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FERNANDO PESOA
Clase N° 1: “Sentipensamiento”
“Cuando un niño habla por primera vez su monosílabo suele ser todo el
universo balbuceante. Con un lenguaje libre y sin orden, como un juego
infantil. Un lenguaje libre es un pensamiento libre….sin rumbo ….sin
mapa…”. Carlos Skliar
El espejo en el espejo
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-¿Por qué no vas más de prisa? ¡Ya sabes lo que significa para mí llegar
a tiempo a la fiesta!
¿Sois un circo?
-De las Montañas del Cielo -respondió el muchacho-, pero de eso hace
ya mucho tiempo.
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estrellas. Cada uno de nosotros estaba sobre una cumbre distinta y nos
gritábamos las palabras. Actuábamos sin cesar, pues aquel espectáculo
mantenía unido al mundo. Pero ahora lo ha olvidado ya también la
mayoría de nosotros. Hace ya demasiado tiempo.
-Había sucedido una gran desgracia, bella dama: Un día nos dimos
cuenta de que faltaba una palabra. Nadie nos la había robado, tampoco
la habíamos olvidado. Sencillamente ya no estaba. Pero sin esa palabra
no podíamos seguir actuando, porque ya nada daba sentido. Era
precisamente la palabra por la que todo se relaciona con todo.
¿Comprende, bella dama? Desde entonces viajamos de un lado a otro
para encontrarla de nuevo.
-Sí -dijo el viejo, asintiendo serio con la cabeza-, seguro, bella dama,
que usted también se habrá dado cuenta ya de que el mundo sólo se
compone de fragmentos que no tienen nada que ver los unos con los
otros. Eso es así desde que perdimos la palabra. Y lo peor es que los
fragmentos se siguen descomponiendo y quedan cada vez menos cosas
que guarden relación entre sí. Si no encontramos la palabra que reúna
todo con todo, un día el mundo se pulverizará por completo. Por eso
viajamos y la buscamos.
-Ah -dijo la dama-, entonces sabéis siempre dónde tenéis que ir?
3
La dama se quedó mirando a la niña durante largo tiempo, luego
preguntó en voz baja:
-¡Gracias a Dios! dijo el cojo-, ya creía que quería irse de verdad con
ésos.
-¿Qué quieres?
Michael Ende
4
Aprender
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los imperativos contemporáneos donde toda actividad debe ser provechosa,
rentable. La caminata es inútil, como todas las actividades esenciales.
Superflua y gratuita, no conduce a nada de no ser a sí mismo tras
innumerables desvíos. Nunca está subordinada a uno objetivo sino a una
intención, la de recuperar su aliento, un poco de ligereza, unas ganas de
salir de su casa. El destino no es más que un pretexto, ir más más allá
que a otra parte, pero la próxima vez será a otra parte más que allá. En
este sentido, la caminata es la irrupción del juego en la vida cotidiana, una
actividad consagrada solamente a pasar algunas horas de paz antes de
volver a casa con una provisión de imágenes, de sonidos, de sabores, de
encuentros...
Caminar es un largo viaje a cielo abierto y al aire libre del mundo en la
disponibilidad de lo que viene.
Es mediodía y James Baldwin está caminando con un amigo por las calles
del sur de la isla de Manhattan. La luz roja los detiene en una esquina.
—Mira —le dice el amigo señalando el suelo.
Baldwin mira. No ve nada.
—Mira, mira.
Nada. Allí no hay nada que mirar, nada que ver. Un cochino charquito de
agua contra el borde de la acera y nada más. Pero el amigo insiste:
—¿Ves? ¿Estás viendo?
Y entonces Baldwin clava la mirada y ve. Ve una mancha de aceite
estremeciéndose en el charco. Después, en la mancha de aceite ve el arco
iris. Y más adentro, charco adentro, la calle pasa, y la gente pasa por la
calle, los náufragos y los locos y los magos, y el mundo entero pasa,
asombroso mundo lleno de mundos que en el mundo fulguran; y así gracias
a un amigo, Baldwin ve, por primera vez en su vida ve.
Aprendiendo a ver – Eduardo Galeano