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La cuestión de la "transformación"
1
Engels evalúa también las contribuciones de Julius Wolf, Achille Loria y
George Stiebeling.
la circunstancia de que capitales de igual magnitud reclaman ganancias de
igual monto". Algunos capitalistas obtendrán por sus mercancías precios
superiores a sus "valores ideales", otros, precios inferiores, "pero puesto que
las pérdidas y los incrementos en materia de plusvalor se anulan
recíprocamente [...], la magnitud global del plusvalor es la misma que si
todos los precios de los valores ideales de las mercancías fuesen
proporcionales" [citado por Engels, Prólogo al libro III, K, VI, 11-12].
Schmidt, como Lexis, escribe que si se consideran las mercancías
individualmente, sus precios deben diferir de los valores, pero que estas
diferencias desaparecen cuando se considera el conjunto de las mercancías.
En el mismo sentido, Fireman explica que la fuente de la ganancia es la
plusvalía y que la transformación de la plusvalía (cuya magnitud es
proporcional a la explotación del trabajo) en ganancia (cuya magnitud es
proporcional al volumen del capital utilizado) es función de la relación entre
capital constante y capital variable; allí donde ésta sea más elevada, "las
mercancías se venden por encima de su valor"; allí donde sea más débil, "las
mercancías se venden por debajo de su valor". Esta disparidad, explica él,
entre precios y valores, no es una refutación del principio del valor. "Pues
por la circunstancia de que los precios de algunas mercancías ascienden por
encima de su valor en la misma medida en que los precios de otras
mercancías descienden por debajo del mismo, la suma total de los precios
permanece igual a la suma total de los valores ... «en última instancia»
desaparece la incongruencia" [ibídem, 17-18]. Estas condiciones, por
brevemente que estén enunciadas en los términos de uno u otro de estos tres
participantes en el debate, a saber, la igualdad de las sumas de los valores y
precios y de las plusvalías y ganancias así como el reparto de la plusvalía a
prorrata entre los capitales invertidos, son las que se extraen de la exposición
de Marx en el libro III.
Una vez publicado el libro III en 1894, era obvio que la naturaleza de
las contribuciones debía cambiar. Ya no se trataba de buscar la solución de
Marx prometida por Engels, sino de apreciar en ella el contenido accesible
desde entonces. Dos contribuciones, que fueron publicadas muy poco
después de la aparición del libro III, merecen ser mencionadas en primer
lugar, la de Werner Sombart [1894] y la de Conrad Schmidt [1895]. Ambos
se plantean la cuestión del significado del valor en el sistema de Marx.
Resumiendo el pensamiento de Sombart, Engels se expresa así en su
Apéndice y notas complementarias al tomo III de El capital publicado en
1895:
También Schmidt tiene sus reparos formales con respecto a la ley del valor. La
califica de hipótesis científica, establecida para explicar el proceso efectivo de
intercambio, hipótesis que se comporta frente a los fenómenos de los precios
competitivos -que en apariencia la contradicen por completo- como el punto de
partida teórico necesario, ineludible y revelador; en su opinión, sin la ley del valor
cesa toda comprensión teórica del engranaje económico de la realidad capitalista
[ibídem, 1131].
Böhm-Bawerk
2
En la sección titulada "La ley del valor, una ley de la producción
capitalista".
contradicción flagrante con los del libro I. Una de dos, dice él: o bien los
productos se intercambian en proporción al trabajo que contienen, como
Marx sostiene en el libro I; o bien, como sostiene esta vez en el libro III, hay
una igualación de las tasas de ganancia, en cuyo caso es imposible que los
productos se intercambien en proporción al trabajo incorporado. Llegar de
ahí a la conclusión de que los productos deben intercambiarse en
proporciones que se desvían de las cantidades de trabajo incorporado, no
accidental ni temporalmente, sino necesariamente y de manera permanente
es, dice él, "una pura y simple contradicción". No hay reconciliación posible,
explica él, entre la teoría de la tasa media de ganancia y de los precios de
producción y la teoría del valor. Esta conclusión debe obtenerla, piensa él,
"cualquiera que razone según la logica" [Böhm-Bawerk en Sweezy, dir.,
(1949) 1974, 49-50]. En apoyo a este veredicto, cita al economista italiano
Achille Loria [1895] para quien Marx "'en lugar de la solución' ha
proporcionado 'una mistificación'" y que describe al libro III de El capital
como "la campaña de Rusia" del sistema de Marx, "su 'bancarrota teórica
total'", un "suicidio científico", "la renuncia más formal a su doctrina misma"
y "la más total completa adhesión a las teorías más ortodoxas de los
detestados economistas" [ibídem, 50]. El hecho de que indudablemente
Marx previera que su solución sería juzgada como una ausencia de solución
y como una renuncia a su ley del valor explicaría que en algunos sitios
sintiera la necesidad de precisar que, aunque las relaciones de intercambio
estén dictadas por los precios de producción que difieren de los valores, la
ley del valor no deja por ello de desempeñar su papel y regular "en última
instancia" el movimiento de los precios de producción. La defensa que
ofrece Marx de su ley del valor reposa, según Böhm-Bawerk sobre los cuatro
"argumentos" siguientes cuyo examen constituye lo esencial de su crítica:
También Marx ha encarado de este modo la tarea de explicar la ley del valor. Se
puede hablar de una relación de cambio evidentemente sólo entre mercancías
particulares diferentes entre sí [ibídem, 53-54].
Pero entonces, prosigue él, ¿de qué puede servir llegar a condiciones
que solamente son válidas para el conjunto y razonar sobre sumas de valores
y precios?
Los marxistas, cuya ley del valor tenía como objetivo explicar el
intercambio a partir del trabajo incorporado en las mercancías, "se desdicen
de esta respuesta" cuando se trata de explicar el intercambio entre
3
Die Durchschnittsprofitrate auf Grundlage des Marxschen Wertgesetzes
(La tasa de ganancia media en los fundamentos de la ley del valor de Marx),
Stuttgart, 1889.
mercancías individuales, el único lugar en el que el problema tendría
sentido, para afirmarlo con mucha más fuerza solamente en el plano de la
masa global de mercancías producidas, allí donde la cuestión no tiene objeto
[ibídem, 54].
En lo que se refiere al segundo argumento, está reconocido
universalmente, escribe Böhm-Bawerk, que el trabajo, en tanto que factor de
producción, influye en los precios. Pero ocurre lo mismo con los otros
factores de producción. Por tanto, no se puede deducir de ello que sólo el
trabajo sea el determinante del valor. En la tesis que él atribuye a Marx como
tercer argumento, según la cual la ley del valor habría tenido una aplicación
directa en las condiciones "primitivas" o precapitalistas, Böhm-Bawerk
responde diciendo que Marx no ha proporcionado ni siquiera la sombra de
una prueba de tal situación histórica [ibídem, 61], lo que no se puede sino
suscribir tal y como se ha resaltado en la sección del capítulo precedente
titulada "La ley del valor, una ley de la producción capitalista". Por otra
parte, Böhm-Bawerk precisa con razón que este argumento no ha sido
desarrollado por Marx. Considera sin embargo que su sustancia impregna
todo el proceso de un razonamiento, dice él retomando extractos de El
capital, cuyo objetivo es ofrecer luz sobre la verdadera cuestión difícil, la de
"cómo se opera esta compensación de las ganancias para formar la cuota
general de ganancia" [ibídem, 59]. Con toda evidencia, la cuestión que
escapa aquí a Böhm-Bawerk es la de la articulación de los sucesivos niveles
de abstracción a través de los cuales Marx conduce el análisis, en primer
lugar el del valor y el del capital en general, que Böhm-Bawerk confunde
con la fase histórica de la pequeña producción mercantil o producción
precapitalista, y luego el de los capitales particulares y los precios de
producción, es decir, el de la producción específicamente capitalista.
Como tampoco regula directamente el intercambio de mercancías en la
producción precapitalista, encadena Böhm-Bawerk, la ley del valor no regula
indirectamente y en última instancia los precios de producción en la
producción capitalista. El cuarto argumento de Marx no podría sostenerse,
en primer lugar debido al hecho de que el valor total de las mercancías, que
es el eje de ellas, está desprovisto de sentido como la discusión del primer
argumento ha demostrado. Pero, aunque el valor tenga sentido, sus propios
componentes no podrían ser determinados sin hacer intervenir a los
elementos exteriores que son los precios de producción de las mercancías
que constituyen los bienes de consumo y los medios de producción, porque
estas mercancías son ellas mismas producidas en las condiciones de la
producción capitalista. Así, la determinación indirecta de los precios de
producción por los valores se encontraría sin fundamento.
La fuente fundamental de los errores de Marx, concluye Böhm-
Bawerk, reside en su apego a la teoría del valor-trabajo, teoría que lleva a
"ignorar [...] lo que se debería explicar", que no reposa más que en la
abstracción y violenta la realidad:
Hilferding
Así, mientras que para Böhm el trabajo es sólo uno de los factores de valoración de
los individuos, en el examen de Marx el trabajo es el fundamento y el tejido
conjuntivo de la sociedad humana; su grado de productividad y el método con que
está organizado condicionan el modo de ser de toda la vida social. Puesto que el
trabajo entendido en su determinación social, o sea como trabajo total de la
sociedad del que cada trabajo individual es sólo una parte alícuota, se lo considera
el principio del valor, los fenómenos económicos están sujetos a un conjunto de
leyes objetivas, independientes de la voluntad del individuo y dominadas por nexos
sociales [ibídem, 181].
Sobre esta base, la teoría del valor expresa relaciones entre individuos
y no entre cosas, aunque estas relaciones aparezcan como relaciones entre
cosas. El trabajo individual privado, fracción del trabajo social, no es
inmediatamente trabajo social. Debe ser validado, reconocido como trabajo
social por medio de mercancías y de su venta en el mercado [ibídem, 137].
Mientras que Böhm-Bawerk confunde valor y precio, no queriendo ver más
que las relaciones de intercambio entre mercancías y presentando la teoría
del valor de Marx como una teoría que pretende utilizar el tiempo de trabajo
como el factor técnico que mejor permite dar cuenta de estas relaciones,
Hilferding explica que "el trabajo es el principio del valor, y la ley del valor
es una realidad porque el trabajo es el vínculo que mantiene unida a la
sociedad descompuesta en sus átomos, y no porque sea el hecho
técnicamente más relevante". Hilferding insiste por tanto en la importancia
crucial de la dimensión social en el análisis del valor en Marx, dimensión
que no puede sino escapar a la escuela marginalista subjetivista. Así, Böhm-
Bawerk confunde sistemáticamente las propiedades naturales de las
mercancías y sus propiedades sociales al igual que confunde el trabajo
creador de valor de uso y el trabajo creador de valor [ibídem, 140-141]. Esta
confusión es particularmente la que se encuentra en el origen de su
incomprensión de la relación entre trabajo cualificado y trabajo no
cualificado4.
Comprendido así el valor, queda claro que las objeciones de Böhm-
Bawerk a la noción de "valor total", que está en el centro de lo que él ha
identificado como el primer "argumento" de Marx, quedan sin fundamento.
El valor en el sentido marxista es una magnitud objetiva cuantitativamente
determinada [ibídem, 159], lo que Böhm-Bawerk no puede comprender
porque no se puede decir lo mismo del valor determinado por la utilidad
marginal. Por otra parte, confunde valor de cambio y valor. El valor se
manifiesta como valor de cambio, pero el valor de cambio, considerado por
él mismo como un simple precio establecido en el mercado, queda sin
verdadero significado. Su nivel puede fluctuar, pero en promedio sigue
estando determinado por las condiciones objetivas de la producción de la
mercancía. Estas condiciones manifiestan su existencia por medio del
intercambio, pero tienen una existencia independiente, previa al
intercambio. Böhm-Bawerk reprocha a Marx ignorar el verdadero problema,
el de los valores de las mercancías individuales, y considerar solamente el
problema tautológico de la igualdad de la suma de los valores y la suma de
los precios. Hilferding explica que el significado específico de esta igualdad
es el de traducir el hecho de que no existe ninguna fuente de nuevo valor
fuera de la producción, de que la fuente de las ganancias se encuentra en la
producción y no en la circulación [ibídem, 159].
Para Böhm-Bawerk, la desviación entre valores y precios de
producción es la contradicción puesta al desnudo entre los análisis de los
libros I y III de El capital. Lo que es una contradicción insalvable para la
visión subjetivista, que sólo se interesa por las mercancías individuales, se
presta a una explicación racional cuando no se consideran ya las mercancías
y los capitales de los que ellas son el producto de manera aislada, sino la
relación social que las vincula. Los fenómenos de la sociedad capitalista
solamente pueden ser comprendidos si se los considera desde un punto de
vista social. Los capitales no son capitales individuales sino fracciones del
capital social. Los capitalistas no son capitalistas aislados; todos son
miembros de una misma clase y actúan juntos frente a la otra clase
fundamental, la de los trabajadores asalariados. Antes de enfrentarse en la
competencia para ganar su parte respectiva, sus esfuerzos conjuntos se
orientan al objetivo común que es la determinación de su parte común en el
4
Véase la sección del capítulo 1 titulada "El trabajo cualificado".
reparto del producto social.
Sin embargo, para Hilferding la ley del valor en su forma pura es una
ley de la producción precapitalista, que no deja de funcionar como ley social
en un estadio posterior del desarrollo histórico, sino que toma una forma
modificada cuando las mercancías son el producto de capitales. Así, "la
igualdad de las cantidades de trabajo es sólo condición para que el cambio
de mercancías se produzca según sus valores", es decir, en la producción
precapitalista. Hilferding prosigue explicando que "preso de su concepción
subjetivista, Böhm confunde tal condición con una condición del cambio en
general". Ahora bien, en la producción capitalista, quienes realizan el
intercambio "ya no son los productores que trabajan para sí, sino los
poseedores de capital"; el intercambio entre ellos sólo es normal si sus
ganancias son proporcionales al tamaño de sus capitales, es decir, cuando
ellos reciben la ganancia media, de manera que en adelante es la igualdad de
los gastos de capital y no ya la de los gastos de trabajo la que se refleja en el
intercambio [ibídem, 154-157, 183-184]. El intercambio de las mercancías a
su valor, escribe Hilferding, "constituye sólo un punto de partida teórico para
el análisis sucesivo". Pero para él, el intercambio según estas condiciones
domina "una fase histórica de la producción de mercancías, a la que
corresponde un determinado tipo de concurrencia" [ibídem, 183]. En
resumen, Hilferding se adhiere a la interpretación histórica del paso del valor
al precio de producción cuya inexactitud se ha subrayado en la sección del
capítulo precedente titulada "La ley del valor, una ley de la producción
capitalista". En los niveles de abstracción de la producción mercantil en
general y de la producción específicamente capitalista, sustituye los estadios
históricos de la producción mercantil simple y de la producción capitalista.
Debe subrayarse una segunda debilidad. Después de haber expuesto
claramente a lo largo de toda su contribución la distinción fundamental entre
el camino de la economía política en su versión subjetivista marginalista, y
la de El capital que lleva el subtítulo de crítica de la economía política,
Hilferding evoca, terminando su contribución, la visión ambigua de que "la
economía política dejaba de ser una ciencia burguesa, y que se había
fundado una ciencia proletaria" [ibídem, 189]. Esta perspectiva no es
conciliable con el método de Marx cuyas bases se oponen a las de la
economía política, como por otra parte el propio Hilferding sostiene algunas
páginas antes. Rechazando la problemática de Böhm-Bawerk para quien la
cuestión es saber si el método "subjetivo" o el método "objetivo" o una
combinación de los dos sería la mejor fórmula, él escribe: "no se trata en
absoluto de dos métodos distintos sino de dos concepciones diferentes de
toda la vida social, una de las cuales excluye a la otra" [ibídem, 181].
Más allá de estos deslices, es necesario retener la dimensión central de
la contribución de Hilferding, la caracterización de la sociedad mercantil
como una sociedad cuya especificidad es que la conexión y la coordinación
de los productores privados y, como consecuencia, el reparto del trabajo
social, pasan necesariamente por medio del valor, que por ello es la
expresión de las relaciones sociales de la sociedad capitalista. Este aspecto
ha sido desarrollado también por Rosa Luxemburg en su obra póstuma
titulada Introducción a la economía política [(1925) 1974, capítulo 4, 150-
182]. La evaluación de la contribución del joven socialista que era
Hilferding en 1902, en la que debe encontrarse la fuente de la inspiración de
numerosos trabajos, en particular de las elaboraciones ya mencionadas de
Rubin [(1928) 1974, 93-94], de ninguna manera podría estar influida por la
orientación teórica y política que tomó una etapa posterior de su vida y de la
parte de responsabilidad que tiene en el seno de la socialdemocracia en la
división del movimiento obrero alemán que favoreció la ascensión de Hitler
al poder en 1933. Precisemos a este respecto que él mismo fue una de las
víctimas del nazismo, asesinado por la Gestapo en 19415.
Lo menos que se puede decir es que la imposibilidad de conciliar los
métodos o las visiones del mundo afirmada por Hilferding no es una
interpretación que haya logrado unanimidad. Las dificultades de
comprensión del método de El capital y la convicción adquirida por muchos
de que los resultados del libro III de El capital reposaban sobre errores,
incluso simplemente que contradecían a los resultados del libro I, incitaron a
buscar los medios para corregir estos "errores", a revisar la teoría de Marx o
a intentar preservar partes de ella conciliándolas con el marginalismo. Al
pasar por una conciliación ecléctica entre la teoría del valor-trabajo y la
teoría marginalista de la utilidad, algunos autores, como Eduard Bernstein,
llegaron desde allí a un cuestionamiento completo del análisis de Marx.
Durante muchos años han tenido lugar debates muy interesantes a este
respecto entre "revisionistas" y "ortodoxos", de los que es imposible dar
cuenta aquí; los lectores interesados quedan invitados a remitirse a la obra ya
mencionada de Gilles Dostaler [1978]. Pero pronto estos debates iban a
transformarse en un debate matemático sobre la exactitud de la operación
por la cual los valores se transforman en precios. Las contribuciones de
Wolfgang Mühlpfort y Wilhelm Lexis en 1895 y luego de Mijail Tugán-
Baranowsky en 1905 fueron los primeros jalones de lo que iba a convertirse
5
Véase en particular la breve nota biográfica de Sweezy en la
presentación de la versión inglesa de su contribución y de la de Böhm-
Bawerk [Sweezy (1949), 14-18].
en el "problema de la transformación"; Ladislaus von Bortkiewicz le dio su
forma definitiva en 1906-1907.
Mühlpfort y Lexis
Así podemos alcanzar, mediante los medios empíricos más triviales, y sin ninguna
referencia a las ideas o las leyes inmanentes de la evolución, las mismas
conclusiones que las que se derivan de la ley de la plusvalía de Marx. Depende del
temperamento del individuo y de su punto de vista social, que vea en este resultado
una maravillosa armonía de intereses o un conflicto que debe llevar a la revolución
social [ibídem, 24].
Tugán-Baranowsky
c1+v1+pv1=w1
c2+v2+pv2=w2 (10.1)
c3+v3+pv3=w3
c1+c2+c3=w1
v1+v2+v3=w2 (10.2)
pv1+pv2+pv3=w3
6
Aquí, c y v representan el capital invertido C y V puesto que las
cantidades son las mismas en la hipótesis de una tasa de rotación igual a 1.
Esta misma hipótesis será retomada a lo largo de todo el presente capítulo.
estos datos se puede obtener una "tasa de plusvalía en precios de
producción" en la que se establezca la relación entre la ganancia total y el
capital variable total en precios de producción, pv/(v)=125/200=62,5%.
Se puede verificar que las cifras del ejemplo en precios del cuadro 10.1
verifican las condiciones de la reproducción simple, establecidas en valores
por las ecuaciones (10.2). Lo mismo ocurre con las cifras en valor del cuadro
10.2 que Tugán-Baranowsky hace derivar de las precedentes. Las
condiciones de la reproducción simple han sido preservadas por tanto por la
tranformación de los precios de producción en valores. Por el contrario, la
tasa de ganancia en valor, pv/(c+v)=29,6%, y la tasa de plusvalía en valor,
pv/v=66,7%, difieren de las expresiones correspondientes en precios de
producción. Lo mismo ocurre con la suma de los valores que difiere de la
suma de los precios de producción, y de la suma de las plusvalías que difiere
de la suma de las ganancias.
Cuadro 10.1
(magnitudes expresadas en precios de producción)
Sector Capital Capital Ganancia Precio de
constante variable producción
c v g ppr
1 180 60 60 300
2 80 80 40 200
3 40 60 25 125
Total 300 200 125 625
Cuadro 10.2
(magnitudes expresadas en valores)
Sector Capital Capital Plusvalía Valor
constante variable
c v pv w
1 225 90 60 375
2 100 120 80 300
3 50 90 60 200
Total 375 300 200 875
Bortkiewicz
7
El título del artículo publicado en 1907 en la revista Jahrbücher für
Nationalökonomie und Statistik (Anuarios de Economía Nacional y
Estadística) es "Zur Berechtigung der grundlegenden theoretischen
Konstruction von Marx im dritten Band des Kapital". El artículo fue
publicado en español por "Cuadernos de Pasado y Presente", Buenos Aires,
1974, con el título de "Contribución a una rectificación de los fundamentos
de la construcción teórica de Marx en el volumen III de El capital.
8
Con el título de "Wertrechnung und Preisrechnung im Marxschen
System", traducido al inglés como "Value and Price in the Marxian System"
(Valor y precio en el sistema marxista), International Economic Papers, nº
2, 1952.
reproducción simple son la igualdad de la oferta y la demanda en cada
uno de los tres sectores. Teniendo los símbolos el mismo significado que
anteriormente, podemos escribirlos como sigue combinando las
ecuaciones (10.1) y (10.2) obtenidas en la sección precedente1:
c1+v1+pv1=c1+c2+c3
c2+v2+pv2=v1+v2+v3 (10.3)
c3+v3+pv3=pv1+pv2+pv3
ppri=cix+viy+r(cix+viy) (i=1,2,3)
en donde (10.5)
r=pvz/(cx+vy) distinto de gm'=pv/(c+v)
(1+r)(c1x+v1y)=(c1+c2+c3)x
(1+r)(c2x+v2y)=(v1+v2+v3)y (10.7)
(1+r)(c3x+v3y)=(pv1+pv2+pv3)z
(c)x+(v)y+(pv)z=c+v+pv
z=1
r[(c1+c2+c3)x+(v1+v2+v3)y] = (pv1+pv2+pv3)
suma de las ganancias = suma de las plusvalías
De cara a simplficar la forma de las ecuaciones (10.7) en donde
z=1, Bortkiewicz plantea las siguientes definiciones:
s(x+f1y)=h1x (10.9)
s(x+f2y)=h2y (10.10)
s(x+f3y)=h3 (10.11)
x=f1ys/(h1-s) (10.12)
(f1-f2)s2+(f2h1+h2)s-h1h2=0
s={-(f2h1+h2)+[(f2h1+h2)2+4(f1-f2)h1h2]1/2}/2(f1-f2) (10.13)
y=h3/[h2+(f3-f2)s] (10.14)
Cuadro 10.3
(magnitudes expresadas en precios de producción)
Sector Capital Capital Ganancia Precio de
constante variable producción
c v g ppr
1 288 96 96 480
2 128 128 64 320
3 64 96 40 200
Total 480 320 200 1.000
[...] es absolutamente necesario sacar de algún sitio los datos físicos y técnicos
del modelo. Sin ellos no es posible ninguna formulación del equilibrio ni
ninguna comparación válida entre los dos regímenes [de valores y de precios;
ndt]. Bortkiewicz reconocía que si tuviésemos primero los valores totales de
las industrias, podríamos utilizarlos para calcular la información acerca de los
coeficientes a, tras lo cual los valores se dejan en efecto abandonados para
hacer el cálculo de los precios [1971 (1975), 274].
- Aa, Ba, ..., Ka: las cantidades de las mercancías a, b, ..., k consumidas
anualmente como medios de producción por el sector que produce la
mercancía a;
- Ab, Bb, ..., Kb: las cantidades de las mercancías a, b, ..., k consumidas
anualmente como medios de producción por el sector que produce la
mercancía b;
- Ak, Bk, ..., Kk: las cantidades de las mercancías a, b, ..., k consumidas
anualmente como medios de producción por el sector que produce la
mercancía k;
- La, Lb, ..., Lk: las cantidades de trabajo utilizadas en los sectores que
producen las mercancías a, b, ..., k.
Estas cantidades son los datos del problema. Las incógnitas son:
Precios, salarios y tasa de ganancia deben ser tales que los medios
de producción consumidos en cada sector se reproduzcan y que cada
sector realice sobre estos medios de producción una ganancia conforme a
la tasa media de ganancia. Estas condiciones están inscritas en las k
ecuaciones siguientes:
(Aapa+Bapb+...+Kapk)(1+r)+Law=Apa
(Abpa+Bbpb+...+Kbpk)(1+r)+Lbw=Bpb (10.15)
(Akpa+Bkpb+...+Kkpk)(1+r)+Lkw=Kpk
[A-(Aa+Ab+...+Ak)]pa+[B-(Ba+Bb+...+Bk)]pb+...+[K-
(Ka+Kb+...+Kk)]pk=1
Esta última ecuación plantea el precio del producto neto como igual
a 1. En resumen, define la unidad en la que están expresados los k precios
y el salario. Tenemos en total k+1 ecuaciones y k+2 incógnitas, los k
precios, r y w. Para que el sistema sea determinado, es necesario fijar
arbitrariamente una de ellas, como por ejemplo el salario w; entonces
pueden ser calculados los k precios y la tasa de ganancia. Comparando las
ecuaciones (10.15) con las ecuaciones (10.4), (10.5), (10.6) y (10.7) se
constatará que, contrariamente a Marx y a Bortkiewicz, Sraffa no
considera los salarios como un adelanto de capital (variable), sino como
sumas pagadas post factum en tanto que fracción del producto anual. Por
tanto, la ganancia está establecida a partir únicamente de los adelantos de
capital que son los medios de producción.
Con este modelo, Sraffa pretende estudiar el problema que los
clásicos como Smith y Ricardo habían planteado, el del efecto en la
formación de los precios y de las ganancias de la entrada en escena de
una clase de capitalistas, a partir de una economía precapitalista en la que
las relaciones de intercambio estaban fundadas en la existencia de un
único "factor" remunerado, el trabajo, y en la que en consecuencia reinaba
la ley del valor-trabajo. Puesto que se ha definido el producto neto como
igual a 1, el salario w puede variar entre 0 y 1. Si w=1, entonces todo el
producto revierte a los trabajadores: esta situación corresponde al "estadio
atrasado y rudimentario" de la sociedad del que habla Smith, sociedad en
la que no hay capitalistas ni, en consecuencia, ganancia. La venta de las
mercancías a un precio establecido solamente por la cantidad de trabajo
incorporado se presenta así como un caso particular de la solución
general. Si w está comprendido entre 0 y 1, estamos en presencia de una
economía capitalista en la que el producto neto se reparte entre salarios y
ganancias; en esta situación, los precios ya no están determinados
solamente por el gasto en tiempo de trabajo. La clave del movimiento de
los precios relativos consecutivo a una modificación del salario, explica
Sraffa, se encuentra "en la desigualdad de las proporciones en que el
trabajo y los medios de producción son empleados en las diferentes
industrias" [(1960) 1975, 30].
Pero estos medios de producción han sido ellos mismos producidos
por otros medios de producción cuyas variaciones de precios
consecutivas a variaciones de salarios dependen también de la
desigualdad de las proporciones según las cuales el trabajo y los medios
de producción se combinan en su producción, y así sucesivamente para
todas las etapas anteriores. Al efectuar las sustituciones sucesivas
apropiadas en cada una de las ecuaciones de (10.15), se llega a expresar
los valores producidos de cada mercancía en cantidades de "trabajo
fechado", es decir, de trabajo efectuado a lo largo de los períodos
anteriores al período en curso; por ejemplo, para el sector a:
Apa=Law+La1w(1+r)+La2w(1+r)2+...+Lanw(1+r)n+...
r=rmax(1-w)
Efectivamente, tenemos:
(v2+pv2)/c2 = valor del producto neto del sector promedio/valor de los
medios de producción utilizados por el sector promedio = rmax
(1+r)(c1x+v1y)=w1x
(1+r)(c2x+v2y)=w2x
(1+r)(c3x+v3y)=w3x
(w1+w2+w3)/(v1+v2+v3) = (w1x+w2y+w3z)/(v1y+v2y+v3y)
En otros términos, la suma de los valores es igual a la suma de los
precios en la medida en que estas cantidades estén expresadas en relación
a los valores y a los precios de los bienes del sector 2, es decir, de los
bienes consumidos por los trabajadores. Este resultado depende de que la
composición orgánica del sector 2 sea la composición media.
9
Véase Howard y King [1992, II, 268-271] para un balance de este
debate; un buen número de contribuciones están reproducidas en Wood
[1998, III].
Después de la publicación de la obra de Sraffa, Production of
Commodities by Means of Commodities (Producción de mercancías por
medio de mercancías) en 1960, era natural que la búsqueda de medios
para asegurar la "invariancia" en el proceso de transformación estuviera
influida por la construcción sraffiana de la mercancía-patrón. A Alfredo
Medio [1972] le corresponde el haber explorado esta pista. Medio precisa
en primer lugar los términos en los que considera la transformación.
Haciéndose cargo de los propósitos de Nobuo Okishio, para quien "los
precios y la tasa de ganancia no pueden determinarse sólo por un
conocimiento de los valores, es decir, [...] cantidades de tiempo de
trabajo incorporadas en diversas mercancías", afirma que resulta evidente
que "'el problema de la transformación' no tiene solución en estos
términos". Pero, dice él, "me parece claro que Marx siempre supuso que
las condiciones técnicas de la producción son un dato del problema"
[1972, 331]. Nos encontramos aquí con la dimensión esencial que está en
la base de los análisis neorricardiano y neoclásico, o sea, la interpretación
del valor en términos técnicos. Por otra parte, Medio estima que es
crucial, en el problema de la transformación, la necesidad de demostrar la
existencia de una mercancía promedio cuyo precio es igual a su valor
cualquiera que sea la tasa media de ganancia [ibídem]. Él construye
matemáticamente tal "bien promedio", más precisamente un sistema-
patrón que produce los medios de producción necesarios para la
producción del "bien promedio" como en el sistema de Sraffa, en el
interior del cual la invariancia está protegida. Particularmente, muestra
que la fórmula de la tasa de ganancia r=pv'/(1+c/v) tal como la definió
Marx sigue siendo cierta en el seno del sistema-patrón. A continuación
afirma que este sistema puede ser considerado como representativo de la
economía en su globalidad.
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En cuanto a los principales artículos publicados en revistas, véanse
particularmente los textos recopilados por J. C. Wood [1988] y por J. E.
King [1990]. Respecto a los libros recopilatorios de textos, mencionemos en
particular Schwartz [1977], Steedman [1981], Mandel y Freeman [1984] y
Dostaler y Lagueaux [1985].
"defensa" de Marx en el terreno de la ortodoxia le conduzca finalmente a
dar la espalda a la teoría del valor y a "sugerir a los economistas marxistas
que es imprescindible que cambien radicalmente su actitud para con la
teoría del valor trabajo, [una teoría que] como medio de determinación de
las cantidades de trabajo directa o indirectamente necesarias para
producir mercancías con las técnicas de producción que se emplean
realmente en las economías capitalistas, no resulta en absoluto
satisfactoria" [ibídem, 206].
Las interpretaciones de Marx en términos de modelos económicos
lineales de equilibrio general inspirados en los trabajos de Leontief y Von
Neumann, de los que el de Morishima es el ejemplo clásico, han sido
completados por análisis que se basan en una axiomática inspirada en los
trabajos de Kenneth Arrow y Gérard Debreu, que han demostrado que los
mismos resultados pueden obtenerse en ausencia de la hipótesis de
linealidad [Roemer, 1980].