaniano, fue
una de las peores experiencias de mi vida. La experiencia fue nefasta, desvaloricé el
amor de mis padres, cuestioné mi relación de pareja y me sumí en una depresión.
Gracias a mi profesor Luiz André Kossobudzky (+) abandoné el análisis y fui a
parar a un grupo de Terapia Gestalt de donde me derivaron a terapia individual.
No recuerdo el nombre de la terapeuta, pero en pocas sesiones me devolvió el
sentido de la existencia.
Fritz Perls se convirtió en mi referente, hice cuantos cursos pude, leí todo lo escrito
en portugués sobre la Terapia Gestalt2. Al mismo tiempo disfruté mucho de
las clases de Análisis Conductual, me encantaba trabajar con mi rata Copito de
Nieve en la caja de Skinner. El libro esencial fue el texto programado de Holland
y Skinner3. Mi profesor Edígio Romanelli fue mi docente en el laboratorio, y
también regentó la cátedra de Neuropsicología. Romanelli fue esencial para mi
formación en Neuropsicología, estimuló mi interés guiando mis lecturas, el libro
fundamental que aún es mi libro de cabecera es “O cérebro em ação.” de A.R.
Luria4. Entonces me encontraba asentado en dos pilares: Fritz Perls y Aleksandr
Luria. Lo regio fue que en ningún momento abandoné la poesía y mi interés por
el arte. Fines de semana iba al teatro a disfrutar del ballet y las audiciones de las
orquestas sinfónicas. Además semanalmente iba por lo menos a ver una película,
imbuido de mi interés por la psicología, prefería aquellas con temáticas asociadas a
las reflexiones psicológicas, Equus fue una de ellas, otra El tambor de Hojalata, sin
embargo marcó mi vida Pixote y Doña Flor y sus dos maridos. También me dediqué
a leer mitología griega, novelas, una de ellas recomendada por Luiz André: “Sinuhe
el egipcio”. Por mi cuenta organicé una guía de lectura de temas neuropsicológicos.
Es importante recordar que en aquella época no había Internet. Así que paraba en
la biblioteca y platita extra la utilizaba para comprar libros.
2 Principalmente: Fagan, J., & Shepherd, I (1977). Gestalt-terapia. Rio de Janeiro: Zahar; Perls, F., Hefferline,
R.F. Y Goodman, P. (2002) Terapia Gestalt: excitación y crecimiento de la personalidad humana. Los libros
del CTP. Madrid: Los libros del CTP.; Perls, F. (1999) El enfoque gestáltico. Testimonios de terapia. Cuatro
Vientos. Santiago de Chile, 1999; Perls, F. (2005) Dentro y fuera del tarro de la basura. Cuatro vientos.
Santiago de chile; Perls, F. Yo, hambre, y agresión. Los libros del CTP. Madrid, 2007; Stevens, B. (1994) No
empujes el río, que fluye solo. Cuatro Vientos. Santiago de Chile; Perls, F. (1987). Sueños y existencia (Gestalt
Therapy Verbatim), Santiago de Chile: Cuatro vientos.
3 Holland, J. G., & Skinner, B. F. (1961). The analysis of behavior: A program for self-instruction.
4 En castellano: Luria, A.R. (1984) El cerebro en acción, Madrid: Martinez Roca
Mi tesis de licenciatura la realicé bajo la guía del hijo del Dr. Calderón, René,
fue sobre “Variables intercurrentes en la afasia”. Mostraba mi fascinación por el
lenguaje, que aún continúa. Mi tesis fue demostrar que las personas afásicas, a
pesar de tener dañada la función lingüística eran capaces de pensar con mediadores
visuales. Vygotsy, Luria y Osgood eran los pilares teóricos de mi investigación,
mientras subyacía en mi motivación filosófica los postulados de Perls asentados
La segunda experiencia fue un trabajo que realicé con familias mineras. Se trataba
de talleres para la educación de los hijos patrocinado por la Arquidiócesis de El
Alto. Mis conocimientos mostraron estar lejos de la realidad de esas personas. La
pobreza, la inminencia de la muerte, conllevaba necesariamente un sentido de sus
vidas dirigido a la sobrevivencia, a nadie le importaba la felicidad. Me sentí fuera
de lugar, me avergoncé de mis problemas. El sacerdote me contó que hacía pocas
semanas una madre abandonó a su bebé recién nacido en la basura porque tenía seis
hijos más. La situación de pobreza es dramática en nuestro país, la psicología tiene
que responder a los problemas generados por ella. No es factible una psicología sin
investigar nuestra realidad, esa fue la conclusión a la que llegué. Sabía poco y lo que
sabía estaba alejado de las necesidades de mi pueblo.
las historias de Anthony de Mello6 y “El Señor de los Anillos”. Con Tolkien
recapacité sobre mi alejamiento de la Iglesia Católica, y volví a mis creencias, ahora
más maduras y ligadas indefectiblemente al quehacer como terapeuta.
Durante esa época fueron capitales los libros: “El Principito”7, “Siddharta”8 y
“Diapsalmata”9. En retrospectiva, creo que tienen en común la esperanza del
encuentro con uno mismo y la importancia del arte como el camino. Diapsalmata
fue el primer libro que leí de Kierkegaard, estaba en mi cabecera. Coincidió con la
película “El Hombre Elefante”, donde surge el problema de la incomprensión de
la anormalidad.
En 1987, a mis 31 años, el Dr. Oliva me invitó a ser parte del equipo de psicólogos
de la Clínica Promesa, dirigida por el Dr. Mario Sánchez, psiquiatra con formación
sistémica. Me contrataron para trabajar con grupos de adictos y psicóticos. Fue una
experiencia invalorable. Estaba realizando el sueño de trabajar con esquizofrénicos.
Y uno de ellos casi me mata. Resulta que estaba dirigiendo un pequeño grupo, mi
colaborador no se hizo presente, en un momento inesperado un paciente se lanzó
contra mí y empezó a estrangularme. Gracias a Dios el resto del grupo intervino
protegiendo mi vida.
Conocí dos pacientes interesantes, uno de ellos era un adicto a la cocaína, aprendí
cómo la droga puede estabilizar un proceso psicótico, los psiquiatras me aclararon el
problema de ese joven, fue diagnosticado como esquizofrénico, la droga lo mantenía
estable. El otro fue el primer psicópata con quien me topé en mi formación como
terapeuta. Se drogaba y vendía droga desde la clínica, mientras pensaban que estaba
en proceso de rehabilitación. Los grupos de terapia no ayudaban casi en nada, las
personas seguían consumiendo droga. Al parecer el fracaso no solamente se ceñía
a las terapias grupales, sino a la psiquiatría y a la terapia individual. Las entrevistas
con los padres mostraban su malestar y desazón, el trabajo con ellos estaba dirigido
a disminuir la angustia.
6 Principalmente: De Mello, A. (1982). El canto del pájaro. México DF: Editorial Sal Terrae; De Mello, A.
(1988). La oración de la rana (Vol. 1). México DF: Editorial Sal Terrae.
7 De Saint-Exupéry, A. (2014). El principito: Le petit prince. Editorial Verbum.
8 Hesse, H. (1922). Siddhartha, translate. Hilda Rosner. New Delhi: Rupa and Co.
9 Kierkegaard, S. (2005). Diapsalmata. Editions Allia.
Fue entre 1987 y 1988 cuando el Dr. Sánchez organizó un grupo de estudio de la
terapia familiar. Eran cinco psiquiatras y dos psicólogos. Fue la primera vez que
escuché “Milton Erickson”. Pensé que se trataba del psicólogo del desarrollo. ¡Qué
bruto! Me encantó, me deslumbró la sencillez con la que resolvía sus casos. La
lectura de “Cambio”10 y “”Teoría de la Comunicación Humana” cambiaron mi
forma de enfocar la terapia. El remate fue leer “Un seminario didáctico con Milton
H. Erickson”11, seguir el manejo de sus casos y la coincidencia con el modelo
sistémico fue el último toque para que me interiorice en la Terapia Sistémica.
Nuestro grupo se redujo, salieron varias personas, ingresó Blanca Lebl con su
mirada humanista de la psicoterapia y al poco tiempo Elizabeth Sotelo, llegaba de la
Academia di Psicoterapia della Famiglia de Roma. Blanca hizo el contacto con una
hipnoterapeuta canadiense Otilia, ella nos dio un taller intensivo de hipnoterapia.
Fue otro momento crucial en mi vida, descubrir las técnicas de hipnosis para
aplicarlas al dolor. Se trataba de un enfoque científico, nada tenía que ver con
supercherías, se abría un campo de investigación y de aplicación interesantes.
10 Fisch, R., Weakland, J. H., & Watzlawick, P. (2012). Cambio: formación y solución de los problemas humanos.
Herder Editorial; Watzlawick, P., Beavin, H., & Jackson, D. D. (1974). Teoría de la comunicación humana.
Barcelona: Herder.
11 Zeig, J.K. Un seminario didáctico con Milton H. Erickson. Buenos Aires:Amorrortu, 1985.
12 Kolman, E., & Frolov, Y. P. (1966). Que es la cibernetica. Siglo XX.
13 Anokhin, P.K. (1987) Psicología y la filosofía de la ciencia. México DF: Trillas
14 Haley, J. (2006). El arte de la terapia estratégica Madrid: Grupo Planeta (GBS).
Durante ese tiempo publiqué mi primer libro sobre terapia sistémica: “Padres,
hijos y pareja. Un enfoque sistémico de las relaciones familiares”16, comienzo
reflexionando sobre la relación entre la escuela y la familia, luego expongo el modelo
sistémico aplicado a la vida familiar, enfatizando los límites entre los subsistemas
parentales y filiales.
17 Zapata Capellino, J. L., & Gómez Lafuente, J. (2017). Programa de intervención en base a las fuentes
de autoeficacia para incrementar el rendimiento de un jugador de bowling. Ajayu Órgano de Difusión
Científica del Departamento de Psicología UCBSP, 15(2), 172-194.
18 Pinto, B. (1994) Callando versos. La Paz: ATiempo
19 Pinto, B. (2005) Las raíces del amor. La Paz: SOIPA.
cautivó, usaba metáforas a granel, favorecía el contacto físico entre los miembros de
la familia, recurría a la intuición para organizar sus mapas de intervención y poseía
una sólida teoría familiar. Así que dejé de trabajar con el sistema interfamiliar y me
adentré en el modelo de Saccu. Percibía una mayor preocupación por la persona
que por el modelo terapéutico, retornaba la importancia de las emociones.
Será en esa época que preparé dos libros, el primero referido a la presentación
de un modelo cognitivo-sistémico, donde expongo la síntesis de mi abordaje
terapéutico una intención de sintetizar la neuropsicología con los presupuestos
sistémicos. Se trata de un libro denso con apuntes de epistemología y metodología
25 Andolfi, M., & Ackermans, A. (1990). La creación del sistema terapéutico. Buenos Aires: Paidós
26 Ricci, E. Experiencia clínica intercultural en el mundo andino: una visión relacional sistémica. Pessoas
Sintomas &, 16.
Los otros dos autores indispensables para el desarrollo del modelo de la vinculación
colusionada fueron: Kernberg30 y Millon31. El primero al ofrecer un modelo sobre
la dinámica de la organización de la personalidad, y el segundo un sólido sistema
de clasificación.
Con Mario Sánchez viajamos a Buenos Aires para conocer el trabajo y asistir
a un curso del Centro de Estudios de la Familia y la Pareja dirigido por Rosa
Glasserman. Fue novedoso el acercamiento a la Terapia Narrativa y al sistema de
trabajo de este centro. Pudimos reflexionar sobre los límites del modelo de nuestro
Instituto. Al retornar implementamos el uso del equipo reflexivo y la irreverencia.
Me pareció interesante el enfoque narrativo por el énfasis puesto en el discurso y su
epistemología construccionista.
33 Maturana, H. R., & Varela, F. J. (1990). El árbol del conocimiento: las bases biológicas del conocimiento
humano. Madrid: Debate; Maturana, H. R. (1990). Emociones y lenguaje en educación y política. México
DF: JC Sáez Editor.
34 Piaget, J. (2013) The Construction Of Reality In The Child. Nueva York: Routledge.
35 Vygotsky, L.S. (1991) A formação social da mente. São Paulo: Martins Fontes
36 Cole, M., & Engeström, Y. (1993). A cultural-historical approach to distributed cognition. Distributed
cognitions: Psychological and educational considerations, 1-46.
37 Se puede estudiar su evolución en: Van Rooyen, H. (1995). Irreverence: a psychotherapeutic stance (Doctoral
dissertation). Una sistematización de la actitud irreverente en psicoterapia: Cecchin, G., Lane, G., & Ray, W.
A. (2002). Irreverencia: una estrategia de supervivencia para terapeutas (Vol. 86). Grupo Planeta (GBS).
38 Pinto, B. (2005) Reflexiones irreverentes sobre la irreverencia en psicoterapia. (No publicado)
39 Popper, K. R. (1978). Lógica das ciências sociais. Brasília: Universidade de Brasília.
40 Odero, J. M. (1987). JRR Tolkien: cuentos de hadas: la poética tolkiniana como clave para una hermenéutica
sapiencial de la literatura de ficción. EUNSA.
41 Pinto, B. (2005) Incidentes críticos en psicoterapia de pareja: enfoque relacional-sistémico. (No publicado)
42 Pinto, B. (2005) Colisión, colusión y complementariedad en las relaciones conyugales. Ajayu: órgano de
difusión científica del Departamento de Psicología de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”. 3 (1),
1-29.
Escribí un artículo que me trajo problemas con algunos colegas, piensan a la ciencia
como una aberración y se apegan a la psicoterapia como un arte44. Si bien en ese
momento aún no tenía argumentos sólidos para defender mi postura, podía decir
no a las ideas posmodernas, pero como verán más adelante me volví a perder.
43 Iñesta, E. R. (2009). El extravío del lenguaje en el laberinto de la psicología. Revista Mexicana de Investigación
en Psicología, 1(2), 42-45.
44 Pinto, B. (2007) La psicoterapia es ciencia. Disponible en: https://bpintot-bismarck.blogspot.
com/2007/03/la-psicoterapia-es-ciencia.html
45 Paredes, M. R. (1976). Mitos, supersticiones y supervivencias populares de Bolivia (No. 17). Biblioteca del
Sesquicentenario de la República.
Mi profesor me sugirió cambiar de tema. Durante las clases del doctorado realicé un
pequeño estudio sobre el concepto de amor en su aplicación utilizando la técnica
de escalonamiento. Revisé la teoría triangular del amor, me contacté con Robert
Sternberg, quien amablemente me autorizó utilizar su escala. Coincidentemente
llegó a nuestra universidad Gianvittorio Caprara, estudioso de la teoría de los
Cinco Grandes de la personalidad.
Dos cosas importantes ocurrieron: la visita de Juan Luis Linares, con quien
congenié casi de inmediato, bromista, optimista y estudioso de las relaciones de
pareja. Discutimos sobre la pertinencia de mi modelo cognitivo relacional en el
diagnóstico de la colusión. La segunda fue el programa de Doctorado financiado
Yo tenía a mi cargo seis estudiantes del doctorado, sus temas versaban sobre la
familia. Loots nos introdujo a la metodología narrativa49, utilizada principalmente
por antropólogos. Cuatro estudiantes cambiaron sus temas de investigación
y se ciñeron al método narrativo. Fui invitado a Bruselas para capacitarme en la
metodología narrativa. En el curso reconocí la falacia del método, no es científico,
su fundamentación es posmoderna. Sus bases teóricas no se basaban en evidencias,
eran fruto de especulaciones filosóficas colindantes con la ideología socialista
europea50. Sus fundamentos iban en contra de mis creencias y de mis principios
éticos.
Durante ese viaje me reuní con migrantes bolivianos, comprobé que la mayoría
de ellos dejó el país debido a rupturas amorosas, otro fenómeno común fue la
esperanza de que sus hijos mantengan sus raíces bolivianas, situación imposible,
los hijos eran absorbidos por la cultura belga mientras los padres mantenían su
identidad boliviana. Entonces quedan atrapados entre dos culturas sin poder ser de
allá y sin poder ser de acá. Imposibilitados de retornar porque deben mantener el
mito familiar del prestigio por la migración, viven anhelando su patria.
49 Sermijn, J., Devlieger, P., & Loots, G. (2008). The narrative construction of the self: Selfhood as a rhizomatic
story. Qualitative inquiry, 14(4), 632-650.
50 Sclater, S. (2017). The Uses of Narrative: Explorations in sociology, psychology and cultural studies. Nueva
York, Routledge.
51 Yela, C. (1996). Componentes básicos del amor: algunas matizaciones al modelo de Sternberg. Revista de
Psicología Social, 11(2), 185-201.
concepto de amor52. Consecuencia de esa experiencia fue escribir una trilogía sobre
la psicología del amor: el amor de pareja53, amor en la familia54, el amor a los demás
y a Dios, el último aún lo estoy escribiendo.
52 Cooper, V., & Pinto, B. (2008). Actitudes ante el amor y la teoría de Sternberg. Un estudio correlacional
en jóvenes universitarios de 18 a 24 años de edad. Ajayu. Órgano de Difusión Científica del Departamento
de Psicología de la Universidad Católica Boliviana” San Pablo”, 6(2); Barrios, A., & Pinto, B. (2008). El
concepto de amor en la pareja. Ajayu. Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología de
la Universidad Católica Boliviana” San Pablo”, 6(2); Ponce, A., & Pinto, B. (2014). Relaciones amorosas
en descendientes japoneses. Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP,
12(2), 207-226.
53 Pinto, B. (2012) Psicología del amor, primera parte: el amor en la pareja. La Paz: Universidad Católica
Boliviana “San Pablo”
54 Pinto, B. (2014) Psicología del amor, primera parte: el amor en la familia. La Paz: Universidad Católica
Boliviana “San Pablo”
55 James, W. (2013). The principles of psychology. Read Books Ltd.
56 Titchener, E. B. (1908). Lectures on the elementary psychology of feeling and attention. Macmillan.
57 Wundt, W., & Titchener, E. B. (1904). Principles of Physiological Psychology. I.
58 Canon, W. (1914). The interrelations of emotions as suggested by recent physiological researchers. American
Journal of Psychology, 25, 256-282.
59 Cannon, W. B. (1927). The James-Lange theory of emotions: A critical examination and an alternative
theory. The American journal of psychology, 39(1/4), 106-124.
60 Frijda, N. H. (1986). The emotions. Cambridge University Press.
Considero que el núcleo del significado del sí mismo será patológico cuando
el sistema emocional ha perdido la función protectora y se ha convertido en
un recurso de vinculación afectiva, determinando de esa manera la formación
de personalidades disfuncionales. La reconstrucción de la identidad en estas
personas, sólo será posible si se trabaja sobre los aspectos emocionales, cognitivos y
relacionales. La terapia de pareja es una oportunidad para contemplar el fracaso de
los sistemas emocionales degenerados, por ejemplo en vez del amor se produce el
odio, en vez de la protección el desamparo.
Fui invitado por la Universidad Santo Tomás de Concepción para dictar un curso
sobre terapia de pareja en casos de colusión. Quien tomó contacto conmigo fue
Felipe García, terapeuta sistémico e investigador chileno, con quien entablé una
entrañable amistad. Como fruto de ella fue mi participación en varios libros
compilados por su persona65. En Terapia Breve, fundamentos y aplicaciones,
presento dos capítulos: “Terapia de la colusión y Terapia de la ruptura amorosa”,
el 2016 escribí un capítulo “¿Qué hacemos con nuestro amor: Terapia de Pareja en
el estancamiento durante el noviazgo”, en un nuevo libro compilado por Felipe66
Fue sorprendente evidenciar que en Chile mi trabajo era conocido y me identifican
como precursor del modelo terapéutico de la colusión y del ciclo vital de la pareja.
64 Moggia, D. (2017). The Constructivist Integrative Model: A New Proposal. Revista de Psicoterapia,
28(108), 125-147.
65 García, F. (2015) Terapia sistémica breve: fundamentos y aplicaciones. Santiago de Chile: Universidad Santo
Tomás de Aquino.
66 García F., & Ceberio, M. (2016) Manual de Terapia Sistémica Breve. Santiago de Chile. Mediterráneo.
Una vez cerrado el IBTF fui armando un equipo de trabajo con tres colegas: Carlos
Velásquez, psicólogo forense y terapeuta cognitivo comportamental, Alejandro
Araoz minucioso epistemólogo y Percy Medrano visionario social y experto
en estrés post traumático. Las tertulias sostenidas en el grupo derivaron en la
fundación de un centro de formación liderado por Percy. Reunimos un grupo de
colegas jóvenes y empezamos a trabajar en el “sótano”, un espacio debajo de mi
consultorio. Con este grupo: Oscar Terán, Pamela Ferreira, Cindy Aponte, Shirley
Inchauste e Ignacio Liévana armamos un programa de formación continuo, es
decir sin límite de conclusión. Definimos la formación con supervisión indirecta
67 Goncalves, M. M., Matos, M., & Santos, A. (2009). Narrative therapy and the nature of “innovative
moments” in the construction of change. Journal of Constructivist Psychology, 22(1), 1-23; Yanos, P. T., Roe,
D., & Lysaker, P. H. (2011). Narrative enhancement and cognitive therapy: a new group-based treatment for
internalized stigma among persons with severe mental illness. International Journal of Group Psychotherapy,
61(4), 576-595.
68 Anderson, H., & Gehart, D. (Eds.). (2012). Collaborative therapy: Relationships and conversations that make
a difference. Routledge.
69 Piette, J. D., Valverde, H., Marinec, N., Jantz, R., Kamis, K., Lazo de la Vega, C., ... & Pinto, B. (2014).
Establishing an independent mobile health programme for chronic disease self-management support in
Bolivia. Frontiers in public health, 2, 95; Piette, J. D., Marinec, N., Janda, K., Morgan, E., Schantz, K., Yujra,
A., Pinto, B., & Aikens, J. E. (2016). Structured caregiver feedback enhances engagement and impact of
mobile health support: a randomized trial in a lower-middle-income country. Telemedicine and e-Health,
22(4), 261-268.
Tabla 1: Estudios sobre el concepto de amor en Bolivia, dirigidos por Bismarck Pinto
Tipo de Tipo de
Grupo Año Autores Pasión Intimidad Compromiso
investigación amor
Trigo y
Adolescentes aymaras 2002 Cuantitativa. 3° 2° 1° Compañía
Pinto
Adolescentes paceños 2° 1° 3° Romántico
Ribera y
Mojeñas 2007 Cualitativa 2° 1° 1° Pleno
Pinto
Mujeres aymaras 3° 2° 1° Compañía
Universitarios Cooper
2008 Cuantitativa 1° 2° 3° Romántico
paceños y Pinto
Universitarias paceñas 2° 1° 3° Romántico
Universitarios y
2011 Pinto Cuantitativa 3° 2° 1| Compañía
universitarias aymaras
Universitarios Saucedo
2014 Cuantitativa 1° 2° 3° Romántico
paceños y Pinto
Universitarias paceñas 2° 1° 3° Romántico
Parejas descendientes Ponce y
2014 Cualitativa 3° 1° 2° Compañía
de japoneses Pinto
Universitarios
1° 2° 3° Romántico
cruceños
Universitarias
2° 3° 1° Vacío
cruceñas
2° 1° 3° Romántico
Mujeres de tres Miranda
2015 Cualitativa a
generaciones y Pinto 3° 1° 2° Compañía
Bustillos
Bancarios paceños 2016 Cuantitativa 3° 2° 1° Compañía
y Pinto
Marín y
Fabriles paceños 2016 Cuantitativa 3° 2° 1° Compañía
Pinto
Universitarios y Terceros
2017 Cuantitativa 1° 2° 3° Romántico
universitarias paceños y Pinto
Universitarios y
Oblitas
universitarias del 2017 Cuantitativa 3° 2° 1° Compañía
y Pinto
Chaco
Universitarios y Castro y
2018 Cuantitativa 3° 2° 1° Compañía
universitarias alterñas Pinto
A mis estudios sobre el concepto del amor se añaden los referidos a la estructura
familiar, he dirigido investigaciones sobre la epilepsia70, la enfermedad de
Alzheimer71, diabetes72, trastornos de alimentación73, adicciones74, autismo75 y
esquizofrenia76. Estoy trabajando con Alejandro Araoz77 sobre el trabajo y la
familia. He investigado acerca de la historia de la terapia familiar en Bolivia78. El
2017 recibí por parte del Instituto Peruano de Orientación Psicológica (IPOPS)
un reconocimiento por mis aportes a la Psicología Latinoamericana en el ámbito
de la Terapia de Pareja.
70 Pinto, B., & Claros Ch, F. V. (2010). Terapia Centrada en Soluciones y Adherencia al Tratamiento de
Epilepsia Infantil en una Familia Aymara. Ajayu. Órgano de Difusión Científica del Departamento de
Psicología de la Universidad Católica Boliviana” San Pablo”, 8(1).
71 Pinto, B., Exeni, S., & Peñaloza, K. (2007). Factores biopsicosociales en la demencia tipo Alzheimer. Ajayu.
Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología de la Universidad Católica Boliviana” San
Pablo”, 5(2).
72 Heredia, J. P., & Pinto, B. (2008). Depresión en diabéticos: un enfoque sistémico. Ajayu Órgano de Difusión
Científica del Departamento de Psicología UCBSP, 6(1), 22-41.
73 Losantos, M., & Pinto, B. (2004). Autoeficacia en el comportamiento interpersonal de mujeres adolescentes
con indicadores de trastornos alimentarios. Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de
Psicología UCBSP, 2(1), 1-11; Inchauste, S., & Pinto, B. (2018) Terapia sistémica aplicada a un caso de
akt´aña en una familia aymara. Estudio de caso. Ajayu. Órgano de Difusión Científica del Departamento de
Psicología de la Universidad Católica Boliviana” San Pablo” 16 (1), 31-60.
74 Borelli, A., & Pinto, B. (2006). Modelo Sistémico aplicado a un centro de rehabilitación de drogodependencia.
Ajayu. Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología de la Universidad Católica Boliviana”
San Pablo”, 4(1).
75 Miranda, C., & Pinto, B. (2015) Terapia familiar estructuralista aplicada a una familia con un hijo con
autismo. Ajayu. Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología de la Universidad Católica
Boliviana” San Pablo”, 13 (2), 284-299.
76 Borda, N. (2017) Estructura familiar de un paciente esquizofrénico aymara. Madrid: Editorial Académica
Española.
77 Araoz, R.A. & Pinto, B. (2017). Narrativas frente a la obtención de un título profesional universitario: El
mito familiar de la profesión. Revista REDES, (35).
78 Pinto, B. (2016) Historia de la Psicoterapia de Familia en Bolivia. En: Roth, E. (editor) Hacia medio siglo de
la Psicología en Bolivia. La Paz: Universidad Católica Boliviana “San Pablo”
86 Pinto, B. (2018) La terapia sistémica en las estructuras de familias bolivianas. En: Pinto, B. (Compilador)
(2018) Construyendo un modelo terapéutico sistémico latinoamericano. La Paz: Universidad Católica
Boliviana San Pablo. Págs. 11-18
87 Rusbult, C. E. (1980). Commitment and satisfaction in romantic associations: A test of the investment
model. Journal of experimental social psychology, 16(2), 172-186.
88 Pinto, B. (2018) Teoría triangular del amor y teoría del compromiso en la psicoterapia de pareja. Revista de
Psicoterapia Relacional e Intervenciones Sociales (REDES), 37, 46-69
89 Pinto, B. (2018) Psicoterapia de pareja centrada en soluciones y emancipación femenina. En: Ceberio, M. &
García, F. (2018) Estrategias creativas en psicoterapia breve. Santiago de Chile: RIL págs.. 375-296
del síntoma, quien en su afán de salir del juego se empantana, es lo mismo decir: en
su desesperación por existir deja de ser identificándose con el síntoma. Se abandona
como persona para definirse por su estúpido refugio. Ana no es Ana es la hija
anoréxica, por ejemplo.
Juan Luis Linares habla sobre el “experto modesto” para identificarnos a los
psicoterapeutas sistémicos. Nuestra labor parte del no saber, de la ignorancia de
la realidad del paciente, palabra proveniente del griego πάσχειν [pashkein] sufrir, y
luego en latín [patiens] sufriente, en castellano paciente. Entonces significa el que
sufre.
Esta acción agresiva jamás debe realizarse sobre el sí mismo, menos sobre los
desfallecientes talentos. Sí es pertinente hacia la máscara y los síntomas. La
provocación es el culmen de la irreverencia. Se la hace desde preguntas insólitas y
cuestionamientos directos. Entre las primeras está la consabida pregunta de Frankl:
¿por qué no te has suicidado todavía? O la impertinente pregunta de Ellis: ¿qué es
lo peor que puede pasar? Los re encuadres de la terapia centrada en el problema,
pueden dar lugar a preguntas provocativas, cuando se invierte el punto de vista
tácito planteado por el paciente, por ejemplo cuando expresa sus sentimientos de
ingratitud ante sus empeñosas acciones protectoras, el terapeuta puede preguntar:
¿y a ti quién te protegió?.
Es libertad…, por lo tanto tu problema es que ahora que tus hijos se van no sabes qué
hacer con tu libertad, deja pues de quejarte de tu soledad, eso te estanca y culpabiliza
a los que amas.
Por lo tanto todo reclamo afectivo tiene que ver con el proceso de individuación,
tan bien descrito por la psicología junguiana. Es la búsqueda del self enmarañado en
el arquetipo de la sombra proyectado indefectiblemente en el otro. La psicoterapia
es el medio para retornar al camino del héroe, en la aventura de vivir sin reclamar,
simplemente entregándose a la búsqueda del sí mismo con el afán de proyectarse a
través de planes personales quitándole el sentido a lo impuesto para apropiarse de
la vida.
¿C ómo debe ser un consultorio de Terapia Sistémica? Sobre todo debe ser
cómodo para el terapeuta. El ambiente tiene que producir la sensación
de seguridad emocional para nuestro trabajo. El paciente o los pacientes deben
vivir la experiencia de una visita a alguien dispuesto a la escucha y al encuentro.
Los muebles deben estar dispuestos para que las personas puedan decidir dónde
sentarse. Entre las sillas o sillones es pertinente espacios para movilizarse, acercarse
y alejarse. Pequeñas mesitas para colocar pañuelos de papel, servir alguna bebida y
disponer sobre ellas materiales necesarios en la interacción. Veamos dos fotografías
de mi consultorio:
Es muy importante cumplir con el horario, en lo posible el terapeuta debe estar antes
de la llegada de su paciente. Lo esperamos, no nos espera. Dependiendo del estilo
personal, se debe cronometrar la atención con puntualidad al inicio y puntualidad
al término. Personalmente utilizo una hora completa con mis pacientes. Habrán
excepciones en la primera sesión de pareja, requiero una hora y media. En el
consentimiento informado señalaré las excepciones a la regla de la hora, cuando
se trata de situaciones inesperadas en la sesión, obligando a su extensión, insisto,
excepcionalmente.
He aprendido que la idea de cerrar la sesión con una síntesis de lo acontecido o evitar
la interrupción cuando se ha cumplido el tiempo no es una necesidad. La sesión
debe durar el tiempo señalado, el terapeuta debe regularlo con el cumplimiento de
los objetivos establecidos al inicio, si no se lograron, se continúa la siguiente sesión.
Supervisando a los jóvenes terapeutas he visto la tendencia a “completar” la sesión,
añadiendo en algunos casos la inevitable asignación de tareas. Pareciera existir una
sensación de haber hecho las cosas bien si se cierra la sesión “bien”. Pues malas
noticias, el estudio de Zeigarnik sobre las tareas incompletas demostró: las tareas
inacabadas se recuerdan, mientras las completadas se olvidan90.
La primera sesión es clave para el futuro del tratamiento. Siguiendo los lineamientos
de Minuchin, es importante respetar las jerarquías familiares desde la llegada
de la familia. Saludaremos primero a los padres y luego a los hijos en orden de
nacimiento. Dejaremos a los padres elegir los asientos, y si son los hijos quienes
se adelantan, con delicadeza pedir que se levanten para dar lugar a la elección por
parte de los progenitores. Esta misma lógica debe seguir la conversación, los padres
serán escuchados primero, entre ellos podrán interrumpirse, pero no permitiremos
a los hijos meterse al medio.
90 Zeigarnik, B. (1938). On finished and unfinished tasks. A source book of Gestalt psychology, 1, 300-314.
Una vez definida con la mayor especificidad la demanda, se dialoga para establecer
los objetivos de la terapia. Éstos son construidos entre los participantes del diálogo.
En alguna ocasión puede faltar algún miembro de la familia, muy frecuente la
ausencia del padre. Entonces no se puede establecer el objetivo sin la participación
de él. Es necesario convocarlo para involucrarlo en la definición de metas. Lo propio
sucede cuando falta el esposo o la esposa, no es correcto definir metas sin escuchar
Cuando trabajaba con Elizabeth Sotelo, era frecuente una discusión, ¿hasta dónde
abordar la problemática del paciente? Eli, era arremetedora, la metáfora usada por
los dos era la siguiente: “Tú (Eli) cuando la familia abre la puerta entras a empujones
hasta el sótano de la casa, yo (Bismarck) prefiero ir hacia donde me llevan, a veces
me hablan en la puerta, otras me llevan a la sala, prefiero esperar antes de ir a los
dormitorios o al sótano”.
Sigo siendo respetuoso del espacio de mis pacientes. No arremeto hasta que me
invitan. Me ha ido bien, además he generado una relación basada en el respeto. Lo
explico: “iré hasta donde usted quiera que vaya”.
D esde los albores del enfoque sistémico se ha planteado que para hablar
de psicoterapia se debe mencionar el cambio91, los pacientes acuden al
psicoterapeuta para cambiar algo de sus vidas, muchos tienen la esperanza de que
exista en las habilidades del profesional algo de magia para hacer desaparecer su
dolor92, o parafraseando a Moni Elkaim93: los pacientes piden cambiar sin que se los
cambie; esto es “ayúdeme a dejar de sufrir pero sin cambiar mi situación”.
Es en ese estado que nos buscan las familias, las parejas, los grupos y los individuos,
con la esperanza del no cambio, con la expectativa de que la psicoterapia les ofrezca
la paz, el equilibrio, la felicidad, la entropía cero. Es así que es posible encontrar
terapeutas formados para mantener los estados estables en los pacientes, claro está
que ante tal labor se anula la posibilidad de crecimiento del sistema definido como
consultante.
La visión del síntoma como emergencia del sistema familiar para modificar su
estructura estable, fue propuesta por los pioneros del enfoque sistémico aplicado
a la psicopatología95, por ende el objetivo terapéutico cambió de considerar al
síntoma como un enemigo al que se debe exterminar al de un amigo para modificar
la disfuncionalidad del sistema, de tal manera que una vez cumplida su función
el síntoma abandona la empresa. Una vez le comuniqué esta idea a una paciente
anoréxica de la siguiente manera: “tu problema es el grito desesperado de tu alma
para que escuches a tu corazón y abras los ojos...”, escuchó, miró, le dolió lo que
vio, en vez de hablar a través de un síntoma que nadie en casa entendía, le puso
palabras a su dolor.
Suele suceder también que el síntoma protegió a la persona del dolor, una vez
resulta la situación, se da una especie de enamoramiento por el síntoma, el mismo
Fue Jay Haley quien se percató que en las familias se suelen establecer triángulos
configurados en alianzas y coaliciones, las primeras para protegerse y las segundas
96 Pinto, B. (1995) Padres, Hijos y Pareja.Un enfoque sistémico de las relaciones familiares. La Paz: A Tiempo.
97 Bertalanffy, L. (1978) Teoría general de sistemas. Madrid: FCE
98 Watzlawick, P. y otros. (1971) Teoría de la comunicación humana. Barcelona: Herder.
Pienso que la familia es un sistema entre varios que configuran la interacción del
individuo con su medio, la terapia familiar demostró que no es solamente el sistema
conyugal el que puede estar en juego en la manifestación sintomática de los hijos,
sino también el fraterno; ahora es posible observar cómo sistemas externos a la
familia, principalmente la escuela y el trabajo pueden derivar en la construcción de
síntomas101.
99 Haley, J. (1989) Trastornos de la emancipación juvenil y terapia familiar. Buenos Aires: Amorrortu
100 Rich, J. (1999) El mito de la educación. Barcelona: Grijalbo
101 Dowling, E., Osborne,E. (1996) Familia y escuela. Una aproximación conjunta y sistémica a los problemas
infantiles. Buenos Aires: Paidós
102 Pinto, B. (1998) Neuropsicología del los problemas del aprendizaje escolar. La Paz: Punto Cero
Sólo con una visión sistémica del enfoque sistémico es posible acceder a las
decisiones más pertinentes en la psicoterapia.
No todas las personas que buscan ayuda psicológica requieren terapia, la psicoterapia
es pertinente sólo cuando su aplicación ayude a la persona consultante, Haley
menciona que hacer psicoterapia en quien no la necesita es como colocar yeso en
un brazo sano107. Por ello es necesario diferenciar entre asesoramiento psicológico
y psicoterapia.
103 En: Goldenberg,I. Goldenberg, H. (1996) Family Therapy. An overview. Pacific Grove: Brooks| Cole
104 Boscolo, L., Bertrando,P. (2000) Terapia sistémica individual. Bs. Aires: Amorrortu.
105 Pinto, B. (1998) Neuropsicología del los problemas del aprendizaje escolar. La Paz: Punto Cero
106 Pinto, B. (2003) Emoción, cognición y relaciones interpersonales en la psicopatía primaria de Lykken.
Revista electrónica Ajayu, 1 (1), 1-19.
107 Haley, J. (1996) Aprender y enseñar terapia. Buenos Aires: Amorrortu
Desde ese punto de vista, para el terapeuta experto queda claro que si la demanda
implica fenómenos que conoce y además puede ofrecer una estrategia para
colaborar al paciente a enfrentarlos y resolverlos, está frente a un problema, por
ende corresponde su accionar profesional, es decir, la psicoterapia es pertinente.
Pero si la demanda implica fenómenos desconocidos, o situaciones cuya solución
escapa a los conocimientos del terapeuta, está frente a una dificultad, por lo tanto
no es pertinente la acción profesional del terapeuta.
108 Watzlawick, P., Weakland,J., Fisch,R. (1984) Cambio. Barcelona: Herder; Watzlawick, P. (1986) El lenguaje
del cambio. Barcelona: Herder.; Watzlawick, P. (1995) El arte de amargarse la vida. Barcelona: Herder
Considero que los estilos terapéuticos pueden clasificarse en: estilos dirigidos al
MRS, estilos dirigidos al MRP, y los mixtos.
Las escuelas psicodinámicas clásicas (Freud, Jung, Lacan) han sido una clara
representación de un enfoque centrado en el MRS, de ahí la proliferación de
intervenciones cargadas de interpretaciones. La escuela cognitiva clásica ( Ellis,
Beck) y la post racionalista (Guidano) si bien abandonan el énfasis dado a la
interpretación se concentran en la organización cognitiva del significado y trabajan
sobre la reestructuración cognitiva.
109 Droeven, J. (2000) Devenir de las ideas en una institución de terapia familiar. Buenos Aires: Cefyp.
110 Keeney,B., Ross, J. (1987) Construcción de terapias familiares sistémicas. Buenos Aires: Amorrortu
Keeney,B., Silverstein, O. 1988 La voz terapéutica de Olga Silverstein. Buenos Aires: Paidós
111 Ribes Iñesta, E. 1974 Técnicas de modificación de conducta: su aplicación al retardo en el desarrollo. México
Trillas
112 Watzlawick, P. y otros. (1971) Teoría de la comunicación humana. Barcelona: Herder.
Dentro de las distintas escuelas de terapia familiar sistémica, están aquellas que se
centran más en el MRP: intervenciones estratégicas (Haley113, De Shazer114), las que
se ocupan del cambio en la estructura familiar subrayando las relaciones jerárquicas
de la familia (Minuchin115), la puesta en evidencia de los juegos patológicos (Selvini-
Palazzoli116).
Por otro lado las que dan prioridad al MRS: la terapia cognitiva- sistémica (Huber,
Baruth117), la terapia centrada en la comunicación (Satir118), el enfoque existencial
(Whitaker119, Welter-Enderlin, Hildenbrand120), la propuesta narrativa ( White,
Epston121, el CEFYP122), el enfoque constructivista (Maturana123) Están quienes
equilibran ambos marcos de referencia, como el enfoque transgeneracional
(Framo124, Andolfi125)(Ver Tabla 1)
113 Haley, J. (1989) Trastornos de la emancipación juvenil y terapia familiar. Buenos Aires: Amorrortu
114 De Shazer, S. (1987) Pautas de terapia familiar breve. Buenos Aires:Paidós.
115 Minuchin, S. (1986) Familias y terapia familiar. Buenos Aires: Gedisa
116 SelviniPalazzoli, M.y otros. (1993) Los juegos psicóticos en la familia. Buenos Aires: Paidós.
117 Huber, Ch, Baruth, L. (1991) Terapia familiar racional - emotiva. Barcelona: Herder.
118 Satir, V. (1986) Psicoterapia familiar conjunta. México: La Prensa
119 Whitaker,C. Bumberry, W. (1991) Danzando con la familia. Buenos Aires: Paidós
120 Welter-Enderlin, R., Hildenbrand, B. (1998) La terapia sistémica como encuentro. Barcelona: Herder
121 White, M., Epston, D. (1993) Medios narrativos para fines terapéuticos. Buenos Aires: Paidós.
122 Droeven,J., y otros. (1997) Más allá de pactos y traiciones. Buenos Aires: Paidós
123 Maturana, H. (1994) El sentido de lo humano. Santiago: Dolmen.
124 Framo, J. (1996) Familia de origen y psicoterapia. Buenos Aires: Paidós.
125 Andolfi, M. (Compilador) (1985) Dimensiones de la terapia familiar. Buenos Aires: Paidós
El contexto terapéutico
Virginia Satir escribió: “Tú y sólo tú actúas sobre los recursos que posees. Tú
manejas tus experiencias, tus esperanzas, tus deseos, tus incomodidades, tus
preocupaciones, tus obsesiones...Y nadie, absolutamente nadie, es responsable de
lo que decides preferir.”
Historia Historia
Terapeuta Paciente
Teoría Teoría
Para el terapeuta las cosas no son muy distintas, define el problema con los mismos
recursos del paciente, sólo que la estructuración y la puesta en juego de su historia
y de su teoría es distinta.
126 Guy,J. 1995 La vida personal del psico terapeuta. Buenos Aires: Paidós
Ambos trabajan confrontando sus teorías y sus historias para definir el problema y
plantearse objetivos. Ejemplificaré lo dicho hasta acá con un ejemplo.
Caso 1127
Incidente terapéutico #1
(Segunda sesión)
Terapeuta: Mire Tomás, he leído que el rubor nos era muy útil en la época de
las cavernas...
127 Los casos descriptos han sido extraídos de mi práctica como psicoterapeuta, para proteger la identidad de
mis pacientes, están cambiados los nombres y los datos.
128 Eritofobia: Temor al rubor del rostro, por lo general el temor más bien facilita la aparición del rubor.
El terapeuta manifestó una teoría etológica que evidentemente era mucho mejor
que la teoría del paciente porque estaba sostenida por la ciencia. Veamos otro
incidente:
Incidente terapéutico #2
(Cuarta sesión)
Tomás: Estoy mejor, me he dado cuenta perfectamente que soy tímido hacia
las mujeres.
Terapeuta: Hmmm, ¿qué significa que eres tímido con las mujeres?
Tomás: Pues eso...me avergüenzo cuando estoy delante de alguna chica bonita.
Acá el terapeuta saca a relucir una auto referencia, mencionando que tiene algo
en común con el paciente, esto lo hace por dos motivos: primero, mostrarle que lo
vivido por el paciente no es tan extraordinario, y segundo crear un espacio común
para intensificar la confianza.
En la terapia relacional como en cualquier otro tipo de terapia es imposible evitar las
resonancias130 emocionales que resultan de las historias contadas por los pacientes,
esas resonancias tienen que ver necesariamente con la historia de el terapeuta, sus
experiencias y expectativas.
El paciente individual (dejando de lado algunas patologías) tiene una imagen sobre
valorada de su terapeuta, si no fuese así no esperaría ayuda por parte de él. El buen
terapeuta hará todo lo posible por mostrarle al paciente que pertenece a la misma
especie que el paciente, más aún, debe demostrarle que el experto en su vida es el
paciente y nunca el terapeuta, labor por cierto difícil, sobre todo para aquellos
terapeutas enamorados del poder.
Desde la perspectiva de el terapeuta, debe ser una persona carismática, de tal manera
que el sólo hecho de que el paciente le conozca produzca un profundo impacto
en la vida del paciente. Eso se logra partir de una postura humilde en relación al
paciente, aceptarle, respetarle, sorprenderse con los logros del paciente, recibir su
dolor sin juzgarlo, aprender a callar cuando no se sabe qué decir, seguir la línea de
Whitaker, según la cual el terapeuta también crece en la terapia.
129 La Planche y Pontalis. 1980 Dicionário da Psicanálise. Sao Paulo: Ao livro técnico.
130 Elkaim,M. 1995 Si me amas no me ames. Buenos Aires: Paidós
Incidente terapéutico # 3
(Séptima sesión)
Terapeuta: ¿Cómo te fue con la técnica que te enseñé? (El terapeuta entrenó
al paciente en la técnica cognitiva comportamental de control encubierto)
Tomás: Muy bien, ya me manejo mejor con mis clientes mujeres, mi hija
mayor me ha dicho que ya no me pongo rojo al hablar con su profesora...pero
déjame que te cuente lo que me pasó ayer...
Estaba parqueando el coche en el edificio de mi buffet, de pronto un colega
abogado me raspó el coche...me bajé furioso, me puse colorado...
Terapeuta: ¿Qué te molestó más...que te choque o ponerte colorado?
Tomás: No sé...no sé...no me está gustando que me interrumpas.
Terapeuta: Te estás sonrojando...
Tomás: Es que me molesta que me interrumpas...
Terapeuta: ¿Quién en tu familia no te dejaba hablar?
Tomás: (Se agacha, se toma de la cabeza) No es eso...
Terapeuta: Corrígeme si me equivoco, pero es posible que en tu familia...
Tomás: Pues te equivocas....es mi mujer...
Terapeuta: Qué ocurre?
Tomás: No me deja, no me deja (llora)
Terapeuta: (Luego de un prolongado silencio)...No de deja...
Tomás: Me quita autoridad, no me valora...
Terapeuta: ¿Puedes ponerle más palabras a la rabia que estás sintiendo ahora?
Tomás: ¡Mierda! Estoy harto de este matrimonio....
El terapeuta tenía una hipótesis que el paciente refutó, entonces el terapeuta cambia
de rumbo, se deja llevar hacia donde el paciente quiere ir, y surge algo nuevo, un
drama conyugal.
Espejo
Equipo
Terapeuta Familia
Supervisor
El trabajo con Tomás fue exitoso, después de diez sesiones, Tomás se había librado
del síntoma eritofóbico, reconoció la responsabilidad por el inadecuado manejo
de su enojo, aprendió a comunicar su disgusto. Trabajamos en la reconstrucción
de sus expectativas conyugales, la relación mejoró mucho, no fue necesario indicar
una terapia de pareja.
Es probable que el espejo de visión unidireccional fuese usado por primera vez en
terapia familiar alrededor de los años cincuenta en el Instituto Ackerman de Nueva
York131, la finalidad inicial fue la de servir como instrumento de enseñanza, para
posteriormente convertirse en un poderoso instrumento terapéutico.
131 Goldenberg,I. Goldenberg, H. 1996 Family Therapy. An overview. Pacific Grove: Brooks| Cole
132 Von Foerster,H. 1987 Sistemi che osservano. Roma: Editrice Astrolabio
133 Watzlawick,P. Krieg,P. 1995 El ojo del observador. Barcelona: Gedisa.
Es a partir de estos postulados básicos del enfoque sistémico que nace la idea de
un equipo supervisor, el mismo que cumple la función de observar al terapeuta
interactuando. En el Instituto Boliviano de Terapia Familiar (IBTF), el equipo
supervisor consta de por lo menos dos profesionales, los mismos que cumplen
cuatro funciones esenciales:
La co - terapia es muy útil en la terapia de pareja, como en terapias con familias muy
resistentes al cambio. Uno a otro se apoyan mutuamente, se protegen y también se
provocan. Para el contexto del paciente es interesante percibir un modelo óptimo
de relación, identifican pautas comunicacionales saludables, aprender a discutir sin
herir, y tienen la visión de dos profesionales que no necesariamente coinciden en
sus formas de apreciar los problemas.
Los terapeutas deben conocerse mucho, haber establecido una relación flexible
exenta de luchas de poder, ser capaces de entender que dejan de ser dos para
convertirse en una entidad cuya función es facilitar el cambio de los demandantes.
Cónyuge 1
Terapeuta Pareja
Cónyuge 2
La terapia de pareja resulta ser probablemente la terapia que exige más habilidades
por parte del terapeuta, lo decía mi colega italiano Marco Rossi: “es más fácil
entender a un esquizofrénico que entender a una pareja”.
En el contexto terapéutico tenemos una entidad abstracta que resulta ser el paciente,
se trata de la pareja. El foco terapéutico no se dirige a los individuos que establecen
los vínculos conyugales, sino nos centramos en el matrimonio135. La pareja trae a la
consulta una relación “enferma”, pero no lo ven así, esperan por lo general que el
terapeuta ayude a su pareja loca, equivocada, culpable. Lo curioso es que cada uno
de los cónyuges piensa que es el otro el que falla.
Caso 2
Incidente terapéutico #1
(Primera sesión)
Martha: No sé, era bonito antes de casarnos, realmente estaba camote, pero
algo pasó al casarnos...
Gabriel: Es tu madre la metiche...
Terapeuta: Podrías explicar eso Gabriel.
Gabriel: Claro, no nos deja tranquilos, critica todo el tiempo a Martha por la
forma que tiene de cuidar a Jenny, jode y jode, a mí no me tira pelota, dice que
su hija no debió casarse con un camba, es llena de prejuicios mi suegra...no es
que sea mala, yo la entiendo es madre y quiere lo mejor para su hija, pero se
pasa a veces...y la Paty la secunda, parece que somos dos niños con dos madres
a la cual más hinchona.
Terapeuta: (Hacia Martha) ¿Qué ha hecho tu esposo para poner límites a tu
suegra y cuñada?
Martha: (Interrumpe) Se pone idiota, o se va a farrear.
Terapeuta: (Mira a Gabriel) O sea, prefieres evitar los conflictos...
Además de los roles que se deben jugar en el matrimonio, están las etapas.
136 Rage, E. 1997 Ciclo vital de la pareja y la familia. México: Plaza y Valdéz
137 Para profundizar el concepto de amor, ver: Sternberg, R. (1998) El triángulo del amor. Bs. Aires: Paidós
138 Viscott,D. 1979 Cómo vivir en intimidad. San Juan: Club de lectores.
139 Beck, A. 1998 Con el amor no basta. Bs. Aires: Paidós
Incidente terapéutico #2
(Segunda sesión)
Incidente terapéutico #3
Martha: Bueno doctor, nos vamos a vivir a Santa Cruz, mi mamá está
enferma, dice que se va a morir...
Gabriel: No se va a morir, la vendremos a ver, irá a vernos, ya es hora que
aprenda que no eres una niña. La que me preocupa es Jeny, se está haciendo
pis en la cama.
Terapeuta: ¿Qué piensas de eso Martha?
Martha: Es que mi mamá la consiente mucho, debe ser que tiene temor que
el bebé le quite espacio...no sé pero no me parece grave...
Gabriel: Pero ya tiene cuatro años, qué va a pasar cuando vaya al colegio...
Terapeuta: Ese día aún no llegó....¿cómo está el matrimonio?
Martha: Mucho mejor, él ha cambiado, aunque cuando estaba en Santa
Cruz no sé si me fue fiel...
Gabriel: En qué tiempo...caramba...todo el día trabajo, estamos poniendo en
pie una empresa....me da bronca que desconfíes de mí...
Martha.: No sé si creer...
Terapeuta: Y tú Gabriel ¿Cómo ves al matrimonio?
Gabriel: Mejor, si no fueran sus celos, sería mejor todavía...hasta en el sexo
hemos mejorado.
Terapeuta: ¿Cómo es eso?
Gabriel: Ha vuelto ha ser la calentita de antes...(ríen juntos)...
Esa fue la última vez que vi a la pareja, han pasado algunos años y recibí en mi
consulta a Paty, vino por problemas depresivos a consecuencia de una relación con
un hombre casado, por ella me enteré que Gabriel y Martha siguen en Santa Cruz,
tienen tres hijos, se separaron por un mes al poco tiempo de llegar allá, y luego se
reconciliaron.
Paciente
Terapeuta Hermano
identificado
140 Haley, J. 1989 Trastornos de la emancipación juvenil y terapia familiar. Buenos Aires: Amorrortu
141 Selvini, M. 1982 Paradoja y contraparadoja. Buenos Aires: A.C.E.
Caso # 3
Una familia compuesta por cuatro miembros: el padre Samuel (32), empresario, la
madre Jamile (35) dentista, el hijo mayor Marcos (10) y el menor Hugo (5), buscan
ayuda debido a que Hugo se orina todas las noches en su cama.
Incidente terapéutico 1
(Primera sesión)
Padre: Me preocupa muchísimo que mi hijo se haga pis, pienso que se debe a
que está muy mimado.
Madre: No estoy de acuerdo, es que no tiene papá...
Padre: Y yo ¿qué soy?
Madre: Hermoso padre eres...jamás estás en casa...
Padre: (Gritando) ¡No hemos venido por eso....!
Huguito: Señor... (dirigiéndose al terapeuta), quiero hacer pis ¿dónde es el
baño?
Una vez más el síntoma relaja el clima familiar. Después de algunas minutos...
Terapeuta: Bueno Hugo, quiero pedirte que hagas algo,¿ si tu pis pudiera
hablar que le diría a tu papá?
Hugo: Quiero que juegues con el Hugo...
Terapeuta: A la mamá?
Hugo: No le riñas mucho a Hugo, ni a mi papá
Terapeuta: ¿A tu hermano?
Hugo: Que ya no llore....
Terapeuta: ¿De qué llora tu hermano?
Hugo: Está muy solito...
(Marco empieza a llorar en silencio)
Terapeuta: ¿Y qué le dice a Hugo?
Hugo: Pórtate bien...
Terapeuta: ¿Para qué?
Hugo: Para que lo quieran.
Las relaciones con el paciente se hacen a través del síntoma, los otros miembros
de la familia se encuentran entrelazados por la narrativa del síntoma, en el caso
presentado, todos hablan y se preocupan por el pis de Huguito, pero no existen
relaciones auténticas, ni bien desaparece el síntoma emergen las disputas, de ahí la
tendencia a perpetuarse que tienen los síntomas.
El trabajo con familias por lo general requiere de un equipo supervisor, éste se hace
imprescindible para el contexto terapéutico para que el terapeuta pueda sentirse
protegido por sus colegas, y que éstos puedan apreciar eventos que muchas veces
ingresan a los puntos ciegos de el terapeuta142.
No todos los contextos terapéuticos son eficientes para el paciente, algunas serán
útiles en ciertas circunstancias mientras que otros no.
142 Andolfi, M. 1996 A linguagem do encontro terapêutico. Porto Alegre: Artes Médicas
Caso #4
Ubaldo (38) busca ayuda porque ha sufrido una experiencia muy estresante
durante la inundación de la ciudad de La Paz el 2002, presenció impotente cómo
una mujer era arrastrada por la corriente. Después del evento, Ubaldo desarrolla un
trastorno de estrés post traumático: pesadillas, angustia, temores irracionales, etc.
La indicación en este caso fue la terapia individual.
Para tomar la decisión de la indicación en terapia individual es importante
considerar el momento del ciclo vital del paciente, si se trata de un adulto sin una
patología severa y es “traído” a la consulta por los padres, lo más probable es que
decida indicar la terapia individual. Si en un caso con esas características se acepta
una terapia familiar, se estaría fomentando la dependencia de una persona que ya
tiene todas las capacidades para ser independiente. Inclusive para el pago de los
honorarios de el terapeuta deberá reflexionarse si vale la pena o no que sean los
padres quienes lo eroguen.
Muy rara vez los cónyuges están dispuestos inicialmente a la cooperación conjunta,
de ahí que antes del inicio de la terapia de pareja propiamente dicha es necesaria
una etapa de definición del foco terapéutico, de tal manera que cada uno de los
cónyuges entiendan que no se trata de trabajar en el individuo, sino de que ellos
se ayuden para cambiar el matrimonio, lo cual por supuesto irá a repercutir en
cambios personales.
Por lo general la terapia familiar se inicia inmediatamente después de que los padres
asisten a la terapia con el hijo problemático, muy fácilmente los padres asumen la
responsabilidad de sus relaciones ante las intervenciones sistémicas de el terapeuta.
En algunas familias los abuelos asumen de alguna manera el rol de padres, o algún
tío (tía), por ello la pregunta esencial para definir a las personas imprescindibles es:
¿quiénes o quién es el responsable directo del paciente?
No vale la pena invitar a personajes periféricos, tal vez en algunas sesiones específicas
para establecer los límites entre la familia nuclear y la extensa.
En terapia familiar es posible trabajar sin la presencia del paciente designado, pero
suele ser perjudicial el trabajo terapéutico sin la presencia de los progenitores.
El terapeuta que recibe un paciente con características que coinciden con estos
grupos existentes en el medio, debe proponerle a su paciente la invitación para
adscribirse a aquél grupo de personas que tienen similares problemas al suyo.
Para los budistas es innegable la existencia del sufrimiento, relacionado con el vacío
y la imperfección. Su toma de conciencia conlleva el surgimiento de la sabiduría,
no se trata de una actitud pasiva ni pesimista, al contrario se debe vivenciar el
sufrimiento para desapegarnos de él y de esa manera darle un sentido positivo143.
Para los católicos el pecado original nos obligó a vivir en un valle de lágrimas, es
decir, estamos inevitablemente inmersos en el sufrimiento, es inseparable de
la existencia terrena. La resurrección de Cristo después de su padecimiento en
la cruz nos ofrece la promesa de una vida eterna indemne de padecimientos. La
experiencia del sufrimiento se relaciona con un sentido salvífico, se le da sentido
al descubrir su significado: el Cristo en la cruz. El sufrir permite encontrarnos con
nuestro destino: la superación de uno mismo. El sufrimiento genera compasión y
respeto, promueve los sentimientos esencialmente humanos144.
143 http://www.revistadharma.com/sufrimiento.html
144 Carta apostólica salvifici doloris del sumo pontífice Juan Pablo II. Disponible en: http://www.vatican.va/
roman_curia/pontifical_councils/hlthwork/documents/hf_jp-ii_apl_11021984_salvifici-doloris_sp.html
145 Frankl, V. 1994). Logotherapie und Existenzanalyse. Logoterapia y análisis existencial: textos de cinco décadas,
p. 156
146 Frankl, V. E., Silva, C., & de Malatesta, G. (1997). Lo que no está escrito en mis libros: San Pablo.
147 Los nombres de mis pacientes han sido cambiados y algunos detalles también para conservar la
confidencialidad.
Podemos tener una actitud de menoscabo hacia ciertas experiencias, sin embargo,
ameritan el respeto y la comprensión aunque para nosotros no sean importantes.
Por ejemplo, si unos padres viven con mucho abatimiento la pérdida de un año
escolar de su hijo, puede que nos sintamos tentados y ser irreverentes con esa
postura, lo cual será un error porque el sufrir es relativo a las creencias. También
puede pasar lo contrario, tener una posición de sobrevaloración en relación a ciertas
experiencias que los pacientes no las viven de esa manera.
148 https://www.youtube.com/watch?v=2ZXO_CHABus
interroga con el sentido de nuestra vida, nos obliga a intensificar nuestra vida, a
amar con pasión sabiendo que a más amor mayor será el pesar de la despedida. No
es posible vivir sin asumir el riesgo de sufrir, porque será el sufrimiento la señal más
importante de que amamos de verdad, y muchas veces es preferible sufrir a permitir
el sufrimiento de quienes amamos, entonces nos sacrificamos y el sufrimiento
adquiere el mismo sentido del dolor, nos anuncia que algo malo pasa con nuestra
alma, es la urgencia de actuar para dejar partir, soltar la carga para poder resurgir
como mejor persona.
Sin embargo, con el paso del tiempo algunos síntomas dejan de ser protectores y
se transforman en destructores. La anoréxica puede morir, el drogadicto puede
enloquecer. Es en ese momento cuando el juego inocuo del inicio se establece
como un juego con la muerte. El síntoma se instala como el gobernador del sistema
familiar, todo gira a su alrededor, la interacción con él se hace patética, se opera con
Los psicoterapeutas sistémicos hemos sido entrenados para actuar con irreverencia
ante los síntomas. No nos dejamos llevar por el dramatismo que los acompaña. Nos
interesa el sufrimiento subyacente escondido en el trasfondo de varios sentimientos.
Cuando el paciente o la familia nos presentan al síntoma, éste parece ser una persona
importante. Es común en el problema con el alcohol, que la persona se presente así:
“soy alcohólico…” Es como si el síntoma se hubiese convertido en la identidad del
portador, no dice: “a veces me meto en problemas cuando bebo alcohol”. No lo
hace así, ES alcohólico.La familia presenta de igual forma a su hijo (a) con síntomas:
“mi hija es anoréxica”.
Pero si uno no fue amado, no sabrá amar. Esperará ser completado en la relación,
buscará lo que no recibió y pretenderá cambiar al otro ante la decepción. En ese
afán convocarán a los hijos en la batalla encarnizada para vengarse de quien les
prometió completarlos.
El psicoterapeuta debe hacer caso omiso del falso dolor producido por el artilugio
sintomático y escudriñar con paciencia el sufrimiento hasta sentir en carne
propia el sufrimiento generado por el rechazo, el abandono y la pérdida. Urge
proteger a ese niño o a esa niña desolada habitante ingenuo del corazón, protector
desfalleciente del alma inerme donde radica el potencial de existencia, el sentido de
la vida personal.
La terapia debe ofrecer el espacio para la emergencia sutil o abrupta del sentido del
existir, en el afán del empoderamiento de la propia vida, comprendiendo que la
desolación no debió ocurrir, los padres tenían el deber de cuidar y proteger, jamás
tuvieron derecho de rechazar los talentos de sus hijos, su deber era apoyarlos sin
condiciones orientando el quehacer moral de sus actos, al dotar de límites y obligar
al respeto mutuo.
En terapia debe importarnos el sufrimiento sobre todas las cosas. Porque es donde
radica el potencial del cambio, dejar de sufrir mueve a la búsqueda de horizontes
donde sea posible la autorrealización. Para eso es ineludible dejarse consumir por
la mirada de Medusa para luego activar el calor interno para destruir el barro que
nos cubre…no es roca…es barro. Liberarse de las cargas ajenas, soltar los muertos
podridos impedidos de partir, recuperar las cosas buenas recibidas y darle sentido
a la rabia reprimida, algunas veces disfrazada de culpa o tristeza. Llorar hasta secar
los ojos por ese niño desvalido. Decir adiós y dar la bienvenida a la persona libre y
dueña de sus decisiones.
yy Involucrarse en los mundos del paciente: interesarse por su realidad, ser una
especie de “antropólogo en Marte”, indagar las rutinas, actividades, intereses
y pasiones.
yy Conocer el sentido de vida del paciente: escuchar sus sueños y anhelos,
determinando si está en pos de ellos, si los abandonó o si no los tiene.
yy Conocer la historia personal, familiar, de pareja y sociales, estableciendo sus
afectos positivos y negativos.
yy Sondear la predominancia de su estilo de apego: seguro, ansioso inseguro,
ambivalente inseguro o desorganizado.
yy Establecer la estructura de personalidad del paciente.
yy Definir las resonancias de la historia del paciente con la historia del terapeuta.
yy Hacer conocer al paciente el consentimiento informado del proceso
psicoterapéutico.
Una vez definido el problema o la dificultad se deben analizar los motivos que
impidieron su solución. Esto conlleva a la reflexión sobre el diagnóstico. Se trata de
una mala definición del problema, de complicaciones psicológicas o incapacidades.
Habiéndose establecido con claridad el problema, se deben establecer las metas
terapéuticas. Las tareas de esta etapa son:
Se escuchan los últimos sones de la sinfonía, los músicos guardan sus instrumentos,
el teatro se vacía, el escenario queda dispuesto para una nueva interpretación.
Son las dos circunstancias que obligan a la remoción de la pasividad racional del
terapeuta. Es urgente la conmoción. Palabra derivada del latín conmotiõ, según el
diccionario de la Real Academia Española: Movimiento o perturbación violenta
del ánimo o del cuerpo. Es exactamente eso en psicoterapia, la presencia de una
perturbación ante el dolor del paciente.
recursos no necesariamente son los del paciente, pero la puesta en común de ellos
permitirá a ambos la reflexión sobre alternativas de solución.
Por su parte la terapia narrativa pone énfasis en el discurso como elemento central
en la construcción de la realidad, abandonando tácitamente los intentos de
comprender la mente, a la cual la considera un concepto moderno e innecesario,
despoja al terapeuta de los recursos empáticos y racionales para sugerir su inmersión
intuitiva en la narración para crear nuevas narraciones.
Persona
Relación
Self
Las personas no aman a la familia, aman a los que la componen, sin embargo la
pertenencia crea la ilusión de la existencia real del constructo abstracto y por ende es
posible decir que se ama o no a la familia, aunque resulta aberrante e incongruente.
Ser parte de una familia no es una elección, ¡es una imposición! Somos integrados
a nuestra familia sin consulta previa. Crecemos en ella, aprendemos, adquirimos
nuestra identidad y sin embargo nunca la definimos. No es el espacio físico donde
vivimos, ni se establece necesariamente por la presencia de un grupo sanguíneo
común, cándidamente asumimos su existencia, hace parte de nuestro lenguaje,
la mencionamos como si se tratara de un personaje, y los demás hacen lo mismo,
muchas veces he recibido la siguiente frase: “saludos a tu familia”.
En un estudio antiguo llevado a cabo en Uzbekistan por Luria, éste observó que
las personas organizan su realidad influenciadas por el contexto cultural. Pidió
a jóvenes y viejos la clasificación de lanitas de colores. Los jóvenes las ordenaron
según el color base, por ejemplo, separaron verdes de amarillas, colocaron en las
verdes aquellas con esa tonalidad y en amarillo las con tono amarillo. Los viejos
en cambio tuvieron otro criterio de ordenamiento, juntaron amarillas con verdes
indicando que son los colores de ciertas hierbas durante el verano y luego en el
otoño.
Por lo tanto la lógica no condice con la certeza, apenas nos permite organizar el
mundo. Dicho de otra manera, ¡no porque sea lógico es verdadero! La Terapia
Racional Emotiva se ha centrado en los pensamientos irracionales como los ejes
del comportamiento desadaptado, de ahí sus técnicas dialogales con el afán de
lograr modificar dichos pensamientos. El éxito terapéutico de este enfoque ha sido
notable.
Esta paradoja se ejemplifica con la historia del barbero: “en un lejano poblado de
un antiguo emirato había un barbero llamado As-Samet diestro en afeitar cabezas
y barbas, maestro en escamondar pies y en poner sanguijuelas. Un día el emir se
dio cuenta de la falta de barberos en el emirato, y ordenó que los barberos sólo
afeitaran a aquellas personas que no pudieran hacerlo por sí mismas. Cierto día el
emir llamó a As-Samet para que lo afeitara y él le contó sus angustias: en mi pueblo
soy el único barbero. No puedo afeitar al barbero de mi pueblo, ¡que soy yo!, ya
que si lo hago, entonces puedo afeitarme por mí mismo, por lo tanto ¡no debería
Las clases agrupan a los tipos, de tal manera que un tipo no puede ser clase de sí
mismo Los componentes de un grupo se seleccionan a partir de sus propiedades,
sin embargo es importante reconocer las relaciones que establecen entre ellos. No
es posible una definición sin considerar las relaciones, no puede existir el concepto
de mujer sin la existencia de su distinción: varón.
Tanto la teoría de los tipos como el teorema de Gödel nos muestran la concordancia
con el postulado de Wittgestein, así mismo se subraya lo siguiente: no porque tenga
lógica es verdadero. Si entendemos a la verdad como lo hace Popper: no es posible
una verdad absolutamente segura. La verdad es una afirmación cercana a la certeza,
jamás es la certeza porque la verdad necesariamente ocasiona dudas. La verdad es
siempre tenue, pues hace referencia a la probabilidad. El conocimiento científico
no ofrece certezas sino sistemas de hipótesis o anticipaciones. La verdad se identifica
porque siempre irá acompañada de la palabra “probable”, más o menos probable,
más o menos cerca de la certeza.
151 López Mateos, Manuel (1978). Los Conjuntos. México D.F.: Publicaciones del Departamento de
Matemáticas, Facultad de Ciencias, UNAM.
152 Sin embargo, hay una solución creativa a este problema: el barbero se afeita a sí mismo porque es mujer.
A estas tres formas de organizar la solución a los problemas, vale la pena agregar
el “pensamiento lateral” explicado por Edward de Bono por primera vez en 1967.
Se refiere a la búsqueda de soluciones a los problemas que no se enmarcan en
las pautas lógicas tradicionales, se fundamente en ideas originales con caminos
alternativos de resolución. Hace alusión a la creatividad, parte de los estudios de
Guilford y Torrance quienes definen los factores componentes de la creatividad:
flexibilidad, originalidad, fluencia y elaboración. De Bono sistematiza la manera
de pensar creativa, desarrolla técnicas para el aprendizaje de esta forma de pensar.
No se trata de abandonar el razonamiento, al contrario se lo debe afianzar luego de
haber realizado las preguntas necesarias acerca de la perseverancia inútil.
Veamos algunos errores típicos de los pacientes. Aplicando la teoría de los tipos
lógicos, es común en las parejas tratar de resolver problemas de clases distintas
con lógicas inadecuadas. Por ejemplo, la clase esposos requiere el uso de análisis
racional de los problemas mientras que la clase pareja no. Muchos matrimonios
en crisis económica introduciendo al amor como solución, logrando con ello crear
problemas en la clase pareja.
A nalizar las acciones del psicoterapeuta durante una sesión sólo fue posible
gracias a la inserción del espejo unidireccional. Los pioneros de la terapia
familiar pudieron observar la interacción del psicoterapeuta con los pacientes. Las
cosas mejoraron con el desarrollo de la tecnología, grabar permitió analizar paso
por paso el comportamiento no verbal y el verbal durante las interacciones.
Otro terapeuta puede formular la primera pregunta de otra manera: Buenas tardes,
dígame ¿cómo se siente? En este caso el marco de referencia es semántico, la persona
deberá reflexionar sobre su estado emocional actual para formular una respuesta,
El centro de atención del terapeuta está en el sistema emocional de la persona, le
interesa comprender la intensidad emocional, definiendo de esa manera su trabajo
como dirigido a los sentimientos.
El saludo con la familia, debe comenzar con los adultos y luego los menores en
orden de edad. Evitar al inicio del contacto besar en la mejilla o abrazar. Con la
pareja, se debe saludar de la misma manera a uno y a otro cónyuge, vale la pena
en la despedida invertir la despedida, si al inicio primero se saludó al esposo, al
final despedirse primero de la esposa. Si bien estos detalles pueden parecer nimios,
a veces por dejarlos pasar se puede desequilibrar la relación con el terapeuta.
En la medida que transcurren las sesiones, las jerarquías dentro del contexto
terapéutico irán variando de acuerdo a las interacciones. Cuando la persona ha
develado cuestiones muy íntimas, ya no viene al caso el usteo y las formalidades
iniciales.
PT: (al esposo) ¿Podría explicarme cómo usted reacciona cuando Karla se
enoja? (político)
P1: Me siento furioso, es que ella lo único que sabe es protestar e insultarme
(semántico)
PT: (al esposo) Lo entiendo, sin embargo quiero saber cómo usted reacciona
cuando ella protesta e insulta (político)
P1: me quedo callado (político)
P2: eso me irrita mucho, me enojo peor (semántico)
PT: (a la esposa) ¿y cuando él se calla, qué hace usted? (político)
Pues bien, el riesgo que el enfoque sistémico corre con la avalancha de las terapias
posmodernas, y su énfasis en el discurso, es perder la esencia misma de nuestro
aporte y volver a concentrarnos en los significados, la consecuencia puede ser
fatal para los pacientes, no solamente nos olvidamos de las relaciones dentro de
los sistemas sociales, sino podemos caer en el solipsismo al plantear que todo se
construye y por tanto el referente de la realidad es la persona independientemente
a su contexto. Si se adopta esa premisa perdemos el criterio ético, puesto que todo
vale y todo se justifica en un absurdo relativismo absoluto, contradiciendo a la
propia relatividad.
H ace algunos años atendí a una señora que estaba viviendo un proceso de
divorcio tormentoso, el esposo había ganado la tenencia de los hijos y
prácticamente estaba dejándola en la calle. En una sesión llegó a mi consulta
agobiada y me contó que durante el fin de semana había pensado seriamente en
suicidarse. Le pedí que se pusiera de pie, yo hice lo mismo, lloró profusamente
apoyando su cabeza en mi hombro mientras la abrazaba. Cuando se dio una
pausa para seguir llorando, le dije al oído: “te felicito”, tomé asiento, mientras ella
me contemplaba atónita, luego me preguntó por el motivo de mi felicitación, le
respondí: “¡Al fin te diste cuenta que tu vida te pertenece!”.
Watts escribió: la vida es un juego, cuya principal regla es: esto no es un juego. Estamos
inmersos en juegos, ganar y perder ofrecen la posibilidad de reducir nuestra
incertidumbre, hacer las cosas sin cuestionarlas. Así pasa con muchas actividades,
la necesidad inicial a dado lugar a que sea más importante la formalidad, la solución
se ha vuelto el problema. Por ejemplo, las tareas escolares. Se supone que su función
es afianzar el aprendizaje, pero se ha perdido su sentido, convirtiéndose en el fin, se
evalúa la tarea y no el aprendizaje.
El sustento de ese mundo es el mito. Esto es, la mentira verdadera. Veamos por
ejemplo al matrimonio. Institución instaurada por los romanos para generar hijos
legítimos asegurándose la herencia de las propiedades de sus padres, servía además
para justificar uniones políticas o económicas. Con San Pablo recién fue asociado
al vínculo amoroso de la pareja.
En terapia de pareja suelo sorprender a los pacientes con una pregunta de entrada:
“¿Quién eres?”…para preguntar luego “¿Quién crees que es tu esposa (o)?”. Estas
preguntas inciden en el propósito del encuentro terapéutico: la reflexión sobre el sí
mismo y la búsqueda del sufrimiento.
Dependiendo del contexto elegiremos las palabras, además de con quien estamos
hablando. En casa hablaremos de una manera distinta a como lo hacemos en el
trabajo, no es lo mismo hablar con un hermano que hacerlo con el jefe. Elegimos
las palabras en función a la posibilidad de ser comprendidos.
Una de las habilidades de los terapeutas sistémicos es nuestra capacidad para adecuar
nuestro lenguaje a los distintos mundos de los pacientes. Partimos del principio
ericksoniano: “hablar el lenguaje del paciente”. Nos movemos en su discurso y en
sus gestos, nos introducimos sutilmente en su mundo interno de donde fluyen las
ideas y las palabras. Constantemente y con perseverancia consultamos si nuestro
acercamiento es el pertinente o si nos alejamos de su percepción del mundo, mis
preguntas reguladoras preferidas después de una apreciación son: ¿es así?, ¿es como
usted lo ve? También suelo usar: ¿puede ser?
En muchas ocasiones, sobre todo con los adolescentes, me tomo el tiempo suficiente
para comprender su mundo a través de las narraciones. He visto a jovencitos
desesperarse al tratar de que mi cabeza comprenda, no es fácil cuando estamos en
mundos muy diferentes. Pienso que el sólo hecho de interesarme por comprender
hace con que los pacientes confíen en mis buenas intenciones.
En la terapia de pareja, las cosas son más complicadas. Cada consorte propone su
visión del mundo como la acertada, ninguno está interesado en ver los problemas
de otra manera, es un diálogo de sordos y ciegos. El terapeuta incauto se triangula
en el conflicto al intentar dar sentido a lo sin sentido. Cualquier redefinición con
uno es descalificada inmediatamente por el otro. Es común el hablar, pensar y
sentir por el otro cuando se han simbiotizado. De ahí el peligro de escuchar a uno
sin haber escuchado al otro, el terapeuta puede asumir la realidad de la relación
desde la mirada parcializada de uno solo de los cónyuges.
La palabra “problema” derivada del griego: del prefijo πρό (prá, “delante”)
y βλῆμα (blẽma, “lance”), sobre el modelo de προβάλλω (probállō), de
βάλλω (bállo, “arrojar”), fue usada por los romanos con el significado de “tema de
debate” y “enigma”. En ese sentido su aparición debería poner en riesgo al sistema,
pues lo desequilibra. Sin embargo en los sistemas familiares los estabiliza, porque
su presencia obliga a una pausa en la evolución del ciclo vital.
Resulta útil la concepción de Wittgenstein sobre los juegos del lenguaje, nos dejamos
de preocupar por el significado y nos adentramos al uso del lenguaje, entonces se
verifica la multiplicidad de su empleo. Estos juegos dialógicos construyen la realidad
entre las personas, son acuerdos implícitos en función a la idea de una semántica
unívoca, cuando ninguna palabra lo es, pues su significado dependerá del sentido
de su destino. El aporte del MRI fue considerar el factor poder como el eje de quien
define el sentido de la comunicación, entonces se comprenderá la definición por el
dominio y la sumisión.
Terapeuta: Veamos…si de pronto usted pudiese decir lo que pasa por dentro a
su esposa…¿su relación mejoraría? (Cuestionamiento del esquema)
Paciente: Me imagino que sí (Trascendencia del contexto semántico
aprendido)
Terapeuta: ¿Al decirle a su esposa lo que piensa y siente ella usted tendrá una
erección? (Cuestionando la lógica)
Paciente: Tal vez, no sé…¿pero qué debería decirle? (Busca una nueva
asignación del problema)
Terapeuta: Dígamelo usted (Confrontación con la redefinición del problema)
Paciente: La verdad…es que ha dejado de gustarme, engordó mucho…
(Cambio de contexto)
Terapeuta: Es muy duro que usted le diga que no se excita porque la ve fea…
(Ampliación semántica)
Paciente: Es muy duro….(Confirmación semántica)
Terapeuta: Por eso es mejor pensar que usted es tímido…(Retorno al
concepto)
Paciente: Tiene razón…así no creo un conflicto (Redefinición de la lógica)
Terapeuta: Entonces usted no es tímido…es una persona considerada…
(Cambio de semántica)
Paciente: Visto así…es razonable (Confirmación del nuevo sentido)
Terapeuta: Veamos…si usted es considerado…también lo es su pene…(de-
construcción del síntoma). Yo pensé que su pene también era tímido, pero
por lo visto es tan considerado como usted…ambos no son capaces de ser
hipócritas…usted calla lo que piensa y él actúa…(alteración del sistema lógico)
Paciente: ¿Entonces mi impotencia es porque ella ha dejado de gustarme?
(Reflexión sobre el nuevo sistema semántico y lógico).
Terapeuta: eso explica la aparición de su amante, con quien usted tiene
relaciones sexuales magníficas (Confirmación de la premisa)
Paciente: Pero no está bien (Reflexión sobre el nuevo contexto semántico)
Terapeuta: Usted lo ha dicho, no está bien, termina engañándose…(Nueva
propuesta lógica)
En mis primeras experiencias con el sufrimiento, me percaté que Dios era en muchos
casos el único refugio de mis pacientes. Nada ni nadie podía consolarlos cuando
Todo terapeuta debe asumirse como un ser humilde, ignorante del sufrimiento
ajeno, no es posible fingir comprenderlo porque es inconcebible. Wittggenstein
hacía alusión a la propia conciencia del dolor para comprender el dolor ajeno, mi
sufrimiento es minúsculo en comparación al que porta un paciente. La humildad
se instala como el núcleo fundamental de mi moral, me sostiene porque me obliga
a desprenderme de mí mismo, para abrirme ante la urgencia de consuelo de mis
pacientes. Sobre todo no debo dañar, mi ego está hecho para lastimar, el desprecio
y la arrogancia me impiden el contacto amoroso en la vinculación terapéutica.
No señor profesor, usted estaba equivocado, un terapeuta debe tener muy clara su
moralidad, sino se pierde en el océano de confusiones de los pacientes. El sostén
de mis principios es el amor, y éste siempre emerge de la humildad. Por eso me
alegro cuando algún estudiante me expresa su desasosiego al reconocer que sabe
muy poco, sólo desde el no saber estamos obligados a conocer, cuando se tiene la
certeza de saber la persona se estanca, incapaz de avanzar se estaciona en su ego y sus
El peor sufrimiento es el de los niños, ellos no deberían sufrir, ser niño es estar
libre de condicionamientos, lleno de vida el niño juega con el mundo. ¡Ay! El
dolor de los niños, aquellos desahuciados o esos otros con enfermedades crónicas
y los abandonados… y los mal amados. Tal es la congoja de los psicólogos que se
pueden pasar horas y días aplicando pruebas sin ton ni son, evitando el encuentro
con el sufrimiento descarnado de los rostros sin sonrisa de los pequeños… Yo me
hice terapeuta familiar por mi amor a los niños, son los padres disfuncionales los
desubicados, no saben disfrutar de sus pequeños milagros, en realidad no saben
disfrutar de nada, sin amor luchan por el éxito, les duele cuando sus hijos no
responden a sus expectativas y los fuerzan a ser aquello que no pueden ser.
Cuando veo un niño sufriendo, no puedo alejar la imagen del Niño Jesús en el
pesebre. Rodeado de inmundicia, abrigado con el amor de sus padres. Lo que los
niños necesitan es tan simple de darles: protección y cuidado. Un niño está hecho
para ser amado, nada más. La psicoterapia de niños tiene un solo derrotero, ayudar
a los padres a proteger a su pequeño. Un pequeño ante la muerte de su padre no
paraba de rezar por él, la hermana molesta porque le parecía insulsa la conducta de
su hermanito, lo reprendió delante de mí. El niño respondió con ternura: “lo que
pasa es que no conoces cómo marcar el teléfono del papá…”, e hizo la señal de la
cruz. Fue su inocencia la que me llevó en ese momento a entender que no puedo
hacer terapia sin contar con el apoyo de Dios.
153 Frankl, V. E. (1955). The doctor and the soul. An introduction to logotherapy; Frankl, V. E. (2011).;
Richards, P., & Bergin, A. E. (2014). Handbook of psychotherapy and religious diversity. American
Psychological Association.
154 V.g.: Shafranske, E. P., & Malony, H. N. (1990). Clinical psychologists’ religious and spiritual orientations
and their practice of psychotherapy. Psychotherapy: Theory, Research, Practice, Training, 27(1), 72; Bergin,
A. E., & Jensen, J. P. (1990). Religiosity of psychotherapists: A national survey. Psychotherapy: Theory,
Research, Practice, Training, 27(1), 3.
155 La presencia ignorada de Dios: psicoterapia y religión. Barcelona: Herder Editorial; Lapide, P., & Frankl, V.
E. (2010). Búsqueda de Dios y sentido de la vida: diálogo entre un teólogo y un psicólogo. Herder Editorial.
156 Lovinger, R. J. (1984). Working with Religious Issues in Therapy. New York: Jason Aronson.
157 Feifel, H. (Ed.). (1959). The meaning of death. Nueva York: McGraw-Hill.
158 Feifel, H. (1958). Introduction to the symposium on the relationship between religion and mental health.
American Psychologist, 13, 565-566.
159 Hillowe, B. V. (1986). Effects of Religiosity of Therapist and Patient on Clinical Judgment. Dissertation
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160 Worthington, E. L. (1988). Understanding the values of religious clients: A model and its application to
counseling. Journal of Counseling Psychology, 35(2), 166.
161 Rokeach, M. (1973). The nature of human values. Nueva York: Free Press.
162 Worthington, E. L. (ob.cit.)
entre las creencias, puesto que los pacientes se sienten más comprendidos y tienden
a adherirse al tratamiento con mayor compromiso que cuando hay disonancias163.
163 Bergin, A. E., & Jensen, J. P. (1990). Religiosity of psychotherapists: A national survey. Psychotherapy:
Theory, Research, Practice, Training, 27(1), 3.
164 Newberg, A. B. (2010). Principles of neurotheology. Ashgate Publishing.
165 d’Aquili, E. G., & Newberg, A. B. (1993). Religious and mystical states: A neuropsychological model.
Zygon®, 28(2), 177-200.
166 Newberg, A., & d’Aquili, E. G. (2008). Why God won’t go away: Brain science and the biology of belief.
Ballantine Books.
167 El Papa Benedicto XVI, profundo teólogo explicó de manera sencilla el concepto de fe para los católicos en:
https://www.aciprensa.com/noticias/el-papa-benedicto-xvi-explica-que-es-la-fe-31067
168 Agustín, S. (1986). Las confesiones (Vol. 1). Ediciones AKAL.
Quizás el problema más frecuente en mi trabajo sea el del dilema ético: ¿estará
bien o mal esta decisión? Es inevitable decidir, actuar en base a la intuición ética.
Cuándo guardar sigilo, cuándo orientar, cuándo evitar. Son decisiones donde se
Es una costumbre generalizada orar por los enfermos, por ejemplo en un estudio
realizado en hospitales de Estados Unidos, se verificó que el 73% de las enfermeras
ora por sus pacientes, el 81 % los encomienda a Dios y el 79% alientan a los familiares
a orar por sus enfermos174. Por otra parte, los enfermos suelen recurrir a la oración
como un recurso de afrontamiento a la enfermedad, la fe está ligada necesariamente
a la esperanza175. Sobre todo en la terapia del duelo es indispensable sintonizar
con las creencias de los pacientes, aceptar y alentar los recursos ofrecidos por su
religión, reconociendo la fortaleza que otorgan para sobrellevar el dolor a través
de la esperanza. Es un desatino desprender la fe de las condiciones lamentables de
una experiencia, no se trata de ser racional sino de mantenerse firme a pesar de las
circunstancias176.
174 Tracy, M. F., Lindquist, R., Savik, K., Watanuki, S., Sendelbach, S., Kreitzer, M. J., & Berman, B. (2005).
Use of complementary and alternative therapies: a national survey of critical care nurses. American Journal
of Critical Care, 14(5), 404-415.
175 Bearon, L. B., & Koenig, H. G. (1990). Religious cognitions and use of prayer in health and illness. The
Gerontologist, 30(2), 249-253.
176 Jackson, E. N. (1957). Understanding grief. Pastoral Psychology, 8(7), 41-48; Andersen, C. B. (2014). Good
Faith; Good Grief. Int’l Trade & Bus. L. Rev., 17, 310.
Pienso que la frase de Jesús: “Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, Yo
estoy en medio de ellos (Mt 18, 15-20)”, sintetiza el ambiente que debe reinar en el
contexto terapéutico. Mi visión es científica, fundamento mi accionar terapéutico
en técnicas confiables porque existe evidencia empírica sobre su efectividad, pero
al mismo tiempo entrego mi trabajo a Dios seguro de tener una misión en la vida:
servir incondicionalmente a los demás.
También lo señaló San Agustín: si está dentro de ti la raíz del amor, ninguna otra
cosa sino el bien podrá salir de tal raíz. Ese es el fundamento de la ética, nada malo
puede salir del amor y muchas veces el amor debe rebasar la moral, porque lo bueno
no necesariamente es correcto. Mi quehacer en terapia es la constante búsqueda de
la perfección, lo cual me obliga a la renovación continua de mis conocimientos,
reconocer errores para buscar nuevos derroteros, ampliar mi mente para aprender
nuevas lógicas, modelos y teorías, todo ello en pos del mejor servicio, mis pasos se
guían por otra máxima agustiniana: ora como si todo dependiera de Dios. Trabaja
como si todo dependiera de ti.
Es indispensable la pasión para la perseverancia, las metas deben estar claras para
disciplinar el estudio. Debo ofrecerles alternativas de solución con fundamentación
empírica a mis pacientes. Mientras oro con todas mis fuerzas para que Dios me
ilumine.
Termino estas reflexiones transcribiendo “la oración del psicoterapeuta” que escribí
el 2005, sintetiza mi fe en la labor terapéutica177:
177 Pinto, B. (2005) Las raíces del amor. La Paz: SOIPA Pags. 50-51.
Descubre mis ojos con la fe de tus manos sangrantes para que pueda
ver la bondad que nadie ve en aquél presa de vanidad y orgullo.
¡Señor, haz de mí un ser humano feliz,
Acurrucado en tus brazos tiernos!
¡Fortalece mi capacidad de amar a mi esposa!
¡Ayúdame a empujar a mis hijos hacia la libertad!
¡Fortalece mi pasión por la vida y por el arte!
¡Enséñame a aceptar mi ignorancia!
Señor… protege a mis pacientes de los errores que pueda cometer.
Ilumíname para reconocer mis limitaciones, y para descubrir mis potencialidades.
No dejes que me sienta derrotado ante las acciones desesperadas
de quienes convirtieron su vacío en rabia.
Dótame de tu infinita capacidad de perdón.
Nadie merece ser despreciado.
No dejes que la danza de la muerte me lleve hacia
la ilusión nefasta de saberlo todo.
Ayúdame a aprender de los demás, no quiero encerrarme en la cárcel
helada de las teorías… dame el coraje para aceptar la posibilidad de
que la ciencia puede más bien alejarme del encuentro humano.
Entrégame tu espada de fuego para romper las
rejas que me aparten de las personas.
Señor…
Gracias por haberme llamado para este oficio…
He de cumplir la misión encomandada: ¡debo ser
feliz para hacer felices a los demás!
El comportamiento moral puede ser juzgado por los demás, el referente es si nos
comportamos según los principios predeterminados o no. Durante un partido de
fútbol el árbitro moralista evalúa las jugadas a partir de los parámetros definidos por
los reglamentos establecidos por la FIFA. Veamos un ejemplo: Messi ha gambeteado
a tres jugadores, queda solo frente al arquero y un defensor desesperado lo empuja,
a pesar de ello el extraordinario jugador argentino continúa con la jugada…el
árbitro rigorista sanciona la falta. La persona moralmente correcta sabe que actúo
“bien” si compara su comportamiento con los dictámenes del reglamento. En la
Universidad, un estudiante aprueba con 51, el profesor rigorista considerará 50,5
como correspondiente a reprobación.
Kohlberg propuso un modelo acerca del desarrollo de la moral, la evolución del juicio
moral hace alusión a los sentimientos de miedo, responsabilidad y culpa. El niño
decide su accionar correcto porque inicialmente teme el castigo, posteriormente
lo hará pensando en su autoimagen, su miedo no será el castigo sino el dejar de ser
querido, posteriormente habrá interiorizado las enseñanzas recibidas y si actúa en
contra de ellas sentirá culpa. El conjunto de ese proceso, Kohlberg lo denominó pre
convencional. Posteriormente, en la adolescencia se desarrolla la conciencia social,
por lo tanto el juicio moral se hace reflexivo en función al cumplimiento de las
normas y reglas sociales.
El juicio ético puede equipararse con la sexta etapa del desarrollo moral de Kohlberg,
la última del estadio post convencional, articulada con la autoconciencia de los
Es interesante corroborar esta aproximación a las decisiones éticas con los estudios
neuropsicológicos del juicio moral. Las decisiones morales son procesadas a nivel
de las regiones corticales, principalmente en la zona prefrontal obicular superior;
mientras que las decisiones éticas son procesadas en regiones subcorticales como la
ínsula y el cíngulo.
En la psicoterapia los dilemas éticos son cotidianos, los terapeutas debemos tomar
decisiones éticas en el momento de asumir una intervención. La terapia de pareja
tiene sus orígenes en la solución de esos dilemas. Era común escuchar la versión de
uno de los cónyuges sin conocer al otro, de tal modo que se trabajaba con la persona
sin tener la panorámica completa. Usualmente al escuchar la versión de la pareja
la anterior quedaba incongruente. Al tener a ambos cónyuges en las sesiones de
terapia nos liberamos del sesgo que significa escuchar a solo uno de ellos.
de pacientes. Esa actitud es la dirección que toma nuestra valoración del otro, el
sentido deberá siempre ser el bienestar, la dignidad y el respeto.
Debo contrastar mis creencias y valores con los de mis pacientes. Dilucidar sobre
las coincidencias y diferencias. Reflexionar sobre la posibilidad de respetar las que
la persona trae consigo. Si no es posible debido a colisiones entre sus creencias y
valores con los míos, debo evitar hacerme cargo de los problemas que la persona
trata de resolver con mi trabajo. No se trata de adoctrinar al otro en lo que yo
considero como deben ser las cosas, es tener la capacidad de construir de manera
conjunta una relación que no sea dañina ni para los pacientes ni para el terapeuta.
Desde esa perspectiva es importante que los pacientes conozcan mis creencias
y posturas con la vida, los sustentos principales de mi actitud moral, afianzados
como parte de mi ser y que no podrán ser puestos en el juego de la negociación.
Caso contrario puedo caer en el error del adoctrinamiento en lugar de ayudar en el
proceso de resolver problemas.
He seguido de cerca a colegas con vida consagrada, por supuesto que para ellos y
ellas el trabajo terapéutico ha significado una crisis en su vocación religiosa. Algunos
y algunas no lograron el equilibrio cuando se percataron en que las exigencias éticas
de la psicoterapia sobrepasaban la posibilidad de sostenerse dentro de su estilo de
vida. Dejaron la psicoterapia y se inclinaron hacia la consejería dentro de los marcos
de su vida consagrada.
La actitud ética obliga a considerar válidos los sistemas morales de nuestros pacientes
siempre y cuando no atenten contra el bienestar de las personas. No se trata de
ubicarnos en una situación moral relativa a las singularidades, postura común en
las visiones posmodernas, donde la maldad se asocia con la construcción social de
realidades, entonces, el malvado es víctima de sus circunstancias socio históricas.
Planteamiento equivocado, anula el libre arbitrio, condenando a las víctimas por
ser propiciadoras de los actos de sus agresores, en un afán de conciliar realidades.
178 Guy, J. D. (1995). La vida personal del psicoterapeuta: El impacto de la práctica clínica en las emociones y
vivencias del terapeuta. Grupo Planeta (GBS); Mahoney, M. J. (1997). Psychotherapists’ personal problems
and self-care patterns. Professional Psychology: Research and Practice, 28(1), 14 ; Cherniss, C. (2016). Beyond
Burnout: Helping Teachers, Nurses, Therapists and Lawyers Recover from Stress and Disillusionment.
Routledge.
179 Karasu, T. B. (2001). The advanced practice of psychotherapy. Harvard review of psychiatry, 9(3), 118-123;
Tsuman-Caspi, L. (2012). The identity formation of psychotherapists in training: A dialectical and personal
process. Columbia University.
180 Canevaro, A., Abeliuk, Y., Condeza, M., Escala, M. A., García, G., & Montes, J. (2017). El nacimiento del
terapeuta sistémico. El trabajo directo con las familias de origen de los terapeutas en formación. Revista
REDES, (34); Garzón, D. I. (2008). Autorreferencia y estilo terapéutico: su intersección en la formación de
terapeutas sistémicos. Diversitas: Perspectivas en psicología, 4(1), 159-171.
181 http://www.accademiapsico.it/
182 Elkaïm, M. (2004). L’expérience personnelle du psychothérapeute: approche systémique et résonance.
Psychothérapies, 24(3), 145-150.
Es imposible dejar de lado nuestros referentes emocionales, sin ellos será infructuosa
la posibilidad de compenetración. Tanto la teoría de la mente como la empatía son
los procesos relacionales indispensables para interiorizarnos en el mundo del otro.
El obstáculo más infranqueable es la resonancia.
A ella se suma la necesidad del ensamblaje, término de Elkaïm para referirse a las
diferencias entre el paciente y el terapeuta, lo que obliga a la búsqueda de ajustes
para poder establecer puentes comunicativos efectivos. No siempre el sufrimiento
ajeno puede ser asimilado porque los referentes no alcanzan, ya sea porque es
desmedido o porque es insignificante desde las experiencias del terapeuta.
Trascendencia
Para discernir sobre esta segunda condición, es necesario reflexionar sobre el origen
de la idea de la trascendencia. El referente filosófico se encuentra en la filosofía
de Sören Kierkegaad. Para este filósofo danés, la persona se encuentra por encima
de lo universal183. Separa al individuo del grupo, de tal forma que rinda cuentas
de su responsabilidad y mismidad. La razón no alcanza para comprender la vida
singular, toma como ejemplo el sacrificio de Isaac como mandato divino. Se trata
de una situación absurda, primero Dios accede a darle un hijo y luego le conmina
a matarlo, Isaac actúa irracionalmente basado en su fe. La fe se expresa, no se la
justifica con la razón.
Será Albert Camus quien ostente la filosofía del absurdo, planteada como la
infructuosa búsqueda del sentido para vivir, dando como resultado el único fin
de la existencia: ¡el suicidio! La existencia es absurda en un mundo indiferente a
nuestra vida, donde nada tiene sentido. A diferencia de Kierkegaard, Camus asegura
la inexistencia de Dios, por lo que no tenemos un referente para vivir. La tarea de
los seres humanos es configurarse a sí mismo en una realidad absurda, construimos
nuestra moral y le damos sentido a nuestro paso por el mundo, a sabiendas de lo
imposible de lograrlo. La libertad es una condena, no podemos dejar de elegir a
cada instante, hagamos lo que hagamos el fin siempre será una pachotada. Nos pasa
lo mismo que al mítico Sísifo, la roca al regar a la cima, volverá rodando al pie de
ella184. Pensamiento coincidente con la idea de Heidegger, según la cual hemos sido
arrojados a un mundo pre establecido.
Los terapeutas han desesperado ante la estupidez de los cánones sociales de éxito.
Es más, muchos han decidido estudiar psicología como refugio de su angustia.
Viktor Frankl, recupera la filosofía existencialista de Kierkegaard, para construir
su modelo terapéutico, la logo terapia, es decir, la terapia centrada en la búsqueda
del sentido185. Para Frankl las personas buscamos darle sentido al sin sentido de
la existencia, otorgando significancia a nuestro vivir, ese proceso es denominado
voluntad de sentido.
185 Frankl, V. (2011). La voluntad de sentido: Conferencias escogidas sobre logoterapia. Herder Editorial;
Frankl, V. (2015). El hombre en busca de sentido. Herder Editorial.
186 Alberoni, F. (1980). Enamoramiento y amor: nacimiento y desarrollo de una impetuosa y creativa fuerza
revolucionaria. Barcelona: Gedisa
187 Cecchin, G., Lane, G., & Ray, W. A. (2002). Irreverencia: una estrategia de supervivencia para terapeutas
(Vol. 86). Grupo Planeta (GBS).
188 Frankl, V. E. (2011). Logoterapia y análisis existencial: textos de cinco décadas. Herder Editorial. Págs, 110-
111
Gianfranco Cecchin, Gerry Lane y Wendel Ray189 proponen que los terapeutas
sistémicos deben ser espontáneos, para lograrlo requieren abandonar los dogmas
de su modelo terapéutico, para ello deben actuar con irreverencia para sobrevivir
a la psicoterapia. Entienden a la irreverencia como la ausencia de veneración de la
teoría. Su propuesta se fundamenta en el nihilismo de la filosofía de Nietzsche190.
Tiene que ver con la negación de lo establecido, más allá del bien y del mal.
Felicidad
Lo expresó Mario Moreno “Cantinflas”: La primera obligación de todo ser humano
es ser feliz.... la segunda, es hacer feliz a los demás. No podemos enseñar la senda
de la felicidad a las personas amargadas, si nosotros no la hemos atravesado. Los
pacientes deben albergar esperanzas con el sólo hecho de conocernos. Por eso, es
obligatoria la felicidad en nuestro oficio.
189 Cecchin, G., Lane, G., & Ray, W. A. (1992). Irreverence: A strategy for therapists’ survival. Karnac Books.
190 Ferraris, M. (2000). Nietzsche y el nihilismo (Vol. 43). Ediciones AKAL.
191 Seligman, M. E. (2012). Flourish: A visionary new understanding of happiness and well-being. Simon and
Schuster.
La felicidad debe vincularse con la actitud ética. No es posible una persona feliz
dañando, su característica central es actuar para el bienestar del otro. Carl Rogers
planteó que un rasgo fundamental de las personas es la congruencia196, esto es hacer
lo que se dice que se hace. Un terapeuta sistémico debe ser congruente, su vida
192 Diener, E. (2000). Subjective well-being: The science of happiness and a proposal for a national index.
American psychologist, 55(1), 34.
193 Kraut, R. (1979). Two conceptions of happiness. The Philosophical Review, 88(2), 167-197.
194 Maslow, A. H., Frager, R., & Fadiman, J. (1970). Motivation and personality (Vol. 2, pp. 1887-1904). New
York: Harper & Row.
195 Maslow, A. H. (1994). La personalidad creadora. Editorial Kairós.
196 Rogers, C. R., López, S. M., & Corona, J. L. (1980). Carl Rogers, el poder de la persona (No. 04; BF204,
R6.). El Manual Moderno.
Whitaker, C. A., & Malone, T. P. (2014). Roots of psychotherapy. Routledge.
No debemos temer a mostrarnos como somos ante nuestros pacientes, si bien hemos
sido formados como científicos, la relación terapéutica no se basa únicamente en la
razón, sino en un encuentro integral, de nuestra historia, nuestro saber y nuestras
actitudes éticas. Como Abraham debemos trascender a nosotros y al entorno,
actuar con pasión en una entrega incondicional al servicio del sufrimiento.
La relación con los pacientes no nos deja indemnes, al contrario nos debe afectar,
Carl Whitaker señalaba que el proceso terapéutico también debe hacer crecer al
terapeuta no solamente a los pacientes197. Es bueno darles la siguiente noticia a
nuestros consultantes: ¡somos humanos! Como tales, estamos en el mismo afán de
darle sentido a nuestra vida, la experiencia relacional terapéutica al ser un evento
extraordinario, ofrece la posibilidad de generar vínculos auténticos derribando las
convenciones sociales y definiendo un espacio de reflexión sobre los procesos de
evolución que seguimos las personas. Indudablemente se trata de una oportunidad
para encontrarnos a nosotros mismos en el afán de comprender el sufrimiento.
197 Whitaker, C. A., & Keith, D. V. (1981). Symbolic-experiential family therapy. Handbook of family therapy,
1, 187-225.
H ace algún tiempo atrás, un colega me comentó: “al fin pude dar el alta a mi
paciente”. Entonces me cuestioné si es posible en la Psicoterapia Sistémica
“dar de alta”. El término se utiliza para indicar que después del tratamiento la
persona puede reinsertarse a su vida cotidiana.
tratado por Erickson y utilizado a menudo como ejemplo del lema “si no puedes
resolver el problema, únete a él” es el de un paciente disfémico crónico. Erickson
le plantea que debe apersonarse como solicitante de un empleo relacionado con
ventas a domicilio. Al final el paciente es nombrado el vendedor del año, a pesar de
continuar tartamudeando.
Comprendida la terapia como dirigida al alivio del sufrimiento, una vez suprimido,
¿podemos hablar de alta? Un libro que leí en mis años mozos de la universidad fue
“Nunca te prometí un jardín de rosas”198, trata sobre una adolescente esquizofrénica
y la relación con su analista, cuando logra manejar su mundo psicótico debe
enfrentar la realidad donde tropieza con problemas.
198 Geen, H. (1982) Nunca lhe prometi um jardim de rosas. Sao Paulo: Imago Editora
Los jóvenes terapeutas entusiastas con las técnicas de terapia breve, pueden abordar
los síntomas con la precisión sugerida por la teoría del cambio sin considerarlos
como leales protectores del sistema, considerando su erradicación como el fin del
proceso terapéutico. Grave error, el sistema sin el síntoma se desprotege, por lo
tanto se debe indefectiblemente preparar a las personas involucradas en el juego
para afrontar la vida.
Vislumbro la terapia como un proceso en etapas. Los pacientes pasan de una fase
a otra, se estancan y sufren, es donde se refugian en los síntomas, esas conductas
absurdas que dan sentido a su existencia, el alcohólico quiere dejar de beber, el
ansioso quiere dejar de sentir ansiedad, el depresivo desea abandonar su estado de
perenne tristeza, etcétera, etcétera. La genialidad de los epistemólogos de la terapia
sistémica fue el percatarse de la imposibilidad de cambio, gestando más de lo
mismo, a pesar de mantener el problema, reconocer su ridiculez. ¡El problema evita
el vivir! Por lo tanto el problema no es el problema, es una mala solución pues con
él se evita el afrontamiento de la existencia.
Cuando vemos la vida abriendo las cortinas de la ventana, nos da miedo bajar las
gradas, abrir la puerta y salir a la calle. Tema reflejado en la historia de Iván, un
muchacho agorafóbico en la serie española Merlí200. La madre quiere ayudar a su
hijo, acepta la intervención de Merlí el profesor de filosofía, éste se porta como un
psicólogo conductual, realizando una desensibilización sistemática. Cuando logra
que salga a la calle, la madre hace un escándalo, mostrando la paradoja del cambiar
sin cambiar.
En los casos donde el problema sostiene al sistema rígidamente es difícil decir adiós.
La familia o la pareja nos triangulan y el paciente individual se aferra a nosotros.
En los Trastornos de Personalidad se reproduce el padrón del juego relacional
utilizado en la cotidianeidad dentro del consultorio. Por ejemplo, en las estructuras
limítrofes los pacientes recurren a la manipulación de la culpa para evitar el adiós
a través de amenazas de suicidio y cosas parecidas. También se da lo contrario, el
terapeuta utiliza estratagemas pertenecientes a su estructura de personalidad y a su
historia personal para evitar el adiós.
Cuando un joven terapeuta tiene dificultades en el cierre del lazo con sus pacientes,
la primera hipótesis se formula a partir de sus problemas de apego. Situación que
promueve la revisión de nuestra historia durante la formación. Pues el problema
del adiós no solamente proviene del paciente, sino también de parte del terapeuta.
Cuando ambos coinciden en apegos inseguros, la relación puede eternizarse.
200 https://youtu.be/gO9XCfAF9FE
201 Perls, F. (1973). The Gestalt approach & eye witness to therapy. Science & Behavior Books.
202 Por ejemplo: Allumbaugh, D. L., & Hoyt, W. T. (1999). Effectiveness of grief therapy: A meta-analysis.
Journal of Counseling Psychology, 46(3), 370.
203 Reite, M. (Ed.). (2012). The psychobiology of attachment and separation. Elsevier.
204 Mallinckrodt, B., Porter, M. J., & Kivlighan Jr, D. M. (2005). Client attachment to therapist, depth of in-
session exploration, and object relations in brief psychotherapy. Psychotherapy: Theory, Research, Practice,
Training, 42(1), 85.
205 Howe, D., & Fearnley, S. (1999). Disorders of attachment and attachment therapy. Adoption & Fostering,
23(2), 19-30; Heard, D., Lake, B., & McCluskey, U. (2012). Attachment therapy with adolescents and adults:
Theory and practice post Bowlby. Karnac Books.
206 Byng-Hall, J. (1995). Creating a secure family base: Some implications of attachment theory for family
therapy. Family Process, 34(1), 45.
Desde el inicio de la relación terapéutica hago todo lo posible para sentir que esa
persona me importa, más allá de las intenciones de mis intervenciones dirigidas
a sus problemas, debo crear un lazo afectivo, seguro de poder cortarlo cuando se
hayan concretado las metas terapéuticas. Considero al accionar terapéutico una
puesta en acción del amor, la legitimación, el consuelo y la confrontación deben ir
de la mano. No es posible ninguna de esas acciones indispensables independientes
la una de la otra. El eje es el apego seguro. La consecuencia el dolor de la despedida.
207 Watzlawick, P., Weakland, J. H., & Fisch, R. (2011). Change: Principles of problem formation and problem
resolution. WW Norton & Company.
208 Satir, V. (1988). The new peoplemaking. Science & Behavior Books.
214 Simionato, G. K., & Simpson, S. (2018). Personal risk factors associated with burnout among
psychotherapists: A systematic review of the literature. Journal of clinical psychology.
215 Guy, J. D. (1995). La vida personal del psicoterapeuta: El impacto de la práctica clínica en las emociones y
vivencias del terapeuta (Vol. 126). Madrid: Grupo Planeta (GBS).
216 Tompkins, K. A., & Swift, J. K. (2015). Psychotherapy Process and Outcome Research. The Encyclopedia of
Clinical Psychology.
217 Figley, C. R. (2002). Compassion fatigue: Psychotherapists’ chronic lack of self care. Journal of clinical
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218 McCann, I. L., & Pearlman, L. A. (1990). Vicarious traumatization: A framework for understanding the
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219 V.g.: Barria, V., Rosemberg, N., & Uribe, P. (2008). Autocuidado y equipos de salud. Modulo I Tendencias
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Síndrome de Burnout desde la Perspectiva de la Asertividad Generativa.
222 Butler, A. C., Chapman, J. E., Forman, E. M., & Beck, A. T. (2006). The empirical status of cognitive-
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223 Linehan, M., Comtois, K., Murray, A., Brown, M., Gallop, R. J., Heard, H. & Lindenboim, N. (2006).
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225 Selvini, M. (Ed.). (1990). Crónica de una investigación: la evolución de la terapia familiar en la obra de Mara
Selvini Palazzoli y Matteo Selvini, comp, Buenos Aires: Paidós.
226 Festinger, L. (1962). A theory of cognitive dissonance (Vol. 2). Stanford university press.
227 Wittgenstein, L. (2013). Tractatus logico-philosophicus. Routledge.
Estrés y realización personal van de la mano. Los niveles y frecuencia del estrés
se relacionan con la satisfacción laboral. Menos estrés, más satisfacción229. Es
importante diferenciar felicidad de bienestar. La primera tiene que ver con la
experiencia subjetiva de un rasgo emocional feliz permanente, independiente de la
228 Folkman, S., Lazarus, R. S., Dunkel-Schetter, C., DeLongis, A., & Gruen, R. J. (1986). Dynamics of a
stressful encounter: cognitive appraisal, coping, and encounter outcomes. Journal of personality and social
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229 Farber, B. A., & Heifetz, L. J. (1981). The satisfactions and stresses of psychotherapeutic work: A factor
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230 Sundriyal, R., & Kumar, R. (2014). Happiness and wellbeing. The International Journal of Indian
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231 Mercado, M. (2014). Concepto de felicidad en jóvenes. Ajayu Órgano de Difusión Científica del
Departamento de Psicología UCBSP, 12(1), 64-78.
232 Garske, J. P., & Anderson, T. (2004). Toward a science of psychotherapy research: Present status and
evaluation. Science and pseudoscience in clinical psychology, 145-175.
233 Rogers, C. R. (1995). On becoming a person: A therapist’s view of psychotherapy. Houghton Mifflin Harcourt.
234 El modelo de formación sustentado en los talleres de crecimiento personal dentro del modelo relacional
sistémico: Andolfi, M., & Angelo, C. (1988). Toward constructing the therapeutic system. Journal of
Marital and Family Therapy, 14(3), 237-247.
235 Elkaïm, M. (2004). L’expérience personnelle du psychothérapeute: approche systémique et résonance.
Psychothérapies, 24(3), 145-150.
En la supervisión indirecta237, lo que se hace es analizar los casos a partir del relato
del terapeuta. Es menos precisa en cuanto a las técnicas terapéuticas, y más efectiva
en el análisis de las resonancias, porque el relato del caso generalmente está sesgado
por las creencias y los esquemas personales del terapeuta.
236 Hess, A. K., Hess, K. D., & Hess, T. H. (2008). Psychotherapy supervision: Theory, research, and practice. John
Wiley & Sons; Burck, C. (2018). Mirrors and reflections: Processes of systemic supervision. Routledge.
237 Kaslow, F. (2014). Supervision and training: Models, dilemmas, and challenges. Routledge.
con mi esposa, luego está mi familia. Enseño a formular una pregunta: ¿qué te
obligaría a suspender una sesión de terapia? Parecida a la pregunta existencial
sugerida por Frankl: ¿por qué no se ha suicidado todavía?, el sentido es el mismo,
quien no tiene respuesta está en serios problemas.
Estamos obligados a ser personas íntegras, y para serlo no queda otra que ser feliz, es
impensable un psicoterapeuta infeliz, sentirá envidia por la vida de sus pacientes y
transmitirá amargura, además de no poder ser un referente. Parafraseando a Mario
Moreno “Cantinflas”: si uno es feliz lo único que hace falta es hacer felices a los
demás. La combinación del carisma con la sabiduría, permiten dar lo mejor en la
relación terapéutica.
El mundo debe ser mucho más que el consultorio. Equiparo nuestra situación
laboral a un hermoso jardín, en el centro está la rosa que domesticamos, rodeada
de pequeñas flores que nos hacen sentir seguros emocionalmente, alrededor están
otras flores: amigos, maestros, discípulos, nuestros espacios de realización personal
(deporte, música, libros, mascotas, etc.). Si nuestra vida es pobre, si no tenemos
áreas de desarrollo personal más importantes que nuestro trabajo, somos un peligro
para los pacientes y para nosotros mismos. Tarde o temprano sucumbiremos en el
burnout, el trauma vicario y en la fatiga por compasión.
Nosotros queremos identificar las fallas de nuestro sistema terapéutico para mejorar
la atención a nuestros pacientes. En la investigación se ha recurrido al término
“adherencia al tratamiento”238 estableciendo el seguimiento de las prescripciones
dadas a los pacientes en los ámbitos de la salud, incluyendo la psicoterapia. En ese
sentido involucra la no asistencia a la primera consulta, inasistencia a las sesiones
de seguimiento, incumplimiento de las prescripciones y el abandono de los
tratamientos.
Existen estudios que relacionan los rasgos de personalidad y el nivel educativo con la
baja adherencia al tratamiento239, achacando la responsabilidad a los pacientes. Sin
embargo la tendencia actual es analizar la relación paciente-terapeuta y del entorno
del paciente con su familia y grupos sociales. En uno de los primeros estudios al
respecto, se encontró que el 42% del abandono se debía a que los pacientes sentían
haberse recuperado, 6% consideraba que el tratamiento no les había servido, otro
6% mencionaba que la distancia de su domicilio al consultorio era demasiada, 20%
238 Blackwell, B. (1976). Treatment adherence. The British Journal of Psychiatry, 129(6), 513-531.
239 Por ejemplo:Freire Arteta, B. (1986). Interrupción prematura del tratamiento en psiquiatría. Una revisión
bibliográfica. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría., 6(16), 022-042.
Las investigaciones actuales han identificado las variables a las cuales se deben
prestar atención cuando se estudia el fenómeno de la adherencia al tratamiento
psicoterapéutico. Independiente a la orientación teórica del terapeuta interesa
especificarlas en relación a tres aspectos: paciente, terapeuta y relación entre
ambos241.
El terapeuta tiene derecho de elegir a sus pacientes. Esto se relaciona con el principio
ético del bienestar243. Existen dos circunstancias fundamentales, la primera hace
alusión a la pericia del terapeuta y la segunda a las implicaciones interpersonales.
Si el terapeuta reconoce que para solucionar el problema del paciente le falta
conocimiento y habilidades debe derivarlo al especialista. En el segundo caso,
cuando el problema del paciente coincide con alguna resonancia personal es
preferible derivar al caso.
240 Roberts, H. (1985). Neurotic patients who terminate their own treatment. The British Journal of Psychiatry,
146(4), 442-445.
241 Jacobson, N. S., Follette, W. C., & Revenstorf, D. (1984). Psychotherapy outcome research: Methods for
reporting variability and evaluating clinical significance. Behavior therapy, 15(4), 336-352.
242 Pope, K. S., & Vasquez, M. J. (2016). Ethics in psychotherapy and counseling: A practical guide. John Wiley
& Sons.
243 Ob.cit.
Los estudios estadísticos han tenido algunos sesgos, por ejemplo, no todos los
pacientes que abandonan la terapia lo hacen por fracaso del tratamiento, sino
porque consiguieron algunos objetivos y se retiran de la terapia debido a dicha
mejora, por lo tanto es factible hablar de “abandono como mejoría”244. Es difícil
plantear criterios radicales para establecer el abandono como fracaso terapéutico.
Por ello la tendencia es focalizarse en las causas de la deserción. No interesan los
abandonos parciales, es decir cuando las personas dejan inconcluso un tratamiento
y buscan otro terapeuta, a veces en ciclos infinitos. Interesa el “abandono total”,
cuando el paciente decide retirarse del tratamiento y no volver jamás245.
244 Medina, M. P. (2005). El abandono en las terapias psicológicas. Aposta. Revista de Ciencias Sociales, (14),
1-16.
245 Castillo, J., Pérez-Testor, S., & Aubareda, M. (1996). El abandono de los tratamientos psicoterapéuticos.
Clínica y salud, 7, 271.
246 Gavino, A., & Godoy, A. (1993). Motivos de abandono en terapia de conducta. Análisis y Modificación de
Conducta, 19(66), 511-536.
247 Domínguez-Martín, Á. L., Miranda-Estribí, M. D., Pedrero-Pérez, E. J., Pérez-López, M., & Puerta-García,
C. (2008). Estudio de las causas de abandono del tratamiento en un centro de atención a drogodependientes.
Trastornos adictivos, 10(2), 112-120.
248 Pinto, B. (2017) Informe del consultorio Psicológico de la Carrera de Psicología, Universidad Católica
Boliviana San Pablo.
249 Definición de resistencia en psicoanálisis. Guirao, M. (2010) Disponible en: http://psicoterapeutas.eu/
resistencia/
250 Por ejemplo: Erickson, M. H. (1967). Advanced techniques of hypnosis and therapy: Selected papers of
Milton H. Erickson. Grune & Stratton.
El abandono siempre es consecuencia del error del sistema terapéutico, cuando las
metas son definidas de manera unidireccional, ya sea de parte del paciente o del
terapeuta y las hipótesis sostenidas a rajatabla por parte del terapeuta. Entonces se
produce una corresponsabilidad. La derrota es de ambos.
251 Bertrando, P., & Arcelloni, T. (2006). Hypotheses are dialogues: sharing hypotheses with clients. Journal of
Family Therapy, 28(4), 370-387.
252 Quintero, P. (2010) Disponible em: https://www.psyciencia.com/entrevista-paula-jose-quinteros-
terapeuta-dialectica-conductual
Por supuesto que existe un obstáculo singular: las resonancias del caso.
Entendemos por resonancia al isomorfismo entre el sistema de los consultantes
y el sistema personal del terapeuta. Las experiencias de los pacientes “resuenan”
con la historia personal del terapeuta, quien puede adoptar posturas prejuiciosas
o juzgar moralmente la problemática presentada haciendo huir a la familia, pareja
o persona.
253 Según el código ético de la APA. 2.01: Cuando el conocimiento científico o profesional de la disciplina
psicológica establece que la comprensión de los factores asociados con la edad, el género, la raza, el origen
étnico, la cultura, la nacionalidad, la religión, la orientación o identidad sexual, la discapacidad, el idioma
o el nivel socioeconómico es esencial para la investigación o para implementación eficaz de sus servicios,
los psicólogos tienen o deben obtener la capacitación, la experiencia, la consulta o la supervisión necesarias
para asegurar la competencia de sus servicios, o realizan las derivaciones apropiadas, excepto en lo casos que
establece la norma
254 Según el código ético de la APA 10.10.b: Los psicólogos pueden terminar una terapia cuando sean
amenazados o puestos en riesgo por el cliente/paciente u otra persona con quien el cliente/paciente tenga
una relación.
Ver: Bergman, J. (1991). Pescando barracudas. Pragmática de la terapia sistémica breve. Barcelona: Paidós.
Es así que iniciamos los cursos de formación divididos en tres años, el primero
dedicado al autoconocimiento desde la base del genograma, el segundo tenía que
ver con la teoría sistémica y con la posibilidad de que nuestros estudiantes nos
vieran trabajar detrás del espejo. Y el tercer año lo dedicábamos a la supervisión
directa de casos atendidos por nuestros discípulos.
Ethos.
El ethos se relaciona con la ética. La condición humana que permite diferenciar lo
bueno de lo malo. La ética es la encargada de evaluar la pertinencia de la moral, ésta
define lo correcto y lo diferencia de lo incorrecto a partir de las normas establecidas
por la sociedad. La moral por lo tanto es relativa a la cultura, mientras que la ética
es absoluta, puesto que es universal. Wittgenstein señala que de la ética no se puede
hablar256, porque el ethos es eminentemente emocional, no responde a la lógica,
puede trascender a la moral. Las decisiones éticas se vinculan con la angustia,
justamente por la imposibilidad de encontrar referentes externos para justificarlas.
Nuestro trabajo como terapeutas nos confronta con dilemas éticos, nuestra
actitud irreverente ante lo establecido y nuestra filosofía trascendente se relaciona
permanentemente con la crítica a los parámetros sociales de la moral, en el afán de
compenetrarnos con la experiencia insólita de nuestro paciente debemos cuestionar
nuestra propia moral para asumir posiciones éticas insoslayables, caso contrario
nos apartamos de la visión de mundo del paciente, fácilmente juzgaríamos su
comportamiento si lo enmarcamos en las normas cuando éstas no necesariamente
son éticas.
Ante la imposibilidad de ver aquello que no aprendimos a ver pero que existe
independientemente a nuestra existencia, es ineludible esa especie de punto ciego
ante la realidad del paciente, no podemos tomar conciencia de aquellas cosas que
no podemos contrastar. Nuestra empatía tiene un límite, es aquél demarcado por
la ausencia de referentes personales, sustituidos por la teoría.
260 Bandura, A. (1999). Moral disengagement in the perpetration of inhumanities. Personality and social
psychology review, 3(3), 193-209.
261 Kant, I. (2009). Crítica de la razón pura. Ediciones Colihue SRL
Recuerdo una pareja que recurrió a mí por un problema en la respuesta sexual del
esposo. Cuando la señora expuso la situación, sin terminar de escucharla deduje
que se trataba de algo que ocurría entre ellos. Sin embargo, me corrigieron pues en
la relación genital entre ellos no ocurría la disfunción eréctil del marido, ocurría
con otras mujeres, y eso a ambos les preocupaba por lo que recurrieron inclusive a
intentar relaciones sexuales en tríos.
262 Festinger, L. (1962). A theory of cognitive dissonance (Vol. 2). Stanford university press.
263 Kierkegaard, S., & Liacho, C. (1960). Tratado de la desesperación. Santiago Rueda.
Nuestro sentido está dentro no fuera, afuera están las normas, adentro la conciencia.
Si bien es una conciencia desdichada porque perseguimos un ideal inalcanzable
nos hace humanos y no desgraciados, el que vive la desgracia se busca fuera de sí,
entonces se aleja de su ser y se aparta de Dios, de tal modo que siempre está fuera de
sí, nunca está profundamente presente.
¿Cómo enseñar el ethos a los futuros responsables por el alivio del sufrimiento? ¡Es
un dilema ético! No hay forma de saber si el discípulo hará buen uso de las técnicas
enseñadas. Recuerdo con tristeza a uno de ellos, fue mi estudiante en un curso de
hipnosis clínica, ahora hace terapia de regresiones y alienta el desarrollo de terapias
alternativas.
El único recurso para el desarrollo de la actitud ética es el ejemplo del maestro. Estoy
obligado a la coherencia entre mis principios y mis acciones, a la integridad de mi
vida personal y la obligatoriedad de mi felicidad. No hay otra que ser el ejemplo
de mis estudiantes como la manera de mostrarles que la felicidad y la bondad
necesariamente van juntas, ambas recaen en la efectividad terapéutica, y más aún
en la factibilidad del encuentro legítimo entre el paciente y yo.
Pathos.
El factor pathos es la condición afectiva del terapeuta, hace alusión a la pasión por
su oficio y a la importancia de las emociones en la interacción con los pacientes.
La palabra paciente deriva de la voz latina patiens y esta a su vez del griego ασθενής
(pathiens), el que sufre. Razón por la cual, a pesar de las críticas de muchos colegas,
prefiero utilizar la palabra paciente en vez de cliente266 para referirme a las personas
que buscan en mi trabajo alivio a su sufrimiento.
Jamás podremos sentir lo que el otro sienta, pero sí acercarnos a sus sentimientos
a partir de nuestros referentes afectivos. Una vez más el cerebro nos muestra
que sus funciones perceptuales se forjan desde las representaciones cognitivas o
esquemas269. Ante un estímulo nuestro cerebro procede con su interpretación
desde el distingo establecido por los esquemas270, proceso descrito por Piaget en el
266 Del griego πελάτης, en latín cliens, hace alusión a las personas protegidas en Roma por un patricio. Por ello
se la empezó a utilizar en la Terapia Centrada en la Persona para evitar la connotación médica de la palabra
paciente. Se le da el sentido de persona que requiere protección.
267 Del griego μαθητής, mathítis, de ahí al latín discipulus, el que se deja enseñar.
268 Sterelny, K. (1990). The representational theory of mind: An introduction. Basil Blackwell.
269 Tesser, A., & Leone, C. (1977). Cognitive schemas and thought as determinants of attitude change. Journal
of Experimental Social Psychology, 13(4), 340-356.
270 Roser, M. E., & Gazzaniga, M. S. (2006). The interpreter in human psychology. The evolution of primate
nervous systems. Oxford: Elsevier.
las demandas entre esposos se relacionaban con sus carencias infantiles, cada uno
resonaba en la historia de su pareja.
Cuando hemos sido criados en un mundo no podemos ver sino aquellas cosas
de ese mundo. Al no existir distingos es imposible concebir lo nuevo276. Al ser
imbuidos en los juegos del lenguaje de nuestra familia es imposible concebir nuevos
juegos fuera de ella. Por eso el terapeuta tiene puntos ciegos cuando interactúa con
los pacientes. Estos aspectos inaccesibles pueden ser percibidos por quien observa
observar, es decir, el supervisor. Por lo tanto llamará la atención del discípulo
cuando éste no consiga percibir aquello obvio para los observadores.
de vista de sus compañeros hasta que se hizo el análisis de su propio juego familiar.
No tenía idea del significado del padre, en su familia no fue necesario.
Es interesante cómo los pacientes usan palabras sin conocer el sentido de las mismas,
asimilándolas como ciertas hasta que el terapeuta irreverente pregunta acerca del
significado. Esas son las palabras del mundo azul donde no existe el concepto de
azul por la ausencia de referentes para contrastarlo. La resonancia se presenta en
los juegos de pareja y en los familiares, también aparecen en la interacción del
terapeuta. Es un concepto sistémico ajeno a la transferencia y contratransferencia
freudiana porque implica un intercambio en la relación, no es un fenómeno de
uno y uno, lo es de uno con otro.
El pathos también hace alusión al apasionamiento por nuestro oficio, nos lanza a
la entrega al otro, es el amor ágape, del griego ἀγάπη, definido por Platón como
el amor a la humanidad. En el cristianismo lo asociamos a la caridad término
utilizado desde 1690 en vez de ágape. Proviene del latín caritas, misericordia, es
la solidaridad con el sufrimiento humano, la clemencia y la piedad. Misericordia
proviene del latín miserere y cordium. La primera indica compasión y la segunda,
corazón; por lo tanto, sentir compasión con el corazón.
Logos
Muchas personas fuera de nuestro ramo como de nuestros colegas piensan que
la psicoterapia es un procedimiento primordialmente afectivo, dicho de manera
vulgar, basta ser buena persona. Algunos estudios acerca de la efectividad terapéutica
han demostrado que en muchos casos, no importa la línea epistemológica y sí el
carisma del terapeuta277.
Sin embargo, considero un error plantear arte y ciencia como una dicotomía,
ocasiona la bifurcación de las escuelas psicológicas, aquellas radicales en contra
de las otras. Cuando la síntesis entre la tesis ciencia y la antítesis arte es una
psicoterapia integral, donde converjan las técnicas eminentemente provenientes
del arte con aquellas derivadas de la ciencia. La condición será la posibilidad de
falsearla y evaluar su efectividad, a la par que interese la satisfacción del paciente
con su terapeuta.
277 V.g: Csordas, T. J. (1990). The psychotherapy analogy and Charismatic healing. Psychotherapy: Theory,
Research, Practice, Training, 27(1), 79; Migone, P. (2017). Psicoterapia. Arte o tecnica?. Psicobiettivo.;
Hernández Córdoba, Á. (2007). Trascender los dilemas del poder y del terapeuta como experto en la
psicoterapia sistémica. Universitas psychologica, 6(2).
278 Pinto, B. (2006) La psicoterapia es ciencia. Disponible en mi blog: https://bpintot-bismarck.blogspot.com/
279 Roth, E. (2018) Ciencia y psicoterapia: una historia de mitos y errores lógicos. En: Pinto, B. (Compilador)
Construyendo un modelo terapéutico sistémico latinoamericano. La Paz: Universidad Católica Boliviana
“San Pablo”, 85-106.
280 Para los conceptos de este ensayo, recurriré principalmente al trabajo de Ballesteros
(2015) quien analiza la efectividad de los tratamientos psicológicos en su tesis doctoral.
281 Marks, I.M. y O´Sullivan, G. (1992). Psicofármacos y tratamientos psicológicos en la agorafobia/pánico
y en el trastorno obsesivo-compulsivo. En: Echeburúa, E. (Ed.), Avances en el tratamientos
psicológico de los trastornos de ansiedad (pp. 97-114). Madrid: Pirámide.
282 Barlow, D.H. (1996). Health care police, psychotherapy research, and the future of psychotherapy. American
Psychologist, 51, 1050-1058.
Bados y García, elaboran una exhaustivo meta análisis sobre los estudios de eficacia
y utilidad clínica, considerando tres indicadores: la mejor terapia alternativa,
mejor que terapia no específica y mejor que no recibir terapia. Los resultados más
interesantes son283:
283 A partir de los datos de: Bados López, A., García Grau, E., & Fusté Escolano, A. (2002). Eficacia y utilidad
clínica de la terapia psicológica. International Journal of Clinical and Health Psychology, 2(3). Páginas: 39-
40
284 Los resultados que atañen a la terapia sistémica están escritos con letras cursivas.
Trastornos de TCC
ansiedad TCC con participación de la familia
Desensibilización imaginal
Modelado participante Modelado en vivo o filmado
Fobias Práctica reforzada TCC
Desensibilización en vivo Escenificaciones emotivas
(posiblemente)
CC (N)
Curso de afrontamiento depresión
Depresión más entrenamiento en habilidades
(A)
Terapia interpersonal (A)
285 Pinquart, M., Oslejsek, B., & Teubert, D. (2016). Efficacy of systemic therapy on adults with mental
disorders: A meta-analysis. Psychotherapy Research, 26(2), 241-257.
286 Russell Crane, D. (2008). The cost‐effectiveness of family therapy: a summary and progress report. Journal
of Family Therapy, 30(4), 399-410.
287 Crane, D. R., Hillin, H. H. and Jakubowski, S. (2005) Costs of treating conduct disordered Medicaid youth
with and without family therapy. The American Journal of Family Therapy, 33: 403–413.
288 Carr, A. (2009). The effectiveness of family therapy and systemic interventions for adult‐focused problems.
Journal of family therapy, 31(1), 46-74.
depresión de uno de los cónyuges, encontrándose que resulta más efectiva que
el tratamiento con medicamentos289. La Terapia Familiar fundamentada en el
modelo de McMaster resulta efectiva en el tratamiento de la depresión cuando
se combina con antidepresivos y TCC. También ha demostrado efectividad la
Terapia de Pareja Centrada en las Emociones (TPCE). En cuanto al trastorno
bipolar, el primer recurso efectivo es el farmacológico, el objetivo de la Terapia
Familiar Sistémica es evitar la recaída del paciente y la mejora de su calidad de
vida además de coadyuvar a la adherencia al tratamiento. Ha demostrado ser
efectiva en el manejo del estrés familiar y en los procesos de adaptación de la
familia a los problemas del paciente bipolar.
f) Abuso del alcohol: una de las medidas más efectivas en el tratamiento es el
trabajo comunitario combinado con Terapia Familiar290, comparado con otras
formas de abordaje, resulta 60% más efectivo. Indudablemente el apoyo familiar
y de la pareja permite una recuperación más probable, en cuanto a las técnicas
terapéuticas conyugales, la Terapia de Pareja Comportamental ha demostrado
ser una de las más indicadas291. Una nueva tendencia en el enfoque sistémico
desarrollada en el Reino Unido ha sido la Terapia del Comportamiento y Red
Social (Social Behaviour and Network Therapy, SBNT)292 permite el apoyo de
las redes sociales y el aprendizaje de técnicas de afrontamiento en personas con
problemas con el consumo del alcohol.
g) Esquizofrenia: considerando que es consecuencia de alteraciones bioquímicas y
neurológicas con origen genético, la psicoterapia no hace mella en la reducción
de los síntomas asociados a la psicosis, sin embargo ayuda en el apoyo familiar
y en favorecer una buena calidad de vida a los pacientes. La Terapia Familiar
Sistémica ha sido pionera en el desarrollo de programas educativos para la
289 Leff, J., Vearnals, S., & Brewin, C. R. (2002). The London Depression Intervention Trial: Randomised
Controlled Trial of Antidepressants v. Couple Therapy in the Treatment and Maintenance of People With
Depression Living With a Partner: Clinical Outcome and Costs. Year Book of Psychiatry and Applied
Mental Health, 2002(1), 115-116.
290 Roozen, H. G., Boulogne, J. J., van Tulder, M. W., van den Brink, W., De Jong, C. A., & Kerkhof, A.
J. (2004). A systematic review of the effectiveness of the community reinforcement approach in alcohol,
cocaine and opioid addiction. Drug and alcohol dependence, 74(1), 1-13.
291 O’Farrell, T. J., & Fals‐Stewart, W. (2003). Alcohol abuse. Journal of Marital and family Therapy, 29(1),
121-146.
292 UKATT Research Team. (2001). United Kingdom Alcohol Treatment Trial (UKATT): hypotheses, design
and methods. Alcohol and alcoholism (Oxford, Oxfordshire), 36(1), 11.
Uno de los estudios más recientes ha sido el meta análisis realizado por Pinquart,
Oslejsek, y Teubert el 2016. Tomaron en cuenta los siguientes problemas: trastorno
de ansiedad, trastorno del estado del ánimo, trastorno alimenticio, abuso de
sustancias, esquizofrenia, trastorno obsesivo compulsivo y trastorno somatomorfo.
La investigación se realizó sobre diseños con grupo control, además se interesaron
por estudios que consideraron la aplicación de Terapia Sistémica pura en vez de
aquellas donde se la combina con otras técnicas incluyendo la farmacológica. Se
revisaron publicaciones de 1977 al 2013, un total de 71 artículos296. Los resultados
mostraron un crecimiento de la efectividad con el transcurrir de los años, alcanzando
de manera general un 70%.
293 Hogarty, G. E., Anderson, C. M., Reiss, D. J., Kornblith, S. J., Greenwald, D. P., Javna, C. D., & Madonia,
M. J. (1986). Family psychoeducation, social skills training, and maintenance chemotherapy in the aftercare
treatment of schizophrenia: I. One-year effects of a controlled study on relapse and expressed emotion.
Archives of general psychiatry, 43(7), 633-642.
294 Por ejemplo: Pfammatter, M., Junghan, U. M., & Brenner, H. D. (2006). Efficacy of psychological therapy
in schizophrenia: conclusions from meta-analyses. Schizophrenia bulletin, 32(suppl_1), S64-S80; Pharoah,
F., Mari, J. J., Rathbone, J., & Wong, W. (2010). Family intervention for schizophrenia. The Cochrane
Library; McFarlane, W. R., Dixon, L., Lukens, E., & Lucksted, A. (2003). Family psychoeducation and
schizophrenia: a review of the literature. Journal of marital and family therapy, 29(2), 223-245.
295 Campbell, T. L., & Patterson, J. M. (1995). The effectiveness of family interventions in the treatment
of physical illness. Journal of Marital and Family Therapy, 21(4), 545-583; Campbell, T. L. (2003). The
effectiveness of family interventions for physical disorders. Journal of Marital and family Therapy, 29(2),
263-281.
296 Pinquart, M., Oslejsek, B., & Teubert, D. (2016). Efficacy of systemic therapy on adults with mental
disorders: A meta-analysis. Psychotherapy Research, 26(2), 241-257.
Uno de los problemas en los estudios de efectividad consiste en los criterios clínicos
de la resolución del trastorno. Sexton y Turner estudiaron la efectividad de la TF en
una población de jóvenes infractores de la ley, establecieron como criterio de éxito
la adherencia al tratamiento, riesgo de incidencia e identificación de los factores de
protección298. Estos criterios asumen que la terapia será eficiente siempre y cuando
el paciente identificado después del tratamiento se ajuste a ellos. Otra manera de
validad la TF ha sido compararla con el tratamiento individual, por ejemplo, un
equipo de investigadores revisó la efectividad en un grupo de pacientes adictos
a sustancias ilícitas, los resultados mostraron que ambas formas de abordaje
otorgaban similares resultados299.
297 Hazelrigg, M. D., Cooper, H. M., & Borduin, C. M. (1987). Evaluating the effectiveness of family therapies:
An integrative review and analysis.
298 Sexton, T., & Turner, C. W. (2010). The effectiveness of functional family therapy for youth with behavioral
problems in a community practice setting. Journal of Family Psychology, 24(3), 339.
299 Szapocznik, J., Kurtines, W. M., Foote, F. H., Perez-Vidal, A., & Hervis, O. (1983). Conjoint versus one-
person family therapy: Some evidence for the effectiveness of conducting family therapy through one
person. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 51(6), 889.
300 Vale la pena revisar la crítica de la TF con el DSM V: Lebow, J. L. (2013). DSM‐V and Family Therapy.
Family process, 52(2), 155-160.
301 Darwiche, J., & Roten, Y. (2015). Couple and family treatments: Study quality and level of evidence. Family
Process, 54(1), 138-159.
302 Sydow, K., Retzlaff, R., Beher, S., Haun, M. W., & Schweitzer, J. (2013). The efficacy of systemic therapy
for childhood and adolescent externalizing disorders: A systematic review of 47 RCT. Family Process, 52(4),
576-618.
a) En relación a los trastornos del sueño: las terapias más efectivas son las
fundamentadas en el modelo cognitivo comportamental. La TFS combinada
con terapia farmacológica tiene éxito a largo plazo.
b) En cuanto a los trastornos de la conducta alimentaria: incluyen el rechazo de
alimentos, las dificultades de autoalimentación, los problemas de deglución y
los vómitos frecuentes, la efectividad recae en programas comportamentales.
c) Trastornos del apego: la TFS es efectiva en modificar el apego inseguro,
centrándose en las conductas de protección de las madres.
d) En los problemas asociados al abuso y negligencia la TFS es significativamente
efectiva.
e) Cuando se presenta abuso sexual, la terapia cognitiva comportamental es eficaz
en la reducción de los síntomas de estrés pos traumático.
f) Los problemas de conducta y déficits de atención son resueltos con programas
comportamentales dirigidos a los padres.
g) En las adicciones a sustancias, la TFS ha demostrado ser más eficiente que otras
formas de intervención.
h) En los trastornos de ansiedad se consideran los siguientes problemas: ansiedad
por separación, fobias, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo
compulsivo y trastorno por estrés pos traumático. La TFS resulta ser menos
303 Carr, A. (2009). The effectiveness of family therapy and systemic interventions for child‐focused problems.
Journal of family therapy, 31(1), 3-45.
304 Etchison, M., & Kleist, D. M. (2000). Review of narrative therapy: Research and utility. The Family Journal,
8(1), 61-66.
305 O’connor, T. S. J., Meakes, E., Pickering, M. R., & Schuman, M. (1997). On the right track: Client
experience of narrative therapy. Contemporary Family Therapy, 19(4), 479-495.
306 Por ejemplo: COULEHAN, R., FRIEDLANDER, M. L., & HEATHERINGTON, L. (1998).
Transforming narratives: A change event in constructivist family therapy. Family Process, 37(1), 17-33.
307 Andrews, M., Squire, C., & Tamboukou, M. (Eds.). (2013). Doing narrative research. Londres: Sage.
308 Coautor del artículo: Sermijn, J., Devlieger, P., & Loots, G. (2008). The narrative construction of the self:
Selfhood as a rhizomatic story. Qualitative inquiry, 14(4), 632-650.
309 Por ejemplo: García Palza, D. F. (2014). Narración del duelo en la ruptura amorosa. Ajayu. Órgano de
Difusión Científica del Departamento de Psicología de la Universidad Católica Boliviana” San Pablo”, 12(2).
310 Minuchin, S. (1998). Donde queda la familia en la terapia familiar narrativa. Mosaico, 13, 13.
315 Neira, M. A. (1999). ¿ Es aún posible la búsqueda de la verdad?. Notas sobre la (nueva) historia cultural.
Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, (26), 251-285.
316 Townley, B. (1993). Foucault, power/knowledge, and its relevance for human resource management.
Academy of Management review, 18(3), 518-545.
317 Foucault, M. (2015). Historia de la locura en la época clásica, I. Fondo de cultura económica.
318 Andrade, G. (2013) El posmodernismo ¡vaya timo!, Madrid: Laetoli, pág. 227.
319 Derrida, J. (1987). La desconstrucción en las fronteras de la filosofía: la retirada de la metáfora, Bardelona:
Paidós.
320 Botella, L., Pacheco, M., & Herrero, O. (2008). Pensamiento posmoderno, constructivo y psicoterapia.
Revista de Psicoterapia, 10(37), 5-28.
321 Lieblich, A., Tuval-Mashiach, R., & Zilber, T. (1998). Narrative research: Reading, analysis, and
interpretation. Tousand Oaks, CA, Sage.
322 Botía, A. B. (2002). “¿De nobis ipsis silemus?”: Epistemología de la investigación biográfico-narrativa en
educación. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 4(1), 2.
323 Ander-Egg, E. (2003). Repensando la investigación-acción-participativa. Lumen-Humanitas.
324 Kawulich, B. (2005, May). La observación participante como método de recolección de datos. Forum:
qualitative social research, 6, (2), 1-32.
325 Por ejemplo: Velasco, M. L., Berckmans, I., ODriscoll, J. V., & Loots, G. Análisis visual narrativo de
fotografías tomadas por niños en situación de calle de la ciudad de La Paz; Losantos, M., Berckmans, I.,
Pieters, S., Dómic, J., & Loots, G. (2015). Resistiendo la exclusión: el significado del uso de inhalantes en
diferentes contextos en jóvenes en situación de calle de la ciudad de La Paz. Ajayu. Órgano de Difusión
Científica del Departamento de Psicología de la Universidad Católica Boliviana” San Pablo”, 13(2).
con la ley326. En otras latitudes se abordan estudios sobre niños soldados327 y temas
similares. En la mayoría de estas pesquisas se pierde de vista la información para
dar lugar a reflexiones ideológicas y políticas, sobresaliendo la opinión de los
investigadores en desmedro de los datos propiamente dichos. En el afán de evitar los
sesgos los promueven con alevosía desde los enfoques prejuiciosos fundamentados
en los referentes ideológicos de las propuestas posmodernas subyacentes al método
narrativo.
326 Por ejemplo: Zaldúa, G., & Lenta, M. M. (2011). Niños, niñas y adolescentes excluidos y procesos de
subjetivación: Una perspectiva desde los protagonistas. Anuario de Investigaciones, 18, 311-320; Sandoval
Obando, E. (2014). Propensión a aprender de los adolescentes infractores de ley: Reflexiones desde el
enfoque biográfico. Polis (Santiago), 13(37), 251-273.
327 Puentes, E. T. (2015). Narratividad y tiempo: niños y niñas desvinculados del conflicto armado colombiano.
Lenguaje, cultura e investigación: problemas emergentes en educación, 59-82.
328 Entre otros: Lévi-Strauss, C., & Aramburo, F. G. (1964). El pensamiento salvaje, Fondo de Cultura
Económica.
329 Da Damatta, R. (1981). Relativizando uma introdução à antropologia social. Digressão: A fábula das três
raças, ou o problema do Racismo à Brasileira.
330 Laverty, S. M. (2003). Hermeneutic phenomenology and phenomenology: A comparison of historical and
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334 Al respecto ver: Borgatti, S. P., Mehra, A., Brass, D. J., & Labianca, G. (2009). Network analysis in the social
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337 Burr, V. (2015). Social constructionism. Nueva York: Routledge.
338 Friedman, S. E. (1995). The reflecting team in action: Collaborative practice in family therapy. Nueva York:
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347 Por ejemplo: Moules, N. J. (2003). Therapy on paper: Therapeutic letters and the tone of relationship.
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352 Cecchin, G., Lane, G., & Ray, W. A. (2002). Irreverencia: una estrategia de supervivencia para terapeutas
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354 Platonov, K. (1958). La palabra como factor fisiológico y terapéutico. Moscú: Ediciones en lenguas
extranjeras.
La Psicoterapia Breve Sistémica (TBS) se origina con los trabajos del equipo de
investigación de Palo Alto, es una crítica epistemológica a las escuelas de terapia
tradicionales. Enfatizará la solución de problemas antes que el análisis profundo
de las dinámicas psicológicas, se trata de un enfoque pragmático360. A partir de los
357 Bellak, L. (2014). Manual de psicoterapia breve, intensiva y de urgencia. Madrid: El Manual Moderno.
358 Beyebach, M. (2006). 24 ideas para una psicoterapia breve. Barcelona: Herder.
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368 García, F. (2015). Terapia sistémica breve. Santiago: RIL editores.
369 Pinto, B. (Compilador) (2018) Construyendo un modelo terapéutico sistémico latinoamericano. La Paz:
Universidad Católica Boliviana “San Pablo”
Sin embargo, ocurre un fenómeno con mis pacientes, cuando logramos nuestros
objetivos terapéuticos iniciales, aparecen nuevos, obligándonos a seguir trabajando
para alcanzarlos. Una vez resueltos estos objetivos, las personas retornan a terapia
después de algún tiempo, a veces años. He considerado entonces comprender a la
terapia como un proceso por etapas.
Otro caso fue el de un muchacho con ataques de angustia, la primera etapa estuvo
dedicada a la erradicación de sus crisis, al cabo de un año se presentó la necesidad de
trabajar en la planificación de su futuro profesional, desistió de la universidad y se
encaminó a estudiar una profesión técnica, al poco tiempo tuvimos que enfrentar
la posibilidad de su migración a otro país. Dos años después retornó y revisamos la
posibilidad de un trabajo que satisfaga sus talentos.
Con otra paciente comenzamos la terapia afrontando su ansiedad ante las relaciones
de pareja. Una vez establecido un vínculo amoroso, hicimos terapia de pareja para
establecer las normas de la convivencia. Posteriormente abordamos el miedo al
embarazo asociado a hiperémesis gravídica. Tuvo dos hijos, con el paso del tiempo
su relación matrimonial entró en crisis, abordamos durante un año los conflictos
de pareja. Después de dos años tuve que ayudarla en el proceso de divorcio.
Pocos son los pacientes que me buscan para resolver de manera inmediata problemas
concretos. La mayoría asiste a la consulta aquejado de mucho dolor, por ejemplo en
la ruptura amorosa y en los duelos. A ello se suman los trastornos de personalidad,
donde la forma de ser es el problema. Reducir la terapia al enfoque de las soluciones
promueve el abandono.
370 Watzlawick, P. (2013). La coleta del barón Münchhausen: Psicoterapia y realidad. Herder Editorial;
Watzlawick, P. (2014). No es posible no comunicar. Herder Editorial.
371 Watzlawick, P., Weakland, J. H., & Fisch, R. (2011). Change: Principles of problem formation and problem
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372 V.G.: Erickson, M. H., & Rosen, S. (1986). Mi voz irá contigo: los cuentos didácticos de Milton H. Erickson.
Buenos Aires: Paidós.
373 Castro-Gómez, S. (2015). Crítica de la razón latinoamericana. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad
Javeriana.
El ciclo vital familiar en Bolivia debe ser considerado como peculiar al compararse
con los planteamientos teóricos foráneos. No es raro encontrar que los procesos de
desvinculación no coinciden con los de emancipación. Aún se considera a la familia
como indispensable durante toda la vida de los hijos, es común encontrar en una
vivienda a la familia extendida377. Los ancianos no son descuidados, hacen parte del
núcleo familiar378. A ello se debe agregar la multiculturalidad y el mestizaje379.
374 Olson, D. H., Sprenkle, D. H., & Russell, C. S. (1979). Circumplex model of marital and family systems: I.
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375 Pinto, B. (2018) La terapia sistémica en las estructuras de familias bolivianas. En: Pinto, B. (compilador)
(2018) Construyendo un modelo terapéutico sistémico latinoamericano. La Paz: Universidad Católica
Boliviana San Pablo. Págs. 11-18
376 Pinto, B. (2018). Teoría triangular del amor y teoría del compromiso en la psicoterapia de pareja. Revista
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377 Arriagada, I. (2004). Transformaciones sociales y demográficas de las familias latinoamericanas. Papeles de
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378 Crespo-Gómez, E. (1989). Como son atendidos los ancianos en Bolivia. Aging, Demography, and Well-
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Studies, University of Florida.
379 Tapia, L. (2002). La condición multisocietal: multiculturalidad, pluralismo, modernidad. La Paz: Muela
del Diablo Editores.
S e reconoce a los psicólogos por el gesto que hacemos para expresar una palabra
entre comillas: “anormal”, “trastorno” y ahora “disfunción”. En un afán
ambivalente de resaltar y al mismo tiempo disculparnos por el uso atrevido de
tales vocablos. Las palabras de nuestra ciencia se hacen populares con facilidad,
y en muchos casos, la mayoría lamentablemente, sin el significado atribuido en el
contexto científico. Los relatores deportivos abusan de nuestra terminología, entre
otras cosas suelen decir: “a ese jugador le falta personalidad”, “este es un momento
psicológico en el partido”, “es un claro problema de autoestima”. Ocurre lo propio
en la Escuela, donde se da por sentado que el lenguajear psicológico determina
las soluciones académicas en lugar de reflexionar sobre la eficiencia del proceso
enseñanza-aprendizaje, está en boga la idea de la “baja autoestima”, la tendencia
a tildar de poseedores del trastorno de atención con hiperactividad (TDAH) a los
niños que no se adaptan al sistema educativo.
en una Psicología Popular, muchas veces reforzadas por charlatanes y por falsos
científicos.
Para ser más preciso: una función (f) es un vínculo entre un conjunto X (llamado
dominio) y otro conjunto de elementos Y (llamado codominio) de forma que a
cada elemento x del dominio le corresponde un único elemento f(x) del codominio
(llamado ámbito).
Algo parecido ocurre con la familia, cada miembro que la compone cumple una
función. Las funciones se atribuyen a los roles, en cada uno de los subsistemas
familiares, en el subsistema conyugal la función de esposo es distinta a la función del
subsistema parental. Minuchin describió con detalle las características funcionales
de los subsistemas conyugales, parentales, filiales y fraternales. La demarcación
jerárquica es fundamental, conlleva a la estipulación clara de los límites entre
subsistemas, estas fronteras son imprescindibles para la generación efectiva del
accionar funcional de los elementos de un sistema.
Añade un principio asociado con el desarrollo neurológico. Sin embargo los cinco
anteriores se aplican a la comprensión de la funcionalidad de los grupos sociales
(familia, pareja, instituciones) y del desarrollo de la persona. Es factible identificar
como meta de la actividad funcional la adaptación, entendida como la capacidad
de adecuarse a las exigencias de los entornos externos e internos del sistema. En los
trastornos de personalidad esto es clave a la hora de establecer su diagnóstico: quien
adolece de un trastorno de personalidad no es capaz de adaptarse al entorno, en el
caso del narcisista, por ejemplo, su exigencia irracional consiste en la urgencia de
que el entorno se adapte a su persona.
Una familia disfuncional puede estar compuesta por padre, madre e hijos, y una
funcional por la madre y sus hijos. La funcionalidad no depende de la estructura
familiar, depende de su organización, en síntesis de las órdenes regulativas de la
interacción de sus elementos con el sentido de lograr su individuación.
En las familias funcionales o amorosas como las llamo, sus componentes se aman
independientemente de las exigencias del entorno y de las condiciones históricas
que definieron su estructura. En las disfuncionales o amargadas, estos procesos
de legitimidad del otro están sometidos a las exigencias del entorno, por lo tanto
no es posible el amor, se lo confunde con la conformidad de las expectativas,
pretendiéndose que el otro se ajuste a las demandas de realización a partir de
las normativas sociales, por lo tanto se constriñe la posibilidad de libertad a
la obligatoriedad de ser aquello definido por los mitos, es factible afirmar su
organización desde la violencia, donde el otro debe someterse a las exigencias.
C uando Freud recibió un joven de catorce años con tics, dolores de cabeza,
mareos y vómitos diagnosticó histeria. Lamentable para el muchacho pues
moriría al poco tiempo. Freud no consideró la posibilidad de daño neurológico, se
trataba probablemente de un caso de lesión del cerebelo383.
En nuestro medio son más alarmantes las deficiencias en los criterios diagnósticos
infantiles. Fácilmente se cometen errores que van en desmedro de la vida de las
familias consultantes. Un hecho preocupante es la proliferación de niños con
Trastorno de Atención e Hiperactividad, no se trata de un incremento de esta
patología, sino de la tendencia de diagnosticarla, sin considerar otros factores
asociados a la manifestación de la sintomatología del supuesto TDAH.
383 Caso analizado por Onfray M. En el libro: Freud: el crepúsuclo de un ídolo (2011)
Antes de dar algunos ejemplos de mi práctica clínica, quiero explicar en qué consiste
el proceder del diagnóstico diferencial. Primero, ¿qué es un diagnóstico? Proviene
del griego διάγνωση (diagnosis), significa “a través del conocimiento”, el latín
renacentista lo entendió como la capacidad de discernimiento del cual se deriva
el juicio sobre un problema. En medicina el diagnóstico permite la explicación de
la manifestación de una enfermedad. En psicología clínica se utiliza la palabra
psicodiagnóstico como referencia a la evaluación con el fin de identificar los factores
psicológicos asociados al padecimiento emocional-afectivo de los pacientes.
385 Para profundizar sobre el tema: Sneiderman, S. (2011). Consideraciones acerca de la confiabilidad y validez
en las técnicas proyectivas. Subjetividad y procesos cognitivos, 15(2), 93-110.
386 Por ejemplo: Lacan, J., & Miller, J. A. (2013). The psychoses: the seminar of Jacques Lacan. Routledge.
387 Echeburúa, E., Muñoz, J. M., & Loinaz, I. (2011). La evaluación psicológica forense frente a la evaluación
clínica: propuestas y retos de futuro. International Journal of Clinical and Health Psychology, 11(1).
pretende excluir las causas asociadas a expresiones semejantes a las presentadas por
el paciente.
En relación a los niños huelga decir la inusitada frecuencia del TDAH y del acoso
escolar (bullying). En el ámbito de la terapia de pareja el autodiagnóstico favorito
era el de “problemas de comunicación”, ahora es “relación tóxica” y en terapia
familiar “familia disfuncional”.
En el primer ámbito recuerdo una pareja, vivieron dos eventos de violencia por
parte del esposo. Ambos estaban convencidos de que se trataba de un problema en
la inteligencia emocional. Los dos altercados se relacionaban con el consumo de
dosis pequeñas de alcohol. Decidí por una evaluación neuropsicológica del esposo.
En dicha evaluación encontré problemas en las funciones ejecutivas, motivo por
el cual solicité una evaluación neurológica. El diagnóstico del neurólogo fue que
existía una irritación cerebral concomitante con embriaguez patológica.
Otro caso patético fue el de una familia que llega con una hija de quince años,
derivada con un informe psicológico de la escuela donde se indicaba la presencia de
alcoholismo, la suspendieron una semana añadiendo la obligatoriedad de terapia
familiar. Así la joven es derivada con diagnóstico y con intervención. Huelga decir
que no se encontraron problemas de adicción al alcohol, sino una muchacha
normal con una familia funcional.
En otra ocasión me fue derivada una jovencita de 17 años con tics en el lado
izquierdo del rostro, a lo que se sumaban problemas en la dicción de algunos
sonidos lingüísticos y altos niveles de ansiedad. Tanto la madre como el médico
consideraban que era efecto de los serios conflictos relacionales con el padre quien
dejó la casa cuando ella tenía doce años, coincidente con la aparición de los síntomas.
Tomé el caso como un problema de ansiedad, sin embargo los tics se presentaban
independientes a las circunstancias del entorno terapéutico, o sea, sobrevenían
en momentos de tranquilidad y se incrementaban en momentos de tensión.
Percibí además temblores repentinos en el brazo izquierdo, y las dificultades de
pronunciación también eran permanentes. Ante esas manifestaciones pedí a los
padres una evaluación neurológica. El informe fue cisticercosis cerebral.
Veamos un ejemplo: se trata de un niño de cinco años derivado por una psicóloga
escolar quien ha planteado el diagnóstico de autismo. Recibimos a los padres
compungidos por el supuesto autismo y demandan terapia familiar sugerida por
la mencionada profesional.
Lo primero fue conferir la presencia de los indicadores del autismo sugeridos por
el DSM IV-TR. Cumple únicamente el criterio A, relacionado con problemas en
la comunicación. Sin embargo no se ajusta a los referidos al desarrollo cognitivo
y motor. Es evidente la buena relación con la madre y la mala con el padre. En
presencia del papá el pequeño se inhibe. Luego identificamos maltrato por parte
del progenitor. El día de la evaluación con la psicóloga la madre no estuvo presente,
por lo tanto es probable la aparente inhibición del niño a la presencia de su padre.
Durante la sesión con el niño y sus padres, se vio la incapacidad del pequeño a
reaccionar a estímulos sonoros. Esto derivó en una nueva hipótesis: hipoacusia. Se
remitió el caso a una fonoaudióloga quien confirmó el diagnóstico.
que el padre se involucra más con su hijito. Sin embargo, continúan los problemas
de dicción. El pequeño es derivado a una fonoaudióloga, quien rápidamente
encuentra una deformación en el aparato fonoarticulatorio del niño vinculada a
una disglosia.
psicológico. Uno de los más complejos es el que hace referencia a los referidos con
el estado de ánimo. Es imprescindible definir si se trata de una depresión, tristeza
o distimia. La depresión mayor, también denominada depresión endógena es una
alteración bioquímica puede aparecer intempestivamente o ser progresiva, pueden
producirse etapas de remisión o mantenerse. La tristeza asociada a la pérdida,
suele denominarse depresión reactiva, ocurre como reacción a una experiencia de
pérdida, por lo tanto se vincula con los procesos de duelo normales y patológicos.
La distimia tiene que ver con los estados melancólicos, considerada como un
trastorno de personalidad, es una forma de ser pesimista y depresiva. El accionar
terapéutico será diferente en cada uno de los casos. Es importante señalar que
se pueden superponer, por ejemplo una reacción depresiva puede activar una
depresión endógena.
Los casos presentados hacen referencia al diagnóstico diferencial con áreas externas
a la psicología. Existen también aquellos aludidos con cuadros psicopatológicos,
esto es cuando se hace necesario el discernimiento entre sintomatologías vinculadas
al comportamiento. Un error común es confundir un trastorno de personalidad
390 Cristea, I. A., Kok, R. N., & Cuijpers, P. (2015). Efficacy of cognitive bias modification interventions in
anxiety and depression: meta-analysis. The British Journal of Psychiatry, 206(1), 7-16.
391 Cooper, A. A., & Conklin, L. R. (2015). Dropout from individual psychotherapy for major depression: A
meta-analysis of randomized clinical trials. Clinical psychology review, 40, 57-65.
392 Para una discusión sobre las limitantes en los estudios de validación de psicoterapias revisar: Ballesteros, F.,
Fernández, P., & Labrador, F. J. (2013). Factores que influyen en la duración de los tratamientos psicológicos
empíricamente apoyados. anales de psicología, 29(1), 94-102. Bados López, A., & García Grau, E. (2008).
Eficacia y utilidad clínica de la intervención en psicología clínica.;
Otro caso fue el de una mujer de 54 años, busca ayuda debido a la presencia de
insomnio. La impresión inicial fue de un estado de ansiedad asociado a una ruptura
amorosa. La historia era de infidelidad con un jovenzuelo. Éste resultó un estafador,
cada vez que ella intentaba terminar la relación, él la amenazaba con avisarle
al marido, luego empezó a exigirle dinero. Un psicoterapeuta anterior se centró
en disminuir la ansiedad, pensando que al disminuir la ansiedad desaparecería
el insomnio. Durante el trabajo conmigo, identificamos otros problemas: terror
nocturno, recuerdos recurrentes de escenas asociadas con el miedo a la estafa,
evitación de lugares donde se reunía con su amante, surgimiento de reacciones
impulsivas, y otros. Todo ello coincide con el trastorno por estrés postraumático. La
terapia fue efectiva una vez clarificada la patología.
393 Por ejemplo: Frías-Ibáñez, Á., Palma-Sevillano, C., & Farriols-Hernando, N. (2014). Comorbilidad entre
trastorno obsesivocompulsivo y esquizofrenia: prevalencia, teorías explicativas y estatus nosológico. Actas
Esp Psiquiatr, 42(1), 28-38.
394 Pinto, B. (2005/2009/2014). Porque no sé amarte de otra manera. Estructura Individual, conyugal y familiar
de los trastornos de personalidad. La paz. Universidad Católica Boliviana San Pablo.
395 Para analizar: Herzog, D. B., Keller, M. B., Lavori, P. W., Kenny, G. M., & Sacks, N. R. (1992). The prevalence
of personality disorders in 210 women with eating disorders. The Journal of clinical psychiatry; Gabriel,
C., & Waller, G. (2014). Personality disorder cognitions in the eating disorders. The Journal of nervous
and mental disease, 202(2), 172-176.Friborg, O., Martinussen, M., Kaiser, S., Øvergård, K. T., Martinsen,
E. W., Schmierer, P., & Rosenvinge, J. H. (2014). Personality disorders in eating disorder not otherwise
specified and binge eating disorder: a meta-analysis of comorbidity studies. The Journal of nervous and
mental disease, 202(2), 119-125.
396 Selvini, M. (Ed.). (1990). Crónica de una investigación: la evolución de la terapia familiar en la obra de Mara
Selvini Palazzoli y Matteo Selvini, comp.;[traducción de Beatriz Anastasi de Leonné]. Paidós.
397 Artículo publicado en el libor: Pinto, B. (compilador) (2018) Construyendo un modelo terapéutico
sisté,mico Latinoamericano. La Paz: Universidad Católica Boliviana “San Pablo”.
En esa primera etapa de nuestro trabajo, mis colegas y yo asumimos las técnicas
de nuestros docentes como recursos invariables en el trabajo con las parejas y
familias que recibíamos. Los resultados fueron decepcionantes. En la segunda
Consecuencia de todo ello fue el abordaje que hice sobre un caso de una anoréxica
en una familia migrante aymara con siete hijos, cuatro varones y tres mujeres. ¡El
trastorno se relacionaba con la desculturización! La paciente negaba sus raíces
aymaras como lo hacía la familia: ignoraban a la madre analfabeta y eminentemente
deprimida por la ruptura con su cultura. La anorexia se instaló como una denuncia
a la carencia de modelos femeninos consecuentes con el machismo y la alienación
cultural del padre y del resto de los hijos e hijas. El modelo terapéutico de Selvini
Palazzoli era ajeno a la problemática enfrentada.
Si bien los casos mencionados hacen alusión a familias con evidente origen
aymara, también enfrentamos problemas similares en familias de origen aymara
transculturales de la ciudad. Es imprescindible reconocer como principal valor al
prestigio social, patente en el derroche de dinero en fiestas o lujos a pesar de las
situaciones paupérrimas de la economía familiar: la apariencia lo es todo, siendo el
trasfondo la ligazón entre prestigio y alejamiento de las raíces étnicas. Estas familias
cumplen el mandato familiar de otorgar a los hijos lo que no se tuvo, determinando
la inclusión de los vástagos en escuelas de alto prestigio social. Este fenómeno ha
dado lugar a la formación de triangulaciones rígidas con hijos e hijas parentalizados,
por ende a la manifestación de conductas anárquicas y en algunos casos antisociales
en los adolescentes. Así mismo estos hijos e hijas tienen altas probabilidades de
actuar con violencia en sus relaciones de pareja, sobre todo cuando eligen un
consorte de un nivel socioeconómico superior al suyo.
Bolivia es un país con predominancia mestiza, el censo del 2012 encontró 4.032.014
personas, en el estudio realizado por la Auditoría de la Democracia398 se indicó al
65% de la población boliviana como mestiza, 11% blanca y 19 % originaria. En el caso
de las familias mestizas también se presenta la tendencia la organización aglutinada,
basta pasear por los barrios paceños populares, estas familias construyen edificios:
en la planta baja tienen el negocio familiar, en los pisos superiores se instalan los
hijos y los padres, La unión familiar es la meta de las familias que se consideran
exitosas. Se espera que los hijos continúen y mejoren el negocio familiar, pretenden
vincular en su seno a las eventuales familias de los hijos, un ejemplo de ellos es que
las nueras y yernos llaman mamá a la madre de sus parejas.
398 http://www.vanderbilt.edu/lapop/news/102214_LaRazon.pdf
que las obliga a asumirse en la identidad otorgada por el país de origen de sus padres
y adoptar posturas rechazantes en sus relaciones sociales y amorosas.
Desde la perspectiva del modelo de Guidano son personas con organización del sí
mismo fóbico, por lo que viven temiendo al entorno, refugiándose en sus estrechos
vínculos sociales. Su base emocional es el apego ambivalente, con estrategia
coercitiva.
El síntoma se enarbola como el símbolo del fracaso del sistema familiar, el mismo
que se forma a partir de los mitos insertados en las supraestructuras sociohistóricas
y culturales. La función del sistema familiar variará a partir de las metas establecidas
por las expectativas fomentadas por la cultura, así la familia criolla esperará que los
hijos alivien la nostalgia y la culpa por haberse distanciado de su lugar de origen;
mientras que la familia mestiza pedirá a los hijos la “superación” para poder
equipararse a la familia criolla. En ambos casos el prestigio es la meta, sin embargo
el contenido es distinto, en el primero es confirmar el retorno del hijo pródigo, la
segunda es confirmar la pertenencia a una clase.
Los posgrados clínicos con enfoque sistémico ejecutados desde el 2004 por el
Departamento de Psicología de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”
procuran la sintonía entre la formación humana y científica de sus estudiantes,
sin embargo urge desarrollar más investigación en el ámbito de la Psicología de la
Familia para concretar modelos terapéuticos eficientes y efectivos en el alivio del
sufrimiento de nuestros pacientes.
La melancolía
La palabra más antigua de las tres es “melancolía”, del griego μελαγχολια, formada
de μελας (melas = negro) y de χολης (cholis = bilis). Aparece por primera vez en
los escritos de Sófocles399 y Aristófanes400. Platón utiliza el término asociándolo
con la locura401. Aristóteles a diferencia de Platón, realiza una extensa reflexión
sobre la relación entre la melancolía y la genialidad, en el “Problema XXX”402, se
pregunta ¿por qué todos los hombres extraordinarios, tanto en filosofía como en
política, como en literatura o bien en las artes son manifiestamente melancólicos?
Considera a la melancolía una condición de los hombres extraordinarios, ocurre
con Belerofonte, Heracles y Ayax como guerreros y como sabios, pone de ejemplo
a Platón. Existe en estas personas la predominancia de bilis negra asociada con la
búsqueda de soledad. Asocia la bilis negra al vino, su influencia dependerá de su
399 Por ejemplo, en su obra Filoctetes relata de manera descarnada el sufrimiento de su héroe.
400 Cavallero, P. A. (2006). Trygoidía: la concepción trágica de Nubes de Aristófanes. Emerita, 74(1), 89-112.
401 Platón, (edición de 2016) Fedro. Ciudad de México: Alianza Editorial
402 Aristóteles. (2007) El hombre de genio y la melancolía. Problema XXX Volumen 23 de cuadernos de
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El romanticismo al inicio del siglo XVIII hasta principios del XX, encontró en
la melancolía su fuente de inspiración. Basta escuchar la melancólica música de
403 Cárdenas, M., & Gloria, L. (2011). Aristóteles: retórica, pasiones y persuasión. Ideas y valores; Vol. 60, núm.
146 (2011); 201-204 Ideas y Valores; Vol. 60, núm. 146 (2011); 201-204 2011-3668 0120-0062.
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Chopin407, los taciturnos versos de Edgar Allan Poe408, el romance trágico en las
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424 Bowlby, E. J. (2010). Separation: Anxiety and anger: Attachment and loss (Vol. 2). Random House.
425 Ainsworth, M. D. S., & Bell, S. M. (1970). Attachment, exploration, and separation: Illustrated by the
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Sin embargo, jamás fue incluida en los manuales del DSM, debido principalmente
a las críticas resultantes de la dispersión de datos en los estudios correlacionales
entre los criterios de la depresión, con los de la personalidad depresiva432. A ello se
suma la cuestión de si la personalidad depresiva podría en realidad ser una variante
de los trastornos del ánimo433.
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de zozobra y sufrimiento de las personas que conviven con alguien poseedor de las
características de un trastorno de personalidad437.
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Es así que existen personas cuyo eje emocional es la melancolía, a nivel cognitivo, y
en sus relaciones interpersonales. Mientras que la distimia tiene énfasis en síntomas
somáticos. A diferencia de la depresión mayor y la menor, se trata de un estado
de ánimo triste y permanente, puede resolverse progresivamente, posee mayor
tendencia al trastorno esquizoide que a otros trastornos de personalidad444. Uno
de los problemas al definir este trastorno es su comorbilidad. Si bien la depresión
se yuxtapone generalmente a los siguientes trastornos de personalidad: evitacional,
obsesivo compulsivo, dependiente, paranoide y limítrofe445, su presencia se
manifiesta también en cuadros de depresión persistente.
443 Pinto, B. (2011). Porque no sé amarte de otra manera. Estructura individual, familiar y conyugal de los
trastornos de la personalidad. 3ª Edición. La Paz Bolivia: Departamento de Psicología de la Universidad
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446 Pinto, B. (2014). Porque no sé amarte de otra manera. Estructura individual, familiar y conyugal de los
trastornos de la personalidad. (3ª Edición) La Paz: Departamento de Psicología de la Universidad Católica
Boliviana San Pablo.
Queda por definir el término adecuado para esta estructura de personalidad, Linares
equipara el trastorno de personalidad depresivo con el concepto “distimia”448. Sin
embargo el término es utilizado generalmente para referirnos a un estado depresivo
leve y moderado del estado de ánimo, no se la considera un trastorno de la
personalidad449. Las diferencias entre el trastorno de personalidad depresivo (TPD)
y la distimia son las siguientes: el TPD se manifiesta de manera precoz y permanente,
mientras que la distimia puede ocurrir a cualquier edad. El TPD es persistente y
resistente al cambio, mientras que la distimia puede remitir con mayor facilidad.
El TPD se caracteriza por rasgos de la personalidad, mientras que la distimia lo
447 Linares, J. L., & Campo, C. (2000). Tras la honorable fachada: Los trastornos depresivos desde una perspectiva
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448 Soriano Pacheco, J., & Linares, J. L. (2010). Marcadores relacionales en la depresion mayor y la distimia.
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449 Kocsis, J. H., Sutton, B. M., & Frances, A. J. (1991). Long-term follow-up of chronic depression treated
with imipramine. The Journal of clinical psychiatry.
hace por síntomas. Finalmente, los rasgos del TPD son cognitivos y relacionales,
mientras que los síntomas de la distimia son principalmente somáticos450.
Las investigaciones que han intentado establecer categorías distintas para el TPD
y la distimia plantean la necesidad de determinar si el TPD es más bien un subtipo
de la distimia, definiéndose como un tipo primario de distimia de inicio precoz451.
Otro problema que se presenta es definir si el TPD es una forma de ser relacionada
con el temperamento o es una patología. Tellenbach ha planteado un temperamento
melancólico tendiente a episodios depresivos pero no a una alteración de la
personalidad452. Si bien estas personas tendrían dificultades de adaptación social,
laboralmente pueden ser exitosas debido a la escrupulosidad de su desempeño.
Además, a pesar de su seriedad y criticismo no necesariamente tienen dificultades
en empatizar y llevarse bien con su entorno453. Queda establecido que la diferencia
se relaciona con la presencia de angustia, el mal manejo del estrés y las serias
dificultades en las relaciones interpersonales presentadas en el TPD y no así en el
temperamento melancólico.
450 Phillips, K. A., Hirschfeld, R. M., Shea, M. T., & Gunderson, J. G. (1993). Depressive personality disorder:
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451 Akiskal, H. S. (1989). Validating affective personality types. The validity of psychiatric diagnosis, 217-227.
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475 Pinto, B. (2014). Porque no sé amarte de otra manera. Estructura individual, familiar y conyugal de los
trastornos de la personalidad. (3ª Edición) La Paz: Departamento de Psicología de la Universidad Católica
Boliviana San Pablo.
Caso # 1
Luis476 (40 años) acude a terapia por conflictos con su esposa. Tiene dos hijos
varones, el mayor de doce años y el menor de nueve. Tiene una herida de bala en el
cuello, producto de un intento suicida con escopeta llevado a cabo cuando tenía
veinte años. Actualmente se encuentra en crisis económica, su empresa quebró. La
esposa se ha responsabilizado de la mantención del hogar desde hace cinco años.
Luis es una persona taciturna, pesimista, negativa y de muy mal humor, al mismo
tiempo se trata de un hombre culto, toca la guitarra, es de religión pentecostalista,
muy querido en su Iglesia, donde se muestra afable y colaborador. Estuvo en
tratamiento psiquiátrico después de su intento suicida, diagnosticado con depresión
mayor. Descubrió a su esposa en una aventura sexual hace cinco años, a pesar de
ello fue incapaz de confrontarla, ha vivido con el remordimiento durante todo
este tiempo evitando todo tipo de relacionamiento sexual con ella. Hace algunos
meses la esposa volvió a serle infiel, motivo por el cual acuden a terapia. Proviene
de una familia compuesta por los padres y dos hermanas mayores. La relación de
sus padres siempre fue conflictiva, el padre tiene problemas con el alcohol y una
historia de frecuentes infidelidades. Su madre es posesiva y el padre descalificador.
La hermana mayor tiene notable éxito profesional, médico, trabaja en un hospital
de renombre en Estados Unidos, la otra hermana está casada con un empresario
millonario. Luis tiene una vida sencilla, casado con una mujer dedicada al hogar
y por las circunstancias a los negocios, él no terminó sus estudios universitarios.
Al parecer el padre depositó muchas expectativas en su hijo, las cuales se fueron
frustrando una a una, ocasionando el desprecio del padre. Ese relacionamiento fue
compensado con la sobreprotección de la madre, quien aún ahora lo trata como
un chiquillo. El intento suicida coincidió con su fracaso universitario, en aquella
ocasión su padre le dijo que lo hubiera preferido muerto a fracasado. El balazo le
ocasionó una lesión en el aparato fono articulatorio, por lo que tiene una voz ronca
y dificultades para la dicción. No abandona sus ideas suicidas, indica que cuando
sus hijos sean jóvenes lo más seguro es que se quite la vida. A pesar de tener un
matrimonio desastroso no deja de ser un padre cariñoso y atento a las necesidades
de sus hijos. A diferencia del padre es abstemio, su refugio es la fe.
476 Los nombres y algunos datos de los casos presentados son ficticios para proteger la identidad de los pacientes.
Este caso muestra una persona con estructura de personalidad depresiva, sus padres
no lo legitimaron, el padre con la descalificación y la madre con la sobreprotección.
Incapaz de encontrarse a sí mismo vive como un derrotado en una relación de
pareja anodina, con la esposa carente de afecto y pasión. No busca alternativas de
solución a su situación laboral y económica, abocándose a envolverse en su eterna
melancolía, esperando a la muerte mientras se encarga de la apoyar a sus hijos. Llevo
tres años trabajando con terapia individual y conyugal, si bien se han producido
cambios importantes en su vida amorosa, aún mantiene la actitud derrotista con
su futuro y constantes boicots a sus propios logros.
Caso#2
en sus estados de embriaguez llora delante de su esposa por el amor fallido con
ella. Gonzalo tuvo un padre asesinado, quedó con su madre y una hermana mayor.
La madre se deprimió después del asesinato, dedicándose a la bebida, mientras
la hermana se hacía cargo de él. Al parecer la relación de pareja de su madre era
conflictiva, detestaba al esposo, dedicado plenamente a la política. Según Gonzalo,
su madre mantiene un sentimiento de culpa por lo que sucedió con su padre. Aún
ahora debe hacerse cargo de su madre quien se mantiene deprimida y alcohólica.
Él se siente permanentemente rechazado, por lo que busca incansablemente
la aceptación de los demás. Es un trabajador responsable y encantador en sus
relaciones con los colegas. La esposa afirma que se trata de un buen hombre,
esposo tierno. Tiene una buena relación con sus hijastros quienes prontamente lo
asumieron como padre. Expresa que vive con la idea de matarse, pero lo detiene la
preocupación por la hija. Manifiesta amar a su esposa, pero él no se siente digno de
ser amado. Guarda en su corazón los recuerdos de cariño prodigados por su padre
a quien considera un ídolo imposible de ser emulado.
La tristeza
El siguiente estado melancólico es la tristeza. Palabra de origen latino, tristis: nublado.
Hace clara referencia al estado taciturno. La tristeza es la emoción resultante de una
experiencia de pérdida, corresponde al primer nivel de procesamiento emocional477.
Podemos dejarnos envolver por ella en la música elegida como la más triste por
477 Oyebode, F. (2015). Sadness and Depression: What is the Psychopathologic Border? European Psychiatry,
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478 http://www.nipalante.es/2009/01/26/adagio-for-strings-agnus-dei-o-la-cancion-mas-triste-del-mundo/
479 Russell, J. A. (1980). A circumplex model of affect. Journal of Personality and Social Psychology, 39(6), 1161.
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Los criterios generales son: el duelo perdura por más de doce meses en los adultos
y más de seis meses en los niños. Se experimentan sentimientos de culpa asociados
a la muerte del ser querido. Pensamientos de muerte sin ganas de vivir, con la
sensación de haber muerto junto a la persona fallecida. Preocupación irracional
y sentimientos de indefensión. Síntomas depresivos a la par de dejadez laboral o
académica. Pueden producirse experiencias alucinatorias visuales o auditivas en
relación al muerto504.
Durante el proceso de duelo, la tristeza es una emoción ligada a otras, tales como
la rabia, angustia, culpa, miedo y desprecio. A diferencia del TPD la tristeza no
es un estado, sino parte de un sistema emocional doloroso. El duelo comprende
intensas emociones durante una experiencia estresante, la más intensa de ellas es
la tristeza505. Algunos autores plantearon diferenciar el duelo de otras emociones,
sin embargo, hoy se lo entiende como una experiencia aglutinadora. En ese sentido
existen cuatro diferencias cruciales entre el duelo y la tristeza.
502 Horowitz, M. J., Siegel, B., Holen, A., Bonanno, G. A., Milbrath, C., & Stinson, C. H. (2003). Diagnostic
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525 Aguirre Ochoa, J., & Cruz Vásquez, M. (2013). Familia y Migración. Ra Ximhai, 9(2).
Caso #3
René murió hace un mes, su viuda Patricia ha quedado a cargo de tres niños, Mateo
(10), Marcos (7) y Felipe (3). El difunto padeció un cáncer fulminante, después
del diagnóstico vivió cuatro meses. Patricia recurre a terapia porque René antes de
morir dejó una carta en la Tablet de Mateo en la que dice con mucho cariño el amor
que tiene por la familia y remarca varios consejos apoyados en la Biblia, pues se
trata de una familia cristiana muy religiosa, manifiesta que no sabe cómo manejar
esa información. Patricia vivió la muerte de su esposo con serenidad, de tal manera
que no experimentó el choque, asumió su tristeza con profundidad acompañando
a sus hijos en el dolor. Mateo sí estuvo paralizado durante los rituales del funeral,
después de algunos días del entierro dio rienda suelta a sus emociones contenidas.
La terapia del duelo se la realizó en sesiones familiares e individuales. En la primera
sesión familiar, Patricia leyó los mensajes dejados por su esposo, los tres niños
recibieron consejos de su padre, siendo muy reconfortante para el mayor que sentía
cierta culpa porque no estaba bien en la escuela durante la enfermedad. Instalado
el proceso de duelo, el acompañamiento fue develando poco a poco las emociones
entremezcladas: rabia, tristeza y culpa. La señora se acercó mucho más a Dios y
apoyada por su Iglesia pudo dar sentido a su rabia ante la irracional sensación de
injusticia. Cuando disipó la rabia pudo dar el consuelo que sus hijos necesitaban, a
la par se daba lugar a la tristeza y con ella a la serenidad suficiente para adaptarse a las
nuevas exigencias de la vida cotidiana. La familia de René jugó un papel importante
porque se constituyó en un soporte emocional y económico para la familia. La
culpa pronto fue reemplazada por la nostalgia y con ella pudieron recordar las cosas
buenas y las malas de René mientras estaba con vida. El duelo se prolongó por seis
meses aproximadamente, hasta que Patricia logró colocar al muerto en su lugar y
continuar la vida con sus hijos. Patricia ha sobrellevado la muerte del esposo con
eficiencia. Los antecedentes indican un matrimonio satisfactorio inmerso en un
ambiente de fe y mucho amor a la familia. La muerte fue anunciada y el esposo
trabajó muy bien la preparación de su familia sobre todo al dejar un mensaje para
la vida de sus hijos.
En este caso se aprecia la singularidad del proceso de duelo, el schock está ausente
en la madre y presente en el hijo mayor. Es observable la complejidad de los
sentimientos involucrados, la rabia esconde a la tristeza y a la culpa y la pena se
funde con la nostalgia.
Caso #4
Caso #5
La depresión
Veamos ahora en qué consiste la depresión. El origen de la palabra es latino,
depressus: derribado. Se usaba el término para hacer alusión a una persona caída
o al hundimiento de un terreno, quiere decir “presión de arriba abajo, algo que
nos hace caer”. Su traducción directa es “abatimiento”. Se la empieza a utilizar en
Inglaterra durante el siglo XVII, quien la acuña es Richard Blackmore526 en 1725,
será introducida como un trastorno denominado “depresión mental” por Wilhelm
Griesinger527, Kraeplin habla de ella como “locura mental”528.
526 Conti, N. A. (2007). Historia de la depresión: la melancholía desde la antigüedad hasta el siglo XIX. Editorial
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527 Griesinger, W. (1865). Traité des maladies mentales: pathologie et thérapeutique. Delahaye.
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537 Tsuang, M. T., & Faraone, S. V. (1990). The genetics of mood disorders. Johns Hopkins
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ambos trastornos tenían alto nivel de herencia entre los familiares de primer grado.
Los familiares de primer grado de pacientes bipolares tienen una probabilidad del
8% de desarrollar el trastorno, 10 veces más posibilidad que la población general,
mientras que para la depresión unipolar el riesgo es de 11,7%538. Es importante
señalar que el riesgo en la depresión unipolar es superior que en la depresión
bipolar, alrededor del 15%, además existe un incremento del trastorno bipolar
entre familiares de personas con depresión unipolar. A estos datos se debe añadir
el solapamiento entre la esquizofrenia y los trastornos afectivos, al parecer existe un
espectro continuo entre las psicosis y la depresión539.
del fenotipo depresivo545, al que se suman los genes CNIH4, NVL546. Todos ellos
implicados en la síntesis de serotonina y dopamina.
Los genes asociados con la depresión son: APOE, GNB3, MTHFR, SLC6A3,
SLC6A4549. De todos ellos el gen SLC6A4 ha sido el más estudiado debido a que se
relaciona con la recaptura de serotonina550. También se ha identificado al gen transportador
de serotonina 5-HTT es modulador de los eventos estresantes, las personas con una o dos
copias del alelo de este gen presentaron síntomas de depresión y tendencias suicidas ante
eventos estresantes en comparación con personas con un solo alelo. Este descubrimiento
545 Fañanás, L., & Córdova-Palomera, A. (2016). Methylome modifications in monozygotic twins and in
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546 Dunn, E. C., Brown, R. C., Dai, Y., Rosand, J., Nugent, N. R., Amstadter, A. B., & Smoller, J. W. (2015).
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Caso #6
Renata (54), madre de un hijo (32), casado hace dos años. Renata es abuela de un
nieto de dos años. Trabajó casi toda su vida en una fábrica como secretaria, hace
cinco años la fábrica quebró dejándola sin trabajo. Estuvo en atención psiquiátrica
desde los 23, coincidiendo con el nacimiento de su hijo. Nunca se casó, vivió con
él y su madre hasta hace tres años cuando su madre murió. Fue atendida por el
psiquiatra debido a episodios de depresión, en los cuales se aislaba, dejaba de ir
al trabajo, dormía muchas horas. En uno de esos episodios desarrolló ideaciones
suicidas. Ahora han retornado las crisis depresivas, pueden durarle semanas para
retornar al estado de ánimo melancólico. Una de sus quejas es su incapacidad para
alegrarse, tanto el nacimiento de su nieto como el matrimonio de su hijo fueron
experiencias que esperaba pudiesen generarle alegría, pero no fue así. Racionalmente
sabía la alegría pero no la sentía emocionalmente. Fue derivada a mi consulta. La
atendí durante seis meses, durante los cuales tratamos de buscar actividades para
sacarla de su rutina insulsa. Los únicos momentos donde se reducía la depresión,
era cuando jugaba con su nieto y tejía. Se refugiaba en su religión, el hermano
mayor es sacerdote y la ayudaba mucho con sus consejos. Le costaba mucho venir al
consultorio, su hijo la traía, generalmente se sentaba y lloraba sin motivo aparente.
Decidí enviarla a equinoterapia, esta labor mejoró notablemente su vida, a pesar de
mantenerse deprimida esperaba con entusiasmo sus clases. A ello se sumó practicar
Tai Chi e ingresar como estudiante a la Universidad de la Tercera Edad. Con la
familia de su hijo decidieron mudarse de ciudad, no supe más de ella.
568 Barth, J., Munder, T., Gerger, H., Nüesch, E., Trelle, S., Znoj, H., & Cuijpers, P. (2016). Comparative
efficacy of seven psychotherapeutic interventions for patients with depression: a network meta-analysis.
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estaría obligada a hacer cosas. Amaba su trabajo anterior, sin embargo la depresión
no era consecuencia de su despido, mantenerse activa la distraía de su estado
disruptivo. Por otra parte, su hijo sufre mucho con la enfermedad de su madre,
felizmente la esposa lo apoya en su labor de cuidador principal.
Caso# 7
Dora es una abogada jubilada casada con un médico pediatra, actualmente tiene
67 años. Mi trabajo terapéutico comenzó atendiendo a su hijo Hugo de 38,
debido a la presencia de un trastorno de angustia. Su madre fue extremadamente
sobreprotectora, aún se hacía cargo de cuidar a Hugo como si de un niño se tratara.
El padre evitaba involucrarse en la relación, prestando más atención al hijo mayor
médico como él. Cuando murió la madre de Dora, ésta se sumergió en un estado
depresivo profundo, recurrieron a un psiquiatra quien ordenó su internación. Una
vez dada de alta, la entrevisté. La sesión fue conmovedora, no dejó de llorar durante
ella. Según su punto de vista su depresión se debía al abandono de su padre y a
estar casada con un hombre muy frío y despreocupado. Le preocupa sobremanera
la soltería de Hugo, quien hasta ese momento nunca tuvo pareja. Posteriormente
continué el tratamiento de su hijo, dejó de tener los síntomas de angustia y se
involucró sentimentalmente con una compañera de trabajo. Cuando la madre se
enteró del romance de su hijo, amenazó con suicidarse. Era muy grande el temor de
perderlo. Durante ese proceso fue internada una vez más en la clínica psiquiátrica.
Los antidepresivos la estabilizaban pero no lograban arrancarla del estado depresivo.
La relación amorosa de su hijo acabó y con ella volvió la tranquilidad a la familia.
Caso #8
Caso #9
sus metas, sin embargo le es difícil mantener sus relaciones de pareja, pronto se
aburre porque no encuentra una compañera para acompañarlo en sus realizaciones
personales. Hace varios años se fue agudizando la sensación depresiva. Un
neurólogo le recetó antidepresivos, su consumo derivó en anonadamiento, bajando
sus energías. Pocos meses después desistió del tratamiento. Es católico practicante,
su refugio ha sido la Virgen de Copacabana. Reacio a la bebida, tiene pocos amigos.
En una sesión, me expuso lo envidiable de su vida, sin embargo el la siente vacía.
Tiene mucho para dar y no encuentra la mujer adecuada para depositar su amor.
Durante la terapia ocurrió un suceso alarmante, fue asaltado por delincuentes y
desfiguraron su rostro. Debió someterse a tres cirugías plásticas. La experiencia
lo conmovió con la posibilidad de morir, aquello despertó su interés por retomar
su vida, disminuir las horas de trabajo, hacer deporte e ingresar a una fraternidad
folklórica. Las pequeñas cosas se establecieron como un nuevo sentido de su
existencia.
Conclusiones
Los trastornos depresivos son un excelente ejemplo de la complejidad de las
psicopatologías, denotan la importancia de una formación integral en los
psicoterapeutas. Es inconcebible un terapeuta sin conocimientos sólidos sobre el
funcionamiento cognitivo y su relación con el cerebro. Ya pasaron los tiempos de la
psicología especulativa, de las teorías sin asidero empírico. Nuestra responsabilidad
es grande ante el sufrimiento humano, no debemos asirnos de teorías ni de técnicas
sin fundamentación científica.
Nada más sabio que reconocernos ignorantes, a la par de hacerlo con nuestros
errores. Lo fatídico en mantenernos inconmovibles en nuestras convicciones,
deteniendo el progreso de nuestra ciencia y lastimando a nuestros pacientes en el
camino.
poder vivir a pesar del abatimiento. Fácil de decirlo, no estamos en los zapatos de
quien cree en nuestra efectividad.
569 Stilo SA, Murray RM (2010). The epidemiology of schizophrenia: replacing dogma with knowledge.
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570 Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales: DSM-5 (2014) Editorial medica panamericana.
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572 Bleuler, E. (1911). Dementia praecox or the group of schizophrenias. Oxford: International Universities
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Freud sin haber visto jamás un paciente esquizofrénico se atrevió a postular sus
causas a partir del análisis de la biografía de Schreber573, especulando acerca de
las fijaciones orales, tema que interesó a Melanie Klein quien elaboró una teoría
fundamentada en el pecho bueno y malo de la madre574. Jung también aportó con
sus ideas relacionadas con la escisión del sí mismo575. El colmo de la especulación
la realiza Lacan con sus controversiales ideas acerca de la falta de la función
organizadora en el registro simbólico576.
573 Freud, S. (1998). O caso Schreber: notas psicanalíticas sobre um relato autobiográfico de um caso de paranóia
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591 Lieberman, J. (2016) Historia de la Psiquiatría: de sus orígenes, fracasos y resurgimiento. Barcelona:
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Por varios años se hizo esperar el DSM-5, finalmente salió a la luz el 2013, simplifica
los criterios diagnósticos, ordena los trastornos en función al ciclo vital colocando
aquellos relacionados con el desarrollo primero y los neurocognitivos al final,
detalla nuevos trastornos593. Las críticas no se hicieron esperar, se observa sus
errores de redacción, la simplificación diagnóstica puede generar un incremento en
la tasa de trastornos mentales, pueden ocurrir efectos imprevistos en el área forense.
En cuanto a la psicosis, al plantear el trastorno “síndrome de riesgo de psicosis”
se hace probable el aumento de la tasa hasta un 75% favoreciendo a las industrias
farmacéuticas594. Como consecuencia la tendencia mundial es seguir utilizando el
DSM-IV-TR.
592 http://ais.paho.org/classifications/Chapters/index.htm
593 American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-
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la Psiquiatría en Bolivia ha sido psicofarmacológica y con influencia psicoanalítica
con algunos intentos de organizar comunidades terapéuticas e introducir
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cognitivas se han sumado estudios sobre el cerebelo que dan cuenta de falencias en
este órgano y sus conexiones con regiones subcorticales627
Las disfunciones que ocurren por las alteraciones del lóbulo frontal están ceñidas
a la organización del movimiento, la regulación de la actividad psíquica, la
planificación y la integración de las emociones. Por su parte, las disfunciones en
la zona parieto témporo occipital se relaciona principalmente con la integración
e interpretación de la información628. A estas afectaciones cognitivas se suma la
disfunción de la inhibición629. La aproximación neuropsicológica ha permitido
comprender que la esquizofrenia es un síndrome de una diversidad de alteraciones
en el procesamiento cognitivo de la información dando lugar al deterioro de su
ejecución funcional.
627 Andreasen, N. C., Paradiso, S., & O’leary, D. S. (1998). “Cognitive dysmetria” as an integrative theory of
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Mara Selvini Palazzoli dentro de la historia de la terapia familiar sistémica sintetizó las
características de los juegos familiares psicóticos, identificando en ellos la paradoja
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656 Tsuang, M. (2000). Schizophrenia: genes and environment. Biological Psychiatry, 47(3), 210-220.
Esa experiencia explica la incapacidad de los padres para aceptar la esquizofrenia del
hijo o la hija. Inicialmente la mayoría de los padres entran en un estado de negación,
atribuyendo los cambios dramáticos a eventualidades en la vida de la persona. ¡No
pueden despedirse del hijo! Brota paulatinamente la esperanza, si alguno de los
progenitores asume el diagnóstico y el otro no, se produce conflictos en la relación
conyugal.
657 Por ejemplo: Fleck, S. (1960). Family dynamics and origin of Schizophrenia. Psychosomatic medicine, 22(5),
333-344.
658 Burmeister, L., & Peters, M. (2006). Dinámicas Familiares Asociadas al Surgimiento de la Esquizofrenia.
Tesis de licenciatura, Universidad de Chile.
659 EL‐Islam, M. F. (1982). Rehabilitation of schizophrenics by the extended family. Acta Psychiatrica
Scandinavica, 65(2), 112-119.
las relaciones del sistema familiar con el entorno social, se verá que éste también
se afecta, el círculo de amigos de la familia, el entorno laboral y las instituciones
pueden adjudicarse funciones favorables o desfavorables dependiendo de los
principios culturales que rodean a la esquizofrenia660.
La primera acción terapéutica con la familia debe ser trabajar la pérdida ambigua,
el objetivo es la despedida del hijo o hija que fue y la bienvenida al hijo o hija
con el trastorno. Esto requiere de un proceso terapéutico sereno y lento, porque
la historia de la familia puede anunciarnos una disfuncionalidad donde el hijo
con esquizofrenia podría estar triangulado y destinado a la imposibilidad de
desvinculación661. Si así fuere, el terapeuta deberá trabajar en el juego familiar para
poder desprender al hijo de la relación patológica con sus padres.
660 Una interesante investigación fue la realizada bajo mi dirección por Nelly Borda, se puede ver el artículo:
Borda Riveros, N. J., & Pinto Tapia, B. (2017). Estructura familiar en un paciente esquizofrénico de origen
aymara. Estudio de caso. Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP,
15(1), 70-93.
661 Cancrini, L., La Rosa, C., & Miranda, I. A. (1996). La caja de pandora: manual de psiquiatría y
psicopatología. Barcelona: Paidós.
En algunos casos valdrá la pena tener sesiones individuales con los padres para
trabajar sobre el estrés, ansiedad y/o depresión662. Puede además la crisis familiar
producir problemas conyugales, uno común es la infidelidad de parte de alguno de
los progenitores663. Estos eventos pueden obligar a la intervención desde la terapia
de pareja siempre y cuando el terapeuta considere que podría beneficiar al proceso
familiar de aceptación y despedida.
Caso #1
662 Martens, L., & Addington, J. (2001). The psychological well-being of family members of individuals with
schizophrenia. Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology, 36(3), 128-133.
663 Este fenómeno se apreció desde mediados del siglo XX: Lidz, T., Fleck, S., Cornelison, A., & Terry, D.
(1958). The intrafamilial environment of the schizophrenic patient: IV. Parental personalities and family
interaction. American Journal of Orthopsychiatry, 28(4), 764.
664 Rodríguez-Vidal, M., Castro-Salas, M., Sanhueza-Escobar, V., Valle-Utreras, A. D., & Martínez-Arriagada,
J. (2011). Calidad de vida en pacientes esquizofrénicos. Aquichan, 11(1).
Caso #2
Es un muchacho de veinte años, vive con sus padres, tres hermanas mayores y
una menor. Fue diagnosticado como esquizofrénico paranoide. Su delirio es
de grandeza, se considera el dueño del mundo, todo sucede en función a él. Su
familia le da amor y comprensión, soportan su mal humor y aceptan sus crisis con
resignación. Recibe tratamiento psicofarmacológico. El psiquiatra me pide que
trabajemos con terapia familiar en coterapia. Fue una experiencia extraordinaria,
una familia inconmovible ante lo bizarro del comportamiento del hijo. En las
sesiones los padres valoran las pequeñas cosas que hace ayudando a la madre en
el negocio de la familia, y le siguen el delirio como si de un juego se tratase. No
fue difícil mejorar las interacciones de sus padres ni de sus hermanas. La terapia se
centró en las demandas del paciente: tener amigos y conseguir una novia. Ingresó
en un grupo de musicoterapia, donde logró establecer vínculos con otros pacientes,
lo interesante fue el romance que surgió entre él y una muchacha diagnosticada
con trastorno de alimentación. Según referencia de los padres, él fue determinante
para la rehabilitación de su pareja.
665 En: Pinto, B. (1987) Variables intercurrentes en la afasia. La Paz: Universidad Católica Bolivia San Pablo.
Tesis de Licenciatura en Psicología (No publicada, disponible en la Biblioteca de la UCB).
Caso #3
Del discurso inconexo el terapeuta elige la palabra canto, y le pregunta sobre una de
las cosas que más le gusta hacer a la paciente.
busca darle sentido a lo sin sentido del habla, ocupándose de la función y no del
significado.
Esos son los aspectos más devastadores de la esquizofrenia, son los que nos deben
preocupar como terapeutas, nuestra labor sigue siendo la misma: apaciguar
el sufrimiento. Enseñar a la familia a ver a la persona en vez de centrarse en la
enfermedad, para ello, somos los psicoterapeutas los que en primera instancia
debemos humanizarnos para que sea posible el franco encuentro entre nosotros y
los esquizofrénicos.
671 Bowlby, J. (1982). Attachment and loss: Retrospect and prospect. American journal of Orthopsychiatry,
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672 Harvey, J. H. (2001). The psychology of loss as a lens to a positive psychology. American Behavioral Scientist,
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673 Doka, K. J. (2014). Children mourning, mourning children. Taylor & Francis.
674 Worden es quien propone una teoría de la resolución del duelo a partir de tareas. Ver: Worden, J. (2018).
Grief counseling and grief therapy: A handbook for the mental health practitioner. springer publishing
Company.
La muerte pone a prueba al amor. La capacidad de aceptación del dolor del otro
permite la evolución normal del duelo, mientras que su disimulo o prohibición
promueven el estancamiento de la tristeza. Esta detención del flujo emocional
dirigido a la aceptación de la pérdida entraña la instalación del odio, culpa y angustia,
ligada a la expectativa de recibir de alguien el afecto perdido. La consecuencia es la
confusión amorosa, las personas buscarán ser consoladas en sus lazos eróticos, en
vez de amar no cesarán en su búsqueda de protección.
675 V.g.: Allumbaugh, D. L., & Hoyt, W. T. (1999). Effectiveness of grief therapy: A meta-analysis. Journal of
Counseling Psychology, 46(3), 370.
676 Worden, J. W. (1996). Children and grief: When a parent dies. New York: Guilford Press.
ven perjudicadas ocasionándose celos y envidia tanto del hijo simbiotizado por la
madre o el padre como de los hermanitos desplazados.
677 V.g.: Rogers, C. H., Floyd, F. J., Seltzer, M. M., Greenberg, J., & Hong, J. (2008). Long-term effects of the
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680 Ver: Walker, K. N., MacBride, A., & Vachon, M. L. (1977). Social support networks and the crisis of
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681 Krell, R., & Rabkin, L. (1979). The effects of sibling death on the surviving child: A family perspective.
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Antes de los cuatro años los pequeños aún no conciben la idea de que la muerte es
un evento irreversible, de tal manera que las reacciones emocionales no son intensas
y se asocian con la idea de la ausencia de los cuidadores. Posteriormente se asocia
con la ausencia provisional, el niño cree que la persona retornará en cualquier
momento, la experiencia es llevadera en función de los rituales familiares684.
Los terapeutas debemos estar atentos al desarrollo cognitivo del niño cuando
ocurre la experiencia de duelo temprana, será importante orientar a los cuidadores
682 V.g.: Barnes, M. K., Harvey, J. H., Carlson, H., & Haig, J. (1996). The relativity of grief: Differential
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Atendí otra familia, el padre se suicidó dejando a una hija de once años y a un nene
de cuatro. La pequeña estaba furiosa por el deceso, consideraba al padre un egoísta.
El niño planteó su alegría al saber a papá más feliz en el cielo que en la tierra. Como
en el caso anterior, la actitud del hijo desconcertaba a la madre, quien intentó
explicar inútilmente la irreversibilidad de la muerte, el pequeño estaba convencido
de su idea.
En ambos casos mi tarea fue apaciguar a las madres para evitar el hostigamiento
de los pequeños, a la par de trabajar en el proceso emocional vivenciado por ellas y
por los hijos mayores. La clave es acomodarnos a las concepciones de la pérdida en
los niños menores de nueve años, comprendiendo las maneras de afrontamiento
peculiares a esa edad. Es posible en algunos casos la aparición de la concepción de
ausencia años más tarde y con ella se puede activar el sentimiento de culpa. Los
niños tienen pocos recursos para manejar la culpa y la vergüenza antes de los diez
años, las vivencian como miedo al castigo685.
Será la inadecuación del trato ante el duelo lo que puede desencadenar miedo en
los niños, sintiéndose culpables al no responder a las expectativas de los mayores.
Es primordial comprender la singularidad de las concepciones sobre la pérdida,
685 Ferguson, T. J., Stegge, H., & Damhuis, I. (1991). Children’s Understanding of Guild and Shame. Child
development, 62(4), 827-839.
Ante el duelo juvenil los terapeutas debemos ser comprensivos y reconocer el dolor
intenso ante la muerte de un amigo. Las emociones son muy intensas y el proceso
de duelo suele durar mucho tiempo sin que eso signifique patología.
686 Harrison, L., & Harrington, R. (2001). Adolescents’ bereavement experiences. Prevalence, association with
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aceptada con el pasar del tiempo. Stern identifica once características: narcisismo,
sufrimiento psíquico, inusual hipersensibilidad, rigidez psíquica, reacciones
negativas a la terapia, sentimientos de inferioridad, masoquismo, auto lesiones,
ansiedad somática, mecanismos de proyección y dificultades en evaluar la realidad.
Schmideberg define a estas personas como incapaces de tolerar la rutina, irreflexivos
con vidas caóticas y poco empáticos704. Knight es quien se acerca a la comprensión
de la dinámica de la personalidad limítrofe al hacer referencia a la presencia de un
ego frágil.
En la segunda mitad del siglo XX se realizan diversos estudios que intentan explicar
la compleja dinámica psicológica del TLP. Por ejemplo Grinker, Werble y Drye
en 1968 describen un espectro de cuatro grupos de pacientes entre la psicosis y la
neurosis: el extremo psicótico seguido del límite central y un grupo menor que se
acerca a la frontera de la neurosis705. En 1979 Spitzer, Endicott y Gibbon 706 sugieren
dos grupos de criterios diagnósticos: la personalidad esquizotípica o esquizofrenia
límite, caracterizada por el uso bizarro del lenguaje, ideas referenciales, pensamiento
mágico y desapego interpersonal; el límite inestable asociado al componente
afectivo desorganizado. Klein en 1977 hace alusión a la disforia histriónica, para
enfatizar la hipersensibilidad y la depresión en estos pacientes, manifestando unas
crisis producidas por el rechazo, que conllevan autodestrucción y destrucción,
incluyendo el abuso de sustancias, autolesiones, idealización del amor caracterizado
por una manera histriónica de plantear sus lazos románticos707. Será Gunderson
quien finalmente establezca los criterios que permitirán su descripción en el DSM-
III, resalta las dificultades para mantener un trabajo, la impulsividad, los gestos
suicidas, la incapacidad de soportar la soledad y la predominancia de la angustia708.
704 Schmideberg, M. (1947). The treatment of psychopaths and borderline patients. American Journal of
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Las personas aquejadas del TLP explican su estado de ánimo como un vacío y
una sensación de abandono717. Se trataría de la consecuencia de desintegración del
yo desde la perspectiva psicodinámica718 o una falta de sentido para vivir desde el
punto de vista existencialista719. Este estado de angustia perenne se relaciona con la
depresión subyacente al malestar del TLP720.
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consumo se relaciona con el tipo 3 de las adicciones según los criterios de Cancrini,
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728 Cancrini, L., La Rosa, C., & Miranda, I. A. (1996). La caja de pandora: manual de psiquiatría y
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varones, además de encontrarse casos donde se presenta el tipo 1, alrededor del 50%
en comparación con el tipo 2, 39%.741
En quinto lugar es necesario referirme a la comorbilidad del TLP con los trastornos
de ansiedad, existe alta probabilidad de la presencia del síndrome de estrés post
traumático747, varios estudios han encontrado relación entre experiencias
traumáticas de la niñez, principalmente abuso sexual como un correlato frecuente748,
741 Grant, B. F., Chou, S. P., Goldstein, R. B., Huang, B., Stinson, F. S., Saha, T. D., ... & Ruan, M. A. (2008).
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En un estudio sobre la prevalencia del TLP los datos oscilan entre el 1 al 5,9%
de la población catalana757. En México se ha estimado la prevalencia del 1 al 2%
de la población general y 20% de los pacientes psiquiátricos758. En una población
universitaria chilena, la prevalencia del TLP se situó en el 4,8%. Lamentablemente
aún no contamos con datos al respecto en nuestro país.
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a) Factores genéticos
Existe la suficiente evidencia como para afirmar la presencia de factores
genéticos que hacen de algunas personas más vulnerables que otras para
padecer el TLP760. Se han realizado estudios sobre gemelos y su relación con
la herencia al investigar fenotipos en monocigotos y dicigotos en ambientes
compartidos y separados761.
Se entiende por heredabilidad a la proporción observada que explique
la variabilidad atribuida a la diferencia en la correlación entre gemelos
monocigotos y heterocigotos. El primer estudio al respecto fue realizado por
Torgersen en 1984, encontró 0% de concordancia en los gemelos monocigotos
y 11% en los dicigotos, sin embargo su estudio incluyó una muestra pequeña,
25 pares de gemelos762. En una investigación posterior con una muestra de 221
pares de gemelos se halló una concordancia de 69% de heredabilidad763. En otras
más recientes, se estudiaron 2794 gemelos en un caso y 1386 en otro evaluados
a través de la Entrevista Estructurada para los Trastornos de Personalidad del
DSM-4 (SIDP-IV) encontrándose un rango de heredabilidad de 37,1% en el
primero y 35% en el segundo764, coincidiendo con otra investigación sobre
2081 gemelos noruegos, los resultados mostraron un estimativo de 35% de
heredabilidad765. Reichborn-Kjennerud lideró un estudio sobre 2794 gemelos
comparando la influencia genética con la ambiental, los resultados arrojaron
55% de herencia en los nueve indicadores del TLP mientras que los factores
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b) Factores neurobiológicos
Las investigaciones sobre los neurotransmisores afectados en el TLP se vienen
realizando desde 1973. La primera hipótesis fue la referida a una desregulación
de la serotonina (5HT), la cual explicaría las graves alteraciones emocionales770.
También se identificaron disfunciones en la segregación de la neurotransmisión
colinérgica, noradrenérgica y del ácido gamma-aminobutírico (GABA), que
explicaría en menor grado la disforia emocional771. Sin embargo, los estudios
más recientes han identificado que la alteración más importante se registra a
nivel de la regulación dopaminérgica772.
La hipótesis de la dopamina ha encontrado confirmación en varias
investigaciones, una de ellas es la de Robert Friedel quien subraya la efectividad
del uso de la anfetamina y el metilfenidato, sustancias efectivas en el tratamiento
de la psicosis y también en el TLP, a ello se suma la evidencia de la influencia de
la dopamina en la regulación emocional comprobada en estudios con animales
y humanos. Los resultados de su pesquisa demostraron la relación entre la
dopamina con la desregulación emocional, la impulsividad y la discapacidad
en la percepción cognitiva773.
La proliferación de casos con adicción a las drogas en pacientes con TLP, ha
llevado a considerar la importancia de la regulación dopaminérgica favorecida
por algunas sustancias, lo cual explicaría la necesidad del organismo de mantener
el consumo para evitar el caos emocional producido por la disfuncionalidad
de la dopamina. En ese sentido, se ha encontrado que el transportador de la
dopamina el gen SLC6A3 (DAT1) localizado en el cromosoma 5p15.3 estaría
afectado, determinando la incapacidad de regulación óptima en el transporte
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c) Factores neuropsicológicos
La neuropsicología establece las relaciones entre el funcionamiento cerebral
con el procesamiento cognitivo de la información y el comportamiento780.
La disfuncionalidad neurobiológica está asociada a las estructuras cerebrales.
Se vienen investigando las alteraciones estructurales del cerebro en pacientes
diagnosticados con TLP a través de pruebas neuropsicológicas y estudios con
neuroimágenes. Veamos los resultados más importantes:
C1) Alteraciones en los núcleos amigdalinos: la amígdala es una estructura
subcortical indispensable para el establecimiento del condicionamiento
emocional, a la vez que permite la regulación de las emociones en general y del
miedo en particular781.
Se ha detectado hiperactividad en la amígdala, relacionándose con la reactividad
emocional anormal, vigilancia extrema de las respuestas emocionales generando
estados emocionales negativos y promoviendo disturbios en las relaciones
interpersonales782. En otro estudio, utilizando Imágenes de Resonancia
Magnética Funcional (fMRI) se ha encontrado altos niveles de oxigenación
sanguínea tanto en la amígdala izquierda como en la derecha, además se detectó
activación en las regiones mediales e inferolaterales de la corteza prefrontal y las
regiones témporo occipitales incluyendo el giro fusiforme783.
Existe evidencia de alteraciones funcionales del surco temporal superior
izquierdo como en la zona media de la ínsula derecha. Estas disfunciones se
relacionan con la inadecuada empatía en el TLP, asociada a los problemas en
780 Pinto, B. (1998) Neuropsicología de los problemas del aprendizaje escolar. La Paz: SOIPA
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en los problemas que se suscitan en las FE789. Las falencias en las FE permiten
comprender las fallas en el control del procesamiento de la información,
presentan déficits en tareas que requieren regulación: concentración, memoria
especial, toma de decisiones. Se considera esta dificultad relacionada con la
imposibilidad de inhibir las emociones durante la solución de problemas790.
Las investigaciones acerca de las FE han validado el modelo neurobiológico de
Depue–Lenzenweger 791 que propone como explicación de la impulsividad en
el TPL a la disfunción cognitiva de análisis.
Por otra parte, se ha encontrado hipoactividad y disminución de la glucosa en
el córtex prefrontal de personas con TLP, relacionándose dicho hallazgo con la
violencia en criminales ofensores, asesinos y pacientes psiquiátricos violentos.
La posibilidad de impulsividad, hetero agresión y autoagresión es alta en el
TLP. En un estudio con 13 mujeres diagnosticadas con TLP sin indicadores
de depresión, comparadas con 9 mujeres como grupo control a través de MRI
determinó que las mujeres normales activaban bilateralmente las regiones
mediales de la corteza fronto orbital, además de las áreas de Brodmann 9, 10 y
11. Mientras que las mujeres con TLP no lo hacían792.
Hace tiempo se sabe que las zonas fronto orbitales se relacionan con el juicio
moral793, la hipoactividad de esta región en los casos de TLP puede explicar
la labilidad moral que las caracteriza794. Varios estudios se han centrado en el
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El trauma para ser tal debe responder a una experiencia dañina, dolorosa e
incontrolable. Las consecuencias responden a lo terrorífico de la exposición,
cuya intensidad dependerá de la duración de la experiencia traumática, del
dolor producido y de la atribución dada al evento. Son experiencias traumáticas
comunes: experiencias en la guerra, vivencias en campos de concentración,
desastres naturales, abuso sexual, maltrato físico, secuestros y otros. Las
consecuencias se categorizan en dos tipos: respuestas de revivificación y
respuestas de negación.817.
La experiencia de abandono y negligencia es probable en el 92% de las personas
con TLP, el abusos sexual se menciona entre el 40 al 70% de los casos y el
maltrato físico se sitúa entre el 25 al 73%818.
En un estudio se identificaron las siguientes experiencias traumáticas en
personas con TLP: abuso sexual, maltrato físico, haber sido testigo de violencia
y abandono temprano. Las experiencias se relacionaron con las dimensiones
de estilos familiares: cohesión, expresión emocional y conflicto. En análisis de
regresión múltiple el factor predictor para el TLP es el abuso sexual puesto que
explica el 30% de la varianza819. En una investigación reciente se halló relación
significativa entre el abuso sexual y la disfuncionalidad del gen responsable del
glucocorticoide (NR3C1)820.
En otra investigación con 293 internos diagnosticados con TLP se relacionaron
los síntomas de alteraciones interpersonales, desregulación emocional e
impulsividad con el maltrato (emocional, físico y sexual) y la atención y
claridad de la atención, los resultados demostraron relaciones fuertes entre las
tres dimensiones investigadas.
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a) Entrevistas
Además de la entrevista clínica desarrollada por el DSM-4 y los criterios del CIE-
10, se han construidos entrevistas semi estructuradas dirigidas a determinar el
diagnóstico del TLP838. Entre las más importantes figuran:
A1) Entrevista para el Diagnóstico de Pacientes Limítrofes (Diagnostic
Interview for Borderline Patients- DIB). Desarrollada a partir de los postulados
del equipo de investigación de Gunderson839.
A2) Entrevista para el Diagnóstico de Pacientes Limítrofes Revisada (Diagnostic
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son contrastadas con las del paciente. Con los pacientes limítrofes es necesaria
la exposición del terapeuta a las intensas experiencias emocionales sin dejarse
cautivar por ellas, manteniendo la atención en las demandas afectivas no
satisfechas865.
Las técnicas interpretativas son la clarificación, la confrontación y el análisis de
la transferencia dirigido a la comprensión de las defensas infantiles, además de
la integración de las experiencias personales del terapeuta en la interacción con
el paciente866.
En los estudios de validación de la efectividad de la PFT se ha encontrado
que los factores que explican el cambio son principalmente los siguientes:
establecimiento claro del contrato terapéutico, la integración de las
representaciones y el mejoramiento en los procesos reflexivos. El proceso
terapéutico centrado en esos tres aspectos determina el mejoramiento en la
regulación emocional867.
En un estudio sobre efectividad de la PFT se la comparó con otras dos
psicoterapias, la Terapia Dialéctica Conductual con sesiones individuales una
vez por semana, terapia grupal semanal y asesoramiento telefónico. La otra
forma de tratamiento fue la terapia de contención, realizada una vez por semana.
Los resultados mostraron que los tres abordajes fueron exitosos considerando
el seguimiento de un año868. Además de esa investigación, Kenberg ha señalado
resultados significativos en relación a la eficacia de la PFT, subrayando que el
éxito se centra en el desarrollo reflexivo de las personas aquejadas con TLP869.
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de interactuar a los demás. De ahí las simbiosis que establece en sus vínculos
afectivos874.
Si bien la persona está segura de lo que piensa y siente acerca del pensamiento
y sentimiento ajeno lo que se produce es una pseudomentalización. Las
intenciones de mostrar a la persona sus errores de percepción son improductivas,
primero por la primacía de la emoción y segundo por la incapacidad de
ponerse en el lugar del otro. Los creadores de la TBM han identificado la
incapacidad de los pacientes con TLP de ejecutar adecuadamente un sistema
simbólico representacional coincidente para comprender al otro y entenderse
a sí mismo. Por eso actúan dentro de un sistema de representación “como si”,
parecida a la organización emocional de pacientes con otros trastornos de
personalidad, donde la emoción es subyugada a la interpretación cognitiva sin
que exista correspondencia. En el caso de la histeria la persona actúa sus estados
emocionales sin la presencia somática de la emoción, en el TLP se enmarca
el estado emocional en un conjunto estereotipado de acciones, sin percatarse
de la fluidez emocional por la falta de conciencia de ello porque sí existe la
manifestación somática875.
La disfuncionalidad yoica se explica por la presencia de un estilo de apego
desorganizado definido por el miedo al cuidador y el planteamiento de
estrategias erróneas en la búsqueda de protección, el sí mismo está configurado
por representaciones incongruentes de sus referentes de apego, denominado
allien self (sí mismo ajeno)876, la consecuencia es que la persona tiene ideas
que sabe que son suyas pero no las siente como propias. Cuando el sí mismo
identifica sentimientos e ideas propias experimentadas como irreales, trata
de controlar a su cuidador o al sustituto para que tenga las emociones que la
persona tiene contra sí, de esa manera a través de la identificación proyectada
externaliza y repara la congruencia interna. En los casos donde además se dio
maltrato sexual o físico, o negligencia, la situación es más penosa, la persona
no solamente posee representaciones incoherentes, sino maltratadoras. Las
conductas autolíticas crean un estado mental insoportable, requieren liberarse
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la persona al mismo tiempo que se insiste en que deben cambiar para alcanzar
sus metas. La toma de conciencia y la tolerancia del malestar se sitúan en el
ámbito de la aceptación, mientras que la regulación emocional y la eficacia
interpersonal lo hacen en el de cambio901.
El sistema terapéutico comprende tres espacios: la terapia individual, la terapia
grupal y la supervisión. Los encuentros individuales se realizan una vez por
semana con el propósito de revisar el manejo cotidiano de las cuatro áreas
de trabajo, además de abordar racionalmente las soluciones a los problemas.
Por otra parte se plantea el uso de las llamadas telefónicas y los mensajes por
Internet.
La terapia grupal está estrictamente estructurada con la finalidad del aprendizaje
de las habilidades necesarias para el manejo de las cuatro áreas disfuncionales.
Se realizan en cinco módulos de ocho semanas cada uno, ofreciendo la
posibilidad de repetir módulos. Se plantean reglas claras y se exige disciplina
sobre todo en la asistencia a las reuniones que duran alrededor de dos horas,
una vez por semana.
Es posible remarcar cuatro aspectos que la diferencian de otras terapias. El
primero es el referido a la aceptación sin confrontación de la situación actual
del paciente, reconociendo lo difícil que es afrontar un mundo caótico con
recursos emocionales desregulados. Segundo, pone en relieve las conductas
que interfieren con la terapia, entre ellas las autolíticas, consumo de drogas,
violencia, etc., se trabaja con ahínco en su erradicación. En tercer lugar, la
importancia del vínculo legítimo entre el terapeuta y el paciente, obliga
a la compenetración, empatía y dedicación compasiva del paciente, no se
trabaja desde la actitud pasiva, sino se actúa haciendo entender al paciente
lo importante que es para el terapeuta. Y finalmente, el cuarto aspecto hace
referencia al foco de atención centrado en la dialéctica, la aceptación de lo que
no se puede cambiar y la intervención en lo que puede ser cambiado902.
La epistemología dialéctica subyacente a este modelo permite aliviar la ansiedad
generada por la presión del cambio en cosas que no son posibles de modificar.
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Existen pocos informes sobre la aplicación de la terapia familiar en casos de TLP, sin
embargo James y Vereker reportan un estudio sobre 24 adolescentes diagnosticados
con TLP, veinte mujeres y cuatro varones, encontrando factores de crisis familiares
asociados en el 96% de los casos: divorcio, hermanos con trastornos psiquiátricos,
trastornos psiquiátricos en alguno de los progenitores, maltrato sexual o físico,
separaciones tempranas y negligencia en la crianza, por lo que estos investigadores
sugieren la implementación de tratamientos que contemplen la terapia familiar923.
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estas familias927, además del modelo de las relaciones familiares en casos de TLP
desarrollado por Allen y Farmer que señala la oscilación entre sobreimplicación
y abandono típico en los estilos de crianza de estos niños desencadenante de
la confusión afectiva asociada a las conductas autodestructivas, son ejemplos
importantes para sustentar la importancia de los cambios relacionales dentro
de la familia para no solamente evitar las recaídas sino producir modificaciones
importantes en la estructura familiar disfuncional.
927 Grinker, R. R., Werble, B., & Drye, R. C. (1968). The borderline syndrome: A behavioral study of egofunctions.
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Vale la pena recordar que los siguientes momentos críticos del ciclo vital son
determinantes para la manifestación de los síntomas del TLP: arrestos, muerte
de personas significativas, divorcio y separación de los padres, aborto, episodios
agudos de trastornos mentales, dificultades en el desarrollo sexual, adaptación a
una familia ensamblada, alejamiento de personas importantes932.
931 Stobie, M. R., & Tromski-Klingshirn, D. M. (2009). Borderline personality disorder, divorce and family
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y la negligencia. Por un lado consideran que su hijo debe cumplir una misión propia
de los padres y por otra son hostiles con el niño porque no se somete a sus creencias.
La paradoja ante la cual existe el pequeño conlleva al desarrollo de los síntomas
del TLP y a juegos familiares disfuncionales determinando la ambivalencia entre
independencia y dependencia934.
Cancrini, intenta integrar el modelo sistémico con los aportes teóricos de Kenberg
en un trabajo reflexivo sobre el TLP, su propuesta es que no se trata de una
estructura de personalidad, sino de un tipo de funcionamiento consecuente con
los juegos familiares a los cuales el niño fue expuesto. Desde ese punto de vista, las
consideraciones acerca de la personalidad deben dar lugar a la comprensión de los
recursos inauditos a los cuales estas personas deben recurrir ante el caos familiar en
el cual se desenvuelven936.
934 Barlow, D. H., Allen, L. B., & Choate, M. L. (2016). Toward a Unified Treatment for Emotional Disorders–
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personas quienes colusionan y triangulan a los hijos937. Son pocos los reportes de la
terapia de pareja en casos de TLP938.
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después de tres años de matrimonio. La violencia y los arranques de ira son las
causas más frecuentes para el deterioro de las relaciones amorosas de estas personas.
El activador de esos comportamientos subyace en la presencia de estrés en la
relación, en parejas con bajos niveles de estrés la posibilidad de crisis son menores943.
Otro ámbito disfuncional es la sexualidad de las personas con TLP, los problemas
más frecuentes se relacionan con promiscuidad sexual, reducción de la satisfacción
sexual, aburrimiento sexual y en contraposición algunos casos de evitación sexual. A
ello se suma la frecuente presencia de trastorno de identidad sexual y la ambivalencia
943 Bouchard, S., & Sabourin, S. (2009). Borderline personality disorder and couple dysfunctions. Current
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Conclusiones
Hace más de treinta años atendí a mi primera paciente con TLP, en aquella época
no conocía la fundamentación clínica ni teórica de ese trastorno. Ella me fue
guiando por las turbulencias de su historia, me dejó una frase como síntesis de su
problemática: “mi angustia es el grito desesperado de mi vacío”. Trabajé con ella
durante cuatro años aproximadamente, atendimos a su pareja y a sus hijos en el
Instituto Boliviano de Terapia Familiar (IBTF). Fue una de las más importantes
travesías de mi vida como terapeuta, aprendí a enfrentarme con el vacío existencial
y con las crisis desesperadas de esa persona. Por ella me interioricé en el estudio
apasionado del trastorno.
Con este artículo espero estimular a los investigadores y terapeutas jóvenes para que
puedan investigar al TLP con el afán de aliviar el sufrimiento de tantas personas
aquejadas por los síntomas y de quienes de una u otra forma deben aprender a
amarlos a pesar de sus conflictos.
muy lento, y a veces en el afán de cambio lo que hace es fortalecer los recursos
represivos inhabilitando la posibilidad de autorrealización de sus componentes.
959 Illich, I., Gintis, H., Greer, C., Postman, N., Gross, R., & Fairfield, R. P. (1977). Un mundo sin escuelas.
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Está el niño que no quiere, es aquél que sabe lo que quiere. Ya han definido su
vocación, entonces el colegio es un estorbo para su realización. Lo peor que le
puede pasar a un escolar es conocer sus potencialidades, porque entonces nada
de la escuela le podrá servir. Mi hijo decidió su vocación musical desde su niñez,
estudiaba en el Conservatorio de Música, ¡se aplazó en música!
Por último están los niños con mala formación previa. Provienen de aprendizajes
insuficientes para la asimilación de conocimientos exigidos por el nivel al cual
ingresan. Muy frecuente en hijos de militares, debido al trabajo de sus padres, deben
pasar temporadas en distintas poblaciones del país, no solamente deben adaptarse a
los nuevos entornos, sino deben enfrentar la deficiencia de su formación académica
previa. También suele pasar la improvisación de docentes sin la especialidad
requerida, quienes no dan los insumos requeridos.
La escuela tradicional encontró una solución inútil para los problemas académicos
de estos tres tipos de niños, la repetición del curso. ¿Esa medida favorecerá a alguno
de esos niños? George Reavis inventó una fábula ingeniosa965, le hice algunos
arreglos:
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965 Reavis, G. H. (2007). The animal school. The Agricultural Education Magazine, 80(2), 21.
plumas en el intento, está más decir que llegó entre los últimos. Le fue muy mal
en natación donde se esperaba que esté entre los mejores debido a las heridas no
logró nadar como lo sabía hacer. En vuelo reprobó y en escalada fue incapaz de dar
un paso. Al águila le iba muy bien, inalcanzable en vuelo, pero lo expulsaron de la
escuela porque pretendía escalar a su manera. Un conejito intentó natación pero
por poco se muere ahogado, en vuelo sufrió un accidente que lo dejó inhabilitado
para el resto de las materias. Le fue muy mal a un pez dorado, del cual es mejor ni
hablar. A quien le resultó genial la escuela fue a una mosca, montada sobre una
llama fue la primera en carreras, en vuelo fue la única competidora sobreviviente,
en escalada no le fue nada difícil y en nado lo hizo más o menos bien.
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La presencia del agresor en la consulta suele ser más bien extraordinaria, y las
veces que ocurre usualmente está ligado a demandas externas, juzgado de menores
o la propia escuela. Cuando la demanda terapéutica proviene de los padres,
generalmente ocurre como problema complementario a otros. Por ello, el trabajo se
hace dificultoso, puesto que el niño o adolescente es reacio a resolver su problema.
Algunos intentos han sido dados por modelos terapéuticos sistémicos, como la
terapia multisistémica990. Nuestro impacto es efectivo cuando trabajamos con la
familia, puesto que la experiencia del acoso escolar es devastadora para el hijo, los
padres y hermanos991.
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989 Wolke, D., & Lereya, S. T. (2015). Long-term effects of bullying. Archives of disease in childhood, 100(9),
879-885.
990 Henggeler, S. W., Cunningham, P. B., Pickrel, S. G., Schoenwald, S. K., & Brondino, M. J. (1996).
Multisystemic therapy: An effective violence prevention approach for serious juvenile offenders. Journal of
adolescence, 19(1), 47-61.
991 Powell, M. D., & Ladd, L. D. (2010). Bullying: A review of the literature and implications for family
therapists. The American Journal of Family Therapy, 38(3), 189-206.
Para concluir vale la pena reflexionar sobre la función del psicólogo sistémico en la
escuela. Las expectativas de la escuela se centran en utilizar el trabajo del psicólogo
para mantener la estabilidad del sistema. Puede definir la labor del psicólogo como
homeostato, chivo expiatorio y discriminador.
992 Moriana Elvira, J. A., & Herruzo Cabrera, J. (2004). Estrés y burnout en profesores. International journal
of clinical and health psychology, 4(3).
993 Leiter, M. P., Maslach, C., & Frame, K. (1998). Burnout. The encyclopedia of clinical psychology.
994 Pinto, B. & Roth, E. (2010). Síndrome de burnout, personalidad y satisfacción laboral en enfermeras de la
Ciudad de La Paz. Ajayu. Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología de la Universidad
Católica Boliviana” San Pablo”, 8(2).
bombero que debe apagar los incendios a través de conferencias, talleres, reuniones
con grupos y reflexiones con aquellos elementos disruptivos.
995 Pinto, B. (1999) Técnicas terapéuticas cognitivo sistémicas aplicadas a la terapia de pareja. Conferencia: X
Congreso Latinoamericano de Análisis y Modificación del Comportamiento. Caracas
El enfoque sistémico posibilita una visión más compleja de las relaciones humanas, al
introducir como factor de análisis a las relaciones interpersonales como prioritarias
durante la construcción de la realidad. Se trata de un enfoque proveniente de la
Teoría General de Sistemas, la Cibernética, la Teoría Matemática de la Información
Esa puesta en común es lo que Elkaim denomina “historia oficial” producto del
“mapa del mundo”999, mapa del mundo que coincide con las explicaciones del
modelo cognitivo de la psicología experimental, con el añadido de que cada mapa
configurará una construcción común, donde yo y tú hacen un NOSOTROS.
998 Sager, C. (1980) Contrato matrimonial y terapia de pareja. Buenos Aires: Amorrortu.
999 Elkaim, M. (1995) Si me amas no me ames. Buenos Aires: Paidós
patrones otorgados por las relaciones establecidas en nuestra familia de origen, sólo
es posible ver aquello que aprendimos a ver, no existe aquello que no podemos
nombrar, lo nuevo es asimilado sólo si tenemos referentes con los cuales establecer
la comparación de tal manera que logremos configurar una identidad del estímulo
diferente al estímulo padrón.
Debemos recordar que cada uno de los cónyuges trae a la relación su propia
enajenación mental (creer que pienso cuando en realidad me lo pensaron) y
ambos confrontan las realidades ajenas a la relación, es como que se diera una
complementación entre las configuraciones previas, así el alcohólico se casa con
la codependiente, el desamparado con la protectora, la fóbica social con el celoso
patológico. Dichas complementaciones ofrecen durante el proceso terapéutico
una resistencia notable al cambio, puesto que el sistema relacional patológico es
producto de un extraordinario equilibrio que imposibilita el cambio.
A las confrontaciones de las realidades inventadas que traen los amantes se deberá
sumar la realidad inventada que posee el terapeuta quien no está exento de haber
sido influenciado por su propia experiencia personal a lo que se suma el modelo
teórico que utiliza.
Uno de los problemas más severos de la TP es el problema del género y sus prejuicios,
si bien es cierto que la carga más pesada pero finalmente identificable es aquella que
pertenece a nuestra propia historia familiar, también lo es que cargamos mensajes
inculcados por la sociedad, dicha carga es menos perceptible. Los temas de género
derivan muchas veces en actitudes prejuiciosas sin que el actor de las mismas sea
conciente del prejuicio que subyace a las mismas.
En una sesión terapéutica donde se trataba el tema de las “farras” del esposo y
las constantes peleas que devenían cada vez que él retornaba a casa mareado, el
terapeuta que a sí mismo no se consideraba machista, narró la siguiente historia con
propósitos terapéuticos: “una vez mi perro escapó de la casa, al volver la empleada
lo golpeó de tal manera que la siguiente vez que salió nunca más retornó, desde
esa experiencia, cada vez que el nuevo perro que tengo sale de la casa le espero con
una agradable chuleta...” el terapeuta intentaba explicar con ello que la esposa al
reñir al esposo cada vez que éste llegaba mareado a casa lo que estaba consiguiendo
era que el marido evite la llegada a casa. Ni bien el terapeuta terminó de contar
la historia fue llamado detrás del espejo por la supervisora quien le hizo notar lo
escandalosamente machista que era la anécdota, el terapeuta no se había percatado
que con la historia estaba victimizando al “pobre borracho”.
prejuicios sólo es posible a través de la constante confrontación con los límites del
terapeuta por parte del equipo supervisor.
El terapeuta debe ser capaz de “entrar” a la lógica del pensamiento de cada uno
de los cónyuges, comprender los sistemas de creencias y respetarlos, aprender a
no parcializarse con ninguno, elaborar preguntas relacionales antes que causales,
recurrir a metáforas y anécdotas. No temer a la improvisación cuando existe
un marco teórico de referencia sólido, la TP requiere de mucha creatividad y
entusiasmo por parte del terapeuta quien deberá hacer uso de todos los recursos
a su alcance.
A modo de cierre…
Pero hay algo que tú sabes, aunque no sabes que lo sabes.
Milton Erickson
Esta recopilación se ha centrado en los temas más discutidos con mis colegas, a la
par he desarrollado profusamente tres cuadros clínicos: esquizofrenia, trastorno
límite de la personalidad y depresión. Quedaron en el tintero muchos otros. La
idea es que esto no acaba, y quizás nunca acabe, será tarea de equipo, quisiera que
el siguiente libro no sea recopilación de mis elucubraciones, sino tarea de cada uno
de mis colegas nacionales e internacionales.
Quiero centrarme en la Terapia de Pareja, porque se trata del campo clínico donde
centro la mayoría de mis esfuerzos. En este libro termino con una pincelada de ella,
esperando crear expectativa en el lector. Me quedo con el proyecto del trabajo con
mis colegas.
Espero que este libro sea una semilla para los psicólogos interesados en mejorar
sus condiciones de formación e inclinados al servicio, tenemos que lograr el alivio
del sufrimiento utilizando nuestros mejores recursos, ante nosotros está el desafío.